Capitulo 8:
Meses de Tranquilidad
― ¿está embarazada?— Una tercera voz se hizo presente en el momento— venia a saludar a mis hijos y me encuentro con esta pequeña sorpresa— el hombre que estaba frente a nosotros era Carlisle Cullen, el padre de Edward
― No es asunto tuyo— respondió Edward con sus labios apretados, rápidamente me paso hacia su espalda para protegerme, esta vez no cedí, al momento de ponerse entre nosotros me volví a situar a su lado
― ¿no lo es?, creo que estaríamos hablando de mi nieto querido hijo, creo que al llevar mi apellido pasa a ser directamente asunto mío
― Basta papa, vete ya por favor— pidió Alice quien estaba completamente tensa, Jasper se había puesto de pie y estaba parado a unos cuantos pasos de Alice esperando a que una batalla campal se desatara ¿hasta qué punto podría llegar Carlisle Cullen?
― No me des ordenes, Alice— la reprendió en un frio y duro tono
― Carlisle ya basta, no montes un escándalo— pidió Edward con una voz que sobrepasaba todos los niveles de tranquilidad, a pesar de sentir su evidente tensión estaba guardando la calma, el tono amenazador que acompañaba a aquellas palabras me hizo estremecer.
― ¿tan fácil dejaste que una casa fortunas te atara?— dijo mirando directamente a Edward e ignorando mi presencia— eres un estúpido Edward, ahora tendrás que cargar con un bastardo—
― Vuelve a decir eso y juro que te parto la cara— las manos de Edward se fueron a la chaqueta de Carlisle, sus pies dejaron de tocar el suelo por un momento, todo fue tan rápido que ninguno midió las consecuencias de lo que sucedía debido al altercado los músicos pararon de tocar y toda la gente se puso de pie para ver lo que sucedía.
― Suéltame maldito imbécil, eres tu el que se ha buscado esto, juro que no te daré ni un peso de mi dinero, mi fortuna no se irá con una enfermera de cuarta
― ¡basta!— grito la voz femenina de Esme Cullen— Carlisle, ya basta, estas montando un espectáculo— Edward soltó a su padre y este retrocedió unos cuantos pasos.
― Esme, mi amor apuesto a que no sabías que volverás a ser abuela— se giro hacia la mujer, Esme soltó una bendición y se llevo las manos a la boca, demonios — esto es algo que hay que celebrar— alzo su voz haciendo que se escuchara en todo el salón— ¡compartan todos la alegría de mi familia! ¡escuchen! ¡la novia de mi querido hijo está embarazada!— el sarcasmo y veneno en sus palabras me hicieron palidecer, toda la gente nos quedo viendo e intento disimular la vergüenza ajena que daba el momento, Carlisle estaba haciendo de mi embarazo una mofa. Los susurros no se hicieron esperar, todos comenzaron a cuchichear sobre lo que sucedía en un extremo del salón.
― ¡detente Carlisle!— dijo Esme tomándolo del brazo para jalarlo— no hagas esto, empeoraras todo con Edward
― Ya nada tiene solución entre nosotros Esme, tu hijo se ha cagado la vida para siempre, ahora aparte de tener a una americana como esposa será padre de un pequeño bastardo, ojala pudiera impedir que lleve mi apellido, no me gusta compartir con mestizos— el cuerpo de Edward rugió y en zancadas avanzo lo poco que nos separaba, nuevamente, intente retenerlo pero mis brazos no eran lo suficientemente fuertes como para poder parar la fuerza de su caminar, los brazos de Jasper fueron mas rápidos y alcanzaron a detener la pelea.
― ¡Edward cálmate!— le pidió mientras ambos forcejeaban
― Maldito infeliz, eres un desgraciado— decía incesantemente, Carlisle solo mostraba la sonrisa de malvada satisfacción, el disfrutaba con vernos indispuestos.
― ¡ya fue suficiente!— alce mi voz de repente, ya daba igual, Tanya venia acercándose rápidamente hacia nosotros, el escándalo ya estaba hecho— no permitiré que ose manchar el momento que estamos viviendo, mucho cuidado con ocupar el nombre de mi hijo o hija para llenarse la boca con él. Quiero que sepa desde ya y en frente de toda esta gente que además no tiene porque escuchar esto que jamás— avance delante de Edward— jamás permitiré que dañe a mi familia y no empezará ahora con la noticia de mi embarazo, usted tendrá todo el dinero del mundo pero le falta algo muy importante Carlisle Cullen, sentimientos, el dinero no puede comprarlos y algún día lamentara no haber mantenido esa palabra dentro de su vocabulario.
― Bella discúlpalo por favor— comenzó nuevamente Esme
― No Esme, si el va a agriar todos nuestros momentos desde ya le digo que a mí no me interesa lo que diga, el día que usted se dirija a nosotros como debe ser, escuchare sus palabras
― Antes muerto— susurro con desprecio
― Entonces vivirá todos los años que hacen falta Carlisle, recuerde que la vida da muchas vueltas y casi siempre nos hace pagar por nuestros errores aquí en la tierra— Tanya llego a nuestro lado en compañía de Math
― ¿Qué sucede?— pregunto— no quiero que se peleen, es suficiente
― No te preocupes Tanya, aquí no pasa nada— la tranquilice— ya hemos hablado todo lo que debíamos
Carlisle Cullen nos dio una última mirada y salió sin decir nada más del salón, Esme tomo sus cosas y se despidió de nosotros para seguirlo, la compadecía totalmente, tener a un hombre como Carlisle a tu lado era toda una tarea. Mis nervios colapsaron y me hicieron tambalearme en mi lugar, cerré mis ojos rápidamente para aplacar el maldito mareo que amenazaba con tumbarme en el suelo. Alice quien estaba más próxima a mi me agarro firmemente de los brazos y ayudo a que no cayera.
― Tranquila, ya todo paso— una pequeña sonrisa sin alegría se dibujo en su rostro, una de la misma calidad apareció en mis labios— eres fuerte Bella— concedió en susurros— creo que eres aun más fuerte de espíritu que Edward, me alegra que sea así, tu llevaras muy lejos a mi hermano
― Gracias Alice— susurre cerrando nuevamente los ojos, el mareo no pasaba, sentía mis piernas temblar y ser acompañado por todo mi cuerpo. Edward estaba temblando de ira, su cuerpo que estaba tenso parecía esculpido en mármol, sus ojos brillaban con asesina intensidad, conocía perfectamente esa mirada y sabía que lo más sano era marcharnos de aquí.
― ¡maldito Carlisle!— bramo Tanya con resentimiento— es un idiota, siempre arruina todo.
― Perdónanos Tanya— dijo Edward por primera vez, su voz aun sonaba ronca y rabiosa— es mejor que nos vamos Bella— dijo dirigiéndose a mí, yo asentí lentamente y camine hacia su lado, en el trayecto el malestar se hizo más fuerte y me tambalee, Edward no demoro en agarrarme entre sus brazos
― Lo lamento… no me siento bien— me pegue a su pecho
― ¿vez? Debemos irnos, debes descansar, el embarazo de Bella es de riesgo por lo que no puede pasar por estas situaciones— sus ojos me miraban brillantes pero su expresión era de culpa
― Maldita sea— gimió Alice— entonces váyanse pero por lo menos espera a que se le pase el mareo, te lo digo por experiencia propia que no es bueno caminar con mareos.
― Está bien— dije mirando a Tanya— perdónanos por lo que sucedió.
― No hay nada que perdonar, seria yo en ese caso la que debería pedir perdón, tal vez ni siquiera debí invitar a Carlisle, nunca espere que el hiciera esto.
― No es tu culpa Tanya esto sucedería en cualquier parte, solo que había demorado un poco en suceder
― Bueno ¿Por qué no vamos a cortar el pastel Tanya?— musito Math para aligerar el ambiente
― Si… vamos—respondió ella un tanto acongojada— ¿estarán bien?— pregunto mirándome directamente
― Si, estaremos bien, te avisaremos cuando nos vayamos
― Está bien, nos vemos después—
Los novios se tomaron de las manos y caminaron lentamente por el salón, sujete a Edward del brazo y lo lleve hacia la mesa, el no decía nada, sus labios estaban dibujados en una sola línea en sus rostro sabia de sobra que estaba batallando con sus demonios internos. Se sentó a mi lado y no supe que hacer, mi cuerpo se estremeció al ver la mirada vacía que había en ellos, ¿estaba sufriendo? Podría asegurar con mi vida que sí, yo sabía que a él le dolían estos enfrentamientos con Carlisle solo que aun no entendía como el mismo Carlisle no se daba cuenta.
― Edward— susurre casi en su oído, su cuerpo dio un respingo y se giro para verme
― ¿te sientes mal?— pregunto con pena en sus palabras
― No te preocupes ya está pasando pero prefiero no pararme, no quiero abusar de mi suerte
― Está bien, nos quedaremos cuanto tú quieras— termino y fue la última vez que escuche su voz en la tarde.
Todo el resto de la velada la pasamos en silencio, a pesar de lo terrible que había sido la exposición de la noticia muchas personas se acercaron para darnos las felicitaciones, la noticia de nuestro matrimonio también se desplego por el salón, estaba segura que mañana todos los medios de noticia ingleses sabrían del acontecimiento, solo me preguntaba ¿Cuánto demorarían en llegar a Chicago? Esperaba que mucho más de lo rápido que sería aquí. Edward pasó todo el tiempo pensativo y no compartió palabra con nadie más, mire de reojo muchas veces y su expresión siempre era la misma, fría, tan fría como lo era hace algunos meses más. Con cada encuentro que teníamos con Carlisle, Edward iba cerrando su corazón hacia él y eso me asustaba, el era su padre y por lo tanto estaría ligado toda la vida a él, mi miedo era que no lograran establecer un punto medio en su relación y perdieran el tímido y delgado lazo que los unía. Sabía que él no se merecía nada pero yo no estaba pensando en Carlisle solo pensaba en el hombre que tenía en frente a mí y que sabía de sobra que sufría.
Dilate lo mas que pude el momento de nuestra partida, compartí con Alice, Jasper, Níkolas y toda la familia Cullen que había en el salón, no quería malos entendidos con nadie ni tampoco que pensaran mal de Edward por enfrentar a su padre, el cada vez que reía o exclama fuerte me miraba, en sus ojos siempre se reflejaba esa tristeza que le comía el corazón, cada vez temía que eso fuera aun más grave de lo que pensaba.
Cuando el reloj marco las cinco de la tarde Tanya lanzo el ramo a todas las solteras, por más que intento apuntar hacia mi lado yo no corrí hacia él, no tenía ganas realmente no podría mentir diciendo que me sentía bien, si Edward estaba sufriendo yo lo hacia el doble. Una de las primas de Edward fue quien lo agarro, estaba feliz y radiante al igual que su novio, ambos se besaron con dulcera al momento de encontrarse. Una hora más tarde abandono el salón junto a su esposo pétalos de flores y cientos de personas fueron quienes los despidieron. Avanzaron en el auto por el hermoso sendero lleno de arboles y se perdieron de la vista de todos.
― Bella— susurro Edward a mi lado, me gire y estaba parado justo atrás mío con la misma expresión de toda la tarde— vámonos— me dijo y comenzó a caminar hacia los aparcamientos. Se fue bajo la atenta mirada de todos los presentes, ni siquiera se despidió de Alice, Jasper y Níkolas
― Demonios— susurre exasperada— Alice lo siento mucho
― No te preocupes Bella, conozco perfectamente las reacciones de Edward, he vivido toda la vida con ellas— rio suavemente— dale amor Bella, eso es lo que necesita solamente Amor.
― No te preocupes, el no pasara por lo mismo otra vez Alice, eso puedo jurártelo. Nos vemos
― Adiós Bella, nos veremos pronto— sonrió
― Adiós Bella, cuida a ese bebe— dijo Jasper con su hijo en las manos
― Lo hare, espero verlos en Chicago— les dije mientras avanzaba
― Ahí estaremos
― Adiós— levante mi mano y rápidamente me encamine hacia donde iba caminando Edward.
El viaje de regreso a la casa fue en silencio, a penas llegamos a las puertas el subió las escaleras casi dando zancadas, llego a la habitación y se giro para esperarme
― ¿estás muy cansada para viajar de vuelta en este momento?— me pregunto a penas entre en la habitación.
― No— mentí, estaba cansada— vámonos Edward— respondí con una sonrisa
― Vámonos— susurro y se giro para abalanzarse contra el ropero, saco nuestras maletas y las puso encima de la cama.
― Edward yo…— intente decir
― No digas nada Bella por favor, ya bastante avergonzado me siento como para mirarte a los ojos— sus palabras hicieron una herida en mi corazón, sentí tanto dolor por lo que el sucedía, ahora sabia de sobra que a él le afectaban más que nunca las palabras de Carlisle.
― Solo quiero decir una cosa más, mírame Edward— le pedí, el dejo el movimiento frenético de sus manos y se enderezo para mirarme
― Te amo Edward Cullen, tu y nuestro hijo son lo único que necesito para vivir tranquila
Edward me dio una mirada mas y asintió levemente, intente que el dolor que se produjo en mi pecho no se demostrara en mi cara, con lentitud comencé a empacar todo lo que habíamos traído, yo era la que más quería volver a Chicago, mi familia se pondría eufórica con la llegada del bebe y sabia de sobra que Will también, solo esperaba que mi padre se tomara bien la noticia de mi cambio de residencia, lo mejor de todo es que estaría lo bastante cerca para acudir a la casa si sucedía algo. Edward salió de la habitación con las maletas en la mano, unos segundos después sonó mi celular. Rosalie
― Necesito que hablemos— le dije antes de que saludara
― ¿Qué sucede?— pregunto con preocupación— ¿Estás bien?
― No, no lo estoy. Regreso hoy a Chicago, ve a verme a mi casa esta noche.
― Está bien pero ¿segura que estas bien?
― En la casa te cuento
― No te preocupes ahí estaré— me dijo con tono de incertidumbre. Colgamos la llamada justo en el momento que Edward volvía a la habitación.
― ¿estás lista?— pregunto
― Si, ya lo estoy— tome mi bolso de mano y camine hacia la puerta, Edward me detuvo antes de que pudiera salir, fue solo una mirada que me basto para ver todo lo que pasaba en su interior, solté rápidamente le bolso y lo abrace, su cara se escondió en mi cuello y me abrazo fuertemente a su cuerpo.
― Necesitaba esto— susurro contra mi piel
― Qué bueno porque yo moría por abrazarte.
― Perdóname— dijo en un tono aun más bajo
― No tengo nada que perdonarte Edward, tú no eres el culpable de lo que sucedió— sus ojos me decían que pensaba exactamente lo contrario.
― Vámonos pronto ¿sí?, quiero llegar cuanto antes a mi casa.
― Igual que yo, vámonos de aquí.
Recogió mi bolso del suelo y entrelazo nuestros dedos, el solo gesto me hizo ver que las cosas mejorarían con el paso de las horas, nos despedimos del servicio y de todos en la casa, Tanya no volvería hasta dentro de un mes, tenía una larga luna de miel por lo que no nos veríamos en unas buenas semanas. Arribamos al aeropuerto internacional de Chicago cuando eran casi las nueve de la mañana, por los cambios de hora teníamos los sueños cambiados. La figura del rubio conductor de Edward nos estaba esperando la sala desembarques.
― Buenos días Sr. Cullen, Srta. Swan, es un agrado verlos nuevamente
― Lo mismo decimos James— le dijo Edward, por el tono alegre de su saludo pensé que ya todo estaba volviendo a la normalidad, claramente salir de Londres le ayudo a dejar toda la pena atrás. Edward entrelazo nuestros brazos y nos condujo hacia el estacionamiento donde el impecable mercedes negro nos estaba esperando.
Volver a ver la ciudad era genial, sé que no pasamos más de una semana en Londres pero parecía haber sido una eternidad. El auto como pensaba se dirigió a mi casa directamente, mire a Edward y el brillo de sus ojos me confirmo lo que estaba pensando, iríamos directamente a contarle a mi padre la noticia de nuestro matrimonio. Nos estacionamos en frente de la casa y James se encamino rápidamente para abrirnos la puerta, Edward salió y como siempre me ayudo a bajar, James se metió rápidamente al auto y nos espero.
― ¿estás lista para esto?— pregunto mirándome directamente a los ojos
― Sí, creo que lo estoy, en todo cae…— un movimiento inesperado me hizo detenerme por completo, mi cuerpo se helo al instante.
― ¿Bella? ¿Bella que sucede?— pregunto Edward sujetando mi cintura, creo que temiendo que fuera a caer. Un nuevo movimiento inesperado me hizo sobresaltarme y rápidamente mi mano fue hacia mi vientre para sostenerlo— Bella me asustas ¿Qué sucede?— pregunto Edward con ansiedad en sus ojos
― El bebe— susurre lentamente— el bebe se está…
― ¿Qué sucede? Estas bien, ¿el bebe está bien?— sus palabras salían completamente atropelladas de su boca, su labio inferior temblaba con fuerza— ¡Demonios Bella! Te llevare al hospital— antes de que pudiera tomarme en sus brazos susurre lo que mi corazón ya sabia
― Se está moviendo— al momento de decir esas palabras Edward se congelo en el lugar y me miro con sus enormes orbes de color verde.
― ¿Qué?— pregunto
― Se está moviendo Edward, nuestro hijo se ha movido ¡y dos veces!— el tono de alegría en mi voz lo hizo reaccionar— ¡mira!— tome su mano para que sintiera la alegría que yo tenía en mi alma, el bebe nuevamente se movió dentro de mi vientre, Edward no pude contener la emoción y sonrió con sus ojos brillando.
― ¡dios mío! ¡se está moviendo! Es verdad, ¡mi hijo se está moviendo!— apretó aun mas su mano contra mi piel y un escalofrió me recorrió por completo, el vestido que traía puesto me había costado mucho para ponérmelo en el avión, no pasaría mas de unas cuantas semanas en que no se comenzara a notar mi embarazo, este bebe ya tenía ganas de crecer y yo no seré la que se lo impida.
― Es maravilloso— susurre con emoción contenida— Edward nuestro hijo…
― Si Bella, es maravilloso, creo que este pequeño muere porque su familia sepa de su existencia, vamos Bella, vamos a contarles a todos.
― ¡si vamos!— exclame feliz
Edward beso mis labios con felicidad, entramos a mi casa tomados de la mano y envueltos en una burbuja de magia y de emoción.
― ¡hola! ¡papa! ¡Kathe! ¿Dónde están? ¡Sue!— llame a todos, los pasos rápidos desde el comedor me hicieron girarme
― ¡Bella!— grito Kathe abalanzándose contra mis brazos— ¡Bella! ¡Bella! ¡ya volviste!
― ¡Kathe! ¿Cómo estas pequeña?— pregunte girando sobre mis pies con ella en mis brazos, sentí los ojos de Edward clavados en mi espalda, se había molestado por el esfuerzo de levantar a mi hermana, presentía que mi futuro esposo seria implacable a la hora de cuidar de mi embarazo
― ¡bien! Te hemos extrañado mucho— por arriba de los hombros de Kathe vi a mi padre en compañía de Sue
― Y yo a ustedes— le dije y bese su frente— hola papa— salude con un beso y abrazo para él y Sue— Hola Sue ¿Cómo están?
― Bien cariño— respondió de inmediato Charly— ¡estoy feliz de verte hija! Ya te estábamos extrañando muchísimo.
― Y yo a ustedes.
― Buenos días— saludo Edward desde una orilla
― ¡Edward hijo! ¿Cómo estás?— a mi padre le gustaba Edward, lo sabía.
― Muy bien Sr. Swan, gracias
― Charly, sabes que debes llamarme por mi nombre— el solo sonrió, saludo a Kathe y se fue a reunir conmigo
― Papa, Edward y yo tenemos que hablar— la cara que puso mi padre me indicaba lo peor, el temía lo que pudiera decirle.
Nos fuimos a sentar al living, mi padre venia con una extraña expresión en sus ojos que denotaba lo preocupante que podía llegar a ser esta situación, de pronto el aire estaba tenso, ¿Qué estaría pensando mi papa?, Edward como siempre entrelazo nuestros dedos y comenzó a hablar.
― Charly, tenemos algunas noticias que contarte, primero que todo…—
― Edward— lo interrumpí— yo le contare
― Bella me estas asustando, ¿Qué pasa?— me pare del lado de Edward y me arrodille frente a mi padre
― Papa, Edward me ha pedido matrimonio y yo acepte— la expresión de mi padre por un momento se congelo, ambos nos miramos a los ojos y no supimos que decir, un momento de silencio que se prolongo más de lo esperado invadió la sala
― Eso… eso significa que ya no vivirás aquí ¿verdad?— pregunto Kathe
― No, pero puedes venir a visitarme cuantas veces quieras recuerda que vivimos a solo unas calles— los ojos de tristeza que habían aparecido en mi hermana fueron reemplazados por una alegre sonrisa
― Bella— susurro mi padre— mi pequeña Bella…— sus ojos brillaron y por un momento pensé que lloraría sobre mis brazos
― Espera papa, hay mas… la segunda noticia es…
― Esa es la diré yo Bella— Edward se puso de pie y tomo la misma posición que yo— Charly… me es inmensamente grato decirte que Bella está embarazada, ella espera un hijo nuestro.
― ¿Qué?— exclamaron Sue y Kathe al mismo tiempo— ¡dios mío!— soltó Sue caminando hacia donde estábamos, las risas de Kathe inundaron el lugar
― Dios mío… ¡Bella!— exclamo papa saliendo de su aletargamiento— ¡seré abuelo!— grito derramando lagrimas por la emoción, mi padre extendió ambos brazos y nos cobijó a ambos, a Edward le hacían bien estos recibimientos, era lo que tendría que haber pasado en Londres con su familia.
― Si papa, serás abuelo
― ¡dios mío! Me van a matar de un infarto ¡ya decía yo que estabas embarazada
― Y tienes un ojo clínico impresionante Charly— comento Edward— cuando tu le dijiste a Bella que estaba embarazada en efecto, ya lo estaba
― ¡ven! Mi intuición nunca falla, ya tenias cara de embarazada hija, yo lo sentía ¡qué alegría!— grito elevando sus brazos
― ¡seré tía!— exclamo Kathe abrazándonos a ambos también, todos nos felicitaron y se emocionaron con la noticia, era perfecto, la mejor escena de todas.
Mi padre no dejo irse a Edward, Sue cocino un enorme almuerzo que comimos en el jardín, estaba tan feliz y emocionado por la noticia que ni siquiera puso problemas cuando le dije que me iría a vivir junto a Edward solo mencionó "los hijos deben volar algún día y tu estas haciéndolo de muy buena manera, con un excelente hombre a tu lado, tienes mi bendición Bella, los dos la tienen" sus palabras me emocionaron y al mismo tiempo me pusieron feliz. Mi padre estaba bien, mientras tuvieran esa casa y a Sue todo marcharía sin problemas. Esa noche decidí pasarla en casa, Edward me dijo que ya mañana le contaríamos a Will lo del matrimonio y el bebe, cuando ya eran casi las seis mi novio se encamino hacia la puerta para marcharse.
― Espero duermas bien mi amor— dijo sujetando mi cintura
― Lo hare, debo aprovechar mi última noche de soltera— le respondí acercándome a besar sus labios. James quien se había retirado y estaba volviendo en este instante aparco frente a mi casa y espero pacientemente a su jefe.
― Soñare contigo esta noche, dormir a tu lado ya es una costumbre que no quiero dejar
― Lo mismo digo, mañana a penas deje todo listo aquí te llamo para que James venga por mi
― Está bien, llegare a casa para almorzar contigo, debo ver qué cosa ha hecho Aro en la oficina
― No te preocupes, te entiendo— apego su cabeza a la mía y beso mi nariz
― Será mejor que te entres no quiero que te enfermes ¡ah! Y hablando de eso tenemos que buscar un doctor para planificar lo de la clínica y donde tendrás al bebe.
― Podríamos consultarle a Emmett ¿no crees?
― Si es una buena idea, mañana en el almuerzo planeamos todo.
― Está bien, te amo— me acerque a él para despedirme
― Y yo a ti, nos vemos mañana, será una tortura aguantarme.
― No te preocupes, de mañana en adelante ya no nos separaremos más.
― Nunca más— asentí.
Edward beso mis labios y se fue, estuve en el mismo lugar hasta que el coche se perdió en las calles de Nothing Hill. Esa noche tenía algo más que hacer, Rosalie estaba por llegar y debía contarle todo lo que había pasado, además necesitaba urgente uno de sus consejos. Cuando el reloj marco la hora que habíamos acordado solo unos cuantos segundos después Rose aparco fuera de la casa, venia casi corriendo cuando toco el timbre de la puerta.
― Puntual como siempre— le dije mientras nos abrazábamos
― Sabes que si se trata de ti siempre seré puntual ¿Cómo estás?— pregunto avanzando hacia el living.
― Bien pero vamos a mi habitación, ahí podremos hablar mejor.
― Vamos.
Nos encaminamos hacia mi cuarto, por ahora era un desastre, tenía mis maletas de viaje y las que me llevaría a la casa de Edward esparcidas por todas partes. Rosalie hizo una burla de todo el desorden y se sentó en un pequeño sillón que había al lado de la ventana, acerque una silla a ella y comencé a contarle todo.
― Bueno Rose antes de contarte todo tengo tres cosas que decirte.
¿Estás embarazada?— pregunto de repente haciéndome comer mis palabras
― ¿Qué?— mi boca parpadeo y no salió ninguna palabra de ella— ¿Cómo lo supiste?— pregunte de inmediato ¿la noticia de Londres ya habría llegado a Chicago?
― No lo sabía tontita, solo lo supuse— ella rio— ¡demonios Bella! ¡me harás tía!
― Si serás tía— ella no pudo contener su alegría y me abrazo de inmediato, le conté lo que nos había dicho el doctor y todos los detalles del embarazo, se sorprendió como todos cuando le dije lo avanzado que ya estaba— la segunda noticia es que me iré a vivir con Edward
― Wow, eso sí que me lo esperaba, me imagine que sucedería así
― Y ahí no acaba, lo mejor de todo es que Edward me propuso matrimonio y yo le dije que sí.
― ¡Bella! ¡es genial! Todo ha mejorado muchísimo, estoy tan feliz por ti amiga.
― Si…— comente un dejo de tristeza— pero no todo va como quisiera, la relación de Carlisle y Edward ha empeorado muchísimo. Es terrible verlos enfrentarse Rose, vieras las cosas que se han dicho, es horrible
― Demonios— susurro— y ¿Qué dice Edward?
― Nada— respondí en el mismo tono— se enfrentan pero después de la tormenta viene la "calma", Edward sufre en silencio por los constantes desprecios de su padre, no sé cómo ayudarlos Rose, no tengo idea, quiero que ellos tengan una buena relación pero no encuentro la manera de hacerlo.
― Esta complicado— concedió mientras se cruzaba de brazos— la relación que ya está muy desgastada es casi imposible volverla a reponer, ¿ellos algunas veces se llevaron bien?
― Si por lo que la prima de Tanya me conto un día, ellos antes de las tragedias que ocurrieron eran como cualquier padre e hijo, no tenían diferencias entre los dos pero todo cambio cuando el hermano de Edward murió
― ¿tenía otro hermano?— asentí— demonios, es grave Bella… ¿y si dejaras las cosas así como están?
― Tarde o temprano terminaría todo mal y creo que hasta peor de lo que esta
― Es una lástima, justo ahora que tendrán un hijo y mas encima se casaran
― Eso es lo peor, me refiero al punto de vista de Carlisle, si vieras el escándalo que se armo cuando ayer supo que estaba embarazada y eso que aun no sabe que nos casaremos, creo que podrá el grito en el cielo solo de escucharlo.
― Es un viejo maldito ese, espero no les cause muchos problemas cuando sea su boda.
― Espero que sea él quien este parado junto a Edward el día de nuestra boda
― ¿de verdad piensas así?— pregunto con asombro
― Claro yo sea mejor que Edward lo que es no tener una madre o un padre en este caso, el no puede negar a Carlisle por más que quiera, deben intentar recomponer lo que tenían, sé que es difícil pero no imposible. Algún día se arrepentirán de no arreglar sus diferencias, estoy segura de que Carlisle en el fondo de su corazón siente algo por Edward, y el también estoy segura siente algo por su padre, el problema es que se han herido tanto que ya ninguno de los dos da su brazo a torcer.
― Creo que te van a inmacular por tanto que haces por esa familia— comento y yo solté una risita.
― No Rose, solo le devuelvo a Edward lo bueno que ha sido conmigo, te aseguro que si mi vida mejoro desde que comencé a trabajar con él es porque el tubo mucho que ver y no lo digo porque comenzamos a estar juntos
― ¿Por qué es?— enarco una ceja con duda
― ¿sabías que Edward me contrato un escuadrón de guardaespaldas para protegerme desde de mi primer encuentro con Carmen?
― ¿Qué?— exclamo con asombro— no, no tenía idea— yo asentí con mis ojos entrecerrados
― Esos pequeños detalles que yo no sabía pienso que no son los únicos, he dudado muchas veces de la veracidad de las palabras de Edward en el sentido de que sé que aunque diga que me dijo toda la verdad no es así, pienso que el esconde algunas cosas sobre mi pero no me importa, el ha cambiado mi vida por lo que me da igual averiguar que mas hizo por mi si ya lo mas grande está enfrente a mis ojos y la otra parte crece dentro de mis entrañas
― Tienes razón, en todo caso te puedo decir que cuando Carmen te golpeo para matarte el jamás se separo de ti, en ningún momento Bella, Edward te ama desde mucho antes que tú te dieras cuenta
― Eso lo sé, me hace feliz saber que el siempre me tubo entre sus pensamientos porque era lo mismo que pasaba conmigo, nunca podía dejar de pensar en el.
Cambie mi vista hacia las ventanas, respire pesadamente e intente disipar un mareo leve que me estaba invadiendo, mi pequeña o pequeño estaba haciéndose presente en la conversación. Cuando el malestar paso seguí conversando con Rosalie, le conté todo con lujo de detalles por lo que habíamos pasado en Londres, los altercados con Carlisle y el apoyo que me habían dado Alice, Jasper, Esme, Tanya y Math, ella estaba encantada. Unas horas después mientras nos tomábamos un té en la cocina le pregunte sobre Emmett.
― ¿y cómo vas con el oso de Emmett?
― ¿con Emmett?— suspiro soñadoramente— me trae de un ala ¿sabes? Es genial Bella, Emm es el hombre de mis sueños— solté una risotada que casi me hizo atragantarme con el
― Por la boca muere el pez Rose ¿te acuerdas? Tu lo rechazaste desde el primer momento y ahora mueres por el
― Estamos viviendo juntos
― ¿enserio?
― Bueno así como juntos juntos, aun no pero Emmett pasa tanto tiempo en mi departamento que se queda casi todo el tiempo conmigo, aparte le queda muy cerca del hospital por lo que sale mucho mas cómodo que el venga a vivir conmigo
― Que increíble, la vida nos cambio dramáticamente en este año
― Si— susurro mientras un pequeño silencio invadió la estancia— pero no es momento para ponerse a pensar, tenemos mucho que hacer
― ¿a qué te refieres?
― ¿Cómo que ha qué? ¡al bebe! Hay mucho que rediseñar y comprar, debes acondicionarle la habitación al bebe Bella, debes hacer un cambio en esa oscura y fría casa.
― Veré lo que puedo hacer, primero hablare con Edward y te llamo para ponernos de acuerdo
― ¡genial!—
Hablamos otro rato mas y cuando ya era entrada la noche Rosalie se fue, me dijo que debía preparar la cena ya que ella y Emmett cumplían meses de romance, se fue feliz y llena de ideas para la habitación del bebe. Esa noche intente conciliar el sueño pero no podía parar de pensar en la nueva vida que comenzábamos, pronto seria la señora Cullen y Edward viviría a nuestro lado por siempre…
Ya no podía esperar para vivir nuestra nueva vida.
El tiempo es caprichoso a la hora de pasar, los días, las semanas y los meses se van casi por entremedio de nuestros dedos. A pesar de que quería disfrutar al máximo mí tiempo con Edward, los meses parecían pasar más rápido de lo que todos esperábamos.
Cuando llegue por fin a la casa de Edward, Will casi moría de la felicidad, ese hombre es mi mejor aliado a la hora de hablar sobre mi futuro esposo, se sentía casi como el abuelo emocionado cuando le contamos sobre el embarazo. Todo marchaba muy bien, Edward era un amante espectacular y me daba todo lo que necesitaba, amor, compresión y confianza. Cuando le conté a él sobre los planes de la habitación del bebe se puso feliz, en contra de mi voluntad abrió una cuenta a mi nombre y dispuso de cupo ilimitado para poder gastar, me sentí completamente cohibida por dejar que hiciera eso, era la primera vez que alguien me mantenía por lo que aun tenia vergüenza de ocupar sus recursos.
Los meses fueron caminando al igual que mi embarazo, cuando cumplí los seis meses supimos que sería una niña, Edward estaba que no cavia en su alegría, comenzó a llenar la habitación del bebe de muñecas y peluches, no había día que no llegara de la empresa con algo en sus manos. Rosalie nos diseño y acondicionó una de las habitaciones que estaba al lado de la nuestra, esa sería la habitación de la pequeña. Cuando nos preguntaron como la llamaríamos ambos nos miramos y movimos nuestros hombros ¿Qué nombre tendía la pequeña que habíamos engendrado?, con el paso de las semanas el pensamiento se fue haciendo cada vez más presente, al momento de cumplir los siete meses lo decidimos, ambos teníamos a dos mujeres importantes en nuestras vidas y porque no darle a nuestra hija dos nombres que conllevaban todo el amor que un ser puede dar, Reneesme, los nombres de nuestras madres. Al principio a todos les extraño pero con el pasar de los días y la razón por la cual se lo habíamos escogido muchos pensaron que era adorable y ni se hable de Esme y Charly que estaban felices.
Mi embarazo ha sido un tiempo feliz, en estos meses he podido disfrutar de la compañía de mi familia y la de Edward, Tanya y Math al igual que Alice, Jasper y Esme han venido a visitarnos constantemente y siempre han estado presentes en los meses de gestación de Reneesme. A pesar de estar en constante contacto con Londres no había sabido nada mas de Aro y Carlisle, el primero había desaparecido de la empresa como por arte de magia y solo sabíamos que estaba bien porque salía constantemente en portadas de revistas y noticias de la televisión, ninguna aparición era por sus logros solo por su recientes conquistas y excesivas fiestas. El segundo ni siquiera había hecho alguna aparición ni una llamada por teléfono, parecía estar dándole espacio a Edward para poder desarrollarse, en estos meses y sin las intromisiones de nadie había logrado avanzar mucho, Cullen Enterprise estaba dando los mejores dividendos desde su apertura y mi novio no podía sentirse más orgulloso de su equipo de trabajo, yo estaba orgullosa de él, era mi súper hombre.
Hoy es día de mi última ecografía, exactamente cumplo ocho meses de gestación y Nessie, como la llamo Kathe, está casi lista para nacer. Para este evento me acompañan Papa, Will y Kathe, Edward está de viaje y no ha podido acompañarme. Si bien había pasado todos estos meses a mi lado sin despegarse este viaje no pudo ser pospuesto, estaba en Vancouver, cerrando un trato con algunos accionistas. Mientras mis pies iban de un lado para otro en la oficina de mi ginecóloga mi papa y Kathe me observaban atentamente mientras que Will esperaba pacientemente.
― Harás un oyó en el suelo de tanto que te paseas— susurro Charly mientras se acomodaba en su silla.
― No me interesa, me duele un poco la espalda y caminar es lo único que me relaja, si me siento duele mas
― Nessie te está haciendo imposible el último mes ¿no?
― Si papa, creo que esta niña ya quiere nacer pero por nada del mundo da más señales de querer salir, cada vez que pienso que va ser el momento no es así por lo que mejor decidí no pensar en su nacimiento.
― ¿es muy testaruda esta mujer Will?— pregunto mirando la mayordomo y amigo que miraba desde una esquina
― La señora Bella es una mujer muy valiente, estoy seguro de que ella podrá salir bien de todo esto y traer a la pequeña a este mundo.
― ¡bien Will!— exclame con algo de dolor— el es mi apoyo incondicional dentro de la mansión— comente con diversión— además de las chicas, son geniales conmigo
― Somos así porque usted siempre ha sido una excelente persona con nosotros Sra. Bella— respondió haciendo alusión al nombre que me había puesto el mismo día que pise la casa de Edward para irme a vivir con él, desde ese día todos comenzaron a llamarme Sra. Bella o Sra. Cullen
― Gracias Will— e dije con mis ojos brillando por el tono de sus palabras, adoraba a todos los que vivían en nuestra casa— oye papa ¿Dónde está Sue?
― En casa, dijo que prefería ir a verte otro día, esta como loca organizando la despedida de curso de Kathe
― ¡sí! Será una fiesta inolvidable—exclamo elevando sus brazos
― Sue se parece a Kathe— comente con diversión— a ella le encantan las fiestas y celebraciones familiares— unos segundos pasaron y la puerta se abrió
― Hola Bella— saludo Mariane Silverston, mi ginecóloga
― Hola Mariane ¿Cómo estás?
― Mejor que tu al parecer, ¿tienes molestias?— pregunto dirigiéndose directamente hacia mí para tocar mi vientre.
― Algo— mentí.
― Vamos Bella no me mientas, se que el último mes de embarazo es el más complicado, esa chiquita debe pesar una tonelada.
― No tanto— volví a mentir e intente darle un tono de despreocupación a lo que sucedía. Todos nos sentamos y escuchamos atentamente a la doctora.
― Bueno como ya sabes estas entrando en la última fase de la gestación, puedo decir que de ahora en adelante debes tener cuidado, la bebe podría nacer en cualquier momento y lugar.
― Lo se
― Es bueno que no te expongas a viajes ni a periodos largos en autos o buses, ni tampoco a emociones fuertes o malos ratos, debes estar tranquila, tu embarazo aun es de cuidado por lo que no podemos arriesgarnos a que algo salga mal.
― Si, no te preocupes
― Y ¿Dónde está Edward?— pregunto mirando a todas las personas que estaban a nuestro alrededor
― Que lastima, tenía la información sobre el curso de partos que me pidió la vez pasada.
Edward había mostrado un interés monstruoso por este embarazo, el quiso saber todo con relación al proceso, lleno la casa con libros e instructivos, tomamos juntos cursos de respiración en el parto y de padres primerizos, estaba completamente insertó en el tema y agradecía enormemente que fuera así, me sentía acompañada y completamente apoyada por el, me hacía sentir especial y sin duda como la mujer más importante para él.
― Llega mañana por lo que le diré que ya la tienes, tal vez alcancemos a tomar el curso antes de que Nessie nazca.
― Ojala, lo mandare a guardar para ustedes.
― Gracias.
― Bueno ¿tienes alguna duda sobre lo que viene?
― No muchas ¿me harás una Eco ahora?
― No, creo que ya fue suficiente con lo que hemos visto la vez pasada, tu embarazo está muy bien pero si sientes cualquier malestar desconocido o vez que algo no anda bien llámame de inmediato que iré a tu casa para checarte, lo mismo con el parto, solo debes llamarme y estaré en media hora en la clínica que hemos acordado.
― Está bien.
Con Edward ya teníamos todo listo, estábamos completamente preparados para recibir a Nessie, solo nos faltaba ella. Terminamos la consulta media hora después, fuimos a dejar a mi padre y Kathe a la casa para después marcharnos a la misión, mientras miraba por la ventana el hermoso paisaje que me rodeaba mi celular comenzó a sonar.
― ¿diga?— conteste
― Bella, soy Esme
― ¡Esme! Hola ¿Cómo estás?
― Muy bien, estamos esperándote
― ¿esperándome? ¿Dónde?
― Aquí en tu casa, hemos llegado hoy a visitarte Bella ¡estamos en la ciudad!
La sola noticia me puso feliz, Esme era muy importante en mi embarazo y me alegraba de tenerla cerca, lo que no pensé jamás fue que este día seria el comienzo del final, una bomba de tiempo estaba a punto de explotar.
viernes, 23 de septiembre de 2011
Cuidando tu Corazón
Publicado por anita cullen en 22:17 2 comentarios
Etiquetas: Cuidando tu Corazón
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