Dark Chat

viernes, 17 de junio de 2011

Corazón de Hierro

CAP.15 Sentimientos, Edward POV

― Bella— susurre solo en mi habitación, eran las once de la mañana y aun no podía levantarme de la cama, aun me dolía no haberla tenido aquí en la mañana para besarla y abrazarla como ahora sentía la necesidad.

Estaba inmerso en mis pensamientos solo me bastaba con cerrar los ojos para que las hermosas imágenes vinieran a mi cabeza, Bella era todo lo que siempre había buscado, ella había convertido mi vida en un torbellino, uno que me hacia subir y bajar constantemente envuelto en las más confusas emociones. ¿Estaba sintiendo nuevamente?, si. Me alegre al pensar que nuevamente en mi cabeza había algo más que trabajo y odio. Yo sabía que mi corazón y muchas cosas más en mi se habían hecho de hierro hace mucho tiempo atrás pero con ella sentía que el calor penetraba cada vez más rápido en mi cuerpo, y me gustaba. Un suave golpe en la puerta me saco de mis cavilaciones, la figura de Will se metió en la habitación, venia con el teléfono en la mano.

― Sr. su abogado lo llama— me dijo con una leve sonrisa delatando por lo que seria

― Genial, pásamelo— le pedí, me senté en la cama mas emocionado que de costumbre, sin darme cuenta de que conocí a Bella las emociones y sentimientos humanos se habían vuelto parte de mi vida— ¿diga?

― Sr. Cullen soy Alexis, en este momento voy de camino a entrevistarme con la Señorita Swan.

― ¡bien!— exclame— entonces echa a andar el plan, dale todas las facilidades que ella pida pero de igual manera inventa algo para que todo no sea tan fácil, pídele un pago por adelantado o algo así. Cualquier cosa me llamas por favor, cuando ya todo esté listo avísame

― Si señor— sonreí

― Adiós

― Adiós—

Apreté el teléfono y por primera vez solté una enorme sonrisa de satisfacción, a pesar de lo dolido que aun estaba me alegraba que ella pudiera salir de esa maldita casa, daría lo que fuera por verla en este momento, por ver su enorme sonrisa y su expresión de alegría, ¿Qué estaba haciendo?... me detuve en el mismo instante que esa pregunta paso por mi cabeza, me estaba preocupando demasiado por ella, sin duda ese era un sentimiento nuevo para mí, preocuparse por una mujer con la que no llevas ningún lazo de sangre. Will me miro extraño pero no acoto nada, se llevo el teléfono y se retiro. Hoy era sábado, en mis días normales hoy me vestiría casual e iría a la oficina a adelantar trabajo para la próxima semana pero como hoy no era uno de esos días decidí no ir y quedarme en casa descansando. Nuevamente unos suaves golpes irrumpieron en la habitación, Will otra vez con el teléfono.

― Sr. lo llama su hermana— me extendió el aparato

― Gracias Will, Hola pequeño demonio— le dije sonriendo

― Muy gracioso Edward ¿Cómo estás?

― Bien— le mentí, nadie en mi familia sabía lo que realmente me pasaba

― Has tenido alguna crisis últimamente

― No, solo la de la otra vez, nada más.

― ¿estás seguro?

― Claro que sí pero porque llamas ¿le paso algo a mama?

― No, a papa en realidad— mi cuerpo se tenso de solo escuchar de él.

― ¿Qué pasa?— pregunte con la voz osca, algo en mi se enardecía siempre que hablábamos de él.

― Le están volviendo los problemas al corazón

― ¿sí?, que vaya al médico entonces— le dije sin ninguna emoción

― Lo hizo pero le dijeron que su corazón cada día está más débil— mi padre ya era un hombre de más de cuarenta y cinco años, a pesar de eso aun era joven pero sus constantes excesos con el trabajo y otros vicios mas lo hacían un hombre ya débil que tenía que cuidarse constantemente su salud.

― ¿y cómo esta mama?

― Preocupada pero consciente de la situación, ella espera que vengas un día para acá, la otra vez estuviste tan poco— mi madre siempre había albergado la enorme posibilidad de que mi padre y yo nos reconciliáramos y arregláramos nuestras diferencias pero lamentablemente el daño estaba hecho, era mucho lo que había que sanar, el tiempo nunca nos alcanzaría para sanar todas nuestras heridas.

― Algún día Alice, sabes que tengo mucho trabajo

― ¿trabajo solamente?— rio— ¡vamos Edward! ¿no me digas que aun estas casado con tu profesión?— inmediatamente la cara de Bella apareció en mi mente pero tenía que dejarla alejada de mi familia por su propio bien.

― Aun Alice, aun. Sabes lo mucho que odio que me controlen, no creo que exista una mujer capaz de aguantar este genio— comente sin ganas

― Capaz que algún día aparezca esa valiente que te hará cambiar, bueno cariño me voy porque Níko está llorando como loco en brazos de Jasper— reí

― ¿Cómo esta mi pequeñito?— pregunte enternecido por el chico, mi sobrino despertaba los sentimientos más paternales que podía existir en mi.

― Bien, cada día más grande y hambriento, sabes que se parece mucho a Níkolas— me dijo refiriéndose a mi hermano mayor fallecido— creo que el nombre le calzo justo

― Níkolas Andrew Whitlock Cullen— repetí para ella

― Si, es hermoso ¿no lo crees?

― Si, igual que el dueño, nos vemos Alice, cuídate y me llamas si pasa algo mas grave

― ¿vendrás?— pregunto

― Iré, así que llámame.

― Bien, nos hablamos hermanito, cuídate.

― Adiós

― Adiós

Suspire lentamente, me tire en la cama a pensar lo que me había dicho Alice, a pesar de ser un maldito demonio era mi padre, como dicen la sangre tira y la mía lo hacía en estos casos, aunque él no se merecía nada de mi aun así me preocupaba que le pasara algo, mas por mi madre que por él, perder a otro miembro de la familia en estos días la derrumbaría por completo. Mire hacia el techo, la luz se colaba con gran fuerza por los enormes ventanales de mi habitación pero a pesar de todo seguía viéndose lúgubre y sin vida, antes no me había interesado que se viera cálida y acogedora pero por alguna razón ahora la sentía más fría que de costumbre ¿será porque estoy solo sin ella? ¿Será?, creo que sí.

Mi día fue una completa tortura, Alexis me llamo a eso de las cinco de la tarde para avisarme que Bella estaba lista y completamente instalada, la única alegría del día porque lo demás se había remitido a puro dolor, mi cabeza había estado explotándome todo el día. me mantuve acostado y durmiendo todo lo que pude, en un momento Will me dijo que llamaría a Bella al verme así de mal pero no quería que fuera molestada y menos por mí, ella tenía que disfrutar de la alegría de estar libre, por el informe también había averiguado que la madrastra de Bella estaba por salir de la cárcel, había caído dentro por golpear a su hija pequeña y al padre de Bella, tendría todos mis ojos puestos en ella, no quería que se entrometiera en la felicidad de Bella y la de su familia. Tal vez mi preocupación era absurda hace solo unos meses no me importaba nadie más que mi empresa y yo pero ahora todo lo que era estaba concentrado en esa mujer que me robaba el aliento.

Por suerte el día domingo todo fue más calmado, pensé todo el día pensando en ella y lo que había pasado, sin duda hacer el amor con ella coronaba las mejores noches de toda mi existencia, jamás las había contado pero si tuviera que hacerlo esta sería la primera de la lista. Sentía que Bella y todo este torrente de sentimientos era un mundo aparte en mi vida pero me… asustaba, no saber qué cosa sentía ella ¿sentía algo?, yo como siempre ponía esta horrible coraza de hierro por delante, ¿Por qué? Porque tenía que proteger lo poco que me quedaba de alma, que había sido rasgada y desaparecida con todo lo que paso en mi vida. Sabía que era una injusticia con quien no había tenido nada que ver pero ¿Quién me entendía a mí? ¿Alguien se preocupaba de porque yo era así?, nadie, nadie jamás se detenía a pensar si en mi vida había algo más que trabajo y hierro.

La mañana del lunes estaba completamente nervioso, ¿Qué pasaría? ¿Ella me rehuiría? ¿Olvidaría lo que paso?, no tenía ni la mejor idea de cómo reaccionaría frente a ella, esto definitivamente era algo que jamás había experimentado, en muy pocas oportunidades volvía a ver a las mujeres con las que me había acostado y lo peor de todo es que jamás me había sentido nervioso al anticipar el momento. Estaba en el comedor tomando mi desayuno cuando tan puntual como siempre el timbre de la mansión sonó, vi a Will pasar hacia la puerta, me quede en completo silencio, rápidamente tome el periódico y fingí que lo estaba leyendo, no tenía el valor para mirarla a la cara de frente y sentir el rechazo de su mirada. Los pasos se hacían cada vez más fuertes, la voz de Will me hizo dar un imperceptible respingo.

― La señorita Swan, Señor— dijo y yo levante mis ojos, nuestras miradas se conectaron y para mi desgracia un dolor nuevo recorrió por mi cuerpo, sus ojos no demostraban nada, ningún tipo de sentimientos, sentía su mirada vacía, ahora podía estar seguro de que ella no había sentido nada, ¿solo había sido buen sexo y nada más?

― Buenos Días— la salude frio, tenía que proteger los resquicios de mi alma, me pare para no volver a contemplar su hermosa figura— prepara mi auto Will.

― Si señor— sin dar pie a nada mas tome mis cosas y me pare frente a ella

― Espero venga preparada, hoy estaremos todo el día en la oficina— la mire fijamente, a pesar de todo moría de ganas por besarla, por tomarla y llevarla a mi habitación, quería escucharla gemir mi nombre y hacerle el año hasta que no pudiera mas. Mi cabeza se comenzó a revolucionar al igual que todo mi ser, me enoje más aun, ¿acaso ni siquiera podía controlarme?— y espero se cuide por lo que paso el viernes, no quiero un hijo bastardo en esta parte del mundo— antes de que ella pudiera decirme algo camine hacia fuera, mis ojos no se despegaron de un punto invisible, sabía que tal vez era un maldito imbécil por tratarla así pero no quería seguir sintiendo nada si ella solo estaba aquí por trabajo y por sexo, no sabía cuando había sucedido pero yo ya no quería solamente sexo con ella pero aun no podía identificar cual era la otra necesidad de ella que tenia.

La mañana fue más estresante que de costumbre, hoy día seria una horrible pesadilla, lamentablemente tendría que encontrarme al maldito de Aro mis empleados estaba algo nerviosos por la presencia de él. Toda la mañana fue papeleo tras papeleo, ni siquiera sabía la hora que era pero un maldito dolor me estaba martillando la cabeza, lleve mis manos a mis sienes y las masajee por algunos minutos, mire Bella y ella estaba concentrada en uno de sus libros, la actividad que hacia mientras estábamos en la oficina, la había mirado toda la mañana cuantas veces había podido pero ella parecía no percatarse que mis ojos ansiaban con ver los suyos y buscaban aun mas contacto del que ya habíamos tenido, una puntada atravesó mi cabeza y solté un pequeño gemido, cerré mis ojos muy fuerte hasta que la suave voz de Bella me hizo reaccionar.

― Sr. Cullen ¿está bien?— me pregunto, me gire para mirarla y me la encontré a escasos centímetros de distancia ¡¿Qué demonios pretendía? ¿poner mi autocontrol a prueba?, di un respingo y me pare rápidamente, lo que fue peor

― No, estoy bien— le dije pero un mareo me ataco haciéndome tambalear, sus manos me tomaron y me arrastraron hacia el sillón, no lo impedí ya que de verdad me sentía extremadamente mal— esto es peor de lo que imaginaba— comente con una de mis manos en la frente

― ¿le duele la cabeza?— asentí— ¿mucho?— volví a asentir

― No sé qué demonios pasa conmigo— le dije molesto por estas malditas crisis

― Creo que su sistema nervioso le está pasando la cuenta.

― ¿a qué se refiere?— levante mis ojos y la mire fijamente, un leve escalofrió recorrió mi piel.

― A que— comenzó a tartamudear ¿se había puesto nerviosa?— su sistema esta tan estresado y colapsado que creo que es por eso que su cerebro se "desconecta" del cuerpo.

― Una interesante teoría— bufe y ella frunció su ceño

― Es solo una acotación Sr. me he dado cuenta que vez que usted se enfrenta a algún tipo de estrés su cerebro reacciona de esa manera. Espéreme aquí, iré por una de sus pastillas

Se alejo del sillón y se metió de cabeza a buscar los medicamentos, se iba a dirigir a buscar agua pero la detuve antes de que lo hiciera.

― ¿podría ir por un jugo por favor? El sabor de estas me desagrada.

― Claro, le diré a Irene que me ayude con eso, vuelvo enseguida— me respondió saliendo de la habitación.

El silencio de la oficina me rodeo por completo, aun estaba en el ambiente el olor de su perfume, tan adictivo, tan de ella. Isabella Marie Swan era la mujer que provocaba un conflicto interno desbastador en mi, cuando se trataba de ella mi mente no podía pensar mucho, solo sentía… sentía todo en relación a ella, de verdad me asustaba sentirme así con ella, me asustaba de verdad porque no sabía cómo enfrentarme a una situación como esta, no tenía idea de cómo actuar. Pase mucho tiempo solo mirando el techo, Bella aun no volvía

― ¿Dónde demonios esta?— dije levantándome del sillón, mire la hora y creo que casi había pasado una hora de que ella se había ido, sin pensarlo dos veces me pare e ignore mi dolor y fui por ella. le pregunte a Irene donde había ido y me indico la cafetería del piso, cuando llegue me encontré la peor escena que podía haber imaginado, ella estaba hablando con Aro Vulturi, mi peor enemigo.

― Wow, una enfermera. Bastante perdida andas entonces, debes sentirte como un pez en el agua— le decía el maldito, me puse en la orilla de la muralla a escuchar, me importaba una mierda que alguien se pusiera a mirarme, estaba cegado, cada vez mis ojos se iban tiñendo del color de la rabia incontenible que llenaba mi corazón, tenía unas ganas enormes de ir y tomarla en mis brazos y alejarla de él, besarla y reclamarla como mía, ese cuerpo tenía mi nombre en su piel, sabía que nadie más podría decir nunca lo mismo, solo yo.

― Algo así— se rio junto a él, el sentimiento se triplico en cosa de segundos— las empresas, las finanzas y ese tipo de cosas nunca habían sido lo mío.

― ¿Cuál es tu nombre?—le pregunto mirándola de pies a cabeza, sus malditos ojos tenían el deseo pegado en ellos, ¡maldito imbécil! No podía evitarlo más, el sentimiento me sobrepasaba, tenía que intervenir no podía dejar que ella fuera presa de los encantos de ese hombre, no ella, no Bella.

― Isabella pero todos me dicen Bella… y ¿el tuyo?

― Aro— le respondí antes de que él lo hiciera, Bella se giro para encontrarse con mi disgustada y enrabiada mirada.

― Se… Señor Cullen— tartamudeo nerviosa

― ¿Cómo estas Aro?— pregunte ignorándola, si veía ese rostro una vez más podría llevármela al hombro a mi oficina y mantenerla encerrada lejos de este animal por toda su vida.

― Bien Cullen, pero veo que tú no estás muy bien. Bueno más tarde me paso por tu oficina para que hablemos, nos vemos Linda Bella— le dijo sin ninguna vergüenza, apreté mis puños hasta que enterré mis dedos en la piel de mis palmas, temblé por la ira que recorría todo mi ser.

― Sr. Cullen— intento hablar

― A mi oficina ¡Ahora!— le grite con furia

Tomo dos vasos del mesón y camino hacia la oficina, la seguí detrás para evitar que alguien se le acercara, no quería que nadie la mirara ¡nadie!

― No quiero que hable con nadie de esta oficina— le dije mientras me iba a sentar

― Pero pero— comenzó a replicar

― ¡NADIE!— le grite rabioso, mi mano reboto sobre la madera con fuerza hacia mi cabeza, el dolor se había acrecentado con lo que paso— usted no vino aquí a entablar amistad Srta. Swan, Esta aquí por mi y le agradecería que se concentrara en su cometido.

― Si señor— respondió.

Esto había sido demasiado, más de lo que mi paciencia puede controlar, acepto que se meta en mi empresa, en mi oficina y en mis negocios pero ¡jamás! Le iba a permitir que tocara a Bella, antes lo mataba, me tome las pastillas de mala gana y me fundí en el trabajo, tenía que aplacar como fuera las locas ganas que tenia de matar a ese maldito. El día paso rápido, para mi suerte, ya era de noche cuando fui consciente de que teníamos que irnos, estaba por terminar unas cosas cuando solo un golpe sonó en el espacio de la oficina y Aro se apareció en ella con su semblante de siempre, el de un maldito burlón.

― ¿se puede?, ¡wow! Ni con tus malestares se te quita lo adicto al trabajo Cullen— sus ojos viajaron hasta donde estaba Bella y le sonrió— ¡pero qué crimen! Y más encima arrastras a esta pobre criatura a tu estrés— la rabia que había controlado en la tarde comenzó a escabullir llenando todo mi cuerpo.

― Dime qué demonios quieres.

― Solo te traía las correcciones de los balances que me entregaron, están listos para ser presentados mañana, ¿vez? Te ahorre trabajo, ahora podrás dejar que esta pequeña se vaya a dormir— la miro nuevamente con el deseo grabado en sus ojos

― Esto no es asunto tuyo, gracias por los balances ahora vete.

― Creo que no eres un buen jefe, bueno siempre lo he pensado— la rabia y la furia se desbando por todas partes— tal vez debería ofrecerme para llevarla yo a casa, pobre, parece que no ha dormido bien, pero podríamos hacer algo para solucionar eso ¿no crees?— ¡eso fue lo último!, un grito de ira se desato de mi pecho, Bella era mía y nadie me la iba a quitar, el mismo sentimiento de la tarde apareció pero aumentado un millón de veces.

― ¡Vete al Demonio Vulturi! ¡no te quiero ver aquí! ¡lárgate o te saco a patadas!— camine por la oficina con toda la intensión de golpearlo hasta matarlo pero las pequeñas manos de Bella se interpusieron en mi camino y intentaron aplacar el demonio que estaba punzando dentro de mí.

― ¡por Dios Cullen! tan intolerante como siempre— comento burlón— bueno para otra vez será linda Bella, la invitación sigue en pie.

― ¡LARGATE!— le grite con todas las fuerzas de mi alma

― Ya ya, está bien— me dijo y salió de la habitación, cerré mis puños e intente calmarme, mis brazos y cada parte de mi cuerpo temblaba por los sentimientos criminales que atravesaban por mí en este momento.

― Cálmese, por favor— me pidió

― ¿está contenta?— le pregunte dejándome llevar por aquella ira— por haberle coqueteado ahora tendrá a ese imbécil detrás de usted— me solté de su agarre y me aparte de ella, aun no podía controlar bien las ganas de matar a ese maldito por meterse con lo mío.

― ¿esta diciéndome que esto es mi culpa?

― Claro que lo es, no debería andar coqueteando con todos los hombres que conoce—

― ¿y quién demonios se cree usted para tratarme así?— me contesto haciéndome enojar aun mas

― No me hable en ese tono— me gire y acorte la distancia que nos separaba

― Y usted no me ofenda, no porque sea mi jefe dejare que me hable en ese tono. Nadie puede prohibirme lo que yo haga con mi vida. ¡Porque es mía!

― ¿entonces está feliz de que ese maldito se le quiera tirar encima?— ella se quedo en silencio— no me responda— me reí con amargura y dolor— el que calla otorga—

― No…

― ¿no qué?— me acerque rápidamente— ¿no quiere que la ofenda? ¿pero que mas ofendida puede estar si usted misma hace que los demás la piensen así? Tan… tan…— hermosa, tan mujer… tan mía, decía en mi mente. Pase mis dedos por su mejilla la rabia se convino con un sentimiento de posesión hacia ella, la sentía mía, completamente mía.

― Ya basta— se separo de mí e impidió que la siguiera tocando, mis ojos ahora eran los encargados de mirarla descaradamente.

― Entonces, si estas feliz, quieres que él te invite a salir ¿verdad? ¿acaso quieres terminar en su cama tal como lo hiciste en la mía?— le recrimine, antes de poder seguir hablando su mano se estampo contra mi mejilla haciendo mi cara voltear por la intensidad del golpe.

Gire mis rostro lentamente de vuelta a su posición, abrí mis ojos por la sorpresa del golpe, la mejilla que había sido víctima de aquel ataque ardía y palpitaba con vida propia, nadie jamás me había pegado y sabia que bien merecido me lo tenía, era un maldito imbécil por tratarla así, los celos me habían segado… celos que por primera vez salieron a relucir como un geiser de mi pecho. Ella se giro y comenzó el camino hacia la puerta pero no podía dejar que se fuera ¡no podía! El pánico de perderla y de no ver más esos ojos que me hacían vivir se apodero de mi pecho, ¡no podía salir de mi vida! Nunca más…

― Suélteme— me pidió intentando soltarse de mi agarre, apreté la muñeca que sujetaba, cuando ella comenzó a forcejear mas fuerte hice lo único que me pedía ahora mi cabeza y este duro corazón, la quería a ella ahora, quería el elixir de sus besos, la necesitaba para avivar todos los sentimientos que tenia dentro de mí.

La atraje a mi cuerpo y la bese como nunca lo había hecho, sentía pánico, miedo, dolor de perderla no me importaba su desprecio de otro día, podía vivir con eso pero no con tenerla lejos, no creo que fuera capaz.

― Suélteme— me dijo forcejeando— ya basta me hace daño— se resistió a mí, mis labios necesitados de los de ella la besaron rápida y pasionalmente sin darle tiempo de reaccionar a mas.

― No te soltare— le dije— te necesito— le confesé dejando ver está ansiosa alma, ansiosa por ella.

― Tú no me quieres a mí, búscate a una de tus modelos para descargar tus deseos en ellas, yo no me prestare para tu juego— ¿Cómo podía pensar así? ¿acaso ella pensaba que me importaban más las otras mujeres que ella?

― ¡bella!— la grite para hacerla reaccionar, pedía por favor que nos e fuera, sería capaz de cualquier cosa para que se quedara a mi lado, lo que fuera— no te vayas— le rogué con desesperación.

― No me pidas eso, quiero irme

― No te vayas— le pedí nuevamente intentando apelar al deseo que sabía que sentía, por el momento era la única arma que tenia para hacerla que se quedara. Seguimos forcejeando pero tuvo el efecto contrario mientras ella mas se resistía yo más me excitaba con el roce de su cuerpo, mis manos la pegaron a mi cuerpo y la eleve para llevarla contra la muralla y que así no pudiera escapar.

― Edward déjame— me pidió con una voz trastornada

― No quiero, no quiero que te vayas. Quédate conmigo— le rogué nuevamente a punto de ponerme de rodillas porque se quedara, la abrace y bese nuevamente en el último intento consciente de que hacer que se quedara, sus golpes sucumbieron ante la potencia del deseo y sentí sus manos fundirse en mi espalda.

― ¿a qué estás jugando?— me pregunto mientras nos besábamos frenéticamente

― No sé, ni yo mismo me lo explico— le dije mientras bajaba de su boca a su cuello, era verdad ni siquiera sabía porque la deseaba tanto pero de lo que estaba seguro era de que jamás la apartaría de mi lado— tu piel…— lamí su cuello— es tan adictiva— le confesé al fin

― Edward— gimió deliciosamente acrecentando mi ya extasiado placer.

― Eso— le pedí tocándola en sus partes sensibles— gime para mi, mi nombre en tus labios me vuelve loco— le comente mientras exploraba su figura con mis manos, su cuerpo era el de una diosa griega, era mi diosa.

― Edward— volvió a gemir, haciéndome un animal llevado por el deseo, abrí su camisa explotando sus botones, poco me importaba la ropa en este momento, saque todo cuando me molesto y la deje solo en medias, bragas y tacones— Edward— gimió cuando devoré sus pechos— alguien puede… vernos ¡Ah!— grito y se arqueo en el momento que mordí su exquisito pezón.

― Nadie vendrá… estamos solos— la tranquilice.

Mis manos recorrían su piel grabando nuevamente mi nombre en ella, sus manos me comenzaron a desvestir, demoraba tanto que fui yo el que termine con la tarea, saque con fuerza bruta la ropa de mi piel. Comencé a besarla nuevamente, baje por su cuerpo dejando húmedos besos en su piel

― Eres hermosa— dije mientras mordisqueaba su piel

― ¿Por qué me… odias tanto?— pregunto con gemidos en sus palabras

― ¿odiarte?— le pregunte poniéndome de pie, la quede mirando y sonreí abiertamente— lo que odio es desearte de esta forma— la pegue a mi cuerpo dejándola sentir mi dura erección, odiaba que ella tuviera este control sobre mí.

― ¿de verdad me deseas?— pregunto mientras me movía contra su cuerpo haciendo rozar nuestros sexos

― Si, no hay manera de esconderlo

― Entonces no hay porque reprimirse— me dijo sorprendiéndome, ahí estaba la prueba ella me deseaba y solo me bastaba eso para ser feliz.

― Lo mismo digo— le sonreí, el tome en mis brazos sentándola a ahorcadas sobre mis caderas, su centro lo sentía tan húmedo y excitado, era una invitación que no podía evitar. La recosté en el sillón y devoré sus senos con frenesí

Mientras estábamos allí, deseándonos como nadie en el mundo sentí mi cuerpo rogar por estar dentro de ella y sentir su calor rodearme, saque sus bragas rápidamente y me puse en su entrada, sin preámbulos ni nada que nos distrajera me adentre en ella, sintiendo el mayor placer del mundo. Mi espalda y la de Bella se arquearon por el contacto, el ritmo que tome fue bestial, quería que ella me recordara, que me sintiera dentro de mi cuando estuviera sola, quería que recordara este momento siempre como sabia yo lo haría. Ella se pego a mi cuerpo apretándose contra él, escondí mi cabeza en su cuello y aspire ese aroma que me volvía loco.

― Eres maravillosa— le confesé mientras la penetraba rápida y fuertemente, no podía evitar abrir esos sentimientos hacia ella, estaba tan inmerso en el estado de éxtasis que sería capaz de confesarle todo lo que sentía por ella en este momento— no sabes… no sabes ¡Ah!— gemí con mi respiración frenética

― Edward— me llamo cuando estaba llegando a su éxtasis

― Jamás desearas a nadie como a mí— le dije sabiendo que nadie le haría el amor con tanta pasión como yo, me encargaría de que nadie más la deseara como lo hacía yo

― Ni tú a otra mujer— me dijo tomándome por sorpresa, felicidad… pura y desconcertante apareció en mi pecho al escuchar esas palabras, sabía que jamás iba a ver otra mujer en mi vida, nunca más, ella era única y quería que fuera siempre ella.

― Nunca…— le respondí con la verdad, jamás abría alguien más, bella se arqueo rozando mas nuestros sexos y enviando mas descargas de placer— jamás.

― Edward— gimió cuando el ritmo se intensifico, el orgasmo ya podía saborearlo, la respiración de bella era frenética al igual que la mía, la penetre lo más duro que pude haciéndola gemir mi nombre en gritos y llevándola al ansiado orgasmo, la sentí convulsionar debajo de mi cuerpo, basto solo eso para llegar al cielo junto a ella.

Me quede en ese lugar disfrutando de sentir su cuerpo cerca del mío, esta vez no me dormiría, quería disfrutarla hasta el final, subí mis manos para acariciar su piel mientras intentaba calmar mi acelerado pecho, recordé lo que había pasado la otra vez, esperaba que no se fuera como la noche pasada.

― Esta vez no te irás en la oscuridad— le dije enojado por lo que había pasado.

― ¿no?— pregunto riéndose, verla sonreír era otro de los enormes placeres que disfrutaba de la vida— debo irme ya es tarde— respondió moviéndose para apartarse de mí de mí, nuevamente el pánico de que se olvidara esto como ya había sucedido me invadió.

― No te vayas— le pedí besando su cuello, sentí su cuerpo estremecerse con la misma intensidad que hace solo unos momentos.

― Edward— intento hacerme reaccionar mientras la acariciaba— es tarde, debo irme— me dijo y me separe de ella, mi cuerpo nuevamente era presa del deseo.

Nos vestimos en silencio, mientras ella se ponía sus ropas mire su hermosa espalda y no me resistí a sentirla nuevamente, no pude, la tentación de su cuerpo era más grande que yo.

― De verdad debo irme— me dijo, yo sin hacer caso a lo que me había dicho antes intentaba sacar su ropa nuevamente.

― Lo sé, pero no quiero— le confesé mientras besaba su hombro, nuevamente mi conciencia me hizo despertar, era tarde y tenía que ir a ver su familia, de seguro su padre y hermana la esperaban. Le di un suave beso en el hombro y la deje continuar.

El camino hacia abajo fue silencioso pero no incomodo, ambos estábamos cansados y aun sentíamos vestigios del enorme placer que habíamos alcanzado. Cuando salimos del edificio James nos estaba esperando la noche estaba muy fría y por nada del mundo permitiría que Bella se fuera sola

― ¿James sabe dónde vives?— le pregunte

― Si… si…

― Bien, entonces James iremos a dejar a la Sr. Swan primero

― Si jefe— me respondió abriéndonos la puerta para ingresar, el trayecto fue silencioso, cuando estábamos cambiando de dirección me sentía inquieto ya que por aquí no era el camino hacia la casa de ella, disimule muy bien hasta que ella misma fue la que interrumpió nuestro silencio

― James— lo llamo

― Dígame Srta. Swan

― Ya no vivo donde me fuiste a dejar la otra vez, ve hacia Nothing Hill, déjame en las casas que están cerca del parque.

― Si señorita— asintió el joven cambiando el rumbo, esa tampoco era su dirección, ¿no quería que conociera su casa?, lamentaba si era así pero no la dejaría en medio de un parque a estas horas.

Llegamos al parque e impedí que ella se bajara del auto.

― Dile el numero de la casa— le exigí

― Pero no, si puedo bajar aquí, no se…

― Díselo— le ordene, no iba a transar con esto

― Calle Rhode Moon, #4460

― Está bien, conozco la calle— el auto comenzó a andar y nos dirigimos finalmente a la dirección real de su casa, observe satisfecho porque las reparaciones se veían muy bien, la casa parecía como nueva por fuera.

Todas las luces de la casa estaban apagadas, el auto aparco en frente del enorme portón

― ¿es aquí señorita?— pregunto el chofer

― Si aquí es— le indico, James salió del auto y abrió la puerta para ayudarla a salir, ella se removió incomoda en el asiento y hablo.

― Buenas noches y gracias por traerme— me dijo, intente formular la respuesta que tenía que salir pero no pude, nuevamente la necesidad de sentirla me gano la partida. Tome su muñeca y la gire hacia mí, la bese ansiosamente, delinee sus labios con mi lengua y me adentre con pasión en la húmeda cavidad.

― Hermosa— le susurre mientras acariciaba sus labios— Buenas Noches Srta. Swan— le dije y sonreí

― Adiós— respondió sorprendida.

― Mañana continuaremos esta conversación— le dije convencido de que esta no sería la última vez, este no sería el último beso.

― Buenas Noches Srta. Swan— escuche al chofer despedirse y regresar al vehículo.

El auto partió llevándome por esa calle que concia tan bien, mire hacia atrás y ella aun seguía parada mirando cómo nos íbamos.

― ¿a la casa señor?— pregunto mi chofer

― Por supuesto— le dije, estaba exhausto, seguramente esta sería una noche espectacular.

― Buenas Noches señor— me saludo Will— ¿Cómo ha estado su día?

― ¡de maravilla!— comente con visible alegría

― Me alegro señor, el señor Black lo ha llamado dos veces y su madre también pero me dijo que no era nada importante, solo quería saber cómo estaba.

― Bien, mañana la llamare, es tarde— me saque el abrigo y se lo entregue a Will— vete a dormir Will— le dije golpeando suavemente su mejilla

― Sí señor, igual usted, que pase buenas noches

― Gracias, igual tu

Subí las escaleras y me fui directamente a mi habitación, ¡estaba feliz! Jamás había experimentado tamaño sentimiento, tuve muy parecido cuando sujete a mi sobrino Níko por primera vez en mis brazos pero no era lo mismo, había algo en este sentimiento que era diferente, suspire y me tire en mi cama, tenía la sonrisa más grande que había podido recordar. ¡Bella! ¡Bella! ¡Bella!... como si fuera una droga ¡la deseaba! Había estado hace solo unas horas con ella y quería mas, mas y mas, lleve mi mano a mis labios aun los tenia ardiendo después del último beso, sentía sus manos en mi cuerpo, aun podía sentirlas jalando mi cabello antes de explotar en un orgasmo. ¡Dios!... no sé cómo demonios me tenía así pero estaba feliz de estarlo, me quedaría en este estado por toda la eternidad, con ella…

La noche dio paso al día, me levante rápidamente y me aliste para la oficina, desayune temprano y me fui a la biblioteca a hacer algunas llamas, la primera a mi madre.

― Hola mama— la salude

― ¡cariño! Qué bueno que llamas ¿Cómo va todo?

― Bien mama, excelente

― Qué bueno, ¿Cómo va Aro en la oficina?— me tense solo de recordar al mal nacido y el encuentro que habíamos tenido ayer.

― No me interesa lo que haga el— respondí con rabia

― Lo sé, me refiero a que si te ha causado problemas. No sé porque tu padre se empeña en protegerlo, está bien que sea su ahijado pero tan así como para ponerlo sobre ti…— callo

― No me importa mama, papa siempre ha sido así sobre todo después de la muerte de Níko, primero el después Aro… qué más da, en unos años mas será otro y así sucesivamente— fingí indiferencia.

― Edward no pienses así hijo, tu padre te quiere…

― De una manera bastante especial— susurre— bueno mama no hablemos de eso, ¿Cómo va todo en Londres? ¿Cómo está Níko?

― Bien cariño, creciendo. Tanya estuvo ayer aquí con su novio, está todo listo para el matrimonio aunque todavía no confirman la fecha en estos días estará todo listo.

― Bien a penas la sepas me dices para reserva esa semana, nada me dará más gusto que estar con ella

― Qué bueno, ¿vendrás solo?— pregunto mi madre, ese era el punto de discordia entre yo y ella.

― ¿a qué viene la pregunta madre? ¿quieres saber si salgo con alguien?

― Claro, eres mi hijo. Este último mes no he visto que has salido en portadas ni nada por estilo— porque he estado muriendo en cama, dijo mi perspicaz mente— además me preocupas, ya va siendo hora de que te cases y tengas familia, tu sabes lo importante que es tener un heredero en la familia Cullen

― Si mama lo sé— el timbre de la puerta principal sonó avisándome quien venía llegando— bueno señora Cullen algún día tendrás la oportunidad de conocer a la mujer que me tiene hechizado, me tengo que ir

― ¡Edward! ¡no me dejes así! ¿ya existe?— pregunto rápidamente

― Adiós mama— le colgué.

Suspire y me apoye en el escritorio, mi madre no se le escapaba nada. Cerré mis ojos y pensé en la mujer que seguramente venia caminando por los pasillos hacia acá, mire la enorme ventana que tenia frente a mí, la luz hacía presagiar que sería un día soleado a pesar de estar bastante helado en las noches. El teléfono sonó de repente, conteste pero no era nada de importancia, Bella entro en la habitación llenándola de inmediato, sentí que se paro en el medio y dirigí mis ojos hacia donde estaba ella, sonreí sin pudor, con solo verla mi cuerpo reacciono de inmediato, mi piel se lleno de cosquillas y de sensaciones que sabía que ella producía, hable un poco mas pero cuando el sentimiento se hizo insoportable colgué de repente y no me contuve mas, ya no podía aguantar el no tenerla entre mis brazos.

― Buenos días— me saludo tímida pero con firmeza en su voz, me acerque a ella con toda la velocidad que el espacio me permitió y la bese, lo hice como lo habría hecho toda la noche si hubiera podido, como lo haría ahora y todas las veces que el tiempo me lo permitiera. Recorrí su espalda con mis manos, pase por su trasero y me detuve en sus caderas solamente para pegarlas a mi cuerpo, ¡como era de exquisita esa sensación!

― ¡Ah!— gemí con todo el placer que tenia contenido desde anoche— anoche no debí dejarte ir— le dije con mi frente pegada a la suya, tenía la sensación de no querer dejarla ir nunca más.

― Debías hacerlo— me respondió mientras atacaba su cuello, sus dedos se apretaron contra mi espalda haciéndome comer más de ella.

― No, no debía, eso incremento aun más la necesidad que tengo.

― Edward— gimió deliciosamente, solo para mi

― Eso— le dije siendo llevado por la brutalidad de esta pasión que me consumía— gime para mi Bella, gime por mí— mi libido parecía loco, estaba en lo máximo que podía sentir, Bella me llevaba a la cima solo con besarme, mis manos recorrieron aquellas partes sensibles que tanto había adora la noche pasada, recordé con adoración sus sonrojos y sus gemidos al tocar sus pechos.

― Contigo tendré que comprarme ropa nueva— me dijo haciéndome sonreír, si era necesario compraría toda una boutique solamente para que ella se vistiera. Baje mis manos hacia sus caderas intentando subir la supuesta falda pero no, había solo un maldito pantalón esperándome

― ¡demonios!— gruñí— nada es imposible— me las ingenie para sacar los botones que me separaban de la gloria cuando un golpe en la puerta interrumpió mi tarea— no hables— le pedí, no tenía intención de abrir.

― Edward— tomo mis manos e intento apartarlas pero no la deje— Edward— insistió

― ¡maldita sea!— grite con exasperación, ¿Por qué mierda no podía tener un momento de paz?— ¿Quién demonios es?— pregunte con aquella hechicera enredada en mis brazos, ella sonreía divertida por la situación pero yo estaba que estallaba de enojo y excitación.

― William señor, tiene una llamada del Señor Black— ¡demonios! ¡maldito infeliz! Grite en mi mente con rabia, sin que Bella se diera cuenta de mi brutal cólera la bese y solté lentamente

― Quédate aquí— le pedí y Salí a contestar. Salí como alma que lleva el diablo de la sala y tome el teléfono— ¿Qué demonios quieres Black?— pregunte furioso por la intromisión.

― Edward siento molestarte pero quería saber si tenías algún pedido para esta semana.

― ¡No!— grite rabioso— ¡no quiero nada de ti, ahora deja de molestar y no vuelvas a llamar!— volví a berrear ganándome todas las miradas del personal de mi casa. Si hubiera podido gruñirle a Black, juro que lo habría hecho. Colgué el teléfono y me metí nuevamente en la biblioteca

Bella seguía exactamente igual que como la deje, camine hacia ella y la aseche con la mirada, parecía un tierno animalito, algo así como una oveja esperando para ser devorada por un enorme león. Su cuerpo se estremeció solo con el contacto de mi nariz con su piel, disfrute al máximo de sentirla vibrar solo con una caricia cuando mi cuerpo me exigió mas contacto la volví a besar con frenesí, mis manos ansiaban sentir la piel de cuerpo. Estábamos en una burbuja de pasión cuando nuevamente unos incesantes golpes me interrumpieron, Dios no me quería… hoy no. Antes de que entrara alguien me aleje un poco de Bella su efecto a corta distancia era horriblemente incontrolable, Emmett McCarthy se apareció tan campante en la puerta como siempre, me senté en la punta de mi escritorio y mi amigo se acerco a saludarme. Cuando Emmett camino hacia Bella y el abrazo, sentí como si el mismo fuego de mi pasión ardiera en mi pecho causándome la más terrible de las molestias, gruñí fuerte al verlos saludarse con tanta confianza, odiaba que alguien más tocara lo mío.

― ¿A qué demonios viniste Emmett?— le pregunte enrabiado, Bella me dio una mirada de desaprobación que ignore completamente. Emmett me explico que tenía que tomarme nuevamente una ronda de exámenes pero que él no podría acompañarnos.

― Ya que yo no podre ir deberás llevar a Bella contigo, solo por precaución— la cara de Bella se puso pálida en solo unos segundos, la observe ¿tanto lo molestaba pasar tiempo a solas conmigo?

― Eso también es un hecho— le dije sin mirarla, la llevaría a ese viaje como sea, era capaz de contratarle a una enfermera para que cuidara de su padre y a una institutriz para su hermana, ella tenía que ir conmigo ya que no podría estar lejos de ella tantos días. Me era imposible

― Qué bueno que ya se estén llevando mejor— cometo Emmett inocente a todo lo que realmente sucedía.

― Claro, nos llevamos de maravilla— comente alegre y con un poco de sarcasmo, ¿de maravilla? Creo que el término no alcanzaba para describir lo que pasaba entre nosotros.

― Con permiso, iré al baño— Bella se disculpo y salió de la habitación raudamente, Will le dijo algo al salir pero ella negó frenéticamente se fue.

― ¿desea tomar un café? Doctor— pregunto

― Si Will, por favor— le dijo, mire la puerta abierta y no lo pensé dos veces.

― Emmett iré a llamar a mi piloto por mi línea privada, tengo asuntos con él, vuelvo enseguida—

― Claro Edward Ve— me animo, sonreí maliciosamente y me acerque a Will

― No dejes que nadie suba a los pisos de arriba y por nada del mundo Emmett puede salir de aquí antes que yo o Bella volvamos— le susurre, el mayordomo acepto y salió a buscar el café.

Subí los escalones de dos en dos, camine por las pasillos y busque con ansias ese cuarto de baño, revise en dos que me quedan por el camino, cuando iba por el tercero sentí ruidos al principio del pasillo, sonreí y me devolví, desde adentro se escuchaba la frenética respiración de Bella sin pensarlo dos veces busque algún lugar que quedara en su trayecto, lo mejor fue un espacio como un entresacado que había en la pared. La puerta del baño se abrió y los pasos de la hechicera se sintieron suaves en la alfombra, cuando estaba a mi altura tome uno de sus brazos y la jale hacia la muralla haciéndola impactar sobre la madera, la expresión que tomo su rostro fue genial, ¡me encantaba sorprenderla! Estaba completamente atónita y yo increíblemente excitado, sentía la adrenalina del momento correr veloz por mis venas.

― Edward pero que…— mis labios acallaron cualquier reclamo que quisiera hacerme, la bese con el maldito deseo que tenia atascado en la piel, ese que solo ella avivaba y aumentaba— Edward— intento hacerme reaccionar pero yo ya estaba muy lejos de escucharla, me acerque a su oído y le susurre

― Shhh— le dije— silencio o nos descubrirán— su cuerpo se estremeció completamente, una de las cosas que yo mas veneraba en esta mujer eran sus reacciones, el temblor de su piel y de sus labios la delataba, se había excitado solo con mi voz.

― Edward— gimió

― Si alguien nos descubre será tu culpa— le susurre— shhhh, guarda silencio.

Lo que se produjo en ese lúgubre lugar fue algo… ni siquiera tenía palabras para describirlo, era impresionante ¡esta mujer me vuelve loco!, en todos los sentidos posibles, es increíble lo que solo ella puede conseguir en mi. Ahí estaba yo el hombre hierro como muchos me apodaban, haciéndole el amor a una mujer en pleno pasillo de mi casa mientras estaba llena de gente, ¡estaba impactado! Y cegado por el deseo más delirante del mundo, tenia tanto placer en solo una de sus caricias, en solo uno de sus gemidos que no sabía ni pensar, ni nada más que tenerla, mi mente no reaccionaba lo único que veía era la imagen de esa musa en mi cabeza. La escena fue lo más erótico que he hecho en mucho tiempo, ahí estaba ella, fregándose contra la pared y gimiendo mi nombre, mis sentidos estaban disparados a cualquier parte y envueltos en el manto de Lujuria y placer que estábamos viviendo.

― Eso— le pedí mientras la envestía con fuerza— gime Bella, gime para mi ¡ah!

― Edward ¡ah!— grito cuando el ritmo se hizo frenético, cerré mis ojos y me deje llevar por un orgasmo monumental, uno que pocas veces había sentido y solo Bella podría haberlo hecho posible.

Intente calmarme, la situación había sido maravillosa pero comenzaba a asustarme, ¿Por qué sentía tanta necesidad de ella? ¿El sexo era tan bueno que estaba obsesionado con tenerla entre mis brazos? Sabía que los sentimientos que me provocaba no eran solamente sexuales pero lo que no sabía era de qué sentimientos se trataban, después de unas cuantas caricias que yo inicie bajamos a donde estaba Emmett a pesar de mi serenísimo me sentía confundido, mi renacido corazón estaba confuso, sentía la necesidad de aclarar lo que estaba pasando por mi cabeza. Concretamos los detalles del viaje pero por una razón que desconocía Bella aun seguía nerviosa, ya diferenciaba tan bien sus expresiones que sabía perfectamente que era por viajar conmigo ¿a caso no quería?, me moleste al pensarlo ¿Por qué no querría? No quise preguntarle ya que no tenia intensiones de que ella me pensara ilusionado con el viaje, siempre tenía presente que por más que la necesitara yo jamás la haría feliz, mi estilo de vida era muy oscuro y estresante como para alguien como Bella, tan pura y hermosa. Cuando Emmett se fue la mirada de ella aun seguía confundida y notificada, antes de que se arrepintiera o me diera alguna excusa ignore lo que me quería decir y comencé a llamar al aeropuerto, ella tenía que ir conmigo.

Bella al no ver alguna señal de negativa en relación a que ella fuera salió de la biblioteca, colgué el teléfono rápidamente y me acerque a la puerta a escuchar. Bella había llamado a una tal Rosalía para contarle sobre nuestro viaje, ¿Qué tendría que ver ella en todo esto? Me separe rápidamente de la puerta cuando la sentí colgar, ¿Por qué demonios ponía tanto problema para viajar? ¿Será por su familia?, me fui al escritorio y fingí hacer otras cosas, tenía la duda comiéndome en el pecho y eso me hacia enojar bastante, lamentablemente y arrepintiéndome después hice a Bella presa de mi mal humor.

El día Jueves emprendimos el viaje a Houston, había tenido tantas cosas que hacer esa semana que tuve que ir trabajando en el mismo Jet de camino hacia allá, Bella no parecía muy feliz pero tenía que hacerlo si no el maldito de Aro se entrometería en mis asuntos. Cuando llegamos estaba rabioso por algunas cuentas y despidos que había hecho el maldito de Aro, a veces sentía ganas de mandar todo por la borda y ser solamente yo pero ¿Qué haría toda la gente que dependía de mi?, esa era una de las más grandes razones por la cual no abandonaba, no podía dejar a todos por mi vulnerabilidad, siempre había sido un hombre fuerte y este no era momento para flaquear. Lleve a Bella para almorzar, tenía que compensar en algo lo el tiempo que había pasado sola en el avión pero la llamada de mi peor pesadilla me hizo agriar aun más el momento.

― ¡diga!— dije muy enojado— Aro— suavice el tono de voz, tenía que tranquilizarme, un dolor de cabeza comenzó a manifestarse lentamente

― Edward Cullen, amigo mío— me estremecí— necesito que me ayudes con las tasas de interés de los bancos, esperaba que vinieras a la oficina pero veo que el presidente se toma siempre días libres. ¿andas cerca?

― no, no estoy en la ciudad— desvié mi vista hacia otra parte.

― Es una lástima— medito— me imagino que andas con la sexy Bella, ¿cuando me la prestaras para salir? O a caso ¿ya tienes algo con ella?— pregunto con sarcasmo el imbécil

― no es asunto tuyo y si tienes problemas con eso llama a mi padre, de seguro el te prestara ayuda— le corte, la misma rabia incontrolable apareció en mi pecho ¡cómo demonios se atrevía a pretender a Bella! ¡maldito mal nacido! El jamás la llegaría a tocar, antes muerto.

― ¿algún problema?— pregunto por encima del borde de su copa

― No— bebí de la mía para aplacar mis instintos asesinos— negocios, nada mas— me concentre en la comida antes de desquitarme con lo que fuera. Cuando terminamos me pare raudo hacia la habitación, sentía un dolor incontrolable en mi cabeza y no quería colisionar en el medio del hall. Cuando íbamos estábamos dentro Bella me sujeto del brazo y me giro para verla

― ¿estás bien?— me pregunto, decidí que no era momento para seguir alejándola más, suficiente había sido con el maldito día que habíamos pasado— debes recostarte hoy no has hecho nada más que discutir y pelear con tus subordinados. Vamos ven conmigo—me tomo del brazo y me jalo hacia la cama, sin decir nada más me recosté y ella me ayudo con la ropa que sobraba

― Si querías desvestirme podrías habérmelo dicho— le comente

― Morirás antes de que te lo pida— me dijo y casi me hizo sonreír— llamare a la clínica para que te corran la hora de tus exámenes.

― ¿se puede?— pregunte con el sueño que siempre se adjuntaba al dolor.

― Claro, Eres Edward Cullen. te vendrían a atender aquí si lo pidieras— sonreí abiertamente— llamare y vuelvo enseguida.

― Está bien— le dije, pasaron algunos minutos y la sentí nuevamente dentro de la habitación, junto las cortinas y se acerco hacia donde estaba

― Sr. Cullen— me llamo y entreabrí mis ojos para mirarla

― ¿Señor?— le pregunte con asombro, hoy también la había escuchado llamarme así y no me había gustado mucho.

― No me pida que lo llame Edward ya que ni siquiera sé cuando puedo llamarlo así, prefiero decirle siempre Sr. Cullen así no lo importunare— la mire y creo que entendí lo que decía, tendría que ser mas especifico de ahora en adelante el "Sr. Cullen" me hacía sentirme lejos de ella, me tome las pastillas— bien ahora duerma porque es eso lo que necesita— dejo el vaso y comenzó a salir

― No te vayas— le pedí antes de que saliera, ella se giro y pude ver lo impresionada que estaba con mi petición— no me dejes solo— le pedí nuevamente, no soportaba tenerla lejos y distanciada, sabía que había sido un animal por tratarla mal y por hacerla pagar por mis problemas pero intentaría corregir esa actitud de ahora en adelante. Ella se acerco a la cama y se sentó junto a mi— pero no te quiero así— con la poca fuerza que aun quedaba en mi brazos la sujete de la cintura y la pase hacia el otro lado de la cama, ella dio unos botes y quedo a mi lado

― ¡demonios Edward!— me regaño pero solo le sonreí, me gire hacia su lado y cerré los ojos para dormir, la sentí removerse además de su mirada en mi.

― Te vas a quedar mirándome todo el tiempo— le pregunte

― ¿desea que le abanique señor?— me dijo con sarcasmo.

― No, pero tengo una idea mejor— como si su cuerpo fuera un imán la abrace y entrelace cada parte de mi cuerpo posible con la de ella, mis manos por su cintura y mis piernas con las de ella, el calor que se extendió dentro de mi fue algo distinto no era deseo, sentía dulzura en esa simple posición.

― Si te sientes mal me avisas— susurro, su cabeza había quedado arriba de la mía

― Claro— le dije perdiéndome en el aroma de su cuello.

Nos quedamos quietos unos minutos más, la volví a estrechar contra mi cuerpo ganándome un suspiro de parte de ella, el sueño fue más fuerte y me venció pero estaba feliz de poder estrecharla contra mis brazos, sentir a Bella así me hacía pensar que estaba más cerca de ese ansiado corazón.

― Edward— susurro su voz, había tenido la mejor siesta desde hace mucho tiempo, Bella estaba entre mis brazos y no tenía intenciones de soltarla.

― Bella— le dije y sin pensarlo subí una mano hacia su cara, acaricie su mejilla y sus carnosos labios— ¿Qué hora es?— pregunte

― Son casi las siete, llegaremos tarde al hospital.

― No me importa—pegándome a su cuerpo para que no intentara escapar— además tu lo dijiste, soy Edward Cullen, que se esperen— bromee por primera vez con ella, se sentía bien al igual que todo lo demás.

No paso mucho tiempo antes de que la pasión que sentíamos despertara, esa noche hicimos el amor en reiteradas ocasiones, era demasiado sorprendente la manera en la que nos compenetrábamos, éramos… como hechos el uno para el otro, me estremecía solo de pensar eso, tenía miedo, miedo de no ser bueno para ella, de hacerle daño, moriría antes de verla sufriendo. En consecuencia de nuestros libidos tuve que pasar los dos días siguientes en el hospital, sin mencionar que el viaje de regreso fue aun más excitante, Bella sin duda era mi musa, mi inspiración, la dueña de todos mis deseos y de mis pasiones.

Ya habían pasado unos días desde el viaje, había sido completamente estresante esta semana, como siempre en mi ausencia había recibió llamadas de mi padre pidiendo explicaciones de porque no estaba en la oficina una de ellas me dejo una marca que no tenia.

― ¿Quién demonios te crees para no ayudar a Aro?— me dijo mientras estaba en la oficina, Bella estaba en la cafetería, era tarde pero para el dueño de Cullen Enterprise al parecer no habían horarios, la llamada me la hacía porque no había querido propiciarle ayuda a Aro en toda esta semana, si era su hombre de confianza ¿Por qué no podía hacer las cosas solo?

― Lo siento papa pero yo no soy la secretaria de Aro— conteste con los ojos cerrados, estaba sentado en el sillón de la oficina.

― ¡cómo te gusta joderle la vida a los demás Edward!, maldito el día que te concebimos, definitivamente eres un error, un maldito error—

― Solo lo soy porque mate a tu hijo ¿verdad?— susurre con los dientes apretados— ¡si no hubiera matado a tu maldito hijo aun me seguirías amando! ¡eres un maldito egoísta!

― Y tu un hijo de puta ¡claro que te odio por eso y por mucho más!, no sabes hacer nada, solo das problemas

― ¡vete al demonio!...—le dije y le corte el teléfono, agarre mi cabeza y frote con fuerza mis dedos por la piel de mis mejillas, ¿Por qué tenía que odiarme tanto?, lo que paso con Níko no era mi culpa, como muchos dicen era su destino, estaba escrito…

― ¿Qué pasa?— me pregunto la voz de un ángel abrí los ojos y Bella estaba parada en frente mío sujetando un jugo— ¿te encuentras bien?— pregunto examinando mi rostro

― Si, lo estoy— susurre intentando esconder lo que sentía por las palabras de mi padre, Bella me miro una vez más y se fue a sentar, mire su rostro y sentí paz, esa paz que tanto ansiaba y necesitaba en este momento. Sin poder resistirme me puse de pie y me fui a sentar a su lado, pase mis manos por su cintura y escondí mi cara en su cuello, mi lugar favorito…

― Me asustas, ¿estás bien? ¿te duele algo?— pregunto pasando sus manos por mi cuello y dejándolas en mi espalda, refregué mi cara en la piel que tenia era tan exquisita su dulce olor a rosas me intoxicaba

― No, ¿te molesta que este aquí?— pregunte al sentirla nerviosa, esperaba no recibir si por respuesta

― Claro que no, solo me preocupas— me dijo haciéndome delirar, ¿Bella se preocupaba por mí? Esas palabras sabían a gloria aunque cada vez me sentía aun mas confundido con mis sentimientos, sabía que había uno en mi pecho pero aun me costaba diferenciar cual era.

― Tu piel huele a rosas— le dije suspirando contra la piel de su cuello.

― Lo sé, ¿no te agrada?— me pregunto pero yo solo pude seguir disfrutando del aroma

― Me duele la cabeza—lamentablemente el dolor ya había pasado el margen tolerable—maldita cabeza—gruñí molesto, odiaba cuando me arruinaban los momentos.

― Entonces es señal para que nos marchemos, además ya has terminado aquí, debes descansar esta noche

― Lo sé, tengo 32 años se exactamente lo que hacer con mi vida—le dije con fingido sarcasmo—¡hay!—exclame cuando se levanto sin avisar y me dejo caer al sillón

― Entonces si sabes lo que tienes que hacer, toma tus cosas y vámonos. Antes de que nuevamente te de una crisis— ella comenzó a salir de la oficina dejándome atrás…

― Mujeres— murmure— un mal necesario— sonreí.

Cuando íbamos de camino hacia su casa el dolor aumentó demasiado, la cabeza la sentía explotar, Bella busco medicinas en su bolso pero no había ninguna sorpresivamente me ofreció llevarme a su casa para administrarme algo allá, entraría por primera vez en años a la casa en donde nací. Cuando llegamos poco era consciente de lo que pasaba, estaba tan adolorido que hasta había dormitado un poco, Bella me removió y me invito a salir hacia los enromes portones. Recordaba como si fuera ayer cuando jugaba en los jardines, cuando todo era perfecto, cuando Níkolas aun seguía aquí. La nube de tormenta que me provocaba el recuerdo de mi hermano hizo agravar aún más el dolor, trate de reaccionar un poco y camine junto con Bella hacia el interior. La casa había quedado perfecta tanto por fuera como por dentro, los muebles habían quedado estupendamente al igual que las restauraciones, Bella me condujo hacia la cocina y me invito a pasar.

― ¿y vives sola?—pregunte para hacer un poco de conversación

― No—respondió—aquí vive mi padre, mi hermana y yo, bien ahora tú…

― ¿y donde están?—pregunte de repente

― En sus habitaciones, durmiendo, creo—suspiro—aquí encontré los analgésicos, tómatelos por favor.

Me extendió las pastillas que tome de inmediato, el dolor era intenso y necesitaba calmarlo con lo que fuera.

― Gracias—le extendí el vaso mirándola atentamente, era tan hermosa

― De nada—me respondió corriendo su mirada, en mi bolsillo se escucho un zumbido, una llamada entrante, tome el celular y me lo lleve rápidamente hacia mi oído

― Frederick—susurre al reconocer la voz, el hombre me pregunto si aun estaba en la oficina y si sabía que Aro me buscaba—no, ya me fui de la oficina. Dile que espere hasta mañana, no me interesa—le conteste mientras él me contaba lo que había dicho amenazas y mas amenazas, yo no le tenía miedo—no voy a decir como debiera esto pero dile a ese mal nacido que vaya a joder a otra parte, no me interesa quien sea Frederick ¿te recuerdo quien soy yo?—le pregunte recordándole quien era el dueño de la empresa, nadie más que yo. Aro no era nadie al lado mío, el poder que le dio mi padre no significaba mucho cuando media cargo conmigo—que bueno que lo tengas claro, haz lo que te dije y no llames mas—le corte. Odiaba que Bella presenciara estas escenas pero parece que olían cuando estaba sola con ella y me llamaban para darme problemas.

Apreté el teléfono para soltar la rabia que me daba ese infeliz, ¿porque siempre tenía que arruinarlo todo? ¿Merecía a una garrapata como él?

― Ya basta—Bella me pidió sujetando mi mano—aumentaras el dolor de cabeza—solté el teléfono y lo guarde pero un dolor aun mayor se produjo— ¿vez?, maldición, si sigues así tendré que llevarte al hospital—puso su cálida mano en mi frente y el contacto supo a gloria

― No—le dije quitándola—solo necesito calmarme.

― Eso está claro, ven siéntate aquí—me arrastro hacia un banquillo y me hizo sentar, me eche hacia atrás para relajar los músculos de mi cuello, di un salto cuando sentí algo muy frio en mi frente pero que me provoco un poco de alivio—mejor ¿verdad?—asentí con el dolor mitigado. Bella estaba tan cerca de mí que su pierna rozaba mi entrepierna, el movimiento y la suavidad de su piel hizo que mi erección se preparara para algo que no tendría ejecución… aunque…

― Ya es tarde, deberías irte—me dijo sacándome de mis cavilaciones, al parecer se dio cuenta y quito la pierna rápidamente, se intento hacer hacia atrás pero reaccione más rápido que ella.

― Antes— le dije y me dirigí hacia su adictivo cuello, lo lamí de principio a fin.

― Edward—susurro—empeoraras tu dolor.

― No lo creo—le respondí sujetándola fuertemente de la cintura, no quería que se apartara, la necesitaba, la ansiaba, la quería conmigo y aquí en la que fue mi casa.

― Mi padre—intento hacerme reaccionar pero yo ya poco la escuchaba

― Si no quieres que escuche entonces baja la voz—le susurre, subí mis manos por su espalda pero la maldita blusa entorpecía mi contacto, gruñí y levante la tela para fundir mis dedos con su cálida piel.

― Esto está mal, nos pueden descubrir—me previo, sin escuchar sus suplicas subí una de mis manos por su muslo y sonreí al darme cuenta que traía las medias que me encantaban pero mayor fue mi sorpresa al continuar con mi recorrido

― ¿y esto?—le pregunte cuando toque las ligas de un portaligas que traía, era la primera vez que ella ocupaba uno cuando estaba conmigo, el sentir la suave tela sobre sus piernas me hizo excitarme mucho mas.

― Es mío—me dijo algo avergonzada

― Quiero verlo—

― No, Edwa— cuando iba a empezar las reclamaciones la tome y la lleve a sentarse encima del mesón, subí rápidamente su falda y observe con deseo el hermoso regalo que ella me había dado, sin duda era un completo privilegio observarla así de hermosa y sensual. —Edward, James te esta…— intento hacerme entrar en razón pero estaba lo suficientemente absorto con la escena como para decirle algo mas

― Shhh—le dije para que no arruinara la imagen, ella al parecer se cohibió porque se bajo de inmediato del mesón

― Edward no puedes hacer esto aquí, mi padre esta…— nuevamente reclamo

― ¿de verdad eso quieres?—le pregunte con el vivo deseo reflejado en mis ojos—porque tu cuerpo no está de acuerdo—baje mi vista a las hermosas protuberancias que coronaban sus pechos

― Si… si— tartamudeo y se giro para esconderse, sin previo aviso me pegue a su cuerpo haciéndola estremecer por completo

― ¿vez?, tu cuerpo habla por sí solo cariño— la reacción que provoco ese sobrenombre fue mutua, un millar de sentimientos se agolparon en mi pecho entre ellos el miedo y el gusto, nunca había ocupado esa palabra para llamar a una mujer pero en Bella sonaba demasiado bien.

― Eres un— iba a decirme pero fui más rápido y cubrí su boca con una de mis manos, me acerque a ella y le susurre—shhh, guarda silencio cariño o nos descubrirán— tome su lóbulo y lo succione, esto debería haber provocado algo solamente en ella pero tuvo consecuencias nefastas en mi, mi excitación creció más al igual que el deseo que sentía por ella, la necesitaba de inmediato. En un inesperado movimiento aparto su mano de su boca y se llevo mis dedos a ella uno por uno lamiendo cada parte de ellos… esta mujer quería matarme de una combustión. Juro que le haría el amor salvajemente aquí mismo si no estuviera su padre en la otra habitación.

― ¡Oh!... eso es— le dije mientras mi cadera comenzaba a rozarse contra su cuerpo con fuerza propia, mi erección rozaba su piel haciendo aun más placentera la sensación—bella—gemí de puro placer—pequeña— le susurre cuando la sensación me estaba arrastrando, sentía una descarga de deseo terrible, era tanto que me costaba controlarlo pero tenía que hacer algo, no podía quedarme así.

Sin poder esperar más y temiendo las consecuencias de continuar con el juego baje mis manos a su bragas y las arranque, ¡como amaba verla desnuda solo para mí!, su cuerpo era un templo, era mi templo del placer. Mis dedos encontraron esa cavidad húmeda y abrazadora, pellizqué y juguetee con su centro hasta que de su boca escapaban sonoros gemidos, ella estaba firmada contra el mueble refregándose contra mi mano y chupando mis dedos. ¡Demonios! En estos momentos daría lo que fuera por estar en mi casa, ya estaríamos haciendo el amor como dos locos ninfomanos, desde que Bella había despertado el deseo sexual en mi me había vuelto adicto a ella y al sexo. Bella tenía el ingrediente que faltaba para que mi erección despertara majestuosa y preparada para ella, no había nadie más que Bella para mi, solo ella.

― Edward—gimió extremadamente fuerte, un miedo cruzo por mi cuerpo, el ser descubiertos no ayudaría en mucho, lleve mi mano a su boca y la cubrí—

― Si vuelves a hablar fuerte parare y me marcho— la amenace con voz dura pero jamás podría haber parado estaba tan inmerso en ella que no podría dejar así nada más. Baje el ritmo de las caricias pero una duda asalto mi mente ¿Cómo sabría la humedad de Bella?, yo nunca me había preocupado por darle placer a alguna mujer, jamás me había metido en ese ámbito las chicas que estaban conmigo tenían que ellas darme placer a mí, para eso les pagaba. Sin pensarlo saque mis dedos de su centro y los lleve a mi boca, un exquisito sabor se apodero de mis sentidos, tuve que reprimir el deseo que estaba a punto de salir, ¡cálmate!, gritaba incesante mi mente.

― Sabes bien—le dije, ella me miraba embelesada, su boca estaba entreabierta y podría jurar que se excito aun mas con lo que hice, eso hizo que una nueva idea aflorara en mi cabeza—me pregunto si— rápidamente la subí al mesón y lo desocupe, la empuje contra la madera y me adentre por primera vez en aquella delicada y excitante parte de su cuerpo, mi lengua lamio suave los pliegues y contornos de su centro.

― si es igual el sabor—comente mientras lamia, mi erección estaba durísima pero intentaba aplacarla ya que no quería tomarla locamente y que su padre nos descubriera, no era la mejor manera de conocernos.

Estaba como loco, lamia su cavidad descaradamente además de estar embelesado por la hermosura de ver su cuerpo arquearse. La cosa más bella de todo era la cara de Bella distorsionada por el placer, ella sin duda era la única que quería ver, no había cara más hermosa que la de ella, no había nadie más. Las uñas de ella se enterraron en la madera, comenzó a jadear y a gemir cuando a mi ataque agregue unos cuantos dedos, la penetre lentamente para después subir el ritmo hasta uno constante.

― Edward, no aguantare— me dijo mientras yo observaba tamaño espectáculo, estaba verde de tanto deseo que tenia pero hoy quería darle placer a ella, había descubierto que me encantaba verla así, lo intentaría cuantas veces pudiera, era un privilegio verla arquearse solo por mis caricias.

― Vamos Bella, vente—la incite—quiero ver cómo te corres— solo con el terminar de mis palabras el movimiento de sus caderas se hizo frenético, solo el dulce sabor que emanaba de ella me daba cuenta que había alcanzado el placer y no hubo mejor sentimiento que ese, me sentía feliz solo con saber que ella estaba saciada, me levante de donde estaba y me fui directamente a su cara, su respiración estaba muy acelerada, su pecho bajaba y subía, ni siquiera fue capaz de levantarse—exquisita— le susurre—ahora tengo la certeza que soñaras conmigo, me tengo que ir cariño, nos vemos mañana Bella—le dije y la bese con la fiereza del deseo que tenia contenido, al tocar su boca sentí de inmediato nuevamente el sabor de su cuerpo, intente controlarme porque no quería cometer una imprudencia, suficiente con lo de ahora, ya tendría tiempo para estar con ella como quisiera.

― Edward—me llamo, me gire y estaba apoyada en sus codos, la vista mas espectacular se pasaba frente a mis ojos.

― Un privilegio verte así—le dije mirando su cuerpo casi desnudo, ¡dios mío! Si no me iba pronto saltaría en cualquier momento sobre ella—no te preocupes que ya me imagino cómo salir. Lo bueno de todo es que el dolor ya paso, tus medicinas son geniales, buenas noches—susurre y Salí, antes de dar un paso más la imagen del ligero más sexy del mundo vino a mi mente— ¡Ah! Y algo más, me gustan los ligueros en ti, te vez endemoniadamente sexy—su color de piel se torno rosáceo y no dijo nada mas, cerré la puerta y Salí por el camino que conocía mejor que ella. la sonrisa que tenía en mis labios era imposible de disimular.

― ¿se siente bien señor?— me pregunto mi chofer al salir, por la sonrisa que traía no podía responder otra cosa

― Maravillosamente James, vámonos a casa— antes de partir contemplé nuevamente mi casa, era hermosa al igual que la gente que vivía allí, Bella viviría cuanto tiempo quisiera no importaba si nuestra relación no continuaba, aquí ella era feliz y solo con eso podía verme pagado. Me subí al auto y partí hacia mi casa para pasar la mejor noche de mi vida, sabía que este hermoso ángel me acompañaría toda la noche en mis pensamientos.

Al día siguiente todo parecía normal, me aproveche de la debilidad de Bella y de la mía muchas veces, ¡como me gustaba escucharla gemir!, era el sonido más placentero del mundo. Esa noche eran alrededor de las siete y Bella comenzó a guardar rápidamente sus cosas para partir, ¿se iría sola?, yo todas las noches la iba a dejar, un sentimiento de rabia apareció en mi pecho ¿tendría una cita?

― ¿no te irás conmigo?— le pregunte mientras guardaba unos papeles en el maletín, intente sonar despreocupado pero al parecer no me sirvió de mucho.

― No— me dijo poniéndose el abrigo

― Ah—respondí con fingido desinterés— y… ¿A dónde vas?

― Al centro— volvió a responder, me enojo que ni siquiera me contara ¿se iría a juntar con alguien? ¡demonios!, era capaz de seguirla…

― ¿a qué?— volví a preguntar pero con el tono más cargado— ¿tienes una cita?— la frase escapo de mis labios, mire hacia cualquier parte para disimular la vergüenza, sonaba como un maldito acosador.

― y si la tuviera ¿habría algún problema?— me pregunto cruzándose de brazos y mirándome seriamente, mi piel se estremeció de solo pesarlo, ¿Qué pasara cuando Bella tenga un pretendiente?, la pregunta me dejo pensando…

― es cosa tuya— me gire para darle la espalda, sentí sus pasos acercarse hacia mí, casi se escapa un jadeo de sorpresa y de placer al sentir sus brazos rodearme por la espalda.

― Tengo que ir al centro a comprar unas cosas para mi hermana— suspiro contra la piel de mi espalda, sonreí por la veracidad de sus palabras.

― Ah que bien— volví a responder encubriendo lo que realmente sentía— ¿Por qué no te llevas a James? Yo llamare a Will para que mande otro auto por mi— se soltó rápidamente y al parecer se puso nerviosa porque paso sus manos por la falda y se fue rápidamente a buscar lo que le faltaba

― ¿a James?, no Edward ¡dios!… no te preocupes si no demorare— tomo su bolso y se acerco a mí, sin pudor alguno pase mis brazos por su cintura y pegue mi frente a la de ella, es un martirio cada vez que tengo que dejarla ir, se había convertido en la peor parte de mi día—nos vemos mañana— susurro contra mis labios y me beso, prolongue el beso cuanto más pude estrechándola contra mi cuerpo, cuando ella gimió supe que pronto acabaría— mejor me voy antes de que me quede aquí toda la noche— yo solo asentí, paso su cálido dedo por mi nariz y sonrió.

La mire todo el camino hasta que llego al ascensor y se fue, por alguna razón me sentía ansioso, ¿debería haber insistido en lo de James? O tal vez debería haberla acompañado yo, ¡demonios! Tome rápidamente mis cosas y Salí de la oficina. La espera del ascensor fue eterna, se quedo pegado como diez minutos en cada piso.

― ¡maldita sea!— grite apretando con furia los botones, cuando al fin llego baje e iba cerrando las puertas de inmediato cada vez que pasaba por un piso, varias personas me quedaron mirando molestar pero tenía prisa. Corrí hacia la puerta de Cullen Enterprise y ella no estaba por ninguna parte— ¡demonios!— grite exasperado, James estaba esperándome un poco más allá, camine rápidamente hacia él y le pregunte— ¿viste salir a la señorita Swan?— el hombre me quedo mirando extrañado ya que venía muy acelerado hacia donde estaba el.

― No señor, no la vi—

― ¡maldita sea!— volví a gruñir— está bien, vámonos a casa— le dije mientras me subía fúrico al auto.

Estuve enojado la mayor parte de la noche, odiaba la maldita suerte que tenia. Por alguna razón la misma pregunta que apareció en la oficina apareció nuevamente en mi mente por la noche, eso me hizo exasperarme aun mas ¡odiaba la idea de que Bella tuviera a alguien más!, no podía soportar que se estuviera viendo con alguien, de solo pensarlo me hacia gruñir. Cuando amaneció y sentí el sonido del timbre la calma y la paz volvieron a mi corazón pero estaba extrañado era mucho antes de la hora que Bella acostumbraba a llegar, minutos más tarde la puerta de la habitación sonó mientras me bañaba, sabía que era ella. Salí de la ducha y me encontré con sus ojos mirándome exhaustivamente.

― ¡dios!—dijo tapándose los ojos, me reí de su actitud, no era la primera vez que me veía así de desnudo. Me dio aun mas risa que dijera Dios, decidí bromear con su dicho

― Lo sé—le dije dándole a entender que era yo—llegaste temprano— le comente, pero al momento de mirarla a los ojos me di cuenta que estaba excesivamente maquillada ¿Por qué? Ella se veía hermosa con lo poco que se ponía, incluso estaba seguro y lo había comprobado que sin maquillaje era igual de preciosa, fruncí mi ceño extrañado

― ¿hoy tienes mucho trabajo?— me pregunto mientras me vestía, solo asentí. Aquí había algo extraño, ella jamás había ocupado tanto maquillaje y ¿Por qué rehuía mis miradas?, algo pasaba, lo sentía. Me acerque a ella y de cerca el maquillaje se veía aun más cargado

― Bella ¿Por qué estas…?— mis preguntas se vieron eclipsadas cuando baje mis ojos de los de ella hacia su mejilla, el maquillaje no pudo cubrir lo que era muy evidente, mi dedo se fue raudo hacia mi lengua para humedecerlo, con suavidad pase el dedo por su excesivo maquilla solo para dejar al descubierto un enorme moretón que tenía en toda su mejilla, los ojos de Bella me miraban asustados ¡estaba muerta de miedo! La ira comenzó a emerger como una caldera ¿Quién había osado pegarle? El que lo hizo tenía que darse por muerto.

― Edward… yo—intento explicar pero no el deje que me mintiera tenía que saber la verdad, tenía la leve sospecha que me inventaría algo.

― ¿Quién demonios te hizo esto?— le pregunte mientras bajaba mi dedo, mis puños se apretaron con fuerza para contener las ganas que tenia de destruir algo, ¡nadie podía tocarla!

― No es asunto tuyo—me dijo escondiendo su mirada, el gesto me enloqueció.

― ¡Dime quién demonios te hizo esto!— le grite fúrico, estaba endemoniadamente enojado, podría haber matado a cualquiera con tal de saber quien la había tocado, mire nuevamente el moretón y la rabia combinada con los instintos asesinos me hicieron gruñir, no fui consciente de que había alguien más hasta que escuche una voz

― Sr. Cullen— me gire y Will se apareció por la puerta desatando la ira.

― ¡VETE AL DEMONIO WILL, NO VUELVAS A ENTRAR!—le grite preso de la rabia, el mayordomo se quedo pálido y salió rápidamente, jamás le había gritado pero este no era momento para ver eso, ahora lo que concentraba mi atención era la mujer que tenía en frente que al parecer no pretendía decirme nada—responde—le dije en un tono bajo para no asustarla, retrocedió algunos pasos y se quedo pegada a la muralla, ahora no podría escapar.

― Me… me asaltaron… ayer—me dijo, maldije entre dientes pero aun así no creía en sus palabras, estaba seguro de saber quien había sido la autora de los golpes, decidí seguirle el juego.

― Te dije que fueras con James a comprar, mujer terca—asintió nerviosa—desde ahora en adelante te irás y vendrás con James todos los días—le dije siendo lo menos que pasaría o lo menos que haría para protegerla, camine hacia la puerta y se la abrí—hoy, Emmett irá a tu casa a revisarte, no aceptare un no por respuesta, espérame en el comedor que bajare enseguida— le pedí, ella Salí completamente intimidada y se perdió en las escaleras.

― ¡MALDITA PUTA!— gemí agarrándome la cabeza, sin pensarlo estrelle lo primero que tenia contra la pared, una silla fue mi victima— ¡demonios!— grite cuando el dolor me ataco a mí, tenía que calmarme si no, no podría hacer nada por ella. tome el teléfono y marque el numero que tenía en mente desde que vi el magullón

― Sr. Cullen, gusto en saludarlo— me dijo el jefe de mis guarda espaldas

― Claude, necesitas que pongas a tus mejores hombres al cuidado de una persona, quiero que la protejan día y noche, en viajes, en salidas de la ciudad, en el trabajo, en todo momento no quiero que se despeguen ni un minuto de ella.

― Sí señor, ¿Quién es?

― Mi enfermera, la señorita Swan, la protección comienza desde hoy día. si es necesario contrata a todo el personal que haga falta pero tienen que ser discretos.

― Sí señor, como usted ordene—

― También quiero protección para su domicilio, te mandare con mi abogado todos los datos, tienen que ser muy estrictos en el cuidado y no dejar pasar a una persona en especial, cualquier individuo que sea sospechoso me avisan

― ¿a usted?— pregunto con asombro

― Si a mí, quiero que se me informe de todos los movimientos de esta persona, quiero saber cada media hora de su paradero, cualquier cambio en la rutina diaria se me tiene que informar—

― Sí señor, no hay problema

― Bien, Alexis te visitara en solo unas horas

― De acuerdo señor, lo estaremos llamando—

― Está bien, adiós—

Respire un poco más en paz, esto tendría que haberlo hecho hace mucho tiempo, apreté el teléfono con todas mis fuerzas, podría jurar que la maldita madrastra de Bella estaba detrás de todo esto, estaba seguro. También llame a Emmett, le pedí de favor que la fuera a revisar, no podía permitir que no fuera observada por un doctor, el magullón se veía horrible y estaría más tranquilo sin Emmett la revisaba. El corazón lo tenía desbocado, me senté unos segundos a calmar mi ansiedad, me había puesto como loco al saber que alguien la había tocado, le había hecho daño, ¡estaba furioso! Todo ese día me lo pase haciendo los arreglos sin que ella se diera cuenta, estaba todo listo, jamás nadie volvería a tocarle un solo cabello, antes lo mataba. Al otro día tenia tanto estrés que me vino una crisis en plena reunión de directivos, Bella como siempre tan profesional me ayudo, la mirada del mal nacido de Aro estaba pegada en ella, me sentía como un completo inútil al no poder defenderla de las libidinosas miradas del desgraciado. Ella opto por llevarme a casa y cuidarme allá, a pesar de todo me gustaba estar allí con ella, así que terminé agradeciendo por la revuelta.

― Odio cuando esto sucede—le dije mientras estábamos en mi habitación, Bella había llamado a Emmett desde el camino así que mi amigo arribaría muy pronto.

― Yo también, odio verte así.

― Soy un maldito débil—le dije recordando mi enfado por no poder quitarle al mal nacido de Aro.

― ¡hay!, no seas tan duro contigo además vele el lado positivo te libraste de la junta y del libidinoso de Aro—me dijo haciéndome sonreír muy ampliamente, me gustaba que ella lo detestara.

― Si, tienes razón además—entrecerré mis ojos—aquí puedo besarte— levante mis dedos y gruñí una vez más por ver la mejilla maquillada, yo mejor que nadie sabía lo que había debajo, mis dedos la acariciaron con suavidad, me producía dolor verla así, jamás permitiría que alguien le pusiera la mano encima. Cuando nos estábamos acercando Emmett entro por la puerta haciéndome bufar.

― ¡Emmett!— dijo Bella con fingida alegría, sabía que eran amigos pero ella también le habría agradecido demorarse un poco más en entrar.

― Hola, ¿Cómo estas Edward, Bella?

― ¿Cómo me vez?—le dije haciendo reír a Bella

― Mal, déjame decírtelo. Bien te examinare.

El doctor comenzó su examen, mientras me preguntaba algunas cosas el teléfono de Bella comenzó a sonar, intente parecer que no lo había escuchado pero oí atentamente cuando hablo con alguien y luego llamo a su padre ¿habría pasado algo?, corto y llamo mi atención.

― Edward—me dijo, sus ojos estaba extraños, vidriosos—tengo que irme—me enderece para ponerle toda mi atención

― ¿sucede algo?— le pregunte intentando saber pero su rostro me decía que estaba loca por salir corriendo

― No, solo un problema familiar— me dijo

― Bien, ve entonces— el deje sabiendo que si algo pasaba seria alertado de inmediato, si no jamás la abría dejado ir sola, la habría acompañado como sea.

― Nos vemos mañana—me dijo, tomo sus cosas y salió raudamente de la habitación.

Emmett no le tomo importancia y siguió hablándome pero yo ya no tenía cabeza para algo mas, mi mente se había ido con ella. Una preocupación alarmante afloro en mi pecho, me comencé a sentir ansioso, nervioso y un dolor en mi estomago casi me hizo jadear, Emmett se demoro un poco mas pero se marcho pronto, cuando estuve solo tome mi celular y no lo solté de mis manos si los guardias me llamaban tenía que estar listo para recibir la llamada. Por mi cabeza comenzaron a pasar millones de cosas, ¡demonios! ¿Cómo estaría? ¿Estaría bien? ¿Habría pasado algo con su padre? ¿Necesitaría ayuda?, la ansiedad no me dejaba tranquilo. Will entro con mis medicinas un momento después

― ¿señor que pasa?— me pregunto al verme tan nervioso

― Bella— le dije casi en monosílabo, no podía ni siquiera decir palabra— Bella se fue—

― Si señor ¿pero que hay con eso?

― Algo paso Will, lo presiento, algo anda mal— el mayordomo me miro extrañado pero entendió mi preocupación ya que se acerco a mí y se sentó cerca de donde estaba.

― ¿y la intento llamar?

― No, no quiero parecer tan obsesionado.

― La preocupación genuina nunca es obsesionada señor, cuando se ama nunca esta demás preocuparse— abrí mis ojos a todo lo que daban, la sonrisa picara de Will me decía que estaba hablando muy enserio, ¿Amar? ¿yo amaba a Isabella?, la respuesta que estaba formulando se vio interrumpida por una llamada. Contesté apresuradamente y era la persona que esperaba

― Sr. Cullen la señorita Swan se dirige al sector de Piggleon Crew por los antecedentes era donde ella vivía antes con su madrastrasta. Por su actitud entendemos que algo pasa ya que va corriendo hacia algún lugar— mi corazón se detuvo por algunos momentos.

― Demonios— susurre atónito, el miedo comenzó a embargarme— síganla no la pierdan de vista, cualquier cosa me avisan— hable con entrecortada, sentía que me faltaba aire en mis pulmones, el presentimiento que algo le pasaría se hizo aun mas fuerte— tengo que salir— le dije a Will mientras corría hacia la puerta

― ¡SEÑOR! ¿Qué PASA?— pregunto gritando a mis espaldas mientras avanzaba a zancadas por las escaleras.

― Bella— le dije— algo pasara, siento que está en peligro— dije y me dirigí al estacionamiento— está pendiente del teléfono cualquier cosa te llamare— el hombre asintió y me subí al primer auto que vi, el mismo en el que andaba todos los días.

Salí de la casa manejando como loco, tenía miedo, tenía un maldito y espeluznante miedo, escalofríos recorrían toda mi espalda. ¡Dios! Protégela, pedía por primera vez al de arriba, jamás había rezado y este no era momento para pensar en hacerlo o no, alguien tenía que ayudarla. Cuando estaba por llegar al lugar mi teléfono sonó nuevamente, mi estomago se contrajo de inmediato.

― ¡SEÑÓR!— grito el hombre— ¡LA SEÑORITA FUE ATACADA! ¡NO ESTA RESPIRANDO!, llamamos a una ambulancia y viene en camino— me dijo con desesperación, mi cuerpo se contrajo de inmediato y sentí que me moría. Acelere el auto a lo que más daba y llegue en unos segundos más y me baje sin pensar en lo que dejaba atrás. Corrí como nunca lo había hecho rogando porque no fuera verdad, porque ella estuviera bien. Llegue al piso en donde sabia ella vivía y entre en el estrecho lugar, mi vista se fijo en un solo punto y sentí mi corazón pararse en el mismo instante que vi el cuerpo de Bella desfigurado y cubierto en sangre.

― Bella— susurre paralizado— ¡BELLA!— grite con dolor y desesperación, corrí hacia donde estaba y me arrodille junto a ella, el dolor y la ira se confinaron en uno solo— ¡MALDITA SEA QUIEN HIZO ESTO!— grite intentando tocar su débil cuerpo— ¡BELLA DESPIERTA!— pedí bajando mi cabeza hacia su malograda frente— ¡BELLA!—volví a gritar preso del dolor, mis ojos ardieron como si tuvieran fuego y por segunda vez en mi vida sentí el miedo y el dolor de perder a un ser amado.

Las sirenas de la ambulancia y de la policía inundaron en unos segundos el lugar, unas manos me apartaron de su lado y me resistí.

― ¡NO!— grite cuando me sentí lejos de su cuerpo— ¡ayúdenla por favor!— rogué con la poca respiración que me quedaba, el paramédico asintió y comenzaron a trabajar en su cuerpo.

― ¿y usted quién es?— pregunto la voz de un hombre, lo mire y era un policía, uno de los guardias de Bella le explico la situación y le dijo que la mujer que la había golpeado había escapado.

― Nos vamos al County General— aviso el hombre cuando ya la tenían lista para partir.

― ¡no!— le dije intentando controlar el dolor— llévenla a la Clínica de St. Daysis.

― Si señor— asintió el paramédico y comenzó a dirigir la camilla, seguí a los paramédicos y me metí al auto perdiéndola de vista. Sin poder evitarlo regarme mi cabeza en el manubrio y jadee, lo hice con el dolor más agudo que había sentido desde la muerte de Níkolas, yo no podía perderla, no podía, si Bella se iba yo no podría seguir viviendo. Saque rápidamente y celular y llame a Emmett

― ¡Emmett! ¿estas en la clínica?— pregunte perdiendo el auto

― Si ¿Qué pasa?

― Bella fue atacada nuevamente y está muy mal, yo voy siguiendo a la ambulancia, recíbela cuando llegue, Emmett va mal, va muy mal— respetiva incesantemente— ¡AYUDALA!

― Tranquilo, cálmate, ¿vienes detrás?

― Si voy siguiéndola— puse el auto en marcha y acelere hasta seguir al carro donde la llevaban

― Bien, bajare enseguida, tranquilo todo estará bien— me dijo y colgó.

El camino se hizo eterno, el único sonido que escuchaba era el de la baliza, la carretera era la testigo de esta horrible tragedia, sabía que había sido su madrastra, pero me las pagaría ¡juro que la mataría!, jamás debió meterse con ella. Llegamos a la clínica y Emmett salió de la urgencia recibirla, me baje del auto y lo seguí.

― ¡Emmett!— grite mientras él la examinaba, mis ojos se apretaron con fuerza al verla nuevamente, ella tenía que ponerse bien

― ¡Vamos adentro! ¡ESTA ENTRANDO EN PARO!— grito, mi cuerpo colapso en ese momento, ¿ella estaba muriendo¿

― ¡NO!— grite mientras se la llevaban, la ingresaron por unas puertas y Emmett me detuvo antes de que pudiera seguirla.

― ¡EDWARD! ¡CALMATE!— me grito sujetándome— prometo que hare lo posible

― Sálvala— le dije con la voz quebrada— no hagas lo posible, sálvala— le pedí con un nudo en la garganta.

― Lo hare— me dijo y corrió por las puertas en las que yo no podía pasar.

Mire el letrero que decía no pasar y mi corazón dolió aun mas, me deje caer sobre mis rodillas y me quebré, mi espíritu, mi corazón y mi alma se quebraron al unisonó. Tenía el cuerpo partido en mil pedazos y no volvería a la normalidad hasta que viera esos ojos y escuchara la risa que me llenaba de vida.

Bella tenía que sobrevivir, no podía morir.

Muñequita

CAPITULO V

BELLA POV

¡Joder!, tenía novio, aún no lo podía creer, Edward Cullen era mi novio, wow, si me hubieran preguntado meses atrás si Edward sería mi novio me hubiera carcajeado de la risa, es que nunca, pero nunca pensé que terminaría siendo su novia, pasó de ser mi torturador a mi novio, disculpen que repita tanto la palabra, pero ni yo misma me la creía, mi primer novio es muy diferente a como quería que fuera mi príncipe, la verdad es que mi imagen de novio y futuro esposo había muerto el día que James dejó este mundo, aunque nunca fuimos novios porque no tuvimos tiempo, estábamos realmente enamorados y él me dio mi primer beso minutos antes de morir. Entre escondernos y cambiar de ciudad en ciudad después que me rescató de mi secuestrador fue transformando mis sentimientos que siempre fueron de amistad en amor verdadero, era mi héroe, mi mejor amigo, mi salvador y cuando me di cuenta que ya no lo veía como un hermano o amigo sino que lo quería para mi para toda la vida el tiempo se nos agotó y su vida se extinguió.

Me gusta Edward, lo he ido descubriendo de a poco, es simpático cuando deja fuera la faceta de cabrón, pero tengo que ser sincera sigo enamorada de James, es que no se puede olvidar una amor así como así, quizás siempre lo voy a amar, él era perfecto, siempre lo supe, pero siempre lo vi como amigo, hasta que me enamoré y él me confesó que siempre me había amado, que desde que éramos niños sabía que nunca podría querer a nadie como a mi, había intentado por todos los medios de olvidarme, porque sabía que nunca lo vería con otros ojos, incluso había sido novio de Victoria por largo tiempo, pero decía que siempre estaba yo en su corazón y en su mente y la relación se deterioró hasta el punto que ya no se podía hacer nada más que terminar. En ese momento no supe los reales motivos de su rompimiento, Victoria era también mi amiga, pero cuando terminaron me miraba con odio y dejó de hablarme, cuando James me contó de sus sentimientos me dijo que Victoria siempre había sabido su verdad, pero que tenía la convicción que ella lo haría olvidarme.

¿podrá algún día Edward lograr que lo ame más de lo que amé a James?, no lo creo, además no es que sea pesimista, pero conozco a Edward y su reputación y no creo que le dure mucho el encantamiento conmigo y terminará engañándome, además aún no estoy segura de lo que yo pueda aportar para que esta reciente relación siga adelante, me siento vacía y rota como el primer día que supe que James estaba muerto, que mi vida era una mierda y que nunca podría volver a ser normal otra vez, así que pensándolo bien creo que fue un grandísimo error aceptar ser la novia de Cullen, aggggg, no se qué pensar, el chico es lindo, sexy, el más sexy que jamás he conocido, pero no confío plenamente en él, carajo, mejor dejo de pensar en estupideces.

A los tres días de ser novios mi mundo casi se desploma, llegó un alumno nuevo y cuando lo vi junto a mis nuevos amigos me quería morir. No alcancé a esconderme y me vió, en un principio se quedó al igual que yo mirándonos detenidamente sin hacer nada, sin movernos, sin hablarnos, nada, cuando reaccioné quise dar media vuelta y desaparecer, pero me llamó y de la peor manera que pudo hacerlo

- ¡Isabella!, ey espera – mierda, me quedé estática en mi lugar y me di vuelta lentamente, lo volví a enfocar y recompuse mi cara, no podía ser Jasper era el nuevo alumno, Jasper el hermano menor de James, mi vida se había ido a la mierda nuevamente, sólo me quedaba negar, negar hasta morir, se que no lo iba a engañar, sólo quería ganar tiempo, aunque quizás pudiera engañarlo, hacía bastantes años que no nos veíamos y yo ahora era totalmente distinta física y también emocionalmente

- Mmm, creo que te has equivocado amigo, me llamo Annie, me confundiste con alguien más – me miró con los ojos abiertos como plato y veía en él la duda de si estaba equivocado o no

- Oh, disculpa, te confundí con alguien a quien conozco y no veo en años ¿Annie dijiste que te llamas? – cada vez estrechaba más los ojos, ahora tenía la certeza que sabía que era yo, pero de todas maneras calló, no se el motivo

- No te preocupes

- Ok

- Ey, veo que conociste a mi hermosa novia – Edward había escuchado mi verdadero nombre y había algo raro en sus ojos, no supe identificar ese brillo inusual, pero prontamente sonrió y me guiñó un ojo y supe que por el lado de Edward estaba todo bien.

Los siguientes días Jasper siempre trataba de encontrarme sola para conversar, pero lo eludía lo mejor que podía, cada día que pasaba se veía más molesto y me daba unas miradas siniestras que hacían que me erizara, seguramente me odia por ser la causante de la muerte de su hermano y con justa razón, yo causé su muerte, yo debería estar muerta, no él.

Habían pasado tres semanas desde que éramos novios y la verdad es que cada día era mejor que el anterior, Edward se portaba como un perfecto caballero y no me presionaba por nada, tonta no soy y se que quería más de mi, pero yo no estaba lista y él lo comprendía, apenas le dejaba besarme y tomarme de la mano, no lo dejaba que acariciara mi cuerpo puesto que siempre llevaba la faja para cubrirlo, pero la verdad es que creo que puedo decirle mi necesidad de llevarla, no revela mi pasado y a veces me da la impresión de que él lo sabe ¿cómo se preguntarán?, no lo se, pero a veces mira mi cuerpo de determinada manera como si tratara de ver que hay debajo.

El único que sabe con certeza que me fajo es Paul, ya que hace un tiempo lo descubrió y no pude mentirle y le conté parte de la verdad diciéndole que me avergonzaba mi cuerpo y por eso me fajaba, me trató de tonta y sin mala intención me pidió que me sacara la faja y le mostrara, lo hice, confío en él, claro que me quedé en sujetador y bragas, me sentía tan indefensa como desnuda ante él, con la vista baja para no ver su reacción, pero levantó mi cara con un dedo para que lo mirara directamente a los ojos y me dijo que era muy hermosa, que no debería ocultar más mi belleza de esa manera, se que soy hermosa, siempre me lo dijeron, pero no le puedo decir que me oculto por miedo a que otro hombre se obsesione conmigo de la misma manera que ese desgraciado lo hizo, así que le dije que lo pensaría, pero ahora con Edward en mi vida es más difícil seguir ocultando mi cuerpo, he llegado a quererlo mucho y la verdad es que cada vez que me besa o me mira con esos ojos tan hermosos en los cuales cada vez me pierdo más me excita, si me excita y cada vez más, soy una adolescente y mis hormonas empiezan a despertar y por dios, la manera en que me besa hace que desee que me presione y pida más que besos, casi he estado a punto de pedírselo un par de ocasiones, pero me acobardo, además me siento mal por desear a Edward porque aunque sigo amando a James, con él nunca tuve este tipo de pensamientos, apenas nos dimos un beso, nuestro amor fue más platónico, pero amor al fin y al cabo y a veces me da miedo olvidarlo porque al fin de cuentas él murió por mi culpa, aunque lo había idealizado como mi futuro esposo nunca me puse a pensar que para eso él tendría que tocarme, excitarme y hacerme el amor, en cambio con Edward voy por ese camino, si, quiero que me toque, que me excite, que me tome entre sus brazos y me haga mujer, su mujer, mierda, estoy enamorada, joder, estoy enamorada de Edward Cullen.

Lo único que hacía sombra a mi reciente felicidad era la presencia de Jasper, se que tenía que conversar con él, aclarar las cosas, pero me daba tanto miedo que se descubriera mi secreto, no estaba preparada para mostrarme tal cual soy.

Hoy Edward me invitó a su casa, quiere presentarme oficialmente a sus padres como su novia, estoy muy nerviosa, me ha costado mucho abrirme a las nuevas personas que están ahora en mi entorno, por ejemplo sus amigos y ahora los míos me han tratado bien, especialmente su hermana Alice, ella es un amor, la más difícil fue Rosalie, pero hasta cierto punto la entiendo, es que ella está bien caladita de Emmett y el oso no le da ni la hora, y lo que es peor es que hace dos semanas se me declaró, dice que me quiere, que deje a Edward, que me hará daño, pero lo rechacé rotundamente, lo veo como amigo y me da pavor que alguien se entere de lo que me dijo, Edward no es una persona pacífica y ya ha demostrado en varias ocasiones que no le gusta que nadie me mire de esa manera, es muy celoso, hasta le pegó a un chico que me dijo un piropo, así que no quiero ser la causante de discordia en el grupo de amigos, además Rose me cae cada vez mejor, a veces tira sus indirectas sobre Emmett y yo, pero me hago la tonta y pronto olvidamos el tema.

Como iba diciendo hoy iré a almorzar con los padres de Edward, es más ya faltan pocos minutos para que él me pase a buscar, pero ya estoy lista, me miro al espejo por última vez y el reflejo muestra siempre lo mismo, una chica fea y sin gracia ¿qué pensarán los padres de Edward al verme tan insignificante para su hijo?.

Ya íbamos de camino a su casa, pero de pronto estacionó el vehículo, se volteó para mirarme y joder esos ojos me derretían.

- Bésame Annie, por favor bésame – no lo pensé más y me abalancé para besarlo, diablos, cómo lo deseaba, el beso empezó como siempre, suave, tierno, pero yo quería más y él también así que profundicé el beso y él respondió con pasión contenida

- Me vuelves loco Annie, te juro que me vuelves loco, no te quiero presionar nena, pero cada vez me quemo más, quiero tocarte, quiero sentirte, pero si no estás lis…

- Shhhh, Edward, estoy lista, yo también te deseo, ardo por que me toques, pero me da miedo, mi cuerpo, yo….

- No me importa el motivo que tengas para ocultarlo bajo esa faja, eres hermosa y te deseo, quiero tocarte, Annie por favor sácate esa faja, déjame ver tu cuerpo – mierda él sabía, nunca me lo había dicho pero lo sabía

- ¿cómo….

- Después te cuento como lo se – con indecisión me incorporé lo que más pude dentro del coche y lentamente me saqué la sudadera dejando en evidencia la faja, lentamente la fui sacando de mi torso, los ojos de Edward no dejaban de mirarme con expectación y deseo y eso me dio el valor para seguir adelante hasta sacarla por completo quedando en sujetador

- Mierda, eres más hermosa de lo que había imaginado, eres una jodida diosa Annie – dijo cerrando los ojos de tanto deseo, su voz estaba más ronca y respiraba agitadamente, volvió a abrir los ojos y con estos me pidió permiso para tocarme, tragué en seco y asentí con mi cabeza para que me tocara, cuando lo hizo sentí un placer indescriptible, su toque fue suave, primero recorrió mi cintura mandando descargas de electricidad por todo mi cuerpo, fue ascendiendo lentamente hasta tocar mis pechos por encima del sujetador, sus ojos estaban cada vez más oscuros y respiraba cada vez más agitado, cuando abarcó mis pechos con sus manos cerró los ojos disfrutando, mis ojos también se cerraron y no pude evitar que se me escapara un jadeo de placer. Al escucharme maldijo despacio y soltando mis pechos me abrazó con fuerza

- Mierda, Annie, eres tan hermosa que duele mirarte, carajo te deseo tanto que tengo miedo que pueda abrumarte con mi pasión, yo no quiero hacerte daño, mejor cúbrete antes de que no responda por mis actos, oh nena yo…

- ¿tú qué?

- Carajo, yo te quiero, te amo, te amo tanto Annie, no se cuando pasó, pero desde hace semanas que me muero por decirlo, te amo y me da miedo, nunca me he enamorado y siento que me voy a volver loco de tanto amor que siento por ti – no sabía que decir, más bien si, pero su declaración me había tomado por sorpresa, pero debía ser valiente

- Yo también te amo Edward, mucho, mucho y también siento miedo de lo que siento.

- Nunca te dañaré, nunca te faltaré el respeto, eres lo más importante que tengo, eres mi mundo entero – esta tan feliz.

EDWARD POV

Estaba completamente enamorado de Annie, la amo y por fin se lo dije, más contento me tiene el hecho de que ella responde mis sentimientos, ahora me alegro de no haberla engañado hasta ahora, he tenido varias oportunidades y no puedo mentir me ha resultado trabajoso dejar mi lado canalla, pero el primer día que le pedí ser mi novia estuve bastante tentado, incluso llamé a una zorra y nos encontramos, pero cuando estaba listo para calmar la calentura que llevaba su cara vino a mi mente y no pude seguir adelante, me alejé como si los toqueteos de la zorra de Ángela me quemaran, me dio hasta asco que me tocara y me alejé dejándola sola en su casa.

Cuando se supo en el colegio que era novio de Annie las reacciones fueron diversas, desde asombro, incredulidad hasta entendimiento, ya que algunas personas dicen se veía venir por la forma en que nos mirábamos y era verdad no tengo ojos para nadie que no sea ella.

Pero algo dentro de mi me hacía sentir inquieto y es lo poco que la conozco, hemos compartido muchas cosas desde que somos novios, ahora se por ejemplo que ella vivió casi toda su corta vida en Chile, wow, o sea, nunca lo hubiera imaginado, su inglés es nítido, pero cuando le pedí que me hablara español casi me corro ahí mismo, se veía tan putamente sexy hablando ese idioma latino, se me da bien el español por lo que entendía a la perfección lo que me decía.

Mis visitas a su casa son todos los días, llego a puro dormir a la mía, paso todo el puto día con ella y me encanta, cuando llega la hora de irme no la quiero dejar, me duele la separación, pero no hemos avanzado en el tema físico como para quedarme a dormir con ella, la deseo más que cualquier cosa, pero la respeto y no quiero presionarla, así que las duchas frías y la autocomplacencia son pan de cada día para mi.

Cuando estamos en su casa, reímos, jugamos, vemos televisión, escuchamos música, aunque cuando escuchamos música noto que Annie se pone un tanto triste, así que prontamente cambiamos de actividad. Nos hemos juntado también bastante con sus amigos de la Push y ahora puedo casi decir que también me consideran amigo a mi, se lo mucho que quieren a mi Annie, así que bien seguido me tengo que mamar la cantaleta de que si le hago daño me matan.

Pero lo que me dejó bien loco, fue que hace unos días llegó un alumno nuevo llamado Jasper y su reacción al ver a Annie me asustó bastante y sobretodo por la reacción de Annie, parecían conocerse, pero descarté la posibilidad por que él la llamó Isabella, ese maldito nombre que me corroe el alma, pero mi Annie le aclaró que estaba equivocado, Jasper aceptó la equivocación, pero no se, algo raro hay ahí, quizás el amor me tiene jodido, porque Annie es Annie, no puede llamarse de otra manera y menos como la zorra de Carlisle.

Estaba pensando puras pendejadas lo se, pero es que acababa de ver y tocar a mi diosa sin esa maldita faja que usa y joder, era hermosísima, sus pechos eran la gloria, su cintura estrecha, pechos grandes pero firmes y carajo, cuando la toqué mi piel quemaba y estuve a punto de correrme, mi erección palpitaba y me moría por tumbarla en el asiento del auto y hacerle el amor sin descanso, pero teníamos tiempo, no quería abrumarla con mi lujuria, ella era inocente, pura y tenía que ganarme su pasión porque su amor ya lo tenía, después de tocarla nos confesamos y fue el momento más hermoso que he tenido en mi vida, joder parezco marica, pero no me importa, la amo, es mi vida, toda mi puta vida y ha valido con creces haber cambiado para ella, ser mejor cada día para que nunca deje de quererme.

Cuando llegamos a casa se la presenté a Esme, Carlisle había tenido una emergencia por lo tanto había tenido que ir al hospital, así que tendríamos que almorzar sin él, y la verdad es que me alegraba, nos hemos llevado mejor en estos días, gracias al buen ánimo que traigo desde que Annie está en mi vida, pero no olvido su maldito error.

Esme estaba encantada con Annie y al parecer el sentimiento era recíproco, quizás era por la ausencia de los padres de Annie en su vida y al hecho de que Esme es tan maternal y encantadora, la que no se veía muy contenta era la enana de mi hermana

Cuando estábamos por servirnos el postre Alice explotó, reprochándole a Annie el hecho de que ella le había comprado ropa nueva y sexy para que Annie la usara y Annie seguía vistiéndose como siempre, no le veía lo malo a su ropa, ella era diferente y así la amaba, además para que iba a necesitar ropa sexy si ella me excitaba con solo mirarme, por supuesto defendí a Annie con dientes y uñas alegando mi verdad que ella no necesitaba ese tipo de ropa para tenerme excitado, bueno, se que no fue la mejor manera de decirlo, pero joder, la enana estaba siendo hiriente y Annie estaba bastante avergonzada mirándose la ropa. Se que Alice no lo decía con mala intención, pero estaba hiriendo a mi amor y eso no lo permitiría, pero Alice adujo que quería jugar a la Barbie Annie, que quería verla convertida en una muñequita. La reacción de Annie nadie la esperaba, se paró rápidamente de la silla botándola, respiraba agitadamente y su cara estaba roja de rabia y dolor. Justo en ese momento venía entrando Carlisle y vió toda la escena estupefacto

- NO SOY UNA JODIDA MUÑEQUITA, NUNCA, PERO NUNCA DIGAS ESA PALABRA DELANTE DE MÍ, NO SOY UNA MUÑECA, YA NO LO SOY Y NUNCA LO VOLVERÉ A SER, SI NO ACEPTAS COMO SOY, POR MI TE PUEDES IR AL DEMONIO – dijo claramente furiosa, pero sus palabras estaban teñidas de dolor y sus lágrimas surcaban sus mejillas, me paré de mi asiento y la abracé para reconfortarla y le pasaran sus nervios, pero quedé de piedra cuando Carlisle enfocó bien su vista en Annie, sus ojos se abrieron como platos y su respiración se agitó, no entendía nada

- ¿ISABELLA? SI, ERES ISABELLA, ISABELLA SWAN

Noooooo, gritaba mi interior, no podía ser, ella no podía ser la puta de Carlisle, debía ser un error, ella no, ella era mía, era pura, era inocente, ella era mi Annie, pero casi sin darme cuenta había soltado a Annie y esperaba que negara, que dijera algo que me sacara de la incertidumbre, pero Annie frunció el ceño y negó una y otra vez, me sentí ligeramente aliviado, pero como un relámpago me llegó Jasper, él también la había llamado así, nooooooo, ella era una mentirosa, ella no se llamaba Annie, se llamaba Isabella y era la amante de Carlisle, dios me quería morir, tenía ganas de romper todo. Estaba completamente en shock que no me di cuenta cuando Alice se llevó a Ann… a Isabella de la casa

- ¿ella es Isabella? ¿estás seguro? Carlisle, ella dice llamarse Annie y es novia de Edward – decía Esme totalmente shokeada igual que yo

- Si querida estoy seguro, ella es Isabella, está totalmente cambiada pero es ella, nunca la olvidaría

- Oh, dios Carlisle – Esme se echó a llorar mientras el hijo de puta de Carlisle la consolaba

Me fui al dormitorio en estado zombi, no podía pensar coherentemente, había empezado como el día más feliz de mi vida y había terminado odiando a Ann… Isabella, maldita sea ¿por qué a mi?, por qué me engañó, por qué tenía que ser la zorra de Carlisle ¿había venido a este pueblo a buscarlo?. Dios eran tantas las preguntas que tenía rondando en mi cabeza, pero no quería pensar, me quería morir, pero antes me las pagarían, si, me las pagarían, si ella era tan zorra y tan buena actriz como para engañarse con su falsa pureza, la bajaría del altar donde yo mismo la había puesto, me la follaría hasta destrozarla, era una puta y ahora era mi puta, le destrozaría el puto corazón, me saciaría de ese cuerpo y después la humillaría como la zorra que es y Carlisle sufriría al ver como le quito a su zorra y lloraría al saber que ahora es mía y que me la follo hasta cansarme.

¡CARAJO! La amaba tanto, pero debía odiarla. Tomé el maldito celular y llamé a la zorra de Tammy, si, ella me saciaría hasta sacarme esta maldita rabia que tenía.

Me la follé bien follada a esa zorra, fui un poco brusco, pero que más da, para eso sirven las putas, para follar sin remordimientos de dañar a alguien especial, ya no tenía nada, estaba vacío, hueco por dentro y sin embargo cuando me la estaba follando duro no pude dejar de pensar en la puta de Isabella, en sus gloriosos pechos que sólo ese día había tocado, mierda, ella me tenía loco, pero ya vendrá tu turno zorrita, me las vas a pagar Isabella y tu cuerpo me va a saciar como de me la regalada gana.

Cuando llegué de madrugada a casa borracho y drogado me quedé dormido de tanto llorar, si, lloré como un crío, lloré como nunca lo había hecho antes, pero sería la última vez que lo hiciera

CARLISLE POV

Dios, no podía creerlo, ella estaba tan cerca, nunca pensé encontrarla acá, pero el destino la había traído y ahora estaba completamente en mis manos protegerla, antes debía averiguar cómo estaba, al parecer no muy bien, seguramente por medida de precaución se había cambiado el nombre y el aspecto, pero era ella, esa pobre niña.

A Isabella Swan la conocí cuando llegó a la sala de urgencia hace meses atrás cuando estaba en una convención médica y acompañé a un colega al hospital que dirigía, estando allí me encontré con un caso horroroso que nunca en mi vida podré olvidar, estaba en la entrada de la sala de urgencia cuando ingresó un tipo trayendo en brazos a una niña entera ensangrentada, estaba al borde de la muerte, cuello y muñecas cortadas, el tipo gritaba por ayuda y rápidamente fue puesta en una camilla, pero lo extraño es que la jovencita no soltaba el agarre que tenía alrededor de la camisa del tipo, todos pensaron que era su padre o pariente y cuando un enfermero se inclinó para que la niña se soltará de ese hombre, ella abrió los ojos y rápidamente tomó el bolígrafo que tenía el enfermero en el bolsillo de la camisa y casi sin darnos cuenta se le enterró al tipo en el cuello con fuerza y como pudo le dijo no soy una jodida muñequita, a todos les llamó la atención, el tipo trató de salir corriendo, pero el enfermero al que le había sacado el bolígrafo gritó para que detuvieran a ese hombre que ahora estaba herido, la confusión era enorme y cuando lo atraparon el enfermero pidió llamar a la policía. Adujo que la niña que ahora llevaban rápidamente a cirugía era Isabella Swan, una chica que había sido raptada por ese tipo que la había llevado al hospital, todos quedaron anonadados, pero al escuchar al enfermero todos los que estaban presentes miraron a la chica con cara de pena.

Pedí a mi amigo hacerme cargo de las heridas de la chica y me concedió el permiso, cuando entré, ella estaba casi muerta, pero lo que más me impactó fue el hecho de que pedía que ayudaran a James, traté de que no hablara, estaba con su cuello rasgado, pero ella decía que ese tipo le había disparado a James, le dije que la ayudaría, pero que ahora debía dejar de hablar.

Después que la operé y cerré sus heridas ella estaba muy mal, me daba tanta pena su situación e inmediatamente me acordé de mi preciosa Alice, me moriría si a ella le pasaba algo así. Después les hicimos todos los exámenes de rigor en ese caso y alegremente descubrimos que el tipo no se la había violado, afortunadamente una enfermera estaba más al tanto del caso de la niña y me contó su historia, decía que hace más de un año la niña había sido secuestrada, pero que a los tres meses de encierro un agente policial y amigo de la chica la rescató y habían desaparecido, seguramente escapando, ya que al momento de encontrarla no pudieron atrapar al secuestrador, pero ya sabían la identidad del tipo. Contaba la enfermera que los noticieros de todo el mundo estaban enterado del caso y seguían las pistas del paradero de la chica, pues al parecer el secuestrador había asesinado a sus padres y al hermano de Isabella, además Isabella era conocida porque era una cantante joven y muy talentosa.

Pero lo que más me impactó fue cuando a las pocas horas de ingresar Isabella trajeron a un joven herido, estaba mal y al revisarlo entendí que no viviría, llevaba muchas horas herido y con varias balas en el cuerpo, el joven gritaba el nombre de Isabella y comprendí que era su amigo que ella llamaba James, se encontraba toda la policía en el hospital tomando declaraciones, ya se habían llevado al secuestrador a la cárcel después que lo habían curado.

Un agente de apellido Black se acercó a saber de la salud tanto de Isabella como del joven, estaba realmente desesperado por las noticias que tuve que darle, los dos estaban al borde de la muerte.

James pudo despertar y lo único que pedía era que protegieran a Isabella, se notaba el amor que le profesaba, no era solamente deber, era amor puro y era una lástima que esas dos personas que suplicaban por que el otro se salvara estuvieran pasando por algo así, el primero en fallecer fue el joven James y hasta su último aliento pidió protección para la chica que ahora luchaba por su vida, pasó un día y al fin despertó y cuando pidió que ayudaran a James, que posiblemente estaba herido, que él la había salvado, pero no había sido suficiente y el secuestrador la había seguido, ella por miedo se había auto infligindo las heridas, era tan desalentador, el señor Black le tuvo que dar la noticia que James había muerto el día de ayer y entró en desesperación, temí que las heridas se abrieran, además estaba tan débil y apenas podía hablar, sacó fuerzas de flaqueza y gritó, lloró para posteriormente caer en coma profundo, el agente Black lloró por el infortunio de la chica y en su dolor comentó otros datos del caso de la chica, el caso era llamado "muñequita", por que así le decía el secuestrador, no la había violado, solamente la tenía en cautiverio, estaba totalmente obsesionado con ella y cuando James la rescató un año antes se dieron cuenta de la verdadera obsesión del desgraciado, habían encontrado miles de videos donde el tipo la filmaba, ella estaba en buenas condiciones físicas, pero deteriorada mentalmente, la obligaba a vestirse con vestidos de muñecas de porcelana, de esos antiguos, la obligaba a tocar instrumentos musicales por horas para su propio deleite y al parecer mientras ella tocaba él la miraba a través de los vidrios especiales que formaban su jaula y se masturbaba mientras la veía. Había matado a sus padres y hermano porque seguían la pista de cerca, eran millonarios así que contaban con otros recursos además de la policía.

Cuando escapó ayudada por James recibió el mayor apoyo que se podía en ese momento, así que se cambio su identidad y la de James y estuvieron un año viviendo en distintos lugares, siempre escapando, hasta que el desgraciado los encontró y el resultado fue un joven muerto y una chica hermosa en coma.

Desde que la vi sentí una necesidad por protegerla, además se lo había prometido al joven antes que muriera, así que quería esperar hasta que Isabella saliera del coma y la convencería de ir a vivir con mi familia, pero no fue posible Esme no lo permitió y su negativa fue fuente de diversas discusiones y llantos, ella es muy buena, pero estaba asustada de tenerla con nosotros, cuando le conté a fondo lo que sabía de la niña lloró, lloró mucho. Había pasado ya un mes y yo no me recuperaba y aún no lo hago, siempre la misma imagen en mis sueños, ella cubierta de sangre llorando y luchando por vivir, el joven pidiendo protección para Isabella, son imágenes desgarradoras que me impiden vivir en paz, Esme por fin cedió y cuando viajé a buscarla y conversar con ella ya no estaba y nadie sabía de su paradero, hacía pocos días que había salido del coma y había desaparecido, nunca pude ayudarla, pero ahora la había encontrado y era novia de Edward, cuando entré al comedor puesto que iba a conocer a la famosa novia, esa que había transformado por completo a mi sobrino, un cambio para bien, estaba tan contento de conocer a la chica que hacía que los ojos de mi querido muchacho brillaran y que había logrado alejarlo del alcohol y las drogas quedé estupefacto cuando la oí gritar que no era una jodida muñequita, cuando la vi bien, era ella, mi pobre muchachita, esa a la que una vez quise que fuera otra hija más en mi vida, al fin la había encontrado y ya casi formaba parte de la familia gracias a su noviazgo con Edward.

Fui al estudio y Esme me esperaba, estaba tan desconcertada como yo, más tendríamos que hablar con Isabella y posteriormente hablar con los chicos.