Dark Chat

lunes, 30 de noviembre de 2009

GHOTIKA

Necesito saber de ti cada día y cada hora;

Por que en un minuto hay muchos días.
Romeo y Julieta – W. Shakespeare.

Capítulo 30: Vacío.

– Por favor, aléjalo –


No importaba las veces que se lo pidiera, él no accedía a retirar aquella masa que se convulsionaba frente a sus ojos, con la sangre brotando como una cascada carmín desde el cuello, cayendo al suelo, y llamándole con aquel apetitoso y dulce olor.


Sus manos se encontraban tan apretadas a su rostro que amenazaban con hacerlo explotar de un momento a otro. Tratando, inútilmente, cubrirse la boca y nariz para no seguir recibiendo aquella descarga de esencia exquisita que prometía, fervientemente, calmar el ardor de su garganta y el dolor de su estomago.


Pero no. Bella no quería hacerlo. Llevaba varios minutos luchando contra sus feroces instintos – los mismos minutos que la furia de Azael iba en ascenso, siendo manifestada en el fuerte agarre de sus uñas con la piel mortal –. No quería convertirse en un monstruo. No quería ser el reflejo vivo de aquellos miserables que les habían arrancado a sus padres. Cuánto hubiera deseado haber estado sorda en ese momento, para no escuchar los últimos lamentos de aquel hombre que se revolvía, de manera ineficaz, entre los extremos de Azael. Cuánto hubiera anhelado estar ciega, para no ver aquella escena que le resultaba cruel y magnifica al mismo tiempo. Su cuerpo no podía encontrarse más rígido de lo que ya estaba. Sus dedos se habían enterrado hasta el fondo del colchón, como si el relleno suave le fuera a impedir lo que su bestial naturaleza le exigía.


Pero, a pesar de todo su esfuerzo, su voluntad comenzaba a flaquear. Los ojos ennegrecidos habían comenzado a recorrer la habitación, en busca del dulce objetivo. Y, cuando se centraron en la masa cálida y chorreante, destellaron con la sed de sangre más vivaz que alguien pudiera tener. Aquel joven ya no representaba un humano, si no la presa que le esperaba, inofensiva y dispuesta. El recuerdo de sus padres se había extinto, siendo suplantado por el deseo voraz de saciar su hambre. Sólo la borrosa imagen de Edward se quedó apenas instalada, cuando su cuerpo se abalanzó sobre Azael, que, con una sonrisa de suficiencia, dejó caer la masa humana para que Bella la cogiera.


Éxtasis tan más sublime. Calidez abrumadora y destellante. Bella no recordaba haber experimentando tal sensación de delicioso frenesí jamás antes en su vida. La sangre ingresando a su cuerpo, a través de su garganta, que se había abierto paso como puertas de un rojo castillo para que sus soldados penetraran a él e entibiaran cada una de sus torres.


– ¿Me quieres matar?


– Si...


Aquel recuerdo fue lo que la trajo a la terrible realidad, haciendo que sus labios se fueran separando, lentamente, de aquel cuerpo inerte y seco.


Tembló al presenciar el dibujo de sus sentidos no humanos y cerró los ojos, girando el rostro hacia otro lado, con repulsión, como si con semejante gesto fuera a calmar su culpa. Escuchó la voz de Azael detrás de ella y se puso de pie, de manera inmediata. Sus miradas se encontraron y, aunque ella estuviera completamente despedazada, mantuvo sus pupilas fijamente clavadas en las de él.


–¿Verdad que no es tan difícil como parece? – preguntó, intentado, una vez más, acariciar al pálido rostro que tenía al frente, y volviendo a ser rechazado, de manera mucho más burda que antes.


–¡Te dije que no lo quería! – siseó Bella, con agresividad nata que le hizo destellar los ojos con un aire endemoniado que Azael, fuera de encontrar ofensivo, le resultó completamente excitante.


–Ay, mi Bella – murmuró éste, tomándola entre sus brazos sin que ella lo pudiera evitar – No tienes idea de cuánto me enajena esta rebeldía tuya. Pero no abuses, querida mía – agregó, con sus labios acariciando el aire que ingresaba a sus oídos – Mi paciencia no es tan grande. Y, aunque te quiera, no estoy dispuesto a soportar todo el tiempo tus desplantes.


La soltó entonces, con movimientos delicados, pero ligeramente bañados de brusquedad, para después tomar los cabellos del cadáver, que aún yacía sobre el suelo, y arrastrarlo fuera de la habitación. Antes de que la masa inmóvil desapareciera de su vista, Bella pudo contemplar como la carne muerta ya comenzaba, de manera casi imperceptible, adquirir cierta característica putrefacta en las orillas de la piel. Se acomodó en la cama, abrazando sus rodillas con los brazos y hundiendo el rostro en ellas, cuando quedó sola. Hasta ese momento fue cuando se sintió libre de lamentarse. De recordar. De preguntarse...


¿Sería cierto que Edward, junto al resto de su familia y amigos, estaba muerto? ¿Quién le aseguraba que no era una cruel farsa creada por el mismo Azael? Bella no era tonta y se negaba a creer lo que no había sido probado frente a sus sentidos. Pues, si aquel endemoniado ser era capaz de ver morir a un humano, sin el menor atisbo de piedad cubriendo a sus ojos, ¿Quién le quitaba la cualidad de ser un maravilloso mentiroso?


Quería pensar, más bien deseaba, que su escepticismo fuera certero. Que Edward si estuviera vivo. Eso bastaba para que ella estuviera bien también. Aún en la distancia, aún en su ausencia, ella podía soportar todo si sabía que él existía en algún lugar. Pues, estaba consiente de que, si Edward vivía, él la seguiría amando y, tarde o temprano, vendría para que pudieran estar juntos. Sólo era cuestión de esperar... Y ella tenía toda la eternidad para hacerlo.


Pero, si por el contrario, las palabras de Azael eran ciertas... ¿Qué era lo que pasaba? ¿Qué era lo que había después de ello? Nada, más que soledad, tristeza, amargura, desamor, odio, rencor, desconsuelo, lágrimas, dolor, angustia, desesperación... Oscuridad... Una oscuridad aterradora, una oscuridad que no ofrecía paz, si no pesadillas que se irían convirtiendo en realidad.


Sintió cómo el pecho se comprimía nada más el imaginárselo, nada más el pensarlo por un segundo. Y, para tal cuestionamiento, no era necesario el especular mucho en una respuesta, pues sólo había una palabra que resolvía toda su congoja y la ecuación de un mundo sin él...


... La Muerte.


Oh, maravillosa salida de los cobardes. ¡Pero qué le importaba a Bella si era una de ellos! ¿Quién podría juzgar a aquel que ha decido ir al lado del ser amado, del ser que le ha salvado de una y mil maneras; que le ha iluminado sus noches y ha plasmado la negra esencia de su amor en cada poro de su piel? ¿Quién podría juzgarle, cuando era Edward lo más valioso que le restaba en la existencia, cuando era él su vida?


Sintió como los ojos le ardían ante el llanto que ya no podría derramar. Hundió aún más su rostro en las rodillas y su cuerpo se agitó ante el impulso que emitió el pesado sollozo que salió de su garganta. ¿En qué momento había empezado su vida a atormentarse con giros tan drásticos? No había pasado ni un año desde que había tenido la dicha de conocer a Edward, desde que sus padres habían muerto, desde que se había enterado que los vampiros si existían – y su novio era uno de ellos... –, que había dejado de ser humana y... ahora, esto... Apretó fuertemente los labios para reprimir un jadeo. No recordaba época más difícil, pero aún así, no se permitiría el mostrar su debilidad y ansiedad a través del seco llanto.


La puerta se abrió, tras pasar varios minutos más y, al ver la figura masculina que tan bien conocía ya, envaró su cuerpo a la defensiva. Eleazar le sonrió desde su lugar, mirándole de arriba hacia abajo, con lasciva mirada penetrante.


–¿Estas menos molesta? – Preguntó, obteniendo como respuesta la colérica mirada de la gótica – Lo suponía – suspiró, pesadamente – Supongo que es normal el que sientas algo de remordimiento, pues se trató de tu primera caza; pero no te angusties, con el tiempo, verás a los humanos como lo que realmente son para nosotros: simple alimento.


–Dices eso por que eres una bestia


–Lo sé. Y estoy orgulloso de ello.


–¿Orgulloso de ser un asesino?


–Matamos por necesidad, por alimento


–Podrías alimentarte de animales...


–Eso es propio de tus queridos difuntos – interrumpió, con aire despectivo, golpeando fuerte e invisiblemente el pecho de la muchacha – No nos compares. Ellos son débiles, seres auto-reprimidos, que poco saben de los placeres que la inmortalidad te brinda


Bajó la mirada y no pudo evitar el llenar toda su mente de aquel ser que demostraba que todo lo que Azael decía era mentira. Edward... ¿Era acaso él un ser débil? Para nada... ¿Sabía poco de la belleza relacionada con la inmortalidad? No lo creía posible. ¿Cómo podía un ser de alma tan bella no conocer las sublimidades que los ojos del vampiro era capaz de presenciar?


–Pronto compartirás mi visión – prosiguió Azael, acercándose y sentándose frente a ella – Pues eres mía y estarás a mi lado durante toda la eternidad. Tal vez me comporté demasiado exigente contigo, hace unos momentos – agregó, volviéndose a poner de pie – Pero debes acostumbrarte a que tendrás que matar para sobrevivir. Aún así, supongo que no fue la manera más ortodoxa que te pude haber brindado. Lo siento. Y, para compensarte, te tengo una sorpresa.


El rostro de Bella no representó ni una sola emoción hasta que Azael le mostró una pequeña bola de pelaje negro que saltó hacia ella.


–Niebla – musitó, sin poder ocultar la emoción y felicidad que le daba tener a ese animalito entre sus manos.


–La dejaste abandonada cuando mis hombres las iban cazando en el bosque.


–Gracias... – susurró, casi de manera inaudible. Sin comprender el por qué de aquella actitud tan gentil; sin imaginar que aquel gesto tendría un precio, que Azael estaba dispuesto a cobrar en ese instante.


Bella no pudo esquivar a tiempo las manos que capturaron su rostro, dejándole inmóvil y a merced del obsesionado vampiro que tenía sus labios a escasos centímetros de los suyos.


–Me encantas – confesó, con su aliento fresco rozando los parpados de la chica – Desde la primera vez que te vi con él, me hechizó todo de ti. Tu actitud tan callada y enigmática. Tus movimientos tan pausados y concientizados. Desde la noche en que te encontré, te quise para mí. Quise ser tu dueño. Y ahora lo soy. Ahora te tengo a mi lado y eso no cambiará jamás.


–No puedo pertenecerte – dijo Bella, hablando en murmullos ante el temor que sentía por la enfermiza declaración


–Claro que puedes – discutió Azael – Lo harás. Yo me encargaré de que me adores y me mires como tu único señor.


–¿Cómo piensas lograrlo? ¿Cómo lo crees posible, cuando dices haber matado a...?


–¡No digas su nombre! – Interrumpió, con rabia – Ni si quiera te atreves a pensar en él, por que está muerto, hecho cenizas. Destrozado por estas manos que ahora te acarician el rostro y las cuales, dentro de poco, suplicaras recorran cada centímetro de tu piel.


Acabado de decir esto, Azael acercó sus labios a los de Bella y comenzó a besarla con una furia pasional que sólo él fue capaz de sentir; pues Bella, solo se dedicó a revolverse entre sus brazos, para intentar liberarse de aquella boca que amenazaba con borrar la dulce esencia que los besos de Edward habían dibujado sobre ésta.


¡Cuánta diferencia había entre esta experiencia y las otras pasadas! Cuánta complacencia le podía llegar a provocar una y cuánta estigma la otra.


–Dentro de poco, seré yo tu único dueño – prometió Azael, al liberarla de sus labios – Dentro de poco, no podrás imaginarte una vida sin mi; pues yo seré tu mundo entero.


Bella se quedó inmóvil y permaneció de esta forma hasta minutos después de que aquel despiadado ser saliera de la habitación y la dejara hundida en aquella oscuridad visible. Su mano se paseó por el pelaje negro de la gatita que maullaba tristemente, haciendo eco de la fúnebre música que en su mente resonaba una y otra vez.


“Mira cómo sangro y cómo lloro por ti...”


... Qué equivocado se encontraba aquel Rumano tan detestable, pues, ella, ya tenía a sin quien no poder vivir. Ella, ya le pertenecía a él... y él, era más que su mundo. Era su universo, su día, su noche, su luz y su oscuridad. Jamás podría llegar a querer a otro, pues todo su amor había sido absorbido por la dulce presión de sus labios... que tanta falta le hacían ya.


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–¡Ey, para, para! – exclamó Emmett, aprisionado por el suelo y los puños de Edward que, hasta ese momento, había cesado de golpearlo – ¡Pensé que ya me habías disculpado!


–Lo siento – se excusó el vampiro, poniéndose de pie y caminando hacia el extremo opuesto del improvisado lugar de entrenamiento, para después dejarse caer, sentado sobre el suelo, y hundir el rostro entre sus manos que se aferraban fieramente a sus desordenados cabellos para jalarlos con fiereza, como si quisiera decapitase por si mismo. Era tanta la frustración y la angustia que le bañaba el alma, que amenazaban con hacerle perder el juicio.


¿Habría existido, alguna vez, en algún extraño lugar, por alguna cruel situación, un vampiro enloquecido de dolor, o serían él y Jasper los primeros?


La cascada de desolación se instaló en el centro de su pecho como un martillo atormentador y punzocortante al ser consiente del tiempo que había transcurrido: Cerca de una semana. Cerca de siete días desde que los Rumanos habían atacado al castillo. Desde que Darío, Bella y Alice, al igual que varios más, ya no se encontraban junto a ellos. Desde que sus sentidos no se deleitaban al contemplarla.


Cerró los ojos y se imaginó la forma de sus facciones formadas sobre su nueva piel pálida. El vibrante sonido de su voz, la frescura de su nuevo olor. El destellante carmín de sus ojos... Se golpeó con fuerza y rencor las rodillas, al mismo tiempo que gruñía ferozmente y se maldecía por no haber sido capaz de defenderla.


–Comprendo cómo te sientes – sintió la mano de Emmett posarse sobre su hombro, mientras tomaba asiento a su lado.


Él negó con la cabeza


–No, no lo haces – discutió – Tú tienes a Rose a tu lado. Ella es lo más importante para ti, y sabes que, de una manera u otra, está bien. En cambio yo... No sé cómo se encuentra, ni por lo que está pasando... Ni si quiera soy capaz de asegurar que sigue con vida...


–No ganas nada con lamentarte en los rincones


–Lo sé – admitió – Pero dile a la angustia que se vaya, para que me libere los pies. Estoy atado, Emmett. Cadenas invisibles me ciñen y desangran interiormente, lastimando las heridas frescas y carcomiendo mi carne hasta taladrar mis huesos. Es una máquina aniquiladora que no tiene fin, y que tampoco pretende matarme. Sólo quiere mortificarme, hacerme gritar del dolor. Está jugando de manera cruel... Me ha hecho su presa y sólo ella puede redimirme de este calvario en el que estoy cayendo...


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–¿Cuánto tiempo piensas seguir así, sin hablar ni hacer nada? – le preguntó Damián y ella no contestó.


Su mirada seguía perdida en la ofuscación, en la frecuencia de imágenes que se negaban a arribar, que le cegaban y no le permitían comprobar que la noticia sobre la muerte de Jasper, y el resto, era cierta. Sintió la mano de Damián asir la suya; pero no hizo movimiento alguno de rechazo. Al final de cuentas, de nada servía. De poco ayudaba.


–¿Cómo es posible que la angustia tenga una representación tan gloriosamente perfecta? – Se preguntó Damián, susurrando, mientras veía la mordida que Coátl dejaba, a cada poco, en el delicado antebrazo de la vidente, para inhibirla de sus poderes - ¿Cómo es posible que me puedas llegar a confundir tanto? Quiero darte todo para verte feliz, pero a la vez, sé qué es lo que me pedirías y, entonces, es cuando no quiero darte nada... Lo que quieres es lo que no puedo darte. Tu felicidad implica mi infelicidad y, afortunadamente, aún no te amo tanto como para poner a la primera por encima de la segunda. Perdóname por eso...


Dicho esto, Damián acercó a sus labios a la mano de Alice y depositó un libero beso sobre ella.


–Me gustaría que al menos, me vieras por un segundo, para poder reflejarme en tu mirada.


La melancolía de esa voz fue lo que la impulsó a levantar el rostro y así, de algún modo, acceder a aquella suplica. Damián sonrió al tener su mirada fijamente puesta en la de Alice y, alcanzando su mejilla con la punta de sus dedos.


–Si hubiera algo que yo pudiera hacer para verte sonreír. Algo que no implicara el nombre de aquel al que aún amas, lo haría gustoso...


–¿En realidad? – Interrumpió ella, de manera inesperada para el vampiro, que dilató sus ojos al sentir que su mano era tomada por las de ella - ¿En realidad accederías a lo que te pidiera... si... si no tiene nada que ver con... con...?


–No es necesario que digas su nombre – calmó Damián, tratando de ocultar la felicidad que le daba que, tras varios días, pudiera entablar, aunque fuera muy breve y conveniente, una conversación con Alice – Y si, si lo que tú me pides no guarda relación alguna con él, te complacería lo más pronto posible.


–Bella, mi amiga, ¿Está aquí, no es así? Quiero verla...


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–¿Es eso seguro? – preguntó Azael, cuando Damián le expuso lo que Alice le había pedido


–La ponzoña de Coátl le impide ver el futuro. No sabe que le hemos mentido y, al igual que Bella, piensa que el resto de los Vulturis están muertos. Así que no hay riesgo de que estén juntas por un momento


–De acuerdo – accedió Azael, para después ver como su hermano regresaba por la vidente.


Cuando la puerta se abrió, los ojos de ambas muchachas brillaron al verse mutuamente y esperaron a que Damián y Azael las dejaran solas, para acercarse.


–¡Bella!


–¡Alice!


Exclamaron al unísono, tomándose de las manos, sin poder evitar deleitarse con la extrema belleza de la otra, pues era la primera vez, después de tantos días, que se veían, y, el encontrarse de nuevo, era como volverse a conocer de una manera especial. Como una reencarnación que las había vuelto a unir.


Sin hablar, pues para su amistad no hacía falta las palabras, se atrajeron para fundirse en un abrazo que, sabían bien, ambas necesitaban para calmar un poco aquella apesadumbres que les invadía.


– Alice – susurró Bella, al paso de varios minutos juntas – ¿sabes qué pasó con ellos?


–No – negó la pequeña, con tristeza. Quedando callada ante el recuerdo de Jasper gritando su nombre, mientras era alejado de ella. El contacto de la mano de su amiga sobre la suya la trajo a la realidad


–Alice, dime la verdad. ¿Están... ellos... muertos?


La vidente bajó el rostro, sin poder contestarle. Más fue ese gesto mucho más sincero que cualquier otra palabra. Bella lo entendió. Podía leer, claramente, el sentimiento de perdida en la mirada de su amiga... El estremecimiento desolador, calcinador, estrujador, que ambas sentían, al no saber la verdad...


–Están vivos... tienen que estarlo... no pudieron habernos dejado de esta manera.


–Yo también quiero pensar eso, pero...


– ¿Pero qué, Alice? ¿Por qué callas de repente?


–¡Bella! – Exclamó ésta, volviendo a abrazar fuertemente a su amiga – No sabes el miedo que tengo de no volverlo a ver...


La castaña se limitó a dejar caer su rostro en el hueco del hombro de Alice y a abrazarla fuertemente. ¿Qué podía decirle? No encontraba palabras para consolarla, pues, ella también se encontraba destrozada. Más que destrozada, se encontraba vacía... completamente sin vida...


–Alice, tranquila, verás que todo saldrá... bien


–Al menos, estamos juntas, ¿no es así?


–Si – asintió Bella, paseando las manos por el negro cabello – Estamos juntas...

domingo, 29 de noviembre de 2009

Meyer habla sobre Sol de 1/2noche y The host


Para quienes querían noticias nuevas sobre "Sol de Medianoche", el libro de Stephenie Meyer que narrá la historia de 'Crepúsculo' desde el punto de vista de Edward y sobre más libros de "La Huésped", les traemos a continuación recientes respuestas.

En el website oficial de StephenieMeyer.com ya se ha dado a conocer las respuestas a las preguntas fans que se recopilaron en TheTwilightSaga.com, por el momento estamos trabajando en la traducción para subir estas preguntas (son más de 30 y muy largas), pero para quienes recientemente deseaban saber sobre los dos temas anteriores, la propia escritora responde a las dudas.

A pesar de que la mayoría de las preguntas tenían que ser referentes a 'Luna Nueva' debido a su lanzamiento al cine, Steph agregó:

Para responder a las tantas y tantas preguntas sobre "Sol de Medianoche"

He descubierto que realmente no hay una respuesta que pueda dar que logre cambiar la sustancia o el contenido de los millares de solicitudes, argumentos y demandas que recibí para que Sol de medianoche sea terminado, así que me siento un poco tonta respondiendo esa pregunta por completo. Pero es la pregunta más popular, entonces hare otro intento sobre esto.

No estoy escribiendo "Sol de Medianoche" ahora. Y no tengo un plan para cuando voy a empezar; ahora no se cuando será el momento correcto para trabajar en el.

En sus preguntas, hubo algunas conclusiones erroneas sobre la situación de la cual voy a tratar de dejarla clara. Primero, "Sol de Medianoche" no esta terminado y guardado en una caja fuerte, esperando a que termine mi angustia acerca del filtrado. Si fuera así, yo misma me arrojaría hacia los estantes de las tiendas de libros. Me encantaría ser capaz de darle a toda la gente lo que han estado esperando tan ansiosamente. Segundo, no estoy molesta sobre la filtración. No lo he estado por mucho tiempo; eso termino unas tres semanas después. Tercero, y el más importante, no estoy tratando de castigar a nadie. No a las personas que lo filtraron, tampoco a las personas que leyeron la filtración, a nadie. Como dije, me haría muy feliz ser capaz de estar en las condiciones de darselo cualquiera que lo desease.

¿Así que porque lo sostengo? Porque no esta terminado ni guardado. No esta terminado, y finalizarlo no es una simple manera de sentarse enfrente a mi computadora y escribiendo las palabras; las palabras tienen que estar ahí en mi cabeza para ponerlas, y ahora mismo, no lo están. Tengo que estar en la zona (area) para escribir cualquier historia, e intentar forzarme a mi misma en esa zona es una perdida de tiempo, así lo veo. Regresaré a "Sol de Medianoche" cuando la historia sea irresistible de nuevo. Solo porque la gente lo quiera tanto no lo hace más escritamente-viable, en realidad es algo así como lo contrario. Necesito estar a solas con una historia para poder escribir, y "Sol de Medianoche" se siente lleno de multitud, si saben a lo que me refiero.

La gente escribe por diferentes razones. Siempre he escrito para hacerme feliz a mi misma. Si yo estoy disfrutando de una historia, sintiendo el flujo de la creatividad, absorto en un mundo, es cuando escribo y escribo rápido. Si no estoy en eso, no puedo escribir. Nunca he sido alguien que escribe para la demanda y no me puedo imaginar trabajando de esa manera. Tan genial sería poder decir a mi autor favorito "Sabes, me gustaría mucho leer un gran libro sobre mafia narval. Escribe eso para mí, Ok?" o inclusive "Me encantaría una secuela de ese último", así no es como funciona. Como funciona es que mi autor favorito escriba un nuevo libro sobre lo que sea que a él/ella este interesado en. Tal vez tome un año, tal vez tome cinco. Si hay algo de lo que quiero leer, lo compró o lo checó en la biblioteca. Si no es así, busco algo más para leer. El fin.

(Todo esto va para acerca de escribir sobre vampiros en general, también. ¿Vampiros y yo? Estamos en una pausa).

Estoy bastante segura que esto no retrasará los escritos y las demandas, pero no querían que pensaran que estaba ignorando la pregunta.

Mientras tanto, hay tantos libros geniales ahí afuera. Tengo unas recomendaciones en mi sitio, y cualquier bibliotecario amaría mostrarte algunas opciones. Lo mismo va para los empleados de librerías independientes. Pregunta por orientación, y ¡Ellos llenarán tus brazos de cosas grandiosas!

Y para los que querían saber de The Host, la pregunta de Kelly fue la elegida donde expresa su amor por "La Huésped"y su pregunta fue:¿Tienes algunos planes para otros libros que no sean relativos a Twilight?

Me gustaría eventualmente que "The Host" formé parte de una trilogía. Ese es uno de los proyecto que realmente me gustaría entrar el siguiente año o así.

Taylor- en: mas barato x docena II


aiii se ve
bn liiiindo0o0
!!!!!!!!!

Jamie Foxx: un seguidor de Taylor


Jamie Foxx tiene la fiebre de Luna Nueva. Foxx, de 41 años, persiguió al rey adolescente Taylor Lautner, de 17, para un autógrafo y una foto en el estreno de Twilight hace un año. "Hay toneladas de fans y siempre oigo todas estas voces gritando " Rah, rah, Taylor, Taylor! "Lautner revela a George Lopez en la emisión del jueves de" "López Tonight", según informó la revista People.
Taylor fue utilizado para la atención que recibió de sus admiradoras, pero nos asombramos cuando descubrió que el ganador del Oscar quería su atención."De repente he oído esta voz profunda detrás de mí: 'Taylor, Taylor !'... Y este tipo se acerca a mí y me dice' Hey ... mi hija es un gran fan, y yo soy un gran fan, podria obtener una foto contigo. Soy Jamie Foxx. " Taylor no podía creer que Jamie quería su autógrafo. "Yo estaba como, '¿Estás bromeando? ¿Puedo obtener una foto contigo?"

grax a Tw Paraguay

jueves, 26 de noviembre de 2009

Robsten kiere un bb??


Gracias a GossipCop, ROBsessed y R&K

Bueno, que sigue para Robert y Kristen despues del suceso en taquilla con 'The Twilight Saga: New Moon'?

"Rob & Kris ansiosos por un bebe" anuncia el siempre (¡ejem!) fiable National Enquirer.

Hay dios.

"Buenas noticias!" el tabloide trompetea. "Un bebe Vampiro volara en el camino de las co-estrellas de 'Twilight' - y fuera de la pantalla - amantes - Kristen Stewart y Robert Pattinson."

Sí, esto va a ser aún más tonto de lo que pensábamos.

Una 'Fuente cercana a la pareja' le dijo al tabloide, "Rob y Kristen quieren tener hijos," "Si bien inicialmente se consideró que eran demasiado jóvenes, esos temores parecen haberse evaporado," dijo la fuente, "Sienten que tener un bebé sería consolidar su amor."

Una 'Fuente cercana' confia que a los dos "les gustaría casarse antes de tener un bebé... pero si Kristen queda embarazada antes de casarse, está bien, también."

Tengo Curiosidad por saber cómo el Enquirer respalda sus afirmaciones?

"En julio, una publicación australiana afirmó que Kristen estaba embarazada... resultó que ella no estaba embarazada... pero están trabajando en ello."

¿Te refieres a esta publicación australiana? El que fue - como el Investigador admite - 100% erronea?

(N.de T: Presta atención a esta clase de Sexo)

Ah, pero eso no es todo! "Las soñadores estrellas recientemente se tomaron de la mano en un aeropuerto de París y se vieron abrazados en un concierto en agosto," susurra Enquirer.

Ternura y tomados de la mano??

Gossip Cop lo toma. Así es EXACTAMENTE cómo los bebés vampiro se hacen?!. Nos acordamos de las relaciones sexuales del vampiro ed.


(N. de T.: Que tal? parece que Enquierer esta barado en el siglo XVII-XVIII cuando se creia que un beso podía hacerte quedar embarazada.!!)

Logo de eclipse!

Fotos de Robert




Gracias a R&K les traigo estas fotos de rob chiks, a mi en lo personal me gustaron mucho, chekenlas!

Rob dijo q Ed es 'ridiculo'


Gracias a OK! Magazine; y R & k

La estrella de New Moon, Robert Pattinson dijo que su personaje de Twilight Edward Cullen era 'Ridiculo' la primera vez que leyo el libro.

Robert Pattinson - quien interpreta al Vampiro Edward en la seria de peliculas de Twilight con Taylor Lautner y Kristen Stewart, la cual es basada en las novelas de Stephenie Meyer - admite que se le hizo dificil tomar seriamente a Edward cuando investigo el personaje.

Él dijo: "Lei el primer libro y lo encontre un poco bueno. Pero la descripción de mi personaje es, desde la primera pagina, completamente ridiculo. Dice, 'Él entra al cuarto, y su belleza es casi dolorosa'".

Robert dice que no se impresionó cuando se vio a sí mismo protagonizando junto a Taylor y Kristen ambas; Crepúsculo y Luna Nueva.

Dijo: "Eh visto las peliculas dos veces pero ellos no me sorprendieron"

TE AMO AUN DESPUES DE LA MUERTE

CAPITULO 1: EL EXTRAÑO CONOCIDO


Un pequeño rayo de luz me despertó. Estaba tirada en el suelo.



Suspiré. Otro día más…



Me levanté despacio. Así de frágil me sentía, que estaba segura que en cualquier momento me iba a caer en pedazos. Caminé hacia el tocador.



¿Quién es la chica del reflejo en el espejo? ¿Quién es ella? Tenía la mirada triste e hinchada, enmarcada con grandes ojeras. Y la piel pálida, completamente pálida, casi enferma, y hombros caídos...



Ah. Era yo… Lo supe cuando comprendí cuando alcé mi mano para recorrer el seco camino que las lágrimas habían dejado.



Por última vez, sujeté el cuaderno de Edward y lo guardé con mucho cuidado en el cajón. Me giré para ver por la ventana, era un día soleado.



Sonreí tristemente. Antes me gustaba el sol, a diferencia de Edward.



Él disfrutaba de los días nublados y lluviosos. Se divertía cargándome y llevándome hacia los chorros de lluvia mientras yo intentaba inútilmente zafarme de sus brazos.



Ahora, me daba igual el clima.



Volví a suspirar.



Con deliberada lentitud arreglé mi cama y saqué la funda de mi almohada que aun seguía mojada… “gracias”, le susurré al objeto mientras la volvía a abrazar.



– “¿Bella?” – Me sobresalté al escuchar la voz de Charlie – “hija… ¿Estas bien?”



– “Si…En un momento bajo para hacerte el desayuno, papá”



– “No te preocupes por eso… ¿puedo entrar?”



– Adelante” – dije, pese a que no era lo que en verdad quería.



No me gustaba que Charlie viera mi estado de ánimo más decaído de lo normal. Lo deprimía



– “Bella, cariño” – dijo mientras se acercaba a mí con paso lento – “ayer no saliste de tu recamara en toda la tarde…” - poso una mano en mi mejilla y su mirada reflejaba el enorme dolor de verme así



– “Lo siento…” – contesté. No tenía más palabras



– “No, mi niña bonita, no tienes por que disculparte…” - me abrazó – “me imagino lo difícil que ha de ser para ti, princesa” – sus palabras y su abrazo volvieron a romperme. Rodeé su cintura con mis brazos fuertemente para no caerme, y otra vez el llanto apareció de manera descontrolada



– “Lo extraño tanto papá” – le dije con la voz entrecortada



– “Lo sé, cariño… lo se” – escuché como su voz también se cortó – “no sé qué hacer para que esa pena disminuya aunque sea un poco… me duele tanto verte así” – levanté mi vista para verlo: estaba llorando. Alcé mi mano para limpiarle sus lágrimas



– “No llores… te prometo que estaré bien” – le mentí – “ya es hora de que empiece a asimilar todo esto” - Charlie no dijo nada. Seguramente por que no creyó mi mentira, solo pasó una vez más su mano sobre mi mejilla, me limpio las lágrimas, depositó un tierno beso en mi frente y se fue.



Después de bañarme me dirigí hacia la cocina. Aunque ya no le sentía sabor a ningún tipo de comida, mi estomago sentía un hueco horrible y doloroso, pensé que se debía a que ayer no había ingerido absolutamente nada. Motorizadamente, me preparé unos huevos fritos, sin preocuparme si iban a tener un buen sabor o no. Solo quería que ese malestar se fuera.



Comí lentamente, sin siquiera echarle un vistazo a lo que estaba en mi plato. Cuando terminé, giré mi vista hacia el refrigerador en donde se encontraba un candelario:



Martes, 11 de septiembre.



Suspiré y miré el reloj. Eran las 7:15. Si me apresuraba llegaría a tiempo a la escuela. Había faltado ayer y pese a todo, Charlie no se merecía a una hija con malas notas. Subí a mi recamara, y, de la misma manera en la que me preparé el desayuno, me vestí, sin importarme como se me veía el uniforme. Creo que cepillé mi cabello, pero no me esmeré por hacer algún peinado. Tomé las llaves de mi destartalada chevy y me dirigí hacia la preparatoria…



Otro recuerdo me invadió:



– “Bella eso se parece más al carro que usaban los picapiedras” - me había dicho en una ocasión Edward en grandes carcajadas cuando le había confesado el amor que le tenía a la camioneta del viejo Billy.



– “Calla. No te atrevas a ofenderla por que algún día se la comprare”



– “¿En serio te gusta?”



– “¡Claro que me gusta!... es… original” – le dije finalmente para convencerlo y lo logré



– “Entonces, ahorraremos juntos y la compraremos para irnos de viaje cuando termines la preparatoria” – había propuesto y la idea me parecía magnifica…



Apreté mi mandíbula y las manos al volante para que no volvieran a rodar sollozos en mi rostro. En un estúpido intento de ahogar las lágrimas cerré los ojos. El sonido violento del chirrido de unas llantas y un claxon me hicieron abrirlos de golpe



– “¡FIJATE POR DONDE VAS!” – la voz furiosa del hombre se perdió en la carretera…



Mi día en la escuela transcurrió como cualquier otro: clase de biología, matemáticas, lengua, física… No tenía muchos amigos. Siempre había sido un poco apartada de la sociedad y, ahora, con esta pena, las relaciones humanas no se me daban nada bien. Mis únicas y grandes amiga era Ángela y Jessica, pero en estos días, cuando mi humor estaba más abajo del suelo, prefería no estar con ellas para no contagiarlas…



En cuanto terminaron las clases, me dirigí hacia el aparcamiento para volver a mi casa. Iba caminando como siempre desde que él se había ido: con las manos cruzadas sobre mi pecho y la cabeza mirando mis pies. Cuando llegué a la camioneta, me pareció ver por el rabillo del ojo, detrás de un enorme árbol, una figura blanca. Giré mi cabeza para comprobar si era realidad o era mi imaginación. No vi nada…



Fruncí el ceño. Tenía cerca de una semana que me estaba pasando eso. Siempre me parecía ver, a donde sea que fuera, una sombra blanca. Sacudí mi cabeza en gesto de negación. Tal vez necesitaba ver a un oculista. Lo más seguro era que tanto llanto me había lastimado alguna periferia de mis ojos…



Cuando llegué a la casa me pareció extraño ver la puerta del recibidor abierta. La patrulla de Charlie no estaba…



“seguramente la volví a dejar abierta sin darme cuenta” pensé, no era la primera vez que me pasaba… lo extraño fue que, cuando llegue a la casa, todo estaba en desorden.



– “¿Papa?” – pregunté mirando a todos lados – “¿Papa, estas ahí?” – una risa gruesa me sobresaltó y me hizo girar para ver quien era: un hombre alto y de aspecto fornido, con ropas viejas y sucias. Mis ojos se abrieron como platos a ver en su mano sujetaba una pistola y con la otra me tapaba la boca



– “Shh… tranquila preciosa” – me susurro en el oído y la sola sensación me dio asco. Otro hombre apareció por las escaleras, al igual que el otro tenía aspecto de no ser buena persona, en sus manos traía un puñado de alhajas que reconocía como mías – “mira lo que encontré” – dijo el hombre a su compañero – “¿acaso no esta linda?” - El otro hombre se acercó y me observó de pies a cabeza



– “Vaya que si” – admitió con una sonrisa morbosa en el rostro – “no encontramos muchas cosas de valor más que estas pocas joyas… pero podemos compensar la decepción con otra cosa mucho mejor” – dijo mientras se acercaba. Empecé a forcejear con el hombre que me sujetaba inútilmente. Tenía miedo, ¿Qué iba hacer?, estaba sola… las lagrimas inundaron mis mejillas. No quería que sus asquerosas manos borraran los trazos que las gentiles manos de Edward había dejado con tanta delicadez sobre mi cuerpo. No lo iba a permitir. Aun no se cómo me las ingenie para poder golpear en el estomago al tipo que me sostenía, aproveché el momento en que sus enormes brazos aflojaron y me separé de él, pero fue inútil porque el otro hombre ya me había sujetado de nuevo, no sin antes de pegarme una cachetada que me aturdió.



Había perdido toda esperanza ya, aunque seguía forcejeando, en ese momento solo esperaba que cuando terminaran me mataran para no tener que vivir con ese peso… Fue cuando volví a ver la sombra blanca. Paso como viento fresco frente a mis ojos y un segundo después se escucho un chasquido, como si los huesos de alguien se hubieran roto de forma rápida; el hombre de aspecto fornido emitió un gritó desgarrador y él que me sostenía no dudó en clavarme una navaja al lado del estomago, gemí por el dolor, y caí de rodillas con la mano en la herida, la cual empezaba a verter sangre, aun así pude ver claramente como la sombra se detenía por un segundo y me pareció ver el cuerpo de un hombre girado en mi dirección, pero no pude razonar más, ya que aquel sonido que parecía como la ruptura de los huesos continuo…



Hice un gesto de dolor ante una punzada que emitió la herida, gire mi cabeza para verla, ¡OH! No me había dado cuenta que un charco de sangre se había formando en el suelo… el dolor de la punzada incremento, pero aun así seguía pendiente de lo que pasaba, no lograba ver mas que esa sombra borrosa y escuchar gritos desgarradores al mismo tiempo en que escuchaba los chasquidos… después solo vi los cuerpos de los hombres uno encima de otro con un aspecto que parecía gelatinoso; no sabia si sentirme aliviada o mas asustada de lo que ya estaba al entender, que en realidad, esa sombra había despedazado los huesos de aquellos criminales. Otra punzada de dolor: gemí y la sombra ya no era sombra. Vi el cuerpo de un hombre, de un joven de más o menos 20 años… era alto… y delgado… su cabello era cobrizo y despeinado… “NO” pensé y sonreí a causa de mi gran imaginación… otra punzada aun más fuerte de dolor me nublo la vista, pero vi cuando el aterrador joven se giraba hacia mi dirección…



Solo había una explicación para ver lo que estaba viendo: me estaba muriendo y él había venido por mí. Sonreí. Tenía tanto tiempo que no me sentía tan bien, él se seguía acercando; no podía equivocarme, SI era él… su andar, su cara, su cabello, eran los mismos… mi vista se nubló aun más y la fuerza de mi brazo se desvaneció y caí al suelo…



– “¡¿Bella?!” –



Esa voz... ¡Era de él!



Había algo diferente, pero no había duda, solo él pronunciaba mi nombre de esa manera. Algo frío me sujetaba de la espalda, algo frío y suave. Abrí débilmente los ojos para ver si aun seguía ahí, ya que no escuché nada por unos segundos y me aterraba que esa imagen hubiera desaparecido. Fuera un sueño, una ilusión o la muerte misma, no me importaba… solo quería verlo. Fruncí el ceño lo más que pude, parpadeé tratando de aclarar lo borroso de mi vista. Era él, era Edward, pero estaba diferente…



– “¿Ed… Edward?” – Vi como el rostro angustiado de aquel joven se descomponía en un gesto de dolor – “¿eres tu… verdad?” – No contestó – “¿Por qué… por qué habías tardado tanto?...” – el dolor me estaba impidiendo hablar con claridad – “llévame contigo… por favor” – al decir esto las lagrimas mojaron mis mejillas, el rostro de aquel joven tenia la angustia, la desesperación, la ira, el miedo… y me pareció ver el amor, incrustados en su mirada



– “¿Qué dices?” – preguntó en un susurro mientras me levantaba en brazos. Noté que tenía el rostro alejado de mí lo más que podía.



Ya no podía mantener los ojos abierto. La herida dolía mucho pero pese a eso me sentía bien. Me sentía contenta. Ignoré el dolor e inhalé su aroma. Era como el que yo recordaba pero un poco mas concentrado y fresco.



– “Te estuve esperando todo este año para que me llevaras contigo… tardaste mucho… pero no importa… ¿ahora estaremos juntos, verdad?…” – suspiré mientras sonreía y la herida dolió – “al fin otra ves juntos…”



– “No te vas a morir Bella” – fue lo único que alcancé a escuchar y caí en un profundo sueño…



– “¡¡BELLA!!” – La voz de Charlie me despertó e hizo que me incorporara con un brusco movimiento el cual dolió – “¡SANTO CIELO! ¿¡QUE PASO?!” – giré mi rostro para ver mi estomago, estaba cuidadosamente vendado. Fruncí el ceño recordando todo: los hombres, la pistola, la navaja, la sombra blanca, la quebradura de huesos y los gritos de dolor, el joven parado de espaldas hacia mí… y él… - “BELLA… BELLA…” - Charlie me sacudió suavemente para que le prestara atención – “BELLA DIME QUE PASO” – todo eso había sido muy extraño.



¿Qué le iba a contar a Charlie? ¿Qué había visto a Edward?, iba a pensar que ya me había vuelto loca, si no es que en realidad lo estaba… pero no, mi herida curada y vendada eran prueba de que no me había imaginado a ese chico tan parecido a él…



Charlie volvió a agitar mis hombros delicadamente



– “N-no sé, papá…” - comencé a contarle – “unos hombres entraron a la casa, quisieron hacerme daño, pero alguien vino en ese momento y me ayudo…”



– “¿Alguien?” – La voz de Charlie ya no era tan desesperada – “¿Quién es ese alguien? ¿Qué te paso en el estomago Bella? ¿Te encuentras bien? Quizás te pueda llevar al hospital…”



– “No” – lo interrumpí – “estoy bien, de verdad… en realidad no recuerdo quien me ayudó… fue todo… tan borroso…y la herida…” - con cuidado separé las vendas de donde sentía un pequeño dolor: No era tan grande y no se veía mal – “la herida no es grave…”



Tras un par de horas de convencer a Charlie que estaba bien y que no me acordaba de mucho, él se retiró, dejándome sola, llamó a la oficina de policía para que comenzaran con la investigación sobre los hombres que habían merodeando por aquí…



Mientras, yo me quedé sin moverme de mi cama, recordando. Ahora que tenía la mente mas clara por que el dolor ya no era tan fuerte, podía pensar mejor, ¿Qué había pasado? Ese chico no podía ser Edward. Aunque tenía la misma voz, el mismo rostro y complexión… ¡pero no! Definitivamente no. Era algo totalmente ilógico. En primer lugar, por que Edward estaba… estaba muerto, y los muertos no regresan, ¿o si?...



… Además, a pesar de que era muy similar, había algo diferente. No recordaba a detalle cuáles eran las discrepancias de aquel rostro y del rostro de Edward, pero sí la voz. Tenía el mismo sonido, el mismo acento, pero había algo: un sonido muy sutil que hacia que se escuchara diferente…



Suspiré y me recosté en la cama. Estaba loca, eso es lo que pasaba. Otra vez la tristeza me invadió. Hacia unas horas había sido feliz al pensar que al fin estaría con él… ahora me encontraba otra vez sola, llorando su recuerdo, delirando con que él me había salvado… seguramente me lo había imaginado todo, de seguro algún excursionista pasó, escuchó todo el alboroto, se apiadó de mí, y me ayudó. Y luego de curarme, se había marchado para no meterse en problemas…



¿Y si no era un deliro? ¿Y si Edward había regresado para convertirse en mi ángel guardián?



Me incliné sobre mi ventana, quedé observando fijamente le oscuro bosque y ahí estaba ese chico, de pie junto a un gran árbol, con su mirada fija en mí…

Parodia de Amanecer

Video Games - E3 2010 - Comedy



Traducción:

Amanecer: Acto 2; Escena 24.

Edward: ¡¿Bella?!

Bella: ¡Edward!

Carlisle: ¿Eres el padre?

Edward: ¿Que?

Carlisle: ¿¡Eres el Padre!?

Edward: Ehm, si lo soy.

Carlisle: Entra aquí.

Edward: ok, lo siento. Vine lo mas rapido que pude.

Edward: Puja, puedes hacerlo.

Carlisle: Vamos, necesito que pujes.

Bella: No puedo, duele mucho.

Carlisle: Se que duele, pero necesito que lo intentes.

Edward: Vamos Bella, ¡Puja!

Carlisle: Vamos, ¡Veo la cabeza!

Edward: Qu... Que? No enti... No entiendo. No se parece a mi. No, su piel es caliente y no brilla, pero ademas es un bebe lobo.

Carlisle: Incoomodoo

Bella: Trate de decirte que...

Jacob: ¡Yo Soy el Padre! Este es el mejor día de mi vida.

Edward: Espera, espera... creí que tendriamos nuestro monoaraña.

Jacob: Y tiene mis ojos.

Bella: Algunas... cosas... pasarón cuando Jacob y yo estabamos en el bosque.

Edward: ¿Cosas?

Carlisle: Oh! Oh! tenemos otro...

Edward - Jacob: ¿¡Que!?

Jacob: Soy el padre de gemelos, como podría mejorar este día?

Carlisle: parece que no para.

Edward: ¡Por dios...!... No, No se...

Bella: Edward, lo siento mucho. Todo paso...

Edward: Vamos, esto es ridiculo.

Bella: Para ser un chico de 109 años estas siendo muy inmaduro con esto.

Jacob: Oh, mira... saben que soy su padre. Por el tiempo que tu y yo tuvimos ese dulce, increible sexo.

Carlisle: ¡sii! ahora todos sabemos lo que paso...

Edward: Suficiente. tal vez eh visto cosas con una energia brutal sexual, pero me gustaría probarte que sigo siendo un Vampiro y voy a matarte con mis dientes.

Jacob: Sontenlos nena. Que vas a hacer al respecto chico malo? ¡Arreglar mi cabello!?

Carlisle: Ok, Ok... dejate la chaqueta. Siguelo mirando así. Vamos chicos, lo unica cosa que se necesita en este cuarto es: Amor, Amor y... relaciones de cualquier especie. Pero, predomina el amor, cierto? vamos, estamos en el 2009.. el hombre puede ser quien quiere ser, no? ¿Que dicen? ¿Team JEDWARD?

Jacob: Si, ¡Si! ¡Hagamoslo!



grax a Tw Venezuela

Kellan Lutz habla sobre LN

Con el estreno de “Luna Nueva”, la segunda película dentro de la saga de “Crepúsculo”, el viernes pasado “The Daily” tuvo la oportunidad de platicar con Kellan Lutz, quien interpreta al vampiro y hermano mayor Emmett Cullen dentro de la serie. Lutz, el objeto de la atención de muchas chicas, revela sus pasatiempos, el color real de su cabello y los momentos de locura que ha pasado al lado de las admiradoras.


Anna Williams: Tres palabras para describir a Emmett.
Kellan Lutz: Adorable, encantador oso de peluche.

AW: Tres palabras para describirte a ti mismo.
KL: Adorable, encantador oso de peluche

AW: ¿Como protagonista desde el interior de esta saga, cómo explicas el fenómeno de "Twilight"?
KL: Ojala pudiera hacerlo. Realmente no puedo verlo por lo que es, como un espectador podría. Me gustaría poder hacerlo de esa manera. Pero ahora todos nosotros como parte del cast vivimos en esta área denominada “Twilight” y continuará siéndolo por los próximos años en tanto terminemos todas las películas. Creo que dentro de tal vez 5 años, cuando todo haya quedado dicho y hecho, vamos a poder mirar atrás y ver todos esos correos de las fans, álbum de recortes y entrevistas…. Ver las películas nuevamente y me refiero a verlas de verdad, y vamos a sentarnos ahí simplemente en shock y ver el fenómeno que realmente es “Twilight”.

AW: Suena a que ha sido una experiencia realmente positiva para ti, pero ¿ha habido algún inconveniente?
KL: No puedo pasar mucho tiempo con la gente que quiero. Extraño a mi perro y a mi familia y a mis amigos, gracias a Dios que el rodaje solo dura 3 meses. Filmamos en la Costa Oeste y me encontraba trabajando 6 días a la semana solamente con los domingos libres, así que reserve un boleto para volar a casa por 12 horas y reserve el boleto de regreso esa misma noche para estar de regreso por la mañana del día siguiente. Y todo solamente para ver a mi perra.

AW: ¿De qué manera ha afectado esto a tu familia?
KL: Bueno a mi mamá ahora todos la conocen como la Mamá de Kellan. Ella vive en Arizona, es tan cariñosa y simplemente maravillosa. También ha sido raro eso de que te salgan de repente primos que en realidad nunca supiste que existían. Hay gente que contacta a mi mamá y le dice “Hey, soy fulano de tal, ¿puedes darme el numero de Kellan?” Y mi mama tiene que pensar en alguna excusa de porqué por alguna razón no tiene mi número, algo así como que estoy fuera del país o algo.
Pero, de la nada me han salido parientes de parientes de parientes. Pero esto solo ha cambiado mi vida para bien, quiero decir, es algo medio loco que la gente conozca mi nombre pero es tan desconcertante que la gente quiera un autógrafo o una foto conmigo solo porque soy Kellan; realmente no he cambiado de quien era antes de Twilight, todavía hago las mismas cosas, quizás ahora la diferencia es que estilizo mi cabello y trate de combinar mis zapatos con los calcetines.

AW: Bueno volviendo a tu cabello, ¿qué te motivó para teñirlo?
KL: ¡Este es el color normal de mi cabello! Me acabo de quitar lo oscuro de cabello porque simplemente me enferma, no soy realmente yo y quería serlo. Me siento en una silla de maquillaje por 3 horas y media y me quitan mi color de cabello. Mi cabello normalmente es rubio y se aclara durante el verano, simplemente creo que los rubios tienen más diversión y solo quería volver a ser yo mismo.

AW: Aparte de actuar, ¿qué otras cosas te gusta hacer?
KL: Tu sabes, me divierte hacer un poco de todo. El otro día vi a un abuelito, quien estaba solamente sentado con cara de molestia y tome un pedazo de papel y nos pusimos a jugar fútbol y pasamos un muy buen rato sentados y aventando la pelota de papel a la gente para molestarla. Yo me divierto haciendo cualquier cosa aun cuando este solo. Me encanta pintar, dibujar y hacer cosas al aire libre, nadar, hacer deportes y pasar tiempo con mi perra, esas son cosas que realmente me gusta hacer.

AW: ¿Qué tipo de música hay en tu iPOD?
KL: De todo, de hecho aun tengo que escuchar todas las canciones que tengo ahí. Escucho diferentes canciones dependiendo de mi estado de ánimo. Cuando voy al gimnasio escucho algo tipo pesado, como rap, J-Z, Z-Trip, Little Wayne, Little Kayne a veces. Me encantas las canciones de Kings of Leon y Jack Johnson. Robin Thicke, Paramore, Citizen Cope, Incubus....y la lista sigue y sigue.

AW: ¿Y qué podemos esperar de "Eclipse" (2010)?
KL: Mucho mas de mi personaje, ¡gracias a Dios! Aparte de estar presente, no he hecho mucho es estas dos películas, pero “Eclipse” es una película de mucha acción y fue muy divertido filmarla. No puedo esperar a ver el trailer de la película, estoy muy emocionado. De hecho en “Eclipse” tengo muchas escenas con Kristen y es muy divertido hacerla reír porque eso es lo que mi personaje hace, la hace reír cuando no se supone que debería hacerlo y por ello terminamos grabando la escena otra vez.

AW: ¿Qué es lo más atrevido que una admiradora ha hecho para llamar tu atención?
KL: Una vez estaba corriendo con mi perra por las calles y vi un carro pasar al lado de mí. De repente el carro hace una parada repentina y sale una mujer gritando “Emmett!” y me doy la vuelta en camino a otra dirección y de pronto oí ruidos tras de mi y 2 segundos después una botella de agua me paso por encima. Y yo me quede así como; “¿Me acabas de aventar eso?” y ella me dijo “Es que quería que te detuvieras y dijeras hola” Y yo como: “Ah, hey hola”

grax a Team Emmet

miércoles, 25 de noviembre de 2009

GHOTIKA

Ella es el único árbitro de mi existencia; ella solo dirige mi destino;

ella es mi gloria en la Tierra, mi esperaza en un mundo mejor...
Ella, es mi vida... Ella es mi alma, ella es todo, señor, todo para el desventurado que os habla.
Los Crímenes del Amor - Marqués de Sade

Capítulo 29: Infierno al Despertar…

– ¿Violeta? – preguntó Darío, a pesar de saber bien que no se trataba de ella.


Su nueva visita emitió una delicada risa cantarina como respuesta, mientras seguía acercándose, hasta llegar frente a él. Darío tragó saliva ruidosamente al reflejarse en aquel par de pupilas color carmesí y centrar toda su preocupación en Violeta. ¿Y si ella había sido atacada por aquella niña que se le presentaba en ese momento?


– Darío – se sorprendió al escuchar su nombre – no temas, no pienso hacerte daño.


– ¿Quién eres? – preguntó, con voz débil, pues aún el efecto que el tacto de Eleazar le había provocado no le abandonaba


– Soy Mâred – contestó, llevando sus manos para retirarle algunos mechones que caían sobre su frente – Y, desde hoy, serás mi compañero.


– ¿Tú compañero? – repitió él, incrédulo – ¿A qué te refieres?


Mâred soltó una delicada risita


– Darío, pensé que eras más inteligente.


– ¿Dónde está Violeta?


La furia de la rubia destelló en su mirada al escuchar aquel nombre


– ¡No te atrevas a nombrarla nunca más! – exclamó, sorprendiendo, con tal arrebato, a su compañero – Está muerta, ¿lo entiendes?


A pesar de que el corazón de Darío tenía décadas de no latir, en ese momento lo que sintió fue algo diferente. Fue como una comprensión que lo exterminó por completo. Como si esa parte hubiera sido arrancada despiadadamente con garras filosas. Un jadeo se escapó de su garganta, de manera inconciente, haciendo sonoro su propio dolor. Mâred sonrió de manera maliciosa al ver el efecto que su mentira había ocasionado y, tomando entre sus pequeñas manos el rostro de Darío, susurró:


– Pero, eso ya no debe importarte. Ya no... No pienses más en ella y olvidala. Sólo centra toda tu atención en mí y ámame…


Darío desvió su mirada de aquel par de enfermizos ojos que intentaban penetrar en los suyos, sin éxito alguno. Y es que lo que Mâred le pedía era imposiblemente ridículo. Olvidar a Violeta, ¡Qué descabellada idea! ¿Cómo podía si quiera plantearse esa posibilidad cuando era ella quien había llegado a iluminar sus eternas noches de oscuridad?...


– Es momento de irnos – oyó murmurar a la rubia niña – Los Vulturi al fin han caído.


Los ojos de Darío se dilataron ante su propio terror acrecentándose, conforme aquel juego de seis palabras canturreaba, una y otra vez, en su mente.


Los Vulturi han caído…


¿Estarían todos bien? Edward, Bella, Jasper, Alice… sus maestros… Violeta… ¿Qué había pasado con ellos?


– Vamos, mi amor. Es momento de regresar a casa – prosiguió, mientras le ayudaba a ponerse de pie. Y tan sumergido se encontraba Darío en su mar de terror, que no opuso resistencia.


Salieron de aquel lugar justo dos segundos antes de que Violeta llegara, en compañía de Rose y Emmett.


– Darío… - musitó, embriagada de aflicción al no encontrarlo – No está…


Rose y Emmett intercambiaron sendas miradas, cuando vieron cómo la pequeña caía de rodillas y comenzaba a sollozar secamente, lamentándose interiormente por haberlo abandonado. Sus uñas se enterraron en el cemento húmedo, al momento en que su mente traía imágenes de un futuro sin él… Sin Darío…


¿Podría ella soportarlo?


La pregunta que más le carcomía, y que se negaba a formular, no pudo seguir siendo oprimida por su subconsciente y salió de sus labios sin más remedio


– ¿Y si ha muerto? ¿Y si los Rumanos le descubrieron y lo mataron?...


Casi pudo jurar que sintió – a pesar de lo imposible que se presentaba semejante hecho – el cómo las lagrimas se acumulaban en sus ojos. Su cabello cayó, cubriendo lo compungido de su tierno rostro que reflejaba su lacerante tormento. Sintió una mano posarse sobre su espalda.


– Darío no está muerto – consoló Emmett – Puedes saberlo por su olor que aún está presente en el lugar y se extiende hacia allá – señaló el camino por el cual lo había llevado Mâred


– Entonces, lo han capturado y lo mataran en con el resto que quedó en el castillo – resolvió Violeta, sin mostrar ni el más mínimo consuelo


– No lo creo. De haberlo querido matar, lo hubieran hecho en este lugar. Seguramente lo quieren para ellos, después de todo, Darío es demasiado fuerte y su poder resulta demasiado útil.


– ¿Y eso debería de tranquilizarme?


– Debería – acordó el enorme vampiro – por que nosotros regresaremos por ellos…


________________________________________


– Edward… Edward…


Los parpados del vampiro se fueron abriendo, poco a poco, conforme la voz de Carlisle insistía en hacerle recobrar la razón. Todos alrededor se encontraban realmente preocupados, pues el desvanecimiento en un inmortal resultaba, según ellos, imposible… hasta ese momento que lo veían con sus propios ojos.


Ni bien había llegado la conciencia, Edward se incorporó con un movimiento borroso y las pupilas desorbitadas.


– Bella – llamó, primero con un susurró, que fue subiendo de volumen, conforme aquel nombre se repetía una y otra vez, hasta que terminó siendo un fuerte alarido de desgarrante dolor - ¡Bella! ¡Bella!


– Edward, tranquilo – intentó calmar Emmett, quien fue arremetido contra una de las paredes de aquel lugar, el cual sería su escondite, logrando que en el cemento se abriera una estrecha grieta ante el impacto


– ¡Te dije que me dejaras con ella! – bramó, con los ojos ennegrecidos de rabia, mientras le propinaba a su hermano, que no hacía nada por defenderse, otra estampida contra la plana roca – ¡Te dije que no quería venir con ustedes! ¡Te lo dije!


– Edward... – la mano que sobre su hombro se posó, fue emanando pequeñas oleadas de tranquilidad, hasta que cesó de azotar a Emmett, para dar pasó al más abrumante desasosiego paralizador


– Lo siento… - musitó, bajando la mirada, avergonzado por su actitud – Perdóname, Emmett…


El aludido le sonrió, con gesto conciliador


– No hay problema…


Se dio media vuelta entonces, para encontrarse con la melancólica mirada de Jasper, que aún le sujetaba por el hombro, y, al sumergirse en la lúgubre oscuridad de sus pupilas, recordó que no era el único que estaba sufriendo…


– No ganarás nada con ese comportamiento, Edward – habló Jasper, con voz serena, pero ahogada por un pesar imposible de encubrir – Ellas no regresaran, aún golpees a todos los de aquí


El vampiro fue golpeado por cada una de las palabras que su hermano dijo y, con movimientos completamente humanos, se recargó sobre la pared y fue resbalando su espalda hasta que quedó sentado en el frío y duro piso. Su mirada se volvió a perder en la nada y sintió el pecho vacío, hueco…


Parecía que hubiera pasado tanto tiempo desde que no se sentía… Muerto…


Jasper se acercó a él, no queriendo dejarle sólo


– Sé cómo te sientes…


– Tuviste la oportunidad de huir con Alice, de salvarla… ¿Por qué…?


– ¿Acaso insinúas que hubiera sido mejor el dejarte?


– Al menos estuvieras con ella


– No podría conocer la paz si sé que abandoné a mi hermano


– Tampoco lo harás si no logramos recuperarlas, y mucho menos conocerás la felicidad…


Jasper se encogió de hombros e intentó sonreír; más el gestó quedó sólo en el intento.


– No sabía que fueras tan pesimista


– Ni yo que tu fueras tan optimista – dijo de vuelta Edward


– Todos perdimos en aquella batalla y no podemos permanecer en llanto toda la eternidad – Jasper suspiró – Nuestros maestros, han perdido a Marco, su hermano y uno de nuestros líderes. Jane, perdió a Alec. Nosotros, a Alice y a Bella, y, Violeta… a Darío…


– ¡¿Darío?! – se alarmó Edward - ¿Qué pasó con él?


Lo más seguro es que también lo tengan capturado


El vampiro bajó la mirada al preguntarse, ¿Qué más iban a perder sólo por una absurda venganza y un excesivo deseo de poder?


– Debemos prepararnos bien para atacar – terció Cayo, con voz fría, para ocultar lo que la perdida de Marco aún causaba en él – No le daremos a los Rumanos tan fácilmente la victoria


– Hemos quedado muy pocos – informó Felix – No somos ni la tercera parte de lo que son todos ellos


–Buscaremos aliados, entonces – arregló el anciano de cabellos plateados – aprovecharemos estos días para hacerles creer que, realmente, nos hemos dado por vencidos, mientras tanto, buscaremos por hermanos que estén dispuestos a apoyarnos…


Días…


La palabra resonó en la mente de Edward, Jasper y Violeta con un tamborileo que enviaba punzada a sus sienes. Días… ¿Quién se imaginaría que este término, que engloba un tiempo inexistente en comparación a la prolongada eternidad, pudiera llegar a tener un significado tan deprimente? Días… ¿Cuántos serían? ¿En cuántas horas se transformarían? ¿Y las horas? ¿De cuántos minutos sería madre? Para estos tres desafortunados, jamás el tiempo pasó tan parsimonioso, ni el hecho de no tener la fortuna de dormir, les resultó ser un calvario, hasta esa primera noche que, después de haber conocido a sus Ángeles oscuros, los volvieron a perder…


Y así comenzó la tortuosa cuenta del pesado calendario… Y Violeta se lamentó en el primer día; Jasper tembló al segundo y Edward sollozó en el tercero…


________________________________________


Mientras Bella cuadraba la mandíbula para no gritar, sus manos casi desgarraban las sabanas de su cama. Faltaba poco, sólo un poco, y todo acabaría. Podía sentir el ardor disipándose en las puntas de sus dedos y abandonar el resto de su piel para centrarse en el lado izquierdo de su pecho, con más fuerza que antes. Sólo un poco más y estaría con él que, bajo ningún momento, había abandonado sus pensamientos, motivándola a soportar, a ser fuerte. Por que, ¿Qué era el dolor y el sufrimiento si estaba Edward a su lado?...


Con esa pregunta en mente, su corazón se aceleró violentamente, con un tormentoso palpitar que se detuvo de repente, convulsionando su cuerpo ante lo burdo de la situación.


Había terminado todo. Ella ya era una vampiro. Lo único que tenía que hacer era abrir sus ojos para encontrarse con Edward a su lado y deleitarse, como anteriormente había leído en sus libros, con la nueva visión que sus ojos tendrían. Podría ser capaz de captar la belleza oculta para sus ojos humanos, sentiría su aroma exquisito sin censura que le opacara… Cuando sus manos se extendieran para acariciarle, se regocijaría por la delicadeza del gesto sobre su nueva y extra sensible piel…


Pero, y sin embargo, pese a todas esas motivaciones, tardó en mover sus parpados para despejar su mirada. Había algo, algo que su olfato le prevenía de que, todo aquel sueño era una fantasía, pues aunque inspiró profundamente, sólo sintió el lacerante fuego desgarrar su garganta. No logró inhalar aquel aroma fresco que había prometido estar ahí, disipando el ardor de su sufrimiento… Por el contrario, sintió una esencia nueva, desconocida, que, si bien tenía un aroma agradable, no era lo que ella buscaba.


– Despierta ya, querida mía – y así lo hizo; pues el sonido vibrante de aquella masculina voz le sorprendió.


Sueños… de nada servían, más que para lastimarte, ella lo sabía y lo comprobó, una vez más, al encontrarse, frente a sí, con una imagen completamente ajena a la de Edward. ¿Dónde estaba él? ¿Por qué le había abandonado? ¿Quién ere este joven de cabellos negros y endemoniada mirada roja?


– No te asustes. No te haré daño – prometió, acercando la punta de sus dedos a la pálida y fría mejilla – Estás hermosa. Mucho más que antes…


En una reacción completamente inconciente, Bella repelió a la caricia que se aproximaba, echando su rostro hacia atrás con movimientos borrosos para un humano; pero claros y concisos para Azael, que, tratando de disimular su furia por el orgullo herido, sonrió


– Pero qué mal educado soy - se disculpó - No me he presentado. Mi nombre es Azael – el joven esperó por algún comentario que diera pie a seguir con su insulsa conversación; pero, como era de esperarse, sólo hubo silenció – ¿Acaso no piensas decir algo? – añadió, dando a relucir un poco más su furia


– ¿Dónde…? ¿Dónde está Edward? – susurró, haciendo eco a la incesante pregunta que repiqueteaba en su cabeza.


El rostro del malvado vampiro se endureció, en un lapso menor a un segundo, para después soltar una carcajada tremenda, que ocultaría, a la perfección, lo insultado que se sentía ante la poca atención e interés por parte de la chica.


– ¿Edward? ¿Quién es Edward? – preguntó, de forma despectiva – Bella no contestó, así que prosiguió – ¿Quién es él, si no un vago recuerdo que tendrás en la memoria?


– ¿De qué hablas? – se confundió Bella


– Edward, al igual que el resto de los Vulturi, están muertos.


Cada palabra, cada letra que había conformado aquella oración, fue como una bomba que retumbó y destrozado, hasta hacer trizas, cada una de sus células, cada uno de sus sentidos… Y, a pesar de creerse imposible, puesto que ella ya era un vampiro, sintió como la mirada se le nublaba y las paredes daban vuelta a los alrededores…


Edward muerto… ¿Sería acaso eso posible? ¿Acaso el destino no se cansaría de descargar sus peores cartas con ella?


– No – susurró, con apenas y voz audible (ignorando el hermoso sonido que se había creado por ella) – No es cierto. No te creo…


– No lo hagas entonces; pero… ¿Acaso no te preguntas el por qué no está a tu lado? Y, sobre todo, ¿Qué hago yo en su lugar? Mientras tú te transformabas, mi familia y yo atacamos el castillo y, como era de esperarse, hemos ganado…


– Tú… lo mataste – aventuró la muchacha, con la mirada perdida. Azael le sonrió de manera despiadada y sínica


– Exacto – admitió, sembrando con ello, la envenenada semilla de rencor en el pecho de la gótica – Yo lo maté. Debo admitir que esperaba más de él. Parecía ser un hombre fuerte; pero me llevé una terrible decepción – suspiró, como si en realidad lo sintiera – Pero eso ya es pasado, y debe quedar enterrado en olvido – prosiguió, intentado acariciar, por segunda vez, el rostro de la muchacha, siendo rechazado de igual manera – Debes olvidarlo – ordenó, con la mirada endiablaba clavándose en los atormentados ojos escarlatas – Él ya no está aquí y, a partir de este momento, serás mi compañera.


¿Su compañera?


– Si, Bella – afirmó Azael, al leer la confusión pintada en las hermosas facciones de la castaña – El por qué tú, al igual que tu amiga, Alice, no fueron aniquiladas con el resto de su familia, es por que mi hermano y yo le hemos querido dar la oportunidad de ser nuestras parejas…


Bella dejó a un lado la sarta de incoherencias que aquel vampiro le decía, al escuchar que su amiga también se encontraba en el castillo. Aquello suponía un consuelo, aunque fuera muy pequeño. Pues no lograba concebir ni una sola noticia, que no fuera el saber que Edward estaba bien, que lograra tranquilizarla…


– Seguramente has de estar sedienta. Iré a conseguirte una deliciosa presa para que te alimentes.


Cuando Bella quedó sola en aquella habitación que, a diferencia de antes, se le presentaba desalentadora. Cerró los ojos, sintiendo como una tortuosa herida se iba abriendo paso en su pecho silencioso. Si. La garganta le había comenzado a arder desde el principio; pero ese malestar era nada en comparación al sufrimiento que parecía demoler cada uno de sus nuevos huesos…


Aún se negaba a creer en las palabras de Azael. Simplemente, no podía imaginar un mundo sin Edward existiendo en él; Era como imaginar una noche sin luna, o un día sin sol…


Y, en medio de aquel mar de desgarrante desconsuelo, sólo estuvo segura de una cosa: Si tenía algún pecado que pagar, lo haría viviendo en el peor de los infiernos al que pudieron condenarla y se encontraba en ese castillo, sin tener la protección de aquellos brazos que ya comenzaba a extrañar con locura.


La puerta de la habitación se abrió con violencia, entrando por ella una masa de temperatura cálida que cayó justo frente a ella. Bella dilató sus ojos al comprender de qué se trataba y se apresuró a aferrar sus dedos en las sábanas de la cama, al mismo tiempo que tensaba todos sus músculos


– Como te prometí, aquí está – señaló Azael, con descarada crueldad, al pobre hombre que temblaba ante sus pies – ¿Me dirás que su olor no es exquisito? Perfecto para comenzar con tu vida como inmortal.


Bella bajó la negra mirada hacia el humano que clavó sus tormentosos y suplicantes ojos sobre ella


– Por favor, déjeme vivir...


La gótica se impuso el volver su rostro a una dirección contraria, para no verle, y dejó de respirar. Sintió como el amargo sabor de la ponzoña se acumulaba en su boca y trató de luchar por el agujero que el hambre formaba en su estomago y le incitaba a lanzarse sobre el hombre que prometía, con su sangre, acabar con esa maldita necesidad.


– ¿Qué pasa? – preguntó Azael, al ver su vacilación


– Aléjalo de mí – pidió, con el cuerpo completamente erguido y las puntas de sus pies posicionadas verticalmente sobre el suelo, ante la exagerada presión que estaba ejerciendo sobre su autodominio – llévatelo... no lo quiero...


La indignación de Azael casi topó su límite ante otro rechazo y, llegando al desventurado mortal que yacía, en medio de lamentables sacudidas, provocadas por su temor, le tomó por detrás de su cabeza y, sin ningún esfuerzo, lo elevó por los aires, para mostrarle a Bella una imagen, plenamente límpida, de cómo sus uñas desgarraban la piel delantera de aquel cuello, dejando que la sangre brotara por la herida con una tentadora libertad.


– ¿Te seguirás negando a tu nueva naturaleza, cuando éste líquido carmín se derrama, virginalmente, frente a tus ojos? – retó, para lo que Bella respondió, llevándose las manos a su rostro, para cubrirse nariz y boca, y así, luchar para no ceder a la barbaridad que sus instintos le demandaban, urgentemente, hacer...


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Necesito saber de ti cada día y cada hora;

Por que en un minuto hay muchos días.
Romeo y Julieta – W. Shakespeare.

Capítulo 30: Vacío.

– Por favor, aléjalo –


No importaba las veces que se lo pidiera, él no accedía a retirar aquella masa que se convulsionaba frente a sus ojos, con la sangre brotando como una cascada carmín desde el cuello, cayendo al suelo, y llamándole con aquel apetitoso y dulce olor.


Sus manos se encontraban tan apretadas a su rostro que amenazaban con hacerlo explotar de un momento a otro. Tratando, inútilmente, cubrirse la boca y nariz para no seguir recibiendo aquella descarga de esencia exquisita que prometía, fervientemente, calmar el ardor de su garganta y el dolor de su estomago.


Pero no. Bella no quería hacerlo. Llevaba varios minutos luchando contra sus feroces instintos – los mismos minutos que la furia de Azael iba en ascenso, siendo manifestada en el fuerte agarre de sus uñas con la piel mortal –. No quería convertirse en un monstruo. No quería ser el reflejo vivo de aquellos miserables que les habían arrancado a sus padres. Cuánto hubiera deseado haber estado sorda en ese momento, para no escuchar los últimos lamentos de aquel hombre que se revolvía, de manera ineficaz, entre los extremos de Azael. Cuánto hubiera anhelado estar ciega, para no ver aquella escena que le resultaba cruel y magnifica al mismo tiempo. Su cuerpo no podía encontrarse más rígido de lo que ya estaba. Sus dedos se habían enterrado hasta el fondo del colchón, como si el relleno suave le fuera a impedir lo que su bestial naturaleza le exigía.


Pero, a pesar de todo su esfuerzo, su voluntad comenzaba a flaquear. Los ojos ennegrecidos habían comenzado a recorrer la habitación, en busca del dulce objetivo. Y, cuando se centraron en la masa cálida y chorreante, destellaron con la sed de sangre más vivaz que alguien pudiera tener. Aquel joven ya no representaba un humano, si no la presa que le esperaba, inofensiva y dispuesta. El recuerdo de sus padres se había extinto, siendo suplantado por el deseo voraz de saciar su hambre. Sólo la borrosa imagen de Edward se quedó apenas instalada, cuando su cuerpo se abalanzó sobre Azael, que, con una sonrisa de suficiencia, dejó caer la masa humana para que Bella la cogiera.


Éxtasis tan más sublime. Calidez abrumadora y destellante. Bella no recordaba haber experimentando tal sensación de delicioso frenesí jamás antes en su vida. La sangre ingresando a su cuerpo, a través de su garganta, que se había abierto paso como puertas de un rojo castillo para que sus soldados penetraran a él e entibiaran cada una de sus torres.


– ¿Me quieres matar?


– Si...


Aquel recuerdo fue lo que la trajo a la terrible realidad, haciendo que sus labios se fueran separando, lentamente, de aquel cuerpo inerte y seco.


Tembló al presenciar el dibujo de sus sentidos no humanos y cerró los ojos, girando el rostro hacia otro lado, con repulsión, como si con semejante gesto fuera a calmar su culpa. Escuchó la voz de Azael detrás de ella y se puso de pie, de manera inmediata. Sus miradas se encontraron y, aunque ella estuviera completamente despedazada, mantuvo sus pupilas fijamente clavadas en las de él.


–¿Verdad que no es tan difícil como parece? – preguntó, intentado, una vez más, acariciar al pálido rostro que tenía al frente, y volviendo a ser rechazado, de manera mucho más burda que antes.


–¡Te dije que no lo quería! – siseó Bella, con agresividad nata que le hizo destellar los ojos con un aire endemoniado que Azael, fuera de encontrar ofensivo, le resultó completamente excitante.


–Ay, mi Bella – murmuró éste, tomándola entre sus brazos sin que ella lo pudiera evitar – No tienes idea de cuánto me enajena esta rebeldía tuya. Pero no abuses, querida mía – agregó, con sus labios acariciando el aire que ingresaba a sus oídos – Mi paciencia no es tan grande. Y, aunque te quiera, no estoy dispuesto a soportar todo el tiempo tus desplantes.


La soltó entonces, con movimientos delicados, pero ligeramente bañados de brusquedad, para después tomar los cabellos del cadáver, que aún yacía sobre el suelo, y arrastrarlo fuera de la habitación. Antes de que la masa inmóvil desapareciera de su vista, Bella pudo contemplar como la carne muerta ya comenzaba, de manera casi imperceptible, adquirir cierta característica putrefacta en las orillas de la piel. Se acomodó en la cama, abrazando sus rodillas con los brazos y hundiendo el rostro en ellas, cuando quedó sola. Hasta ese momento fue cuando se sintió libre de lamentarse. De recordar. De preguntarse...


¿Sería cierto que Edward, junto al resto de su familia y amigos, estaba muerto? ¿Quién le aseguraba que no era una cruel farsa creada por el mismo Azael? Bella no era tonta y se negaba a creer lo que no había sido probado frente a sus sentidos. Pues, si aquel endemoniado ser era capaz de ver morir a un humano, sin el menor atisbo de piedad cubriendo a sus ojos, ¿Quién le quitaba la cualidad de ser un maravilloso mentiroso?


Quería pensar, más bien deseaba, que su escepticismo fuera certero. Que Edward si estuviera vivo. Eso bastaba para que ella estuviera bien también. Aún en la distancia, aún en su ausencia, ella podía soportar todo si sabía que él existía en algún lugar. Pues, estaba consiente de que, si Edward vivía, él la seguiría amando y, tarde o temprano, vendría para que pudieran estar juntos. Sólo era cuestión de esperar... Y ella tenía toda la eternidad para hacerlo.


Pero, si por el contrario, las palabras de Azael eran ciertas... ¿Qué era lo que pasaba? ¿Qué era lo que había después de ello? Nada, más que soledad, tristeza, amargura, desamor, odio, rencor, desconsuelo, lágrimas, dolor, angustia, desesperación... Oscuridad... Una oscuridad aterradora, una oscuridad que no ofrecía paz, si no pesadillas que se irían convirtiendo en realidad.


Sintió cómo el pecho se comprimía nada más el imaginárselo, nada más el pensarlo por un segundo. Y, para tal cuestionamiento, no era necesario el especular mucho en una respuesta, pues sólo había una palabra que resolvía toda su congoja y la ecuación de un mundo sin él...


... La Muerte.


Oh, maravillosa salida de los cobardes. ¡Pero qué le importaba a Bella si era una de ellos! ¿Quién podría juzgar a aquel que ha decido ir al lado del ser amado, del ser que le ha salvado de una y mil maneras; que le ha iluminado sus noches y ha plasmado la negra esencia de su amor en cada poro de su piel? ¿Quién podría juzgarle, cuando era Edward lo más valioso que le restaba en la existencia, cuando era él su vida?


Sintió como los ojos le ardían ante el llanto que ya no podría derramar. Hundió aún más su rostro en las rodillas y su cuerpo se agitó ante el impulso que emitió el pesado sollozo que salió de su garganta. ¿En qué momento había empezado su vida a atormentarse con giros tan drásticos? No había pasado ni un año desde que había tenido la dicha de conocer a Edward, desde que sus padres habían muerto, desde que se había enterado que los vampiros si existían – y su novio era uno de ellos... –, que había dejado de ser humana y... ahora, esto... Apretó fuertemente los labios para reprimir un jadeo. No recordaba época más difícil, pero aún así, no se permitiría el mostrar su debilidad y ansiedad a través del seco llanto.


La puerta se abrió, tras pasar varios minutos más y, al ver la figura masculina que tan bien conocía ya, envaró su cuerpo a la defensiva. Eleazar le sonrió desde su lugar, mirándole de arriba hacia abajo, con lasciva mirada penetrante.


–¿Estas menos molesta? – Preguntó, obteniendo como respuesta la colérica mirada de la gótica – Lo suponía – suspiró, pesadamente – Supongo que es normal el que sientas algo de remordimiento, pues se trató de tu primera caza; pero no te angusties, con el tiempo, verás a los humanos como lo que realmente son para nosotros: simple alimento.


–Dices eso por que eres una bestia


–Lo sé. Y estoy orgulloso de ello.


–¿Orgulloso de ser un asesino?


–Matamos por necesidad, por alimento


–Podrías alimentarte de animales...


–Eso es propio de tus queridos difuntos – interrumpió, con aire despectivo, golpeando fuerte e invisiblemente el pecho de la muchacha – No nos compares. Ellos son débiles, seres auto-reprimidos, que poco saben de los placeres que la inmortalidad te brinda


Bajó la mirada y no pudo evitar el llenar toda su mente de aquel ser que demostraba que todo lo que Azael decía era mentira. Edward... ¿Era acaso él un ser débil? Para nada... ¿Sabía poco de la belleza relacionada con la inmortalidad? No lo creía posible. ¿Cómo podía un ser de alma tan bella no conocer las sublimidades que los ojos del vampiro era capaz de presenciar?


–Pronto compartirás mi visión – prosiguió Azael, acercándose y sentándose frente a ella – Pues eres mía y estarás a mi lado durante toda la eternidad. Tal vez me comporté demasiado exigente contigo, hace unos momentos – agregó, volviéndose a poner de pie – Pero debes acostumbrarte a que tendrás que matar para sobrevivir. Aún así, supongo que no fue la manera más ortodoxa que te pude haber brindado. Lo siento. Y, para compensarte, te tengo una sorpresa.


El rostro de Bella no representó ni una sola emoción hasta que Azael le mostró una pequeña bola de pelaje negro que saltó hacia ella.


–Niebla – musitó, sin poder ocultar la emoción y felicidad que le daba tener a ese animalito entre sus manos.


–La dejaste abandonada cuando mis hombres las iban cazando en el bosque.


–Gracias... – susurró, casi de manera inaudible. Sin comprender el por qué de aquella actitud tan gentil; sin imaginar que aquel gesto tendría un precio, que Azael estaba dispuesto a cobrar en ese instante.


Bella no pudo esquivar a tiempo las manos que capturaron su rostro, dejándole inmóvil y a merced del obsesionado vampiro que tenía sus labios a escasos centímetros de los suyos.


–Me encantas – confesó, con su aliento fresco rozando los parpados de la chica – Desde la primera vez que te vi con él, me hechizó todo de ti. Tu actitud tan callada y enigmática. Tus movimientos tan pausados y concientizados. Desde la noche en que te encontré, te quise para mí. Quise ser tu dueño. Y ahora lo soy. Ahora te tengo a mi lado y eso no cambiará jamás.


–No puedo pertenecerte – dijo Bella, hablando en murmullos ante el temor que sentía por la enfermiza declaración


–Claro que puedes – discutió Azael – Lo harás. Yo me encargaré de que me adores y me mires como tu único señor.


–¿Cómo piensas lograrlo? ¿Cómo lo crees posible, cuando dices haber matado a...?


–¡No digas su nombre! – Interrumpió, con rabia – Ni si quiera te atreves a pensar en él, por que está muerto, hecho cenizas. Destrozado por estas manos que ahora te acarician el rostro y las cuales, dentro de poco, suplicaras recorran cada centímetro de tu piel.


Acabado de decir esto, Azael acercó sus labios a los de Bella y comenzó a besarla con una furia pasional que sólo él fue capaz de sentir; pues Bella, solo se dedicó a revolverse entre sus brazos, para intentar liberarse de aquella boca que amenazaba con borrar la dulce esencia que los besos de Edward habían dibujado sobre ésta.


¡Cuánta diferencia había entre esta experiencia y las otras pasadas! Cuánta complacencia le podía llegar a provocar una y cuánta estigma la otra.


–Dentro de poco, seré yo tu único dueño – prometió Azael, al liberarla de sus labios – Dentro de poco, no podrás imaginarte una vida sin mi; pues yo seré tu mundo entero.


Bella se quedó inmóvil y permaneció de esta forma hasta minutos después de que aquel despiadado ser saliera de la habitación y la dejara hundida en aquella oscuridad visible. Su mano se paseó por el pelaje negro de la gatita que maullaba tristemente, haciendo eco de la fúnebre música que en su mente resonaba una y otra vez.


“Mira cómo sangro y cómo lloro por ti...”


... Qué equivocado se encontraba aquel Rumano tan detestable, pues, ella, ya tenía a sin quien no poder vivir. Ella, ya le pertenecía a él... y él, era más que su mundo. Era su universo, su día, su noche, su luz y su oscuridad. Jamás podría llegar a querer a otro, pues todo su amor había sido absorbido por la dulce presión de sus labios... que tanta falta le hacían ya.


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–¡Ey, para, para! – exclamó Emmett, aprisionado por el suelo y los puños de Edward que, hasta ese momento, había cesado de golpearlo – ¡Pensé que ya me habías disculpado!


–Lo siento – se excusó el vampiro, poniéndose de pie y caminando hacia el extremo opuesto del improvisado lugar de entrenamiento, para después dejarse caer, sentado sobre el suelo, y hundir el rostro entre sus manos que se aferraban fieramente a sus desordenados cabellos para jalarlos con fiereza, como si quisiera decapitase por si mismo. Era tanta la frustración y la angustia que le bañaba el alma, que amenazaban con hacerle perder el juicio.


¿Habría existido, alguna vez, en algún extraño lugar, por alguna cruel situación, un vampiro enloquecido de dolor, o serían él y Jasper los primeros?


La cascada de desolación se instaló en el centro de su pecho como un martillo atormentador y punzocortante al ser consiente del tiempo que había transcurrido: Cerca de una semana. Cerca de siete días desde que los Rumanos habían atacado al castillo. Desde que Darío, Bella y Alice, al igual que varios más, ya no se encontraban junto a ellos. Desde que sus sentidos no se deleitaban al contemplarla.


Cerró los ojos y se imaginó la forma de sus facciones formadas sobre su nueva piel pálida. El vibrante sonido de su voz, la frescura de su nuevo olor. El destellante carmín de sus ojos... Se golpeó con fuerza y rencor las rodillas, al mismo tiempo que gruñía ferozmente y se maldecía por no haber sido capaz de defenderla.


–Comprendo cómo te sientes – sintió la mano de Emmett posarse sobre su hombro, mientras tomaba asiento a su lado.


Él negó con la cabeza


–No, no lo haces – discutió – Tú tienes a Rose a tu lado. Ella es lo más importante para ti, y sabes que, de una manera u otra, está bien. En cambio yo... No sé cómo se encuentra, ni por lo que está pasando... Ni si quiera soy capaz de asegurar que sigue con vida...


–No ganas nada con lamentarte en los rincones


–Lo sé – admitió – Pero dile a la angustia que se vaya, para que me libere los pies. Estoy atado, Emmett. Cadenas invisibles me ciñen y desangran interiormente, lastimando las heridas frescas y carcomiendo mi carne hasta taladrar mis huesos. Es una máquina aniquiladora que no tiene fin, y que tampoco pretende matarme. Sólo quiere mortificarme, hacerme gritar del dolor. Está jugando de manera cruel... Me ha hecho su presa y sólo ella puede redimirme de este calvario en el que estoy cayendo...


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–¿Cuánto tiempo piensas seguir así, sin hablar ni hacer nada? – le preguntó Damián y ella no contestó.


Su mirada seguía perdida en la ofuscación, en la frecuencia de imágenes que se negaban a arribar, que le cegaban y no le permitían comprobar que la noticia sobre la muerte de Jasper, y el resto, era cierta. Sintió la mano de Damián asir la suya; pero no hizo movimiento alguno de rechazo. Al final de cuentas, de nada servía. De poco ayudaba.


–¿Cómo es posible que la angustia tenga una representación tan gloriosamente perfecta? – Se preguntó Damián, susurrando, mientras veía la mordida que Coátl dejaba, a cada poco, en el delicado antebrazo de la vidente, para inhibirla de sus poderes - ¿Cómo es posible que me puedas llegar a confundir tanto? Quiero darte todo para verte feliz, pero a la vez, sé qué es lo que me pedirías y, entonces, es cuando no quiero darte nada... Lo que quieres es lo que no puedo darte. Tu felicidad implica mi infelicidad y, afortunadamente, aún no te amo tanto como para poner a la primera por encima de la segunda. Perdóname por eso...


Dicho esto, Damián acercó a sus labios a la mano de Alice y depositó un libero beso sobre ella.


–Me gustaría que al menos, me vieras por un segundo, para poder reflejarme en tu mirada.


La melancolía de esa voz fue lo que la impulsó a levantar el rostro y así, de algún modo, acceder a aquella suplica. Damián sonrió al tener su mirada fijamente puesta en la de Alice y, alcanzando su mejilla con la punta de sus dedos.


–Si hubiera algo que yo pudiera hacer para verte sonreír. Algo que no implicara el nombre de aquel al que aún amas, lo haría gustoso...


–¿En realidad? – Interrumpió ella, de manera inesperada para el vampiro, que dilató sus ojos al sentir que su mano era tomada por las de ella - ¿En realidad accederías a lo que te pidiera... si... si no tiene nada que ver con... con...?


–No es necesario que digas su nombre – calmó Damián, tratando de ocultar la felicidad que le daba que, tras varios días, pudiera entablar, aunque fuera muy breve y conveniente, una conversación con Alice – Y si, si lo que tú me pides no guarda relación alguna con él, te complacería lo más pronto posible.


–Bella, mi amiga, ¿Está aquí, no es así? Quiero verla...


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–¿Es eso seguro? – preguntó Azael, cuando Damián le expuso lo que Alice le había pedido


–La ponzoña de Coátl le impide ver el futuro. No sabe que le hemos mentido y, al igual que Bella, piensa que el resto de los Vulturis están muertos. Así que no hay riesgo de que estén juntas por un momento


–De acuerdo – accedió Azael, para después ver como su hermano regresaba por la vidente.


Cuando la puerta se abrió, los ojos de ambas muchachas brillaron al verse mutuamente y esperaron a que Damián y Azael las dejaran solas, para acercarse.


–¡Bella!


–¡Alice!


Exclamaron al unísono, tomándose de las manos, sin poder evitar deleitarse con la extrema belleza de la otra, pues era la primera vez, después de tantos días, que se veían, y, el encontrarse de nuevo, era como volverse a conocer de una manera especial. Como una reencarnación que las había vuelto a unir.


Sin hablar, pues para su amistad no hacía falta las palabras, se atrajeron para fundirse en un abrazo que, sabían bien, ambas necesitaban para calmar un poco aquella apesadumbres que les invadía.


– Alice – susurró Bella, al paso de varios minutos juntas – ¿sabes qué pasó con ellos?


–No – negó la pequeña, con tristeza. Quedando callada ante el recuerdo de Jasper gritando su nombre, mientras era alejado de ella. El contacto de la mano de su amiga sobre la suya la trajo a la realidad


–Alice, dime la verdad. ¿Están... ellos... muertos?


La vidente bajó el rostro, sin poder contestarle. Más fue ese gesto mucho más sincero que cualquier otra palabra. Bella lo entendió. Podía leer, claramente, el sentimiento de perdida en la mirada de su amiga... El estremecimiento desolador, calcinador, estrujador, que ambas sentían, al no saber la verdad...


–Están vivos... tienen que estarlo... no pudieron habernos dejado de esta manera.


–Yo también quiero pensar eso, pero...


– ¿Pero qué, Alice? ¿Por qué callas de repente?


–¡Bella! – Exclamó ésta, volviendo a abrazar fuertemente a su amiga – No sabes el miedo que tengo de no volverlo a ver...


La castaña se limitó a dejar caer su rostro en el hueco del hombro de Alice y a abrazarla fuertemente. ¿Qué podía decirle? No encontraba palabras para consolarla, pues, ella también se encontraba destrozada. Más que destrozada, se encontraba vacía... completamente sin vida...


–Alice, tranquila, verás que todo saldrá... bien


–Al menos, estamos juntas, ¿no es así?


–Si – asintió Bella, paseando las manos por el negro cabello – Estamos juntas...




mis angeles ya solo nos quedan 4 cap de esta hermosa historia asi que no sean malas y dejen sus comentarios por fiss
Angel of the dark