Dark Chat

domingo, 22 de enero de 2012

Cuidando Tu Corazon

Hello mis angeles hermosos!!
aquí les traigo el epilogo de este fic que los disfruten, les mando mil besitos a todas
Angel of the dark
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EPILOGO

― Cuanto tiempo ha pasado— susurro Edward mientras acariciaba mi cabello
― Si, es increíble, hace solo unos meses ella no caminaba y ahora mírala, esta tan grande y tan hermosa.
Era cierto, nuestra pequeña, Reneesme estaba por cumplir los dos años de edad, tan linda y hermosa. Mis ojos se acostumbraron a la luz que estaban expuestos para mirar la inconfundible figura de Nessie jugando en el pasto junto a Níkolas, mas allá estaban Alice y Esme tomando un aperitivo en el jardín. Estábamos en Inglaterra en la casa de campo de los Cullen, las enormes montañas que rodeaban a la casona nos daban un paisaje subliminal
― Mírala que feliz esta— menciono Edward, volví mis ojos hacia la dirección de mi pequeña para ver que con una enorme sonrisa le aventó una pelota a su primo— ¿crees que sepa que mañana es su cumpleaños?
― Puede ser, ella sabe que es un día importante porque estamos casi todos aquí.
― ¡mi ahijada es un amor!— exclamo una fuerte voz a nuestro lado, ambos levantamos la cabeza y vinos a nuestro buen amigo Emmett acercarse de la mano de su esposa.
― Se nota que es hija de Bella porque la dulzura la tiene plagada hasta en los cabellos— menciono Rosalie con una enorme sonrisa
― ¡hey!— exclamo Edward como reprimenda— mírenla es igual a su papa.
― Si claro— bromeo Rosalie— James también es igual a su padre— siguió con el mismo tono, el pequeño hijo de Rosalie y Emmett tenía un año, por la bromas que siempre dice Rose supimos que él fue concebido la misma noche de bodas por lo que Emmett siempre le dice que es su pequeño Regalo. Jeremy quien recién comenzaba a caminar venia de la mano de Kathe.
― Es genial que nos hayamos reunido todos aquí, imagínate esta la familia de Bella, la de Edward, el viejo y gruñón Will, nosotros que somos muy importantes— todos reímos— solo faltaría…— las palabras fueron evaporadas de sus labios el cuerpo de Edward se tenso lentamente al descubrir de quien se trataba el personaje faltante.
― ¡Emmett!— lo pellizco Rose
― ¡Auch!— se acaricio la piel afectada— mujer, me dolió, lo lamento— termino con tono de disculpa.
― No te preocupes, tienes razón, Carlisle debería estar aquí.
Desde que nos separamos ese día en el hospital Carlisle Cullen desapareció de la familia por todo este tiempo, las llamadas que hacía desde diferentes partes del mundo nos decían que estaba bien. Las veces que paso por chicago jamás dejo de ver a Nessie, siempre nos reuníamos para que el pudiera verla y jugar con él, mi hija sabía perfectamente quien era Carlisle en su vida a pesar de las distancias, lamentablemente todos esos encuentros fueron en secreto por petición de él, nunca entendí porque no quiso decirle a Edward que nos reuníamos, mi marido sospecha ya que me hizo mención varias veces pero nunca se lo confirme.
― ¿Qué pasa?— me pregunto cuando perdí la noción, mis hijos estaban fijos en un punto, moví lentamente la cabeza
― Nada, no te preocupes
― ¿hay algo que te preocupa?
― No nada mi amor, no te molestes.
― Bueno y cómo íbamos…
La conversación siguió pero mi mente nuevamente voló hacia donde estaba Carlisle, ¿se acordaría que mañana es el cumpleaños de Nessie? De todo corazón esperaba que si, aunque solo cumpliría dos años se que a mi pequeña le gustaría ver a su abuelo y por sobre todo tenerlo en un día importante. Las cosas han marchado bastante bien desde que comenzamos a ser una familia, Edward hizo que la empresa familiar creciera a niveles insospechados, cosa que me hizo enorgullecer, Alice volvió a diseñar y ha sido muy feliz en Inglaterra con su marido. En mi familia las cosas no podía estar mejor, Kate salió del colegio y este año entra a la universidad, imagínense la cara de mi padre cuando ella le dijo que su elección había sido medicina, Edward quien quiere mucho a mi hermana le ofreció pagarle los estudios y se inscribió en una de las mejores universidades de América. Suspire lentamente, Rose y Emmett ahora jugaban con los tres pequeños, Edward pasaba sus dedos lentamente por mi espalda haciéndome suspirar audiblemente, el torrente de emociones que provocaban sus dedos en mi piel provocaban los más oscuros deseos.
― Si sigues haciendo eso tendré que raptarte— le susurre con voz sensual en su oído, su boca se curvo en una sensual sonrisa torcida, sus dedos hicieron aun más constantes la caricia— Edward— susurre atolondrada por el reciente deseo.
― Vamos adentro— me miro y mis sentidos se abrieron completamente.
― ¿en serio?— mis ojos se desviaron, nadie nos estaba viendo, estábamos recostados en una silla de playa enorme que había casi al frente de la piscina, todos estaban a unos cuantos metros mas allá jugando con los pequeños. Las miradas cómplices no se hicieron esperar, Edward se puso lentamente de pie y yo lo seguí, entrelazo nuestros dedos y caminamos rápidamente hacia el interior de la casa.
Los pasillos se hicieron cortos entre risas y besos furtivos, si esta era la felicidad máxima creo que podría acostumbrarme a ella, llegamos rápidamente a una enorme puerta doble de madera con hermosos adornos, la cruzamos y estábamos en nuestra habitación, de color blanco con adornos azules se veía majestuosa frente a mis ojos.
― Sra. Cullen— susurro en mis labios— he tenido ganas de robármela desde el principio
― Amo cuando me dices esas cosas
― Es como el día de nuestro matrimonio ¿lo recuerdas?
― ¿Cómo olvidarlo?— mi mente se desprendió unos momentos para recordar tan maravilloso día.
Logramos efectuar nuestro matrimonio cuando Nessie tenía unos seis meses, debido a la nueva rutina y a algunos cambios que Edward tuvo que hacer en la empresa no habíamos tenido tiempo de efectuar la ceremonia pero a penas todo estuvo resuelto fijamos la fecha de nuestro matrimonio. Nos casamos en Chicago, en la ciudad que vio florecer este amor, recordare siempre la enorme iglesia del centro, repleta de nuestros amigos y familiares. Afuera también había exaltación, los medios de televisión y prensa escrita cubrieron el matrimonio, no todos los días se casaba el hombre más rico del país. Mi vestido fue simple, de corte Strapless y de color marfil con un enorme faldón blanco que cubría mis pies y una cola adornada con pequeñas flores, el ramo eran rosas blancas y rojas representando la pureza de nuestro amor y la pasión que nos unía. Mi pequeña Nessie llevaba un hermoso vestido blanco decorado con flores iguales a las mías, Kathe y Rosalie fueron mis damas de honor y Emmett junto a Will los padrinos de Edward. Ese día fue esplendoroso, la comida, el baile y todo lo demás salió perfecto. Para poder hacer nuestra luna de miel más larga nos llevamos a Ness de viaje con nosotros, recorrimos toda Europa y Asia.
― ¿A dónde te fuiste?— pregunto Edward mientras acariciaba mis hombros
― Recordaba nuestro matrimonio
― Una fecha muy importante— murmuro con tono sensual.
― Claro que si— sus dedos se apretaron levemente sobre mi piel dejándome ver la urgencia de su deseo— pero ahora no es momento para recordar.
― Claro que no, ven conmigo mi amor— tomo una de mis manos para llevarme directamente a la cama.
Sus caricias comenzaron lentas, con mucho cuidado saco mi ropa y beso cada rincón de mi cuerpo, el éxtasis que provocaban sus caricias me hacia tocar el cielo. Cuando mis pechos fueron liberados del bañador tomo mi pezón dentro de su boca para succionarlo lentamente haciéndome enloquecer, mi cabeza se movía de un lado a otro intentando contener los gemidos de placer que el gesto provocaba, sin duda el me hacía perder la cabeza, su voz aterciopelada y la intensidad de sus ojos sobre mi piel me provocaba todo tipo de sentimientos. Enterré mis dedos sobre su cabeza apremiando los movimientos, pronto el estaba en el mismo estado que yo, sentía su potente excitación sobre mis muslos, sus besos bajaron por mi estomago para llegar a mis caderas. De un solo movimiento quito mis pantaloncillos exponiéndome al escrutinio de su vista.
― ¡Edward!— gemí con fuerza cuando beso sobre mi monte de Venus— ¡ah!— volví a exclamar presa de la cantidad de sentimientos que albergaba mi cuerpo y que deseaban salir.
― Te amo mi amor
― Y yo a ti— sus labios bajaron antes de que pudiera terminar la oración hacia mi punto de placer, sus labios tomaron la carne para succionarla fuertemente y darme aun mas para gemir. Mis brazos se movían frenticos en la cama intentando mitigar las ganas de gritar.
― Silencio mi pequeña Bella, no nos deben escuchar.
― Odio cuando me dices eso— mi voz sonaba trastornada, la sabia cuanto me costaba aguantar o contener las sensaciones que me provocaba, uno de mis dedos se fue inconsciente a mi boca, mis dientes los apretaron pero aun así los gemidos podían escucharse. Mis caderas llevaron el ritmo de la succión mientras que mi marido disfrutaba viéndome desfallecer
― Está bien… ya no te hare sufrir más.
― ¡no!— exclame al sentirlo detenerse
― Bueno… si tu insistes— prosigo con tono de burla, la succión fue acompañada con sus dedos, el mi viento ahora era brusco y pasional, estaba completamente excitada y lista para sentirlo dentro de mí. Fue tanto el deseo que de un movimiento lo atraje hacia mí para besar con fiereza sus labios. Rodamos no sé cuantas veces en la cama hasta quede sobre él, hice volar con maestría sus pantalones para sacar su erección, sin contemplaciones lamí su miembro probándome contracciones por todo el cuerpo, cuando lo sentí al borde de estallar nos hice girar nuevamente y le deje el camino libre
― Tómame— le pedí gimiendo por la ansiedad
― Bella— respondió en el mismo tono, llevo su erección hacia mi entrada y me sentí morir, mi garganta se seco mientras la carne se iba abriendo paso, mi cabeza y mi espalda se arquearon hacia su cuerpo mientras que uno de mis pezones fue víctima de su acoso.
Comenzamos el vaivén mas delicioso, sus embestidas eran rápidas y potentes demarcando el grado de placer que estábamos alcanzando, yo lo amaba, lo quería siempre conmigo y jamás me iba a arrepentir de haber peleado por él. Era mi amor, mi marido y el hombre de mi vida al cual iba a amar hasta la eternidad. Una de sus manos paso por mi cintura y pego mi cuerpo hacia el de él, con solo unas cuantas embestidas mas sentí que el cielo se quebraba y me dejaba pasar hacia la eternidad, un grito inevitable por parte de ambos salió desgarrado de nuestros pechos, ahí estábamos ambos en presencia de un magistral orgasmo.
― Dios mío— gemí cuando nuestro cuerpos aun se movían por la intensidad— ha sido… ha sido…
― Genial— concluyo con una sonrisa, su figura cayó rendida a mi lado pero sin soltarme un centímetro, beso con ternura mi hombro para luego esconder su cabeza dentro de mi cuello— amo el olor de tu piel, amo todo en ti.
― Que gracioso— murmure con tono de bula— yo siento lo mismo— instantáneamente una sonrisa apareció en nuestros rostros, beso con aun más fuerza mi piel para quedarnos un momento en tranquilidad, con un bebe de casi dos años es muy poca la paz que encuentras en el día a día.
La crianza de Reneesme la deje a mi completo cargo, no por un tema de confianzas o de darle la mejor educación si no porque quiero estar en el mundo de mi pequeña no quiero que nadie más la crie, no pretendo ser la mejor de las madres pero si estar siempre con ella. Edward en ese aspecto es como Carlisle, si tiene que viajar nos lleva consigo, si sale a algún congreso o a una reunión en el exterior vamos con él, siempre hemos sido muy unidos y ese mismo lazo no se ha desgastado con el tiempo.
― Debemos salir— le dije mientras sentía que su respiración se hacía cada vez más lenta y pausada, estaba quedándose dormido.
― Lo sé pero me da un poco de pereza, además son pocas las veces en las que puedo raptarte de esta manera, extraño hacerlo en cualquier parte— una carcajada salió de mis labios, Edward era un hombre candente y pasional, siempre lo ha sido por lo que nos era difícil encontrar momentos para nosotros solos pero la buena suerte nos acompañaba y nos daba alguna oportunidad
― Te entiendo pero sabes que hay mucho que hacer, los invitados llegaran mañana temprano y debemos ver lo del servicio de banquetearía.
― Si… si… si— murmuraba mientras besaba mi piel, sonreí.
― Vamos amor mío, prometo recompensarte por este enorme sacrificio.
― ¡bien!— exclamo con alegría— está bien vamos entonces— de un salto se paró de la cama para vestirse, en menos de dos minutos estaba listo.
Yo me tarde un poco más, fui al baño e hice las cosas que todo mundo debe hacer para luego vestirme. Edward me esperaba con una enorme sonrisa en sus labios. Nos tomamos de las manos no sin antes darnos un enorme beso, de esos que te roban el aliento. Salimos hacia el pasillo y caminamos juntos hacia los jardines, la escena seguía igual, todos jugaban en el césped con los niños, ahora Rosalie hablaba animadamente con Alice y Esme con Sue. Me sentía feliz de que nuestras familias estuvieran juntas y pudieran convivir en paz.
― Papi— grito Nessie agitando sus manos en el aire— mami— ambos corrimos hacia ella, Edward la elevo del suelo haciéndola volar por los aires por unos segundos, Reneesme reía a todo pulmón, a ella le encantaba cuando Edward le hacia ese tipo de cosas.
― ¿Cómo estas pequeño angelito?— le pregunto mi esposo con alegría
― Bem— respondió en un monosílabo, ella hablaba mucho para los niños de su edad pero aun se le dificultaban las palabras— mami— me llamo extendiendo sus brazos, la tome y pegue con fuerza a mi pecho, la piel cálida de su cuerpo me dio la paz que solo conseguía cuando ella estaba en mis brazos. Edward nos miraba con sus ojos atentos, pasó una mano por mi espalda y juntos caminamos hacia donde estaban los demás.
La tarde fue puras risas y juegos, cuando el sol bajo un poco los chicos se metieron a la piscina acompañados de sus papas, Nessie llevaba un lindo bañador de color rosa, Jeremy y Níkolas llevaban uno de color azul y celeste respectivamente. Mientras ellos entretenían a los niños nosotras nos fuimos hacia la enorme carpa que estaba instalada en el patio para la festividad, yo le había pedido a Edward que fuera algo sencillo que solo estuviera la familia pero él se había negado alegando que su hija siempre iba a tener lo mejor y que un cumpleaños era tan importante como un matrimonio ¿Por qué no íbamos a hacer una enorme fiesta?
― Creo que te fuiste en serio cuando dijiste que querías una enorme fiesta— comento Alice a Esme mientras ayudaban a decorar las mesas de los invitados.
― Claro que sí, con Edward quedamos en que haríamos una enorme celebración, porque esta nuera mía pensaba en hacer una pequeña reunión— reí y mis mejillas se tornaron de color carmesí
― Vamos Esme sabes que no me gusta tanto alboroto, pensaba en algo mas intimo para que estuviéramos solo la familia— comente con burla
― ¿y quienes piensas que vendrán ahora?— rio— además dos años no se cumpla todos los días ¿no crees?— un guiño salió de sus ojos.
― Si claro— acepte mi derrota, contra los Cullen en asuntos de fiestas y reuniones familiares jamás podría ganarles.
― Bueno pero lo que importa es que estaremos todos juntos— agrego Rosalie mientras decoraba un pequeño escenario que había instalado la banquetearía, por detrás de nosotras un contingente de decoradores se disponían a trabajar, en menos de dos minutos estábamos todos por la misma causa.
Las horas se pasaron rápido, cuando la noche se hizo presente como todos los días llevamos a dormir a nuestra pequeña, ella iba emocionada y alegre en los brazos de su papa.
― Domir, domir, domir— canturreaba mientras acariciaba las mejillas de Edward
― Es la primera niña que veo feliz a la hora de dormir— comento Edward.
― Si es impresionante pero todo te lo debemos a ti mi amor, que nuestra hija sea feliz en su hora de sueño.
― Si… tienes razón.
Llegamos a nuestra habitación, como Nessie aun era bebe le daba algo de miedo dormir sola por lo que Esme nos había instalado una enorme cuna cerca de la cama principal. Caminamos lentamente hacia ella y Edward la puso dentro, un puchero que se fue haciendo cada vez más intenso apareció en sus labios.
― ¿Qué sucede bebe?— le pregunto su papa
― Papa, súbica— exclamo con ojos lloroso
― ¿súbica?— pregunto Edward mirándome con extrañeza, yo sonreí, mi pequeña había heredado la personalidad demandante de su padre y como nosotros éramos unos padres algo consentidores no podría negarle a mi pequeña lo que pedía.
― Súbica quiere decir Música, quiere que la arrulles.
― Oh— exclamo para luego sonreír— no le había escuchado que lo llamara así
― Eso lo hace cuando soy yo quién la va arrullar
― Pero tenemos un pequeño problema nos falta la…
― ¿esto? Le pregunte extendiéndole el objeto que faltaba, la caja de música
― ¿vez? Por eso te amo mas cada día— beso mi frente y se dispuso a comenzar el ritual de cada día. Acomodo a Nessie en sus brazos mientras que yo prendía la música y bajaba la intensidad de las luces.
Cuando mi hija era pequeña era fácil pero ahora que estaba más grande ella se hacía participe del momento, acariciaba con sus pequeñas manitos la cara de Edward, sus brazos, su cuello y hasta las mismas manos con las que la sujetaba. De pronto se elevo en la misma posición en la que estaba y busco con sus atentos ojos por toda la habitación.
― Mami— grito de repente— mem
― ¿yo?— apunte hacia mi pecho
― Mem— pidió apremiante.
Me acerque a ellos, Nessie se acomodo en el hombro de Edward con su cabeza casi colgando mientras que mi marido fascinado por el mandato de su hija paso su mano por detrás de mi cintura y me pego a su cuerpo. Con el ritmo de la música de fondo bailamos, solos los tres como la hermosa familia que éramos, pasaron solo unos cuantos minutos más cuando un pequeño ronquido inundo la habitación, ella estaba dormida.
― ¡uf! Esta vez fue rápido— susurro Edward
― Creo que fue por el ajetreo de la piscina
― Entonces cuando volvamos a casa la dejaremos jugar con agua todos los días
― ¡Edward!— exclame demasiado fuerte, tape mi boca para aminorar el eco del sonido. El con una enorme sonrisa paso sus manos por mi cintura y me pego a su cuerpo.
― No es aquí donde debes gritar mi nombre Señora Cullen— susurro con sensualidad, beso mis labios con ternura pero tomo mi piel con pasión.
― Me estas aprontando a lo que se viene
― Siempre, después de la cena ni pienses en quedarte a conversar, porque reclamare ese cuerpo que me pertenece.
― ¿solo el cuerpo?— bromee
― Sabes que no pero no tengo porque recordarte el corazón porque el tuyo esta fundido con el mío, ambos son solo uno, tu y yo somos un solo corazón.
― Me emocionas Sr. Cullen
― Gracias… es un don que siempre me sale con usted— ambos reímos, nos despidos de nuestra pequeña no sin antes sacar el monitor para bebes y marcharnos hacia el comedor a cenar con los mayores.
Esa noche Edward como siempre cumplió sus promesas, ni siquiera me dejo decir buenas noches cuando iniciábamos un camino de juegos sensuales y besos hacia la habitación. A la mañana siguiente sentí unas pequeñas y cálidas manos acariciar mi rostro, me removí lentamente entre las suaves sabanas, mis ojos se abrieron e intentaron acostumbrarse a la luz de la habitación.
― Mamita— un gemido alegre salió de los labios de mi pequeña— ¡mamita!— volvió a decir, de fondo escuchaba las suaves risas de Edward, mire de donde provenía la voz y Nessie estaba sentada en frente de de mi esposo mirándome atentamente— mamita
― Buenos días princesa– le dije a la dulzura que tenía en frente— buenos días amor mío— salude al hombre que esperaba un beso de mi parte, uno muy tierno salió de mis labios para ambos
― Buenos días mamita— me respondió Edward con tono de humor— amo cuando Nessie te llama mama, hace que mi alma se sienta feliz.
― Lo sé, siento lo mismo, esta pequeña traviesa crece tan rápido, no nos daremos cuenta y ya estará entrando al colegio
― Si, es verdad— removió los ricitos de Nessie quien le dio una enrome sonrisa
― Hoy es tu gran día mi pequeña, hoy cumples dos años— me acerque para hacerle unas cuantas cosquillas en su barriguita
― Mami— gritaba entre risas— papi… papi— pedía ayuda, Edward solo nos observaba.
― Hoy será un día estupendo, tengo el presentimiento— comento Edward
― Lo sé… creo que será genial.
Nos levantamos con aun más energía que de costumbre, nos bañamos los tres juntos en el Jacuzzi y vestimos a nuestra bebe. La mañana se nos hizo corta haciendo los últimos arreglos para la celebración de la tarde, cuando el reloj marco las tres en punto los invitados comenzaron a llegar. Los amigos más cercanos de los Cullen junto a sus pequeños hijos se hicieron presentes, los familiares con todos los primos pequeños de mi hija llegaron felices a la festividad. Estábamos en la entrada de la enorme carpa recibiendo a los invitados, Nessie se mostraba feliz ante tanto mimo que todos le hacían al verla, mi hija sin duda se dejaba querer, mientras recibíamos a unas amigas de Esme vi algo que no esperaba, la llegada de alguien a quien pensábamos no iba a venir.
― Edward mira quien llego…
― Sabía que vendría, estaba seguro de que no se lo perdería por nada del mundo.
De una enorme camioneta emergió una rubia cabellera, con un paso que diferenciaba a toda la familia de Edward se acerco a nosotros, la sonrisa que adornaba su cara era propia de ese rostro tan hermoso.
― Me imaginaba que harías hasta lo imposible por venir
― ¿crees que me perdería el cumpleaños de esta preciosidad?— dijo con un tono de alegría
― Claro que no Tanya, sabíamos que harías lo posible por estar aquí.
La prima de Edward, Tanya, se había marchado hace algunos meses a Francia con su marido ya eran pocas las veces que nos podíamos ver pero siempre manteníamos contacto telefónico, ella al igual que sus dos pequeñas gemelas, Chantal y Françoise eran inmensamente feliz junto a su padre en aquel lejano país.
― ¿y dónde está tu marido?
― Fue a estacionar la camioneta, ¿de verdad pensabas que no vendría?
― Claro que no, te digo que sabía que harías lo imposible por venir— Edward abrazo a su prima con Reneesme en sus brazos, ella le dio un beso a Tanya mientras que yo observaba a las pequeñas que tan solo tenían unos meses de vida.
― Estas niñas están cada día mas lindas
― Mis francesitas son un amor, tan inquietas y revoltosas como su madre.
― No podría imaginarme otra cosa viniendo de ti querida Tanya
― Ya basta, eres un hablador, mis hijas serán las mejores amigas de Nessie y ahí te quiero ver, espero que no te enojes cuando las gemelas se vayan de fiesta con la pequeña Nessie.
― Eso ni lo pienses, mi hija tiene vetadas las salidas y los hombres hasta que tenga treinta— murmuro Edward con tono de fingida molestia
― Si claro— bromee— no te preocupes Tanya que la que dará los permisos seré yo.
― De eso estoy completamente segura, hay que dejar a estos hombres que piensen que tienen el control— una risotada salió de nuestros labios, Edward en cambio frunció el ceño con disgusto. El marido de Tanya venía con una enorme sonrisa acercándose
― ¿de qué se ríen?— pregunto antes de besar la mejilla de su mujer
― De nada mi amor, vamos a dentro antes de que se te contagie lo gruñón
― Muy graciosa— murmuro Edward.
Nuestra invitada entro empujando la carriola con las pequeñas gemelitas que dormían plácidamente, Edward le hizo unos gestos completamente infantiles teloneados por mis risas, lo bese en los labios y seguimos recibiendo a la gente. El cumpleaños comenzó una media hora después, Nessie estaba extasiada mientras jugaba en todos los juegos que Edward había mandado a buscar, había payasos, magos, princesas y de todo tipo de atracciones. Los que más disfrutaron fueron los niños más grandes como Níkolas quien olvido hasta que sus padres estaban ahí y se fue a jugar con los demás niños, mientras los pequeños disfrutaba los grandes conversábamos y comíamos del enorme buffet que teníamos preparado. En un momento Nessie nos llamo para que jugáramos con ella, acudimos a las suplicas de nuestra pequeña y comenzamos a divertirnos con los demás niños, estaban todos lanzando unas pelotas blandas y de colores llamativos.
― Mira Nessie hay muchas pelotas rosadas— le dijo Edward, el estaba sentado en el suelo como si fuera un niño mas, yo me hinque detrás de él para observar a Nessie y tomarle fotografías. Mientras enfocaba la cámara la vista de mi hija se desvió, sus ojos observaban fijamente un punto.
― Nono— susurro— ¡Nono!— dijo en un tono más fuerte, sus pequeñas manos soltaron rápidamente la pelota— Mami ¡Nono!— grito con aun más fuerza, sus piernas comenzaron a correr rápidamente, seguí la trayectoria de sus pasos y mi cara no pudo ocultar la sorpresa.
La cara de mi suegro no había cambiado en nada, sus hermosos ojos y cabello de color rubio resplandecían bajo el sol, mientras Nessie corría desenfrenada por entremedio de los niños y mesas él se agacho y la espero con los brazos abiertos.
― Edward, es Carlisle— susurre llevándome una mano a la boca para ocultar la sorpresa y la emoción que me producía verlo, todo en la fiesta se detuvo mi pequeña quien corría con ahínco para saludar a su abuelo gritaba su nombre e intentaba apurar su paso, mis pies quienes estaba locos por caminar comenzaron a dar pasos, no fui consciente de que Edward iba un poco mas delante de mi persiguiendo a nuestra hija.
― ¡Nono!— grito finalmente cuando se encontró entre sus brazos, Carlisle la elevo al igual que Edward y ella exploto en risas, cuando ya estaban frente a frente Nessie hizo el gesto que acostumbraba a hacer con todas las personas que quería, acaricio con dulzura sus mejillas. Llegamos hacia donde estaban, mire de reojo hacia atrás y Esme venia caminando, algo diferente había en sus ojos, por lo que yo sabía ellos no se habían visto desde el ultimo día en el hospital.
― Hola Carlisle— lo salude con la confianza que sabia poseía.
― Hola Bella— me respondió en su tono cordial de siempre, Edward nos observo extrañado, se paro en frente de su padre y le extendió la mano, un gesto que yo no esperaba de su parte.
― Hola papa— lo saludo con un tono neutral, Carlisle cambio a Nessie de brazo y le extendió la mano a su hijo. Todo estaba aun congelado podía sentir las miradas y murmullos de los demás.
― Bueno, bueno, estamos en una fiesta ¿no?, ¡que siga la diversión!— animo Tanya que desde una esquina sabia que nos ayudaba, el momento era tenso porque no sabíamos cómo iban a reaccionar Esme y Edward.
― ¡Nono!— dijo alegremente Nessie y nuevamente acaricio su rostro, Carlisle cerro sus ojos y suspiro largamente, sabía que estaba feliz de estar aquí lo podía ver en sus ojos. Esme quien se acercaba lentamente llego hasta su lado y lo saludo guardando las distancias.
― Hola Carlisle
― Buenas tardes Esme ¿Cómo has estado?
― Bien gracias ¿y tú?— lo saludo en tono cortes, nadie se hubiera esperado que ellos alguna vez compartieran un amor tan grande.
― ¿a qué has venido?— pregunto la mujer con una interrogante.
― ¿no lo sabes?— contesto el hombre con una pregunta— hoy es el cumpleaños de mi nieta y he venido a verla, si te molesta mi presencia…
― No— lo interrumpió antes de que el hiciera prejuicios— solo preguntaba, me alegra que hayas venido— sin más se giro sobre sus pies y camino hacia donde estaba la familia, Alice quien siempre tenía una sonrisa para todos se acerco y saludo a su padre con un abrazo, Jasper al igual que Edward solo llego a un apretón de manos.
― Bueno ven entonces Carlisle, no sabes el gusto que me da verte
― A mí también, había querido irlas a ver antes pero me fue imposible— hice el ademan de tomar a Nessie para que Carlisle pudiera caminar.
― ¡No!— grito aferrándose a su cuello— ¡Nono yo! ¡Nono yo!
― Está bien, está bien— le dije alzando mis manos en rendición.
― Por lo que veo, no podremos sacártela de los brazos— comento Edward con una pequeña sonrisa— pero no me explico cómo es que ella sabe quién eres, hasta donde yo tengo entendido tu no la habías visto
― Carlisle ha visto a Nessie mas de lo que cualquiera pensaría, el pasa casi una vez al mes a ver su nieta Edward, Nessie sabe quién es su abuelo— la expresión de Edward no tenia precio, le fue imposible disimular la sorpresa que le producía el saber que su padre estaba tan presente en la vida de su hija
― Sé que no es mucho el tiempo que la veo— interrumpió el hombre— pero créeme que no me he perdido nada desde que nació, Bella me ha ayudado en esto, por favor no te enojes con ella— pidió mientras nos íbamos a sentar a una de las mesas.
― No… no tenía idea— murmuro Edward mientras se sentaba.
― No quiero cometer los mismo errores del pasado hijo, si tu mujer fue capaz de salvarme la vez que estuve a punto de morir espero que valga la pena y he tratado de que así sea.
― ¿Por qué no mejor vamos a dar una vuelta al jardín?— sugerí, no quería que esta conversación tan privada fuera presenciada por todos. Ambos asintieron lentamente, dejamos la enorme carpa bajo el escrutinio de todos los invitados, para nadie era secreto la infidelidad de Carlisle poco tiempo después de que paso todo Aro y su madre salieron descuerando a Carlisle en cada medio de televisión o prensa del país, lamentablemente Edward no lo pudo evitar.
Llegamos a los hermosos parajes que poseía la casa, caminamos sin decir nada por largos minutos, le dije a Nessie que fuéramos a ver a los patos de una laguna que tenían un poco más adelante y ella acepto feliz, le encantaba lanzarle comida. Cuando llegamos allí Carlisle y Edward se quedaron un poco más alejados pero aun así podía escuchar lo que ellos hablaban.
― Nunca espere que estuvieras pendiente de la vida de mi hija
― Es tu hija Edward, ¿Por qué piensas que no estaría pendiente?, a Níkolas lo intento ver lo mismo que a Nessie, ambos son mis nietos por lo tanto merecen toda mi atención.
― Es que… este no es el Carlisle que conocía, tú jamás te interesaste por nosotros y me cuesta creer que ahora sea diferente.
― No digas eso Edward… por favor— suplico con voz adolorida, sabía que Carlisle tal vez tenía muchas culpas que pagar pero él estaba cambiando, sabía que era así y ya no merecía el desprecio de su familia, todos debían perdonarlo, errar es humano y lamentablemente Carlisle Cullen nunca fue un Dios.
― Lo siento Carlisle, no puedo mentir
― Lo sé hijo y no te pido que lo hagas pero créeme que aunque muchas veces te dañe y herí tu corazón fui cegado por el miedo, no me estoy justificando pero todos los padres creemos hacer lo mejor por nuestros hijos y en su momento alejarte de mi pensé que era lo mejor.
― Hiciste mal…— murmuro mi marido con su vista perdida, de reojo intentaba mirar la situación y ambos tenían las vistas perdidas en el agua de la laguna, Nessie lanzaba pastos feliz a mi lado y ajena a la situación— creo que ya no es momento para adjuntarte más culpas pero… créeme que fue realmente difícil, ahora soy un hombre abierto y puedo decirte que odiaba cada vez que tú me hacías daño o herías algo que yo amaba, jamás quise que Níkolas se fuera papa, nunca lo quise, yo amaba a mi hermano y te aseguro que jamás hubiera permitido que le pasara algo habría preferido…
― No lo digas…— lo interrumpió Carlisle— jamás pienses que hubiera sido mejor tu vida en vez de la de Níkolas, ambos son tan importantes para mí como cualquiera, ustedes son mis hijos y ninguno era diferente a otro, eso te lo aseguro Edward. Espero que Nikos desde el cielo me perdone pero tú siempre fuiste el preferido— los ojos de Edward se engrandecieron— aunque no lo creas Edward, se que jamás esperaste que dijera esto pero Nikos cuando eran pequeños se sentía muy celoso de ti, intentamos con tu madre que no pasara a mayores y por suerte lo conseguimos, tanto fue que tú y tu hermano se amaban con los años pero desde pequeños siempre hubo un sentimiento mas fuerte hacia ti, fuiste el pequeño muchos años Edward, eras un bebe y la vez que tu hermano y tu se accidentaron pensé que mi vida se acabaría, créeme que si los dos hubieran muerto no habría podido seguir respirando. Ustedes siempre fueron lo más importante para mí y a pesar de haber sido un maldito desgraciado contigo créeme que pensé que era por mejor, prefería alejarte de mí antes de sufrir otra perdida, creo que mi dolor nunca fue canalizado como se debía.
El momento se sentía completamente denso pero algo dentro de mí me hacía presagiar que por primera vez Carlisle estaba logrando entrar en el corazón de Edward. El estaba completamente ido con la conversación, podía ver la confusión en sus ojos.
― El día que Bella me salvo de morir me di cuenta de todo el daño que había hecho y rogué porque la muerte me llevara en ese entonces pero el sacrificio que hizo tu mujer por mi me abrió los ojos ¿Quién podría arriesgarse con un avanzado embarazo a hacerle RCP a un hombre casi muerto? Si Bella no me hubiera salvado ese día créeme que desde alguna parte del infierno la habría entendido, jamás me hubiera perdonado que algo le sucediera a mi nieta por mi causa. Mientras estaba inconsciente escuchaba las suplicas de Bella porque me mantuviera con vida, créeme que es lo más doloroso que he tenido que escuchar. Ella a quien yo le amargue la vida desde el primer momento que la conocí me estaba pidiendo que viviera y que fuera parte de su vida ¡yo que siempre fui un mal nacido!, sin dudas esas suplicas me dieron ganas de vivir y luchar por un futuro.
Las palabras de Carlisle tocaron profundamente mi corazón, aun podía recordar toda la potencia que tuve que ocupar para lograr mantenerlo con vida, las contracciones fueron horribles pero lo logre, Nessie y yo lo mantuvimos vivo y es por eso que ahora puedo observar este momento, jamás me arrepentiré de haberlo hecho.
― Y también es por eso que cuando Salí del hospital me fui, sabia de sobra que nadie me podría perdonar por todo lo que hice, en especial tu madre y tu, por eso que desde que nos separamos he llevado una vida austera pero llena de paz y al fin pude reconciliarme con mi alma, ahora estoy listo para ganarme tu perdón Edward y el de toda mi familia. No te voy a pedir que lo hagas, creo que es un largo camino que debemos recorrer pero por ahora quiero preguntar solo una cosa…— el silencio se coló por entremedio.
― Dime…— respondió Edward con la mirada perdida
― ¿me dejas pasar tiempo con tu familia? Quiero ser parte de sus vidas no quiero seguir perdiendo tiempo.
Edward pensó por interminables segundos la respuesta, era él quien debía escoger, mientras Nessie jugaba con los pequeños pastos que se juntaban en la orilla de la laguna camine hacia donde mi esposo, tome su brazo y el de inmediato se giro para verme, una enorme sonrisa salió de mis labios, ahí estaba el apoyo que yo le quería brindar, quería que Edward sintiera que estaba con él en la decisión que tomase.
― Tu eres la única que ha podido lograr destruir las barreras de esta familia— susurro Edward mirándome directamente a los ojos, brillaban con un extraño fulgor.
― Y me alegra haberlo hecho Edward Cullen, todo el tiempo que alguna vez desperdiciamos en el odio, el dolor, la intolerancia y la poca comprensión debemos canalizarlo en aprovechar estos buenos momentos, ahora es cuando la vida comienza Edward, todos merecemos el perdón— Carlisle sonreía abiertamente embelesado por mis palabras, otro momento de silencio paso, Reneesme se acerco a nosotros con algo en sus manos.
― ¡Nono!— llamo la atención de Carlisle quien inmediatamente se agacho para ver que necesitaba
― ¿Qué pasa?
― Pa ti— le dijo y extendió su mano, en ella había una pequeña flor de color blanco, era como aquellas flores que crecen libres en los campos.
― Gracias— le susurro con una sonrisa y beso ambas mejillas, Nessie se alejo canturreando muy alto y fue nuevamente a donde estaba.
― Está bien— la voz de Edward hizo eco en la pradera— está bien Carlisle, creo que es momento de comenzar a olvidar todo, no te digo que será pronto y volveremos a ser lo que alguna vez creo que fuimos pero por ahora puedes acercarte a mi familia, yo no te lo impediré.
― Gracias Edward, muchas gracias— respondió extendiéndole su mano, Edward la correspondió preso de una emoción que sabia escondía. Ambos se miraron y volvieron la atención hacia donde estaba Nessie, ella se encontraba en su propio mundo de colores.
Mientras todos observábamos a la pequeña la música que indicaba el momento del pastel comenzó a sonar, Edward quien también sabía giro su rostro para mirar hacia la carpa.
― Bella…— señalo con su cabeza
― Si creo que ya es hora ¿nos acompañas Carlisle?— le pregunte mientras tomaba a Nessie entre mis brazos.
― Claro, vamos.
Caminamos lentamente escoltados por la música de fondo, cuando ingresamos nuevamente a la carpa lleve a Nessie junto con Edward hacia el centro en donde estaba el enorme pastel. La tonada del cumpleaños feliz comenzó a sonar y junto con ella todos comenzaron a cantar. Los flashes de las fotos nos hacían ver todo blanco, por entremedio de los destellos miraba las sonrisas de todos, acercamos con sumo cuidado a nuestra pequeña hacia la vela y ella con un soplo la apago, el publico estallo en aplausos elogios para ella. La fiesta continuo en paz, si bien Carlisle había vuelto no eran muchas personas las que hablaban con él, se limito simplemente a jugar con Nessie y a responder lo que algunas personas le preguntaban, por suerte nadie cometió la indiscreción de preguntar algo personal. El sol de la tarde estaba comenzando a descender, los rayos que antes habían sido amarillos ahora tomaban tonos anaranjados con un toque de violeta. Mientras todo el alboroto de adentro seguía su curso me acerque a una de las cuantas entradas de la carpa para observar aquel espectáculo, era sublime la vista que se podía apreciar de aquellos predios.
― ¿en qué piensas esposa mía?— pregunto Edward pasando sus dedos por detrás de mi cintura. La última imagen que habían absorbido mis ojos fue la de Carlisle caminando junto a Nessie tomados de la mano y Níkolas revoloteando por delante, sin duda era un momento para atesorar para siempre en mi corazón.
― En todo y a la vez en nada… ¿estás molesto porque no te dije que Carlisle nos visitaba?— pregunte de inmediato para asegurarme.
― No— respondió con un monosílabo— pero la verdad es que me sorprendió— agrego unos segundos después— jamás me imagine que mi papa, el hombre duro y de un corazón tan acorazado como el mío tuviera interés en una pequeña como Nessie
― La sangre tira Edward, sus sentimientos a nuestra pequeña fueron más fuertes, además ninguno de ustedes tiene ahora esos sentimientos, creo que ese hierro no era tan difícil de derretir.
― Lo sé y en todo caso lo agradezco, debo reconocer que… me hizo bien… escuchar sus palabras— su voz sonó algo extraña se notaba su garganta apretada por lo que le costó un poco modular aquellas palabras
― ¿te ha gustado escucharlo?— pregunte girándome para encararlo
― Sería un mentiroso si te lo negara, es mi papa Bella y como tu alguna vez me dijiste yo tengo sentimientos por él, no sé donde están guardados pero a pesar de todo aun guardo los maravillosos recuerdos que tenia de niño.
― Yo sé que es así Edward y me alegra de que sientas eso por tu padre, es tiempo de avanzar mi amor, no podemos vivir toda la vida odiándonos y sacando las cosas en cara, si queremos criar a Nessie bien debemos comenzar por cambiar nosotros.
― Es por eso que le permití verlas y que visitara nuestra casa, el gesto que me hizo cambiar de parecer fue cuando Nessie le entrego aquella flor— beso mi nariz y junto su frente con la mía— mi hija tiene las mismas armas de su madre, sabe por dónde golpearme para hacerme ceder.
― Eres un hablador— bromee golpeando su pecho suavemente.
― ¿y ahora que piensas que sucederá?— giro su cabeza en dirección hacia la carpa, adentro había una fiesta de globos, Nessie jugaba con los demás niños entremedio de todos ellos, Carlisle y Esme quien sorpresivamente estaban hablando vigilaban a nuestra pequeña y a Nikos.
― No lo sé…— respondí sinceramente— pero te aseguro que será maravilloso, de ahora en adelante todo en nuestra vida será como este día, lleno de felicidad y por sobre todo estará lleno de amor ¿no crees?
― Si tú sigues a mi lado entonces sí, mi vida podrá ser muy feliz
― Yo jamás te dejaría mi amor, si tú abriste tu corazón conmigo aquí me quedare, cuidare de tu amor y de tu corazón.
― Y el de toda mi familia mujer maravilla— bromeo.
― Si, y el de toda tu familia— asentí con el mismo tono.
― Eres maravillosa Bella, eres el mejor regalo que la vida pudo darme, no me canso de repetir de que tu y Nessie son lo mejor del mundo
― Lo mismo digo… pero… ¿no piensas que Nessie ya está muy solita?
― ¿solita? ¿quieres tener otro bebé Bella?— enarco una ceja pero con una hermosa sonrisa adornando sus labios
― Si… podría ser, pero esta vez quiero a mi mini Edward.
― Sra. Cullen…— susurro con voz sensual— ¿está poniendo a prueba mis talentos?
― Claro señor Cullen… quiero ver que tienes para mí— susurre pegándome a su cuerpo
― Desafío aceptado— beso mis labios para luego mordisquearlos un poco.
― Te amo Sr. Cullen— le dije en el antiguo nombre que usaba para llamarlo, como le decía cuando comenzó todo esto, cuando mi vida cambio para jamás volver a ser la misma.
― Y yo a ti Srta. Saw…— hizo un chasquido— error… y yo a ti Sra. Cullen, el apellido Sawn se fue con todo lo demás, con los dolores, con las penas y con el tiempo que ha pasado, jamás nunca volverás a llamarte así, serás la Señora Cullen por siempre.
― Esa es la idea.
― Y así será.—
Un último beso fue el aplauso maestro para bajar la cortina de esta historia, entramos a la carpa a seguir disfrutando de esta fiesta que no sería ni la primera ni la última, siempre habrían mas, siempre seriamos nosotros y nuestra familia, todo el tiempo quisimos esto, un momento en donde no existiera nada, solo alegría y mucha paz. Al fin, después de tanto pelear por ello lo logramos, todos los corazones humanos llegan a un punto que se esconden del mundo pero está en ti lograr que ese resplandor no se apague ni se opaque con la dureza del hierro, yo, Isabella Marie Swan o mejor dicho Isabella Cullen logre hacer brillar dos corazones que parecían muertos y ahora puedo disfrutar de ellos con plena libertad.
El brillo y el calor de un corazón nunca deja de existir siempre está ahí, jamás permitas que la luz se apague y no olvides luchar por lo que quieres, no te rindas porque siempre hay una esperanza, te lo digo yo que he presenciado este milagro de la vida.
Y nunca olvides, siempre… Cuida tu Corazón.
— FIN —

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