Dark Chat

lunes, 16 de agosto de 2010

Te Presento A Mi Amante

Hello mis angeles hermosos aqui les dejo el segundo capitulo , de este candente fic , por fiss dejen sus comentarios al final.
Mil besitos
Angel of the dark
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Capitulo 2: Nuevos y Viejos Amigos



Edward POV

No se por que, pero después de haberla visto sonrojar en el estacionamiento quise verla de la misma forma y lo logre al sorprenderla distraída y llamarla la atención. Quizás fui un poco duro al decirle que la próxima la sacaría de la clase, cosa que no haría, no podía prescindir de su presencia ¿Por qué? No lo se.


Di por terminada la clase y me senté en la silla frente a mi escritorio mientras disimuladamente la veía tomar su cosas y guardarlas en su mochila, para salir del salón tenia que pasar frente a mi y cuando lo hizo le sonreí de una manera que según Alice hacia derretir a cualquier mujer. Note un leve sonrojo de nuevo y siguió caminando.


Me levante para sentarme de nuevo, esta vez en el escritorio y la llame.


—Señorita Swan, tenemos que hablar.


Se giro y note en sus ojos vergüenza y algo mas que no pude distinguir.


— ¿Te habrás dado cuenta que lo de esta mañana estuvo mal? —con el salón vació me tome la libertad de tutearla.


—S… si —contesto bajando la mirada al suelo— pero yo no sabia que tu eras… que usted era maestro


— ¿Y así eres de grosera con todas las personas que no son docentes?


—No, lo de esta mañana… es que… —nerviosa se miraba aun mas linda— tu… agh… su forma de conducir me puso nerviosa y cuando me caí —ahí estaba de nuevo el rubor— pensé que se estaba burlando y entonces…


—Esta bien —la interrumpí, no quería hacérselo mas difícil— yo debí decirte que seria tu maestro.


— ¡Claro, pero preferiste que pasara la peor vergüenza de mi vida insultando a un maestro! —me miro con un dejo de rabia en sus ojos.


—Hagamos un trato —ok, me acababa de gritar de nuevo y de tutearme, ¿pero acaso me importaba?— empecemos de cero señorita Swan, haré de cuenta que lo de esta mañana no paso.


— ¿No habrá castigo? —pregunto sorprendida


— No, pero si vuelves a gritarme de esa forma entonces si lo habrá ¿hecho?


—Ahm… si bueno, entonces, no pensaba hacerlo pero… entonces te… le ofrezco una disculpa por haberte… haberle dicho que su manera de conducir era estúpida… aunque lo sea… digo…


Reí por su nerviosismo.


—Así déjalo Swan, ve a tu próxima clase, no quiero que llegues tarde.


—Gracias… con permiso.


Giro sobre sus talones aun con la vista hacia el suelo, lo cual me privo de ver sus ojos, pero aun así la confusión y la pena bailaban en el aire. Salio del salón casi corriendo lo cual la hizo tropezarse con una de las patas de la mesa junto a la puerta, haciéndola caer de rodillas. Corrí hasta su lado para ayudarla a levantarse. Pero cuando llegue ya estaba de pie, así que tome su mochila.


— ¿Te encuentras bien?


—Si, esto es muy común en mi día a día —levanto la mirada para toparse con la mía y se sonrojo de nuevo, vaya que lo hacia constantemente— me voy a clases


—Tu mochila…


—Ah si, adiós.


Me quito la mochila de las manos y camino con precaución, la seguí con la mirada hasta que la perdí entre la multitud. Escuche el aviso de nuevo mensaje en mi celular, me acerque al escritorio para tomar mis cosas y leí el mensaje.


Amor mío es una lastima que no estés aquí, todo es hermoso por eso te aviso que me quedare un par de semanas mas, llego a principios de septiembre te amo.


Tanya


Demonios. Ahora no serian dos semanas sin mi esposa, seria un largo mes en el que Alice no dejaría de insultarla y además sin poder verla.


Bella POV


Estúpido profesor con cara de ángel. Ok, no me puso ningún castigo, el cual tampoco me merecía, pero ha hecho que me sonroje más de tres veces en menos de dos horas. ¿Qué me pasaba? Sentía el corazón palpitando a velocidad inusual, como si quisiera salir de mi pecho.


Me dirigí al baño a mojarme un poco la cara para ver si así bajaba un poco el sonrojo que ahora parecía permanente gracias a Edward… no, tenia que ser un poco mas educada… al profesor Cullen, si, eso. Era increíble, en mis años en el instituto jamás supe como se llamaba el señor Barner, es mas apenas recordaba como se llamaba Newton, pero con Edward fue distinto. Dijo su nombre y este entro para quedarse en mi consiente y subconsciente.


El baño estaba vació, seguro la siguiente clase ya había empezado, así que si iba a llegar tarde por que no tomarme unos segundos mas. Deje mi mochila y fui hacia el lavabo, deje que el agua fría casi helada tocara mis manos y después la lleve a mi rostro, repetí lo mismo unas dos o tres veces mas. Cuando abrí los ojos una chica me extendía algunas toallas de papel, tenía una sonrisa de duendecillo en sus labios y me miraba a través del espejo.


—Gracias.


—De nada —me dedico una sonrisa aun más grande, su voz era dulce y parecía estar cantando en vez de hablar.


—Eh… ¿eres nueva? —no es que conociera por nombre y apellido a los 357 alumnos del instituto, pero un rostro como el de ella, tan perfecto y suave, sus ojos verdes y esa sonrisa traviesa seria fácil de recordar, sin contar con el cabello corto cuyas puntas apuntaban en diferentes direcciones.


—Si y no, acabo de llegar a Italia, pero nací aquí en Forks, soy Alice Cullen — me extendió la mano manteniendo la misma sonrisa la cual le devolví mientras le daba la mano. Un momento… ¿Cullen?


— ¿Eres algo de Ed… del profesor Cullen?


—Oh si, es mi hermano mayor, ¿ya lo conociste?


—Si, acabo de tener clase con el, tienen los mismos ojos —el mismo color verde, aunque Edward tenia una mirada mas fuerte e impactante.


—Si, el mismo color, pero los míos son más lindos —su melódica risa invadió el baño


—Bueno Alice ha sido un gusto pero tengo que ir a clase…


—Oh si, yo también pero no encuentro el salón de Español


—Yo también voy a Español, si quieres podemos buscar juntas por que yo tampoco se donde esta


—Si —chillo— no se por que pero creo que tu y yo seremos grandes amigas, por cierto ¿Cómo te llamas?


—Ah si, me llamo Isabella Swan, pero Bella esta bien.


— ¿Bella? Le haces honor a tu nombre, eres muy linda


—No, no creo —me sonroje y tome mis cosas y salimos del baño.


— ¿No crees que eres bonita?


— ¿Qué carrera estudias? —evadí su pregunta con otra, no me gustaba hablar de mi físico, no era algo discutible, ¿Cómo me iba a ver bonita caminando junto a alguien como Alice?


—Diseño de modas, me encanta todo lo que tenga que ver con ropa, zapatos, accesorios, vestir y desvestir, ahm desvestir en el buen sentido de la palabra —se río y yo junto con ella ante su aclaración, parecía demasiado fácil hablar con ella— ¿y tu?


—Literatura, quiero ser escritora


—Oh fantástico, ¿has escrito algo?


—No —mentí— pero tengo muchas ideas, y tal vez me anime ahora que de lleno estudiare lo que me gusta.


—Eso me gusta, tener una amiga escritora —me sonrió con sinceridad, era distinto, cuando conocí a Angela me resulto algo difícil entablar una amistad puesto que ella era tímida y yo también, con Jessica, bueno ella no era una amiga, era mas una compañera, pero con Alice la palabras fluían, al igual que las sonrisas sinceras, me agradaba.


—Creo que es este —señale la puerta del salón y Alice la abrió, espere encontrarme con algún maestro con cara de disgusto por el retraso de mas de 15 minutos, y ya tenia bastante con maestros molestos por el día de hoy, en vez de eso encontramos el salón lleno de murmullos y sin profesor.


—Parece que no ha llegado, tuvimos suerte, allá hay dos asientos, ven.


Seguí a Alice pero mi mirada se detuvo en un chico rubio y musculoso sentado en una esquina del salón leyendo un libro aparentemente sobre la Guerra fría. No podía ser el, ¿o si? Deje mis cosas junto al asiento de Alice y camine hasta ese chico.


— ¿Jasper? —lo llame y alzo su mirada para encontrarse con la mía, era el, me sonrió y dejo su libro para levantarse entonces lo abrace— ¡Jasper! ¿Qué haces aquí?


—Nos acabamos de mudar Bella, hace apenas unos días


— ¿Y no me avisaron? —le fruncí el ceño aparentando estar enojada, cosa que con el era imposible.


—No, bueno es que llegamos apenas ayer y Rosalie quería darte una sorpresa, íbamos a ir a tu casa al terminar la escuela.


— ¡O no importa, vaya que me han dado una sorpresa! —me lancé para abrazarlo de nuevo.


Jasper y Rosalie eran hermanos gemelos, los conocí en Phoenix desde el jardín de niños y desde entonces éramos inseparables. Rosalie era esa amiga con la que podías hablar de todo y siempre te escuchaba, además podía confesarle un asesinato y estar segura de que el secreto estaría bien guardado. Jasper era ese amigo protector, el cual me ahuyento varios pretendientes y hasta ahora no me canso de agradecerle. También era bueno escuchando mis problemas y demás, siempre con un buen consejo que dar. Sin embargo cuando mamá murió y me mude a Forks los deje atrás, junto con el sol.


Alice se aclaro la garganta para llamar la atención. Vi como le dirigía una mirada curiosa a Jasper pero también la alegría brillaba en sus ojos, el la miraba de la misma forma.


—Lo siento, Jasper ella es Alice Cullen, Alice el es Jasper Hale, mi mejor amigo —sonreí ante mi presentación pero ninguno de los dos me prestaba atención. Parecían elevarse en su propia nube.


—Me has hecho esperar mucho tiempo —escuche decir a Alice con una voz llena de dulzura y a la vez de reproche.


—Lo siento señorita —respondió Jasper y entonces yo no entendía nada.


— ¿Se conocen? —pregunte confundida


—No —contesto Alice— pero tenemos mucho tiempo para hacerlo.


Jasper le sonrió con una alegría sin igual, parecía estar viendo el sol por primera vez. Extendió su mano para tocar la de Alice mientras no despegaban la mirada uno del otro.


—No deberías decir que soy tu mejor amigo Bella. ¿Qué dirá Jacob? —pregunto Jasper rompiendo contacto visual con Alice, mas no el físico, baje la mirada y me mordí el labio inferior.


—Hace meses que no veo a Jake —conteste


—Eso si es una sorpresa. ¿Qué paso? —aunque Jasper no lo conocía en persona, por medio de mensajes el y Rosalie sabían que Jacob era mi mejor amigo en Forks.


—Me… me confeso… —me sonroje, pero a pesar de que miraba hacia el suelo Jasper pareció notarlo.


—Ah entiendo, ¿y tu no sientes lo mismo por el? —definitivamente Jasper me conocía muy bien— después de todo hablabas maravillas de el.


—Si, maravillas como amigo, como algo mas no, y el prefirió alejarse y creo que fue lo mejor, aunque lo extraño —mis ojos se llenaron de lagrimas al recordar a mi mejor amigo, sin embargo no las deja salir, sentí una mano delgada que subió mi rostro.


—No te preocupes, el encontrara a la mujer indicada y no eres tu, mientras que tu hallarás a tu príncipe azul pronto, así como yo encontré al mío —entonces Alice miro a Jasper.


—No creo que eso ocurra pronto —proteste.


—Nunca apuestes contra mí, el amor llega cuando menos lo esperas.


Esto me parecía realmente extraño, como habían cruzado un par de palabras las cuales sigo sin entender y de pronto era su príncipe azul y Jasper no la contradecía, al contrario, con esa sonrisa parecía estar de acuerdo con ella en todo.


La profesora de español no se presento, así que tuvimos lo que restaba de la hora para ponernos al día entre Jasper y yo, y además conocer mejor a Alice. Se notaba por que quería estudiar diseño de modas, su pasatiempo favorito era salir de compras, también supe que vestía a su mamá y a veces a su hermano, el único que se rebelaba ante sus experimentos con la ropa era su papá.


Jasper estudiaría psicología, y claro eso se le notaba desde que teníamos 5 años. Por muy raro que parezca, el y Alice jamás se soltaron la mano y esas miradas que se echaban realmente me ponían nerviosa. Al parecer me había perdido de algo.


Seguimos con nuestras clases quedando para comer juntos lo cual sucedió sin encontrarme siquiera con Rosalie, revise mesa por mesa la cafetería y ni rastro de mi hermosa y rubia amiga. Jasper le mando varios mensajes de texto pero tampoco respondió.


Continuamos con nuestras clases, pero yo seguía pensando en el extraño comportamiento de mis amigos y por que no… también pensaba en mi nuevo profesor de literatura, se había portado muy bien conmigo, cualquier otro me habría castigado, pero el no, al contrario se había portado amable y tan solo recordar sus ojos y esa sonrisa torcida me volví a sonrojar mientras suspiraba fuertemente lo que hizo que todo el salón me mirara, incluso la maestra.


Edward POV


Al terminar con mi ultima clase, tome mis cosas y fui hasta mi amado Volvo. Esta vez junto al Jeep estaba el mismo chico corpulento de esta mañana, sin embargo mientras me acercaba note que me parecía conocido.


— ¿Edward? —pregunto y entonces lo reconocí, era Emmett Swan, mi compañero de cuarto en la universidad de Darmouth—. ¡Eddie eres tu!


—Emmett, nos vemos después de algunos años y lo primero que haces es llamarme así —le conteste fríamente, odiaba esa maldita abreviación de mi nombre.


— Oh vamos, era solo para comprobar que eras tu —se río de una forma que seguro todo el campus lo había escuchado— mira donde te vine a encontrar, ¿Qué haces aquí?


—Soy maestro de literatura


— ¿En serio? Yo soy el entrenador de fútbol, ¿se nota? —dijo mientras alzaba los brazos alardeando de sus musculosos, rodé los ojos—. ¿Envidia?


—Seguro…


—Edward…


La voz de mi hermana me interrumpió, venia acompañada de otras tres personas, una de ellas la chica de esta mañana de la cual solo conocía el apellido… Swan. Entonces todo encajo, esta mañana ella había bajado del Jeep al igual que Emmett, y ambos se apellidaban Swan, esa chica era la hermana menor de la cual Emmett siempre presumía.


Los otros dos, caminaban a su lado, la chica le tenía un brazo alrededor de los hombros y el chico junto a mi hermana de la mano de ella. Un momento… ¿venia de la mano de mi hermana?


—Decidí que mejor si me voy contigo hermanito —hablo Alice quien se dio cuenta de que miraba su mano entrelazada con la de ese chico y rápidamente la soltó— he invitado a comer a mis dos nuevas amigas y a… Jasper.


Note como mi hermana se ruborizaba un poco al mencionar al rubio.


—Entonces tu nos guías a casa —Alice siguió hablando como si nada— mira el es Jasper Hale, y ellas don Rosalie Hale, hermana de Jasper y Bella Swan.


— ¡Enana! Por fin apareces, tengo hambre y tu no te dejas ver, pensé que algún alumno te había pisado —estallo en carcajadas mientras Bella «quien tenia un nombre hermoso como ella» lo miraba molesta.


— ¿Tienes que llamarme así enfrente de todos?


—No tiene caso llamarte de otra forma, todos saben que eres bajita, o puedo pensar algunos apodos nuevos para tus otros defectos, como distraída, o tus dos pies izquierdos.


— ¡Basta Emmett! —grito Bella roja del coraje.


—Ok, Edward te presento a mi hermana consentida Isabella.


—Soy la única hermana, y además… —titubeo un poco, se acerco a su hermano y me miro para bajar la vista de nuevo al piso mordiéndose el labio— ya conozco a Ed… al profesor Cullen. Pero tú ¿de donde lo conoces?


—Estudiamos juntos la universidad —conteste yo.


—Perfecto —chillo mi hermana a mi lado— entonces ya que todos nos conocemos por que no nos vamos a comer.


—Rose y yo te seguimos en mi auto.


—Si, allá nos vemos —mi hermana le guiño un ojo al rubio, esto empezaba a desagradarme.


—Bien, ya que insistes pequeño duende, vamos a comer, espero que tengas bastante comida.


—Y lo dice en serio, come como oso en engorda —confesé recordando la capacidad para alimentarse de mi amigo.


—Me llamaste duende… —Alice golpeaba el suelo con un pie— ¡me gusta!


Y empezaron los saltitos característicos del entusiasmo de mi hermana, yo rodé lo ojos.


—Me agrada tu amiga enana.


—Te la cambio —dije sin pensar lo que mis palabras significaban.


—Trato hecho —Emmett abrazo por los hombros a mi hermana y literalmente me aventó a su hermana, la cual sostuve con un brazo por la cintura y la otra sobre su mano. En ese instante sentí una corriente eléctrica por todo el cuerpo y ella retiro la mano inmediatamente, pero yo no quite la mano de su cintura.


—Lo siento —murmure


—Es… esta bien… —contesto ella sonrojándose de nuevo.


—Te tomas muy a pecho las cosas ¿no? —pregunto Emmett quien retiro mi mano de la pequeña cintura de su hermana.


—Nunca apuestes contra mi Bella —le dijo mi hermana a Bella mientras se reía y me guiñaba un ojo, no entendí lo que quiso decir pero Bella se sonrojo mas, para después subirse al Jeep ayudada por su hermano.


Alice y yo subimos al Volvo, para conducir a casa.


— ¿Qué fue eso eh? —pregunte


— ¿A que te refieres? — me sonrió con aire inocente.


—Ah… a eso de… —titubeé, no podía decirle que me refería a Bella, entonces no me la quitaría de encima con sus preguntas— venias de la mano de ese chico


—Ah, nada, solo es el amor de mi vida.


Despegue la mirada del camino para mirarla, ella se encogió de hombros, encendió la radio y comenzó a cantar, dando por terminada la conversación. Definitivamente mi hermana estaba loca. Muy loca.



LEAN ESTO POR FISSS MIS ANGELES!!

Hello mis angeles hermosos !!! bien les cuelgo este anuncio para decirles q esta semana estamos de estreno con los fics , asi mas tarde dense una vueltecita por aca y lean , tenemos vicio nuevo en fin ya no les hecho mas rollos.
mil besitos a todas y muchas gracias por su apoyo
Angel of the dark

sábado, 14 de agosto de 2010

Tan lejana como una estrella

Capítulo Alternativo

Nota de Anjudark:
"Bien. Seguramente se preguntaran ¿Qué es esto? Jejej Bueno, sé que muchas me mataran (en realidad, espero que no sea así) pero, decidí hacer este como capricho mío (Y como capricho para quienes, al igual que yo, comparten el amor a la tragedia y el dulce sabor de lo amargo) En fin. Sé que no lo merezco, pero, me gustaría que opinaran (muy aparte del epilogo) sobre este final opcional (Acepto de todo). El epilogo esta en el siguiente capítulo, así que, aún no me despido. "


"Mi niña, quiero estar junto a ti, los días o minutos que me queden de vida. Te ofrezco mi alma, mi destino y mi muerte. Tú eres dueña del buen y mal hombre que soy. Tú me motivas a seguir y me has enseñado a ser fuerte. Te amo, y me haces feliz con el simple hecho de existir… Isabella Swan, ¿Me aceptas como esposo, amigo, compañero y amante, por toda la eternidad?"

"Si, claro que aceptó" – musité, con mis dedos aforrándose con fuerza a la fría y temblorosa mano de aquel hombre al que tanto amaba.

Edward me dedicó otra pequeña sonrisa y sus ojos brillaron alegremente cuando se clavaron en los míos. A pesar que su semblante lucía cansado, la belleza no le abandonaba. Un ángel jamás podría comparársele…

"Te quedaras conmigo, ¿Verdad?" – pregunté, en cuanto noté que sus parpados comenzaban a cerrarse

"Siempre estaré contigo"– prometió, dando un último suspiro…


… Y sus dedos dejaron de sujetarme.

Sentí como un temblor comenzaba a sacudir mi cuerpo de manera violenta. Me percaté que la respiración se me estaba dificultando y se negaba a llegar a mi pecho… Pude presenciar que lo único que podía ser capaz de hacer, era ahogarme con las lágrimas que comenzaban a caer de manera atropellada y se resbalaban por mis mejillas, llenando mi boca con un sabor salado que me quemaba los labios y me destrozaba la lengua.

"Ed… Edward" – musité, con mi mano aún pegada a la suya.

Intenté decir algo más, pero solo fui capaz de abrir mi boca y mantenerla abierta, como si me hubieran expulsado todo el aire con una fuerte patada dada directamente al estomago. Como si, de manera invisible, los hombres que le habían apuñalado acabaran de hacer lo mismo conmigo.

Qué lástima que no era así.

Cuánto hubiera dado por que en ese momento me hubieran arrancado la vida. Dejé caer mi rostro sobre su pecho y, al no escuchar latido alguno de su corazón, sentí como si me hubiesen desgarrado, parte tras parte, cada milímetro de mi piel. Mis temblores se intensificaron y, cada vez, sentía que el oxigeno se me extinguía un poco más. El cuarto me pareció un lugar muy pequeño - que se iba reduciendo conforme los segundos pasaban -. Las lágrimas me parecieron insignificantes. Los gemidos que comencé a proferir se me hicieron inaudibles… El mundo dejó de tener importancia.

El doctor, junto con Emmett y Jasper me sacaron – prácticamente, me arrastraron – fuera del lugar. No recuerdo muy bien qué tanto fue lo que hice. Creo que pataleé, grité, gemí, imploré, súpliqué, lloré, musité... No sé, en realidad. Supongo que, en ese momento, no hubo actividad alguna que pudiera sosegar aquel dolor tan terrible y lacerante… De lo que si estoy segura, fue que, para mala suerte mía, no me desvanecí en ningún momento. Era extraño, pero, el dolor me mantuvo despierta. Si, era demasiado fuerte como para dejarme descanzar. sentí muchos brazos a mi alrededor, de nada sirvieron. El único calor capaz de brindarme paz se habían endurecido y enfriado… eternamente.

El ver a Edward metido en un ataúd no fue lo peor. No, lo peor fue ver como éste quedaba bajo tierra y con ello, sentir como la realidad te golpea y te grita:

Todo ha acabado

Todo ha llegado a un fin

Todo ha dejado de tener un sentido

Todo ha caído en un vacío, oscuro y sin fin…

… Así es como tu historia de amor termina…

Pero no…

No todo resultó ser verdad…

No todo había acabado y, algo, lejos de tener un fin, comenzaba a formarse, a dar inicio, dándome un nuevo sentido para vivir, salvándome del vacío y continuando nuestra historia de amor. Volviéndola eterna…

"Abuelita" – llamó el pequeño niño de cabello color cobre y grandes ojos verdes – "¿En qué terminó la historia que me estabas contando?"

Suspiré profundamente, antes de contestar

"El muchacho se marchó al cielo"

"Entonces, no cumplió su promesa" – refunfuñó y la manera en que fruncía el ceño la convertían en una perfecta reencarnación de él – "No me gusta… eso no es un final feliz"

"Claro que lo es" – discutí, acariciando sus cabellos – "Es un final muy feliz. Además, su promesa se cumplió"

"Pero él se fue…"

"Hay muchas formas de permanecer con alguien… A veces no podemos ver a esa persona, pero la sentimos cerca"

Mi pequeño nieto me miró, con su cabecita inclinada hacia la izquierda, diciéndome, de manera clara, que no lograba entender mis palabras

"Algún día sabrás de lo que te hablo" – prometí, mientras besaba su frente.

La puerta de mi casa se abrió

"Hemos llegado" – anunció mi hija, en compañía de su esposo – "¿Qué tal se portó esta pequeñito?"

"Muy bien" – respondí, al momento en que recibía un beso en mi mejilla

"Te vengo a ver en un par de horas. Tengo que ir a arreglar unos asuntos que tengo pendientes en mi trabajo" – asentí – "Me llevaré a Edward para que puedas descansar"

Quedé sola en aquella pequeña casa...

Me levanté de mi sofá y caminé hacia mi recamara. Miré en el espejo al pálido y arrugado rostro que se presentaba frente a mí. A los ojos castaños, cubiertos con cierto brillo melancólico que nunca desapareció, al largo cabello que alguna vez tuvo color y fue espeso. Caminé hacia la pared, en donde una antigua guitarra reposaba colgada sobre ella. La tomé entre mis débiles brazos y, cuando estuve sentada sobre mi cama, paseé mis dedos sobre sus cuerdas - las cuales, desde que él se había ido, no habían emitido un conjunto de notas.

Cerré mis ojos y su rostro vino a mi mente…

Habían pasado cincuenta años desde que él se había ido y el pecho aún seguía doliendo al respirar.

Cinco décadas y su voz aún cantaba en mis oídos con la misma claridad como si él estuviera a mi lado, con sus brazos cubriendo mis hombros y sus ojos ardientes mirándome fijamente.

Una lágrima se derramó por mis mejillas marchitas.

Mis ojos no habían logrado secarse a pesar del tiempo. Nunca lo harían, siempre habrían lágrimas para bañar a mi alma del calvario que siempre la acobijaba…

Su ausencia aún seguía pesando sobre mi espalda y mis pies...

Su partida seguiría teniendo aquel sabor amargo en mi boca.

La privación de sus caricias siempre sería una eterna enfermedad que calcinaba mis huesos y provocaba un eterno vacío en mi estomago...

Siempre habría dolor en mi voz, en mis ojos, en mi aliento, por que siempre lo amaría con la misma infinita fuerza que en un pasado...

A pesar que, desde el día en que me anunciaron que estaba embarazada, me había mostrado fuerte y valiente, solo yo supe cuánto sufrimiento y angustia había reprimido todos estos años… Nunca podré describir lo que se siente el perder al ser amado. Nunca...

No había noche en la cual, recostada, sola sobre mi cama, no llorara su eterno recuerdo. No había minuto en el que, inconcientemente, mi mano se cerrara, al imaginar que aún se encontraría con otra que la cogería de manera tierna para llevarla hacia sus labios… no había suspiro que emitiera sin tener su nombre grabado en mi mente. No había momento en que mis ojos lo buscaran, con la vana esperanza de encontrarlo, por un milagro, frente a mí...

Edward Cullen…

Cuánto le debía. Todo lo que había aprendido – y seguía aprendiendo – de la vida era gracias a él.

Mi camisón blanco se encontraba completamente empapado para cuando abrí mis ojos. Me dejé caer sobre el colchon, con mis brazos enrollados alrededor de su guitarra e intenté dormir, acunándome por aquella cama en la que, una vez, hicimos el amor…

Sú voz comenzó a llenar la estancia. Mis labios comenzaron a moverse lentamente, tarareando, en compañía del viento, aquella canción que una vez me dedicó. Suspiré profundamente, al sentir como una frágil caricia se paseaba por mis mejillas...

Entonces, al abrir mis ojos, lo vi, como aquel sueño que hace años tuve.

Con su cabello despeinado, su rostro angulado y su mirada profunda y luminosa.

Algo extraño pasó. Algo que me hizo saber que no me encontraba en uno más de mis sueños: Pude mirarme... Y mi imagen volvía a tener una piel firme y lisa; un cabello espeso y castaño, y un brillo resplandeciente en mis pupilas

Edward caminó hacia mí y me tendió una mano. La tomé sin vacilación alguna y sentí paz, por primera vez en cincuenta años.

Me dedicó una de sus sonrisas retorcidas y me perdí en la selva verde de sus ojos. Definitivamente, mis recuerdos no le habían hecho justicia.

"Ya es momento de que estemos juntos" – susurró y una enorme sonrisa se extendió por mi rostro.

Comprobé que estaba llorando, llorando de dicha y felicidad, en el instante que sus dedos se estiraron para alcanzar mis mejillas. Su caricia fue ligera, tierna y dulce y me dejó aquel electrizante cosquilleó que nunca había podido olvidar. De una manera, supe que, al fin, había llegado a casa. A mi verdadero lugar. A mi único destino. A su lado.

"Juntos, por siempre" – acordé. Volví a cerrar mis ojos y dejé que sus brazos me envolvieran y me apretaran hacia él.

"Perdona que tuvieras que esperar tanto" – musitó, con tus labios pegados a mi cabello y, tras permanecer un momento juntos, me tomó de las manos y me guió, lentamente, por un largo sendero, en el cual, nos perdimos…

FIN

viernes, 13 de agosto de 2010

Tan Lejana Como Una Estrella

Hello mis angles hermosos!!! bien aqui les dejo el final de este hermoso fic , MUCHAS GRACIAS  A ANJU DARK por compartir una vez mas su hermoso trabajo , chicas yo se q he estado atrasa con las actualizaciones por fiss tenga paciensa sigo en busca de nuevo material , asi q por fiss dejen sus comentarios al final y no me abandonen
Mil besitos a todas
Angel of the Dark

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Cap . 35 : Determinacion




Bella POV

"Bella, Edward estará bien" –

¿Cuántas veces no había escuchado ya lo mismo? ¿Cuántas? ¿Acaso no entendían que no había palabras para calmar este tipo de dolor? Apreté mis labios en un intento de sosegar el llanto y suspiré profundamente. El aire se quedó atorado en el pecho, lo expulsé con un fuerte gemido y me dejé caer, resbalando mi espalda por la pared, hacia el suelo. Nunca imaginé poder sentir un dolor así. Los brazos de Esme me envolvieron y me obligaron a ponerme, otra vez, de pie. Al cabo de unos minutos, el doctor llegó. Me obligué a salir de mi sopor para escuchar sus palabras.

"El señor Cullen se encuentra demasiado débil. No sabemos si es un avance, o no, el que haya regresado a la conciencia. Tenemos que esperar"

Esperar… ¿Esperar cuánto más? Aún si se trataba de un segundo o un minuto, ya no podía resistir un solo aliento más sin sus brazos alrededor de mí. Sentía miedo, un miedo lacerante y castigador. ¿Qué pasaba si Edward se iba? Me deshice rápidamente de aquella terrible posibilidad, pero el eco de mis pensamientos había dejado rastro en mi subconsciente… Mi cuerpo comenzó a temblar y las manos de Rose rápidamente se posaron sobre mis hombros

"Bella, tranquila" – murmuró, intentando arrastrarme hacia una silla. Me negué rotundamente, moviendo mi cabeza de derecha a izquierda

"Creo que lo mejor es llevarla a casa" – propuso Carlisle. Volví a negar, con más fuerza

"No quiero"

Pasamos muchas más horas en aquel lugar, sin recibir más noticias de Edward.

"Bella" – llamó Alice, ofreciéndome una taza de café – "Toma esto. No has ingerido alimento alguno"

"Gracias" – tomé la taza y di un sorbo a la negra bebida que llegó a mi estomago con una sensación ardiente.

"Bella, me imagino cómo te has de sentir, pero, ¿En realidad no sabes nada de quién mandó herir a Edward?" – preguntó Rose

Mentí, negando con la cabeza. El celular de amiga sonó.

"¿Qué pasó, Emmett?" – preguntó y guardó silencio, mientras la voz, al otro lado de la línea, decía algo que Alice y yo ignorábamos – "¿Hablas en serio?... Pero, ¿Cómo…?... Esa mujer esta loca... – su voz se había elevado dos octavas – ¿Cómo no lo había imaginado antes…?... Yo… Esta bien… Si… Nos vemos" – cerró la tapa de su diminuto teléfono con un fuerte movimiento.

"¿Sucede algo, Rose?" – preguntó Alice y la rubia tardó un poco en contestar

"Han atrapado a dos de los hombres que hirieron a Edward" – presté más atención a sus palabras – "Les han hecho confesar el por qué del agravio"

"¿Y qué han dicho?"

"Dicen que una mujer les pagó para ello. Dieron las características físicas y la dirección en la que los contrataron y coinciden, perfectamente, con Heidi Newton"

"Heidi Newton" – repitió Alice, completamente atónita – "¿Es eso posible?"

"¡Claro que lo es!" – exclamó Rose y, tomándome de las manos, con un tanto de brusquedad, comenzó a decirme – "¡Tú lo sabías, Bella!" – no contesté, bajé mi mirada hacia el suelo – "¿Por qué?" – preguntó ante mi silencio – "¿Acaso no quieres que esa tipa pague por lo que le hizo a Edward?"

"¿Pagar? ¿De qué forma? ¿Para qué?" – pregunté, mirándole a los ojos – "¿Acaso el estar encerrarla en una cárcel aliviara a mi novio? Qué bueno sería si, tras poner tras los barrotes a los asesinos, las personas revivieran, los daños se compusieran. De nada sirve si voy y la acuso. Eso no me quita, ni un solo poco, el dolor que siento y solamente conlleva a que yo me aleje de él"

Alice y Rose guardaron silencio por un breve momento y, después, ambas tomaron mis manos

"Bella…" – Susurró mi amiga – "Disculpa por gritarte… Pero, también entiende que ella merece recibir un castigo. Lo que ha hecho esa mujer no tiene nombre"

"He descubierto una cosa, Rose" – respondí – "Y es que la vida no siempre son como nos lo muestran las películas o las telenovelas. Los malos no siempre salen perdiendo, ni los buenos ganando… Todo depende del destino y nosotros nada podemos hacer para cambiarlo"

Los días siguieron su curso, terminando e iniciando cuando el reloj marcaba veinticuatro horas. Las visitas se volvieron a interrumpir. Edward volvió a decaer. Mis padres nunca me fueron a buscar… Y yo me hundía, cada vez más, en aquel terrible poso de soledad. Rose y la familia de Edward levantaron una acusación contra Heidi, pero, como era de esperarse: el dinero mueve montañas y no tardó mucho en comprobar que era "inocente".

Poco me importó.

La poca esperanza se estaba extinguiendo y, cuando solo faltaba un aliento más para que me encontrara muerta en vida, el doctor se acercó hacia nosotros.

"El señor Cullen ha vuelto a despertar" – informó, con una sonrisa en su rostro – "Y esta llamando a la señorita Isabella Swan"

Me puse de pie, con un movimiento atropellado y me encaminé hacia la pequeña habitación. En cuanto traspase la puerta, su mirada se encontró con la mía. Prácticamente, corrí hacia él

"Bella" – susurró, secando mis mejillas con dedos temblorosos y débiles – "Cuánto te he hecho sufrir. Perdóname"

"Edward" – musité, tomando una de sus manos y apretándola contra mi rostro – "Tienes que recuperarte, por favor…"

Escuché como daba un profundo suspiro

"Cásate conmigo" – pidió – "Ahora mismo" – levanté mi mirada para verle – "No necesitamos un papel, ni testigos, ni mucho menos firmas para unirnos… basta con que tu y yo queramos estar juntos…"

"Eso es lo que más quiero"

Él sonrió y llevó mi mano hacia sus labios, para depositar un pequeño beso sobre ella. Entrelazó sus dedos con los míos e inspiró, profundamente, antes de comenzar a hablar.

"Creo que la improvisación no será nada romántico" – se disculpó – "Pero, espero que pueda resumir lo mejor posible todo lo que te quiero decir"

Esperé en silencio, con una pequeña sonrisa curvando mis labios.

"Mi niña, quiero estar junto a ti, los días o minutos que me queden de vida. Te ofrezco mi alma, mi destino y mi muerte. Tú eres dueña del buen y mal hombre que soy. Tú me motivas a seguir y me has enseñado a ser fuerte. Te amo, y me haces feliz con el simple hecho de existir… Isabella Swan, ¿Me aceptas como esposo, amigo, compañero y amante, por toda la eternidad?"

"Si, claro que aceptó" – musité.

Edward me dedicó otra pequeña sonrisa y sus ojos brillaron alegremente cuando se clavaron en los míos.

"Te quedaras conmigo, ¿Verdad?" – pregunté, en cuanto noté que sus parpados comenzaban a cerrarse

"Siempre estaré contigo"– prometió, dando un último suspiro

JASPER POV

1 mes después

"¡Esto es el colmo!" – exclamó mi madre – "Primero, mi hija se casa con el bastardo de McCarty y, ahora, ¡Tu me vienes con la maravillosa noticia de que estas enamorado de una sirvienta!"

"Mamá, te prohíbo que te refieras así de Alice" – dije, sin perder la calma

"¡Esto es nefasto! ¡¿Dónde han quedado nuestros hijos?" – terció mi padre

"¿Sus hijos?" – repetí, con ironía – "Para ustedes, ¿Qué significa el que nosotros seamos sus hijos? ¿Ir y estafar a las demás familias? ¿Eso es ser digno del apellido Hale?"

"Gracias a las estafas, como tú le llamas, has vivido en medio de todas estas comodidades" – recordó el señor de cabellos canos y mirada azul

"Pues tarde me vine dando cuenta de ello y, el saberlo, me avergüenza"

"Te daremos una segunda oportunidad, Jasper" – advirtió, haciendo un enorme fuerzo por controlar la voz – "Deja a esa muchachita, regresa a Colombia y nosotros olvidamos esta discusión"

"¿Y qué les hace pensar que pueda llegar a aceptar su proposición?" – desafié

"No queremos perder al único heredero que queda en la familia"

"Yo no quiero heredar dinero robado y ganado a base de traiciones. Es más, aún si no fuera ese el caso, yo no pienso dejar Alice, aunque así me ofrezcan duplicado el valor de esta herencia"

"Es tu decisión entonces" – replicó mi madre – "Si eso es lo que quieres…"

"Por supuesto que eso es lo que quiero" – afirmé, mirándole fijamente – "No es necesario que lo digan. Ya sé que me tengo que ir" – suspiré profundamente. Ya sabía que esto iba a pasar, pero, no creí poder sentirme más decepcionado de lo que ya estaba – "Adiós" – musité y di media vuelta, despidiéndome también de aquella lujosa casa.

Alice me esperaba, afuera del carro, y caminó hacia mí en cuanto me vio.

"Jazz, no era necesario…" – comenzó a decir, tomando mi rostro entre sus manos. Llevé uno de mis dedos hacia sus labios para que callara. Sabía lo que tenía planeado decir

"Te quiero" – susurré – "y no me arrepiento de lo que acabo de hacer. Si algo he aprendido a tu lado es que, todo esto: los lujos, los carros, el dinero, no valen la pena si tu no estas conmigo"

"Pero…"

"No te preocupes" – volví a interrumpir – "Todo estará bien. Ya lo tengo todo planeado y calculado – "aseguré con una gran sonrisa de suficiencia – "Tengo un departamento, el cual compré tiene años. Mis padres no saben de él. Viviré ahí, venderé el carro y conseguiré un trabajo, al mismo tiempo que terminaré los últimos años que me quedan en la universidad pública" -

"Vas a dejar tanto, solo por mí…"

"Por ti, dejaría mucho más" – aseguré y, antes de que pudiera volver a discutir, uní mis labios con los suyos – "¿Me acompañas? Iré al departamento a dejar esto" – señalé la pequeña maleta que había en el carro

"¿Cómo lograste sacar tu ropa?"

"Una de las muchachas me hizo ese favor"

"Eres listo" – apuntó, con una gran sonrisa

"Claro que lo soy" – dije, con falsa indignación – "Entonces, ¿Me acompañas o te voy a dejar a tu casa?"

"Te acompaño" – contestó ella, mientras abría la puerta del carro y se adentraba en él

"Parece que ya no te desagrada tanto el ir en un carro particular" - comenté, divertido, mientras manejaba

"La idea no me sigue gustado" – aclaró – "Pero, tu has sacrificado muchas cosas por mí. Me parece justo que yo haga lo mismo"

Llegamos al edificio donde estaba mi departamento. Bajé del carro y corrí hacia donde Alice estaba

"Supongo que, dentro de tu sacrificio, podrías agregar el permitirme, de vez en cuando, el tener tratos extraídamente cordiales contigo" – dije, mientras le tendía la mano para ayudarle a bajar.

Ella me dedicó una mirada envenenada por un momento

"Supongo que si" – acordó, sonriendo de vuelta y dándome su mano.

Caminamos juntos hacia el elevador y, cuando llegamos al interior del departamento, Alice viajó su vista por todo él.

"Que bonito" – susurró – "Pensé que me iba a encontrar con algo más ostentoso"

"Adoro la belleza sencilla y natural" – dije, abrazándola por la espalda y paseando mis brazos alrededor de su cintura – "Te adoro a ti, ¿No es prueba suficiente?"

Sentí el temblor de su cuerpo al reírse nerviosamente. Llevé la punta de mi nariz por su cuello y las risitas cesaron para dar paso a una respiración profunda. Sabía que debía parar. No quería que Alice mal interpretara mis acciones y pensara que solamente la había llevado a ese lugar para estar con ella, pero, el olor de su perfume me estaba privando de la conciencia y me dificultaba pensar con claridad. Mis labios comenzaron a pasearse su cuello y bajaron por sus hombros. Apreté el agarre de su cintura y sentí como se estremecía bajó mi calor. Su cuerpo se giró para encararme y mi boca busco la suya, de manera ansiosa. Sus dedos se enrollaron en mi cabello y mis brazos se ciñeron a su delicada figura, pegando su pecho al mío de manera peligrosa…

Deslicé mis labios hacia su cuello. Comencé a acariciar esa parte tan inocente y suave de su figura. Me percaté de que sus manos se deshacían de mis cabellos y bajaban por mi espalda. Busqué sus labios otra vez y la comencé a besar intensamente. Ella suspiró y su aliento llegó a mi garganta, encendiendo un delicioso fuego que se extendió por toda mi sangre y me quemó la punta de los dedos.

"Te amo" – musité y, con mis propias palabras, caí en la realidad.

Me alejé de ella y mis desenfrenadas caricias cesaron. Esta pasión no era modo de demostrárselo… Ella se merecía más.

"¿Qué pasa?" – preguntó, al ver mi semblante sombrío

"Discúlpame" – me apresuré a decir – "Me dejé llevar, yo…" – sus labios me silenciaron y, sin dejar de besarme, me fue empujando hasta que caímos sobre uno de los sofás que se encontraban a pocos metros de ahí.

"Déjate llevar, entonces…" – musitó, con su cuerpo sobre el mío – "… y tómame"

Clavé mi mirada en la suya y, al ver en sus pupilas el mismo deseo que yo también sentía, me deshice de las inseguridades y comencé a humedecer sus labios con los míos. Mis manos se deslizaron por su cintura, la tela de su blusa me pareció molesta, así que decidí introducirlas debajo de ella y sentir así, la suave piel de su vientre plano. Me deleite con la perfección de su sencilla figura. Paseé, lentamente, la punta de mis dedos por su curva y un pequeño gemido salió de sus labios al momento en que se retorcía sobre mí. Mi cuerpo se estremeció por la excitación que aquel sonido provocó. Mis manos se volvieron más ansiosas y ya no se conformaban con tocar solamente esa parte. Mis labios descendieron por todo su cuello y llegaron a la entrada de sus pechos. Paseé mi lengua por en medio. Otro sonido excitante. No fui conciente del momento en que la había despojado de su blusa hasta que me encontré paseando mis labios sobre la tela de su sostén.

Su espalda se arqueó completamente hacia atrás y yo descendí por todo su estomago, dejando húmedos caminos sobre su blanquecina piel. Caímos al suelo. Mi boca saboreó el sabor de sus caderas y sus senos. Alice fue desabrochando, uno por uno, los botones de mi camisa y me estremecí ante el roce de sus manos sobre mi pecho. Mis dedos tocaron cada lugar que se les permitió y el fuego de sus caricias me consumía de una manera placentera.

Dirigí mis labios hacia los suyos cuando el momento había llegado. Podía sentir su respiración discontinua sobre mis parpados y sus piernas enrolladas en mi cintura. Suspiré profunda y entrecortadamente antes unirme con ella, lo hice de la manera más delicada que me fue posible. Un pequeño gritito me hizo vacilar y me moví hacia atrás, deshaciendo la distancia que había acortado.

"No, no" – musitó, reforzando el amarre de sus piernas – "Todo esta bien, no pares"

Volví a besarla, aunque no pude evitar temblar por la infinidad de emociones que sentía. Todas mis aventuras pasadas habían desaparecido por completo. Toda la experiencia como hombre se había disipado a su lado. En ese momento, me sentía igual que ella, alguien quien, por primera vez, hacía el amor. Y, ciertamente, era eso: por primera vez, me estaba entregando a una mujer por completo… Me comencé a mover lentamente. Mis caderas chocando con las suyas de manera pausada, su calida humedad turbándome los sentidos. Mis movimientos se aceleraron, el deseo se expandió por un camino sin límite, el cual alcanzamos juntos, llegando a la cima del edén entre intensos jadeos y temblores que sacudieron nuestros cuerpos.

Me dejé caer sobre ella cuando terminamos. Sus brazos enrollaron mi espalda desnuda y nuestros pechos quedaron unidos, uniendo nuestros frenéticos latidos, en uno solo…

EDWARD POV

"Con cuidado" – decía, una y otra vez, mi hermana, mientras me ayudaba a pararme de la cama – "¿Estas seguro de querer hacer esto? ¿No sería más fácil decirle a Bella la verdad?"

"No" – contesté, haciendo un pequeño gesto de dolor

"Cuando se entere que hoy has sido dada de alta, y no le hemos dicho nada, no solamente te traerá de vuelta al hospital otros tres meses, si no que, también, nos masacrara a todos"

Comencé a reír fuertemente, y me tuve que llevar una mano hacia donde estaban vendadas las heridas

"Esperemos que no sea así" – dije – "¿Estas seguro que todos han cumplido con su trabajo?"

"Si" – afirmó ella – "Emmett y Rose la llevaron a casa tiene más de tres horas"

"Bien. Entonces, vamos" – animé

Jasper ya no esperaba en un taxi y me ayudó para que pudiera subir

"Gracias" – gemí

"De nada, cuñado" – contestó, ganando que le dedicara una mirada envenenada

"Vamos, Edward" – dijo Alice, ante mi gesto – "¿Acaso Jazz no ha hecho grandes méritos para ganarse tu aprobación?"

"Supongo que si" – refunfuñé – "pero tampoco es para tanto. La advertencia que te hice, tiene tiempo, aún sigue en pie"

El rubio muchacho y mi hermana intercambiaron divertidas y sinuosas miradas, a las cuales preferí ignorar si no quería que las heridas se me abrieran a causa de una bilis. Mi humor mejoró al ver, después de tanto tiempo, mi casa. Me acomodé entre las muletas, lo mas silenciosamente que pude, y la ansiedad me invadió conforme mis pasos y se aproximaban hacia la puerta. Esme me hizo una seña con la mano, indicándome que podía acercarme.

Cojeé hacia el sillón, suponiendo que estaba dormida, y me incliné, con delicadeza, para poder ver su rostro. Sin embargo, respingué al ver que, quien estaba en aquel lugar, era…

"¿Emmett?" –

Mi amigo frunció sus labios, sin abrir sus ojos, simulado esperar un beso de mi parte. El solo imaginármelo hizo que mi estomago se revolviera.

"¿Dónde esta Bella?" – pregunté, completamente frustrado y, como respuesta, unos labios rozaron la parte trasera de mi cuello

"Sorpresa" – susurró, aquella voz tan familiar, cerca de mi oído.

Sonreí mientras que, con ayuda mis muletas, daba media vuelta para mirarla. Mis ojos se perdieron, por un instante, en la belleza de su rostro y la luz de su mirada

"Pensé que era yo el que tenía que decir esa palabra" – recordé

"Lo sentimos" – dijo mi hermana – "No podíamos traicionar a Bella de esa manera"

"Pero, a mí si"

"A ti si" – acordó la pequeña

Le dediqué una mirada divertidamente molesta. Un par de manos se situaron a ambos lados de mis mejillas y me hicieron volver el rostro

"No te olvides de mí" – reprochó Bella y paseé mis dedos por sus pómulos y bajé hasta su clavícula

"Sorpresa" – musité, robándole una sonrisa.

Me incliné para rozar su boca y ella correspondió el gesto de manera tierna…

"¡Oye!" – interrumpió Emmett – "Ese beso tenía que ser mío"

"Estas demente" – murmuré, sin dejar de besar a aquellos dulces y adictivos labios.

"Ey, les recuerdo que hay niños en esta casa" – señaló Alice – "Vayan a demostrar su amor a otro lado"

"Suena tentador" – volví a murmurar y apreté mis dedos en la cintura que sujetaban.

Bella rió por un momento y, después, alejó su boca de la mía. La miré, por un momento, de manera confusa, ante su repentino rechazo. Ella volvió a sonreír y se puso de puntitas para acercar sus labios a mi oído

"Me temo que tendremos que esperar un poco más" – susurró, de manera confidencial – "no creo que pasar toda la noche en vela, sea bueno para tu salud… Y no me pienso conformar con solo una noche"

Sonreí de manera nerviosa y pude percatarme que un ligero rubor empezaba a cubrir mis mejillas. El detalle no pasó desapercibido para Rose y Emmett

"¿Podrían dejar sus morbosidades para cuando estén sin publico?" – Propuso la rubia muchacha, quien acomodaba varios paltos sobre la mesa

La comida transcurrió de manera amena y, al entrar la noche, Rose y Emmett se fueron a su casa. Jasper y Alice salieron a dar un paseo y mis papas, junto con mis hermanos, se fueron a dormir.

Bella y yo quedamos solos, sentados afuera de la casa, contemplando la luna y las pocas estrellas que se lograban ver. El tener su cabeza – cuidadosamente recostada sobre mi pecho – hacía que olvidara, fácilmente, todo el sufrimiento vivido. Yo paseaba mis manos, una y otra vez, sobre sus cabellos y, ella suspiraba profundamente.

"No sabes lo feliz que me siento" – murmuró

"¿En verdad?" – pregunté

"Claro que si" – contestó ella, levantando la mirada y clavándola fijamente en mí – "¿Por qué lo dudas?"

"¿No extrañas a tu casa, a tus padres?"

"A mis padres, si" – confesó – "Son mi familia, sería imposible sentir lo contrario, pero, ciertamente, no me arrepiento de haberlos dejado. Lo volvería a hacer si fuera necesario para estar contigo, dejaría mi alma para permanecer a tu lado. "

Tomé su rostro entre mis manos y acaricié mis labios con los suyos

"¿Qué hice para merecerte?" – pregunté, más para mí, que para ella

Nuestras bocas se separaron y Bella volvió a recostar – extremando cuidados – su cabeza en mi pecho y yo pasé mis brazos por sus hombros.

Lo peor había pasado. Ahora, lo único que nos quedaba era ver qué tan fuertes éramos para afrontar el futuro que se nos venía juntos y, aunque desconocía lo que el destino nos tenía deparado, me sentía valiente. Me sentía feliz…



lunes, 9 de agosto de 2010

Te Presento A Mi Amante

Hello mis angeles hermosos!!! como lo prometido es deuda aqui les traigo mas vicio,  esta buenisimo a mi en lo personal me gusto mucho y se q ustedes tambien.
MUCHAS GRACIAS A Cinthia Swan por ser muy buena y dejar que suba su hermoso fic al sitio .bueno mis angeles solo me queda aclarar q la historia no me pertene yo solo tengo autorizacion para publicarla en el sitio.
asi a disfrutar de este cap y por fisss dejen sus comentarios al final para saber q les parecio
Mil besitos
Angel of the dark
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Summary:Edward esta casado con Tanya con quien no es feliz. Al entrar a dar clases a la universidad de Forks se encuentra con Bella ¿Que deberia hacer ella al enamorarse de su maestro casado? Alejarse de el y ocultar lo que siente ó aceptar ser su amante.

Rated:M

Prefacio


Bella POV

No imagine que mi vida fuera a cambiar con una simple clase de literatura. Pero ahí estaba el, mi Dios griego personal. Cabello cobrizo totalmente despeinado y sexy, ojos verdes que contrastaban con su piel pálida, de cuerpo musculoso que se dejaba notar a través de su camisa azul.




Quien diría que meses después me convertiría en esto. Pero... ¿acaso me importaba? Al principio si, me importaba el que dirán, me importaba ella, aunque no fuera la esposa perfecta no me gustaba hacerle esto. Me importaba mi dignidad como mujer, yo era la otra, la amante.




Amante. Palabra hermosa. Según el diccionario: persona que ama. Según nuestra sociedad: persona que mantiene relaciones con otra persona casada. En mi preferencia esta la primer definición. Pero la segunda es la que me marcaba. Pocas personas lo sabían. Y sabía que no me juzgaban.




Pero el día que ella se entere. ¿Que pasara? ¿Será como siempre? Las estadísticas, psicólogos, encuesta, programas de televisión y otros medios siempre manifiestan que el hombre cuando tiene que decidirse se queda con la esposa. Será ahí cuando me derrumbe por completo.

Edward POV




¿Infierno? Si me preguntan es sinónimo de matrimonio.

Pero no, no piensen que soy el tipo de hombre que piensa que al casarse pierde la mitad de su vida. Al contrario, si en algo creo es en el matrimonio, por eso me case con Tanya. ¿Enamorado? Buena pregunta, al inicio creí que si, que la amaba. Por algo me case. Pero ahora que la conozco a ella se que mi sentimiento por Tanya jamás ha sido amor.

Y el poco cariño que había lo mato en cuanto nos casamos. Viajes, compras, manicure, pedicure, joyas, amigas, fiestas, en eso se convirtió la vida de Tanya al casarse conmigo. Antes de eso era dulce, cariñosa, se podía decir que me amaba. Pero a solo 6 meses de estar casados la situación era así: varios ceros disminuían en mi cuenta de banco, 4 viajes, 2 a Europa y 2 a las playas del caribe... sin mí. Noches de pasión: una, la noche de bodas, no me deja tocarla las pocas veces que esta en casa. Y la verdad ahora no me apetece hacerlo

Desde que la conocí no me importa nada que tenga que ver con mi esposa. Solo me interesa ir a la universidad y verla, perderme en sus ojos achocolatados y aspirar ese olor a fresa que despide su sedoso cabello. Pero ya no quiero verla por momentos, quiero tenerla conmigo para siempre. Sin embargo no me puedo separar de Tanya, no después de mi estupidez.




 
Capitulo1: Falta de Respeto


Bella POV

Primer día de clases en la nueva universidad de Forks. Así es, seriamos la primera generación de la recién inaugurada universidad. Esa idea me gustaba, los mismos compañeros, sin la necesidad de hacer nuevas amistades lo cual, no era mi especialidad.


Forks no era mi lugar favorito en el mundo, pero aquí estaba mi familia, Charlie mi padre y Emmett mi hermano mayor y nuevo entrenador de fútbol de la universidad. Mi madre había fallecido hace unos años cuando aun vivíamos en Arizona, así que cuando falleció tuve que venir a Forks. Aun no me gustaba, pero me había acostumbrado.


Salí de ducharme y tome unos jeans negros y una blusa morada de cuello alto y manga larga, el frío era insoportable, tome mis guantes y mochila y baje a la cocina. Mi padre ya se había ido a trabajar, era el jefe de policía y siempre se iba antes que nosotros. Me dispuse a preparar unos waffles para el desayuno.


Mientras cortaba unas fresas escuche unos golpes en las escaleras, ahí venia el, mi gran hermano mayor.


—Buenos días enana —saludo mi hermano mientras se sentaba en la silla—, ¿lista para tu primer día?


—Si, siento que será como estar en el instituto, las mismas caras pero clases con más dificultad ¿y tú? ¿Listo para romper corazones?


—Estoy acostumbrado —dijo con suficiencia.


—Claro, en cuanto supieron que mi musculoso hermano seria el entrenador de la universidad, todas las chicas del instituto me pidieron tu número y tú e-mail.


—Lo siento, se que no te gusta ser el centro de atención pero nadie se resiste al sexy Emmett.


Puse los ojos en blanco y me senté a desayunar mientras hablábamos sobre cosas sin importancia. No me mudaría a la universidad puesto que aun no estaban los dormitorios. Además seria una tontería con mi casa a solo 20 minutos en auto y a 35 en mi viejo Chevy. Por eso no tenia caso discutir con Emmett, iríamos en su Jeep ya que nunca se subía a mi auto. Decía que era un desperdicio de tiempo y gasolina.


Termine de lavar los platos del desayuno y cerré la puerta con llave. Emmett ya me esperaba en el Jeep, me ayudo a subir puesto que las llantas me llegaban a la cintura, no por algo me llamaba enana.


Y ahí estábamos camino a la universidad donde estudiaría literatura, quería ser escritora. Tenia algunos cuadernos con historias de mi invención, solo Angela mi mejor amiga los había leído y decía que eran buenos, algo cursis, pero buenos. Ese era mi género, el romanticismo, tal vez por que me gustaba fantasear con encontrar algún día a mi príncipe azul, pero estaba claro que no era una princesa, lo cual me dificultaba mas las cosas.


No era fea, mi autoestima no estaba tan abajo, solo sabía que había chicas hermosas en Forks que era un pueblo pequeño, así que fuera de el tenia menos posibilidades. Soy castaña, mis ojos marrones, piel pálida, delgada pero sin figura de modelo, además ellos… las prefieren rubias.


Reí ante mi pensamiento y Emmett me miro con detenimiento.


— ¿Tus waffles los acompañaste con fresas o con hongos alucinógenos? —pregunto con un dejo de preocupación nada creíble.


—Calla, solo soy una chica alegre.


Entonces escuchamos el sonido del claxon de un auto detrás de nosotros, enseguida nos rebasó un Volvo plateado que en segundos desapareció por el camino.


— ¿Qué le pasa? Vas a casi 100 kilómetros y aun así se desespera, creí que tú manejabas como loco.


—No te metas con mi manera de manejar.


—No me meto con eso, solo aprecio mi vida.


—Por eso manejas el auto de los Picapiedra a 10 por hora —ahí iba de nuevo a burlarse de mi señor auto. Lo ignore y seguimos en silencio hasta la universidad.


Edward POV


—Alice quieres bajar de una vez —le grite por quinta vez a mi hermana.


—Deja de gritarme —hablo apareciendo por las escaleras— se ve que no eres mujer, es mi primer día de clases, debo dar una buena impresión.


—No se por que no te quedaste en Italia —puse los ojos en blanco.


—Por que mi hermano mayor, el ogro de la familia me extrañaba, además debo protegerte de la bruja.


— ¡Alice! Te he dicho que no llames así a Tanya.


Su risa melodiosa inundo la casa.


—Yo no dije nada de Tanya, ves tu también sabes que es una bruja. Por cierto, no la he visto desde que regrese.


—No esta en Forks


— ¿Otra vez se fue?


—No le gusta vivir aquí, y yo la estoy obligando


—Ay ¿y tú le crees? antes de conocerte vivía aquí, pero claro como ya tiene dinero pues ya quiere vivir en Paris.


—Alice…


—No lo ves Edward, tienen solo unos meses de casados y es la tercera vez que se va de vacaciones sin ti, en este momento deberían estar juntos, mirándose con ojos en forma de corazón y campanitas sonando a su alrededor, si esto es ahora de recién casado que será cuando tengan 20 años de matrimonio.


— ¿Cómo es que guardas tanto aire en ese cuerpecito para decir tantas tonterías?


—No son tonterías y lo sabes, pero haya tu, cuando estés viejo y arrugado y ella siga pareciendo de 20, ahí te darás cuanta de que es una bruja, o que se hizo varias operaciones, claro tengo la esperanza de que para ese entonces ya no estén juntos, y ya vamonos que se nos hace tarde por tu culpa —empezó a dar saltitos mientras salíamos de la casa— estoy tan emocionada, hoy será un gran día para ambos, lo se, lo presiento.


Y ahí estaba Madame Alice, la psíquica de Forks, lo increíble es que aunque me burle muchas cosas resultan ser ciertas, pero hoy seguro se equivocaba, mi día resultaría grandioso si mi esposa regresara a casa.


Subimos a mi auto y emprendimos el camino a la universidad, tenía mi primer clase a las 8 de la mañana y ya solo faltaban 10 minutos. Si mi hermana no insistiera en ir a la escuela al último grito de la moda.


Este día empezaba a ejercer como maestro de literatura en la nueva universidad, era mi pasión y claro también la música, me encantaba sentarme frente al piano y componer, aunque hace bastante tiempo que no lo hago, me falta inspiración y deseos de hacerlo.


— ¿Podrías ir mas despacio? —dijo mi hermana con las uñas clavadas en el asiento


—Si te hubieras apurado, no iríamos tarde


—No vamos tarde, tengo clase a las nueve.


—Y yo empiezo a las 8 y faltan 5 minutos así que calla y sujétate fuerte.


—Wow, ya viste ese Jeep, es enorme


—Si, pero muy lento


Toque el claxon pero el Jeep no se movía así que hábilmente me las arregle para rebasarlo y llegar a tiempo a la universidad.


—Espero en mi cumpleaños un hermoso Porshe amarillo para evitar poner mi vida en peligro contigo.


—Y yo espero que tengas dinero para que te lo compres, sabes que Carlisle jamás te lo comprara.


—Pero tu si, nos vemos en la casa —dijo cuando baje del auto— hoy me iré con unas amigas


—Pero si no conoces a nadie —le dije sorprendido por la seguridad de sus palabras.


—Pero conoceré hoy a mis mejores amigas —me saco la lengua de forma infantil y empezó a caminar mientras yo la seguía, sin embrago cuando estaba a punto de entrar al campus me di cuenta que había dejado mi libro en el auto y regrese por el.


Entonces vi el Jeep que minutos antes había rebasado estacionado junto a mi Volvo, de el salio un hombre fornido y alto, grito algo intangible por la lejanía a la que aun me encontraba y se río, entonces se alejo del auto. Quizás estaba loco y hablaba solo.


Llegue a mi auto y saque mi libro, cuando cerré la puerta escuche que alguien se quejaba, gire para mirar a una chica en el suelo al lado del Jeep.


—Estúpido hermano mayor bueno para nada —dijo mientras se levantaba y tomaba su mochila.


— ¿Te encuentras bien? —pregunte acercándome un poco, entonces levanto la vista y ahí estaba la chica mas hermosa que había visto mirándome a través de sus ojos marrones, al cabello del mismo color le caía en cascada sobre la espalda y hombros.


—S… si, gracias —me miro a los ojos y su rostro cambio a un tono rojizo que la hizo verse adorable, mordió su labio inferior y después miro mi auto— ¿es tuyo?


—Si


—Ah, bien, solo me preguntaba quien manejaba como loco por las calles tranquilas de Forks


—Ah, —sonreí ante su comentario— ¿así que manejo como loco?


—Bastante, en serio deberías mejorar tu forma estúpida
de manejar, podrías lastimar a alguien.


Seguí sonriendo, definitivamente esta chica no sabia que yo seria maestro.


— ¿Estudiaras aquí? —pregunte


— No, solo vine a estacionar el auto para irme caminando a Seattle —aun siendo sarcástica, era adorable— claro que estudiare aquí


— ¿Qué estudias? —dije viendo el libro que sostenía en las manos con el titulo "¿Qué es la literatura?"


— ¿Te importa?


— ¿Sabes algo? —espere, pero no contesto— no deberías hablarme así.


— No debería, pero lo hago, ahora si me permites pasar, no quiero llegar tarde a mi clase.


—Adelante —me hice a un lado para que pasara, al hacerlo el aroma a fresas de su cabello me lleno por completo, camine detrás de ella, ese aroma me embriago y quería seguir disfrutándolo.


Bella POV


¿Me venia siguiendo? No, eso era imposible, simplemente era el único camino para ingresar al campus desde el estacionamiento. Seguro se venia burlando de mi torpe caminar y la caída del Jeep.


Me ordene a mi misma tranquilizarme, no sabia por que pero mi corazón latía rápidamente. Quizás si lo sabia, había sido el verme reflejada en esos hermosos ojos verdes y haber contemplado con los míos al ser mas perfecto del planeta.


Sacudí mi cabeza para borrar esos pensamientos y cuando entre al campus me di cuenta de que ya no me seguía, me tranquilice y busque mi salón, primer clase: literatura. rápidamente encontré el salón y visualice a Angela quien estudiaría conmigo. Camine para sentarme junto a ella pero Mike Newton me impidió el paso. Momento… dije Mike Newton. ¿Que demonios hacia Mike en clase de literatura?


—Hola Bella, que coincidencia encontrarnos aquí


—Ah, si, —suspire— Mike, no sabia que te gustara la literatura.


—Ah claro, nunca lo comente, pero me encanta, he leído todos los libros de Beethoven, son fascinantes


¿Beethoven? ¿Acaso Mike era estúpido? Si, lo era. No sabia si enojarme por confundir a Beethoven con un escritor o reírme por su estupidez.


—Nos vemos luego Mike, y… tendrás que prestarme esos libros


Reí en cuanto me aleje para que no se diera cuenta y me senté al lado de Angela.


—Es un tonto —Angela también reía


—Es sorprendente su grado de estupidez, no solo con la confusión de un músico con un escritor, sino además estudiar algo que es obvio no le gusta para…


—Estar cerca de ti —termino Angela por mi, sentí un escalofrió e inmediatamente fue reemplazado por confusión cuando vi entrar al mismo chico del estacionamiento, pero en vez de buscar un lugar como todo alumno, se dirigió al escritorio del maestro.


—Oh por todos los cielos —dijo Angela— ¿será el profesor? Se ve muy joven


—Espero… que no sea el profesor —susurre, levanto la mirada y llamo la atención de los alumnos y entonces me miro, sonrió con soberbia pero aun así era una sonrisa hermosa.


—Buenos días, soy su maestro de literatura, mi nombre es Edward Cullen —hermoso hombre, hermoso nombre pensé— se lo que están pensando, que soy muy joven para ser maestro y si, soy joven, pero eso no quiere decir que vaya a dejar que me falten al respeto.


—Yo le faltaría el respeto encantada —dijo una chica a la cual no conocía detrás de mi, puse los ojos en blanco.


—Que Ben me perdone si esta noche tengo fantasías con mi profesor —dijo Angela a la cual vi como si no reconociera. ¿Qué le habían hecho a mi amiga en las vacaciones? era incluso mas tímida que yo— lo siento Bella, es que míralo.


Lo mire y lo escuche pero sin prestar atención, oía su voz aterciopelada como una melodía de fondo a sus movimientos perfectos mientras explicaba algo que jamás entendí. Hasta que al lado mío Angela me dio un codazo.


— ¿Qué?


—Te habla el profesor —dirigí la mirada hacia el quien me miraba de forma burlona.


—Señorita…


—Swan —respondí


—Bien señorita Swan, respóndame lo que le pregunte


¿Y que demonios había preguntado? Mire a Angela suplicante pero ella se encogió de hombros y miro al frente.


—No estaba prestando atención Swan —no era una pregunta— la próxima se sale de la clase.


Mi boca se formo en una gran O ¿Qué pretendía? Vengarse por que lo grosera que había sido, este seria un semestre muy largo. No, momento, yo no sabia que era profesor, debió habérmelo dicho. Una disculpa lo arreglaría todo.


No, no me iba a disculpar, si quería guerra, guerra iba a tener.


La clase transcurrió sin mas preguntas y prestando atención, o intentándolo y es que simplemente sus ojos, su cabello y el cuerpo bien formado debajo de la camisa azul me distraían de sus palabras.


La clase finalizo y el salón se fue vaciando poco a poco. Tome mis cosas y las guarde, me encamine hacia la puerta pero al pasar por su escritorio me dedico una sonrisa torcida que me dejo sin aire, me recordé volver a respirar y seguí caminado cuando me llamo.


—Señorita Swan, tenemos que hablar.


Me gire y estaba ahora medio sentado en el escritorio, con un pie apoyado en al piso. Dios, eran tan sexy… pero era mi maestro.