Capitulo 2: Familia
La cara de Edward no tenia precio, sus ojos estaban tan abiertos como las mismas ventanas del despacho, el aire que se colaba era lo único que hacia distinto el silencio que se formo luego de mis palabras, el tal vez no creía que podía hacerle frente a su familia pero le demostraría que era así, Isabella Swan no se rendiría.
― ¿me estás hablando enserio?— pregunto con visible sorpresa.
― Claro que si ¿acaso piensas que bromearía con algo así?
― No pero…— calló, sabía que el hombre era un demonio pero la reacción de Edward me lo confirmaba y además agravaba cualquier cosa "buena" que pudiera pensar sobre el— creo que mi padre es un hierro mas difícil de fundir y no quiero que te haga daño Bella, ya suficiente ha sido con todo lo que has pasado en tu vida.
― Por Dios Edward ¿me tienes compasión?— pregunte con el ceño un poco fruncido— creo que lo que menos necesito es compasión además lo que me toco vivir es parte de la vida, todos tenemos nuestras propias pruebas que superar, la vida es diferente para todos ¿no crees?
― Si claro— murmuro— bueno en todo caso falta mucho para el matrimonio de mi prima, las cosas pueden cambiar en un par de meses
― ¿crees que tu papa cambiará?— pregunte enarcando una ceja, el sonrió
― Claro que no pero aun mantengo la esperanza de que se vaya a vivir a Alaska— reí
― Y tu mama ¿Cómo es?
― ¿mi madre?— suspiro— ella es como mi padre pero en versión femenina, Esme Cullen es tan orgullosa y altanera como todos nosotros pero aun así nos ama por sobre todas las cosas, es la mejor madre que he conocido, ella nunca estuvo ausente en nuestras vidas, Alice y yo crecimos junto a ella y no con institutrices como muchos de los amigos de mi familia. Cuando ya éramos un poco mayores asistimos a colegios un poco alejados de nuestra casa pero a pesar de todo mi madre siempre estuvo presente en nuestra niñez
― Wow, es todo un mundo— le dije con la vista perdida en el vacío.
― Si, así es pero no te preocupes que poco te demoraras en acostumbrarte, esta demás decir que nuestros hijos no pisaran jamás un internado si de mi depende— sonrió
― Lo sé y no te preocupes que tengo el mismo concepto, a pesar de estar solo en el mundo mi padre pudo criarme de la mejor manera posible y jamás delego mí cuidado a alguien más. Se lo que sientes con respecto a tu madre.
La conversación se detuvo allí, comenzamos a preparar las cosas para el esperado regreso, desde de casi medio mes en esa isla habrían muchas cosas que hacer en Chicago. Edward tendría que volver a su trabajo y yo conseguirme uno además de ver a mi padre y hermana, la gran suerte es que contábamos con la ayuda de Sue, nuestra mucama. El día paso más rápido de lo que hubiera querido por la noche disfrutamos de una exquisita cena en la terraza de la casa, disfrutamos de la vista del mar e hicimos el amor en reiteradas ocasiones, mi ritmo sexual con Edward no había cambiado mucho, al contrario, se había incrementado cada vez más. A la mañana siguiente un enorme mercedes fue por nosotros, estábamos en la puerta de la casa despidiéndonos de Anthea.
― Ha sido un placer conocerla Srta. Swan, espero verla muy pronto por aquí— comento la mujer con una amable sonrisa
― Te aseguro que la veras Anthea, cualquier cosa me llamas— contesto Edward
― Si señor— la mujer asintió
― Bueno ya es hora de irnos— le dije, pase mis manos por su espalda para abrazarla, ella me correspondió con un dulce beso y un abrazo
― Que tengan buen viaje—
― Gracias— respondimos al unísono.
El chofer saco nuestras maletas y las metió al enorme auto, con nuestras manos entrelazadas y nostalgia por partir nos despedimos de la hermosa casa que nos había cobijado por estas preciosas semanas, jamás olvidaría lo que sucedió aquí, estos días nos habían hecho afiatarnos aun más. El vuelo fue tranquilo, Edward acariciaba mis mejillas con sus dedos mientras dormitaba un poco, mientras mis ojos descansaban pensé en lo que se vendría ¿estaba bien negarme al ofrecimiento de Edward? Si me ponía a pensar lo que mas querría en este momento es estar a su lado pero el precio que tendría que pagar seria mi independencia ¿estaría dispuesta a perder mi libertad?, no sabía hasta que punto esto podría afectarme, Edward ha sido una persona independiente pero que le gusta tener todo lo demás bajo su control, a diferencia mía que he sido dependiente de mi padre y hermana y que ahora necesito mi libertad, sabía que chocaríamos en estos aspectos solo esperaba que no dañara nuestra relación. Al llegar al aeropuerto la flamante figura de Will estaba en el medio del hall, desembarcamos por el área privada del aeropuerto por lo que el Hall estaba completamente vacío.
― Qué alegría es verlos Sr. Cullen y señorita Swan
― Hola Will— saludo Edward en un tono familiar, yo guiada por mi profundo afecto hacia el hombre, me acerque a él y le di un abrazo, mi novio me observo y disfruto del momento
― Sr. Swan no sabe el gusto que me da verla así de feliz, Sr. Estoy muy contento de que vuelvan a la casa.
― Nosotros también, extrañaba tus atenciones viejo— agrego, comenzamos a caminar, Edward paso su brazo por mi cintura y nos condujo hacia los estacionamientos, un gesto que ya comenzaba a ser común en su actitud, el sentimiento de posesión que tenia sobre mi era alarmante pero me encantaba sentirme protegida bajo su cuerpo
― Buenos días Señor Cullen, Srta. Swan— nos saludo James al vernos avanzar por el aparcamiento
― Buenos días— saludamos al unisonó, Will indico al auxiliar del aeropuerto que cargara las maletas en el auto junto a James y se dispuso a subir en el asiento del copiloto.
El camino hacia la casa fue tranquilo, a pesar de estar completamente relajados por el viaje sentía que Edward se iba poniendo tenso conforme avanzábamos en la carretera, sus manos se apretaban a las mías y su ceño se fruncía levemente, Will iba muy animado platicándonos todo lo que había pasado en la mansión y en la empresa en estos días.
― ¿Aro ya volvió de Londres?— pregunto interrumpiendo lo que Will nos relataba
― Sí señor, el regreso a los días de que ustedes se fueron a Grecia, cuando supo que la empresa había quedado nuevamente a cargo de Frederick regreso a tomar el mando pero su mala suerte lo siguió acompañando ya que Frederick no le cedió el mando por mucho que el Sr. Carlisle lo amenazo
― ¡muy bien!— exclamo Edward un poco más animado, una pequeña sonrisa ilumino su rostro, apreté su mano dándole mi apoyo silencioso, el me miro y beso mi coronilla— creo que vendrán nuevas confrontaciones de ahora en adelante— susurro
― Pero yo estaré contigo, siempre— agregue en el mismo tono apoyándolo, el me dedico una mirada que decía mas de mil palabras, Will continuo con su relato y nosotros escuchándolo atentamente.
A la media hora más tarde el auto aparco en mi casa, le había dicho expresamente a Edward que el día de hoy ya no podría seguir acompañándolo ya que tenía que ver a mi familia y ocuparme de mi desatendida casa, a pesar de haber refunfuñado un poco me había comprendido, estaba segura que el se iría a trabajar de inmediato. Salimos del auto y me sorprendió ver que nadie salía a recibirme, tal vez mi padre y mi hermana estaban ocupados.
― Bueno, ha llegado la hora— le dije tomando sus manos, estábamos afuera de la puerta de mi casa cubierto por los arboles y el portón, por suerte teníamos un poco de privacidad para despedirnos.
― Odio esta hora— me confesó con una mueca— no había pensado lo difícil que se me haría separarme de ti después de dos semanas juntos, que horror— dijo con una cuota de dramatismo
― ¡vamos Edward! Si no tiene nada de malo, además solo serán unas cuantas horas ya mañana podremos comenzar a vernos con regularidad, sabes mejor que yo que hay una enorme empresa que te necesita, recuerda que el reino no funciona sin su monarca— reí, hacia tanto tiempo que le había dicho algo parecido.
― Si, lo sé, sabes que me había acostumbrado a la idea de no tener tantas responsabilidades pero prometo que ya no me sumiré tanto en mi trabajo
― Y que te tomaras las medicinas, no porque ya no tengas dolores de cabeza estas a salvo, recuerda que aun debemos confirmar de que los dolores sean por stress
― Si señorita— respondió con tono de burla
― ¡no te burles! ¡me preocupas!— le dije dándole un suave golpe en su hombro
― Lo sé mi amor y eso es lo que más amo de ti, siempre estas conmigo, en todo— su mano paso por mi cintura y me pego fuertemente a su cuerpo— odio alejarme de la mujer que amo, es la primera vez que experimento el sentimiento y es un asco— sonrió, sus labios tocaron los míos como fuego en mi piel, sus dedos se fundieron en mi piel haciéndome soltar un gemido
― No sabes cuánto te extrañare— le dije mientras me pegaba a su cuerpo, mis manos se pasaron por su cuello e hicieron más profundo el beso— pero ya mañana nos veremos
― Si, ese es mi único consuelo— me beso con frenesí, mi boca y cada uno de mis sentidos lo recordarían hasta nuestro próximo encuentro, intente prendarme cada vez más de su aroma para poder soportar una noche en mí ahora fría recamara.
― Ahora vete antes de que me arrepienta de dejarte ir— presione mis labios una vez mas y me separe de él, una sensual sonrisa apareció en sus labios
― Nos veremos pronto Bella— camino hacia la puerta, un sonoro suspiro salió de mis labios, tome mis maletas y me metí hacia la casa ya era bastante difícil tener que dejarlo ir como para sufrir aun mas viéndolo alejarse.
Las cosas dentro de la casa parecían igual que siempre, un dulce olor a una escancia que no conocía inundo mis sentidos, mire en los cuartos y parecía no haber nadie esperándome ¿Dónde habrán ido todos?, tome mis cosas para dirigirme a mi habitación. El azul intenso de las paredes lleno mis ojos, era estupendo volver a mi hogar, había rentado esta casa hace tan poco y no había podido disfrutar mucho de ella pero eso cambiaria de ahora en adelante, mis pensamientos sobre la casa me recordaron que debía pagar el alquiler, sacaría dinero de mis ahorros para cubrir ese gasto este mes, por nada del mundo usaría a Edward para que cubriera mis gastos por mucho que él se ofreciera a hacerlo. Como estaba sola tome el teléfono y marque a Rosalie, tal vez mi padre andaba con ella.
― Diga— respondió la voz familiar de mi amiga
― ¿se puede saber donde andan?— pregunte con fingido enojo
― ¡Bella! ¿llegaste?— la alegría inundo sus palabras
― Claro que si, acabo de volver pero llegue a la casa y ninguno de ustedes estaba aquí, ¿se fueron de paseo?
― ¿Quiénes?
― Mi papa, Kate y tú, ¿Quién más?— la risa de Rose inundo la línea telefónica, enarque una ceja y pregunte un poco molesta por su reacción
― ¿de qué demonios te ríes?— le dije
― Te has perdido bastante en tu casa Bella— ruidos desde el exterior hicieron que centrara mi atención en las ventanas, por entremedio de los vidrios vi que mi padre, Kate y nuestra mucama Sue venían entrando alegremente por la puerta del jardín
― ¿a qué te refieres?
― A que desde hace días que yo no cuido a tu padre, me refiero dormir en tu casa y todo eso, Sue se ha encargado de estar con él y con tu hermana, déjame decirte que los tres se llevan de maravilla, creo que a tu padre le gusta Sue— apreté mis labios para no decirle unas cuantas maldiciones ¿Cómo podía ser eso? ¿mi padre enamorado?, demonios… ahora estaba segura de que me había perdido mucho tiempo. Los ruidos cada vez se hicieron más fuertes, las llaves en el cerrojo me indicaron que pronto sabría lo que realmente pasaba— espero que sepas aceptar lo que sucede allí, tu papa jamás había estado tan feliz
― ¿feliz?— pregunte incrédula, de pronto la puerta se abrió y la luz del exterior lleno toda la estancia, tres pares de ojos completamente sorprendidos me miraron, las expresiones de mi padre y hermana cambiaron rápidamente a emoción y alegría mientras que la de Sue era neutra, solo una sonrisa adornaba sus labios
― ¡Bella!— grito Kate corriendo a mi encuentro, abrí mis brazos y recibí el delicado cuerpo de mi hermana, apreté mis manos contra su espalda haciéndola sentir lo mucho que la había extrañado— ¡qué alegría es tenerte aquí hermanita!, no sabes lo mucho que te hemos extrañado
― ¡hija mía!— exclamo mi padre, Sue acerco su silla hacia donde estábamos nosotros, me arrodille frente a él y me fundí en su paternal abrazo— espero que ya nunca más te vuelvas a ir tanto tiempo, es horrible no tenerte con nosotros
― Lo siento papa, prometo que ya no me iré tanto tiempo
― ¡pero cuéntame! ¿Cómo te fue? ¿Cómo esta Edward?— pregunto mi padre, al parecer le caía bastante bien mi novio y eso me agradaba muchísimo.
― Bien, se fue a su casa, al igual que yo tenía bastantes cosas que hacer— dirigí mis ojos hacia Sue, ella me miraba mortificada, creo que sabía lo que estaba pasando por mi cabeza— que bueno es verte Sue, muchas gracias por cuidar de mi padre y hermana— una sonrisa aun más grande apareció en su rostro
― El placer fue mío Bella, no se preocupe que ellos fueron bien atendidos
― ¡si Bella!, Sue es genial, sus tartas y postres son exquisitos— comento Kate bastante animada, revolví su cabello y camine hacia el estar, todos nos sentamos a conversar sobre mi viaje, mi familia estaba bastante animada con todo lo que yo les decía, traje regalos para todos, inclusive para Sue y Will.
La tarde paso normal, estuve todo el tiempo con mi familia, disfrutando del momento, a pesar de estar tan cerca extrañaba con locura a Edward pero tenía que acostumbrarme sabia que la vida no era estar juntos a cada minuto, el tenia su vida y yo la mía, teníamos que aprender a respetar nuestros espacios. Los ojos de Sue me observaron atentos mientras cenábamos, como era de costumbre desde que ella llego nos sentábamos todos juntos en torno a la mesa, mi papa platicaba animadamente con ella mientras Kate escuchaba su conversación, todos parecían tan felices pero ¿Qué me pasaba? A pesar de verlos contentos, tenía miedo, sentía mi pecho contraerse con cada sonrisa sincera que se daban ¿estaba enferma? No lo sabía… cuando la cena termino y sin que mi padre se percatara seguí a Sue a la cocina e intente hablar con ella.
― Hola Sue— la salude al entrar, mi padre ya se había ido a dormir al igual que Kate, la mujer estaba lavando los trastos
― Hola Bella ¿se le ofrece algo antes de que me vaya?— pregunto aun concentrada en sus labores
― Necesito hablar contigo Sue pero será de mujer a mujer— mis palabras hicieron que un plato resbalara de sus manos y azotara contra el metal del lavadero, se giro levemente y saco un paño del mueble, cuando sus manos ya estuvieron secas se dirigió hacia la cocina
― Entonces preparare un poco de te mientras toma asiento— me invito, asentí y comencé a ordenar las palabras en mi mente, tenía que ser clara y concisa para dejar mi punto de vista expuesto. Cuando todo estuvo listo y una humeante taza de té nos acompañaba comencé a hablar
― Espero que no te tomes a mal esta conversación pero déjame decirte que estoy preocupada
― ¿preocupada?— pregunto enarcando una ceja
― Sí, estoy preocupada por mi padre, necesito saber cuáles son tus intensiones con el— vi sus ojos brillar, agacho su mirada y comenzó a juguetear con sus dedos. Sue Clearwather era una mujer de no más de cincuenta años, de aspecto adorable pero a la vez tenia los restos de una atractiva persona, sin duda había sido una rompecorazones en su juventud.
― Bella yo…— comenzó nerviosa
― Puedes hablarme con confianza, en todo caso antes de que digas algo quiero confesarte que tengo miedo, yo te he contado lo que ha sucedido en nuestra vida y sabes perfectamente lo terrible que fueron los años anteriores, estamos comenzando una nueva vida y al ver a mi padre y a ti tan "cercanos" siento temor de lo que pueda suceder no quiero un nuevo sufrimiento para nadie de mi familia y menos para mi padre que ya ha pasado por demasiado dolor.
― Puedes estar tranquila— afirmo con convicción— yo lo que menos deseo es dañar a tu padre y hermana Bella, yo… yo los quiero mucho, no sabes cuánto me he acercado a ellos en estos días
― Es por eso que te hablo porque me doy cuenta, desde hace mucho que no los veía felices y cómodos con alguien más que no fuera mi amiga Rose o yo. Espero no ser paranoica al decirte todo esto pero debes comprender el miedo enorme que siento por ellos
― Lo entiendo, no te preocupes, sé que es tu deber cuidarlos— sonrió— se que tu lo haces por su bien pero quédate tranquila que yo no tengo malas intensiones y de ante mano te digo que no los hare sufrir espero alegrar sus vidas en vez de traer tristezas
― Yo también Sue— sonreí abiertamente— yo también.
La plática se extendió hasta altas horas de la noche, descubrí que Sue sentía más que un aprecio por mi familia y eso me dejo tranquila, sin duda que si papa quiera rehacer su vida yo no era quien para impedírselo, mi madre estaría feliz de que lo hiciera con una buena mujer. Cuando por fin estaba en la comodidad de mi habitación sentí el frio recorrer por mi piel, Edward me hacía falta en todas las maneras posibles, mire mi reloj y era muy tarde como para hacer una llamada, tampoco quería sonar como la novia psicópata que lo controlaba a cada cinco minutos. Me puse el pijama y me metí entre la suavidad de mis sabanas, mañana seria otro día, tenía que comenzar a buscar un trabajo y poner mi vida en orden.
― Buenos días hija mía— saludo mi padre cuando entre en la cocina, Sue, Kate y el estaban desayunando animadamente, mi puesto estaba listo para ser ocupado
― Buenos días a todos, ¿Cómo durmieron?— todos me dieron diferentes respuestas pero todas eran en un claro estado de alegría
― Hoy iremos a pasear al parque otra vez, ayer tuvimos un día de campo Bella, fue genial— comento Kate
― Qué bueno pequeña, espero que también le estés prestando atención a tus deberes— le dije señalando el uniforme que traía puesto
― Claro que si Bella, Sue y papa me esperan a que termine mis deberes y de ahí salimos de paseo
― Qué bien, entonces espero disfruten del paseo de hoy.
― Gracias— todos respondieron al unisonó, por un momento sentí que no era necesaria mi presencia en la casa, tenía bastantes sentimientos encontrados, por una parte estaba triste porque pensé que mi presencia seria un poco más indispensable pero estaba feliz porque mi familia se veía así y además porque tendría más tiempo para ver a Edward, cosa que necesitaba.
Tome mi desayuno rápidamente, como ya estaba bañada y vestida acompañe a Kate a la escuela, tenia suerte de que el colegio quedara a muy pocas cuadras de la casa, caminamos lentamente conversando de la vida y de cómo ella veía la relación de papa y Sue, me sorprendió bastante el saber que ella estaba aun más contenta de que eso se diera, Kate al igual que yo quería ver a mi papa feliz, no importaba el costo de ello. Cuando estuvimos en la puerta del establecimiento nos despedimos con un beso y abrazo, le di una rápida sonrisa y deje que entrara a su colegio, se veía hermosa con su uniforme nuevo, Kate era una chica preciosa sin duda algún día llegaría a ser una gran modelo como era su sueño.
Como estaba tan tranquila y tenía tiempo para disfrutar del día me regrese caminando, el aire frio de la mañana era algo que siempre me relajaba, camine por las plazas y hermosas veredas del barrio, Nothing Hill era un lugar bastante tranquilo en donde se podía disfrutar de una vida, mire a mi alrededor y madres apresuradas llevaban a sus hijos al colegio, hombres y mujeres en sus autos en dirección hacia el trabajo, jóvenes caminando hacia sus universidades, aquí mi hermana tendría una excelente educación y podría contar con privilegios que antes no tenía, sin duda estaba tranquila y feliz con mi opción, sabía que todos mis esfuerzos habían valido la pena. Mientras pensaba en una infinidad de cosas el celular que traía en el bolsillo de mi pantalón comenzó a vibrar y sonar, mire la pantalla y una enorme sonrisa apareció en mi rostro
― Buenos días señor Cullen— salude con tono de burla
― Buenos días señorita Swan— respondió en un sensual tono— ¿Cómo dormiste?
― Mal— reí— fue una noche horrible sin ti, tenias razón, la habitación parecía un tempano de hielo— Edward soltó una encantadora sonrisa y continuo hablando.
― Que terrible, a mi me paso igual pero eso es algo que pretendo remediar ¿almorzamos juntos?— preguntó y dude por un segundo, Kate iba a estar hasta la tarde en el colegio y mi padre tenía a Sue, creo que ya nadie me necesitaba en casa, había dejado de ser una persona de primera necesidad
― Claro que si, ¿en dónde?
― Sorpresa, James pasara por ti al mediodía.
― Bien entonces lo estaré esperando
― Te amo— dijo de repente acallando cualquier posible frase que quisiera decir
― Y yo a ti, muero por verte
― Yo también, te juro que si en este momento no estuviera en una junta de negocios me iría en dos segundos hacia tu casa
― ¿estás en una junta?— pregunte sorprendida— ¿y qué haces llamándome?, vete a trabajar
― No puedo, me era imposible concentrarme sin oír tu voz, te recuerdo que formas parte de mi ser Bella, es inevitable estar así cuando estoy lejos de ti— mi corazón se disparo al oír esas palabras ¿podría ser este hombre más maravilloso?
― ¡date prisa antes de que corra a raptarte!— le dije apretando mi puño contra mi corazón, era algo único escuchar esas palabras
― Hazlo— rio— tienes mi completo consentimiento— ambos nos reímos, por muchas ganas que tuviera tenía que aceptar su trabajo además lo había tenido para mi sola dos semanas, si pretendía mantenerlo así seria una completa egoísta, también debía pensar en todas las cosas que Edward hacia, hay mucha gente que depende de él.
― Bueno, tendré un momento de madurez aunque me cueste mucho decirlo, será mejor que regreses a la junta mi amor, debes atender tus asuntos.
― Odio cuando tienes ese tipo de lapsus— siguió riendo— pero es verdad, iré, espero verte a la hora del almuerzo
― Lo harás, cuídate mucho y no te enojes con nadie para que no te duela la cabeza
― No lo hare, te amo.
― Y yo a ti, nos vemos
― Adiós
― Adiós— colgué
Sujete el teléfono unos cuantos segundos solo para mirarlo embelesada, era lo mejor que podría haberme pasado en el mundo, Edward Cullen era mi amor, mi dios, mi todo… era mi corazón. Las horas pasaron deprisa, deje todo listo en casa y a Sue al mando justo al mediodía, James como siempre puntual aparco una camioneta que jamás había visto en las afueras de la casa.
― Hola James— salude con cortesía, el hombre me hizo y reverencia y saludo
― Buenos días Señorita Swan, suba por favor— tome mi bolso me despedí de mi padre y Salí al encuentro de mi novio, mientras íbamos por la carretera le pregunte a James por la camioneta y me dijo que era parte de la empresa, Edward me había mandado a buscar en ella porque era mucho más espaciosa que el mercedes, la marca era Hummer.
Llegamos a un hermoso restaurante en el centro de la ciudad su nombre era "Elite", James me ayudo a bajar y camine hacia la entrada, el lugar estaba muy concurrido en esta hora, las mesas estaban llenas en su totalidad, me puse de puntillas para alzar mi vista, mis ojos buscaron los de Edward por alguna parte pero no lo encontraron. Mientras buscaba a mi novio un hombre se acerco a mí con una cálida sonrisa.
― Buenas tardes ¿es usted la señorita Swan?— pregunto con sus ojos ansiosos
― Si yo soy— respondí de inmediato
― Muy bien señorita, El señor Cullen la está esperando, sígame por favor— asentí despacio y con el mismo paso comencé a seguir al mesero. Caminamos por dos enormes salones hasta unas puertas de vidrio, cuando estas se abrieron dieron paso a un tercer y aun más espacioso salón, este tenía mesas decoradas con excelente gusto y adornos hermosos, mire hacia mis lados y en una de las mesas unos ojos verde intensos me observaban atentos, el salón estaba lo suficientemente vacio como para saber que ese era el aérea de reservados, Edward como siempre dando lo mejor en todo sentido, caminos hacia la mesa y el hombre que me miraba ansioso se levanto de su puesto a mi encuentro.
― Muchas gracias, Manolé— dijo y el hombre asintió retirándose, Edward estiro una de sus manos la cual sujete de inmediato, nos acercamos para fundirnos en un exquisito beso, sus labios de fuego fundieron los míos haciéndome perder la conciencia del lugar que visitábamos, sus manos acariciaron mis hombros para luego posarse en mi espalda
― Te he extrañado— confesé mientras separaba mis labios de los de él y sus manos suplían los besos con agradables caricias en mi rostro
― Y yo a ti, espero hayas descansado de mi persona porque pretendo retenerte mucho tiempo aquí— sonreí
― Te aseguro que nunca me había cansado, por mi estaría siempre contigo— juntamos nuestras frentes y soltamos el aire contenido, era tan fácil estar juntos ahora, los recuerdos duros del pasado parecían ser solo malos sueños
― Sentémonos porque muero de hambre, tengo algunas cosas que contarte.
― ¿cosas? ¿Qué tipo de cosas?— pregunte mientras me separaba de su cuerpo para tomar asiento.
― Llego el parte de matrimonio de Tanya y ya está confirmada la fecha de la boda.
― ¡ah que alegría! ¿y para cuando es?
― En menos de dos meses y se celebrara en Londres— apreté mis manos bajo la mesa, había olvidado que tendríamos que viajar, ya había decido que no me dejaría vencer contra Carlisle Cullen pero por ese momento había olvidado también a su otra familia, al igual que el padre existía una madre, una hermana y un cuñado con el que luchar.
― ¿ira tu familia cierto? Me refiero a tus padres y hermana
― Si— acepto desviando la mirada.
― ¿aun sigues enojado con ellos?— pregunte inmiscuyéndome en algo que aun no sabía si debía nombrar, mientras estábamos en Grecia Edward me había contado que su madre le había dicho a Carlisle Cullen lo referente a nuestra relación.
― Lamento no poder olvidar las cosas tan pronto pero lo que hizo mi madre fue una traición a mi confianza.
― Edward creo que…
― No Bella— dijo mirándome por primera vez desde hace mucho con ojos muy serios— creo que esta vez tendré que ser el mismo de antes, no puedo perdonar a mi madre y menos aun a mi padre, ellos nos causaron un gran daño que espero algún día pueda ser reparado. Aun no se me olvida la llamado que te hizo Carlisle cuando yo estaba en Londres.
― Debes aprender a perdonarlos Edward, no puedes seguir almacenando odios— entrecerré mis ojos y le devolví la intensidad de su mirada.
― Creo que este tema nunca lo podremos hablar sin discutir, no deseo hablar de mis padres Bella creo que es el último tema a tratar en este almuerzo— tomo mi mano y acaricio la palma con su pulgar— lo único que quería era verte, no perderé mi tiempo hablando de causas perdidas— una tierna sonrisa se desplego por sus labios.
― Mírame Edward Anthony Cullen— lo rete— este no es un tema zanjado, si algo he aprendido en todos estos meses estando a tu lado es a jamás dejar un tema a la mitad, no eres y jamás serás de ese tipo de personas espero que algún día persones a tu familia porque te aseguro que a mí ya se me olvido lo pasado.
Sus ojos me examinaron por un momento su expresión se torno un poco sorprendida pero con el pasar de los segundos se apago.
― Dos meses no cambiaran mi forma de pensar— dijo en un ultimátum con respecto al tema
― Sé que no sucederá así pero recuerda que en dos meses volverás a ver a tu familia y de alguna manera deberás comunicarte con ellos Edward, es inevitable
― Son dos largos meses— dijo haciendo alusión al tiempo que faltaba por viajar.
― Dos meses que se pasaran volando— contraataque.
Casi dos meses después…
― Buenos días Señor Cullen, Señorita Swan— saludo Patrick el piloto del jet de Edward
― Buenos días— respondimos al unisonó
― Espero tengamos un excelente vuelo el día de hoy— comento mientras caminábamos por los pasillos del área vip del aeropuerto.
― Yo también— le respondí sujetando la mano de Edward.
Como había previsto estos dos meses se habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, debo decir que han sido maravillosos en casi todos los aspectos de mi vida, mi familia está mejor que nunca, mi padre y hermana están felices en compañía de Sue, Rosalie mi mejor amiga se había hecho novia de Emmett y eran tan felices como Edward y yo. La relación que habíamos forjado en este tiempo se sentía indestructible, el amor que nos regia era el sentimiento que nos ayudaba a fortalecer cada vez más los lazos que teníamos. Estábamos en el tiempo límite para el matrimonio de Tanya, solo faltaba una semana exacta para el gran compromiso y por petición de la novia viajábamos antes a Londres, ella me había pedido expresamente que fuera su invitada de honor en todas celebridades de esta semana yo un poco asombrada acepte con gusto. Mis manos sudaban, mis piernas temblaban de los nervios, este viaje tenia connotaciones diferentes, por una parte era el matrimonio de la prima y mejor amiga de Edward y por otro lado era mi primer encuentro con la distinguida familia Cullen ¿recibirían a una enfermera igual que a la hija de un primer ministro?, estaba segura que no, para Carlisle Cullen mi lugar debía de ser ocupado por la chica que intento meterle por los ojos a Edward.
En estos dos meses el hombre ni siquiera se había pronunciado en frente de Edward, cosa que me hacía pensar en alguna venganza peor, Aro vulturi había oficiado como representante de Carlisle en todas las reuniones de la empresa, Edward por su parte había tenido que soportar al mandado de su padre en muchas ocasiones. Mi vida laboral marchaba sobre ruedas, había conseguido turnos de medio día en el hospital que me facilitaban el estar con mi familia y mis demás quehaceres además de poder estar tiempo con Edward. Lo que más preocupaba era que Edward desde hace unas cuantas semanas, había comenzado a sentir molestias nuevamente, tenía dolores de cabeza pero mucho más leves que antes, eran acompañados también con mareos y nauseas. A pesar de sus reclamos y de su testarudez lo había llevado junto con Emmett a practicarse unos exámenes que por suerte dieron resultados positivos, Edward aun seguía bajo un constante estrés que le afectaba de la peor manera cada cierto tiempo. Cuando ya estábamos sentados en el jet mire su rostro y lucia pálido.
― Te sientes mal— susurre tocando su frente— ¿Edward estas bien?— pregunte viéndolo tan débil
― Algo así siento unas ganas terribles de vomitar, comí algo que me debe haber caído mal. Además tengo un dolor de cabeza que me está martillando el cerebro
― Demonios— susurre— te administrare unos medicamentos quédate quieto.
Saque mi maletín y prepare una jeringa con unos calmantes además de algo para las nauseas. Cuando el remedio estuvo en su organismo no paso mucho tiempo hasta que se quedo dormido, bese sus mejillas susurrándole "dulces sueños, amor mío" en su oreja, estaría durmiendo hasta que llegaros a Londres.
Londres… Londres, tenía mucho que pensar, estaba a solo unas cuantas horas de conocer a la familia de Edward ¿me odiaban por anticipado?, esperaba que no, si algo tenía que agradecerles a esa familia es el haber tenido un hijo con Edward, si el yo no sería nada y solo por eso ellos ya se habían ganado mi respeto y eterna gratitud.
viernes, 5 de agosto de 2011
Cuidando tu Corazón
Publicado por anita cullen en 21:01
Etiquetas: Cuidando tu Corazón
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1 comentarios:
precioso :)
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