Dark Chat

viernes, 31 de diciembre de 2010

¡¡¡Feliz Añoo Nuevo Angeles!!!

Mis niñas hermosaas les deseoo que pasen un feliz año nuevoo, que este año que va iniciaar sea maravilloso, que dios las colme de bendiciones, de amor y prosperidad. Que cumplan todos sus sueños y propositoos.

Le agradezco a dios formar parte de esta hermosa familia TWILIGHT porque a pesar de que todaas vivimos en diferentes lugares, países e inclusive continentes estamos unidaas por un lazo muy fuerte que estoy segura que aunque paseen muchaas añoos seguirá igual de fuerte.

Graciaas hermosaas por visitaar el blog porque gracias a ustedes existee... las quieroo nenaas besitooss y un gran abrazooo (K)

La primera fotitoo es de parte de vane y miaa esperoo les gustee y la segundaa va dedicadaa a Vanee, esta niñaa hermosaa que nos mantiene enviciadas dia a dia jajajja graciaas siss permitirmee estar contigoo un año mas y dejarme formar parte de este blog, y sobretodo graciaas por hacermee sentir parte de tu vidaa, por compartir conmigoo el regalo mas grande que te ha dado dios que es tu bebé, que aunque no nos une ningun lazo de sangree si me une a ustedes uno mas grande y fuerte que es el del corazón.

Dios te bendigaa hermosaaa te quierooo muchisimoooo y espero te gustee la fotoo, los puse a ti y a Leo porque quise plasmaar lo importantee que son paraa mii

Te mandoo un abrazotee y muchoos besoss (K)

Que este año este lleno de amoor, si tienen parejaa que sigan muy unidos y si no tienen que este año conozcan al amor de su vidaa..



Toda la familia Cullen les deseaa feliz añoo.. brindemos por el amoor y la amistaad .. SALUD..

Phonography

Causa y Efecto

Hacía tres meses desde el día en que había decidido darle una segunda oportunidad. Tres meses en donde me tuve que tragar el orgullo y ocultar mi tristeza. Tres meses en donde tuve que pretender que nada había ocurrido, tres meses de agonía ¿Realmente podría perdonarlo?

No lo sabía, aún dolía su engaño. Y dolía principalmente porque yo lo amaba con locura. Con la misma que había comenzado en aquel juego de las llamadas. Suspiré, tenía que distraerme de pensar en él, en ella, en ellos y no me estaba ayudando para nada el hecho que siempre me topara con titulares, con preguntas, con las típicas risitas de pasillo. Sí yo había decidido afrontar la batahola que se desató los días después pero merecía los murmullos. Era cierto que yo había decidido guardar silencio, no emitir comentario más que: Estoy bien, estamos bien, cuando más de algún periodista metiche hundían más el dedo en la yaga. Sin embargo los comentarios se mantenían. Tenía que haber algún merito en lo que yo había hecho, después de todo yo me había parado digna y había enfrentado todo y a todos incluida a mi propia madre, todo por él.

Y a pesar que tenía un temple de acero frente al mundo de afuera por dentro estaba destrozada. ¿Cómo se supone que se reconstruye una relación, ¿cuándo en verdad no puedes olvidar? ¿Cuándo la imagen mental te acompaña todos los días, a cada segundo, a cada minuto? ¿Cómo confiar en él cuando cada vez que salía por la noche yo no podía evitar pensar en que se escapaba con la otra?

Como todos los malditos viernes estaba con mi hijo en brazos y ansiosa mirando el reloj. Ya faltaban diez minutos para las siete de la tarde y mi corazón se disparaba con el latir frenético, tenía las tripas enrolladas con cada minuto que pasaba y la ansiedad me carcomía. La risa profusa y automática de mi hijo me trajo de regreso de mi mundo de ensueño y lo mecí jugando con él. Me acerque a la cama y lo puse sobre esta, tomé sus pequeñas patitas y comencé a besarlas mientras sus risas se sentían alegrando el tortuoso silencio de la habitación.

— ¿Dónde está mi príncipe azul? —murmuré contra sus deditos mordiéndolos suavemente y él soltó una risotada divertidísimo. — Me comeré esa guatita —susurré enterrando mi cara contra su cuerpecito y él alzo sus manitos emocionado mientras se reía divertido. Estaba absorta jugando con él mientras le hacía cariño que no sentí que Edward estaba parado en el umbral de la puerta sino hasta que tosió. Alce mi vista y él tenía sus ojos verdes clavados en mí. Tenía una mano en su bolsillo y la otra estaba aún rozando su boca. Me medio sonrió y la sonrisa de mi rostro se desvaneció, me puse nuevamente en guardia como diría él. Acerque más a mi cuerpo a nuestro pequeño hijo, mientras lo besaba y mecía entre mis brazos le hablé.

— ¿Cenaste ya? —le pregunté y aunque traté que no sonará a indirecta irremediablemente fue así. Su sonrisa se apagó, el brillo de sus ojos se quitó.

— No, pensé que cenaríamos juntos —me respondió un tanto incomodo.

Deje de mirarlo y miré a nuestro hijo. Entonces suspiré, sabía que el camino elegido sería difícil. La confianza no vuelve de buenas a primera y era peor para nosotros. No ayudaba en nada que nuestras vidas aparecieran en cada revista, en cada noticiario a cada segundo sin tregua. Al final exhalé el aire y di el paso necesario para ponerme a su lado.

— Me llamaron hace un par de horas, mañana debo viajar a Nueva York —exclamé entregándole a nuestro hijo. Edward rozo mis dedos apropósito pero no pude evitar quitar mi mano de manera autómata. Retrocedí volviendo a instaurar aquel espacio tan frío y e incomodo que se había instalado entre nosotros — Distancia —era ahora el tercero en nuestra relación.

Nos quedamos mirando por unos segundos y como odiaba estos momentos sentí que quiso acercarse pero se contuvo. Era como si ambos agonizáramos yo por la rabia y él por el arrepentimiento. De pronto ya no éramos dos jóvenes sino dos ancianos recriminándonos la vida. ¿Dónde había quedado la magia?

— No te preocupes… lo cuidaré ¿Verdad que vamos a divertirnos juntos? —dijo repente alzando a Cameron en el aire. — Estaremos bien, lo cuidaré mucho —aseguró y mi hijo estalló en risas. De pronto lo compungido que se encontraba mi corazón se disipó y por medio segundo quise acercarme y besarlo. Realmente lo amaba tanto que su traición me desgarraba en lo más profundo de mí ser.

— Más te vale si le pasará algo te mataría —comenté en un murmullo y sentí como mis labios adquirían un leve sopor. Traté de contar la rabia pero el comentario ya se me había escapado sin control. Nunca había dudado que lo cuidaría, después de todo Cameron era su sangre y del amor que le tenía a su hijo era de lo único que yo podía estar completamente segura.

Salí de habitación dejándolos solos y me dirigí a la sala de estar recriminándome no solo mi actitud sino la actitud de él. ¿Se cansaría Edward de perseguir el perdón? Era una de las constantes preguntas que me había hecho todo este tiempo, hasta ahora tenía paciencia y aceptaba cada una de mis malas caras o incluso malos comentarios pero ¿lo haría siempre? ¿Qué sucedería cuando la culpa se extinguiera de su corazón, mi rabia también se extinguiría a tiempo para volver a empezar?

Decidí distraer mi mente en algo, caminé hasta la cocina. Abrí el refrigerador y me dispuse a calentar la comida que estaba guardada. Estaba en eso cuando pensando en algo más no me percaté y al tratar de abrir una lata me rebané el dedo. La sangre escurrió sin control, el olor a metal y azufre me invadió por completo. Pensé que me desmallaría pero sin embargó algo se activo en mi interior sin conciencia estaba a un lado del lavaplatos.

— ¡Maldición! —magullé acercándome para abrir la llave. Di el agua y puse la mano bajo el chorro. Pasaron algunos minutos y la sangre seguía escurriendo sin control, y mi cara no era mejor, era como si el azufre me invadiera por completo, sentía nauseas de solo sentir ese olor a metal tan característico.

¡Vamos Bella, solo es sangre!

Me dije y miré a todos lados. En verdad no tenía muchas alternativas diferentes a la sal y el limón. Estaba decidiendo si hacerlo o no cuando sentí la voz de Edward que entró a la cocina interrumpiendo, como siempre, mi proceso mental.

— Ya se durmió —anunció y entonces apreté más la mano tratando de evitar que se diera cuenta de lo que había sucedido, me volví de espaldas a él ocultando lo inocultable. Se quedo en silencio unos segundos — ¿Bella? ¿Qué sucedió? —preguntó y entonces de reojo noté que había sangre en el mostrador, se dio cuenta, era obvio. ¡Maldición! Y el orgullo lo tenía a tope, no quería reconocer que era un desastre en la cocina, mi torpeza se venía acrecentada cada vez que trataba de dármelas de dueña de casa, por suerte, no eran muchas las ocasiones en que tenía que hacerlo.

— Nada, fue un corte sin importancia —exclame restándole importancia al tiempo que cortaba el agua girando la llave. En el minuto en que se acercó quite las manos del agua y justo cuando iba a escapar otra vez me detuvo. Me acorraló contra el lavamanos, su cuerpo se puse interponiéndose en mi huida y sus labios se torcieron en una sonrisa. Automáticamente me puse el paño de cocina en la mano y la apreté mirando al suelo. Sus ojos verdes se clavaron en los míos. ¿Por qué tenía que ser un libro abierto para él?

— Déjame ver —pidió con esa voz aterciopeladamente sexy y sentí como mi corazón respondió a aquello. Comenzó a latir furioso en la mitad de mi pecho, mis entrañas se apretujaron apenas sentí su perfume en mi rostro. En segundos aquella esencia mesclada a testosterona invadió todos mis sentidos. ¡Tienes que ser fuerte! Me dije recordando en primer lugar porque estaba enojada con él.

— No es nada, es un corte sin importancia —insistí y traté de cambiar de tema — ¿Quieres comer en el comedor o lo harás en tu habitación? —le pregunté sin mirarlo, en realidad miraba la mano y el paño que estaba comenzando a teñirse levemente de un rosado. ¡Perfecto! Lo que me faltaba una seudahemorragia y Edward estaba allí para ¿Salvarme?

— ¿Ya cenaste? —preguntó despacio investigándome con su mirada. Podía sentir como respiraba lentamente y la tibieza de su hálito choco contra mi rostro.

— No tengo hambre —le contesté a duras penas con la vista fija en el paño de cocina, de pronto pude ver que ese color rosado ya era rojo claramente.

— ¿Porque eres tan terca? —me preguntó de repente y sin darme cuenta tiró del paño de entre mis manos revelando que mi corte no era un simple corte sino que había sido un poco más profundo. Me tomó la mano por la muñeca y la puso de vuelta en el agua. — Es demasiado profundo te llevaré al hospital a que te suturen —exclamo examinando mi dedo cerca de su rostro, y tenerlo tan cerca, me estaba haciendo mi indiferencia un tanto más difícil de lo habitual. Sentí la tibieza de su mano sujetar la mía y me imagine tantas cosas que por un segundo mi alma reclamó por él. Era tanto que sentía como la temperatura de todo mi cuerpo comenzaba a elevarse en cuestión de segundos. Sentía fluir la sangre por cada uno de mis extremidades como en sus mejores momentos de excitación. Estaba tan eufórica, y solo por su toque, que incluso creí percibir la tibieza de su respiración contra las yemas de mis dedos cuando habló en el segundo exacto que mi cuerpo hizo real aquello, sentí otra vez mi corazón latir descontrolado.

— Es un corte, no voy a ir al hospital por una cortadura en el dedo —reclamé tirando la mano pero él la sujeto con fuerza impidiendo cualquier movimiento de mi parte.

— ¿Cuándo vas a dejar de ser tan terca? —preguntó retóricamente suspiró resignado al segundo de hacerla — Nunca —y esa respuesta tal vez no era la correcta. — Veamos —balbuceo mirando a todos lados, entonces divisó algo que yo no y me miró confiado — sí la princesa insiste… siempre está la alternativa dolorosa —replicó en respuesta sonriendo un tanto malévolo me obligó a caminar junto a él.

Llegamos hasta la estufa de la cocina, apenas divise el objeto a un costado de esta lo miré en pánico pero no alcancé a protestar cuando metió mi dedo en la sal.

— Genial, acabas de contaminar la sal con mi sangre… Maravilloso —dije irónica aguándome el escozor que podía sentir en el dedo. Él parecía bastante divertido como esperando algo, claramente algo que yo no había visto venir

¿Acaso quiere que le dé un beso en respuesta por haber sido mi héroe personal? ¡Por favor! Cualquiera podría haber puesto el dedo en la sal, no había merito a aquello. Lo miré confundida.

— ¿qué? —pregunté al cabo de unos minutos observando mi dedo cubierto por un montículo de sal.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó examinándome con la mirada. Era como si estuviera viendo algo que yo no, lo miré aturdida y un tanto confusa.

— Bien —contesté mirando el gran cerro de sal y mi dedo al medio, podía ver como la sustancia alrededor del dedo rebosaba en un rojo profundo y vistoso.

— ¿Segura? —preguntó otra vez y sentí como paso sus manos tibias y varoniles por mis mejillas hasta llegar a mi frente, luego quitó unos mechones tercos que colgaban por mi rostro y se acercó un poco más. ¿Qué se traía Edward?

— Sí ¿Por qué habría de sentirme mal? —le pregunté y lo siguiente que ví fue como sus labios se torcían en una sonrisa cautivadora.

¿Por qué Edward estaba sonriendo al revés?

Para cuando desperté y sentí el almohadón blando de mi cama bajo mi cuello, y la suavidad de mis sabanas rozarme la piel, entendí que me había desmayado. Abrí mis ojos automáticamente y lo siguiente que noté fue mi dedo completamente blanco… tenía una venda demasiado exagerada para que la hubiera hecho un profesional, así que cuando me alce y divise esos ojos verdes enfocar su atención desde el libro en sus manos hasta mí entendí que, había sido él quien me había curado.

— ¡Y estaba viva! —exclamó tratando de parecer divertido. Dejo a un lado lo que supuse era un libreto y luego se acercó a mí.

— ¿Cuánto he…estado…

— inconsciente —completó mi frase sin que yo pudiera hacerlo.

— Sí

— Un par de horas, es pasado media noche —me respondió sentándose en el borde de la cama, otra vez sus manos gentiles, grandes y níveas tocaron la piel de mi rostro, me estremecí y no pude controlar el sonrojo natural que sus caricias provocaban. Rió entre dientes, yo bajé la vista avergonzada y me tape más de lo habitual con la colcha.

— ¿Tienes hambre? —me preguntó como todo un amoroso esposo. Entonces lo quede mirando sin entender ese sentimiento tan grande que me invadió por completo. Sin poder controlarme, sin proveerlo, sin reflexionarlo me acerque hasta sus labios y lo besé.

Con la necesidad contenida de todos esos meses en donde había sido un tira y afloja, de su parte había estado insistiendo en nosotros todo este tiempo y yo todo estos días, semanas y meses lo había rechazado hasta hoy. En donde por primera vez no estaba en mi mente el recuerdo de ella.

Edward correspondió al beso tanto o más animoso que yo, de hecho, sentí como me jaló hasta su cuerpo. También sentí claramente como sus manos comenzaban a buscar mi cuerpo en aquella manera tan exquisita que me volvía loca. Edward era una droga para mí y todos estos meses habían sido una agonía.

Deslice mis manos por su barbilla bien definida, tenía una barba incipiente de dos días y el rose áspero y tosco con ella me incitó a querer sentir la tibieza de su cuerpo cerca del mío. No supe cómo pero lo acosté en la mitad de la cama, de mi cama, de nuestra cama.

Como poseía le quité la polera que aún traía puesta y contemple aquel dorso tan perfecto y que en estricto rigor era mío. Porque él era el padre de mi hijo, era mí hombre.

¿Quién se creía ella? ¿La dueña de Edward? ¿No podía conseguirse otro hombre que no fuera el mío? ¿El que hubiera sido de ella un par de noches le daba el derecho a reclamarlo como suyo?

. Esta noche éramos yo y Edward. Besé cada parte de aquel dorso desnudo, intoxicándome de su aroma, de su tibieza, de su suavidad. Sentir como escapaban pequeños gruñidos de sus labios cuando llegaba con mis labios húmedos hasta el ombligo me incitó más. Justo cuando creí que podría dar vuelta la página, el recuerdo tortuoso de Ángela me invadió. Sentir su voz distorsionada por la excitación me hizo transportarme lejos de allí. Una nauseas me invadieron y comprendí que un engaño no puede olvidarse. Un engaño hay que sanarlo y muchas veces eso significa que hay que dejar ir. No era una cuestión de orgullo, de quién era más mujer. Era una cuestión de sentimientos, de fidelidad, de amor. Edward no me amaba tanto si había buscado consuelo en otro cuerpo.

Entonces cuando estaba así adolorida por las imágenes de su engaño, intoxicada por los recuerdos, una imagen bastante más nítida y diferente se presentó ante mis ojos. Era Edward, estábamos en la mitad de mi habitación pero no era media noche, sino que era de día. Era ese día… era aquel día.

— ¿Dónde está Cameron? —y aquellas palabras yo las había oído antes.

— Con mi madre —contesté magnificando el sufrimiento de aquella decisión que mi mente había fraguado hacía cuestión de segundos como una completa verdad paralela.

No, no podría perdonar jamás. Y olvidar sería demasiado difícil, demasiado doloroso, demasiado triste. Yo no era tan noble.

— Bells… —y su voz se apagó. Principalmente porque yo lo interrumpí en el segundo exacto que dimensione que la confianza es una, y cuando se rompe no hay nada que hacer para tomarla otra vez.

— No… —murmuré tranquila con mi conciencia, tranquila con todo. Iba a tomar la decisión correcta. Una decisión que no era egoísta pero tampoco era altruista simplemente era racional.

— Al menos déjame explicarte —balbuceo asustado. Él ya había adivinado cual sería el final de aquel día. Se acercó a mí pero rehuí.

— No te esperé para pedirte explicaciones, te esperé para despedirme —y la última silaba caló hondo en el fondo de mi corazón destrozado. Yo le amaba, pero por ahora ese amor no era suficiente para curar su engaño. — Podrás verlos los fines de semana —y jamás le quitaría el derecho que le correspondía por ser el padre biológico de mi hijo pero yo no estaría a su lado como la incondicional.

La mirada confusa y atontada de Edward ante mis palabras serias y directas me confirmó que no estaba preparado para mi actitud. Tal vez esperaba gritos y llantos pero ¿Para qué? ¿Conseguiría componer el jarrón llorando histérica y dolida por su engaño? ¿Acaso servirían las lágrimas para volver a ser una pareja? No. Un tenso silencio se embargó entre nosotros.

Entonces ante el silencio mis labios se curvaron en una sonrisa irónica. ¿Tan poco había valido para él qué aún en una circunstancia como esta él se había dado por vencido? De pronto agradecí el que esto hubiera sucedido ahora y no veinte años después cuando ambos nos recrimináramos el estar juntos solo por apariencias.

— Puedes llamarme cuando quieras verlos, adiós Edward —susurré.

— Se que no hay justificación para lo que sucedió pero se terminó lo juro —espetó desesperado tratando de seguirme. Estaba bajando las escaleras y sintiendo como nuestra relación se terminaba por romper.

¿Por qué tenía que creerle ahora? ¿Por qué tenía yo que darle la segunda oportunidad? ¿Por qué? ¿Acaso había una razón diferente a una que respiraba? ¡Mi hijo podría tener a su padre y no era necesario que yo estuviera sufriendo a su lado! ¡No señor, prefería guardar el recuerdo de Edward en ni corazón como el hombre que ame y no como el que odiará porque me había engañado en mi propias narices!

Justo cuando iba a subirme a mi auto me sujetó por el brazo con fuerza, girándome en mi posición. Nuestros cuerpo se quedaron uno frente a él otro.

— No lo hagas Bella, se terminó… se terminó —me aseguró

— Deberías haberlo pensado antes —y solté cada palabra con un rencor impensado.

Tiré de mi brazo para soltarme de su agarré, sin cavilación abrí la puerta del vehículo para subirme pero me la cerró de tropezón.

— Las cosas no son como tú piensas… por favor

— ¿Te acóstate con ella si o no? —pregunté sabiendo de antemano la repuesta. Mi corazón sangro porque esta vez la escucharía de sus propios labios. ¿Podría soportarlo?

Guardó silencio ¡Tan cobarde que no puedes admitirlo! Le grité furiosa en mi interior sin quitarle la mirada de encima esperando por su respuesta.

— Sí —confesó

— Entonces, son exactamente a como me las imagino —le contesté subiéndome al auto. Lo encendí con ira contenida. La ventanilla estaba abajo, para mi desgracia.

— Yo te amo —exclamó

— Vaya manera de demostrarlo —aquella confesión me enfureció más ¿Desde cuándo alguien engaña por amar?

Aceleré y saque al vehículo del garaje sin importarme que estuviera con la mitad del cuerpo metido en la ventanilla.

— Bella, ella no significo nada —gritó separándose del vehículo.

— Tampoco tú —grité perdiéndome calle abajo.

Sentí como mi corazón se contrajo en la mitad de mi pecho. Esa frase no era verdad, nisiquiera era una mentira a medias. Era una mentira completa. Claro que él significaba todo para mí. El problema era que yo le amaba y lo quería todo, o era el cien o no era nada. Y ahora, luego de su engaño era evidente que Edward quería algo más de la vida que quedarse a criar a un bebe, y a cuidar de una esposa.

Éramos jóvenes, nadie podía culparlo de aquello. No condenaría mi vida a una existencia junto a un hombre que no estaba seguro de quererme por siempre. ¿Qué pasaría cuando yo volviera a embarazarme? ¿Tendría que soportar cada vez un engaño?

No, no era algo que yo pudiera transar. Me dolía como un demonio, sentí que mi alma se había partido en dos. Con él había conocido el amor de verdad, yo estaba realmente enamorado de él pero mis elecciones de vida hoy eran otras. Tenía un hijo, un pequeño milagro y un pedacito de Edward, contrario a lo que todos pensaran nosotros tendríamos un vinculo de por vida pero no por eso tendríamos que estar unidos en una relación sin amor motiva por el compromiso. En todo orden de cosas hay una causa y un efecto, lamentablemente para mí, su engaño hoy tenía un efecto que me destrozaba el alma pero que era el correcto.



Feliz año Mis angeles hermosos!!!!!

Hello!!!

Mis ángeles hermosos, primero q todo les quiero agradecer por pasar un año más aquí de con nosotras de viciosas, muchas gracias a todas el sitio son ustedes

En fin un año más q se nos va este año para mí fue el mejor ya q nació mi bebe, si ya se van a decir como ps creo q sabemos todas como, ja si no la pasamos leyendo puro lemmon. También fue un año lleno de emociones, día a día aquí compartiendo un pedacito de su tiempo y de su vida con nosotras este espacio fue creado y seguirá siendo una especie de escape, por q no me lo van a negar a cuantas de nosotras nos gusta después de un día de escuela, de trabajo o por q no después de ser amas de casa, sentarte a leer y olvidarte un rato del mundo q nos rodea y sumergirnos en este mundo tan maravilloso de twilight

Este sitio fue creado para eso, precisamente para ser felices en nuestro mundo de fantasía así que chicas muchas gracias a todas por estar un año más aquí compartiendo con nosotras

Que tengan todas un feliz y hermoso año, q les llegue el amor, el dinero y por q no un Edward, aunque sea humano, pero capaz de darnos tanto amor y pasión (ok esto fue para las q estamos mayorcitas, niñas peques pórtense bien) siss se olvidaba te quiero mucho y a todas nuestras autoras muchas gracias por dejarme compartir sus hermosas historias en este espacio mil besitos a todas ustedes q sin su creatividad esto no seria posible

Les mando mil besitos a todas y q empiece la fiesta!!!!!!

Angel of the dark

jueves, 30 de diciembre de 2010

Pecados Carnales

Capítulo 15: Culpas no resueltas


Entre a la casa de mi hermana Ángela por la puerta trasera y tratando de no meter ruidos, no quería que se enterara de mi desliz y no estaba preparada para la sarta de preguntas que seguro me haría si se percataba que yo no había dormido en su casa. Estaba a punto de pasar la puerta de la cocina para subir por la escalera y lograr salir airosa cuando su voz me hizo detenerme en seco.

- ¡Buenos días cenicienta!

Exclamo con la picardía en la voz y me acordé de cuando éramos unas niñas y me descubría haciendo algo malo, alzo la cabeza dejando ver su cuerpo tapado por la puerta del refrigerador que estaba abierta, entre sus manos traía leche y frutas.

- ¿Disfrutaste de tu noche?

Inquirió sarcástica y en sus labios se dibujo una risa perversa, se acercó a la cocina y la encendió puso sobre la cocinilla la tetera para luego girarse hacía mí. Se quedo mirándome unos segundos, examinando mi apariencia, al cabo de unos segundos tomó entre sus dedos un vaso de jugo y estaba claro que esperaba mi confesión, la que no llego, a cambio sólo la miré de la misma forma que ella, examinando sus gestos y me encogí de hombros sutilmente.

- ¿No vas a contarme?

Presionó a la espera de mi cambio de opinión, fue entonces, cuando me acerque resignada y me senté en unos pisos detrás de la barra de la cocina justo frente a ella y tenía claro que no iba a importar que dijera o que hiciera ella no me dejaría en paz hasta que le contara la verdad, el problema era que contar la verdad era complicado — ¿O tal vez yo lo estaba haciendo complicado? —tomé el jarro de leche que estaba puesto en la mesalina y me serví.

- ¿Contar qué?

Respondí finalmente evadiendo directamente su pregunta y lo hice principalmente por que no quería que se enterara que había pasado la noche con Edward, menos de esa manera en particular, ya bastante tenía con haberme confundido yo para sumar los reproches que con justa razón me haría Ángela y además no sabía que decir exactamente porque ni yo tenía claro en que términos habíamos quedado finalmente.

- No te hagas, fuiste a dejar a tu hijo anoche a las siete de la tarde y vienes llegando a las once y media de la mañana del día siguiente ¿Te lo dibujo con monitos? –reclamó irónica con una sonrisa fingida.

- Para tu tranquilidad no paso nada si es eso lo que quieres saber —le contesté quitando mi vista de sus penetrantes ojos negros.

- ¿Segura?, ese brillo que tienes en los ojos solo lo he visto hace muchos años atrás, te recuerdo ¿por quién? -cuestionó dándome esa mirada inquisitiva que tanto odiaba en las personas.

- ¡Ya esta bien! – concedí —pase la noche en el departamento de Edward, satisfecha —solté exasperada por el interrogatorio al cual estaba sometiéndome.

- Sabía que esto iba a pasar ¿Qué no podías simplemente mantener tus piernas cerradas? —grito enojada y la furia se apoderó de mí, me levanté de la silla irreflexivamente me quede estatica mirandola a los ojos

- No me faltes al respeto —gruñí conteniendo mi instinto porque en parte ella tenía razón, acostarme con él no iba a sanar las heridas sino que todo lo contrarío, lo complicaría todo mucho más.

- ¡No paso nada! —insistí y casi me lo creí yo misma.

- ¿Piensas que voy a creerte? —me contesto de vuelta ahora un poco molesta por mi actitud para con ella y los secretismos.

- Puedes creer lo que mejor te plazca —contesté en un suspiro frustrado y camine hasta la puerta.

- Eso es lo mejor que haces, evadir, porque pensé que ahora sería distinto —reclamó y me detuve en el umbral de la puerta, no quería terminar enojada con mi única familia en vísperas de navidad.

- Él no se lo merece, si quieres volver con tu ex al menos hazlo de frente sin mentiras.

- ¿De que estas hablando? —le pregunté curiosa y confundida pero aún no entendía la metáfora de clarar mi vida, que más podía aclararla de lo que ya estaba.

- De esto – me dijo alzando la voz, tomó mis hombros y me giró en mi posición.

Lo siguiente que noté me dejo helada, sentí un balde de agua fría recorrer mi cuerpo cuando advertí frente a mi aquellos ojos negros contemplándome, fueron como un puñal partiendo mi corazón en dos.

- Jacob – articule en un susurro.

El hombre frente a mí me sonrió con una dulzura que mi seuda traición cayo de plano como un peso en mis hombros.

- Ahora si te quiero ver evadir esto - Me susurró Ángela molesta. Nos miró a ambos que seguíamos impávidos, él mirándome como si nada y yo mirándolo aterrada.

- Bueno los dejo, que pasen una bonita mañana. ¿Mi marido Jake?

Le preguntó mi hermana antes de salir para dejarnos solos.

- Acaba de subir

Le respondió esté sin quitarme la vista de encima. Tenía sus ojos clavados en los míos y yo sentía mis mejillas arder en furia por el rubor que seguro las inundaba - Qué iba a hacer ahora -pensé frenética.

- Te espere anoche… pero tu…

Comenzó a decirme Jake y de pronto recordé la cita que habíamos acordado - Maldición debo anotar las cosas sino más tarde que pronto quedará la crema -pensé mientras seguía sin poder articular palabra alguna. Respiré buscando que decir pero simplemente nada coherente se me ocurría distinto a la verdad absoluta.

- Lo sé, disculpa. Se me hizo tarde, Anthony no quería dormirse

Balbucee sin sentido al cabo de unos segundos apartándome unos centímetros de su cuerpo.

- ¿Se despertó?

Me preguntó confundido y aquí estaba otra vez descubierta - ¡Oops! De verás que estaba con él cuando Anthony se quedo dormido y decidí ir a dejarlo al departamento de Edward. ¡Eres una muy mala mentirosa!, ¡Rápido piensa! -me dije a mi misma aún perdida en esa mirada hipnotizadora.

- Sí… tu sabes el movimiento del auto –concluí vagamente mientras él me acorralaba contra la mesa de la cocina, puso cada uno de sus brazos a cada costado mío y se acerco con su cuerpo, tenía su rostro a escasos centímetros de los míos. Trague saliva y traté de alejarme pero era francamente imposible.

- No tienes que mentirme Bella, se que tienes un lazo con él – comentó divertido por mi expresión, como odiaba que me psicoanalizará.

- No te estoy mintiendo, es la verdad -Argüí tratando de convencerme a mi misma que estaba diciendo la verdad.

- ¿Segura? -Insistió ahora más cerca de mis labios.

- Aja -Conteste con un hilo de voz, sus labios estaban rozando los míos y de pronto el rostro frente a mi no era de él, sino de Edward, sus ojos negros se tornaron verdes, entre en pánico, una tos furiosa me inundo y lo empuje para salir de su prisión.

Él no presiono pero estaba realmente divertido por mi actitud. Cómo odiaba caer siempre en su juego perverso de ponerme nerviosa.

- Entonces… aclaro el tema Cullen, no te negarás a desayunar conmigo

Me dijo y yo lo miré aún tosiendo, mi mente estaba con Edward y la noche anterior.

- ¿Ahora?

Pregunté al fin conteniendo el aire para evitar toser.

- Me lo debes considerando que anoche me dejaste plantado. Eso si alcanzamos a llegar antes que sea medio día, sino creo que será un almuerzo.

Río divertido mientras yo aún tenía el corazón en la garganta. Sacudí mi cabeza. Jake tenía un extraño sentido del humor, bastante satírico por decir algo.

- Claro, desayunar – contesté y lo miré – dame diez minutos para hacer cosas de chicas y nos vamos ¿Te parece?

Le propuse un tanto incomoda ante el hecho que ahora iba a estar con él, justo después de lo que pasó la noche anterior. Necesitaba aclararme y estaba, con esto, justamente haciendo lo contrario. Sólo lograría confundir más las cosas haciendo un lío de mi vida. Me quede esperando su respuesta pero a cambio llego otra observación que me confundió.

- Los estoy contando

Exclamó mirando su reloj de pulsera y una sonrisa se dibujo en su rostro, miré alrededor dudando pero luego me percaté que debía irme a donde yo misma había dicho que iría – mi habitación -enarque una ceja incrédula y luego salí de la cocina un poco confundida por el intercambio de palabras que habíamos tenido.

- Como tan tonta, no haberte acordado de él, de tu compromiso para ir a cenar. Maldición.

Me dije al espejo y luego volví a cepillarme el pelo - Bueno técnicamente yo no le había dicho a Edward si estaba o no con alguien, por otro lado Jacob solo era un amigo, un buen amigo – me decía y tratar de bajarle el perfil al asunto hacía que todo se tornará más oscuro aún, lejos de parecer cuerdo estaba de nuevo complicándolo - ¡No juegues con fuego! -me grito una vocecilla interna.

Y era cierto, tenía súper claro que Jacob sentía algo por mí y lo había dejado más que claro hace un par de meses, cuando había decido volver y no aceptar ese trabajo fuera de Londres - ¡Qué complicado! -pensé mientras me miraba al espejo - Tienes que terminar las cosas, dejar en claro que tu amas a Edward – murmuré sin sentido pero luego me detuve en la ultima frase – ¿de verdad lo amas? – me auto pregunte al espejo y algo en mi corazón dudo.

El punto a favor de Jacob era que me había aceptado como era, sin tratar de cambiarme, sin juzgarme, sabía todo lo que había pasado y aún así no le importaba.

- ¡Bella baja ya, este hombre echará raíces!

Grito mi hermana sacándome de mis pensamientos, me puse el labial y salí. Baje la escalera rauda solo para darme cuenta que al final de estas me estaba esperando mi "nuevo salvador" como lo había hecho siempre, desde hacía dos años. Al verlo parado frente a mi con sus labios curvados en una sonrisa cómplice, esa mirada de enamorado me hizo recriminarme algo - ¡Jamás debiste involucrarte con tu psiquiatra! -comprobé mirando a mi hermana y a Emmett, quien era amigo de esté.

- ¿Lista?

Me preguntó Jake tendiéndome su mano.

- Claro

Conteste tomándola.

- Que disfruten el almuerzo

Aportillo mordazmente mi hermana desde la entrada. Me despedí con una sonrisa de suficiencia. Una vez dentro del auto la sesión de análisis comenzó. Ese era el único defecto que hasta ahora le había descubierto, siempre era como un libro abierto para él, simplemente no podía ocultar nada sin que lo supiera o al menos lo sospechara. Ni siquiera mentir podía, así que ahora restringiría la información que no era lo mismo que mentir.

- No vas a contarme ¿cómo te fue anoche?

Me preguntó con la mirada al frente.

- No hay nada que contar

Respondí mirando por la ventana, de pronto los árboles y las calles se hicieron mucho más interesantes que mirarlo a él. De reojo advertí como me dio una breve mirada.

- Bella

Conminó y utilizó el mismo tono con el que me había conocido aquella vez.

- ¿Qué quieres que te diga?

Le pregunté directa mirándolo.

- La verdad, antes que todo sigo siendo tu psiquiatra.

Me contestó mirándome también.

- ¿Seguro que puedes separar la parte profesional de la personal?

Insistí no muy convencida de contarle.

- Qué piensas que voy a hacerte un arrebato de celos

Se defendió y parecía molesto por mi insinuación de poco profesionalismo.

- No, pero podrías querer visitar repentinamente a alguien

Agregué dándole un toque más humorístico al asunto. Sabía que él jamás haría algo así.

- Eso se llama paranoia, cuidado porque eso si es grave

Agrego serio, más serio de lo que estaba cuando le toque la sensibilidad profesional. Puse mis ojos en blanco y miré al frente.

- Nada, ya te dije, lo fui a dejar, el niño se despertó y luego no quiso que me fuera, estuve leyendo cuentos y cuando me di cuenta me había quedado dormida con él – hice una pausa al ver que ese pronombre podría mal interpretarse – con Anthony – aclaré dudosa porque mis palabras las tomara en el sentido literal, como no rebatió continué - Era de madrugada, y Edward me sugirió que me quedará – concluí tratando de hilar la mentira creíble.

- Tendré que creerte entonces

Concluyó con el seño fruncido y con las cejas enarcadas. La situación se volvió tensa de pronto y me sentí una mentirosa de primera. Por qué simplemente no contaba la verdad, yo sabía mejor que nadie que las mentiras a la larga se saben y tienen resultados funestos. Pero la verdad era que no quería contarla. Un impulso desesperado me inundo y lo siguiente que agregue fue totalmente innecesario.

- Te lo juro, dormí con Anthony en su cama, bajo las colchas, bien tapada, tiene una pieza bastante grande, bonita, color rojo.

Estaba ahondando la mentira cuando él me interrumpió.

- ¿Tú hijo tiene su pieza pintada roja?

Me preguntó casi en pánico. Y yo me pregunté que había hecho de mal pero claro con un psiquiatra todo podía ser usado en mi contra, como no había aprendido la lección.

- Bueno es un rojo apagado, casi un violeta.

Dije tratando de suavizar el comentario - ¡Estúpida, estúpida! -me recriminé en mi interior.

- ¿Es roja o violeta?

Me preguntó interesado y yo me quede pensando - ¿Había acaso alguna diferencia si era de uno o cual color? -pensé buscando la lógica a la pregunta.

- Violeta oscuro

Finalmente respondí y él se quedo pensando. Luego se relajó.

- No sabía que Edward tuviera problemas psiquiátricos

Me comentó y yo me giré a mirarlo anonadada por su conclusión.

- ¡Ah! – exclame sorprendida - ¿de veras? – inquirí incredula pero no obtuve respuesta, luego traté de arreglar la impresión que estaba teniendo del padre de mi hijo, gracias a mí – Yo creo que lo eligió porque es el color del dibujo animado ese Barney, a los niños les gusta – y me sentí estúpida dando explicación a algo tan irrelevante como el color de una pieza, que en verdad era blanca. No me di cuenta además que ya habíamos llegado a nuestro destino sino hasta que él me hablo.

- Bella – me dijo estacionando el automóvil, giro su rostro y me sonrió – te creo, relájate.

Me pidió ahora ya un poco más relajado él mismo. Se acerco y me beso en los labios. Y los problemas seguían me acorde de la invitación de la madre de Edward. - ¡Como demonios lo voy a encarar ahora, para decirle que pasaré la navidad con él! -pensé mientras me alejaba rompiendo el corto beso.

- Entremos sino de verdad va a ser un almuerzo

Exclame abriendo la puerta del vehiculo. Tome aire y me mire en el espejo retrovisor.

Era un restaurante bastante quitado de bulla, apenas entre, mire a todos lados buscando un lugar privado. Me acerque hasta unas mesas a la mitad del recinto.

- ¿Desean ordenar?

Nos pregunto el mozo mirándonos a ambos

- Café con panecillos

Dijimos simultáneamente los dos. Nos reímos, al menos había pasado la tormenta, su semblante era mucho mejor que hasta hace unos momentos. La muchacha se fue y él comenzó a contarme sobre sus turnos médicos y sobre sus pacientes. Tomamos desayuno y nos quedamos conversando, él me contó que tendría que trabajar para navidad lo que igual me convenía - no tendría que mentirle después de todo -pensé alegre, no quería mentirle, ni tampoco quería herirlo, siempre se había portado bien conmigo y había sido un gran apoyo en esos momentos de dolor y flaqueza. Hice mi mejor cara de puchero por la noticia pero por dentro era un peso menos que me quitaba de encima. Aún me faltaban unos sorbos para terminar mi café cuando él volvió a aproximarse peligrosamente a mi cara.

- Dime algo ¿Tus sentimientos por él no son los mismo de hace unos años atrás verdad?

Me pregunto serio y supe que estaba hablando el hombre y no el médico.

- ¿A donde quieres llegar?

Le pregunté seria yo también.

- A saber que lugar ocupo en tu vida, entiendo el vinculo con el padre de tu hijo pero no quiero estar al medio si tu de verdad lo amas

Me dijo y yo me quede helada, comencé a jugar con mi dedo sobre la taza del café y no sabía que decirle, él se había portado demasiado bien conmigo y me había sanado con su ayuda había vuelto a ser yo misma, me había recibido cuando de verdad pensé que no iba a poder superar lo de mi hijo y me ayudo con eso, también con el resentimiento que le tenía a Edward en un comienzo. Luego la relación se hizo más cercana y cuando me dio de alta finalmente accedimos a salir, no era mi novio oficialmente pero habíamos salido un par de veces y aunque nuestra relación era, hasta el momento, solo de besos, sabía que él estaba enganchándose de una manera que tal vez yo no podía corresponderle, menos después de lo que había pasado la noche anterior. Pero aún así mi corazón estaba confuso, demasiadas emociones juntas. Esta vez no rehuí el beso y creo que fue peor, porque sentí el grito de Edward que me comprobó que no todas las culpas estaban resueltas.

- ¿Esto es lo que necesitas pensar?



miércoles, 29 de diciembre de 2010

Conquistando tu Amor

CAPÍTULO IV

BELLA POV

Ahora me encuentro de vacaciones de verano y estoy de campamento con mi grupo de amigos, los que lo conforman Jacob, Marco, Alice, Jasper, novio de Alice que por cierto está en la universidad junto a su hermana gemela Rosalie, que también es nuestra amiga, Quil por otro lado es mi mejor amigo, pero se encuentra en otra ciudad vacacionando, sus padres lo llevaron a visitar a unos familiares y no le dejaron otra alternativa. Aunque la hemos pasado muy bien en nuestras vacaciones, tenemos previsto llegar el domingo, porque el lunes empiezan nuevamente las clases, pero me siento rara, le explico a Jacob que quiero irme ahora y el accede, me acompañan Jacob y Marco, los demás vuelven mañana como estaba planeado, Tomo mi moto, los chicos sus respectivos vehículos y nos dirigimos a la ciudad de regreso, pero al pasar por la discotheque, le indico que quiero ir a bailar, ellos me dicen que me adelante y se quedaron coqueteando con unas chicas que se encontraban afuera de la disco, volteo mis ojos y me dirijo al interior.

La música estaba buena, divisé un grupo del colegio en una mesa y me dirigía hacia allá cuando paso por la barra y veo al hombre más hermoso que haya visto jamás, era un dios griego, era simplemente perfecto, cabello revuelto, alto, buen cuerpo, musculoso pero no tanto como Emmett que se encontraba junto a él, mmmm, después le preguntaría, no mejor no, yo jamás hago eso. Paso por su lado y los saludo brevemente y sigo hacia la mesa, me pongo a bailar con un chico, el ritmo era bastante sensual, miro de reojo hacia donde estaba ese dios griego y me estaba mirando fijamente con cara de idiota, ja, ni el se resistiría a mi, empiezo a bailar, cuando aparecen mis amigos y despacho enseguida al chica que estaba a mi lado, después de bailar un rato, vuelvo a mirar a ese joven, si, aún me miraba, me regodeo internamente cuando vi aparecer tras el dios a mi amigo Quil, no lo pienso dos veces y voy a saludarlo efusivamente, con él es con el único que tengo ese tipo de trato, muchos piensan que somos novios, pero no es así, sólo amigos.

Cuando nos estábamos saludando me quedo prendada de unos ojos que me miraban fijamente, era el dios griego, de cerca era más hermoso aún, me pierdo en su mirada por unos instantes.

Emmett me saluda, pero no le presto mayor atención, sigo mirando a ese hombre.

Hola le digo, me llamo Bella. El se acerca y deposita un beso en la comisura de mis labios,Edward Cullen, mucho gusto, me dice y me deja pasmada, nadie hace eso, qué se creía el muy imbécil, aunque debo admitir que ese beso me gustó, sentí una corriente recorrer mi cuerpo, no Bella estás loca, esas cosas no pasan, me repito internamente, me dirijo a la pista nuevamente, me volteo y le digo, nos vemos.

En la pista empiezo a bailar con Quil, quien se sorprende un poco al verme bailando más sensualmente de lo que lo hago habitualmente, pero el dios atrevido aún me miraba y me iba a pagar su osadía, a medida que el baile avanzaba seguía sintiendo la mirada puesta en mi, era él, no despegaba los ojos de mi, eso me gustó, que vea lo que no puede tener, que sufra como todos, cuando la canción se intensificó pude ver a Edward apretar los puños de rabia, la verdad es que estaba dando un espectáculo con Quil, pero estaba logrando lo que quería y yo quería a ese hombre a mis pies. Aunque debo admitir que el tipo era mono y era atrevido, quizás……mmmmm…….tal vez….

Me acerco a la barra y pido una botella de agua y nuevamente nos quedamos mirando, lo miro de pies a cabeza, digo, algo malo debe tener, nadie puede ser tan perfecto, ¿o no?.

Nop, parece que es perfecto, más que perfecto. Con un nerviosismo impropio de mi lo invito a bailar, me confirma con un leve movimiento de hombros que no sabe bailar este tipo de ritmo, ya que se notaba a leguas que era gringo, aunque su español era fluido.

Nos empezamos a mover seductoramente, definitivamente esta había sido una mala idea, cuando sentí su toque por mi espalda y cintura empecé a sentir que mi cuerpo reaccionaba a sus manos, como si él fuera mi dueño, me estrecha más fuertemente por la cintura y cierro los ojos de puro placer, entonces entierra su cara en mis cabellos oliéndome, la música seguía, nuestros movimientos se hicieron más eróticos, nos rozábamos las pelvis, podía sentir que estaba tan excitado como yo, ya que podía sentir su dureza, Edward no aguanta y me besa el cuello y mordisque mi oreja, suelto un gemido lleno de erotismo, estaba perdida en la lujuria que este hombre despertaba en mi por primera vez. Al escucharme gemir me toma más fuerte de la cintura y con la otra mano agarra mi nuca y me besa desesperadamente, le correspondo el beso de igual manera, con pasión, lujuria, mi cuerpo temblaba y empiezo a recorrer su cuerpo, le acaricié la espalda y los hombros apasionadamente. Nos separamos un poco para tomar aire y nuestros pechos se agitaban violentamente, la pasión desenfrenada nos recorría todo el cuerpo. No quería que este encuentro terminara acá, pero qué hago, nunca antes había hecho algo así, pero mi lado lujurioso ganó la disputa y lo tomé de la mano llevándolo debajo de unas escaleras al otro lado de la pista que estaba bastante oscuro y era poco transitado, sonrojada y nerviosa me volteo a mirarlo y no aguanté más le rodee el cuello enredando mis dedos en su cabello, que por cierto era suave como la seda, Edward me impulsó hacia arriba y envolví mis piernas por su cintura, en escasos segundos tenía la espalda pegada contra la pared nuevamente su boca se deslizó por mi cuello, su lengua empezó a bajar por la base de mi cuello, llegando al escote de mi micro top, donde mi respiración era tan agitada que parecían que mis pechos saldrían en cualquier momento liberándome de esa pequeña prenda, sentí su lengua en el borde del top y arquee mi espalda de puro placer, empezó a rozar su entrepierna contra la mía, su erección era tal que la sentía cada vez más grande y empecé a jadear como loca y empecé a frotar mi pelvis contra la suya, era sencillamente delicioso, mi dios griego empezó a tocarme los senos por encima del top y mis pezones se pusieron erectos a su toque y los empezó a pellizcar mientras me besaba fieramente. En ese momento no aguanté más y le dije que lo deseaba, que quería que me hiciera suya. Si, me entregaría a ese hombre, es una locura pero sentía que era correcto, quería que ese dios griego me quitara la virginidad. Estab a punto de decirle que nos fuéramos a otro lado cuando escucho a Quil gritar mi nombre con reproche. Con Edward nos separamos inmediatamente.

- Llevo buscándote harto rato, le pregunté a Emmet y me indicó que estaban por aquí, pero ¿qué te pasa Bella? Emmet dice que este hombre es nuestro nuevo profesor.

- ¿¿QUÉ?? Preguntamos los dos al mismo tiempo y nos miramos incrédulos.

- Vamos, te sacaré de aquí Bella. Me empezó a alejar de él.
Espera, dijo Edward saliendo un poco de su estupor

- No, gritó Quil, aléjese de ella

- Yo, yo no sabía dijo en su defensa.

Yo estaba en shock, levanto mi cara para mirarlo y pude notar que las lágrimas surcaban mi rostro.

- Ahora ya lo sabe, volvió a gritar Quil y me sacó casi arrastrando, yo seguía sin entender nada.

Él mi profesor, mi dios griego, un hombre prohibido, tenía ganas de gritar, de patalear y tirarme al suelo de impotencia, no era justo, ese hombre me gustaba demasiado, nunca había sentido algo así, nunca nadie me había tocado de esa manera, yo me iba a entregar a un hombre que es mi profesor nuevo.

Cuando salimos a la entrada de la disco, Quil me da vuelta para encararme de frente y al veme llorando suaviza su expresión.

- Bella, por dios ¿qué estabas pensando?, ¿cómo dejaste que esto llegara a este punto?, Bella ese hombre te estaba tocando y tú lo permitiste, si no llego ¿te hubieras entregado a él, no es así?.

Yo solamente asentí con mi cabeza, estaba tan avergonzada con mi amigo y conmigo misma.

- Quil, de verdad no se qué me pasó, Edward logró descontrolarme, y..yo quería entregarme a él, no se, sentí que era lo correcto, no se como explicarme, tú sabes que nunca había hecho algo así.

- Bella ¿sabes lo vergonzoso que fue para mi encontrarte en esa posición con el profe?, digo tú eres como mi hermana y a nadie le gusta que su hermana se esté refregando con el profesor de ella. Jajaja mujer definitivamente estás loca, ven vámonos te llevo a tu casa, no valla a ser que te devuelvas a terminar el trabajito.

- Quil, se que lo haces para quitarle plomo al asunto, pero la verdad es que lo estás empeorando, no vez que tengo vergüenza, no me molestes. Dije un tanto enojada y apenada.

- Ya, ya mi fiera, no te enojes conmigo, pero sabes muy bien que ese romance no puede formarse porque tú decidiste conquistar a James ¿o te has olvidado de ese tipo?, por mi, mejor el profe que James.

Maldición, se me había olvidado el desgraciado de James, antes de salir de vacaciones tomé la decisión de conquistarlo, aunque le tengo repulsión, decidí hacerlo, lo voy a hacer sufrir tanto, me va a pedir de rodillas ser su novia. Él, el conquistador, el orgulloso universitario por el que todas morían. Yo lo iba a atrapar y lo iba a pisotear hasta reventarlo. Antes de salir de vacaciones lo conocí y trató de conquistarme, el muy imbécil cree que es llegar y llevar. Como lo desprecié me prometió que me conquistaría y que yo sería su novia. Ja y mil veces Ja, si supiera que estos meses van a ser los más humillantes de su patética vida.

Envuelta en estos pensamientos llego a casa, me despido de Qui y le presto la moto para que se devuelva a buscar su carro.

- Bonita por favor piensa lo que te dije, de verdad que prefiero al profe que a ese gusano, por favor dime que lo vas a pensar.

- Mira Quil, no tengo nada que pensar, Edward fue un error y lo voy a borrar de mi mente, él no existe para mi, ok, ahora debo enfocarme completamente en James y en como hacerle la vida lo más miserablemente posible y no quiero más sermones.

- Pero, Bella..

- Nada de peros, serás mi amigo, mi confidente, pero no te permito que cuestiones mi accionar con respecto a James, tú verás si me apoyas o no, lo que si te digo mantén tu boca cerrada como siempre, nadie debe saber mis planes para con James ¿me escuchaste?.

- S si, bonita, no te enojes conmigo, yo sólo decía, además no tienes que darme el sermón sobre el apoyo, sabes perfectamente que te ayudaré, no tienes que ponerte bruja conmigo, sabes que a mi no puedes intimidarme. Jajaja.

- No te rías tonto, le dije golpeando levemente su hombro. Nos vemos mañana, ah y quiero mi moto a primera hora ¿vale?

- Como usted diga mi fiera jajaja.

Me dirigí a mi habitación, todos estaban dormidos y la casa a oscuras, dejé mi chaqueta encima de la mesa de la cocina cuando fui a tomar un vaso con agua, para que mañana temprano la viera mi nanita y supiera que ya llegué y me prepare un rico postre. Ella sabe cuanto me levanta el ánimo sus ricos dulces.

Después de ponerme pijama me dirijo a la sala de música, hace tiempo que no venía a este lugar. Tomo mi preciado chello y con los ojos cerrados empiezo a tocar la suave melodía que le escribí a esa persona que fue tan importante en mi vida, siento la música fluir por mi cuerpo, pero no soy capaz de continuar y lanzo el arco al otro lado de la habitación, lanzando un gruñido lleno de frustración, ya nunca podía terminar de tocar algún tema, la pena siempre me ganaba, pero ahora era más grande, mientras tocaba sólo podía ver esa miraba llena de pasión de mi dios griego, abrí lentamente mis ojos y una lágrima cayó por mi mejilla. Ah no, no Bella, saca de tu sistema a ese hombre sólo es un tipo más, me decía a mi misma, pero era un tipo hermoso, apasionado, mmmm, su aroma a hombre lo tenía grabado en mi piel, un aroma delicioso que no había podido distinguir.¡¡¡¡basta Bella!!!!!!.

Después de mi lucha interna llegué a la conclusión que Edward no se iba a interponer en mis planes, eso jamás pasaría, el tipo era mi profe, no me importaba en absoluto, seguramente me comporté de esa manera porque había bebido un poco, si, eso debía ser, cuando lo viera nuevamente no le daría oportunidad se acercarse a mi, lo quería lo más lejos posible de mi vida.

Sí, eso haré, lo apartaré como a una molesta mosca de mi vista. Ya lo he hecho con muchos tipejos, así que es fácil para mi, como respirar.

Dormía plácidamente cuando siento la voz de María.

- Mi niña despierte, ya es tarde

- Grrrr, María un ratito más por fa

- Mi niña hay visita y su madre requiere su presencia ahora, además está molesta porque llegó tarde y sin avisar.

- Ay, que molesta es, para qué quiere que conozca a su visita, si es obvio que no me interesa y ella lo sabe muy bien, además como dijiste llegué tarde y estoy cansada.

María sin hacerme caso arrancó las sábanas enrolladas de mi cuerpo y como si fuera una niña pequeña me arrastró hacia el baño y me metió dentro de la ducha. Ay, esa mujer también era un fastidio, pero la adoraba, al igual que mi nana.

- ¿María, tengo que desayunar con la molesta visita esa?.

- Si mi niña, además…

- Además qué?

- Mmmm, mi niña esa visita está desde ayer y se va a quedar a vivir acá, por lo que tengo entendido

- ¿Quéeeeee?

- Eso mi niña, el joven ya está instalado en la habitación de enfrente

- ¿Acá, frente a mi pieza?

- Si, mi niña

Ah no, como se les ocurre a mis padres hacerme esto, ellos saben perfectamente que no soporto gente cerca, por eso me mudé a la tercera planta, para estar sola en mis horas de intimidad, pero me van a escuchar y ese intruso tendrá que salir de mis dominios. Bajo furiosa las escaleras a encontrarme con mis padres y aclarar este atropello.

Pero al entrar al comedor me quedo de una pieza al ver al famoso intruso. Era él, el dios, digo el profe, él Edward estaba sentado conversando con mis padres y riendo, me quedo mirándolo como tonta, en la claridad era mucho más hermoso, por dios tenía los ojos verdes y era tan profunda su mirada que me dejaba sin respiración.

- Hija, dice mi madre, acercándose a mi lado.- Mira te quiero presentar a Edward, él se va a quedar a vivir con nosotros y además va a ser tu profesor nuevo de literatura e inglés.

Me quedo mirándolo y el muy imbécil estaba sonriendo como estúpido al ver mi confusión, pero esto no se queda así, nadie se burla de mi, pero de verdad me tomó desprevenida esta situación y había hecho el ridículo porque se dio cuenta que lo estaba mirando fijamente, seguramente mi cara reflejaba el desconcierto y el deseo por él, es que irremediablemente el tipo estaba como quería.

- Mamá, papá ¿qué diablos significa esto?. Pongo mi mejor cara de póker y mi mirada desafiante dirigida al tipo ese que se burlaba de mi con su mirada.

- Hija, no hagas un numerito, interviene mi padre, más tarde conversamos, ahora siéntate y desayuna.

- No, este asunto se arregla ahora, si quieren que este tipo viva bajo este techo, sáquenlo de mi planta, y acomódenlo en otro lugar, no lo quiero cerca de mí. Me escucharon, esa planta es mía y saben perfectamente que me desagrada compartir mis espacios, dije con voz afilada.

- Hija, gritó Charlie, poniéndose de pie y con la cara roja por la vergüenza y la furia, a mi despacho ahora. Antes de salir tras mi padre lo vuelvo a mirar y su cara era lo que estaba esperando, desconcierto total y algo más…¿decepción?. Bah, porque debería estar decepcionado, no me conoce y además no me importa, por mi que se pudra.

Llegamos al despacho de mi padre y empieza la guerra. Charlie me recrimina por mi conducta exageradamente grosera hacia “su invitado”.

- ¿Cómo se te ocurre tratar así a Edward, es el hijo de mi mejor amigo, además va a ser tu profesor y es nuestro invitado. Tu conducta ha llegado demasiado lejos, lo arreglas ahora o te vas a arrepentir, ME ESCUCHASTE ISABELLA.

- A mi no me vengas a gritar Charlie, además no me puedes imponer personas en mi entorno, sabes perfectamente bien que no lo tolero, ¿por qué no lo pusieron en su piso?, ahí no me estorba para nada.

- Isabella la decisión está tomada, se queda donde está, además creo es tiempo que empieces a socializar con más personas, tu círculo es muy pequeño y este joven es de buena familia, creo que pueden ser amigos, él sería una buena influencia para ti.

- ¡Qué! No, que va, él no va a ser mi amigo, a mis amigos los escojo yo y deja de llamarme por mi nombre, sabes que no lo soporto

- Bella, por favor hija, por qué no puedes ser como antes, antes eras adorable

- No me vengas con esas cosas Charlie y deja el pasado atrás, sabes que me hace daño removerlo. Dije esto apretando mis puños fuertemente, Charlie me estaba haciendo un daño enorme al nombrar el pasado, sabía que me dolía y desarmaba.

- Hija, por favor perdona por sacar ese tema, pero entiende que las cosas deben empezar a cambiar, debes salir adelante, ya van dos años, no puedes seguir escondiéndote del mundo.

- Sabes Charlie, haz lo que quieras, si quieres deja a ese tipo donde te plazca, pero no me digas que hacer ni que decir y mucho esperes que sea amiga de él, porque no me interesa, ¿Me escuchaste?

- ¡¡¡¡¡¡¡ISABELLA!!!!!

- NO ME INTERESA ESE TIPEJO, NO LO QUIERO CERCA DE MÍ, JAMÁS VA A SER MI AMIGO. Digo gritando y golpeando el escritorio, al salir ahí estaba él con los ojos abiertos como platos en mi dirección, pasé por su lado como un tornado, empujándolo de su lugar para poder pasar. Me encierro en mi dormitorio con un fuerte portazo y prendo el equipo musical y me pongo a escuchar mi grupo favorito Nirvana, le subo el volumen al máximo y me tiro a mi cama totalmente enrabiada.

EDWARD POV

No podía creer lo que pasaba, esa chica era totalmente grosera y caprichosa, cómo pude pensar que ella era una diosa, definitivamente estaba equivocado ella era el demonio, Emmet tenía razón era una fiera, cuando paso empujándome su mirada parecía de hielo, como si quisiera matarme con sus ojos rabiosos, yo me había acercado a la oficina para decirles que no se preocuparan por mí, yo podía cambiarme de piso o simplemente arrendar un departamento y largarme de ahí, pero al escuchar la conversación y el tono despectivo de Bella hacia mi persona me entro una ira homicida, quién se creía esa chiquilla para referirse a mi de esa manera, por qué me odiaba tanto, ah si Edward ¿no te acuerdas que anoche le metiste mano?, pero no era motivo para tal arranque de rabia, algo pasaba ahí, pero ahora no me marchaba de ahí, no le daría el gusto a esa fierecilla, si los señores de la casa me querían acá, aquí me quedaría y esa niñita debía aprender que hay más personas y que ella no es el ombligo del mundo.

Charlie se disculpó por el comportamiento de su hija, pero dijo que arreglaría la situación, así que más que enojado con esa niñita me dirigí a mi habitación y me puse un bañador para ir a la piscina. La música a todo volumen casi no dejaba pensar, esta niña era terrible, además que tenía mal gusto en cuanto a música si es que a esa se le podía llamar música ja, el tipo ese parecía que se había pillado los dedos con la puerta para poder chillar de esa manera, todo retumbaba parece que Bella tenía un verdadero concierto desenfrenado ahí, chiquilla loca y altanera, me sorprendo a mi mismo riendo de su actitud, no,no,no Edward qué te pasa, esa actitud no tiene nada positiva, la niña esa es insoportable, me tiro en mi cama y analizo la situación y me quedo conforme con el resultado, esa niña no me importaba en lo absoluto, pero mi vocecita interior hace acto de presencia y me susurra: “si no te importa nada, ¿por qué llevas una hora pensando en ella? Después de lo que te hizo.

Con un gruñido de rabia hacia mi mismo decidí salir a la piscina y al salir de la habitación no pude contenerme y me acerqué a la suya pegando un oído en su puerta.

No se escuchaba nada aparte de la estridente música, por lo que decido irme a mi destino. Al cabo de media hora llega Bella al borde de la piscina con ropa deportiva y diablos si que se veía hermosa, pantalón corto deportivo, sudadera, a pesar de ser grande era ancha de cuello, por lo que se le bajaba por un hombro mostrando el tirante del sostén, se veía realmente sexy. Además estaba mordisqueando una manzana y estaba bien jugosa porque al mascarla se le escurría el jugo de ésta por los bordes de la boca y se los limpiaba con la lengua, por dios esta mujer me estaba quemando vivo. Hace un ademán de que me acerque y salgo del agua para ver que quiere la bruja.