Dark Chat

martes, 16 de agosto de 2011

Vida: Dulce Inmortalidad

Capítulo Vigésimo: Selección Natural

Por un callejón habíamos llegado a un conocido túnel, el olor a humedad y la oscuridad me comprobaron que o era el mismo por donde me había escapado la primera vez o uno muy parecido. Me planté en la mitad haciendo que Carlisle se acercará a mí de forma automática

- ¿Qué ocurre? Me pregunto cerca de mi oído.

- Necesito descansar.

Le conteste, poniéndome la mano en el pecho, cada vez era más difícil caminar y respirar, como si alguien estuviera quitándome todo el oxigeno que mis pulmones consumían.

Sentí como Félix que venia a nuestras espaldas resoplo molesto por la forzada escala que estaba causando. Carlisle sostenía pacientemente mi mano esperando que decidiera caminar nuevamente, pero lo cierto era que no podía dar ningún paso más sin desmayarme en el intento. Estaba inhalando profundamente cuando sentí los brazos de Carlisle levantarme del suelo en un afán lo que estaba temiendo, sin duda el se había dado cuenta que mi cuerpo había comenzado a tambalearse peligrosamente.

Me cargo todo el camino faltante, que a ratos se hacía interminable pero una luz tenue que se hizo más consistente a media que avanzábamos mostró el final del sendero. Ante nuestros ojos se mostró una habitación pequeña, parecida a una recepción, bastante simple para lo que me hubiera imaginado, a un costado estaba el ascensor con las puertas abiertas. Al entrar al ascensor, Carlisle me deposito en el suelo lentamente, paso su mano rápidamente por mi frente, comprobando mi temperatura que en los últimos minutos había subido considerablemente, nuestras miradas se encontraron y yo medio sonreí.

El viaje en ascensor no duro mucho para cuando las puertas se abrieron, el camino se dividía en dos direcciones, pude ver que Aro le dio una discreta mirada a Félix y este asintió llevándose con él a los otros dos vampiros desconocidos y La esposa de Aro por la mano derecha, me quede mirando un instante antes que Jane me conminara a caminar siguiendo a Aro quien ya estaba a mitad de pasillo de la mano izquierda esperándonos un poco impaciente.

Llegamos hasta donde se encontraba el vampiro, frente a él había una enorme puerta de doble hoja. Jane paso adelante y abrió la puerta para nosotros, estas sonaron ruidosamente como si les faltará aceite a la bisagras. Me quede boquiabierta cuando vi el contenido que se escondía tras aquellas paredes.

Era una habitación del doble del tamaño del departamento donde estábamos alojándonos, las paredes grises le daban un aire frío y oscuro, pero era todo lo contrario, estaba completamente iluminada, tenia pequeñas ventanas en la parte superior de la pared por donde se colaba la luz de la luna, aunque también había sutiles candelarias apostadas en las paredes, que ayudaban a darle un aspecto más calido a la habitación.

El suelo estaba alfombrado de pared a pared. A penas se sintió el chirrido de la puerta, las personas en su interior se giraron hacia el grupo recién llegado, de forma automática y rápida, el grupo al interior que había estado conversando ávidamente apago el bullicio de sus voces y se separaron instantáneamente mientras Aro caminaba entre ellos, haciendo una especie de pasillo. Vi como este se detuvo frente a dos hombres al final que permanecían sentados uno al lado del otro.

- Has vuelto. Dijo uno con tono apagado mirando hacia nosotros

- Y no lo has hecho sólo.

Noto el otro. Su piel era como la de Aro, de un blanco translucido, su pelo era Blanco y bestia un impecable traje negro. El otro también compartía el tono mortecino de la piel y la negrura de su cabello hacía juego con su vestimenta.

- Cayo, Marco… Mis queridos hermanos, tengo maravillosas noticias. Bella querida.

Me llamo extendiendo su mano.

Todos permanecían en un silencio sepulcral, a este punto solo podía sentirse el ensordecedor repiqueteo de mi corazón y la respiración agitada que comprobaba el terror que estaba sintiendo en ese momento. Jane que permanecía tras nosotros, me empujo levemente, al no ver movimiento alguno de mi parte, con su mano hacia delante, me gire a mirarla y me enarco una ceja sugiriéndome el camino. Pero aunque yo quisiera correr, en ese momento nisiquiera podía dar un pequeño pasito, mis pies estaban plantados y todo mi cuerpo temblaba sin control.

- ¿Carlisle?.

Exclamo Aro dándole una mirada penetrante. Este suavemente rodeo con su brazo mi cintura y me arrastro para que caminara, lo hicimos en silencio, hasta que el murmullo de algunos de los presentes se hizo más fuerte a medida que llegaban a nuestro destino, eran sonidos rápidos, siseos ininteligibles para mí, pero no tenía que entender darme cuenta que muchos por no decir todos se trataban de mí.

Una vez que estuve lo suficientemente cerca, fue el propio Aro quien me sujeto por el brazo y me puso delante de él, para que sus hermanos pudieran apreciarme con toda magnificencia, me arrebato de los brazos de Carlisle y aunque quise protestar por la mirada que éste me confino supe que hacerlo sería una mala idea. El vampiro de pelo negro fue el primero en levantarse y abrir sus ojos expectantes, al principio no entendí su reacción pero cuando las palabras brotaron de sus labios supe de lo que se trataba.

-¡Esto es imposible!

Chillo incrédulo mirando a Aro y acercándose a mí, vi como levanto su mano derecha y la acerco a mi vientre, habían descubierto mi secreto sin que yo hubiera siquiera pensado o exclamo nada. De pronto reflexione un segundo, Aro me había dado la mano y había exclamo un contundente interesante, tendría que ver eso, ¿acaso el podía leerme la mente?

- ¿Cómo?

Exigió saber dándole una mirada de reojo al vampiro que permanecía en la silla sigiloso.

- Selección Natural, estamos ante un milagro de la naturaleza.

Explico Aro mirando a todos, que devolvían sus miradas atónitas con lo que estaban presenciando.

- Yo no me emocionaría… aún…

Interrumpió de pronto el vampiro que permanecía sentado ausente hasta ahora, su cabello blanco como la nieve hacía contraste con sus ojos rojos como el fuego. Su expresión era de escepticismo ante lo dicho por Aro. Parecía que él no creía en la selección natural de la que hablaba su hermano

– considerando su estado actual, no aventuraría apuestas tan

Hizo una pausa mirándome con una sonrisa maquiavélica

- positivas, mírala… aún… y gracias a tu veneno… su cuerpo se debilita como un frágil mortal, que te hace pensar que será capaz de soportar todo esto.

- Ah mi querido Cayo tu siempre tan… positivo.

Reclamó Aro evidentemente molesto por la observación de su hermano, agito su cabeza mirando a Carlisle

– sobrevivirá y no sólo ha su embarazo, sino a todo, ella será la primera de su clase y su hija se convertirá en la primera criatura engendrada por una mujer semimortal.

Anuncio a todos levantando sus manos en jubilo, uno que aparentemente no compartía el vampiro cuyo nombre era Cayo, lo miró por unos instantes y se volvió a sentar en el asiento de madera maciza que me recordaba a los tronos de la época medieval para los reyes.

Tragué saliva ante el comentario de Aro, una palabra había atrapado mi atención – su hija – como podía el saber que mi bebe era una niña. De pronto vi como Cayo, se levanto e hizo un ademán hacia Félix de cuya presencia nisiquiera había estado conciente sino hasta ese minuto, miré confusa, pues no entendí el significado de dicho gente, hasta que sentí el crujido de la puerta nuevamente y vi como de forma grácil la habitación comenzaba a desalojarse de forma conveniente.

En un par de segundos quedamos sólo nosotros cinco y un grupo reducidos de vampiros que a juzgar por las posiciones que tomaron estaban oficiando de guardias. Pude ver a Jane tomar su lado a un costado de Aro, pero a los otros dos que estaban uno a cada lado de Cayo y Marco no los había visto antes, en especial a uno que a juzgar por su parecido físico era el hermano gemelo de Jane.

- Ahora que estamos solos – deslizo su mirada haciendo una pausa desde Carlisle, pasando por Aro, hasta detenerse en mi, está se hizo más profunda e inquietante y continuo - dejémoslos de esta tontería de la Selección Natural y dinos Aro, ¿este efecto que provoco en Bella podría repetirse en otro vampiro?.

Su pregunta era mordaz, a él no le interesaba en lo más absoluto mi extraño embarazo, lo que me tranquilizo un poco de momento.

- Creo que esa pregunta debería responderla Carlisle.

Sugirió mirándolo, estaba dándole el uso de la palabra.

- Por ahora sólo sabemos que es mortal para cualquier vampiro, tan mortal como ustedes querían que fuera.

Confirmó Carlisle con voz serena y tranquila, envidiaba la manera de mantener el control considerando la situación que estábamos viviendo. Cayo se sentó nuevamente y puso su mano debajo de su barbilla, en una actitud que denotaba que estaba evaluando la información entregada.

- Carlisle… ¿alguien más lo sabe? Pregunto de repente Marco con preocupación en su voz.

- No… hemos mantenido esto lo más reservado posible.

Respondió nuevamente Carlisle. De pronto comenzó a darme vueltas la habitación, y trastabille hacia un costado. Carlisle se aproximo a la velocidad de un rayo y me sujeto contra su cuerpo evitando mi caída. Marco y Aro se precipitaron también, el único que permaneció en su puesto fue Cayo quien puso sus ojos en blanco al ver la reacción de sus hermanos.

- No puedo respirar.

Balbucee con dificultad, sentí la mano de Carlisle sobre mis mejillas, sentí un leve apretón en ellas y luego la frente, se acerco hasta mi rostro y note que puso su oído cerca de mi nariz, como para comprobar que tan mal estaba respirando.

- Debemos ayudarla a respirar o morirá.

Informo de repente mirando a Cayo, quien evidentemente era el más renuente de todos a siquiera prestar ayuda.

- Tal vez debiéramos dejar que eso pase… después de todo no es selección natural. Exclamo con un dejo de ironía el aludido.

Antes que siquiera que terminara de pronunciar la frase se sintieron cuatro voces ahogadas y enérgicas gritar lo mismo.

- ¡No!.

Habían sido Carlisle, Aro, Marco y la última fue la que me hizo regresar de mi casi estado de inconciencia y esbozar una leve sonrisa. Por la forma en que Cayo se levanto abruptamente y a juzgar por la expresión de Jane, quien perdió la sonrisa que mantenía ante el comentario de su maestro, supe que había entrado en la habitación Edward.

- ¿Cómo han entrado?

Quiso saber Cayo al borde de la desesperación por estar repentinamente en números parejos. Miré de reojo y pude ver que no sólo estaba Edward sino que Alice, Jaspe y Emmett junto a él y habían entrado de improviso a la habitación, a jugar por los ojos desorbitados de Jasper y la expresión exaltada de Emmett su entrada en aquel edificio no había sido del todo pacifica.

Jane, Félix y los otros vampiros en un abrir y cerrar de ojos estaba frente a frente de cada uno de los integrantes de mi improvisada patrulla de rescate.

- No… por favor…

Suplique tomando la mano de Aro y abriendo mis ojos con terror, me miró por un momento y luego giro su vista a mi recién llegado esposo. Se separo de mí y pude ver que se puso delante de Jane quien era la más cercana a Edward levantando la mano, con la intensión de contener el inminente ataque.

- Edward… pero que modales son aquellos… hubiera bastando con tocar.

- ¡Devuélveme a mi esposa!

Espetó Edward frenético tratando de mantener el control de su temperamento, pero no pudo evitar que la voz fuera dura y desdeñosa. Sus labios estaban juntos hecho una línea y podía ver que su mandíbula estaba tensa, por medio segundo desvío su mirada de Aro, encontrándose con la mía y me dio una mirada torturada, que cambio a una de perdón… pero por qué podría pedirme perdón mi amado Edward si nada de lo que estaba sucediendo era su culpa.

Quise no dejar de mirarlo pero un dolor en mi pecho reclamo mi atención e hizo que un gemido se escapara de entre mis labios, no fue muy fuerte, pero todos los presentes lo habían escuchado, de eso estaba segura. Los ojos de Edward se hicieron frenéticos, y apretó los puños dando un pequeño movimiento hacia delante. Aro sonrío y con su brazo hizo que Jane retrocediera detrás de su cuerpo dejando la pasada libre. Enarcó su ceja sugerente a Edward quien lo miró con desconfianza.

- Por favor… me ofendes.

Balbuceo. Hubo un tenso silencio y antes que pudiera darme cuenta tenia el rostro de mi amado esposo frente a mis narices, tomo mi rostro entre sus manos y lo examino como si estuviera analizando el daño causado. Luego poso su mano sobre mi vientre y me sonrío levemente.

- Estamos bien

Fue lo único que alcance a decir antes que otro punzazo me hiciera contraerme de una manera salvaje, escapo de mis labios un jadeo de alivio cuando el dolor aminoro su intensidad. Vi como paso su pulgar sobre mis labios y miro a Carlisle con desesperación y desconcierto.

- Están azules

Le susurro mientras pasaba un brazo sobre mi espalda y otro debajo de mis piernas para tomarme en sus brazos.

- Aro por favor. Insistió Carlisle mirándolo, era evidente que estaba pidiéndole que nos dejará ir.

- No creo que sea tan buena idea Carlisle… creo que tal vez es mejor que Bella permanezca aquí.

Dijo y fue en ese minuto cuando sentí el rugido sordo y profundo en el pecho de mi esposo.

- ¡Me llevaré a mi esposa, aunque tenga que pasar sobre tu cadáver!.

Chillo con un tono amedrentador en su voz, caminando hacía Aro que permanecía reteniendo a Jane, los ojos de esta estaban destellaban ambiciosos por entrar en acción y dar el castigo por la insolencia mostrada.

- Tal vez no sea necesario llegar hasta ese extremo.

Interrumpió Marco poniendo una mano sobre el hombro de Carlisle quien evidentemente había tenido el impulso de retener a Edward, temiendo lo peor tal vez

– Tienes que perdonar la impertinencia de Cayo, verás la edad le ha quitado… como decirlo… la virtud de la paciencia, pero no significa que haya perdido la cordura, no queremos hacerle daño a nadie de tu familia

Agrego y mientras decía esto, su mirada se deslizaba por cada uno de los vampiros que permanecían en posición de ataque todavía, estos se relajaron de inmediato y pude ver que los Cullen también

– pero Aro no deja de tener razón, deberías permitirnos ayudarte. Finalizo dando un profundo suspiro.

Edward me miro compungido, miro a Alice como buscando ayuda para tomar la decisión, vi como esta se acerco a nosotros, me sonrío dulcemente y miro a Edward.

- Tendremos que confiar.

Fue todo lo que dijo. Edward se giro conmigo para darle la cara a Marco quien esperaba su decisión.

- Bien… ¿por donde?

Dijo resignado, el tono de voz tenía también un dejo de frustración y cólera. Marco cambio la expresión y le mostró el camino señalando con su mano una puerta a un costado de donde habían estado sentados.

Trate de mantenerme despierta pero fue casi imposible, poco a poco todo comenzó a distorsionarse, cada vez el aire se hacia mas pesado, difícil de inhalar, estaba perdiendo la batalla para no caer en inconciencia, pero era normal considerando que casi no tenia oxigeno en mi cerebro, me rendí finalmente cuando vi que nos hacían entrar en una habitación.

- Bella quédate conmigo… no te duermas...

Me susurro Edward acercando sus labios y dándome un pequeño beso en la frente, pero no podía cumplir sus deseos, poco a poco la luz se apago y fui perdiendo de vista aquellos hermosos y calidos ojos dorados.

viernes, 12 de agosto de 2011

Cuidando tu Corazón

Capitulo 3:

Carlisle Cullen



El avión estaba por tocar suelo londinense, mis manos sudaban y tenía unas extrañas sensaciones por todo el cuerpo, de seguro mis nervios nuevamente estaban traicionándome, mire a mi lado y Edward hablaba animadamente por teléfono, su perfil perfecto me infundía confianza pero a pesar de todo sentía nervios y estragos sobre mi cordura ¿Cómo sería conocer a la familia de mi novio?, la llamada se paró y Edward devolvió su vista a mis ojos, una encantadora sonrisa apareció en sus labios.

― Podría jurar por mi vida que mueres de nervios por lo que sucederá— agregó cambiando su sonrisa por una mueca de preocupación

― Me conoces bien pero sabes que fuera de todo estoy tranquila, no hay nada mejor que tenerte a mi lado y eso tú lo sabes.

― Y no sabes cuánto lo agradezco Bella, ser necesitado es lo mejor que podría pasarme en el mundo—

― Sr. Cullen, Srta.— llamó el auxiliar de vuelo— por favor abróchense los cinturones.

Ambos asentimos haciendo caso a la recomendación. Eran justo las dos de la tarde cuando salíamos del enorme jet en dirección a la sala de desembarques. Edward me llevaba tomada de su mano, atrás venia una de las azafatas acompañándonos, pasamos por policía internacional en donde pudimos tomar nuestras maletas un asistente del aeropuerto nos ayudo llevando un carro con todo el equipaje, cuando salimos hacia la sala privada del aeropuerto la imponente figura de una hermosa mujer nos recibió, era la persona más preciosa que había visto, parecía un ángel. Sus tiernos ojos nos recorrieron a los dos y una enorme sonrisa apareció en sus labios, sus brazos se extendieron y de su boca salió un grito de emoción.

― ¡Edward! ¡Bella!, al fin— dijo acercándose rápidamente a nuestro encuentro, cuando estuvo casi a nuestro lado me di cuenta de que ella era unos cuantos centímetros mas alta que yo.

― Tanya— respondió Edward, soltó mi mano y abrazo a su querida prima, los observe por unos momentos mientras pequeñas risas salían de sus labios, me sentí feliz al ver lo humano que lo hacían estos momentos, se separaron y toda la atención se concentro en mi.

― ¡maldita sea Edward!— gritó llevando sus manos a la cara, sus ojos brillaban con una inusual intensidad— ¡Es preciosa!— exclamó nuevamente, se acerco para abrazarme, mi expresión era de completa perplejidad, la personalidad explosiva de Tanya era completamente diferente a la de Edward, ambos en actitud eran como el agua y el aceite— Demonios, creo que tu descripción no le hizo justicia

― Ciertamente que no, jamás puedo describir lo hermosa que es Bella— agregó con orgullo, sus palabras me hicieron volar una vez más hacia un lugar en donde solo existíamos los dos, esta vez tuve que detenerme y contemplar a la emocionada mujer que tenia abrazándome, nos soltamos para tomarnos de las manos

― No sabes el placer que es conocerte Bella, soy Tanya la prima de Edward— se presentó

― Mucho gusto, aunque ya habíamos hablado para mí también es un placer conocerte en persona Tanya.

― Wow— suspiro aun mirándome— esto será mejor de lo que pensaba, mi boda ahora sí que será un éxito, no puedo esperar a presentarte con mis amigas, te advierto que serás el centro de atención en todas las celebraciones

― ¿centro de atención?— pregunte un tanto alarmada

― Si, Edward Cullen jamás había traído a una novia a esta casa, debo decir que soy afortunada al recibirte, además que muchas querrán matarte por haber casado al soltero más sexy y codiciado de Inglaterra— una risa se soltó de mis labios y un bufido por parte de Edward

― Vamos Tanya no la asustes, bastante tiene con saber que tendrá que ver a Carlisle.

― Maldición, lo había olvidado— su cejo se frunció, ha ella tampoco le caía bien— pero procuraremos de que no friegue lo maravilloso de estas fiestas, cuenta conmigo para lo que sea Bella, en mi tienes a una nueva amiga— las palabras de Tanya me emocionaron hasta la medula, era bueno sentir que por lo menos una persona de la familia de Edward me quería— bien, ahora vámonos— tomo de mi brazo y nos condujo por los pasillos del aeropuerto.

Bajamos a los estacionamientos y una enorme camioneta de color blanco nos esperaba, me sorprendí al ver que Tanya no tenia chofer ni nada por el estilo, ella misma venía manejando su transporte, mientras íbamos de camino por las calles de Londres me sentía maravillada, yo jamás había salido de Chicago antes de conocer a Edward, viajar a la hacienda de los Hale, a Grecia y ahora a suelo ingles eran experiencias nuevas para mí. Tanya fue hablando de todo lo que tendríamos que hacer en esta semana, era día lunes por lo que hasta el próximo lunes teníamos según ella "la agenda copada", me propuso para empezar un día de compras. Gracias a Rosalie y su buen gusto tenía un hermoso vestido y zapatos a juego para la gran ceremonia, pensé en comprarme unos accesorios y un bolso que me sirviera. Edward nos miraba maravillado, cada vez que me giraba a verlo el tenia una sonrisa aun más amplia sin duda le alegraba que todo esto sucediera. Mientras conversábamos una enorme duda salto a mi mente, ¿Dónde nos hospedaríamos?

― ¿Qué sucede?— preguntó Edward al verme ensimismada en mis pensamientos

― Estaba pensando— le comenté— no me has dicho donde nos quedaremos.

― Ah— dijo y perdió sus ojos en la ventana— cuando vengo a Londres acostumbro quedarme en un hotel pero Tanya me ha prohibido que lo haga así que nos invito a pasar estos días en su casa.

― Qué bien— dije un poco más animada, era preocupante saber que tendría que ver a su familia día a día, si no nos llevábamos bien seria una completa tortura

Después de eso Tanya siguió hablando, Edward parecía estar en otra parte, su mente divago hasta el punto que parecía estar ausente de nuestra platica, unos diez minutos más tarde el auto ingreso a una especie de condominio, las enormes casas que habían a cada lado de la calle daban cuenta del rango social que tenia Tanya y su familia. La camioneta aparcó al final de acera en una enorme mansión de color lavanda, un tono muy poco tradicional pero muy acertado a la personalidad diferente de su dueña. En unos segundos el aire paso de ser pacifico a tenso, el cuerpo de Edward se puso rígido y por primera vez desde que estábamos juntos como pareja vi la antigua expresión de frialdad en sus ojos, mi corazón comenzó a latir rápido, en la puerta de la enorme mansión habían aparcados dos autos, uno pequeño y sin duda femenino además de una Land Rover. Mire la cara de mi novio y parecía completamente furica.

― ¿les dijiste que llegábamos hoy?— preguntó Edward al bajarse de la camioneta, la cara de Tanya cambio, tenía una expresión de asombro confinada con horror, extendió sus manos para que yo bajara y paso de inmediato una de ellas por mi cintura pegándome a su cuerpo, demonios… estaba segura de que algo sucedería.

― Claro que no, nadie sabía que ustedes llegaban hoy, no se lo dije a nadie.

― Maldita sea entonces ¿Por qué demonios están aquí?— preguntó en un tono más alto, su mano se ceñía rígida a mi piel, por un momento comprendí lo que sucedía y mi cuerpo reacciono rápidamente a mis pensamientos

― ¿acaso tu familia está aquí?— pregunte y ambos me quedaron viendo— ¿por eso estas así?

― Bella yo…— comenzó pero sus palabras se vieron acalladas por uno de mis dedos

― Ya no digas mas, no es tu culpa, los dos sabíamos que tarde o temprano esto iba a suceder asique es mejor que salgamos pronto de esto— me solté de su agarre y comencé a caminar, ambos me siguieron a los segundos después, la mano de Edward se volvió a poner de manera protectora sobre mi cuerpo.

Antes de que pudiéramos tocar una mucama con expresión compungida abrió la puerta, saludó con la cabeza y nos dejo pasar. El cuerpo de Tanya pasó rápidamente antes que nosotros y se adelanto en entrar al salón.

― Que sorpresa verlos aquí— dijo la voz de Tanya, Edward y yo caminábamos para llegar al salón

― Querida sobrina— saludó una grave pero fría voz, el tono de aquellas palabras sonaba a puro sarcasmo— hemos venido de visita al saber que mi hijo volvía a casa— al momento de entrar en el salón Edward cambio de posición entrelazando sus dedos con los míos

― Buenas tardes— saludó con una voz que me helaba hasta el mas mínimo de los cabellos, el había vuelto a poner la coraza de hierro, su corazón nuevamente estaba envuelto.

― Buenas tardes— salude también, las miradas que antes se posaban en Edward cambiaron hacia mí.

Pude ver tres pares de ojos mirándome, cada uno tenía diferentes expresiones. En el salón había dos mujeres y un hombre, por el parecido innato supe de inmediato que era la familia de Edward como antes ya había pensado. La mujer más joven presumía que era Alice Cullen, la hermana de Edward, era una chiquilla flaca y probablemente de casi la misma edad que yo sus cabellos eran tan negros como la noche y sus ojos del mismo verde que Edward, los cuales me miraban con asombro y sorpresa, fui víctima de su minucioso escrutinio. Al lado de ella estaba una mujer de cabellos cobrizos y expresión culpable, las incipientes arrugas en su piel y los signos de la edad me dijeron que ella era su madre, Esme Cullen, los ojos de la mujer denotaban el pesar que sentía al ver la escena que se aproximaba. Parado en el medio del salón y dando una imponente presencia estaba él, Carlisle Cullen dueño de un imperio y de un corazón negro. Sus orbes verdes y su cabello rubio resplandecían con fuerza dentro del salón, sus ojos a pesar de ser del mismo color que los de Edward tenían la frialdad plasmada en sus expresiones, la que tenía en este momento era de completa aversión por la escena, sin duda el padre de Edward no se parecía en nada a él.

― Pero miren nada mas…— comenzó con sarcasmo e ironía— si es mi querido hijo y su… novia— termino con desdén y remarcando la última palabra, apreté la mano de Edward pero este me la soltó de inmediato se poso delante de mi tapándome de la vista de Carlisle, estaba intentando protegerme de su ataque.

― Te pido de favor tío Carlisle que no oses ofender a mis visitas, recuerda que estas en mi casa— intervino Tanya antes de que la batalla se desatara.

― Oh querida mía— miro a Tanya— eso lo sé ya que si estuviéramos en la mía ya habría echado a estas visitas como le dices tú— sus ojos nuevamente se posaron en mi, su mirada me recorrió de pies a cabeza haciéndome tiritar, mi corazón estaba alocado y mi respiración contenida, tenía un enorme nudo que se formaba con fuerza en mi pecho.

― Ya basta papá— lo reprendió Edward— dime ¿a qué demonios viniste?— preguntó tenso y con voz furica

― ¿Qué no es obvio hemos venido a conocer a tu novia? Deberías haber pasado por nuestra casa primero hijo querido, somos tu familia— el tono en el que ocupaba la frase hijo mío era tan despectivo, unas pocas ganas de abofetearlo pasaron por mi cabeza— además es primera vez que conocemos a una de tus novias, creo que es un honor el tenerla frente a mis ojos.

― Déjate de las maldita formalidades Carlisle, sabes perfectamente quien es ella ¿o acaso ya se te olvido la llamada que le hiciste?— pude ver los puños de Edward apretarse cada vez mas— la última vez que nos vimos no tuve tiempo de darte lo que te mereces, jamás te perdonare lo que hiciste, eres un mal nacido—

― ¡Edward!— grito la voz adolorida de la mujer de cabellos cobrizos, camino hacia el lado de Carlisle y se situó a su lado— ya basta hijo hemos venido en son de paz, no sabes lo que lamento lo que sucedió yo…

― No te disculpes Esme— le ordeno Carlisle en un tono autoritario, ella bajo la mirada como una sumisa esposa, entrecerré mis ojos y pude ver lo mortificada que estaba la mujer por lo que sucedía— tú hiciste lo correcto, el aun tiene un deber, debe cumplir con su palabra.

― ¡maldita sea Carlisle!— exclamo Edward con ira— ¿acaso no comprendes lo que sucede?

― Me interesa muy poco lo que esta mujerzuela signifique, tú tienes que casarte.

― ¡vete al carajo Carlisle!— grito Edward elevando su mano con ira, esta choco contra un florero que voló hacia la muralla haciéndose añicos contra la pared y provocando un sobresalto a todas— ¡la respetas maldita sea! ¡Es mi mujer así que tienes que aprender a respetarla!, no permitiré que sigas maltratándola— le dijo avanzando cada vez más hacia donde estaba el, por un momento sentí pánico de que una pelea se desatara por mi culpa.

― ¡ya basta!— grite en el salón y todos devolvieron sus miradas hacia mí, avance unos pasos y quede al lado de Edward, el me había proclamado frente a su familia como su mujer y este era el momento perfecto para demostrar el peso de mi título— no voy a permitir que una pelea se desate por mi culpa

― Entonces aléjate de la vida de mi hijo— dijo con sus palabras cargadas de desprecio

― Eso jamás— me calle y pensé en mis palabras— lo hare solamente si es él quien me lo pide, como veo que no nos hemos presentado bien hare los honores, mi nombre es Isabella Swan, es un agrado conocernos— les dije, las miradas de asombros de las mujeres en la habitación no se hicieron esperar— se que no hemos tenido un buen comienzo pero al ser la familia de Edward he deseado conocerlos.

― No esperes el mismo sentimiento de mi parte, por mi que hubieras salido de la vida de él hace mucho tiempo

― Lo sé señor, no debe recordármelo pero como ya le dije, no lo hare hasta que el me lo pida.

― ¿Cuánto dinero quieres?—

― ¡maldito infeliz!— grito Edward a mi lado avanzando para seguramente golpearlo, Carlisle no se quedo atrás pero ambos fueron detenidos por las manos de sus mujeres, sujete a Edward e intente tranquilizarlo

― Tranquilo, no temas por mi— susurre, sus ojos me vieron con el dolor de este encuentro, ese sentimiento me dio aun más fuerza para seguir con mi ataque.

― Como le dije la otra vez, no me ofenda señor, por mucho dinero que me ofrezca no accederé a alejarme de él usted ya sabe lo que tendría que pasar.

― Todo el mundo tiene su precio, no olvides que jamás dejaras de ser su querida.

― Eso es algo que nunca discutiré con usted Sr. Cullen, solo espero que algún día lleguemos a mantener una conversación civilizada.

― Eres una estúpida— me dijo haciendo crecer mi furia, por primera vez la enojada era yo

― Espero tener vida para verlo arrepentirse de sus palabras, algún día llegaré a escuchar algo totalmente diferente de sus labios

― Moriría antes de pronunciarlo, escúchame bien chiquilla insolente no estés tan contenta no descansare hasta verte afuera de la vida de mi hijo, no dejare que una puta entre en nuestra familia— mi corazón dejo de latir— no dejare que la fortuna de mi familia caiga en manos de una simple enfermera norteamericana— mi cuerpo tembló de rabia.

― A mi poco me interesa su dinero pero ¿sabe qué?, piense lo que usted quiera, no me dejare amedrentar.

― Maldigo la hora en la que este imbécil te conoció, si hubiera seguido viviendo aquí…

― Me habrías manejado igual que como lo hiciste con Níkolas ¿no es cierto?— Edward irrumpió con voz ronca en la conversación, las respiraciones fueron contenidas, mire a mi alrededor y la cara de las tres mujeres revelaba la severidad de sus palabras ¿Quién era Níkolas?

― No oses nombrar a tu hermano— dijo la voz reprimida de Carlisle, algo en sus ojos me dijo que el nombre de esa persona traía recuerdos dolorosos.

― ¿Por qué? ¿te duele?, vamos Carlisle el dolor es algo que no está en tu vocabulario

― Hijo ya no sigas— rogó la mujer que estaba al otro lado del salón, sus ojos estaban llenos de lagrimas— no metas a Níkolas en esto

― ¿Por qué mama? Si debo recordar que es a mi quien Carlisle culpa por la muerte de su hijo, si Níkolas estuviera aquí yo no existiría para él, solo se comenzó a fijar en que yo vivía cuando él murió

― ¡es mentira!— gritó la mujer, Tanya y la hermana de Edward habían pasado a segundo plano, ambas observaban con pesar la escena— tu eres amado igual que tu hermano, ya no sigamos con esta conversación— pidió la mujer, se notaba todo lo que sentía al nombrar a su otro hijo— Carlisle vámonos por favor— rogo nuevamente. El hombre miraba a Edward con expresión asesina, los dos se fulminaron con las miradas. A los pocos segundos después Carlisle Cullen salió en silencio de la habitación seguido muy de cerca por Esme. Suspire pesadamente y me tambalee al sentir que el aire me faltaba, las manos de Tanya alcanzaron a sujetarme. Mi cabeza dio vueltas y no fui consciente de lo que sucedió por algunos segundos.

― Hiciste un excelente trabajo Bella, estas lista para entrar en la familia— ambas sonreímos, de pronto la presencia de Alice salto a la escena, Edward se puso nuevamente en guardia como esperando su ataque, la mujer se paro en frente mío y comenzó a hablar.

― Sé que es difícil por lo que tendrás que pasar pero agradezco que la curiosidad me haya ganado y viniera a conocerte, acepto que no fue en el mejor momento pero no podría haber sido de una manera mejor, eres digna de estar con mi hermano y me siento feliz por eso. Espero que pronto todo esto cambie y podamos estar tranquilos, soy Alice Cullen la hermana menor de Edward, es un placer conocerte Isabella Swan— mi corazón latió rápido al comprender sus palabras, ¿ella de verdad me estaba aceptando?

― El placer es mío Alice pero llámame Bella— en un movimiento que no preveía ella se acerco a mí y me abrazo con fuerza, sentí sus cálidos brazos estrecharme contra su cuerpo y hacerme sentir querida, ella no me estaba rechazando.

― Sé que estarás aquí unos días, por lo menos hasta la boda de Tanya así que salgamos a cenar todos juntos, además podrías conocer a mi pequeño hijo.

― Sería un placer— le dije con una sonrisa la cual ella correspondió. Su mirada cambio de mi hacia Edward, el nos observaba con sus ojos neutrales, Alice se acerco a él y lo abrazo por la cintura, Edward la rodeo con sus brazos y cerro sus ojos para besar su cabello.

― No esperaba menos de ti Alice— comento susurrando

― Ya sabes que cuentas conmigo para lo que sea, supe después de que te fuiste lo que hizo papa y créeme que no lo justifico, estoy en desacuerdo con todo lo que está haciendo pero confío que todo cambiará con el tiempo, les deseo la mayor de las felicidades— se separo de él para mirarlo a los ojos— se que están hechos el uno para el otro, ya he podido comprobarlo y me quedo tranquila, has traído a una mujer que es mucho más fuerte que tu hermanito y eso es bueno, detrás de un gran hombre…

― Siempre hay una gran mujer— termino con una pequeña sonrisa— créeme que ahora más que nunca creo en eso

― Ya me voy— alisó su elegante vestido con sus manos y suspiro— ya sabes cómo es Carlisle, dale tiempo Edward, ambos sabemos que Níkolas así lo hubiera querido

― Créeme que él es una de las grandes razones que tengo para no partirle la madre a Carlisle.

― Tranquilo hermanito ya verás que todo estará bien— la chica sonrió

― Eso espero

― Bueno, nos vemos les aseguro que será pronto, Tanya cualquier cosa me llamas.

― Bueno querida cuídate

― Ustedes igual, ha sido un placer Bella

― El placer ha sido mío—. Respondí con una sonrisa

― Ah y bienvenida a la familia Cullen— agregó antes de salir del salón

― Gracias— susurre casi solo para mí.

Un momento de silencio se desato, los brazos de Tanya aun estaban en mis hombros, sentía sus manos dándome apoyo, mire hacia el lugar en donde había desaparecido la familia Cullen ¿podrían ser tan diferentes a Edward? Creo que sí, Carlisle Cullen no tenía ni un ápice de compasión, ni siquiera por su hijo. Desvié mis ojos hacia donde estaba Edward, el aun tenía una mirada penetrante y fría, su expresión me hizo recordar cuando lo conocí, me libere del soporte de Tanya y camine hacia su lado me pare frente a sus ojos haciendo que ellos me miraran atentos

― Tranquilo… ya todo paso— mencioné, su expresión poco a poco volvió a relajarse, me recordaba cuando los gatos tenían posición de combate, Edward estaba en el mismo plan, cualquier cosa podría engrifarlo.

― Demonios, como lamento que tuvieras que pasar por esto— susurró mientras pasaba sus brazos por mi cintura pegándome a su cuerpo

― No te preocupes— le dije para tranquilizarlo— no fue tan terrible como pensaba— mentí para darle paz, había sido peor de lo que imaginaba— Edward…— comencé con la duda carcomiéndome en mi pecho

― ¿quieres saber quién es Níkolas?— preguntó, sus manos me soltaron y me condujo hacia los enormes sofás que habían, Tanya nos observó y se sentó en frente, los tres suspiramos pesadamente— Níkolas Alexander Cullen es mi hermano mayor y murió hace muchos años atrás. Cuando tenia dieciséis años mi hermano ya era mayor, el tenia veinticuatro y estaba saliendo de la universidad se había graduado con honores de su carrera y era el alumno con más futuro de toda la universidad, para mí el era un héroe, era todo lo que yo siempre hubiese querido ser, cuando niños soñaba con parecerme a él y hacia muchas de las cosas que usualmente hacia para intentar parecernos pero aun así con mi orgullo de ser su hermano y con toda la admiración que tenía en solo una noche, un solo error cambio mi vida y se llevo la de mi hermano para siempre.

― Dios mío…— susurre llevándome una mano a mi boca— ¿Qué fue lo que sucedió?

― Por lo que Carlisle dice fue una irresponsabilidad de mi parte. La noche que Níkolas se tituló y aprobó todo en la universidad hubo una celebración a la cual él fue invitado, debido a mi insistencia le pedí que me llevara, se sentía tan bien ser observado por todos al caminar, mi hermano era admirado, odiado, envidiado y amado por muchos, sin duda el protagonismo despierta muchos sentimientos. Cuando todo termino Níkolas estaba en un estado de completa borrachera, no se podía ni los pies— los ojos de Edward cada vez más se perdían en el horizonte, parecía ausente, estaba reviviendo esa fatídica noche— yo mismo tenía unas copas de más y sentí un poco de miedo en llamar a mis padres si descubrían que me habían sacado de la casa aun siendo tan joven le armarían un escándalo a mi hermano y yo no quería meterlo en problemas. Espere un tiempo a que se me pasaran los mareos y casi en la madrugada cuando ya estaba muy bien lo subí a su auto y conduje por la carretera hacia la casa. Todo paso tan rápido…— una mueca de dolor apareció en su rostro, la cubrió de inmediato con ambas manos— yo desperté al mes después y sin saber lo que había sucedido, cuando Carlisle me vio me acusó de lo que había sucedido, para el yo siempre he sido el asesino de su querido hijo y eso jamás va a cambiar. Yo debería haber muerto en ese accidente, no él— acepto con un enorme pesar.

El dolor que había reflejado en su alma llegaba hasta lo más profundo de mí ser, esta era la gran razón del odio de Carlisle hacia Edward, él pensaba que Edward debería haber muerto en ese accidente, un estremecimiento recorrió mi cuerpo, en otra realidad tal vez jamás habría conocido a Edward.

― Eso no es cierto, fue un accidente, Edward…— le dije acercándome a él, no me importo que Tanya estuviera allí, abrí mis brazos y lo cubrí con ellos dándole mi apoyo— fue el maldito destino, el no puede culparte por lo que sucedió…

― Eso ya no importa Bella, la vida no va a cambiar lo que él piensa de mi, si mi padre me odia allá el, yo no vivera cargando sus culpas.

― Maldita sea— gemí mientras lagrimas caían por mis mejillas— es muy injusto

― Nadie dijo que la vida era justa cariño— dijo Tanya desde un rincón, sus ojos brillaban desde la oscuridad en donde estaba sentada— lamentablemente Edward ha tenido que cargar siempre con eso y Carlisle jamás se ha arrepentido del odio que tiene hacia su hijo

― ¿entonces es por eso que él te odia?— pregunté imaginándome la respuesta

― Por eso y por algunas cosas más, después de que Níkolas murió yo tuve que asumir su rol y malgaste mucho dinero en cosas sin sentido, casi perdí la fortuna familiar y ese error Carlisle jamás pudo perdonármelo.

― Demonios pero si es por ti que ahora están en ese lugar, por ti es que ahora Cullen Enterprise es una empresa gigantesca

― Eso a Carlisle le vale— dijo Tanya acercándose— a él lo único que le importa es el dinero, quien lo genere es algo poco importante— suspiro— intentemos olvidar esto, iré por un café para todos, lo necesitamos

― Para mí un té, aun siento malestar del viaje—

― ¿te duele la cabeza?— pregunte llevando mi mano instantáneamente a su frente

― Un poco, creo que iré a dormir.

― Ve primo, ya sabes cuál es tu habitación, pediré que les suban las maletas y el té.

― ¿quieres que te acompañe?— ofrecí mientras nos poníamos de pie

― No, quédate con Tanya— Edward me dio un corto beso en la frente y se perdió del salón, quería estar solo y comprendía perfectamente su aislamiento.

― Odio no poder ayudarlo— dije mientras miraba las escaleras por donde se había ido

― Créeme Bella, ya has hecho más de lo que piensas, Edward está muy cambiado y soy tan feliz de verlo así, tú has roto todas sus barreras y te enterraste en su corazón, eso es muy bueno, después de todo el dolor que le ha tocado pasar ya es hora de que tenga un poco de felicidad.

― Tienes razón pero aun así no entiendo a su padre ¿Qué demonios quiere?

― Nadie ha podido responder esa pregunta créeme que pienso que jamás sabremos la respuesta.

Tanya me condujo hacia una hermosa terraza en el patio, teníamos una vista privilegiada del jardín y la enorme alberca. Cuando vi la casa por detrás sentí nostalgia de mi casa y de la mansión, sin pensarlo saque el teléfono móvil de mi bolsillo y llame a ambas para preguntar, en la mansión Will estaba feliz de poder hablar conmigo, me preguntó por Edward y le comente sobre la recaída que estaba teniendo, me aconsejó que llamara a Emmett y así tendría que hacerlo, no me gustaba para nada lo que sucedía. Cuando colgué marque el número de mi casa, Sue me contesto.

― Casa de la familia Swan— saludó con la dulce voz que la caracterizaba

― Hola Sue— saludé animadamente, la brisa golpeaba en mi cara y me hacía sentir maravillosamente, mire a Tanya quien disfrutada animada de un pastelillo de chocolate.

― Hola cariño ¿Cómo vas? ¿Cómo esta todo allá? ¿has conocido a la familia de Edward?— demonios… no esperaba un bombardeo de preguntas.

― Eh, si ya los he visto— comente en un tono casual alejado de mis preocupaciones

― ¿y como ha sido? ¿te trataron bien?

― Sí, claro, son un poco diferentes a nosotros pero aun así todo fue muy cordial

― Qué bueno querida, me alegro bastante, mándale mis saludos a Edward y dile que te cuide— sonreí, Sue en estos meses casi había adoptado el papel de una madre, la que siempre debimos tener con Kate, amorosa y preocupada por nosotros.

― Yo le diré, ¿y mi papa?

― Anda con Kate en el mercado, fueron por unas hortalizas, volverán en un rato ¿le digo que te llame?

― No, no te preocupes, yo los llamare.

― Bueno cariño

― Cuídate mucho Sue, y cuida de mi familia

― Claro que si querida, siempre lo hare, abrazos a Edward

― En tu nombre, adiós

― Adiós.

Solté un enorme suspiro y cerré mis ojos, agradecía infinitamente que Sue fuera parte de nuestras vidas, mi padre y Kate no habían estado jamás tan felices desde que ella se unió a nuestra pequeña familia. Guarde mi teléfono y fui observada por la rubia mujer que tenía en frente.

― Te crecerá la nariz como ha pinocho— comentó con una sonrisa.

― No quiero más preocupaciones ahora

― ¿era tu madre?— preguntó, un pequeño dolor apareció en mi alma, seria genial tener viva a mi mama para apoyarme en esto

― No pero es lo más cercano que tengo a una.

― Qué bueno, y dime ¿Qué planean hacer hasta la boda?

― No lo sé, creo que recorrer la ciudad ya que nunca he estado aquí pero lo demás es por cuenta de Edward, aun no hemos hablado de eso.

― Ya tenemos agendada una cena con Alice así que creo que la pondremos para mañana por la noche así conocerás a Jasper. Hoy por la noche hay un cóctel de bienvenida para ustedes y para celebrar los comienzos de la boda, ya mañana tenemos el primer desayuno, todas las mujeres de la familia Cullen, obviamente tienes que ir, serás mi invitada especial

― Gracias— respondí por inercia, mis nervios nuevamente se crispaban, Alice ya no era una complicación pero aun así me preocupaba Esme Cullen. Tanya me miro por unos momentos y al parecer supo hacia donde iban mis pensamientos

― Si esta preocupada por Tía Esme te diré que ella es un poco más dócil que Carlisle pero más difícil que Alice, creo que ella valora mucho la familia y la paz como para no intentar conseguirla, puedo decirte con certeza que intentara convencerte para que te alejes de Edward.

― Demonios—susurre mientras jugaba nerviosa con mis dedos— ¿esto acabara algún día?

― Si, puedo asegurártelo, el día que te cases con Edward ellos no podrán hacer nada más.

― ¿casarme?— pregunte abriendo mis ojos desmesuradamente

― ¿no me digas que mi primo no te ha propuesto matrimonio?— preguntó enarcando una ceja— demonios, sí que es lento, yo pensé que ya estaban comprometidos

― Somos novios— respondí dándole importancia a nuestro compromiso

― Eso es lo mismo que el viento, para nuestra familia lo que vale son los compromisos y los matrimonios, aunque yo estoy en desacuerdo, soy un alma libre que espera ser completamente feliz sin las ataduras de la sociedad

― ¿entonces porque te casas?— le pregunte divertida por la livianes de su alma.

― ¡porque lo amo!— alzó su voz— créeme que si no lo hiciera ni loca me caso pero lo hago porque es el indicado, Mathew es el hombre que quiero en vida para siempre y no estoy tan loca como para dejarlo escapar. El vuelve mañana así que podrá salir a cenar con nosotros

― ¿Qué hace?

― Es dueño de una aerolínea, además de ser escocés. Por lo pronto está dejando todo listo para nuestra luna de miel, nos iremos dos meses a recorrer el mundo.

― ¡genial!— exclamé con emoción.

Esa tarde estuvimos hablando de la vida, la prima de Edward era una persona admirable, sin duda llegaríamos a ser grandes amigas, paseamos por la casa y ella me presento a su personal. Tanya vivía sola en esa casa ya que su familia estaba en Canadá por este año pero los conocería para la boda. En un momento mientras ella hablaba con su novio, subí las enormes escaleras hacia el segundo piso, una mucama que iba pasando me indico cual era la habitación de Edward, camine en silencio por el pasillo hasta la última puerta del lugar. Rodé la manilla y una gran habitación queda descubierta a mis ojos, estaba un poco oscurecida ya que las cortinas estaban corridas, mis ojos se fueron a la cama pero Edward no estaba por allí. Cuando avancé unos cuantos pasos un ruido que provenía de una puerta al fondo llamo mi atención, el sonido de una arcada me alerto de que algo sucedía, me saque la chaquetilla que llevaba y camine rápidamente al baño

― ¿Edward?— llame golpeando la puerta, un nuevo sonido acompañado del correr del agua me alerto de que se encontraba mal— ¡Edward! Ábreme la puerta— pedí, tome la manilla y la gire dándome cuenta de que estaba abierto, mire hacia el interior y vi a mi novio apoyado con sus dos manos del lavamanos y con la cabeza enterrada en el interior— ¡demonios! Edward ¿estás bien?— corrí en su ayuda, lo tome de los brazos y levante su rostro, tenía toda la cara mojada.

― Creo que si— respondió en un hilo de voz— me sentí mal y devolví el té que había tomado.

― Dios mío, esto no me gusta para nada.

― No te preocupes me pondré bien, es malestar por el viaje.

― Pero esto jamás te había pasado así que no es una simple coincidencia.

― Estoy bien— susurro, levanto su cuerpo y camino hacia afuera, tome uno de sus brazos y lo ayude a llegar a la cama— tengo que dormir un poco para el coctel de esta noche.

― No señor ¡no iras a ninguna parte esta noche!— impuse mi presencia ante sus palabras— hoy no saldrás de esta habitación.

― En otro momento esa habría sido una propuesta muy sexy mi amor, si no estuviera así te habría tomado la palabra— sonrió aun con sus ojos cerrados, podía ver su rostro pálido y unas enormes ojeras debajo de sus ojos. Se había dejado caer a la cama y ni siquiera se había movido

― Ya basta— le dije y saque sus zapatos— debes dormir, mas tarde te aplicare un calmante para que descanses y algo para tus nauseas.

― Hace tiempo que no me pasaba— la voz que utilizo derritió mi corazón.

― Odio que estés así— susurre acomodándome en su espalda, pase mis menos por su cintura y me pegue a su espalda, el soltó un suspiro cogiendo mis manos

― Imaginé lo que es para mí, tanto que pensamos en viajar y ahora esto me impide mostrarte lo hermosa que es mi ciudad.

― No te preocupes, ya tendremos tiempo— me levante para besar su coronilla— duerme mi amor, duerme que yo velare tu sueño, ahora es mi turno cuidarte— el sonrió.

― Te amo Bella.

― Y yo a ti— lo bese y me recargue en su espalda.

La respiración de Edward poco a poco se fue acompasando, cuando estaba segura de que dormía me levante para administrarle un calmante, seguramente su cerebro no había soportado la presión del encuentro con Carlisle explotando en una nueva crisis, si mis pensamientos no eran herrados podría asegurar que Carlisle Cullen era el detonante de sus crisis. Saque mi celular y marque el numero de Rosalie, por la diferencia de horarios allá tendría que ser muy tarde pero confiaba en que ella aun estuviera disponible.

― Hola Bella— saludó su alegre voz— ¿Cómo estás?

― Mal Rose, todo mal— le respondí dejándome caer en un sillón de la enorme habitación

― Demonios ¿Qué sucede?— preguntó

― Me encontré con Carlisle Cullen y toda su familia

― ¡por Dios! ¿y qué sucedió?

― Lo que esperaba, el tipo de me odia y no se molesta en esconder su aversión y lo peor de todo es que Edward nuevamente está enfermo

― ¿tiene crisis?— preguntó con un tono de histeria— espera un momento Emmett quiere hablarte— como era de suponer Rose estaba con su novio, nuestro buen amigo y doctor Emmett Cullen

― ¿Bella que sucede con Edward?

― Desde que llegamos en avión comenzó a tener nauseas, dolores de cabeza y síntomas que presentaba antes cuando estaba enfermo.

― Maldición, no esperaba una recaída

― Yo tampoco y me tiene muy preocupada, temo que se repitan con más frecuencia, estaba pensando en que su padre genera esas crisis, Emmett si los hubieras visto pelear

― ¿se pelearon?

― Lamentablemente si, el padre de Edward es una persona que no tiene corazón, culpa a su hijo de todo lo que sucede en su vida.

― Demonios, compadezco a mi amigo, a penas vuelvan aquí le haremos exámenes para saber cómo va, no quiero que su salud vuelva a decaer.

― ni yo tampoco. Mañana te llamare para ver cómo va todo

― está bien, llévalo al médico si todo empeora no dejes pasar tiempo.

― Lo sé no te preocupes, ya le di un calmante y está durmiendo

― Bien, me llamas cualquier cosa, no importa la hora.

― Está bien, cuídense y salúdame a Rose dile que mañana la llamare.

― Bueno, nos vemos , adiós

― Adiós.

Colgué, apreté el teléfono contra mi pecho mirando la inerte figura de Edward, sentía pena y por sobre todo podía palpar el dolor que tenía en su corazón, sin duda alguna Carlisle Cullen era más que un dolor en su vida a pesar de todo era su padre y Edward sufría por su rechazo.


jueves, 11 de agosto de 2011

Muñequita

CAPÍTULO X

BELLA POV

Ya habían pasado dos semanas desde el incidente con Cullen, cada día que pasaba me sentía peor, lo extrañaba tanto, se que soy tonta al sentirme así, pero el amor no desaparece de un día para otro y la verdad es que lo amo, tanto que duele, pero tengo que salir adelante y gracias a Dios tengo amigos que me están ayudando en este momento tan difícil que estoy atravesando, además no se me hace nada fácil si más encima tengo que aguantar que todos los días Edward me mande ramos de flores, chocolates, peluches, poemas, canciones dedicadas y un montón de porquerías más, tampoco ayuda el hecho de que todos los santos días me diga lo mucho que me ama, que está arrepentido, que lo perdone y que lo diga a viva voz cuando no lo quiero escuchar a solas, ¡maldición! Era tan insoportablemente…..tierno, ¿Qué?, no, yo no dije esa mierda, él no es tierno, es un asco de persona, un patán, una mierda, si eso una mierda.

A la semana de haberme separado de Edward fui a conversar con Tanya, necesitaba la opinión de una amiga, además con ella podía tratar el tema de la intimidad libremente y ella me ayudó mucho y además me retó mucho porque según ella le cree a Edward y me aconsejó que le diera una oportunidad, claro, yo le daría una oportunidad : que se fuera al puto infierno, esa era la oportunidad que le daría.

Tanya cada día me presionaba más para que asistiera para el aniversario del Pub, la verdad es que ya había descubierto su juego, ella quería que volviera a subirme a un escenario, me atraía la idea, pero hace tanto tiempo que no lo hago y me da temor que al hacerlo vuelvan las imágenes escalofriantes de ese desgraciado obligándome a cantar mientras él se masturbaba, no podría soportar que esas imágenes volvieran justo en el momento de estar en el escenario con tanta gente mirándome. Además me reconocerían, no las personas del pueblo, pero lo más seguro es que los artistas que Tanya había invitado y que habían confirmado su asistencia supieran quien era yo y no se si estaba preparada para resurgir a Isabella Swan de forma indefinida, porque una vez que se descubriera el pastel no habría forma de volverse atrás y para eso tenía que comunicarme con Jake, hace tiempo que no hablamos y quedamos de llamarnos ante cualquier duda

Después de hablar con Jake me quedé más tranquila, el caso seguía en investigación y ahora contaban con un testigo clave : Carlisle Cullen, gracias a mi lo habían localizado y pronto se pondrían en contacto con él para que testificara como médico y testigo, mierda cuando eso pasara ya no habría forma de que todos se enteraran quien era en realidad, Edward sabría su pasado, ese que deseaba olvidar a toda costa y del que nunca escaparía, Jake quería además que yo estuviera presente como parte acusadora y principal víctima y testigo, por ese lado no estaba tan tranquila, debería volver a ver a ese canalla, no estaba preparada para tenerlo cerca, escuchar su versión de los hechos y sobretodo no estaba preparada para estar presente cuando todos supieran a ciencia cierta qué es lo que había pasado cuando estuvo en cautiverio, no quería que le tuvieran pena, no quería sentirse nuevamente invadida por el temor que le infundía ese hombre, temor a perder nuevamente su libertad, temor a que supiera que ahora tenía nuevos amigos a los que pudiera hacerle daño para tenerla a su merced, no quería participar de ese juicio, pero sin ella no tenía caso procesarlo, seguramente le darían pocos años de condena y podría salir fajo fianza y quedar nuevamente libre para buscarla y capturarla nuevamente, no, tendría que sacar fuerzas de flaqueza y enfrentar este nuevo desafío, alzar nuevamente la barbilla orgullosa y darle pelea a ese monstruo, no volver a demostrar miedo, no demostrar ninguna emoción, pero para eso debía fortalecerse por dentro y por fuera y lo que le había hecho Edward debería servirle de estímulo para matar cualquier tipo de miedo y no dejar nunca más que ningún hombre la lastime, si, eso haría, el odio de Edward Cullen me sacaría adelante, sólo debía enfocarme en la verdad que sabía, Edward me había querido destruir con su odio y su desprecio y no lo había logrado y ahora ese desprecio me daría las fuerzas para enfrentarme a todo sin miedo, total qué mas me podían hacer para destruirme, nada, Edward había estado tan cerca, tan cerca de verme derrotada y llorosa y no le daría el gusto.

Me dirigí a uno de los agentes que me servían de sombra y le comuniqué que necesitaba ejercitarme y practicar lo que James me había enseñado, en un principio me miró como si fuera un bicho raro, pero le dije que si no aceptaba que se largara, no necesitaba niñeros y si no iban a servir para nada más mejor que se fueran, entre maldiciones aceptó y los entrenamientos empezaron, despejé la sala de la casa, total no recibía visitas, así que ahí pusimos los aparatos para entrenar.

En un principio había sido tonificante empezar a practicar, pero el puto agente llamado Peter se estaba desquitando por hacer de niñero y me estaba pateando el trasero

- Mierda – nuevamente estaba en el piso, el estúpido Peter me estaba dando una paliza

- Tienes la fuerza, sólo tienes que enfocar bien tu objetivo y concentrarte, ahora, ataca – carajo, nuevamente al piso

- Oh, la niñita no sabe luchar, ni siquiera defenderse de unos golpecitos suaves, seguramente Cullen dejó que lo golpearas por que sentía pena por lo que te hizo – ah no, sacar a maldito Cullen era muy mala idea, me levanté, adopté la postura de ataque y lo hice, lo ataque con precisión y una furia ciega, terminé derribándolo

- Ok, niña, para, para carajo, me vas a matar a golpes – ok, lo admito me desquité con el pobre Peter y le di más de lo que se esperaba

- Ok, ¿quién es ahora la niñita Peter?

- Jajajaja, eres fuerte niña, pero te falta disciplina y controlar las emociones, pero primero era necesario sacarlas para despertarte, de todas maneras te falta mucho para lograr un nivel avanzado, pero para defensa personal estás bastante bien, mejor diría yo, por ahora es todo, mañana seguimos

- Ok, gracias Peter

- Discúlpame tu Bella, no debí sacar a colación loo que te hizo el hijo de puta de Cullen, fue un golpe bajo

- No te preocupes, si eso me da las fuerzas para enfrentarme a todo lo que se me viene de algo que sirva lo que me hizo

- De todas maneras, no había tenido la ocasión de decirte que lamento mucho lo que estás pasando yo estimaba mucho a James y se lo que sentía por ti, pero debes dejar de culparte y debes salir adelante, vivir nuevamente, darle pelea a tu pasado para que logres un futuro mejor

- Oh por Dios, eras mejor callado y en las sombras – dije riendo y guiñándole un ojo para darle a entender que era una broma

- Jajajajaja, pequeña bruja ya verás en el entrenamiento de mañana

- Hasta luego niñera

- Hasta luego fierecilla

- Jajajajaja – me caía bien Peter, era más simpático que Collin el otro agente que se había dedicado a mirarnos seriamente mientras entrenábamos

Cuando se fueron me fui a bañar y por Dios estaba adolorida entera, Peter había pateado mi trasero.

Me estaba terminando de vestir cuando sonó el timbre, al abrir la puerta me encontré con Emmett en el umbral y me miraba con esos ojitos risueños

- ey hola Emmett ¿qué te trae por acá?

- Hola Annie, yo quería decirte que extraño mucho ser tu amigo, no comparto lo que te hizo Edward y tienes un amigo en mi

- Gracias Emmett - ¿por qué mierda no se iba? Ya dijo lo que quería decir

- Ehhh, ¿me invitas a pasar?

- Oh, lo siento, pero no, sabes que vivo sola y no me parece adecuado

- Edward siempre venía

- El era mi novio y no tengo por qué dar explicaciones, dijiste que eras mi amigo y no es de amigos cuestionar las decisiones

- Lo siento, soy un idiota, sabes que me gustas y yo…

- Ni te atrevas a decirlo Emmett, me ofendes si piensas que podría volver a salir con alguien en plan romántico, no soy una cualquiera y lo de Edward está muy reciente, además…

- Además aún lo amas ¿cierto?

- No es tu problema y si no sabes amarrar la lengua es mejor que no seamos ni siquiera amigos

- No, no, por favor perdóname, tienes razón, soy un bocota, ¿nos vemos en clases?

- Seguro

- Annie ¿te encuentras bien realmente?

- Me encuentro como la mierda Emmett, pero viva – bueno no tenía que mentirle a un amigo ¿cierto?, además Emmett me daba cierta confianza nunca se había comportado como los putos del colegio y ahora me brindaba su amistad, espero se conformara sólo con eso, no podía entregar nada, estaba vacía, Edward me había dejado muerta por dentro

Cuando desperté apenas podía verme, carajo, me dolía todo el cuerpo por el entrenamiento de ayer.

Cuando llegué al colegio Edward me miraba a la distancia, si había recibido sus malditas flores matutinas y como todos los días estas habían terminado en la basura. No hizo ningún movimiento para acercarse y lo agradecí internamente, no tenía hoy las fuerzas para enfrentarlo.

Más tarde me encontré con Jasper, la relación con él había mejorado en los últimos días, habíamos aclarado el problema, se lo debía por James y le había terminado por contar toda la verdad. Cuando le conté su mirada era de absoluta tristeza tanto por mi como por el final de James y comprendió que el caso se manejaba con absoluto hermetismo por parte de la policía, era un caso complicado y se habían encargado a la perfección que la noticia no se filtrara, al menos en los hechos reales para que no entorpeciera el proceso que pronto se realizaría, prometió estar a mi lado en el juicio y en todo momento en que lo necesitara, a veces me recordaba tanto a James, sobretodo cuando se las daba de súper héroe, pero yo cada día dejaba de ser la doncella en peligro y me sentía cada día con más fuerzas y notaba como de a poco iba recuperando a la antigua Bella y la Annie que acá conocían iba desapareciendo.

Cuando le comenté a Jasper los planes de Tanya se mostró bastante entusiasta, me alentaba a que resurgiera de una buena vez, pero seguía indecisa.

Iba a mis clases cuando me topé con la zorra de Rosalie

- ey freaki, que se siente ser nuevamente la perdedora

- dímelo tú, no pasas de ser la segundota

- ¿cómo dices?

- Eso mismo, siempre serás la segundota, a pesar de acostarte con Edward, él por los motivos que sea me sigue buscando, rogando que vuelva con él y a ti ni siquiera te mira, sólo fuiste un polvo de borrachos

- Cállate estúpida, puedo tener al hombre que quiera

- Jajajaja, no a todos, no tienes a Emmett y si yo me lo propongo nunca lo tendrás, ayer fue a ofrecerme nuevamente su "amistad" ¿entiendes?, él nunca te querrá porque eres mala y eres papel quemado por muchos hombres, estás tan usada y amargada que nadie te soporta – le dije destilando toda la rabia que tenía, me giré y la dejé sola llena de rabia, punto para mi.

Me alejé de esa víbora y entré a clases y como no, tenía que estar Cullen ahí sentado en mi mesa esperándome

- Hola Bella

- ¿qué quieres Cullen? Me duele la cabeza y no estoy de humor para tus idioteces

- Auch, no tienes que ser tan mala – dijo riéndose y por Dios se veía tan sexy

- No se que quieres y la verdad no me interesa, no tenemos nada pendiente, deberíamos hacer de cuenta que no nos conocemos

- No digas eso, te quiero tanto y te extraño

- No te atrevas a decir eso nunca más, me tienes harta ¿por qué no vas y te buscas alguna zorra para pasar el rato y me dejas en paz?

- No sigas con eso, sabes perfectamente que a la única que quiero eres tú, se que me porté como un patán, pero por favor dame una oportunidad, una sola y te juro que no te defraudaré

- No pidas milagros Cullen, además no siento ya nada por ti, mataste mis sentimientos y ni siquiera te quiero como amigo

- No digas mentiras Bella, me amas, pero estás dolida y lo entiendo, pero ¿crees que algún día podrás perdonarme?

- Quizás, pero ese día no estaré aquí para decírtelo personalmente

- ¿te irás? ¿cuándo?

- No lo se, pero eres ingenuo si crees que me quedaré en este pueblo viéndote todos los malditos días

- No te vayas, no me dejes, si quieres nunca más te hablo, pero por favor no me prives de tu presencia

- No seas cursi, eras mejor cuando eras un cabrón insufrible, ahora pareces un niño llorón y un blandengue

No me lo vi venir, en un par de segundos Edward me había agarrado de la nuca y sus labios devoraban los míos con urgencia, con necesidad, traté de zafarme de la situación, pero ¡qué diablos! El imbécil besaba como los dioses y mentiría si dijera que no había extrañado sus labios, Edward profundizó el beso y con la mano libre me apegó a su cuerpo rozando nuestros sexos indecorosamente, sin darme cuenta de lo que hacía pasé mis manos por su cuello atrayéndole más hacia mi, si eso era posible, joder, estaba en la gloria, perdida en sus caricias, en sus besos fogosos, en su erección rozándome cada vez más fuerte

- te necesito tanto pequeña, no sabes lo mucho que me haces falta – dijo una vez que soltó mis labios para tomar aire, aunque sus manos seguían acariciándome

- no, no sig….

- Sientes como me tienes ¿ah?, eso sólo lo logras tú, este cuerpo sólo responde al tuyo, te deseo tanto mi ángel, no me tortures más, te amo, te necesito ahora

- No – trataba por todos los medios de olvidar su boca en mi cuello y sus manos avariciosas recorriendo mi trasero

- No Edward, suéltame, sólo estás caliente y para eso sólo tienes que buscar a tus amiguitas

- No, mi necesidad va más allá de calentura, mi necesidad eres tú, no sabes lo mucho que estoy sufriendo tu indiferencia, nunca me había enamorado, pero ahora lo se y te necesito, siento que me quemo con solo mirarte, con olerte mi cuerpo despierta, con recordar tu cuerpo desnudo junto al mío siento que tiemblo de placer – decía mientras una mano la colaba debajo mis pantalones y tocaba mi coño

- Oh, Bella, estás tan húmeda pequeña, también me deseas, tanto como yo – carajo era verdad, estaba quemándome y necesitaba más, mucho más, pero no debía ceder, no podía

- No, déjame en paz Edward, no vuelvas a tocarme nunca más – lo empujé y salí corriendo como alma que lleva el diablo de la sala, corrí hasta salir del colegio

- ¿Qué pasa niña? – Collin estaba afuera del colegio y me atrapó en un abrazo

- Sácame de aquí por favor

- ¿te hicieron daño? Dímelo y le pateo el trasero ahora mismo ¿quién fue?

- Sólo sácame de aquí, no soporto estar más aquí

- Fue ese muchacho ¿cierto? Fue Cullen ¿qué te hizo? – preguntaba mientras me tomaba en brazos y me depositaba en el auto

- Soy yo, maldita sea soy yo, lo sigo amando y casi, casi caigo nuevamente – dije llorando más fuertemente

- Ah, es eso, bueno, no es fácil terminar una relación, los sentimientos no desaparecerán de un día para otro y además, bueno, emmm, eres joven y hormonal, es común…

- Pero yo nunca he sido así, ni siquiera con James, yo nunca con él….

- Amas a ese muchacho imbécil, no te reproches no todas las relaciones son iguales, no siempre sentirás lo mismo por uno u otro novio

- Gracias Collin, por sacarme de allí

- Será la última vez, no deberías seguir huyendo de nada, estás entrenando el cuerpo, quizás deberías entrenarte psicológicamente, debes ser fuerte lo que viene en el juicio es duro y debes estar preparada para revivir todo el horror que viviste y salir airosa y con la frente en alto.

- Lo se, gracias nuevamente

- De nada niña, de nada – dijo lo último sonriendo, nunca lo había visto reír, se veía más joven y apuesto

Al llegar a casa me cambié de ropa y estuve reflexionando lo que dijo Colin, tenía razón, debía enfrentarme a mis miedos y debía empezar en este mismo instante.

Prendí el reproductor de música y subí el volumen a máximo y me llené de las melodías que se reproducían, mentiría si dijera que estuvo todo color rosa, el dolor atenazó mi pecho, pero no me permití llorar, apreté los dientes y empecé a saltar en la cama como loca, no permitiría que algo que tanto había amado como la música me hiciera más daño, lo mismo debería hacer con Edward, no permitiría que e dañara más, lo amaba, lo deseaba, mierda como lo deseaba, pero era demasiado tarde.

Caí exhausta sobre la cama, apagué el reproductor y me dirigí a una sala a la que no había entrado nunca, una sala de música, acaricié los instrumentos musicales y lentamente me senté en el piano y toqué una pieza, pero me detuve antes de acabar, ya que las lágrimas surcaban mis mejillas y tocar claro de luna me llenaba de tristeza en estos momentos.

Tomé el celular y marqué, después de tres tonos una voz respondió

- Tanya, estoy lista, asistiré al aniversario del Pub, prepara todo Isabella Swan regresa con todo.