CAPÍTULO VI
Bella Pov
Todo estaba oscuro, pacífico, tras dos años de incertidumbre y rencor me sentía en paz, no sentía ese odio hacia todo lo que me rodeaba, especialmente a mi misma, porque si me odiaba. Era un sentimiento un tanto contradictorio porque amaba la forma en que era, pero al mismo tiempo a veces la detestaba, a veces quería ser normal, o por lo menos no ser ¡¡¡¡taaaan Bella!!!! para mis cosas, pero que sacaba con lamentarme, siempre llegaba a la misma conclusión: las cosas no iban a cambiar y aunque a veces tenía mis serias dudas, estaba casi segura que mi vida estaba bien como se encontraba, si así estaba bien, aunque tenía fuertes oponentes a esta vida que me había fabricado. El oponente número 1 era Quil, por supuesto. Aunque él me apoyaba en todo, igualmente siempre me quería hacer ver que la vida no era tan mala, que tenía que recuperar la alegría que había perdido, que me esforzara siquiera en retomar el canto y la música y sobretodo que me olvidara de mi pequeña venganza y bla, bla, bla, si, Quil a veces era un verdadero fastidio, pero igual lo adoraba.
¡Ja, Se lo que van a decir soy totalmente Bipolar!.
Estaba feliz en esta paz y reflexionando, pero ¿qué diablos me había pasado?, digo porque estoy segura que no estoy durmiendo, si lo estuviera estaría teniendo pesadillas y no sentiría esta paz reconfortante.
- Bella, Bella, despierta, ¿me escuchas Bella?
Esa voz, yo la conocía
- Bella, por favor abre los ojos mi princesa – Bella escúchame debes abrir los ojos ahora.
Yo deseaba seguir esa conocida voz, pero estaba tan bien, bueno eso fue hasta que me empezó a llamar, como sea, siempre me tiene que arruinar el momento, ya ni siquiera se por que lo adoro tanto. ¡Ah si! Porque siempre a estado a mi lado en las buenas y en las malas y todas esas cosas por las que consideras a una persona tu mejor amigo. Me sonrío de mis divagaciones sobre mi querido Quil, cuando escucho.
- Isabella Marie Swan, ¿te estás riendo de mi preocupación, estás despierta escuchándome y no has sido capaz de hacerme saber que ya te encuentras bien?.
- ¡¡¡BELLA!!! O abres los ojos ahora o te juro que…..
- Quil deja de gritar como una niñita, me acabo de despertar y me duele la cabeza, así que deja de chillar, porque aún puedo hacer que te calles la boca.
- Ufff, si, la fiera al ataque,- veo que te encuentras bien
- Mmm, si, creo que si, ¿qué me pasó?
- AH, espera a que llegue la nana, te va a matar, te pusiste a correr como loca y te desmayaste, hasta dejaste de respirar…- ¿qué diablos estabas pensando para actuar de esa manera tan estúpida? Contéstame de una maldita vez.
- Ey, ey, baja el tono enseguida, a mi nadie me grita, ni siquiera tú, así es que cálmate.
- Pero Bella, ¿no entiendes?, casi te mueres, si no fuera por el profe que te encontró y te prestó los primeros auxilios, no estarías acá mirándome con cara de quiero matar a alguien.
- Qué demonios estás diciendo, ¿Edward me vio en ese estado?
- Eh, si, de hecho se retiró hace unos minutos atrás, estaba realmente preocupado por ti, se paseaba como león enjaulado cuando llegue.
- ¿Cuánto rato llevo inconsciente?
- Bueno, la verdad es que llevas tres horas como muerta, apenas podías respirar, pero te digo algo, te veías realmente hermosa así calladita y sumisa, jajaja.
- Imbécil.
- Jajaja
Tres malditas horas rendida en frente de él, que asco de vida, ahora se va a andar jactando de mi debilidad, capaz que ande diciendo por ahí que por su culpa yo quedé en este estado, el muy tarado.
- Quil, se me parte la cabeza, dile a la nana que me traiga algo para la cabeza. Me llevo la mano a la frente y ayyy que dolor, tengo un parche gigantesco en la frente.
- Quédate tranquila, sólo es una pequeña herida que te hiciste al momento de caer. En las rodillas tienes unos cuantos raspones, pero no es nada de gravedad, pero debes quedarte quieta y tratar de seguir durmiendo. Ah por cierto estuvo Emmett, pero hace una hora su tuvo que ir, tú sabes tenía que ir a entrenar a otra chica, pero quiere que lo llames apenas estés mejor.
- Vale, porfa llama a la nana.
- Ya, ya, voy a buscarla, debe estar preparando algo rico para que comas- Eh Bella quieres que llame al profe y le avise que estás bien.
- NOOOO se te ocurra semejante burrada, no quiero verlo
- Pero Bella, él te salvó y de verdad estaba muy preocup…
- No, interrumpí a Quil, no me interesa lo que él piense o haga, además si él no hubiera llegado a salvarme, igualmente yo hubiera despertado sola, si eso hubiera hecho, así que no me salvó de nada. ¿está claro?
- Ay Bella, tú no eres así de intransigente ¿Qué te pasa con el profe? ¿te gusta tanto que te da pavor enamorarte de él? ¿¡Es eso?
- ¿Qué? ¿cómo se te ocurre decir algo así?, sabes perfectamente que no me voy a enamorar jamás, además el tipo me da dolor de hígado de lo pesado que es.
- Jajaja, si tú lo dices
Maldito Quil, cómo se le ocurre pensar que el tipo ese me gusta, ja, ya quisiera él tener ese privilegio, pero jamás me enamoraría de un tipo abusivo como él, cómo se le ocurre besarme sin mi consentimiento, eso es claramente un abuso.
Me estaba levantando de la cama, ya que me quería lavar la cara y ver el real estado en el que me encontraba, al salir del baño me empiezo a sacarme la ropa para ponerme piyama. Ahí estaba yo en ropa interior revisando mis rodillas cuando la puerta se abre y sin previo aviso entra él y me descubre en ropa interior. Al darme cuenta de lo que pasaba traté de correr a buscar la piyama que estaba en una silla cercana, pero al moverme con mucha rapidez me maree y perdí el equilibrio ridículamente y caí, pero no alcancé a tocar suelo, porque unos fuertes y enormes brazos me sujetaron. Al levantar la vista estaba Edward sujetándome con fuerza contra su cuerpo y con nuestras caras demasiado cerca, sentía su respiración dulce colarse por mis fosas nasales, era un olor delicioso, era un peligro por donde se le viera. Inexplicablemente no me moví de sus brazos, me sentí segura y protegida en su cálido cuerpo, no me quería separar nunca de esa sensación maravillosa de paz, si, una paz me envolvía así como sus brazos envolvían mi cuerpo. No se como, pero por un momento pude ver con claridad lo que estaba pasando, yo estaba casi desnuda en sus brazos y más encima en mi dormitorio, hice dominio de mi cuerpo y traté de soltarme de su agarre, pero él no me soltaba, me seguía mirando fijamente como si fuera algo novedoso y hermoso, me sentí cohibida y pude sentir el rubor cubrir mi rostro y mi cuello. Al darse cuenta de la situación soltó ligeramente el agarre y nos permitió incorporarnos, pero aún no me soltaba del todo, yo estaba realmente nerviosa, no se por que, pero este hombre estaba llegando demasiado lejos.
- Yo, yo lo lamento, no pensé encontrarte así, yo quería ver como te encontrabas, estaba muy preocupado, perdón
Se estaba disculpando, pero no me soltaba, ahora estábamos parados a un costado de la cama, él me sostenía de la cintura y yo me sujetada de sus hermosos brazos, parecíamos un par de enamorados amantes a punto de consumar su amor. ¿quéeeee diablos estoy pensando? Nosotros no somos enamorados, ni tampoco amantes y por ningún motivo vamos a consumar nada, Bella métetelo bien en esa cabecita, ese hombre es un peligro, uno muy hermoso y sexy peligro, No, no, no, él no es sexy ni nada simplemente es un intruso en tu dormitorio, seguramente estaba espiándote el muy pervertido.
- Esto es pasarse de la raya, cómo te atreves a entrar en mi dormitorio sin permiso, y suéltame de una maldita vez, no te atrevas a tocarme nunca más ENTENDISTE, ¿Quién te crees para tomarte estas atribuciones? Y sal de mi dormitorio ¿acaso no ves que estoy casi desnuda?
- Bella, yo de verdad lo la..
- ¡¡¡LÁRGATE, NO QUIERO VERTE NUNCA MÁS, ERES UN ..UN ..PERVERTIDO!!!
La expresión le cambió totalmente, ahora era ¿de dolor?, nah, ese tipo de hombres no sienten en absoluto lo que han hecho, el muy maldito seguía mirándome estancado en su lugar, ¿qué diablos esperaba para largarse?. Yo por mi parte estaba completamente paralizada por la furia, no atinaba a nada más que mirarlo con odio.
- Lo siento yo…
En ese momento la puerta se abrió y entró Quil. Al vernos quedó completamente confundido.
- B..Bella ¿qué está pasando acá?
- Quil. En ese momento lo único que pude hacer fue correr hacia sus brazos para que me refugiara, me sentía tan confundida.
- Cariño ¿qué está pasando acá? Me preguntaba mi amigo acariciando mi cabello y besando mi coronilla.
- Nada, cariño, no pasa nada, por favor ayúdame a llegar a la cama y tráeme mi piyama por favor.
- Por supuesto. En ese momento Edward miraba estupefacto la escena, miraba a Quil y después me miraba a mi repetidamente.
- Por favor puede dejarnos solos profe, Bella debe descansar.
- Perdón Quil, no fue mi intención entrar de esta forma, jamás pensé encontrar a tu novia así, pero de verdad estaba preocupado por ella, lo siento ya me voy.
Cuando Edward salió me sentí tan mal por la asquerosa situación ¿por qué diablos había reaccionado así?, un error lo puede cometer cualquiera y él decía que se preocupaba por mi, además me inundó unas ganas enorme me explicarle que Quil no era mi novio, que sólo éramos amigos, pero las cosas ya estaban dichas, no era de las personas que se arrepentían de lo que hacían o decían.
- Me quieres explicar qué es lo que acaba de ocurrir con el famoso profe y porque estás casi desnuda.-
- Por cierto cada vez estás más hermosa y ese cuerpo mmmm.
- Cállate idiota y deja de verme así, estás acostumbrado a verme, así que no debería ser una novedad y dame ese piyama.
- Ja jaja, si pero deja decirte que tu cuerpo cada día está más apetitoso ¿me vas a dejar tocarte cuando nos acostemos?
- ¿Te vas a quedar conmigo hoy?
- Por supuesto, cariño te voy a cuidar y mimar toda el día.
- Ok, entonces puedes tocar lo que quieras jajaja.
Las cosas siempre han sido así con Quil, como he dicho somos amigos, pero nos encanta bromearnos así cuando estamos solos, nos tratamos como novios, además él está acostumbrado a dormir conmigo desde que éramos pequeños. Nuestros padre jamás han puesto problemas ya que saben que sólo nos queremos como hermanos, nunca ha habido un mal pensamiento por parte de ambos, sólo un profundo y arraigado cariño y respeto. Claro que a veces el muy idiota me pega unas palmadas en el trasero, pero es un juego sano, y lo hacemos en algún contexto de juego, o para espantar a algunos tipos que quieren pasarse de listos conmigo, ahí sale mi amigo haciéndose pasar por mi novio muuuy celoso y marcando territorio. Después nos reímos como niños chicos que hacen travesuras.
Cuando nos acostamos acurrucados él empieza con el tema de que el médico vino a verme cuando estaba inconsciente y que había quedado preocupado por mi estado y había recomendado unos análisis porque notaba que estaba más delgada y creía que tenía anemia.
Con respecto a mis padres, habían tenido que viajar urgentemente antes de que tuviera el percance, así que no se han podido comunicar con ellos para comunicarles lo sucedido. Así entre conversaciones variadas me quedé profundamente dormida.
Estaba acostada en mi cama cuando apareció él como lo que era, un dios griego hermoso e hipnótico, la forma en que se movía, como un felino que acecha su presa antes de atacar, su sexy sonrisa torcida y su penetrante mirada siempre puesta en mí, vestía el mismo bañador que tenía puesto en la piscina, estaba mojado y el torso desnudo, su cabello rebelde. Rodeaba mi cama acercándose cada vez más. Yo me encontraba como pegada en mi lugar, hipnotizada ante tanta belleza y a la vez tanta hombría, porque este dios griego era todo un hombre, todo él exudaba sensualidad, todo en él gritaba sexo. Llegaba por fin a mi lado donde sabía que él pertenecía, ya no habían dudas él era mío como yo de él. Un hermoso sentimiento me embargaba al estar rodeada por sus hermosos y fuertes brazos, sus labios pegados a los míos, sus cabellos enredados en mis dedos, mmmm, completamente unidos nuestros cuerpos, era fantástica la sensación de confort y de excitación, poco a poco nuestras ropas fueron desapareciendo de nuestros cuerpos, nos tomábamos nuestro tiempo en esta tarea ya que era abrumadoramente placentero sentir nuestros dedos rozando la piel del otro, sus labios empezaron a vagar por mi cuello, mi clavícula, mis hombros, mis senos. Sus besos dejaban un camino húmedo en mi piel, su lengua empezó a devorar con frenesí mis cimas erectas sólo para él, mientras sus manos recorrían con premura todo mi cuerpo despertando todas mis fibras nerviosas. Estaba en el cielo y yo jadeaba y gemía. Mi centro estaba húmedo y caliente, listo para él, mis manos recorrían cada superficie de su anatomía, su cuerpo duro y caliente hecho a la perfección y era sólo mío, sus manos fueron presurosas hacia mis piernas besando desde mis tobillos, subiendo por toda la extensión de mis piernas hasta llegar a mis muslos, besó con dedicación mi vientre y volvió a descender hasta mi centro separando mis piernas con delicadeza como si yo fuera un objeto preciado, mis jadeos se hacían más y más fuertes. Al hacer contacto su lengua en mi centro arquee mi espalda de puro placer, este hombre me iba a matar de gozo, su lengua se movía con maestría llegando a mi clítoris mordisqueando, succionando y lamiendo todo a su paso, mis jadeos eran demasiado intensos, introdujo dos dedos en mí, mientras su lengua acariciaba mi clítoris, ya no aguantaba los espasmos que recorrían mi cuerpo y mis jadeos ya no los podía controlar, quería gritar, quería sentirlo dentro de mi, quería tenerlo siempre así.
Como pude me deshice de su agarre y ahora iba a ser yo la que disfrutara torturando con mis caricias a este hombre que me volvía loca de placer. Hice que rodara, quedando ahora él bajo mi cuerpo, me movía con lentitud sobre su piel, besando y lamiendo todo su torso, bajando por su vientre, mordisqueando sus bien definidos abdominales, llegando a sus sexy y bien marcado huesos de la cadera, esos en forma de V, era una de las cosas que más me gustaban de mi hombre, delinee con mi lengua lentamente su V y con mis manos alcancé su enorme erección, los jadeos de Edward eran fascinantes y hacían que me mojara aún más, mis manos empezaron a subir y bajar en su extensión y me maravillé al verlo así, entregado a mí, loco de pasión, gimiendo, jadeando y con su voz ronca murmurando una y otra vez mi nombre. Mis labios fueron directamente a su miembro, le besé la punta y luego abarqué su extensión en mi boca, succionado, lamiendo, mi lengua se movía lujuriosa recolectando, empecé a succionar más rápido, edward arqueaba su espalda, le faltaba poco. Edward me hizo rodar y nuevamente quedé bajo su cuerpo, acomodó mis piernas alrededor de su cadera y acercó sus labios a mi oído, mordiendo mi lóbulo, sus dedos nuevamente arremetieron contra mi clítoris.
- Ed…Ward por favor. Rogaba
- Dime que quieres y lo tendrás, decía mientras rozaba descaradamente su erección en mi entrada.
- Ed..ward te quiero adentro ahora por favor bebé ahora. Ante mi súplica se acomodó y empujó su pene en mi interior.
- Oh Bella…. (embestida) eres tan estrecha amor,(embestida) eres jodidamente deliciosa, oh si Bella, gime así para mi
- Oh Ed...ward, oh por dios esto es increíble ohhhh . En ese momento me incorporo y quedamos abrazados y empiezo a cabalgarlo con frenesí mientras él mordía mi cuello y yo enterraba mis uñas en su espalda.
El orgasmo estaba por llegar, su pene palpitaba dentro mío, las embestidas se hicieron más frenéticas y llegaban hasta la base, le faltaba poco y a mi también, mis paredes empezaron a estrecharlo y él empezó a devorar mis senos, Edward jadeaba y gemía mi nombre y me sentía jodidamente mujer, su mujer, arquee mi espalda de tanto placer.
- Bell…a amor córrete amor córrete conmigo. Alcanzó mi nuca y estrelló nuestras bocas en un beso ardiente, necesitado.
- Ed..ward ya no aguanto ahhhhhh.
- Bellaaaaa, ahhhh. Llegamos junto al orgasmo y fue realmente placentero, los espasmos que recorrían nuestros cuerpos aún no cesaban y así nos quedamos unidos, con nuestras respiraciones entrecortadas y nuestros cuerpos sudorosos.
- Te amo Bella, por favor deja que te ame por siempre
- Te amo Edward, te amo ¿me escuchaste?, te amaré por siempre.
Me senté bruscamente en la cama, no podía ser, había tenido un sueño erótico con Edward y qué sueño, Oh por dios qué me está pasando, miro hacia el lado de mi cama y Quil duerme plácidamente, por suerte no se dio cuenta de lo que me pasaba, entro silenciosamente al baño y cuando me miro en el espejo me doy cuenta de que estoy sonrojada y sudada, por dios qué me está haciendo este hombre. Me doy cuenta de que mi cara no es lo único que esta sudado, mi cuerpo entero estaba mojado, tembloroso y caliente y…y… también… oh también mi entrepierna, por dios qué diablos me estaba pasando, es cierto que ayer me había excitado con Edward en la disco, pero esto era mucho más grande, era como un anhelo por tenerlo, como si mi cuerpo lo extrañara, como si él fuera mi dueño, NO,NO,NO, debía sacarme estos pensamientos de mi cabeza, nadie, jamás nadie va a ser mi dueño, nadie va a tenerme, nunca, nunca, yo lo juré nadie me va a subyugar, el amor apesta y Edward Cullen se puede ir a la mierda.
Con esta nueva convicción salgo disparada del baño y me dirijo a la cocina, estás horas durmiendo me estaban pasando la cuenta y mi estómago gruñía de apetito, al llegar a la cocina lo primero que veo es precisamente a Edward sentado bebiendo una gaseosa, y por dios cómo podía lucir tan sexy haciendo algo tan simple, no, no, él no es sexy, es simplemente asqueroso.
Bella Pov
Todo estaba oscuro, pacífico, tras dos años de incertidumbre y rencor me sentía en paz, no sentía ese odio hacia todo lo que me rodeaba, especialmente a mi misma, porque si me odiaba. Era un sentimiento un tanto contradictorio porque amaba la forma en que era, pero al mismo tiempo a veces la detestaba, a veces quería ser normal, o por lo menos no ser ¡¡¡¡taaaan Bella!!!! para mis cosas, pero que sacaba con lamentarme, siempre llegaba a la misma conclusión: las cosas no iban a cambiar y aunque a veces tenía mis serias dudas, estaba casi segura que mi vida estaba bien como se encontraba, si así estaba bien, aunque tenía fuertes oponentes a esta vida que me había fabricado. El oponente número 1 era Quil, por supuesto. Aunque él me apoyaba en todo, igualmente siempre me quería hacer ver que la vida no era tan mala, que tenía que recuperar la alegría que había perdido, que me esforzara siquiera en retomar el canto y la música y sobretodo que me olvidara de mi pequeña venganza y bla, bla, bla, si, Quil a veces era un verdadero fastidio, pero igual lo adoraba.
¡Ja, Se lo que van a decir soy totalmente Bipolar!.
Estaba feliz en esta paz y reflexionando, pero ¿qué diablos me había pasado?, digo porque estoy segura que no estoy durmiendo, si lo estuviera estaría teniendo pesadillas y no sentiría esta paz reconfortante.
- Bella, Bella, despierta, ¿me escuchas Bella?
Esa voz, yo la conocía
- Bella, por favor abre los ojos mi princesa – Bella escúchame debes abrir los ojos ahora.
Yo deseaba seguir esa conocida voz, pero estaba tan bien, bueno eso fue hasta que me empezó a llamar, como sea, siempre me tiene que arruinar el momento, ya ni siquiera se por que lo adoro tanto. ¡Ah si! Porque siempre a estado a mi lado en las buenas y en las malas y todas esas cosas por las que consideras a una persona tu mejor amigo. Me sonrío de mis divagaciones sobre mi querido Quil, cuando escucho.
- Isabella Marie Swan, ¿te estás riendo de mi preocupación, estás despierta escuchándome y no has sido capaz de hacerme saber que ya te encuentras bien?.
- ¡¡¡BELLA!!! O abres los ojos ahora o te juro que…..
- Quil deja de gritar como una niñita, me acabo de despertar y me duele la cabeza, así que deja de chillar, porque aún puedo hacer que te calles la boca.
- Ufff, si, la fiera al ataque,- veo que te encuentras bien
- Mmm, si, creo que si, ¿qué me pasó?
- AH, espera a que llegue la nana, te va a matar, te pusiste a correr como loca y te desmayaste, hasta dejaste de respirar…- ¿qué diablos estabas pensando para actuar de esa manera tan estúpida? Contéstame de una maldita vez.
- Ey, ey, baja el tono enseguida, a mi nadie me grita, ni siquiera tú, así es que cálmate.
- Pero Bella, ¿no entiendes?, casi te mueres, si no fuera por el profe que te encontró y te prestó los primeros auxilios, no estarías acá mirándome con cara de quiero matar a alguien.
- Qué demonios estás diciendo, ¿Edward me vio en ese estado?
- Eh, si, de hecho se retiró hace unos minutos atrás, estaba realmente preocupado por ti, se paseaba como león enjaulado cuando llegue.
- ¿Cuánto rato llevo inconsciente?
- Bueno, la verdad es que llevas tres horas como muerta, apenas podías respirar, pero te digo algo, te veías realmente hermosa así calladita y sumisa, jajaja.
- Imbécil.
- Jajaja
Tres malditas horas rendida en frente de él, que asco de vida, ahora se va a andar jactando de mi debilidad, capaz que ande diciendo por ahí que por su culpa yo quedé en este estado, el muy tarado.
- Quil, se me parte la cabeza, dile a la nana que me traiga algo para la cabeza. Me llevo la mano a la frente y ayyy que dolor, tengo un parche gigantesco en la frente.
- Quédate tranquila, sólo es una pequeña herida que te hiciste al momento de caer. En las rodillas tienes unos cuantos raspones, pero no es nada de gravedad, pero debes quedarte quieta y tratar de seguir durmiendo. Ah por cierto estuvo Emmett, pero hace una hora su tuvo que ir, tú sabes tenía que ir a entrenar a otra chica, pero quiere que lo llames apenas estés mejor.
- Vale, porfa llama a la nana.
- Ya, ya, voy a buscarla, debe estar preparando algo rico para que comas- Eh Bella quieres que llame al profe y le avise que estás bien.
- NOOOO se te ocurra semejante burrada, no quiero verlo
- Pero Bella, él te salvó y de verdad estaba muy preocup…
- No, interrumpí a Quil, no me interesa lo que él piense o haga, además si él no hubiera llegado a salvarme, igualmente yo hubiera despertado sola, si eso hubiera hecho, así que no me salvó de nada. ¿está claro?
- Ay Bella, tú no eres así de intransigente ¿Qué te pasa con el profe? ¿te gusta tanto que te da pavor enamorarte de él? ¿¡Es eso?
- ¿Qué? ¿cómo se te ocurre decir algo así?, sabes perfectamente que no me voy a enamorar jamás, además el tipo me da dolor de hígado de lo pesado que es.
- Jajaja, si tú lo dices
Maldito Quil, cómo se le ocurre pensar que el tipo ese me gusta, ja, ya quisiera él tener ese privilegio, pero jamás me enamoraría de un tipo abusivo como él, cómo se le ocurre besarme sin mi consentimiento, eso es claramente un abuso.
Me estaba levantando de la cama, ya que me quería lavar la cara y ver el real estado en el que me encontraba, al salir del baño me empiezo a sacarme la ropa para ponerme piyama. Ahí estaba yo en ropa interior revisando mis rodillas cuando la puerta se abre y sin previo aviso entra él y me descubre en ropa interior. Al darme cuenta de lo que pasaba traté de correr a buscar la piyama que estaba en una silla cercana, pero al moverme con mucha rapidez me maree y perdí el equilibrio ridículamente y caí, pero no alcancé a tocar suelo, porque unos fuertes y enormes brazos me sujetaron. Al levantar la vista estaba Edward sujetándome con fuerza contra su cuerpo y con nuestras caras demasiado cerca, sentía su respiración dulce colarse por mis fosas nasales, era un olor delicioso, era un peligro por donde se le viera. Inexplicablemente no me moví de sus brazos, me sentí segura y protegida en su cálido cuerpo, no me quería separar nunca de esa sensación maravillosa de paz, si, una paz me envolvía así como sus brazos envolvían mi cuerpo. No se como, pero por un momento pude ver con claridad lo que estaba pasando, yo estaba casi desnuda en sus brazos y más encima en mi dormitorio, hice dominio de mi cuerpo y traté de soltarme de su agarre, pero él no me soltaba, me seguía mirando fijamente como si fuera algo novedoso y hermoso, me sentí cohibida y pude sentir el rubor cubrir mi rostro y mi cuello. Al darse cuenta de la situación soltó ligeramente el agarre y nos permitió incorporarnos, pero aún no me soltaba del todo, yo estaba realmente nerviosa, no se por que, pero este hombre estaba llegando demasiado lejos.
- Yo, yo lo lamento, no pensé encontrarte así, yo quería ver como te encontrabas, estaba muy preocupado, perdón
Se estaba disculpando, pero no me soltaba, ahora estábamos parados a un costado de la cama, él me sostenía de la cintura y yo me sujetada de sus hermosos brazos, parecíamos un par de enamorados amantes a punto de consumar su amor. ¿quéeeee diablos estoy pensando? Nosotros no somos enamorados, ni tampoco amantes y por ningún motivo vamos a consumar nada, Bella métetelo bien en esa cabecita, ese hombre es un peligro, uno muy hermoso y sexy peligro, No, no, no, él no es sexy ni nada simplemente es un intruso en tu dormitorio, seguramente estaba espiándote el muy pervertido.
- Esto es pasarse de la raya, cómo te atreves a entrar en mi dormitorio sin permiso, y suéltame de una maldita vez, no te atrevas a tocarme nunca más ENTENDISTE, ¿Quién te crees para tomarte estas atribuciones? Y sal de mi dormitorio ¿acaso no ves que estoy casi desnuda?
- Bella, yo de verdad lo la..
- ¡¡¡LÁRGATE, NO QUIERO VERTE NUNCA MÁS, ERES UN ..UN ..PERVERTIDO!!!
La expresión le cambió totalmente, ahora era ¿de dolor?, nah, ese tipo de hombres no sienten en absoluto lo que han hecho, el muy maldito seguía mirándome estancado en su lugar, ¿qué diablos esperaba para largarse?. Yo por mi parte estaba completamente paralizada por la furia, no atinaba a nada más que mirarlo con odio.
- Lo siento yo…
En ese momento la puerta se abrió y entró Quil. Al vernos quedó completamente confundido.
- B..Bella ¿qué está pasando acá?
- Quil. En ese momento lo único que pude hacer fue correr hacia sus brazos para que me refugiara, me sentía tan confundida.
- Cariño ¿qué está pasando acá? Me preguntaba mi amigo acariciando mi cabello y besando mi coronilla.
- Nada, cariño, no pasa nada, por favor ayúdame a llegar a la cama y tráeme mi piyama por favor.
- Por supuesto. En ese momento Edward miraba estupefacto la escena, miraba a Quil y después me miraba a mi repetidamente.
- Por favor puede dejarnos solos profe, Bella debe descansar.
- Perdón Quil, no fue mi intención entrar de esta forma, jamás pensé encontrar a tu novia así, pero de verdad estaba preocupado por ella, lo siento ya me voy.
Cuando Edward salió me sentí tan mal por la asquerosa situación ¿por qué diablos había reaccionado así?, un error lo puede cometer cualquiera y él decía que se preocupaba por mi, además me inundó unas ganas enorme me explicarle que Quil no era mi novio, que sólo éramos amigos, pero las cosas ya estaban dichas, no era de las personas que se arrepentían de lo que hacían o decían.
- Me quieres explicar qué es lo que acaba de ocurrir con el famoso profe y porque estás casi desnuda.-
- Por cierto cada vez estás más hermosa y ese cuerpo mmmm.
- Cállate idiota y deja de verme así, estás acostumbrado a verme, así que no debería ser una novedad y dame ese piyama.
- Ja jaja, si pero deja decirte que tu cuerpo cada día está más apetitoso ¿me vas a dejar tocarte cuando nos acostemos?
- ¿Te vas a quedar conmigo hoy?
- Por supuesto, cariño te voy a cuidar y mimar toda el día.
- Ok, entonces puedes tocar lo que quieras jajaja.
Las cosas siempre han sido así con Quil, como he dicho somos amigos, pero nos encanta bromearnos así cuando estamos solos, nos tratamos como novios, además él está acostumbrado a dormir conmigo desde que éramos pequeños. Nuestros padre jamás han puesto problemas ya que saben que sólo nos queremos como hermanos, nunca ha habido un mal pensamiento por parte de ambos, sólo un profundo y arraigado cariño y respeto. Claro que a veces el muy idiota me pega unas palmadas en el trasero, pero es un juego sano, y lo hacemos en algún contexto de juego, o para espantar a algunos tipos que quieren pasarse de listos conmigo, ahí sale mi amigo haciéndose pasar por mi novio muuuy celoso y marcando territorio. Después nos reímos como niños chicos que hacen travesuras.
Cuando nos acostamos acurrucados él empieza con el tema de que el médico vino a verme cuando estaba inconsciente y que había quedado preocupado por mi estado y había recomendado unos análisis porque notaba que estaba más delgada y creía que tenía anemia.
Con respecto a mis padres, habían tenido que viajar urgentemente antes de que tuviera el percance, así que no se han podido comunicar con ellos para comunicarles lo sucedido. Así entre conversaciones variadas me quedé profundamente dormida.
Estaba acostada en mi cama cuando apareció él como lo que era, un dios griego hermoso e hipnótico, la forma en que se movía, como un felino que acecha su presa antes de atacar, su sexy sonrisa torcida y su penetrante mirada siempre puesta en mí, vestía el mismo bañador que tenía puesto en la piscina, estaba mojado y el torso desnudo, su cabello rebelde. Rodeaba mi cama acercándose cada vez más. Yo me encontraba como pegada en mi lugar, hipnotizada ante tanta belleza y a la vez tanta hombría, porque este dios griego era todo un hombre, todo él exudaba sensualidad, todo en él gritaba sexo. Llegaba por fin a mi lado donde sabía que él pertenecía, ya no habían dudas él era mío como yo de él. Un hermoso sentimiento me embargaba al estar rodeada por sus hermosos y fuertes brazos, sus labios pegados a los míos, sus cabellos enredados en mis dedos, mmmm, completamente unidos nuestros cuerpos, era fantástica la sensación de confort y de excitación, poco a poco nuestras ropas fueron desapareciendo de nuestros cuerpos, nos tomábamos nuestro tiempo en esta tarea ya que era abrumadoramente placentero sentir nuestros dedos rozando la piel del otro, sus labios empezaron a vagar por mi cuello, mi clavícula, mis hombros, mis senos. Sus besos dejaban un camino húmedo en mi piel, su lengua empezó a devorar con frenesí mis cimas erectas sólo para él, mientras sus manos recorrían con premura todo mi cuerpo despertando todas mis fibras nerviosas. Estaba en el cielo y yo jadeaba y gemía. Mi centro estaba húmedo y caliente, listo para él, mis manos recorrían cada superficie de su anatomía, su cuerpo duro y caliente hecho a la perfección y era sólo mío, sus manos fueron presurosas hacia mis piernas besando desde mis tobillos, subiendo por toda la extensión de mis piernas hasta llegar a mis muslos, besó con dedicación mi vientre y volvió a descender hasta mi centro separando mis piernas con delicadeza como si yo fuera un objeto preciado, mis jadeos se hacían más y más fuertes. Al hacer contacto su lengua en mi centro arquee mi espalda de puro placer, este hombre me iba a matar de gozo, su lengua se movía con maestría llegando a mi clítoris mordisqueando, succionando y lamiendo todo a su paso, mis jadeos eran demasiado intensos, introdujo dos dedos en mí, mientras su lengua acariciaba mi clítoris, ya no aguantaba los espasmos que recorrían mi cuerpo y mis jadeos ya no los podía controlar, quería gritar, quería sentirlo dentro de mi, quería tenerlo siempre así.
Como pude me deshice de su agarre y ahora iba a ser yo la que disfrutara torturando con mis caricias a este hombre que me volvía loca de placer. Hice que rodara, quedando ahora él bajo mi cuerpo, me movía con lentitud sobre su piel, besando y lamiendo todo su torso, bajando por su vientre, mordisqueando sus bien definidos abdominales, llegando a sus sexy y bien marcado huesos de la cadera, esos en forma de V, era una de las cosas que más me gustaban de mi hombre, delinee con mi lengua lentamente su V y con mis manos alcancé su enorme erección, los jadeos de Edward eran fascinantes y hacían que me mojara aún más, mis manos empezaron a subir y bajar en su extensión y me maravillé al verlo así, entregado a mí, loco de pasión, gimiendo, jadeando y con su voz ronca murmurando una y otra vez mi nombre. Mis labios fueron directamente a su miembro, le besé la punta y luego abarqué su extensión en mi boca, succionado, lamiendo, mi lengua se movía lujuriosa recolectando, empecé a succionar más rápido, edward arqueaba su espalda, le faltaba poco. Edward me hizo rodar y nuevamente quedé bajo su cuerpo, acomodó mis piernas alrededor de su cadera y acercó sus labios a mi oído, mordiendo mi lóbulo, sus dedos nuevamente arremetieron contra mi clítoris.
- Ed…Ward por favor. Rogaba
- Dime que quieres y lo tendrás, decía mientras rozaba descaradamente su erección en mi entrada.
- Ed..ward te quiero adentro ahora por favor bebé ahora. Ante mi súplica se acomodó y empujó su pene en mi interior.
- Oh Bella…. (embestida) eres tan estrecha amor,(embestida) eres jodidamente deliciosa, oh si Bella, gime así para mi
- Oh Ed...ward, oh por dios esto es increíble ohhhh . En ese momento me incorporo y quedamos abrazados y empiezo a cabalgarlo con frenesí mientras él mordía mi cuello y yo enterraba mis uñas en su espalda.
El orgasmo estaba por llegar, su pene palpitaba dentro mío, las embestidas se hicieron más frenéticas y llegaban hasta la base, le faltaba poco y a mi también, mis paredes empezaron a estrecharlo y él empezó a devorar mis senos, Edward jadeaba y gemía mi nombre y me sentía jodidamente mujer, su mujer, arquee mi espalda de tanto placer.
- Bell…a amor córrete amor córrete conmigo. Alcanzó mi nuca y estrelló nuestras bocas en un beso ardiente, necesitado.
- Ed..ward ya no aguanto ahhhhhh.
- Bellaaaaa, ahhhh. Llegamos junto al orgasmo y fue realmente placentero, los espasmos que recorrían nuestros cuerpos aún no cesaban y así nos quedamos unidos, con nuestras respiraciones entrecortadas y nuestros cuerpos sudorosos.
- Te amo Bella, por favor deja que te ame por siempre
- Te amo Edward, te amo ¿me escuchaste?, te amaré por siempre.
Me senté bruscamente en la cama, no podía ser, había tenido un sueño erótico con Edward y qué sueño, Oh por dios qué me está pasando, miro hacia el lado de mi cama y Quil duerme plácidamente, por suerte no se dio cuenta de lo que me pasaba, entro silenciosamente al baño y cuando me miro en el espejo me doy cuenta de que estoy sonrojada y sudada, por dios qué me está haciendo este hombre. Me doy cuenta de que mi cara no es lo único que esta sudado, mi cuerpo entero estaba mojado, tembloroso y caliente y…y… también… oh también mi entrepierna, por dios qué diablos me estaba pasando, es cierto que ayer me había excitado con Edward en la disco, pero esto era mucho más grande, era como un anhelo por tenerlo, como si mi cuerpo lo extrañara, como si él fuera mi dueño, NO,NO,NO, debía sacarme estos pensamientos de mi cabeza, nadie, jamás nadie va a ser mi dueño, nadie va a tenerme, nunca, nunca, yo lo juré nadie me va a subyugar, el amor apesta y Edward Cullen se puede ir a la mierda.
Con esta nueva convicción salgo disparada del baño y me dirijo a la cocina, estás horas durmiendo me estaban pasando la cuenta y mi estómago gruñía de apetito, al llegar a la cocina lo primero que veo es precisamente a Edward sentado bebiendo una gaseosa, y por dios cómo podía lucir tan sexy haciendo algo tan simple, no, no, él no es sexy, es simplemente asqueroso.