Dark Chat

domingo, 5 de diciembre de 2010

Destellos de Oscuridad

Capítulo 11
Destrozada

Bella pudo ver el estremecimiento que recorrió a Emily cuando los vampiros entraron, ni siquiera le echó una mirada a Jacob, sabía que él estaría con los puños apretados y el ceño fruncido, sobre todo porque el primero en entrar fue Edward. Pero había más con él, vampiros a los que ella sólo había visto una vez, cuando irrumpió en la casa de Edward para matarlo. Fue una de las hembras, la de cabello negro brillante cortado en puntas, la que se acercó a ella y la abrazó, como si fuera alguien más en la familia.

-Todo va a estar bien –dijo, después de informarle que se llamaba Alice.

Bella, un poco confundida, se alejó unos pasos, pero agradeció el apoyo. Después de que el resto de los vampiros se presentara, ella se dirigió a Edward.

-¿Cómo me encontraste?

-Parece que desconoces mucho sobre tu propia raza –comentó Rosalie, mordazmente.

-Tranquila Rose –Emmett puso una de sus fuertes manos en su hombros-, le prometimos a Ed que la ayudaríamos.

-¿Recuerdas lo que te dije sobre la sangre? –dijo Edward antes que Rosalie pudiera replicar algo más-. Seguí tu aroma.

Bella agachó un poco la mirada, algo avergonzada. Alguien detrás de ella gruñó fuertemente y colocó sus brazos sobre ella, no tuvo que voltearlo a ver para saber que se trataba de Jake.

-Pero si tiene a su perro para que la cuide… No creo que necesite nuestra ayuda…

Antes que la vampiresa pudiera terminar la frase y que Jake pusiera a Bella detrás de él y los observara amenazadoramente, Emily dio un paso al frente y la observó con una seguridad que impresionó a todos.

-Les recuerdo, vampiros, que están en mi casa y bajo mis reglas; si han venido a ayudar como dijeron entonces deben abstenerse de insultar a mi familia.

Bella tomó suavemente del brazo a Jake y le rogó que se tranquilizara, después se colocó al lado de Emily.

-Ella tiene razón, si piensan continuar insultándonos es mejor que se vayan de una vez.

-No, Bella… Yo sólo quiero ayudarte.

Edward quiso acercarse a ella, pero debió ver algo en sus ojos, puesto que, al final, se quedó en su lugar.

-Les aseguro que no se volverá a repetir –intervino Carlisle, mientras Emmett tomaba del brazo a Rosalie y los dos tenían una discusión rápida y prácticamente silenciosa.

-Bella es parte de nuestra familia, también –aseguró Esme.

Emily le dirigió una mirada extraña a su amiga y otra a Edward.

-De acuerdo, por el bien de Bella, de ahora en adelante intentaremos trabajar juntos –dijo la mujer lobo-. Y esto también va para ti, Jake.

-A mi sólo me importa Bella –respondió él, tras un momento de silencio.

-A mi también –lo secundó Edward. Los dos, tanto vampiro como licántropo, se observaron con fiereza unos instantes.

-No, en esta ocasión lo menos importante soy yo –dijo ella-, todo lo que pido es que me ayuden a salvar a mi hermana. Amy debe ser su prioridad a partir de ahora.

Y ni siquiera dejó que Emily la confortara, se fue al cuarto de Amy, dejando a los vampiros y licántropos solos. Emily empezó a informar a la familia de Edward sobre la situación y les aconsejó que lo mejor sería esperar a Sam para planear una fuga.

Bella, mientras tanto, se internó en la habitación a media luz, la cama de sábanas coloridas de Amy, se sentó junto a ella y escuchó su apacible respiración.

-Te quiero mucho, hermanita –le confesó, intentando calmarse, imaginándose el futuro, pensando en que ya estaban libres de Dominic…

Descubrió con delicadeza parte de su pequeño rostro y descubrió su cabello rubio y sus ojos entregándose a un sueño feliz y profundo. Sintió remordimiento al pensar en despertarla, pero tendrían que irse de un momento a otro, así que pasó sus dedos por su cabello cálido.

-Amy –le murmuró tiernamente-, Amy…

Pero, cuando su mano se apartó de su cabeza, notó que un mechón de cabello se había quedado entre sus dedos y que el color de sus mejillas estaba incendiado en un rubor febril. Tocó su frente y se dio cuenta que estaba ardiendo. Se iba a levantar para llamar a Emily, pero la niña había abierto los ojos ya y su respiración ahora era agitada, irregular.

-Bella –jadeó la niña.

-Amy ¿Qué tienes?

-¡Duele! –gimió la niña, con los ojos desorbitados, la frete sudorosa y las manos sobre el estómago. Se incorporó hasta quedar sentada y comenzó a toser en la orilla de la cama, después vomitó sobre el suelo, pero lo que salió de sus labios no fue más que caliente y espesa sangre.

Bella empezó a desgañitarse pidiendo ayuda, mientras la cabeza de Amy volvía a las almohadas y su cuerpo temblaba; su piel se volvía amarilla y sus labios se resecaban.

Edward y Jake fueron los primeros en entrar, seguidos de Emily, quien los quitó de su camino y, llevándose las manos a la boca, se acercó a Bella y a Amy.

-Debemos de llamar a Sam…

-Tengo frío, tengo frío, tengo frío…

Bella envolvió a Amy con una cobija y la estrechó entre sus brazos, pero antes que pudiera decir algo sintió que alguien la sacudía ligeramente del hombro.

-Déjame revisarla, Bella, soy doctor –le aseguró el vampiro llamado Carlisle. Ella, insegura, le dirigió una mirada a Edward primero, quien asintió con la cabeza y, tras un suspiro, la volvió a dejar sobre el colchón.

Carlisle tocó su frente, observó sus ojos, acercó su oreja a su corazón y, cuando terminó de revisarla, apretó los labios. Gesto que no le fue desapercibido a Bella, así como la tenue sobra que cruzó su mirada.

-Supongo que ya ha recibido tratamiento…

-Sí, mi compañero, Sam, es quien se encarga de cuidarla –aseguró Emily.

-Ha recaído, la enfermedad volvió… Como ella se encuentra en estos momentos no podemos pensar en huir, todo eso sólo agravaría su estado…

-Eso no me importa –dijo Bella, abrazando a la niña-, sólo quiero que se cure…

-Debemos llevarla al hospital –finalizó Carlisle.

Bella asintió y sin dar alguna explicación o decir alguna palabra, se levantó con Amy en brazos y se dirigió hacia la salida. Emily le rogó que esperara un poco, pero ella no la escuchó.

Edward se colocó frente a ella.

-Si quieres ayudarme, puedes acompañarme al hospital, pero si lo que quieres es que no vaya… entonces no vuelvas a aparecerte en mi vida nunca más.

-Te acompañaré.

Bella asintió, pero antes de que pudieran salir, un lobo apareció a un lado de ellos. La vampiresa, recordando que Jake era más rápido, se lo agradeció con la mirada y se subió en él. El lobo no esperó a Edward, pero el vampiro, para desgracia de Jacob, era tan veloz como él.

Al encontrarse frente al hospital, Bella se apeó del lobo y entró en el edificio, pidiendo ayuda a gritos, hasta que una de las enfermeras la reconoció y llamó a Sam. Él apareció al instante e hizo que subieran a Amy a una camilla, la niña desapareció tras una de las puertas de vaivén y Bella, por más que le rogó a su amigo, no consiguió que él le permitiera entrar con ella.

-Tienes que esperar, Bella –dijo Sam, dirigiéndole una mirada extraña a Edward. Después desapareció también, tras aquella puerta que encerraba a la persona que Bella amaba tanto.

Desesperada, se dejó caer en el suelo, apenas notando que unos brazos la envolvían y que la voz de Edward la consolaba con palabras tiernas. Un gruñido surgió a su otro costado, seguido de un pequeño aullido triste; de reojo pudo ver como el hocico de Jake descansaba sobre su pierna.

-Gracias, a los dos.

Poco después llegaron los vampiros y Emily, quien retiró a Edward y Jacob y abrazó maternalmente a Bella, mientras la ayudaba a sentarse en el sillón de la fría y blanca sala del hospital.

Entonces, el celular de Bella sonó, con fuerza, casi exigiendo que le prestaran atención. Dominic le llamaba.

Tal vez fue por el estremecimiento o por la mirada de terror de Bella por lo que Emily supo de quien se trataba.

-Ni siquiera se te ocurra –le dijo-, lo mejor es que lo apagues.

Bella asintió e hizo caso del consejo de Emily.

Sam salió y Bella se dirigió a él tan rápido como pudo, pidiendo un resultado favorable.

-Está grave, pero tengo esperanza que logre pasar esta crisis…

-Puedo ayudar –intervino Carlisle.

Sam arqueó las cejas, pero Emily le explicó que los vampiros estaban de su lado y que él también era doctor. El licántropo, tras un momento de reflexión asintió y le pidió que se colocara una bata y que entrara a la habitación.

-Creo que el hospital ya no es seguro –dijo Edward antes de que Sam se fuera-, debemos vigilarlo.

-De acuerdo, Emily llama a los de la manada, que vengan aquí inmediatamente.

Su compañera le dio un rápido beso en los labios y salió del hospital. Regresó seguida de la manada y de la noche, cuyo manto se extendió con destreza sobre el cielo. Los lobos, tras recibir las órdenes de Emily, se colocaron alrededor del edificio; Emmett y Rosalie aceptaron ayudar, así como Esme y Jasper, quienes se dividieron en diferentes pasillos, para vigilar las ventanas o cualquier otra entrada posible. Jacob, Edward, Emily y Alice se quedaron cerca de Bella. Pero a ella poco le importaba, todo en lo que podía pensar era en Amy.

Entonces, las luces radiantes del hospital, comenzaron a parpadear hasta que el hospital quedó sumergido en una oscuridad corrosiva que aturdió a todos los presentes.

Los rugidos de una feroz pelea se escucharon afuera del hospital, antes de que un cristal roto los reemplazara.

Jacob y Edward se acercaron más a Bella, mientras ella se estremecía un solo pensamiento torturaba su mente.

-Me encontró, él me encontró…





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