Capítulo 9. Café derramado
Bella jamás se había sentido tan nerviosa en toda su vida, como aquella mañana de nubes grises y brisa fría.
La cafetería estaba medio vacía, lo que era un alivio para ella, ya que no creía que podría concentrarse mucho en el trabajo en las condiciones en las que se encontraba. Pero en el momento que le había cruzado eso por la mente, un grupo de chicas habían entrado a la cafetería.
Con un suspiro cansado, fue a tenderlas. Después de tener que repetirle tres veces el pedido, las chicas no quedaron muy contentas con ella. Se disculpó por su falta de concentración y fue por los cafés.
Se quemó varias veces con el agua caliente, pero logró poner los cuatro en la bandeja. Sólo pudo dar unos pasos, pues sus manos temblaban y las tazas tintineaban al chocar unas con otras.
-Dame eso –Yadhira llegó y tomó la bandeja-. Yo la llevaré, tú siéntate un momento por favor.
La vio caminar ágilmente entre las mesas, y entregar los cafés. Después la morena regresó hasta el lugar donde ella esta, y Bella sabía por el brillo de sus ojos que quería respuestas.
-Ahora, escupe todo –le dijo, en un tono que pareció un tipo de orden.
Bella suspiró. Tenía tantas cosas que le preocupaban torturando su mente, pero no podía decirle nada.
Stein había prometido llegar a la cafetería, y Bella tenía tanto miedo que Edward hiciera lo mismo, no quería que ninguno de los dos se viera de frente, eso generaría problemas, ella lo sabía.
Entonces, ante la insistente mirada de su amiga, se le ocurrió que tal vez podía contarle algo, y es que en verdad ya no podía con todo aquello quemándola por dentro.
-Tenías razón –por fin soltó.
-¿En qué? –la urgió Yadhira.
-Creo que Edward siente algo por mí –las palabras salieron de sus labios le supieron extrañas, pues ella aún dudaba de ello.
Su amiga puso los ojos en blanco.
-¡Claro que sí! –exclamó ella-. Yo lo supe desde el momento en que te llevó a mi casa.
-¿Cómo? –Bella le preguntó, y sus ojos hicieron contacto con los de ella.
Lo que hizo que Yadhira, sin darse cuenta, dijera toda la verdad.
-La forma en la que te mira –respondió-. Cada vez que lo hace casi parece gritarte silenciosamente lo que siente por ti. Te ve como si fueras lo más hermoso en el mundo.
Bella sintió sus mejillas calentarse, y se removió incómoda en el asiento.
-Y tu pareces simplemente ignorarlo –siguió su amiga-, a veces pienso que te hacen falta unos lentes. Pero dime ¿Cómo fue que por fin te diste cuenta?
La joven tomó el filo de la blusa de su uniforme entre sus manos, y comenzó estirarla constantemente, prueba de su creciente nerviosismo. Necesitaba decirle más a su amiga, una parte de la verdad no afectaría.
-En cierta forma, él me lo dijo
Yadhira sacudió su cabeza.
-Ya decía yo que era muy extraño que te hubieras dado cuenta sola –comentó la morena-. ¿Cómo te lo dijo?
-El me dijo que estaba celoso.
Los ojos de Yadhira se agrandaron, y soltó una especie de exclamación, como si se encontrara ante un programa muy interesante.
-¿Pero porque te dijo eso? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Conoció a Stein?
Bella dejó escapar el aliento contenido, y le contó lo que había ocurrido la noche anterior, como mucho cuidado de no revelarle para qué había sido la reunión en casa de Stein, ni el encuentro que habían tenido Edward y ella con el vampiro.
-Yo sabía que eso pasaría –comentó Yadhira.
-Pero hoy va a venir Stein –continuó Bella-, y no sé si Edward también lo haga, y no quiero que se encuentren.
-Algún día lo van a hacer –respondió su amiga-, y tú tienes que decidirte por uno.
-Stein no…
Pero Yadhira interrumpió las protestas de Bella con un movimiento de su mano.
-No digas nada –le dijo-, que ya deberías haber aprendido, que en cuestiones de amor yo se más que tú, y si te digo que a Stein le gustas es porque así es.
Bella se mordió el labio.
-No tienes porque estar nerviosa –continuó la morena-, no creo que se vayan a golpear por eso.
Bella no creía que ellos empezaran una pelea por ella, pero cuando Stein viera a Edward, él iba a saber que era un vampiro. Eso si podría generar un pleito, y Bella no quería eso.
-¡Bella! –escuchó una voz masculina detrás de ella, y momentos después era envuelta en unos fuertes brazos.
-Stein –la joven se estremeció, y se alejó de él para girarse.
El le regaló una amplia sonrisa y la tomó de las manos.
-¿Me extrañaste? –bromeó Stein.
Pero Bella no respondió a esa pregunta, porque estaba demasiado ocupada observando la entrada de la cafetería, pues pensaba que en cualquier momento vería entrar a Edward.
-Escucha Stein…
El joven acercó su rostro al de ella, como si quisiera escuchar mejor, y sus labios quedaron a pocos centímetros de distancia.
-¿Si?
Bella se sacudió sus manos y dio un paso atrás, porque no podía estando tan cerca.
-Tienes que irte.
Stein la miró confundido.
-Pero si acabo de llegar…
-Lo sé –lo interrumpió-, pero creo que ahora no es el mejor momento, creo que debes marcharte.
Stein parecía un poco herido por sus palabras, pero en ese instante lo que más le importaba a Bella era sacarlo de ahí, no quería arriesgarse a que ellos se vieran.
-¿Por qué?
Pero antes de que los labios de Bella se despegaran para formar una respuesta falsa, fue interrumpida por su amiga.
-Porque ella cree que hoy también vendrá Edward.
Stein observó a la morena, y se relajó un poco.
-¿Mi competencia? –preguntó algo sonriente.
Yadhira asintió.
-No es…
Pero Bella fue interrumpida de nuevo.
-¿Por qué no quieres que me vea?
-Ella no quiere que haya problemas –contestó su amiga por ella.
Stein asintió, y después una sonrisa se dibujó en su rostro.
-No te preocupes Bella, me comportaré –le aseguro-. Pero no me voy a ir, ya que quiero conocerlo.
-¡No! –Bella exclamó, y con ello asustó a los dos jóvenes, tanto la morena como el rubio la observaron con cierto recelo.
-Ya te dije que no va a pasar nada –intentó tranquilizarla Yadhira.
Pero no sirvió de nada, Bella estaba a punto de explotar.
La tarde se pasó lenta, como una tortura, mientras Bella, por todos los medios intentaba convencer a Stein que se fuera, por supuesto sin éxito alguno.
Sólo hasta que llegó la hora de cerrar, Bella pudo respirar de nuevo, después de todo, Edward no vendría.
-Es una lástima –dijo Stein-, yo tenía ganas de cruzar unas cuantas palabras con él.
-No lo creo –musitó Bella, pero fue tan bajito que nadie la escuchó.
Stein se acercó a ella y la abrazó.
-El hecho de que él no haya llegado y yo esté aquí ¿Me hace ganar puntos? –sonrió.
-No creo que se le pueda llamar puntos a lo que tengo planeado para ti, sino la sueltas en este momento.
Bella tembló entre los brazos de Stein, y asomó la cabeza sobre el hombro de él, sólo para comprobar que el que había llegado era Edward.
-Tú no me das órdenes –dijo Stein entre dientes, pero seguía dándole la espalda.
Bella sintió que él la soltaba lentamente y lo vio girarse hacia Edward. Notó el cambio en Stein cuando los ojos de los dos se encontraron, la espalda del humano se tensó y con un brazo puso a Bella detrás de él.
Stein lo sabía.
-¿El es Edward? –le preguntó a Bella, sin apartar los ojos del vampiro.
-Ese es mi nombre –contestó el vampiro, quien tenía los puños apretados.
-¿Por qué no me lo dijiste, Bella? –cuestionó Stein.
Pero la joven no tuvo tiempo de responder, porque Edward comenzó a avanzar hacia ellos.
-No te acerques a nosotros o te arrepentirás, vampiro –soltó Stein.
Bella se alegró que la cafetería estuviera vacía, y que Yadhira estubiera segura en el almacén, acomodando las bolsas de café.
Edward se quedó petrificado unos momentos, su mirada iba de Stein a Bella.
-Eres uno de ellos –dijo-, tú puedes distinguirnos.
-Sí, y yo seré el que te destruirá sino te alejas de ella –lo amenazó Stein.
Los ojos de Edward parecían llamear de furia.
-No permitiré que nadie me separe de Bella –gruñó el vampiro.
El corazón de Bella dio una fuerte sacudida en su pecho, y ella no pudo encontrar una explicación a eso.
Ni siquiera tubo tiempo para analizarlo, porque en ese momento, Stein golpeó a Edward y él vampiro salió volando por los aires, chocando contra unas mesas del fondo.
-¡No! –Bella gritó, pero nadie la escuchó.
Edward se levantó, y le mostró los colmillos a Stein.
-Al parecer Bella no es la única con dones –comentó Edward y en un segundo estuvo junto a Stein, lo tomó de los hombros y lo lanzó al suelo de la cafetería.
El humano soltó un quejido de dolor, pero logró ponerse en pie.
Bella ya no podía soportarlo más, así que se interpuso entre los dos.
-Deténganse, por favor –suplicó.
-Pero Bella, él es un vampiro…
-Lo sé, Stein –le interrumpió ella-, pero él protege a mi familia y a mí.
El joven se quedó observándola unos instantes.
-Hiciste un trato con él.
Aunque Bella sabía que no era una pregunta, de todas formas respondió.
-Sí.
-¿Por qué Bella? ¿Qué te hizo prometerle?
-Ese es un asunto entre Bella y yo –respondió Edward, dando un paso adelante, más cerca de ella.
Bella sabía que para evitar más problemas, tenía que decirle adiós a Stein, y a todos los que eran como ella.
-Creo que es mejor que no me busques más.
-El te tiene amenazada ¿verdad?
-No, Stein yo…
-No te preocupes Bella, encontraré la forma de liberarte –dijo Stein mientras fulminaba con la mirada a Edward-. Te veré de nuevo, vampiro.
-Estaré esperando –contestó Edward.
En ese momento, Stein se fue, y Bella no pudo hacerle cambiar de opinión, le preocupaba lo que planeaba hacer.
-Stein… -musitó.
Edward la tomó de los hombros y la giró suavemente para poder verla directamente. Los ojos del vampiro reflejaban tanta agonía, que Bella se asustó al pensar que podría decirle.
-Sabes que es verdad cuando digo que no soportaría alejarme de ti, pero si lo que quieres es tu libertad puedo dártela, sólo tienes que pedirlo –el la envolvió entre sus brazos posesivamente, contradiciendo sus palabras con ese simple gesto.
Bella vio tanta soledad en sus ojos, que supo que no sería capaz de dejarlo, tal vez se estaba volviendo loca, pero se empezaba a preocupar por ese vampiro.
-No, así estoy bien –le aseguró.
-¿Segura? –insistió Edward-. Puedes irte con él, si eso es lo que deseas... Dilo ahora, porque no creo ser capaz de volver a hacerte este ofrecimiento.
-No cambiaré de opinión –ella le aseguró.
Los ojos de Edward, parecieron brillar de nuevo, y una sonrisa se dibujó en su rostro, una que esta vez si afectó a Bella, porque sintió sus mejillas arder. ¿Qué le ocurría?
-Perdóname –dijo Edward, de pronto.
-¿Por qué?
-Por lo que voy a hacer –contestó.
Bella no tuvo tiempo de hacer otra pregunta, porque Edward se inclinó sobre ella y la besó. Sus labios se movían sobre los de ella con ternura y cariño, y Bella terminó correspondiendo a ese beso. Edward pareció entusiasmarse por su respuesta, porque sus manos bajaron hasta su cintura, y la acercó más a él para profundizar el beso.
El mundo de Bella parecía dar vueltas, fue una sensación un tanto mareante, pero ella no podía negar que fue bastante agradable.
Edward se separó de ella lentamente, y por sus ojos Bella supo que quería decir algo, algo importante.
Pero fue interrumpido por unos pasos que surgieron detrás de ellos, y una especie de chillido incoherente.
-¿Qué demonios? –soltó Yadhira-. ¿Qué ocurrió aquí?
-Una pelea –respondió Bella.
La morena la observó, y también a Edward.
-Parece que hubo un terremoto –comentó ella, y se dejó caer en la silla más próxima, parecía a punto de estallar en llanto.
-Yo pagaré los daños –le aseguró el vampiro.
-Todo quedará como antes Yadh, yo te ayudaré a arreglar, pero no llores –dijo Bella.
La morena frunció el ceño.
-¡No estoy triste por eso! –exclamó.
-Entonces ¿Por qué? –cuestionó Bella.
-¡Me perdí de todo!
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Capítulo 10. Nubes negras
Bella y Edward ayudaron a acomodar un poco la cafetería. La joven sabía que él podía hacer más, pero con la presencia de Yadhira no era posible que el vampiro utilizara todo su poder.
-Ya no está tan mal –dijo finalmente la morena, después de un rato-. Creo que Bella y yo continuaremos mañana. Gracias por la ayuda Edward.
-No tienes que agradecer –contestó el vampiro-, después de todo gran parte de esto fue mi culpa.
Yadhira hizo un mohín con la boca, y resopló.
-Y me lo perdí todo –musitó-. Bueno, ya no importa, pero cuando vayan a pelearse de nuevo me hablas Bella.
-No lo harán –la joven frunció el ceño.
Yadhira se encogió de hombros y en su rostro se dibujó media sonrisa, dando a entender que ella no creía eso.
-Ya es tarde, tenemos que irnos –dijo la morena de pronto, observando su reloj.
Bella fue la primera en salir, seguida de Edward. Se sentía inquieta, su mente no podía dejar de pensar en Stein y lo que planeaba hacer.
-Te llevaré a tu casa –dijo el vampiro.
La joven levantó el rostro, sus ojos se cruzaron con los de él por unos instantes antes de que ella desviara la mirada. A pesar de la amenaza que había hecho Stein, en esos momentos, había algo que le preocupaba más.
El beso que le había dado Edward, y al que ella había correspondido. No debió hacerlo, porque ellos eran completamente diferente, era una locura. Aún le costaba trabajo creer que él sintiera algo por ella. Y ni siquiera sabía que esperaba él después de eso.
Toda ella estaba hecha un lío.
Edward extendió sus brazos hacia ella, pero no se movió, permitiéndole a la joven tomar la decisión.
Bella se acercó lentamente, confundida por tantos pensamientos que abrumaban su mente, pero cuando se sintió rodeada por los brazos de Edward, se olvidó de todo y se rindió a la sensación de seguridad y bienestar que la llenó. Todo eso era tan nuevo para ella, no sabía porque un vampiro la hacía sentir de esa forma.
Al llegar a la vieja casa de Bella, el vampiro la dejó en el suelo suavemente, al pie de la gran puerta de madera.
-Bella –él le acarició el cabello con suavidad-, no me arrepiento de lo que hice.
La joven se removió incómoda entre sus brazos e intentó separarse de él, pero Edward no se lo permitió.
-Por favor, déjame terminar –pidió-. Sé que tú, por el contrario, si lo estás, y tal vez me odies por haberte robado ese beso…
Bella intentó protestar, pero él la interrumpió.
-Necesito decirte, yo…. Eres muy importante para mí –soltó de pronto, aunque ella pensaba que eso no era exactamente lo iba a decir, pero también sonaba como verdad.
-No lo entiendo –dijo ella-, yo sólo soy una simple humana.
-Para mí –el continuó-, eres lo más hermoso que jamás he visto.
Bella se ruborizó, sin saber que decir ante eso.
-Te protegeré, a ti y a tu familia –prometió él-. Y aunque tu nunca sientas lo mismo, sólo te pido que me des tiempo y no te alejes de mí.
Bella se conmovió ante las palabras que llegaban a ella llenas de profunda sinceridad.
-Yo… Edward yo seguiré aquí… contigo –fue todo lo que dijo Bella.
-Sé que él es cómo tú y que te sientas mejor estando a su lado –dijo el vampiro-, pero no te vayas con él.
-No lo haré.
Edward acercó su rostro al de ella, pero sus labios sólo rozaron ligeramente su frente, después se separó lentamente y enmarcó su rostro con sus dedos.
-Descansa, Bella.
La joven se sintió muy fría ante la separación, y no se explicaba porqué, como tampoco podía entender porque quería volver a sus brazos con tanta desesperación.
Tal vez estaba muy cansada e imaginaba cosas que no sentía en verdad.
Lo vio alejarse, y ella, tras un suspiro agotado, entró en la casa.
La noche avanzó rápidamente, mientras el viento acariciaba la casa con fuerza, y las nubes negras anunciaban que se avecinaba una tormenta. Gotas gruesas de lluvia comenzaron a caer sobre el techo anciano de la casa, y los rayos iluminaron el cielo.
Las manecillas del reloj apuntaban al número doce, mientras las nubes negras continuaban llorando con fiereza, en un intento de alertar a las tres mujeres que dormían en aquella casa, que los problemas se avecinaban.
Por supuesto, ninguna se despertó a tiempo.
El sonido de un rayo, hizo que los ojos de Bella se abrieran, no podía ver nada entre tanta oscuridad, así que a tientas se levantó y buscó el apagador.
Para su fortuna la electricidad aún funcionaba.
-Espero que hayas tenido dulces sueños, inmunda humana, porque lo que te espera en el mundo real se convertirá en una pesadilla.
Bella se horrorizó al ver a Clío de pie, ante su cama, su rostro estaba descompuesto en una mueca de odio, y sus relucientes colmillos relucían debajo de sus labios rojos.
-Mi hermano no estará contento con tu muerte… pero no importa, sólo quiero que desaparezcas de una vez por todas de la vida de MI Edward –gruñó ella.
La joven observó a la vampiresa con atención, intentando pensar en alguna forma de llegar hasta su madre y su tía… o tan sólo llegar hasta el teléfono. Tenía que llamar a Edward.
Pero hubo algo que hizo que Bella se olvidara de todo. El grito sincronizado de dos mujeres, desesperación y terror sonaron al mismo tiempo.
-¡No! –gritó Bella.
Clío se río.
-Mi hermano está jugando un poco con ellas, pero no te preocupes… pronto dejarán de sufrir.
-¡No! –repitió Bella y corrió hacia la puerta, pero no logró llegar a ella.
-Tú te quedas aquí –Clío la tomó del brazo y la tiró contra la pared. La espalda de Bella golpeó con fuerza y finalmente cayó al suelo.
Un gemido de dolor escapó de sus labios.
-Tan frágiles… los humanos son tan débiles, y tan inservibles –la vampiresa hizo una mueca de repulsión.
Tras el sonido de otro relámpago las luces se apagaron. Bella ya no podía distinguir nada, y lo peor de todo era que para su atacante, la falta de iluminación no suponía ninguna diferencia.
-Todo terminará pronto, Bella
Escuchó los tacones de Clío acercarse, los suaves dedos de la vampiresa le aprisionaron de la garganta y la levantó del suelo.
Bella luchó con todas sus fuerzas para liberarse, sin poder conseguir nada.
-Si no te hubieras acercado a él, nada de esto te estaría pasando, humana.
La respiración de Bella comenzaba a faltar, y sus pulmones necesitaban el aire que les era negado… si la vampiresa seguía presionando moriría pronto…
Entonces la casa se volvió a iluminar, el foco encima de ellas brilló con tal fuerza que por un momento los ojos de Bella se cegaron, así que no alcanzó a ver cuando el foco estalló sobre ella.
Escuchó un fuerte ruido en la otra habitación, seguido de un gruñido. Poco después la vampiresa la liberó y Bella volvió a caer al suelo.
-Tenemos que salir de aquí Clío –se escuchó una voz, que Bella reconoció como la de Anker-, he tenido un enfrentamiento con un humano, uno de ellos.
-Tú no eres de los que le teme a lo humanos, hermano –dijo Clío.
-No tengo miedo –gruñó él-. Pero son demasiados y nos causarán problemas, en estos momentos no puedo ocuparme de ellos, estoy más concentrado en quitar de en medio a Edward.
-¡Dijiste que no le harías daño!
-¡Déjate de sentimentalismos! –le gruñó Anker-. Ya te había dicho que sólo quiero dañarlo un poco…
-Pero, ella…
-¡Ya cállate, tenemos que irnos!
Bella escuchó como los pasos se alejaban de ella, intentó ponerse de pie, pero fue inútil, no tenía fuerzas para nada, y la visión se volvía borrosa… ¿Dónde estarían Reneé y Megan?
Logró distinguir el sonido de alguien corriendo, alguien llegaba a la habitación. Bella se estremeció e intentó cubrirse pensando que era alguno de los vampiros, dispuesto a terminar con ella.
-¿Estás bien? ¡Bella!
Levantó la vista y logró reconocer a Stein en la oscuridad, él se veía un poco herido… Se acercó y la levantó en brazos.
-Estarás bien, Bella.
-Mi mamá… mi tía…
Pero sus labios no se pudieron mover más, ya que ella se desmayó.
Cuando los ojos de Bella volvieron a abrirse, se encontró en una habitación amplia, y que por supuesto no reconocía…
-¡Bella, despertaste!
La joven casi salta al reconocer la voz de Megan, la mujer se sentó al borde de la cama, se veía cansada, y su brazo estaba firmemente cubierto con vendas blancas… pero parecía estar bien.
Eso arrancó un suspiro de alivio de los labios de Bella.
-¿Y mamá? ¿Dónde está?
-Está descansando en otro cuarto, no sufrió ninguna herida grave… pero creo que el susto le hizo daño a su corazón –informó Megan, los ojos de la mujer revelaban tristeza-. Pero mientras la cuidemos… ella estará bien, es muy fuerte.
Bella se tranquilizó un poco, pues sabía que la salud de Reneé no era muy estable, pero mientras el vampiro no le hubiera hecho mucho daño, podría recuperarse.
Stein y su padre entraron en la habitación, él joven sonrió al verla, y se arrodilló junto a la cama.
-Me alegra que te encuentres mejor, Bella.
-Las personas de la comunidad nos salvaron –intervino Megan-, estamos vivas gracias a ellos, sobre todo Stein y Ryan.
-Gracias –dijo Bella.
-Lo que sea por ti –le contestó el joven.
-Por supuesto –lo secundó su padre, se paseó por la habitación un momento hasta sentarse en una silla-. Lamento interrumpir tu descanso, Bella, pero me temo que tengo que discutir algo de suma importancia contigo y tu tía.
El hombre cerró la puerta, y Bella intentó incorporarse, pero Stein se lo impidió.
-Todavía no estás completamente bien –le dijo él-, necesitas descansar lo más posible.
-Mi hijo me ha dicho que te encuentras en una peligrosa situación –comenzó Ryan tranquilamente-, me informó que has hecho un trato con un vampiro.
Megan soltó una exclamación de horror y observó a su sobrina.
-Bella… ¿Por qué? ¿Te ha hecho daño?
La joven simplemente negó con la cabeza, no se sentía muy bien como para contestar.
-Normalmente no permitiría que una persona en tal situación estuviera dentro de la comunidad, pero mi hijo me ha hecho cambiar de opinión. Sé perfectamente que cuando un vampiro te ofrece un trato no se tiene otra opción, así que he decidido ayudarte.
-¡Oh, Bella! –sollozó su tía-. ¡Por eso nos han atacado esta noche! ¡Ese vampiro nos quiere muertas!
-Después de un tiempo los vampiros se cansan de los humanos con los que hicieron su trato y los matan –dijo Ryan, como si fuera algo natural-, tu tía tiene razón él probablemente los envió…
-¡Edward no haría eso!
-Los vampiros no tienen sentimientos, Bella –intervino Stein.
Bella se sentía mareada y muy cansada, su vista volvía a nublarse.
-¡Ustedes no entienden, él no… él… no me haría daño!
El hombre la observó por un momento como si estuviera loca.
-Debes estar confundida por el golpe que recibió…
-No estoy…
-El temor es normal –la interrumpió Ryan-, pero el ya no te hará daño, encontraremos la forma de terminar con el trato.
El hombre dijo algo más, pero Bella no pudo escucharlo porque volvió a perder la conciencia.
YA QUEDAN SOLO TRES CAP PARA EL FINAL MIS ANGELES POR FISS DEJEN SUS COMENTARIOS AL FINAL .
martes, 13 de abril de 2010
Marca de Eternidad
Publicado por Angel of the dark en 13:00
Etiquetas: Marca de Eternidad
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