Dark Chat

martes, 1 de mayo de 2012

Rebelde


CAPÍTULO VII.-RINDIÉNDOSE A LA PASIÓN

Los besos fueron subiendo de tono, respiraciones entrecortadas y dos cuerpos entregándose a la pasión, pero uno de ellos no se sentía del todo cómodo, algo no estaba bien, lo que acababa de pasar en el bar había sido muy extraño y ahora que lo pensaba bien y rememoraba los hechos no estaba seguro de seguir adelante, pero era tan doloroso detenerse justo ahora.
Edward entre toda la calentura sabía que tenían una larga conversación pendiente, su Bella estaba tan extraña, era como si no fuera ella, todavía sentía violencia en su cuerpo y en su alma y sabía que en este momento no era ella misma, pero ¡carajo cómo la deseaba!, más ahora que se estaba entregando a él, tan sensual, tan desinhibida, tan madura.
Pero aún perdido en el deseo sentía que no era correcto, que su niña se arrepentiría de dar ese paso tan grande en esa condición.
- Para Bella, por favor detente
- Cállate Edward, te deseo aquí y ahora
- Amor, por favor conversemos, mañana te arrepentirás de lo que estamos haciendo
- ¿A caso ya no me deseas, es eso?
- Joder niña, estoy tan duro como riel de ferrocarril, te deseo tanto que estoy a punto de cogerte de manera dura y fuerte, pero
- Pero nada vampiro, cógeme duro, haz conmigo lo que quieras, ganaste, soy tuya, siempre tuya, te amo y te deseo
Joder, joder, joder, había esperado tanto por escuchar esas palabras de su niña y ahora que las escuchaba su raciocinio se fue a la mierda.
Paladeaba en su lengua el aroma almizcle de la excitación de Bella, sentía su calor traspasar la escasa ropa que vestía y su erección ya no podía estar más dura y dispuesta a follarla toda la maldita noche.
Las caricias que recibía Bella la llevaban a la locura, nunca se había sentido tan viva, tan deseada, tan mujer, Edward la tocaba con adoración, como si fuera a romperse con su toque y le encantaba que tuviera esa delicadeza y al mismo tiempo esa pasión desbordante.
Edward lentamente la fue desvistiendo y besaba con fervor cada porción de piel que desnudaba, era tan hermosa, su piel lisa, suave, cremosa y sin imperfecciones le quemaban la lengua y los sentidos, nunca en todos sus años de actividad sexual activa había sentido lo que ahora estaba sintiendo, estaba en la gloria, en el puto cielo. Los suaves gemidos de Bella fueron en aumento y eran los sonidos más hermosos que había escuchado jamás.
Al llegar a sus torneadas piernas sus labios quemaban y su boca se llenaba de ponzoña cada vez más mientras se acercaba a su centro delicioso, lentamente le abrió las piernas y un gruñido puramente animal se escapó de su pecho, ella estaba tan húmeda que su crema se deslizaba con descaro por sus muslos, sediento, loco, desesperado le abrió los labios vaginales dejando al descubierto su apetitoso clítoris, con adoración lo envolvió en su lengua perdiéndose en ese mar de lujuria, era simplemente deliciosa, adictiva, una droga que no podía ni quería dejar de consumir.
Bella se arqueaba de placer empujando su pelvis más cerca de la cara del vampiro, jadeaba, gemía y pedía sin tapujos por más, era indescriptible la sensación de la lengua del vampiro en esa área tan íntima y receptiva, nunca pensó que este acto fuera así de delicioso y pecaminoso.
Con dos dedos Edward se adentró en su cuerpo mientras seguía lamiendo y tironeando su clítoris, Dios, Ella era tan jodidamente estrecha que le daba un poco de miedo penetrarla, él era tan grande y fuerte que no estaba seguro si su verga cabría completamente en ella.
Con deleite y un orgullo puramente varonil se dejó endulzar con los gemidos y las palabras entrecortadas y susurrantes de su niña, todo era tan jodidamente especial y nuevo para él, por primera vez estaba haciendo el amor y ese conocimiento lo llenó de una alegría y una satisfacción que rayaba en la locura, se sentía como un adolescente en su primera vez y a la vez un maldito troglodita porque sabía que ella sería suya, nadie más que él estaría así con ella, MÍA, gritaba su interior y se regocijaba de este hecho.
Sintió como sus músculos interiores se estrechaban aprisionándoles los dedos, logrando que su miembro latiera y derramara un poco de líquido pre seminal, nunca había estado tan excitado y era la sensación más placentera que había experimentado, pero sabía que sería mucho mejor cuando la penetrara y cuando bebiera de su sangre mientras alcanzaban el máximo placer.
Bella se corrió gritando el nombre de su vampiro y un gruñido acompañado de una maldición escapó de los labios de Edward, estaba tan excitado que tuvo que tomar su miembro en sus manos y apretarlo para no descargarse como un adolescente humano y primerizo.
Miraba con orgullo a su mujer, se veía tan hermosa después de su orgasmo, su cuerpo brillaba con una película de sudor, sus ojos dilatados, su boca roja e hinchada gracias a sus besos y a las mordidas que Bella se propinaba de tanto placer, sus mejillas sonrosadas y su respiración agitada. Jodidamente hermosa, una diosa del sexo, su mujer, su hembra, su todo.
- Te amo tanto mi Bella, mi niña, si quieres llegar hasta acá te comprendo, no me molestaré
- ¿Estás loco vampiro? ¿crees que he esperado todo este tiempo para quedarme con las ganas de sentirte dentro de mi? – ella sonrió con picardía y Edward se abalanzó a su boca mientras sus manos se perdían en ese cuerpo que estaba como tallado a mano por los mismos dioses.
La acarició entera, excitándola nuevamente, su pene no daba más de la excitación, pero la quería bien lubricada para no hacerle tanto daño.
Sus pechos fueron ahora su diversión, eran tan perfectos, redondos, tersos, llenaban sus manos y sus pezones, Dios, sus pezones eran de un rosa hermoso y ahora estaban tan duros como piedrecillas entre sus dedos. Su lengua prontamente salió a divertirse volviendo loca a Bella nuevamente, ese vampiro era tan jodidamente talentoso en el arte de amar que Bella sollozaba de placer mientras lengua y dedos acariciaban sus pezones sensibles.
Pero Bella quería más, quería nuevamente sus dedos en su vagina, quería sentirlo nuevamente en su centro húmedo y caliente, como si Edward le leyera el pensamiento bajó una mano y tres dedos se perdieron en su interior mientras tironeaba un pezón.
Los jadeos fueron más fuerte y ahora quería sentirlo, quería que terminara la tortura, quería por fin ser su mujer, que la llenara con esa hermosa polla rígida y dura, pero grande fue su asombro cuando la vio, él era tan grande que un miedo se alojó en su interior, de ninguna manera eso cabría en su pequeña vagina, Edward sintió su tensión y reptó por su cuerpo hasta llegar a sus labios.
- Amor, no te asustes, no te haré daño
- Pero es muy grande Edward, no cabrá, me partirás en dos
- No amor, no te lastimaré, te amo demasiado para hacerte daño, estás muy húmeda y ya verás que entrará, pero cuando quieras parar me avisas y te juro que lo haré.
Esas palabras le llegaron al corazón a Bella, Edward la respetaba y la amaba de verdad, tanto como para detenerse si ella lo pedía, ahora el temor se había esfumado, confiaba plenamente en él como nunca antes lo hizo, estaba lista, lo necesitaba, lo deseaba ahora más que nunca.
- Hazlo Edward, necesito sentirte ahora amor, por favor ahora, no aguanto más.
Esas fueron las palabras que Edward esperaba con anhelo, la besó, abrió con delicadeza sus piernas, tomó con una mano su erecto miembro y lo posicionó en su centro, jugueteó un poco sin introducirlo pasándolo por toda su abertura y golpeando su clítoris con él, Bella arqueaba la espalda de tanto placer y anticipación, no quería cerrar los ojos, pero era tan difícil, aún así los mantuvo abiertos, no quería perderse ni un solo momento de lo que estaba viviendo.
Ambos vieron con absoluta enajenación como el gran miembro se adentraba lentamente en su vaina apretada. Edward tenía su mandíbula apretada controlando su movimiento, quería entrar de una vez, penetrarla completamente y perderse en el éxtasis, pero debía ser delicado, entrar suavemente para no hacerle daño. Bella lo sentía en cada pulgada de su ser, era tan grande que le dolía mientras entraba, pero no quería que parara, sabía que dolería, pero también sabía que el dolor pasaría dejando solamente la pasión y el éxtasis del placer.
Cuando llegó a su barrera Edward paró con un gemido que erizó cada vello del cuerpo de Bella, era tan hermoso y sus sonidos eran tan placenteros, tan animal, tan Edward.
Se miraron a los ojos y no fue necesario decir nada, Edward bajó su cara y tomó su boca con pasión mientras rompía su barrera y se asentaba por completo dentro de ella. Estaba perdido en una marea de lujuria, posesión y sed, mucha sed, la sangre de su virginidad la podía paladear en su boca, el aroma lo volvía totalmente loco y tenía que hacer un esfuerzo titánico para no bajar su lengua hacia aquel lugar, él se moría por hacerlo, pero Bella se sentiría incómoda y eso era lo que menos quería en este magnífico momento, pero ¡joder!, era una tentación.
Por fin era su mujer, por fin era suya, sólo suya y su coño tan ajustado lo tenía al borde de la locura. Sabía que su niña estaba sintiendo dolor por ese motivo se quedó quieto hasta que ella se ajustara a su intruso, era doloroso no moverse, no embestirla duramente. Bella sintió que se relajaba un poco, el dolor no pasaba aún, pero ya no dolía como momentos antes, así que movió sus caderas, un indicio silencioso de que estaba lista para continuar. Edward entendió a la perfección y con movimientos lentos pero profundos fue saliendo y entrando dilatando con cada embestida la vagina de Bella que lo recibía a la perfección, era tan apretada que su verga parecía estar abrazada por un guante.
- Oh Dios nena, eres tan ajustada, tan deliciosa, tan jodidamente perfecta, mmmm, eso nena, así, ahhhhh, sigue así. Sin dejar de embestirla bajó una mano hacia su centro y mientras se retiraba levemente tomó con dos dedos el fluido con sangre y se lo llevó a los labios gimiendo extasiado al saborear el dulce elixir de su mujer.
Bella perdió la poca cordura que le quedaba al ver lo que acababa de hacer Edward, era tan sensual, y empezó a mover más enérgicamente las caderas saliendo al encuentro de las embestidas de Edward. El choque de la carne contra la carne creaba una nueva sinfonía maravillosa que llenaba los oídos de los amantes perdiéndolos cada vez más en la maravillosa locura del máximo placer.
- Más Edward, más, más rápido, más duro, ahhhhhh, si así, así…..
Los embates fueron más rápidos, más duros, más profundos, sin poder controlarse Edward tiró su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos y mordiendo su labio inferior perdido totalmente. Levantó las caderas de Bella y se impulsó más fuerte. Bella ya no aguantaba más y empezó a contraerse en torno a la verga de Edward, le faltaba poco, tan poco, esa bola estaba en su máximo punto y estaba a punto de reventar llevándola hasta el mismo cielo. El vampiro sintió ese ajuste y soltando las caderas de Bella y pasándole las piernas alrededor de su cintura se acercó a su torso, su aroma se estaba haciendo más concentrado, lamió su cuello deleitándose en su pulso que cantaba feliz para él, sólo para él.
No soportó más espera y hundió sus colmillos extasiado de la sangre que se deslizaba con lujuria por su seca garganta. Bebió como sediento el elixir que le regalaba su diosa mientras ambos alcanzaban el orgasmo y tocaban el cielo con los dedos.
Selló su herida y la acunó en sus brazos mientras le acariciaba la espalda. Sin que Bella se diera cuenta escaneó su cuerpo revisando que no le hubiera hecho daño con su fuerza, todo estaba bien, a pesar de todo en ese sentido si se había controlado.
Se arroparon y mientras Edward la acunaba le recitaba rimas de Gustavo Adolfo Bécquer.
Despierta, tiemblo al mirarte,
Dormida, me atrevo a verte,
Por eso, alma de mi alma,
Yo velo mientras tú duermes.
Despierta ríes y al reír tus labios
Inquietos me parecen
Relámpagos de grana que serpean
Sobre un cielo de nieve
Dormida, los extremos de tu boca
Pliega sonrisa leve,
Suave como el rastro luminoso
Que deja el sol que muere.
¡Duerme!
Cuando en la noche te envuelven
Las alas de tul del sueño
Y tus tendidas pestañas
Semejan arcos de ébano,
Por escuchar los latidos
De tu corazón inquieto
Y reclinar tu dormida
Cabeza sobre mi pecho,
Diera alma mía
Cuanto poseo,
¡la luz, el aire
Y el pensamiento¡
Cuando se clavan tus ojos
En un invisible objeto
Y tus labios ilumina
De una sonrisa el reflejo,
Por leer sobre tu frente
El callado pensamiento
Que pasa como nube
Del mar sobre el ancho espejo,
Diera, alma mía,
Cuanto deseo,
¡la fama, el oro,
La gloria, el genio!
Bella se sumió en los brazos de Morfeo escuchando la suave voz de Edward recitar esas rimas tan hermosas, le parecía tan nuevo que Edward tuviera esa sensibilidad, primero para hacerle el amor y ahora para recitarle al oído mientras la acunaba y acariciaba con ternura.
Edward estaba perdido en un mar de emociones que nunca antes había sentido, había sido una experiencia magnífica tomarla como su mujer por fin, era un nuevo hombre, había renacido en los brazos de su ángel, su hermosa mujer, su rebelde.
No podía despegar sus ojos de ella acurrucada en sus brazos, sintiendo su respiración chocando en su pecho, sus piernas fundidas entre las suyas y su brazo alrededor de su cintura, su Bella era tan posesiva y lo reclamaba con cada partícula de su cuerpo.
Lentamente le acariciaba su brazo, su cara, su cabello, era tan hermosa, tan fuerte, tan especial y allí le llegó la imagen de ella peleando en el bar, había sido tan raro, por un momento la desconoció, sintió miedo de ella, miedo por todos los humanos que se encontraban allí, esa violencia, esa ira la había puesto mal, habría jurado que por un momento era otra persona, esa energía que emanó por apenas unos segundos fue totalmente escalofriante, no podía definir muy bien lo que había pasado, era como si ella hubiera estado poseída y lo más extraño de todo fue que sus amigos, esos chicos tan extraños ni pestañearon, estaban embobados mirándola, pero sin pizca de miedo.
Hablaría con la familia, esos chicos merecían el esfuerzo de investigación, sobre todo porque estaban muy conectados con su mujer, averiguaría todo, eso no quedaría así.
Sus pensamientos quedaron suspendidos cuando Bella entre sueños pronunció su nombre y el vampiro olvidó todo, sonriendo la apretó más a su cuerpo mientras besaba su cabello deleitándose con su aroma.
A las dos horas sintió a Bella incómoda y ahí cayó en cuenta de que aparte de estar medianamente adolorida como era natural, él no había tenido la delicadeza de limpiarla, eso era imperdonable, así que se levantó silenciosamente y mojando una toalla con agua tibia procedió a limpiarle la entrepierna, pero al tratar de iniciar el trabajo se quedó paralizado mirándola, Dios, era tan hermosa y su centro era simplemente delicioso, el panorama era perfecto, su centro contenía el flujo de los dos y además estaba teñido con la sangre de su inocencia entregada, dejó la toalla a un lado y mandó todo a la mierda, no pudo aguantar más y acercó su cara al oasis que esperaba por ese sediento.
Primero aspiró lujuriosamente y la pasión recorrió cada partícula de su ser, la miró y ella aún dormía, lentamente, disfrutando cada segundo acercó su boca y lamió sus muslos quitando el rastro de fluidos llegando a su centro caliente y húmedo, era delicioso, putamente contenía el mejor manjar para él, sus flujos y su sangre, el cóctel perfecto que necesitaba para ser feliz por toda su eternidad.
Lamida tras lamida la fue dejando limpia y con una calentura monumental, su falo estaba jodidamente duro. Bella empezó a despertar al sentir tanta calor, tanta, sin estar del todo despierta su cuerpo se arqueó y despertó del todo al escuchar el gruñido.
Al darse cuenta de lo que estaba haciendo Edward rió pasionalmente, la vista era espectacular, ver a Edward perdido entre sus piernas lamiendo como desesperado era muy, muy sensual.
Esa noche la tomó lentamente, porque Bella aún estaba un poco adolorida, él trató de comportarse como un caballero, pero era un puto egoísta y cuando Bella le dijo que quería hacerlo de nuevo él no se negó más y se entregó nuevamente a la pasión que los envolvía.
Se olvidaron de todo y así recibieron el nuevo día amándose, por supuesto los Cullen no estaban allí para ser testigos de esa pasión que calcinaba todo a su alrededor, habían desaparecido en el bosque tan contentos y esperando que ahora todo felicidad, los dos se lo merecían.
Cuando regresaron los amantes aún estaban encerrados, pero estaban descansando, por lo menos Bella. No los molestaron por el resto de la mañana.
Por la tarde bajaron tomados de la mano e irradiando felicidad, todos estaban sorprendidos por esa aura de tranquilidad, amor y pasión que desbordaban los jóvenes, por fin la familia estaba completa y feliz.

martes, 24 de abril de 2012

Rebelde


CAPÍTULO VI.- ODIO, IRA Y ALGO MÁS
BELLA POV
¡Oh no!, que no me viniera con ese discursito de mierda, yo sabía lo que había visto, había pensado que estaría feliz cuando le dijera que había encontrado la solución a su problema, era una buena solución para ambos, él bebería y a mi no me marcaría más, el lazo no se fortalecería más aún, era una buena idea.
Cuando Edward salió le pedí ayuda a Jasper y a regañadientes me instruyó como sacarme sangre y la cantidad exacta para que Edward quedara satisfecho y yo no me secara.
Del estudio de Carlisle sacamos las cosas necesarias y nos pusimos manos a la obra, la cara que puso Jasper al oler mi sangre me dio un poquito de miedo, pero luego se carcajeó diciendo que no me preocupara, no deseaba mi sangre aunque admitía que era muy apetecible, me explicó con calma que cuando se encuentra a tu cantante sólo deseas la sangre de tu pareja, eso ya me lo habían dicho, pero me gustó la forma en que me lo explicó, además ahondó en su historia de amor con Alice, era muy linda, a pesar de que detesto la cursilería.
Una vez terminada la tarea, Jasper me dijo el tiempo que la sangre duraba apetecible en la bolsa, así que me dirigí hacia la discotheque donde había ido Edward, la verdad es que estaba muy cabreada cuando me enteré de que Edward andaba de cacería, no lo quería ver enrollado con ninguna guarra, esperaba llegar a tiempo, además no creo que él hiciera algo así, decía que me amaba y la verdad es que le creía, así que seguramente había salido para apretarme las tuercas y me rindiera a él y su deseo.
Rabia, dolor, incredulidad, odio, fueron algunos de los sentimientos que experimenté cuando vi a Edward enrollándose con esa zorra, estaba bebiendo de ella mientras la fajaba ¿amor por mi?, una putada, maldito vampiro le había descubierto el jueguito, mientras me juraba amor eterno y deseo descarnado él se follaba a otras, claro, quería hacerme lo mismo que le hizo a Tanya, pero conmigo no podía, no sabía aún quién mierda era Bella Swan.
La discusión en casa fue explosiva, dijimos muchas cosas, nos reprochamos otras cuantas, pero mi mente y mi corazón estaban completamente enfurecidos, no entendía razones, no quería entender nada, sólo quería golpear y golpear, la violencia corría a raudales en mi interior y una furia ciega me consumía, había tratado de confiar en él y me defraudó, nuevamente me defraudó.
Él hablaba y hablaba y sólo era consciente de este hecho por que veía cómo su boca se movía, me cerré a escuchar los últimos minutos, sólo golpeaba y golpeaba mi saco, los nudillos ardían y las lágrimas apelotonadas en mis ojos pujaban por salir.
De un momento a otro Edward atravesó la distancia que nos separaba, me empujó contra una pared y sin pedir permiso y sin sentir el más mínimo respeto por mi me alzó hasta quedar a su altura, se metió entre mis piernas acomodando su majestuosa erección contra mi centro y sin cortarse un pelo hundió los colmillos en mi cuello.
- No – grité, no quería esto así, no quería, de verdad que no, no estaba preparada, no así, con rabia y dolor. Sin proponérmelo jadee al sentir la pasión, la sangre corría revolucionada por mis venas dándole el mejor manjar al hombre que gemía como animal mientras bebía de mi.
- No, así no, por favor - volví a gritar mientras las lágrimas que trataba de contener se deslizaban por mis mejillas.
- Si, eres mía y es hora de que te des cuenta que conmigo no se juega niña, serás mía quieras o no – solté un sollozo mientras una de sus manos se coló bajo mi falda y sin tapujos arrancó mis bragas accediendo a mi centro, dos dedos me bombeaban mientras sentía poco a poco el nudo en mi bajo vientre, éste crecía y crecía y sabía que mis gemidos calientes acompañaban a los de Edward, mi resistencia claudicó y me entregué al placer viniéndome en sus dedos, al ocurrir esto se apretó más a mi, pero no paró de mover los dedos, nuevamente sentí mi orgasmo crecer, sus gemidos eran cada vez más fuertes y sus dedos se movían con precisión en mi. Seguía llorando ahora más fuerte que antes, es cierto que lo amaba, lo deseaba y ahora mismo me estaba llevando al cielo, pero lo odiaba al mismo tiempo, no se detuvo cuando le pedí que no lo hiciera, no le importó que estuviera llorando y asustada, a pesar que a veces lo ponía duro a propósito sólo era una niña y no es no.
Al alcanzar mi segundo orgasmo selló la herida y me soltó, sus ojos relucían de un carmesí impresionante y su pecho subía y bajaba con energía.
Me sentía cansada, era mucha la sangre que me faltaba en el cuerpo, sin darme casi cuenta caí al suelo desmadejada, mientras me hacía bolita y lloraba sin control. Edward parpadeó rápidamente y sin dar ninguna explicación salió del dormitorio dejándome enfadada y confundida.
Como pude llegué a mi cama y me dormí llorando en silencio, no podía creer que me había tratado de esa manera, como si fuera una puta, como si tuviera el derecho de tomar de mi cuanto quisiera y sin remordimientos, me usaba como a una zorra y bebía de mi como si fuera una maldita nevera.
Al día siguiente el ambiente era tenso, bajé sólo para desayunar, no tenía ganas de nada y aún estaba muy débil. Edward trató de hablar conmigo, pero esta vez sentí miedo y me refugié en Emmett quien al mirar a Edward le dio una mirada me muerte, me sentía avergonzada por la manera en que Edward me había tratado, sabía que todos se habían enterado, Jasper se encontraba en la casa anoche y había escuchado todo, nadie habló, después de tomar mi desayuno que fue abundante le dije a Carlisle que no iría al colegio, que quería dormir solamente, él asintió con pena y vergüenza.
Así fue mi rutina durante una semana, no hablaba con nadie, el primer día bajé a tomar mis alimentos, pero después de eso bajaba y ponía lo que comería en una bandeja y me iba nuevamente a mi habitación, allí pasaba todo el día recostada divagando, nadie me decía nada, ni siquiera me pasaban las llamadas y mi celular estaba apagado, pasaba todo el día en pijama, estaba melancólica y a veces tocaba mi guitarra canciones tristes y apagadas mientras lloraba.
Después de esa primera semana de autocompasión decidí que ya era suficiente, no le daría el gusto al vampiro de seguir así, de sentirme como la mierda, ya me habían pasado suficientes cosas malas en mi corta vida y me levantaría de nuevo, no dejaría que la pena me consumiera, dejé de llorar y después de una exhausta sesión con mi saco de boxeo y de destrozar la guitarra y casi toda mi habitación salí.
Era de noche y necesitaba salir urgentemente, me valía huevo a quién le molestara mi salida, nadie me detendría, era mi puto derecho salir a reventar el mundo.
Antes de alcanzar la puerta de salida me interceptó Edward, se veía fatal si un jodido Dios del olimpo pudiera verse así. Sus ojos nuevamente se camuflaban bajo las lentillas dándole un color marrón confuso. Me miró con tanta pena, pero ya no me conmovía, ya no me inspiraba más que asco y odio, si antes lo deseaba como una enferma ahora sólo sentía dolor al mirarlo, dolor y rabia.
Trató de decirme algo y acercarse, pero no lo permití, estiré mi brazo con la palma de mi mano extendida dejándole claro que no quería que se acercara y que no me hablara, suspiró y se metió las manos en los bolsillos del pantalón. Pasé por su lado sin mirarlo y salí como un torbellino de la casa.
No fui al bar, en cambio e fui a una discotheque, no a la misma que fue Edward, pero igual de buena.
Quería….quería, no se qué mierda quería hacer, pero quería descargar la rabia que llevaba, así que me dirigí al bar, pedí una botella de tequila y poco a poco me la fui bebiendo. Muchos chicos pasaban y me miraban con cara de estúpidos, pero no existían para mi…..hasta…..que lo vi.
Era un muchacho bien guay, estaba en la pista bailando con una rubia de bote y plástica, el tipo estaba como camión, nunca antes lo había visto, era rubio, cuerpo bien formado, alto, no tanto como….. bueno, era alto y lucía unos músculos de muerte, su ropa estaba bien, un poco pijo para mi gusto, pero era lo mejorcito que había visto hasta ahora.
Seguí bebiendo mientras lo miraba moverse con gracia y sensualidad en la pista, de pronto me miró y sonrió mientras me evaluaba, me sentí bien al leer su apreciación, si, era linda y sexy y el chico lo apreciaba. Le sonreí y la rubia al darse cuenta me fulminó con la mirada, bah, rubia tonta, no era competencia para mi, si quisiera ese tipo ya sería mío, no estaba mal en pensar así, al fin y al cabo a parte de James nunca había tenido otro tipo de relación cercana al noviazgo, James y Jacob eran los únicos con los que me había besado a parte del vampiro.
Después que terminó la última canción el chico se acercó a mi, sonreí internamente, hoy me quería sentir linda, apreciada, quería borrar el sabor amargo de sentirme la zorra de un vampiro.
La conversación con Seth fue muy divertida, el chico era graciosísimo, tenía mi edad y era nuevo, así que compartiríamos clases, además de vivir cerca, muy cerca.
Después de una breve conversación me sacó a bailar y gustosa accedí, el baile se nos dio bien y entre baile y baile terminamos besándonos, sus besos eran tranquilos, suaves, pero me venían bien, no tenían esa pasión arrebatadora y desbocada de Edward, Seth besaba con ternura, con delicadeza y me encantó, sus manos se quedaron quietas en mi cintura y se anotó otro punto al no tratar de fajarme, Seth era todo un caballero.
Salimos de la disco y nos dedicamos a recorrer la ciudad caminando, entre risas y anécdotas nos conocimos un poco más, cada tanto nos besábamos y paseamos tomados de la mano, eso jamás lo había hecho, pero con él me sentía bien, me sentía normal y al mismo tiempo me sentía distinta.
Quizás el hecho de estar con alguien de mi edad por primera vez cambiaba todo, nunca antes permití que James me tomara de la mano como noviecita de pre escolar, pero con Seth era distinto, por el momento.
Me contó que venía desde Chicago con sus padres y una prima que vivía con ellos ya que sus padres habían muerto hace dos años, estaban aburridos de la vida en esa gran cuidad, así que decidieron venirse a Forks buscando estabilidad y paz, llevaban una semana viviendo acá y el próximo lunes se integraban a las clases. Su padre era abogado y su madre dueña de casa.
Le hice un resumen corto de mi vida en el internado y de los Cullen, claro que obvié su naturaleza y a Edward no lo nombré para nada. Las horas fueron pasando y llegamos a un pub, entramos y bebimos un poco más, la verdad es que ya estaba bastante pasadita de copas, pero a la mierda me dije, la estaba pasando como nunca antes.
Entre copas Seth me pasó una pastilla y le sonreí con agradecimiento, sabía perfectamente que tipo de pastilla era, hace tiempo que no las tomaba y me venía bien, así que sin reflexionar mucho la tomé.
Al poco raro nos reíamos solos y escandalosamente, a puros botes llegamos a mi casa, no podíamos parar de reír y es que Seth salía con unas cosas muy cómicas, él también había consumido, así que estábamos en igualdad de condiciones, bueno, yo un poquito más, ya que había bebido mucho más que él.
Me contaba de sus aventuras en Chicago y de sus amigos. Cuando llegamos a la puerta de mi casa nos tropezamos y caímos al suelo estrepitosamente quedando yo encima de él. Era tan lindo y tenía la mente tan enturbiada que no me aguanté y lo besé como si la vida se me fuera en ese beso, por supuesto él me correspondió abrazándome con fuerza.
De pronto la puerta se abrió de golpe y con Seth alzamos la vista, Edward nos miraba con cara de odio y apretaba los puños con fuerza, mierda, nos estábamos besando en la puerta de la casa del vampiro que me reclamaba como suya, mierda, mierda, mierda, pero de nuevo mi mente se perdió y me puse a reír como histérica. Me paré como pude y ayudé a Seth a que hiciera lo mismo, Edward no decía nada, sólo nos miraba de hito en hito.
Ignorando al personaje de cuentos de terror me giré hacia Seth para despedirme, le di mi número de celular y del teléfono fijo, nos dimos otro beso, pero cortito y Seth se despidió guiñándome un ojo y gritando a todo pulmón que había conocido a la chica más hermosa del mundo.
Riéndome de la tontería que acababa de pasar entré a la casa todavía ignorando a Edward que apretaba el borde de la puerta con rabia.
Al entrar a la sala sentí los pasos del vampiro tras de mi y me apresuré a mi dormitorio, no alcancé a llegar cuando Edward me tomó de la muñeca y me acercó a él, como pude traté de alejarlo, pero fue en vano, me acercó más a él y me olió sin dejar de mirarme con rabia mezclada con pena, ja, que se metiera la pena en el culo.
- Suéltame idiota – le grité, me tenía cabreada
- Por lo menos me hablas, además ¿qué mierda consumiste?, estás evidentemente borracha y drogada y ese tipo ¿quién mierda es?
- No te importa quién sea, a la única que debe importarle es a mi, déjame de una maldita vez en paz
- No, no entiendes, debemos hablar de lo que pasó
- No, no tenemos nada de que hablar, no quiero que me hables, no quiero que me mires, no quiero tenerte cerca.
- Eres mi cantante – gritó enojado
- Y me tratas como a una puta nevera – sus ojos se entristecieron y abría y cerraba la boca en busca de palabras que yo no quería escuchar – nunca te perdonaré que me trataras como a una zorra, me das asco, te odio, te odio – grité mientras le golpeaba el pecho llorando de rabia y cayendo al suelo arrodillada
- Lo siento tanto Bella, ese día no estaba en mis cabales y lament…
- Nooooo – grité – no quiero escucharte, me dañaste, me utilizaste, me ultrajaste.
En seguida llegaron los Cullen en masa y me rodearon, las chicas me abrazaron y los chicos miraban desafiantes a Edward.
- te odio Edward, así que no intentes tratarme nuevamente como tu zorra personal, para eso anda y búscate a otra – dije entrando al dormitorio seguida de Alice y Rose. Pude escuchar claramente que Carlisle reprendía duramente a Edward y le decían que ya estaba advertido.
Apenas puse la cabeza en la almohada caí rendida en un sueño que empezó lindo, pero de a poco la cara que me miraba con amor y devoción se transformó en la de un demonio aterrador que me mataba inflingiendo un dolor tremendo, yo sólo gritaba que dejara de hacerme sufrir, que me matara de una vez, pero el demonio se regocijaba de mi dolor y seguía torturándome, estaba al borde de la muerte, sentía como mi fuerza se perdía en la bruma de la inconsciencia y con un último grito caí en un abismo negro.
Desperté gritando y completamente sudada, mi respiración era tan agitada que apenas podía hacer entrar aire a mis pulmones, mis mejillas estaban mojadas producto del llanto.
No alcancé a pararme para ir al baño cuando mi puerta se abrió y entró Jasper. Me abrazó fuertemente a su cuerpo mientras yo sólo temblaba de miedo, así nos quedamos un buen tiempo, pero a medida que me calmaba emocionalmente la parte física se sentía como la mierda, las nauseas se apoderaron de mi sistema y a trompicones me deshice del abrazo de Jasper para correr al baño.
Mi cuerpo no daba más, me sentía cansada y la garganta me ardía de lo mucho que había vomitado, la espalda me dolía horrorosamente por contorsionarse, el sudor bañaba todo mi cuerpo, el que sentía muy caliente.
Jasper delicadamente me sobaba la espalda y me ayudó a levantarme, a lavarme para llevarme nuevamente a la cama, una vez acostada llamó a Carlisle, al parecer estaba con mucha fiebre.
Carlisle me inyectó y me dejó descansar diciendo que no iría al colegio hasta que me recuperara, creo que no alcancé a contestarle porque ya estaba dormida.
EDWARD POV
Maldición, estaba total y completamente jodido, lo que le había echo a Bella no tenía nombre, bueno más bien si, la había violentado sexualmente, la forcé mientras bebía de ella. No se qué mierda fue lo que pasó, sólo que mi mente se nubló y no puede racionalizar de lo que estaba haciendo, fui un maldito animal, merecía morir por lo que le hice, ahora si la había perdido para siempre, es más deseaba que nunca me perdonara, no la merecía.
A pesar de todo la amaba, la amaba tanto y me dolía ver como día a día sus ojos se apagaban cada vez más, ya no sonreía y cuando lo hacía eran sonrisas falsas que no le llegaban a los ojos, estaba más delgada y pasaba todo el día en su habitación llorando.
Cada lágrima que derramaba era como una cuchillada en mi muerto corazón, lloraba sin lágrimas con ella, quería acercarme y tratar de pedirle disculpas, pero cada vez que intentaba acercarme ella se ponía tensa y en sus ojos reflejaba el miedo que sentía hacia mi, me dolía como la mierda esas reacciones suyas, pero me lo tenía bien merecido, nada de lo que hiciera me haría sentir mejor, yo mismo jamás me podría perdonar.
Con mi familia las relaciones eran más que tensas e incluso Emmet y Jasper me habían golpeado por tratar a Bella de esa manera, por supuesto no me defendí, las chicas no me hablaban y mis padres dijeron que estaban muy decepcionados con mi proceder, que nunca pensaron que fuera a actuar de esa manera, menos con Bella. Me dolieron cada una de sus palabras y sollocé como niño pequeño cuando Carlisle me dijo que dejara en paz a Bella o la mandaría lejos donde nunca la podría encontrar.
Le prometí que la dejaría en paz, cualquier cosa con tal de tenerla cerca, aunque me odie me conformaba con verla de lejos.
Cuando la vi con intención de salir después de haber escuchado como destrozaba su habitación la intercepté, no tenía ningún derecho de hacerlo, pero me preocupaba que saliera en ese estado, pero no dejó que dijera nada y salió, iba a seguirla para asegurarme que estuviera bien, pero mi familia, especialmente Rose me insultó diciendo que no tenía ningún derecho de estar cerca de ella, que la dejara en paz.
A regañadientes y con la culpa que cargaba me quedé en casa destrozando mi cabeza pensando en ella y en que estuviera bien.
Lo que nunca imaginé fue verla llegar en ese estado y con ese idiota de mierda, venía borracha y drogada, más encima se estaban besando cuando abrí la puerta, quería desesperadamente destrozar al chico que se atrevía a tocarla y besarla de esa manera, pero me contuve, yo había ocasionado todo este embrollo, me lo merecía, el dolor era tanto que pensé que me partiría en dos.
Cuando la alcancé y traté de hablar con ella me dejó estupefacto con las palabras que me dirigía, me las merecía todas y más, pero eso no dejaba de doler como la mierda, sus ojos relampagueaban con tanto odio hacia mi que me quedé quieto mientras ella se descargaba contra mi pecho, quería besarla y consolarla, pero yo era el causante de esa pena y rabia que cargaba.
Cuando entró en su habitación nuevamente Carlisle que amenazó con llevarse lejos a Bella.
Esa noche fue terrible, la escucha llorar en sueños y cuando empezaron los gritos y el llanto pensé que moriría, quería correr y acunarla en mis brazos, pero sabía que esa pesadilla yo la había ocasionado, cuando gritó que la matara, que no aguantaba el dolor jalé mi cabello y sollocé sin control.
No pude aguantar más y corrí al bosque como un demonio, a gritar mi frustración y mi pena, ella sufría y sentía ese sufrimiento en cada partícula de mi ser.
Las horas pasaron y cuando llegué a casa me encontré con que Bella estaba enferma, tenía fiebre muy alta y Carlisle la había inyectado, ahora dormía.
Las miradas de mis hermanos y padres se clavaron en mi cuerpo como filosas cuchilladas, podía leer sus mentes y me regalaban insultos del más alto calibre.
Bella estaba profundamente dormida, pero a los pocos minutos empezó a delirar mientras con cada susurro suyo yo me hundía más en el dolor, en la desesperación.
Ella rogaba que la dejara en paz, lloraba pidiendo que no la lastimara, que ahora era una puta, una zorra más. No, ella no era así, nunca quise tratarla de esa manera, me equivoqué, perdí mi norte y las consecuencias de mis actos las estábamos pagando todos.
Los días pasaron lentamente y Bella por fin estaba mejor, ahora ya salía nuevamente de la habitación, pero pasaba casi todo el día fuera. Se que se estaba relacionando cada vez más con ese chico, podía olerlo en su ropa y los celos me roían poco a poco cada vez de manera más fuerte. No podía reprocharle nada, ella estaba en todo su derecho, yo la había defraudado, traicioné lo que pudo ser el amor más bonito del mundo.
Pero no me daba por vencido, poco a poco empecé a tratar de ganarme nuevamente su atención, en un principio no me daba bola, pero de a poco al parecer notó que no trataba de controlarla, aunque ganas no me faltaban, mi especie era dominante y egoísta por naturaleza, sobretodo si se trataba de tu cantante, pero controlando mi furia y deseo me fui acercando de a poquito nuevamente.
En un principio me miraba con terror, después con desconfianza y ahora me miraba como se mira a un pariente que le es indiferente totalmente, pero algo es algo ¿no?, por lo menos ya no me mira con odio, aunque el odio es un sentimiento apasionado y la indiferencia no es nada, ¡mierda!.
Empecé a espiarla otra vez, cada día llegaba con alcohol y drogas en el cuerpo, no en exceso, pero era alarmante su estado, ese maldito chico le proporcionaba una vía de escape, pero era la vía equivocada.
Mi familia estaba loca de remate, se que me porté como la mierda y no me dejaban interferir, pero ellos tampoco lo hacían, y tenía un miedo atroz que un día se le pasara la mano y muriera por sobredosis.
Ante tanta preocupación casi no sentía sed de su sangre, me conformaba con la de los animales, pero se que pronto tendría que consumir de algún humano y Bella estaba totalmente fuera de mi dieta.
BELLA POV
Las cosas estaban un poco mejor, si bien es cierto en casa las relaciones ya no estaban tan tensas, no era lo mismo de antes y en cierta medida me sentía culpable, antes ellos eran tan felices y llegué a cagar todo.
Seth, era un chico estupendo, aunque se que no era el mejor amigo por el momento era lo que necesitaba, pasábamos casi todo el día juntos, en el colegio y después en su casa, su prima Alizze era una chica un tanto rara, pero muy simpática, a veces salía con unas cosas que hacían que el vello de mi nuca se erizara. Seth decía que no le hiciera caso, que era una bruja frustrada y después reía, pero si existían los vampiros, no era de extrañarse que lo hicieran las brujas.
A veces salía con comentarios como: "Bella, tu destino es incierto, pero será muy doloroso", "dentro de poco te rendirás al amor y empezará tu infierno", "tu carne se desprenderá de tu cuerpo, tus lágrimas inundarán los cielos y tu sangre derramada bañará la antigua tierra", "todo por traición, el amor te traicionará, te matará cuando menos lo esperes".
Esas frases se arremolinaban en mi mente, pero decidí que la chica estaba medio loca y no le prestaba atención. Al menos por el momento.
De todas maneras los tres hicimos un equipo genial, con Seth decidimos que nada de romance ni besos, pero cuando teníamos la mente embotada igual nos dábamos unos que otros besos, pero no nos enrollábamos demasiado, además él se había dado cuenta y había escuchado los rumores de mi extraña relación con Edward, así que le conté lo que había pasado, claro que dejando el vampirismo de lado.
Edward fue otra sorpresa, se que se moría por reclamarme la relación que mantenía con Seth, además de las drogas y todo el descontrol que tenía ahora en mi vida, pero se controlaba y se mordía la lengua, se que trataba de ganarse mi confianza nuevamente y aunque las cosas nunca fueran a ser como el deseaba estaba empezando a respetar un poquito su control.
Salía casi todas las noches de fiesta y si bien es cierto que estaba un poco mejor la relación con Edward, a veces sentía que no había expresado toda mi rabia, a veces quería destruir todo a mi alrededor, sentía una ira que sabía no era normal, una fuerza en mi interior que me pedía violencia, destrucción y me asustaba de muerte.
Hoy era uno de esos días, desde que desperté temprano en la mañana sentía esa violencia interna a punto de explotar de la peor manera, tomé dos pastillas, pero no me calmaron, pasé dos horas dándole al saco y nada, la ira y un sentimiento de excitación unido a esta ira me tenían en el límite.
Necesitaba salir, necesitaba hacer algo, el saco no era suficiente, las drogas no me calmaban, sentía mi respiración agitada y deseaba pelear…..deseaba sangre, deseaba violencia.
Salí a quemar llantas en la moto de Edward, no me importó que trataran de hacerme desistir, los Cullen al parecer sabían de mi estado desequilibrado, pero les dije que volvía pronto.
Por horas corrí como loca en la moto, pero no me podía calmar, necesitaba más, algo más duro, necesitaba adrenalina de verdad.
Me fui al bar después de llamar a Seth y Alizze. Cuando llegaron ya llevaba varias copas encima, faltaban dos horas para abrir al público y los chicos de la banda ya estaban preparando los instrumentos.
Me subí al escenario, probé la guitarra y dejamos todo listo para la actuación.
Al abrir las puertas ya habían muchas personas esperando a entrar, así que en poco tiempo las mesas estaban llenas.
Una vez en el escenario hice mi magia, la música fluía y la gente coreaba las canciones, pero no estaba satisfecha, por el rabillo del ojo vi a Edward apostado en un rincón, me miraba con tanto amor y remordimientos, pero no iba a ceder, no, no, no.
Seguí cantando y tocando la guitarra, canción tras canción. Ya estaba por terminar y dejé la guitarra colgando, ahora sólo cantaría, necesitaba mis manos libres para la canción con la que iba a cerrar.
La canción comenzó y la gente se volvió loca, fuck authority, era mi cierre y mientras cantaba levantaba mis dedos medios mientras saltaba cantando con toda mi alma y mi furia, los ojos de Edward estaban como platos abiertos y mis dos amigos no estaban en mejor situación, mi cuerpo se movía con fluidez y mi voz sonaba fuerte, con desprecio y asco.
Cuando terminé de cantar estaba cansada y mi respiración era dificultosa. Estaba bajándome del escenario cuando unos tipos que estaban entre las primeras mesas me quedaron mirando de arriba abajo, uno de ellos dijo bien alto "ahora veo porque Cullen anda como perrito faldero vuelto loco, la chiquilla debe ser excelente montándolo" y soltaron las carcajadas.
Ese fue mi punto de quiebre, era lo que necesitaba para desahogarme, casi sin darme cuenta me arrojé encima del tipo, la adrenalina corría por mis venas, no se cuanto tiempo estuve golpeando, pero creo que fue mucho, los amigos del tipo no se inmiscuyeron, no se el motivo, fácilmente me hubieran reducido, eran seis, pero golpe tras golpe iba descargando mi furia, me sentía exultante, poderosa.
Cuando dejé al tipo tirado en un charco de sangre reí mientras veía mis manos manchada de sangre, inhalé aire fuertemente y miré alrededor, el local estaba casi vacío, digo casi, porque Edward estaba al lado mío y me miraba de manera rara, veía asombro y ¿temor?, se empezó a acercar lentamente con las manos en alto, tratando de calmarme, miré hacia donde estaban mis amigos, ellos se veían bien, relajados, como si lo que acababa de hacer fuera normal, no habían más personas que ellos.
- Bella, princesa todo va a estar bien, no te haré daño, deja que me acerque – Edward hablaba pausadamente, como si yo fuera el enemigo, un peligro para él.
- Nena, escúchame por favor ven conmigo, vamos a casa, todo va a estar bien – seguía hablando
- ¿por qué me hablas como si yo fuera retardada?, te entendí la primera vez y no estoy sorda para que repitas como loro.
Pero no quería estar con él, no quería su compañía, estaba confundida, no se que había pasado, pero era como si otra persona me poseyera, como otra yo.
Empecé a temblar y las lágrimas se desbordaron, me abracé y caí al piso sollozando. Inmediatamente sentí los brazos de Edward rodearme mientras me levantaba en vilo y salía del bar.
Mis amigos se quedaron a un costado, me sonrieron y se fueron sin decir nada. Al llegar a casa subimos inmediatamente a mi dormitorio, los Cullen nos miraron, pero Edward negó con la cabeza y nadie interfirió.
Me aferraba a él con fuerza, estaba mal, pero lo necesitaba, estaba confundida, pero me sentía confortada en sus brazos, él me contenía mientras me susurraba palabras cariñosas, nadie nunca me había dicho cosas bonitas, ya no sentía que fueran palabras cursis, eran hermosas.
Se sentó en la cama y me abrazó con fuerza mientras besaba mi pelo, mis mejillas, mi frente y finalmente mis labios, el beso fue tierno, delicado, Edward nunca me había besado así y supe que ya no podía negar más el amor que nos unía, el lazo era indestructible y con mi renuencia sólo nos estaba dañando a los dos, a todos.
Me rendí en sus brazos y lentamente nos acostamos disfrutando de más besos dulces, casi castos.
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En el bosque bajo un árbol dos jóvenes hablaban nerviosos, lo que habían presenciado confirmaban lo que era casi seguro, la chica era a la que buscaban, Renne había fallado en protegerla y ahora ellos habían fallado también, el lazo con el vampiro era demasiado fuerte, lo habían comprobado, sus destinos estaban ahora más que nunca trazados y marcados por el dolor, por el sufrimiento. Nunca habían tenido oportunidad, pero no querían perder las esperanzas hasta encontrarla y protegerla, pero ya era tarde, fuerzas antiguas, violencia, fortaleza, determinación, ira corrían por las venas de la pequeña Bella.
Esa noche habían visto con fascinación y con temor al mismo tiempo la verdadera naturaleza de Bella, porque cuando desató la furia de su interior la marca imperceptible para los demás ojos tanto humanos como los demás seres inmortales fue clara para ellos, la marca duró aproximadamente dos segundos en su piel antes de desaparecer, pero fue suficiente para poner una carta más de la baraja en el intrincado destino de la pobre muchacha.
Ahora sólo debían esperar a que el caos llegara, el mundo sobrenatural empezaba a desmoronarse, la muchacha había aceptado al vampiro en su vida, se iba a entregar a él, sería su mujer y por ello sufriría lo indecible arrastrando a todos los clanes por su decisión.
Ellos no debían juzgarla, su deber era protegerla lo que más pudieran, pero sin intervenir en su futuro, lo que era una completa mierda, ya que si por ellos fuera se la llevarían lejos, donde no le hicieran daño.
Seth y Alizze tomaron sus medallones de luz y comunicaron las noticias recibiendo al mismo tiempo las instrucciones a seguir.

jueves, 19 de abril de 2012

REBELDE

Hello mis angeles hermosos aqui les dejo un cap mas , perdon por no actualizar seguido pero he tenido mucho trabajo , les mando mil besitos a todas y por fiss comenten.....
Angel of the dark
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CAPÍTULO V.- REBELDÍA EN SU MÁXIMA EXPRESIÓNBELLA POV
Había pasado un mes desde aquel caótico despertar, me dejé llevar por el dolor que sentía por la grave discusión entre James y yo, me dijo tantas cosas terribles, juro que nunca lo había visto así de furioso, lo que le conté a Edward ese día no fue nada en comparación a las cosas que me dijo James, me llamó de todo, utilizó las palabras más repugnantes para referirse a mi persona y todo porque había visto y escuchado a Edward cuando había gritado que yo era de él, claro que ese rencor por Edward venía desde hace tiempo y sin conocerlo lo odiaba, siempre pensé que era porque él sabía como Edward y Tanya me trataban, pero ese día dijo que desde que me vine a vivir con los Cullen él se dio cuenta del cambio operado en mi, dijo que cada vez que yo despotricaba en contra de Edward él se daba cuenta de que algo más pasaba allí y que ese día en el bar le quedó claro todo.
Traté de negar sus acusaciones de mi supuesto romance con Edward, pero él insistió en que yo lo engañaba, me llamó zorra, y dijo que era estúpida al haberme enamorado de un tipo como él. Hasta ahí me llegó la paciencia y lo neutralicé con mi mejor vocabulario, lo mandé a la mierda y le dije que no quería verlo nunca más en mi vida, que esperaba que se pudriera en el maldito infierno y que cuando eso pasara yo bailaría desnuda en su tumba cantando de felicidad.
Si soy una maldita perra cuando me provocan, él mejor que nadie me conocía y no podía creer que él pensara que yo le era infiel, aunque la palabra infiel no debería caer en nuestra "relación", ya que éramos sólo amigos, además qué mierda se creía él para criticarme si ese fuera el caso, él siempre ha tenido una muy activa vida sexual sin importarle en ocultar sus aventuras de mi, es más se vanagloriaba en mi presencia de sus conquistas, a mi nunca me molestó, total no éramos una pareja normal de enamorados, pero tratarme así, eso no, quedó de una pieza cuando le grité todo lo que se merecía y después de decirle que no quería verlo nunca más me largué hacia la casa.
Estaba furiosa, pero sobretodo triste, a pesar de todo éramos amigos y me había hecho daño con sus palabras.
Después de conversar con Edward me sentí algo mejor y descubrí que no era tan pesado como pensaba, pero cuando me llevó al dormitorio quedó la cagada, perdí mi norte y terminé experimentando lo mejor de mi vida en sus manos, sus caricias me volvieron loca, nunca había sentido tanta pasión, tanta lujuria, es más, si soy sincera si Edward hubiera querido follarme lo hubiera permitido, estaba tan fuera de este mundo.
Pero al despertar pensé que lo vivido la noche anterior había sido un sueño, pero pronto comprobé que no era un sueño sino una realidad a la que había jurado nunca permitir.
La discusión con Edward fue épica, se que soy una perra, podía ver el dolor que mis palabras le causaban, pero todo lo que dije fue verdad, no quería ese futuro que él pintaba para mi, yo quería ser libre y él nunca permitiría eso, él siempre querría dominarme y yo no servía para el papel de mujercita resignada.
Cuando se marchó rompiendo la puerta me apresuré temblorosa a bañarme, al salir de la ducha ya un poco más calmada me encontré con las tres mujeres Cullen en mi habitación. Me miraban con pena.
La conversación con ellas fue un tanto vergonzosa, ya sabían lo que había ocurrido la noche anterior entre nosotros y también sobre nuestra discusión, no me reprocharon nada, pero sabía que ellas y toda la familia encontraban muy normal que Edward me reclamara como una posesión.
Me mimaron e incluso hicieron bromas de que habían tenido que salir casi volando para no ser testigos de nuestro arrebato de pasión. Sonrojada les conté que yo nunca había hecho nada así antes a lo que ellas respondieron que sabían, que hace tiempo se habían dado cuenta que entre James y yo no existía ese tipo de relación.
Dónde estuviera, hiciera lo que hiciera, me encontrara con quien me encontrara siempre lo sentí cerca de mí, se que me seguía, que me espiaba, que entraba en mi habitación cuando dormía. Seguía todos mis pasos, me molestaba sobremanera que no me dejara en paz, pero fingía no darme cuenta de nada, así evitaba la discusión, porque ni para eso quería dirigirle la palabra, en estos momentos nuestra comunicación era totalmente nula.
Siempre me buscaba, trataba de entablar conversación conmigo, preguntarme algo, pero lo cortaba antes de decir nada, se que cada vez estaba más frustrado, más enojado con mi actitud y eso me encantaba, me gustaba verlo enojado por mi desprecio, yo viví harto tiempo sintiéndome así.
Con James tampoco hablaba y aunque me llamaba a diario, nunca le contestaba las llamadas, me dejaba también varios mensajes de texto y sólo leí el primero que decía que estaba arrepentido de haberme insultado, que le diera otra oportunidad, que no la cagaría más, que confiaría en mi, etc, puras mierdas, lo borré inmediatamente y nunca más leí los mensajes a diario que me dejaba, simplemente los borraba, creo que necesito otro móvil.
Jacob y los chicos del internado me llamaban y a mi amigo le conté todo lo que pasó con James, estaba furioso con él, dijo que cuando lo viera le partiría la cara por haberme tratado de esa manera, le respondí que no valía la pena, pero se que Jacob no se quedaría con los brazos cruzados.
Ahora estaba en clases y definitivamente matemáticas no era mi fuerte, además para qué mierda estudiaba si yo sólo quería recorrer el mundo con mi guitarra.
A la salida de clases en el parking nos juntamos con mis amigos planeando una salida de copas, muchas copas, ellos ya sabían de mi actividad favorita y querían oírme cantar y tocar guitarra, así que nos juntaríamos en el bar. Sentí la presencia de Edward y se que había escuchado mis planes y se también que eso le reventaba, pero nada me podía importar menos.
Es cierto que no he podido olvidar lo que esa noche me hizo sentir y que a diario sueño con esa experiencia, pero no iba a sucumbir nuevamente, ese era un tema cerrado para mi y aunque me muriera por volver a sentir su labios, sus colmillos y su cuerpo enredado con el mío no permitiría que volviera a ocurrir.
Él se estaba portando muy bien, nunca más trajo a mujeres a la casa y se por las bromas de Emmett que tampoco las veía fuera de ella, el vampiro caliente y ávido de sexo que había conocido ahora era célibe y en el fondo no puedo negar que eso me produce satisfacción, a veces creo que estoy loca por los pensamientos tan encontrados que tengo hacia él. Además ahora se vestía como tanto me gustaba, cada día era una tortura silenciosa verlo tan jodidamente sexy con la ropa que usaba, además las miradas que me daba me producía corrientazos de electricidad por todo el cuerpo y alojándose en mi centro, se que él sabía lo que producía porque podía oler mi excitación y porque casi babeaba cuando lo miraba, pero de ahí no pasaba.
Cuando estaba en casa prácticamente me la pasaba encerrada en mi habitación, escuchaba música a todo volumen, practicaba por horas con mi saco de boxear para aligerar el estrés y tocaba mi guitarra de forma furiosa para sacarme la necesidad que sentía por él. Me habían llamado la atención en casa porque estaba fumando mucho y es que eso me relajaba enormemente cuando mis otras actividades no mermaban mis pensamientos lujuriosos.
La noche de copas llegó y la pasé de maravilla con los chicos, al principio estaban un tanto asustados por el ambiente del bar, ellos son muy pijos y este ambiente para ellos era desconocido, pero los alenté de que nada les pasaría.
Mientras bebíamos nuevamente sentí a Edward cerca, ¿acaso no tenía nada más importante que hacer que estar espiándome?.
Lo ignoré como siempre. La hora llegó y subí al escenario, canté fenomenal, como siempre, el público estaba enardecido y mis amigos me miraban con cara de bobos, no podían creer que esta enana lo hiciera tan bien, de refilón vi a mi vampiro, me miraba atentamente y a ratos miraba con cara de asesino serial a algunos hombres del público.
Mi actuación continuó, al final canté I love rock and roll, love is paint de Joan Jett, Smell like teen spirit, where did you sleep last night y lithium de nirvana y rematé con kosmic blues de Janis Joplin.
Cuando me estaba bajando del escenario un tipo trató de agarrarme el culo, pero no alcanzó, ya que el vampiro celópata llegó antes y le quebró la mano antes de ponerme un dedo encima, lo miré con incredulidad, yo podía defenderme sola, nadie le pidió ayuda, menos mal que nadie se dio cuenta de lo que había pasado, al menos la parte en que el tipo terminó con la mano destruida.
Edward me miró con rabia, él no aprobaba que estuviera en este lugar, pero me importaba mierda, él no era nadie para prohibirme algo.
Seguí caminando hacia donde estaban mis amigos, las chicas miraban a lo lejos a Edward con cara de tontas, claro, el vampiro era espectacular.
- Bella dime que conoces a ese bombón – dijo Melissa, ella no conocía a mucha gente del pueblo, así que no conocía a "mi familia"
- Meli, ese bombón vive con Bella – le contestó Jessica – ¿no es genial?, el tipo está que se cae de bueno, además supe que está soltero, dejó a la odiosa de su novia ¿sabes por qué fue Bella? – Dios, esa chica era muy simpática, pero era una cotilla de primera
- Sólo se que se largó, esa zorra me caía muy mal, menos mal que se fue – dije con desprecio
- ¿lo has visto desnudo o en ropa interior?, describe ese momento, debe ser alucinante verlo así, con ese cuerpo que se gasta – a lo lejos escuché la carcajada de Edward, estaba pendiente de la conversación, yo me estaba poniendo de muy mal humor con las preguntas impertinentes de Jess.
- No quiero hablar de Edward Jess
- Por favor Bella, contesta lo que te pregunté, después te dejo tranquila, por favor, por favor.
- Segura que no preguntarás nunca nada más de Edward si respondo
- Si, si
- Ok, si lo he visto con ropa interior y desnudo también, tiene un cuerpo glorioso, pero lo mejor es que besa como los dioses, sus dedos son mágicos cuando se introducen en tu coño y su lengua te da los mejores orgasmos del mundo ¿contenta? – dije como si hablara del tiempo, todos me miraban con cara de estupefacción, incluso Edward se giró y me quedó mirando como idiota, sonreí tiernamente, Jessica quería saber más, pero la paré.
- Eres mi ídola - dijeron las chicas al unísono y los chicos bufaron, Edward en cambio tenía una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Son novios o algo así? – carajo, Jessica no entendía que no quería hablar más del tema.
- ¿Me ves con cara de tener novio?, no, no somos novios ni nada por el estilo, nunca lo he tenido y nunca lo tendré.
Me di cuenta en qué momento Edward se iba acercando, ya que las chicas miraban en su dirección con cara de estúpidas, quería partirles la cara de bobas que tenían.
Edward llegó a la mesa y lentamente inclinó la cabeza y pasó la lengua desde mi cuello hasta mi mejilla de manera muy, muy caliente y sin despegar los ojos de las chicas que ya babeaban e híper ventilaban. Me quedé estática, no pensé que Edward fuera a hacer algo así en público, mi respiración se agitó y la humedad en mi centro se hizo presente mientras Edward se incorporaba mientras acariciaba mis brazos muy lentamente. Me sonrió como niño pillado en travesura.
- Mmmmm, deliciosa, siempre deliciosa y mía. Adiós chicas – les dijo sonriendo torcidamente, me miró con picardía – Bella nos vemos en casa cariño – me guiñó y se fue riéndose a carcajadas.
Maldito cabrón, me tomó desprevenida, además dejó claro que lo que había dicho de que no éramos nada era una mentira, joder, ahora no me dejarán tranquila con el asuntito. Miré a las chicas y suspiraban en dirección por donde se había ido Edward.
- ¿Segura que no son nada? – preguntó Jessica sonriendo
- No, ese maldito cabrón me va a escuchar en casa
- Bella, por Dios, tienes al chico más caliente en tus manos y no lo quieres aprovechar, espabila, ese hombre es un verdadero bombón, aprovecha
- No – les di mi mirada de púdrete para que pararan con el temita.
Después de ese incidente empezó a hacer más público su atención hacia mi, me iba a buscar al colegio y llevaba flores, chocolates y todas esas mierdas de noviecitos de pre escolar, todos en el colegio me miraban, ya que Edward era considerado algo así como un Dios, si antes las chicas me odiaban, ahora lo hacían más, yo por mi parte no le daba ni la hora a Cullen, odiaba todas esas mierdas románticas y un buen día se lo dije bien clarito. Él me miró sonriendo alegando que las odiaba porque nadie me había tratado de conquistar como correspondía, que yo era una princesa y a las princesas se les conquistaba con amor y dedicación, uf, aparte de vampiro me salió poeta el maldito cursi, no pude aguantar y me reí en su cara de tarado, si pensaba que me derretiría con su discursito, por la cara que puso tengo que reconocer que fui un poquito cruel, pero que se joda, él sabía que no me iban esas mierdas.
De todas maneras no se dio por vencido y todos los putos días me esperaba a la salida, nunca le hacía caso, no me iba con él, mis amigas me decían de todo menos que era bonita y todo por ignorar al Dios griego.
Por petición de Jasper Esme había remodelado una habitación bastante grande en la parte posterior de la casa y había montado un magnífico gimnasio, pobre Jasper no daba más con la lujuria y el estrés que recibía tanto de mi como de Edward y eso le traía problemas con Alice que aunque no se quejaba a veces le daba un poco de pudor que Jasper motivado por nuestra calentura la tomara en cualquier parte de la casa. Ella me había dicho que estaba fascinada por el hecho de que Jasper ahora era más creativo a la hora de amarla, mucho más que antes, pero en un par de ocasiones había sido muy incómodo cuando al correrse había gritado mi nombre ya que en ese momento captaba toda la lujuria de Edward.
Ese día me había levantado temprano y estaba limpiando la moto y por supuesto mi atuendo no dejaba nada a la imaginación, un short de jeans bastante corto y deshilachado, una polera negra estampada con la familia Adams y como era larga la había anudado dejando libre mi cintura. Todo había comenzado muy inocente.
Mientras limpiaba la moto conecté mi ipod y escuchaba a muse, Dios, el vocalista me ponía caliente, esa voz rasgada y erótica hicieron efecto en mi cuerpo y empecé a mover las caderas mientras mi cabeza fantaseaba con follar con Edward con la música de muse de fondo, Dios, eso sería magistral.
De reojo vi a Edward como siempre observándome a escondidas, lo ignoré como siempre, pero casi me corro cuando vi lo que estaba haciendo, él pensaba que no lo había visto y se masajeaba su polla dura por encima del pantalón, esa visión y la música me volvieron loca, acentué mis movimientos, me agachaba levantando el culo, movía las caderas y al igual que en las películas de adolescentes calientes mojé la polera y aunque por el color no se transparentaba si marcada mis duros pezones al no llevar sujetador, además que con su visión para él era más que claro la forma en que se marcaban mis senos, miré de reojo y por primera vez vi una polla, Dios, él se había abierto la bragueta del pantalón y su polla erecta la frotada rápidamente en una de sus manos, era tan grande, gruesa, deliciosa y podía apostar a que estaba húmeda, se me secó la garganta y las bragas las tenía más mojada que mi polera, en un arrebato de lujuria metí la mano en mi short y acaricié mi clítoris húmedo e hinchado gimiendo de satisfacción y ahí fue cuando oí el gruñido de Edward, se había corrido mirándome.
En ese momento me di cuenta de la mierda que había hecho y traté de entrar a la casa, pero justo cuando estaba por entrar vi a los Cullen salir pitando de allí, Emmett me lanzó una mirada divertida mientras me guiñaba el ojo.
- ¡Joder Bella!, entre tú y Edward van a dejar a la pobre Alice postrada en cama para la eternidad, no te aconsejo entrar si no quieres presenciar sexo vampírico desenfrenado jajajajaja.
Me morí de vergüenza y me iba a marchar hacia el bosque que lindaba con la casa, pero Rose me gritó que no fuera por allí, que Edward se encontraba cerca y no era recomendable que estuviéramos a poca distancia, a no ser que quisiera quitarle la calentura que aún tenía su hermano.
Después de eso no dejan de molestarnos en casa, especialmente Emmett que sacaba a colación el acto de Edward dejándonos a los dos avergonzados y a Alice cabreada por la culminación del acto entre ella y Jasper gritando mi nombre, claro él lo hizo porque sentía la necesidad de Edward y absorbía los sentimientos de mi vampiro caliente, ¡mierda, olviden que lo nombre mi vampiro!.
Pasaron dos meses y la verdad es que cada día me costaba más no caer en la tentativa de Edward, seguía acosándome, seguía mis pasos, sentía su mirada penetrante día y noche.
Casi nunca decía nada, pero con sólo verlo a los ojos se exactamente qué sentía, me deseaba, me quería, me amaba, lo se, lo siento en cada partícula de mi cuerpo, porque yo sentía lo mismo, ya no podía negar por más tiempo el lazo que nos unía, cada vez era más difícil no arrojarme a sus brazos y suplicarle que me tomara, que me hiciera suya, que me transformara.
Mis sueños estaban poblados de escenas sexuales entre Edward y yo, distintos escenarios, distintas poses. Despertaba a media noche jadeando y a punto de alcanzar un orgasmo, estaba viviendo un infierno.
Edward parecía que estaba peor que yo, su semblante no era bueno, estaba demacrado y muy ojeroso, al parecer al no beber sangre humana lo estaba debilitando.
Casi sentí lástima de él, casi me desmorono a sus pies y le ruego que beba de mi cuando oí la conversación que tuvo con Carlisle, su padre le reprochaba que no se estuviera alimentando como correspondía, Edward respondía que ya no podía, que toda sangre le asqueaba, que las humanas no eran apetecibles, que sólo deseaba la mía, que no tomaría una sola gota de sangre humana nunca más si no era la mía.
La sangre animal no era suficiente para mantenerlo con fuerzas, ahora me enteraba de eso, siempre pensé que beber sangre humana era más como capricho, como rendirse a los deseos más básicos, pero Edward enfermaría y hasta podría morir si no bebía de mi sangre, eso me molestó, porque echaba abajo mis planes, no quería que él bebiera nunca más de mi, pero tampoco quería que muriera, pero si le daba mi sangre se que lo lamentaría, era una lujuria animal que me consumía cuando bebía de mi, se que culminaríamos follando y no estaba preparada para eso, creo que nunca lo estaría, aunque no puedo negar que sólo imaginar el acto, con el único que me lo he imaginado es con Edward, sólo a él lo deseo.
EDWARD POV
Maldita sea, ya no aguantaba más, necesitaba follar a Bella, lo necesitaba tanto, su sangre, su cuerpo, maldita niña que me desquicia a cada momento, su rebeldía me saca de las casillas, a veces deseo tomarla por la fuerza y hacerle entender de una buena vez que ella me pertenece, que es mía, pero la voz de la razón me pudre la mente diciendo que no es la manera, que tengo que esperar, pero el tiempo se estaba agotando, necesitaba sangre humana, pero no quería consumir cualquier sangre, quería la sangre de mi cantante, antes no era ningún problema beber de cualquier humana, pero una vez probada la sangre de tu cantante la cosa se ponía difícil, ya que no se deseaba ninguna más, pero no quería presionar a Bella, pero Dios, cómo necesitaba de esa muchachita caprichosa.
Había acordado con mi padre que haría el intento de beber de alguna otra mujer, aunque los dos sabíamos que eso no mejoraría nada.
De todas maneras esta noche saldría de cacería humana, Bella no tendría que enterarse de mis planes, no quería hacerle daño, porque aunque ella negara del lazo que nos unía se que ella sentía lo mismo por mi, le haría daño saber que voy a intentar beber de otra persona, aunque mi intención es sólo beber, no pienso follar a ninguna que no sea ella, pero con lo testaruda que es capaz que utilice eso para seguir negando nuestro amor, nuestra unión.
Mi familia salió, sólo quedaba Jasper quien era el encargado de cuidar a Bella en nuestra ausencia. Mi familia había ido a cazar al bosque y yo lo haría a la ciudad. Jasper por supuesto no estaba de acuerdo con mis planes, pero traté de decirle que intentaría fortalecerme y aunque no le gustaba la idea de que traicionara en cierta medida a Bella terminó por comprenderme.
Esa noche fui a la discotheque que estaba a la salida de la cuidad, era muy popular e iban las mujeres más bellas, no hace mucho tiempo iba con mucha frecuencia y era muy popular entre las mujeres.
Hoy iba por necesidad, me molestaba tener que recurrir a viejas tácticas para beber sangre cuando la única sangre que quería o necesitaba estaba tan cerca y a la vez tan lejos, Bella no me daba tregua, pero había jurado respetarla, había jurado esperarla hasta que estuviera completamente decidida a entregarse a mi.
Apenas llegué ojos lujuriosos me seguían, sonrisas coquetas, movimientos sensuales, las mujeres me enviaban un mensaje claro, todas ellas querían ser las elegidas para follármelas, pero eso no ocurriría, el único coño que quería estaba en casa durmiendo.
Me senté en la barra y después de dos tragos la primera humana se acercó, no me apetecía en nada su sangre, es más me molestaba, ella no causaba nada en mi, a pesar de ser jodidamente hermosa no me calentaba como mi rebelde.
Se llamaba Allison y era una morena escultural, era divertida, creo, si le hubiera prestado más atención, pero mi mente como siempre vagaba pensando en la niña que había volteado mi mundo por completo.
La llevé a la pista de baile, lo más cercano que estaría de tocarla sexualmente sería con un baile y unos cuantos toqueteos, la pista estaba a oscuras y la música era cadenciosa, nuestros cuerpos se movían sensualmente, ella trataba de apretarse más a mi, provocarme, estaba excitada, podía olerla, pero su sangre no me llamaba, no me cantaba, no me producía ese picor en la nariz, ese sabor adictivo en mi paladar y definitivamente no me provocaba ni una mierda de placer, mi verga estaba muerta.
Con algo de rabia por sentirme tan inútil la apegué a mi cuerpo mientras sus manos vagaban por mi cuerpo, me acerqué lentamente a su cuello pasando mi nariz por éste, rozándola, excitándola, no sentía nada, así que sin perder más tiempo hundí mis dientes en su cuello, ella gimió de placer mientras mis manos acariciaban su culo.
La sangre corría por mi garganta dejándome un sinsabor tremendo, era otra sangre la que me apetecía, era otro cuerpo el que deseaba tocar, era otro aroma el que me volvía loco.
De pronto sentí el aroma que tanto deseaba, mi cuerpo se tensó y rápidamente sellé la herida de la chica para después borrarle la memoria. Me voltee en busca de Bella y la encontré parada a pocos metros de mi, me miraba de una manera que sentí como se rompía mi corazón o lo que queda de él, una lágrima se deslizó por su mejilla y la limpió con furia mientras salía corriendo hacia el exterior, ¡mierda!, la había vuelto a cagar, ahora jamás me perdonaría.
Salí a buscarla, pero ya no estaba, me subí al auto y fui rápidamente hacia la casa, evocaba una y otra vez su cara de tristeza, me quería patear yo mismo el culo, pero a la vez la rabia iba posicionándose en mi interior, ella era la que no quería nada conmigo, ella fue la que dijo que nunca tendría su sangre, ella me despreciaba cada vez que se le daba la puta gana, yo necesitaba sangre para sobrevivir, no me podía reclamar nada, no tenía un puto derecho de enfadarse.
Al llegar a casa Jasper me miraba con rabia, él adoraba a Bella y sabía perfectamente lo que había pasado, subí rápidamente al dormitorio de ella, a pesar de la rabia que sentía debía explicarle lo que había pasado, a pesar de que dije que no podía reclamarme nada esa niña hacía lo que quería con mi voluntad.
El aroma de Bella llegaba a raudales a mis fosas nasales y la ponzoña inundaba mi boca, para qué hablar de la erección que se apretaba en mis pantalones.
Su puerta estaba con llave y me importó una mierda romper la cerradura, así que entré como un vendaval. Ella se encontraba dándole fuertemente al saco de boxeo sin protección en sus manos, éstas estaban enrojecidas por la fuerza con que golpeaba, su respiración era agitada y lágrimas se agolpaban en sus ojos sin que cayeran por sus mejillas.
- Bella lo que viste no es lo que estás pensando, yo sólo estaba bebiendo, no me la iba a follar
- No me des explicaciones vampiro, lo que hagas con tu puta vida me tiene sin cuidado – gritó sin dejar de golpear el saco.
- Eso es mentira, si no te importara no hubieras ido a buscarme, no te hubieras sacado el puto collar para que te oliera
- Eso fue una estupidez, un maldito error, todo contigo es un maldito error
- Tú lías todo maldita sea, no quieres nada de mi y me prohíbes que me alimente, estoy perdiendo las fuerzas, necesito sangre y tú no me quieres ayudar, ponte en mi lugar, te he dicho hasta el cansancio que te amo, que te necesito y no me das ni la hora y cuando trato de retomar mi vida en algo que sea te enfureces conmigo, no es justo
- ¿Y tú crees que es justo sentirme cómo me siento?, me tientas, socavas mi control, me calientas me conquistas y después te largas con la primera zorra que te encuentras cuando había decidido darte mi sangre para que te recuperaras, ¡tonta de mi!, sentirme como la mierda por ti y tú divirtiéndote de lo lindo con esa guarra, nunca cambiarás, siempre serás el ser despreciable que conocí cuando llegué
- Ya basta, eres tú la del problema, no me quieres aceptar, me siento como un maldito enfermo tras una niña que cada vez que se le antoja me lastima y me desprecia, yo no soy como el pendejo de James al que te cansaste de basurear por años, todo tiene un límite – se que no debería estar enojado con ella, pero me sacaba de las casillas – y por un demonio deja de golpear ese maldito saco, te lastimarás las manos ¿qué mierda pretendías al ir a buscarme?
- Ya te dije, había decidido darte mi sangre, que no te quiera aceptar como pareja no quiere decir que te quiera ver muerto, no quiero que me muerdas, pero había encontrado la solución para que bebieras mi sangre – dijo mientras se levantaba la maga de la chaqueta que llevaba, el vendaje alrededor de su brazo me volvía loco, la sangre estaba fresca bajo éste.
- ¿Qué mierda? – ella fue hacia su mochila y sacó una bolsa con sangre, mi garganta ardía como el demonio y mis fosas nasales se agrandaban olisqueando la bolsa, era su aroma, era su sangre,¡mierda!, ella se había sacado sangre para dármela sin que la mordiera, no sabía si besarla o mandarla a la mierda, por un lado me daba su sangre y le agradecía por eso, pero por otro lado prefirió dármela de esa manera para no tener contacto conmigo, para no dejar que el lazo nos uniera más.
- Tómala, aunque no creo que ya la necesites, por lo que vi deberías estar satisfecho en ese aspecto, aunque con lo otro no puedo ayudarte y tendrás que ir a buscar a la guarra y terminar lo que empezaste
- ¿mmmm?
- No te hagas el idiota conmigo, bebiste de ella, pero te interrumpí y no alcanzaste a follarla, te doy mi sangre en esta oportunidad, pero para bajarte el calentón y la erección ve a buscar a tu amiguita y ahora lárgate de mi habitación
- Con un carajo, te dije que no me la quería tirar, sólo necesitaba sangre, a la única que me quiero follar toda la puta eternidad es a ti.
- Lástima que con lo que vi hoy o confíe en ti
- Nunca has confiado en mi Bella, desde antes de llegar te pusiste la coraza y me aborreciste, nunca me diste la más mínima oportunidad y creo que nunca me la darás
- No te equivocas, eres un monstruo y nunca me rendiré
- Puta madre y dices que yo soy un monstruo, eres cruel, se que no me comporté como era debido, se que te lastimé y no me lo perdonaré nunca, pero tú también me lastimas, andas todo el puto día escupiendo tu asco hacia mi, hacia la mayoría de las cosas, me detestas porque sabes que me amas, me lastimas, pero al mismo tiempo te lastimas a ti misma, me deseas tanto que en las noches me tengo que masturbar por los sueños calientes que tienes conmigo, puedo oler tu maldita excitación ahora mismo, me vuelves loco, ¿tienes puta idea de lo que me haces?, de todo lo que trastornas, de lo mucho que deseo poseerte, de lo malditamente caliente que me tienes y de mi puta consciencia de que me dice que tengo que esperar por ti, que tengo que respetarte, que debo controlarme.
No aguanté más y me abalancé contra ella, lo aceptara o no esta noche iba a obtener lo que tanto anhelaba, a la mierda la falsa moral por la que me estaba rigiendo, ella era mi cantante e iba a ser mía, aunque fuera a la fuerza, ya no aguantaba más.