CAPÍTULO X.- DESESPERACIÓN Y CONDENA
EDWARD POV
Han pasado sesenta años desde que Bella murió en mis brazos, o más bien dicho desde que la maté cruelmente. Con el paso de los años aún no puedo descifrar qué mierda fue lo qué pasó para llegar a ese fin tan confuso y abrupto.
Éramos completamente felices y de pronto no me importaba nada, sentía que no la amaba y que esa mujer con la que me involucré era todo para mi.
Desde la primera vez que la vi y entablé conversación con ella me causó repulsa, la ofendía, la ignoraba, para mi no significaba nada.
Pero de un momento a otro la vi entrar a mi oficina y todo cambió, sentí un deseo aplastante, uno que sólo sentía por mi mujer, casi sin darme cuenta la tenía desnuda bajo mi cuerpo mientras la embestía desesperadamente, desde eso momento todo fue cuesta abajo, no podía sacarla de mis pensamientos, la deseaba cada hora, cada minuto, cada segundo. Mi pobre Bella no se daba cuenta de que cada vez la tocaba menos, de que cada vez estaba menos conectado con ella y con Samantha deseaba todo. Los encuentros sexuales continuaron y con más frecuencia, trataba de pasar el mayor tiempo posible en la oficina para estar con ella.
Por supuesto todos en el hotel sabían lo que ocurría y al leer sus mentes me sentía como la mierda, todos le tenían lástima a Bella, ella era muy querida y admirada por mis trabajadores y me encontraban el cabrón más grande del universo por engañarla con la zorra del hotel como llamaban a Samantha.
Cuando Bella estuvo hospitalizada sentí un desahogo tremendo, tenía dos días para estar el mayor tiempo posible con Samantha, aún no sabía qué me atraía de ella, su sangre no me agradaba mucho, pero eso no fue impedimento para que me alimentara de ella, no le di ninguna explicación sobre ese hecho, ya que ella dijo haber descubierto mi naturaleza desde el primer momento en que me vio.
Estaba tan embobado con ella que no me importaba lo que pasara con Bella. Estaba cada vez más distante, no le prestaba atención cuando me hablaba, ahora puedo ver claramente en mis recuerdos cómo le dolía mi distanciamiento, ahora sabía que mi niña siempre supo que yo había cambiado, pero seguía a mi lado tratando de salvar el amor que una vez nos unió, ella siempre fue una luchadora incansable y yo un maldito bastardo que se confundió como la mierda.
La veo en mis recuerdos, los últimos días de su vida estaba tan cambiada, ojerosa, triste, el fuego de sus ojos estaba extinto, estaba completamente muerta en vida y todo por mi culpa, no sólo la maté físicamente, sino que le maté el alma y el corazón.
Mi vida en ese entonces estaba llena de bruma, hay algunas cosas que no recuerdo bien, no me justifico, pero todo es un gran acertijo. Pienso y pienso y a través de los años no he llegado aún a la conclusión de qué mierda pasaba por mi estúpida mente para confundirme de esa manera.
Cuando llegué a ese espectáculo de beneficencia estaba totalmente jodido y envuelto por Samantha, recuerdo que Bella me llamó para decirme algo importante y no le presté atención porque para variar estaba con ella envuelta en mis brazos, ahora se que me llamó para invitarme a ese mismo acto al cual fui con mi amante.
No me importaba nada, cuando la vi no sentí nada, no me importó estar humillándola delante de toda esa gente, todos me miraban con repudio y a mi niña con tanta lástima, pero no me importaba, tenía a la mujer que quería a mi lado y el resto del mundo podía irse a la mierda.
Cuando Bella nos descubrió follando mi mente no reaccionó y seguí con mi faena. Una vez terminado mi acto sexual Samantha me instó a entrar diciendo que lo que veríamos a continuación sería memorable, no entendía lo que decía y ella sólo se reía muy conforme con lo que iba a pasar.
La vi en el escenario cantando y estaba tan rota que el velo que cubría de bruma mi mente se fue aclarando, ella lloraba mientras cantaba, sentí su dolor, estaba muriendo cada segundo, cuando me miró traté de ir con ella y suplicarle perdón, pero nuevamente me perdí, nuevamente no sentí nada más que molestia, miré a Samantha y ella estaba molesta.
Nos fuimos y discutimos, ella alegaba que siempre estaría atado a Bella, que ella nunca sería suficiente para mi, que Bella siendo mi cantante siempre se interpondría entre nosotros y era mejor dejar las cosas como estaban, me volví loco, no quería dejarla, no podía vivir sin ella. Y tomé la decisión.
Le dije a Samantha que resolvería todo, que me esperara.
En segundos llegué al templo, sabía que iría a ese lugar, me escondí tras unas columnas en la oscuridad a esperarla.
Cuando llegó la vi marcar temblorosamente en su celular, no le contestaron pero dejó un mensaje de voz dirigido a Emmett.
Hermanito, por favor responde, por favor te necesito, necesito…..necesito….- no terminó la frase porque lloraba desconsoladoramente. Estoy muerta Emmett, Edward me engaña, tiene otra mujer, no es broma, hace semanas que lo sospechaba, incluso ella misma me lo dijo y me lo recuerda a diario, pero no quise creer, pero hoy lo vi, lo vi, estaban follando delante de mí, no me dio ninguna explicación, dice que la ama a ella, lo escuché, todos lo vieron junto a ella, me quiero morir Emmett, estoy rota, nunca volveré a funcionar, tu hermano me destrozó entera, no se qué mierda hacer ahora con mi vida, no quiero volver a verlo nunca más, aposté todo a él y perdí, perdí todo, se llevó todo de mi, me dejó vacía.
Se cortó el mensaje y ella gritaba retorciéndose en el suelo, yo sólo miraba a esa linda chica que un día fue todo para mi, pero no sentía nada, ni pesar, ni pena, nada, no sentía nada. Sólo escuchaba en mi enferma mente mátala, mátala, mátala.
Salí de mi escondite y tras decirle lo que terminó por destruirla la maté, bebí de ella, a pesar de su dolor y sus pocas fuerzas comparada conmigo luchó, luchó contra mi, pero no podía hacer nada, la estaba matando y no me importaba, esa dulce sangre era lo último que tomaría de ella, la sentía deslizarse por mi garganta y volví a sentir ese regocijo que siempre me embargaba cuando bebía de ella, pero sólo duro unos segundos su vida se extinguió en mis brazos. Su corazón silencioso, su cuerpo sin vida quedó allí tirado en ese lugar que ella tanto admiraba.
Corrí lejos de ese lugar y como si al cielo le pesara la muerte de esa niña empezó a llover a raudales, fue la tormenta más fuerte y destructiva de Grecia, rayos caían del cielo destrozando todo a su alrededor, la lluvia incesante inundó calles y se llevó muchas vidas, aún recuerdo que por mi mente pasó que era el perfecto castigo a la raza humana por dejar que una vida tan preciada se extinguiera en brazos de un maldito monstruo como yo, nadie la defendió, nadie luchó por ella, nadie.
Llegué al lado de Samantha y no fue necesario que le dijera nada, pude ver en su mirada que ella sabía que Bella ya no interferiría entre nosotros, la besé con euforia y la amé el resto de la noche. Al amanecer bebí de ella y posteriormente expulsé mi ponzoña en su sistema.
Y el cielo se cayó en mi, noooooo, grité en mi interior, el velo se descubrió y pude sentir mi mente despejada nuevamente, miraba enloquecido a todas partes, era como despertar de una jodida pesadilla. Miré hacia la mujer que era mi amante mientras se retorcía de dolor por la transformación, estaba tan confundido y entonces recordé las cosas que había hecho y el desconcierto me cayó como una pesada loza aplastante en mi cuerpo.
Salí desesperado de allí, corrí como el diablo mientras sollozaba para ir a buscar el cuerpo de la mujer que amaba, siempre fue ella, no se cómo pude confundirme de esa manera y acabar con su vida, estaba desesperado por llegar y descubrir que todo era una maldita pesadilla, un universo alterno, cualquier mierda que no fuera que hubiera matado a Bella, no quería pensar que todo era verdad, no podía asimilarla en mi jodida mente, pero en el fondo sabía lo que había hecho porque no sentía el lazo, esa conexión que nos unía.
Llegué y corrí hacia su lado, ya no sollozaba, ahora lloraba, no se cómo pudo ser posible, los vampiros no podemos llorar, pero lo hice, las lágrimas caían por mis muertas mejillas, la había destrozado como a un animal, su garganta desgarrada, su brazos fracturados y llenos de moretones, su piel blanca sin vida y fría como el hielo, besé su cara y aún habían rastros de las lágrimas derramadas, la puse en mi regazo y nos mecí mientras le cantaba.
No podía ser, ¿cómo pude llegar a matarla? ¿cómo pude llegar a pensar siquiera que no la amaba? ¿cómo carajos pude engañarla?, aún no encuentro una respuesta que me deje conforme, nunca la encontraré porque nada puede explicar la monstruosidad que hice.
No se si pasaron horas o días con ella en mis brazos, sólo se que así fue que me encontró mi familia, con ella en mis brazos suplicando que el tiempo retrocediera para no volver a cometer los mismos errores, incluso pedía que ella nunca me conociera y fuera feliz en otra parte con otra persona, cualquier cosa con tal de que ella viviera y fuera feliz.
- ¿QUÉ MIERDA HICISTE? ¿CÓMO PUDISTE HACERLE ESTO A MI HERMANITA? , SUÉLTALA, NO MERECES TOCARLA – rugió Emmett, dejé a Bella a un lado, ya sabía lo que ocurriría y lo merecía, no me opondría a nada, Emmett se lanzó a mi cuerpo y me estrelló contra las columnas del templo, no se cuanto rato estuvo golpeándome, no sentí dolor, sólo sentía el dolor en mi interior y era por la pérdida de mi ángel.
- Emmett es suficiente – dijo Carlisle y junto con Jasper lo separaron de mi.
Me aovillé en el suelo mientras lloraba y gritaba que me mataran, que nada tenía sentido, que no quería seguir existiendo.
- nada sacas ahora con victimizarte Edward, no la amabas, nunca lo hiciste, nos engañaste a todos, ella me llamó anoche, me dejó un mensaje, dijo que la engañabas, que tenías una amante, que te vio con ella follando y le decías que la amabas ¿cómo pudiste jugar con ella así, con nosotros que éramos tu familia?, nos engañaste a todos jurando amor eterno, te la entregamos confiados en tu amor por ella y la matas, nos dejas sin ella, nada será igual sin nuestra Bella. Jamás perdonaremos lo que hiciste, ya no eres bienvenido en la familia, pero no te mataremos, no mereces ese final, mereces cargar con lo que hiciste cada segundo de tu maldita existencia – escuchar a Emmett y que toda la familia apoye sus palabras me dolieron, pero lo merecía, merecía eso y más.
Después de eso todo fue tan confuso, mi familia no me hablaba y cuando me miraban lo hacían con odio.
La noticia se esparció como pólvora, la chica Cullen estaba muerta, presumiblemente por un animal salvaje por sus lesiones, y por culpa de su adúltero esposo, que en vez de estar con ella estaba con su zorra amante, se cotilleaba que mi Bella me vio con mi amante, se comentaba del dolor que todos los que estaban anoche presenciaron en ella al verme con otra mujer, pero no duró mucho, todos estaban tan sumergidos con la emergencia que desató la tormenta y las autoridades no pusieron mucha pega al asunto y nos marchamos nuevamente a Estados Unidos.
Antes de marcharnos fui en busca de Samantha, todavía estaría en proceso de conversión, le debía una explicación, ya no la quería en mi vida y le dolería que hubiera jugado con ella, pero le debía al menos eso, ser sincero y decirle que todo fue un maldito error, pero al llegar donde la dejé no estaba, no era posible que hubiera desaparecido, la conversión duraba tres días y todavía no pasaban dos. Como el cínico que era me alegré de no encontrarla y darle explicaciones. Me largué de allí.
Su funeral fue muy emotivo, todos en el pueblo asistieron, sea por cariño o por curiosidad, pero todos estaban allí, todos menos…..
Era muy, muy extraño y sospechoso que Seth y Alizze no fueran a despedirse de Bella, no le pregunté nada a mi familia y al leer sus mentes estaba bloqueadas.
Con el tiempo supe que ellos habían dejado el pueblo el mismo día que Bella murió, nadie sabía nada de ellos, su familia desapareció del mapa como se dice.
La cremaron y sus cenizas las quería conservar por siempre conmigo, pero no me dejaron, en realidad era como si yo también hubiera muerto para ellos, no me miraban, no me hablaban, nada y lo tenía merecido.
Ellos llevaron sus cenizas de vuelta a Grecia y la esparcieron en el templo, yo no fui capaz de regresar a ese lugar, nunca hasta ahora.
El hotel que tanto quería en Grecia terminó destrozado esa noche de tormenta y nunca volví la vista atrás, no lo reconstruí, dejé todo tirado tal como estaba.
Mi familia jamás me perdonó y varias ocasiones Emmett y Rose trataron de matarme, nunca me defendí y creo que eso los persuadía. Después de tres días desde que volvieron de arrojar sus cenizas en Grecia los dejé para siempre, ellos sufrían mucho por la pérdida de Bella, no soportaba mirarlos y ver todo el odio y reproche en sus miradas. Se sentían culpables de haberla puesto en mi camino, de haber permitido que la tomara como mía. Cada uno se reprochaba por mis acciones, pero la que en cierta forma lo hacía más era Alice, ya que ella no pudo ver en su mente nada de lo que estaba pasando, ella no entendía cómo pudo fallarle sus visiones en algo tan vital e importante. En realidad nadie entendía, pero no le reprochaban nada, ya que el único culpable era yo, yo era el monstruo que mató a un ángel.
Tomé las copias de las cintas que todos habíamos filmado de ella y día a día, hora a hora, minuto a minuto y segundo a segundo las miraba, una y otra vez la miraba en la pantalla. Habían muchas que nunca había visto y eran de cuando recién llegó a vivir a la casa, esas cintas las hacían los chicos y aún era mi chica rebelde, esa que vestía como niño, habían otras grabadas en el bar del pueblo y mientras lloraba también reía de las cosas que hacía mi niña peleadora. Rememoraba viendo las grabaciones de nuestro amor, las veces que paseábamos tomados de las manos, una a una iban pasando las imágenes que le tomaba cuando aún estaba dormida en mis brazos por la mañana o cuando captaba su imagen después de hacer el amor, toda sonrosada y terriblemente erótica, cuando despertaba y desnuda tomaba su guitarra y me dedicaba canciones mientras estábamos aún en la cama, nuestra boda, nuestra luna de miel, cantando en el bar en Grecia, cuando me dedicó la canción de Adele. Tantos recuerdos hermosos que perdí por idiota, por ser un maldito animal, un ser que no merece estar en el mundo. Y finalmente las imágenes que me desgarran mi muerto corazón, esa última grabación que me hicieron llegar anónimamente, mi Bella tan hermosa, pero rota de dolor cantando las canciones que se han clavado hondo en mi pecho, canciones tristes y verídicas de lo que le hice, la despojé de todo y después la dejé como si no significara nada.
Ahora sesenta años después estaba frente al pequeño ejército que nos llevaba a tierras lejanas en busca de un grupo de humanos rebeldes para protegerlos, ellos por supuesto se resistirían, pero nuestra misión desde hace diez años es precisamente proteger a los pocos humanos que van quedando en la tierra.
Hace cuarenta años resurgió la raza de los licántropos, ellos estaban extintos o eso pensaban todos, pero de un momento a otro aparecieron sembrando el caos en el mundo, antes ellos eran pacíficos, al menos con los humanos, pero ahora eran despiadados, mataban y esclavizaban cualquier ser que tuviera el infortunio de cruzarse en su camino.
Habían exterminado y esclavizados a la mayoría de los humanos, todo por ansias de poder, el mundo como se conocía ya no existía, todo eran ruinas, desesperación, muerte y guerra.
Cuando esta raza apareció y la taza de humanos empezó a bajar considerablemente, los Vulturis que son nuestra realeza tomaron cartas en el asunto y convocaron a todos los vampiros a unirse a la batalla, claro que también querían que se unieran otros clanes inmortales, pero éstos por arte de magia habían desaparecido.
Mi vida era un completo asco y no pensaba unirme, nada tenía importancia para mi y me negué rotundo, pero hace diez años me enteré que Rose estaba herida, no era de gravedad, pero era mi hermana y quería saber de primera fuente cómo se encontraba.
Afortunadamente se fue recuperando poco a poco y así mismo fuimos retomando los lazos familiares y de amor, claro que aún no me perdonaban lo que había hecho, pero me aceptaban nuevamente. A veces discutíamos y era inevitable que el tema de Bella saltara a la palestra y yo sólo bajaba la vista, no tenía derecho a defenderme, no tenía derecho a reclamarles que sus palabras me dolían como la mierda.
Los entrenamientos se hicieron presentes y mi familia se destacaba en la lucha, sobretodo Jasper que a parte de ser un luchador excelente era también el mejor estratega, así que cuando dividieron el ejército en varios regimientos y destinados a distintas partes del mundo Jasper se quedó con el liderazgo de nuestro grupo.
Éramos alrededor de cincuenta vampiros y a pesar de nuestros caracteres volátiles nos llevábamos relativamente bien.
Yo era el segundo al mando al destacarme por sobre los demás en la lucha, además Jasper confiaba en mi en el campo de batalla y allí no defraudaba a nadie.
La pequeña comitiva que llevábamos en busca de los rebeldes era de veinte vampiros, no faltaba tanto para llegar, según nuestros informantes quedarían al menos un día de viaje.
Cuando llegamos a destino nos estaban esperando, eran alrededor de cincuenta hombres, pero sabíamos que habían más, seguramente escondidos, ya que seguramente el resto eran mujeres y niños.
No entendía el motivo para temernos y estar tan en guardia, veníamos a ayudarlos, sabíamos que los lobos ya sabían de estas personas y pronto llegarían a atacarlos, pero allí estaban, desafiantes y con las armas empuñadas, es cierto que no podían matarnos con facilidad, pero sabíamos que sus armas nos podían dañar, ya que utilizaban toxinas de licántropos en sus armas y ésta era nociva para nosotros.
Carlisle estaba hablando con el que parecía ser el líder, le trataba de convencer que veníamos en su ayuda, pero el humano destilaba un odio descomunal, podía leer su mente y había algo raro en él. No era desconfianza, no era miedo, era puro y sencillamente odio.
Carlisle ya casi lo estaba convenciendo, al menos eso pensaba él cuando gracias a mi habilidad mental supe que nos atacarían. Alcancé a avisarle a Carlisle que retrocediera y nuestra guardia se puso en posición de ataque.
Ellos atacaron primero, no eran muy buenos luchadores y por supuesto no tenían nuestra capacidad, los estábamos dominando, no matábamos a ninguno, sólo los dejábamos inconscientes, pero de pronto tuvimos que parar la pelea, un olor nauseabundo nos llegó y tuvimos que unir fuerzas en pocos minutos. Los lobos se estaban acercando y eran muchos, nosotros podríamos salir relativamente bien de este encuentro, pero los humanos no. La mayoría de ellos se refugiaron y el resto fueron muy testarudos y se quedaron a luchar al lado nuestro.
La llegada de los chuchos fue un caos, eran alrededor de cincuenta, muchos más de lo que pensábamos en un principio. A pesar de que tratábamos de proteger a los humanos mientras matábamos a los chuchos se perdieron muchas vidas, tanto humanas como vampíricas, estábamos perdidos, eran más que nosotros.
Fue inevitable perder, me sentía frustrado, furioso, malditos chuchos nos encadenaron junto a los humanos y esas cadenas no se de que mierda estaban hechas, no las podíamos romper. Después de maniatarnos tomaron a un joven de unos veinte años y lo empezaron a torturar para que les dijera dónde estaban escondidos los demás. Los gritos eran ensordecedores, el muchacho murió sin soltar información, pero a este le siguió otro y otro hasta que el último torturado habló.
En pocos minutos aparecieron sesenta humanos más encadenados, la mayoría mujeres y niños. El llanto de los niños era desgarrante y las mujeres a pesar de tratar de mantenerse serenas se les notaba el terror.
Fuimos llevados a un subterráneo enorme, allí era la guarida de los chuchos, era un lugar frío, con olor a muerte y pestilencia. Fuimos encadenados a paredes en varias salas unas al lado de otras. Mi desesperación creció cuando se llevaron a Carlisle, Emmett y Alice a otra sala, temía por ellos, por todos ellos, tanto humanos como familia y vampiros seríamos historia, moriríamos en este apestoso lugar, quizás a mi como castigo le vendría bien, pero a mi familia no, ellos no deberían estar acá, ellos no merecían morir.
El humano que estaba a mi lado me miraba intensamente, sentía esa mirada de odio, era el líder, no desperdicié tiempo mirándolo, debía encontrar la manera en que mi familia se salvara, pero era desconcertante saber que no había escapatoria.
Pasamos cinco días en agonía, cinco días de escuchar los gritos de humanas y vampiras siendo violadas y destrozadas por esas bestias, me estremecía de sólo saber que pronto les tocaría a mi madre y hermanas, por fortuna aún no las dañaban, pero faltaba poco y aquí encadenados como animales sin poder hacer nada, casi fin fuerzas por la falta de ingesta de alimento y de sangre.
Llegaron a nuestra sala y no faltó leer su mente para saber que venían a buscar a las mujeres de esta sala, Rose y Esme estaban aterrorizadas, además las muy bestias las violarían delante de nosotros, no podría soportar eso, mi madre y mi hermana era sagradas, no quería que eso ocurriera, no lo podría soportar.
Primero tomaron a las humanas, el espectáculo fue escalofriante por decirlo de alguna manera, cerré los ojos, pero los gritos se colaban en mis oídos y el olor a sangre invadía mi sistema torturándome por desear beber de esas criaturas violentadas y destrozadas.
Cuando soltaron las cadenas de Rose, creí morir, a lo lejos escuchaba los gritos desesperados de Emmett pidiendo clemencia para su esposa, pero el chucho que ahora acariciaba a Rose sólo aullaba en forma de risa.
La desnudó y cuando estaba a punto de tomarla fue interrumpido, el chucho estaba cabreado, estaba muy caliente y quería a Rose. Un nuevo grupo de humanos habían sido capturados y al parecer eran importantes para los chuchos, por lo que pude oír de la conversación no eran humanos comunes.
Diez de ellos fueron llevados a la misma sala en donde me encontraba, estaban golpeados y los encadenaron a la pared frente a la mía, levanté la vista y me impactó verlos, a pesar de los golpes que cargaban se veían extremadamente fuertes, eran grandes casi como Emmett y poseían unos rasgos pocos comunes, eran por decirlo de alguna manera hermosos, pero uno de ellos, el más joven llamó mi atención, a pesar de su juventud, se veía más fuerte que los demás, era también el más hermoso y era el más golpeado, los demás lo miraban atentamente hasta que el joven alzó su cabeza y los miró como transmitiéndole algo, traté de leerle la mente y no pude. Los demás compañeros asintieron a algo que les había transmitido el joven y sonrieron enigmáticamente.
Seguí mirándolo y definitivamente no era completamente humano, era algo más… era vampiro, aunque su corazón y el calor corporal que tenía indicaba indicios humanos, no lo era completamente, su pulso y calor corporal eran mucho más bajos de lo normal, además poseía rasgos vampíricos muy marcados, lo único que se me ocurrió fue: híbrido, pero eso no era posible ¿o si?, si era así, si era posible significaba una nueva raza y eso no se si era bueno o malo, ya que no sabía las intenciones ni la verdadera fuerza o dones de esta raza.
De pronto el joven dirigió la vista hacia Rose que se encontraba nuevamente encadenada y con la ropa hecha jirones. La escaneó de arriba hacia abajo con detenimiento y una pizca de coquetería.
- Te encuentras bien – le preguntó
- De puta madre – dijo Rose cabreada
El joven se carcajeó de la respuesta de Rose y sacudió su cabeza levemente. Traté de leerle la mente, pero no me fue posible, me esforcé, ya que el joven me causaba algo extraño, era tan raro.
- no podrás leerme la mente vampiro, pierdes tu tiempo – exclamó
- ¿Cómo….
- ¿Cómo lo se?, se puede decir que compartimos en algo ese don que tienes. – dijo con fastidio
- ¿Qué eres?
- Semi vampiro o híbrido, como prefieras llamarme
- ¿Cuántos son y por qué no sabíamos nada de ustedes?
- Somos dos y no sabían porque no es tema de ustedes – replicó con odio
- Jun, estamos listos – dijo uno de los humanos
De pronto el chico llamado Jun levantó los brazos y sacó una pequeña llave que tenía oculta y abrió el candado que cerraba las cadenas, cuando se soltó ayudó a sus compañeros a velocidad vampírica, en segundos estaban libres y procedieron a ayudar a los otros humanos, por mientras uno de ellos espiaba por la puerta por si venían los chuchos. Los vampiros fuimos los últimos en liberar, cuando Jun soltó a Rose se sacó la capa larga que llevaba y la cubrió, Rose le agradeció.
Una vez liberados todos salimos todos corriendo a ayudar a los demás prisioneros, Jun corría como una ráfaga de viento soltando las cadenas y el resto ayuda a incorporarlos y prepararlos para escapar.
Todo pasó tan rápido que apenas nos dimos cuenta de que estábamos saliendo de ese lugar tétrico, el grupo del chico una vez que nos dejaron resguardados a metros del lugar se devolvieron y arrasaron con el lugar, los aullidos se escuchaban a kilómetros de distancia, ellos se encargaron de todos los chuchos, era algo sorprendente, lástima que nosotros estábamos tan lastimados y cansados, me hubiera gustado estar presente y verlos en acción, deberían ser muy fuertes para acabar con esa gran cantidad de lobos, bueno con casi todos, ya que Jun traía a uno encadenado, claro, que ahora en su forma humana, era apenas un niño de unos quince años, pero no debíamos tenerles lástima, eran unos asesinos demenciales y por el olor que expelía estaba seguro que se trataba del que quiso violar a Rose.
Cuando llegaron donde nos encontrábamos nos dirigieron unos metros más adelante, allí un grupo de hombres esperaban y tenían listos caballos, si, caballos, pero lo más importante es que tenían comida y sangre embolsada, enseguida humanos y vampiros empezamos a alimentarnos y a recuperar algo de nuestras fuerzas.
- Jun, deberías cambiarte de ropa, en pocas horas estaremos en casa y ella se enfurecerá y más si se da cuenta de que no utilizaste la ropa correcta – dijo con sorna un tipo al que llamaban Juan, por lo visto la mujercita del chico era cosa seria
- Claro y como todos ustedes se cagan de miedo al verla le dirán apenas lleguemos – dijo con una mueca Jun
- Oh si, ya sabes, no debes enfadar a la jefa y menos cuando puede matarnos con un solo dedo
- Maricas
- Claro como tú tienes trato preferencial puedes darte el lujo de rebelarte un poco, claro que cuando te ha ajustado las tuercas no se mide ahora se reía abiertamente
- No tengo ningún trato preferencial, todo lo que soy me lo he ganado limpiamente, además ella le presta más atención al hombre que ocupa su cama
- Jajajajaja, eso me huele a celos – Jun hizo una mueca de profundo disgusto – lo siento Jun, sólo era una broma, además sabes que ella siempre te amará más que a cualquiera, eres sus ojos, si tuviera que elegir entre los dos, te elegiría a ti, siempre ha sido así.
- Supongo, pero no soporto verla acompañada, se que es egoísta, pero la quiero sólo para mi, ella es mía, no la quiero compartir
- Lo se muchacho, lo se, pero la vida sigue y a ti no te falta la atención femenina.
- A ninguna de ellas las he amado, ninguna es como ella, ninguna es como Mykene, todas las demás no le llegan ni a los talones, ella es la mejor, la más valiente, no, no hay otra como ella
- Tienes razón Mykene es sorprendente, como lo dijiste, ella es única y no deberías comparar a nadie con ella
- Vamos mejor, Mykene debe estar esperando para decapitarme
- A todos nosotros
No era mi intención oír, pero fue inevitable, me dio pena el chico, enamorado de un imposible al parecer, no se por qué, pero todos ellos parecían temerle a esa mujer y además tenerla por muy alto en un pedestal.
Cuando nos dijeron que debíamos acompañarlos pensé que estaban locos, pero nos explicaron que éramos los únicos que quedábamos por esos lados, además querían proponernos alianza, y varios grupos más de vampiros ya se encontraban con su gente. No quisimos preguntar más, no teníamos nada más que hacer así que los seguimos, todos los humanos fueron en caballo y el resto a pie, decían que no quedaba mucho, ya pronto estaríamos en sus territorios.
En varias ocasiones descubrí a Jun mirando a mi familia y principalmente a mi y cada vez me desconcertaba más, ahora que estaba limpio y sus golpes al igual que los de sus compañeros iban desapareciendo a velocidad alarmante pude estudiar más sus rasgos, su cabello era parecido al mío, sólo un tono un poco más castaño, era más alto que yo, musculoso y ahora vestido con esa ropa antigua me recordaban a los caballeros antiguos, capa, cota de malla, escudo, casco, botas y espada.
Llegamos a un lugar desértico, eran unas ruinas cerca de un lago, paramos y Jun sacó una cadena que llevaba al cuello, el medallón me parecía conocido, pero no recordaba dónde lo había visto. Lo abrió y éste despendió una luz cegadora y al segundo estábamos en un paraje totalmente distinto.
Todo era verde, hermoso, los árboles rebosantes de frutas, el cielo de un color claro y puro, animales pequeños correteaban de un lado hacia otro, extensos lagos, puros, transparentes y de fondo una serie de edificaciones enormes y fastuosas, por supuesto unas alejadas de las otras.
A medida que avanzábamos uno de los guerreros explicó que estábamos en otra dimensión, en el mundo de los mestizos, cuando pregunté a qué se refería dijo que el mundo de los mestizos era el lugar donde vivían los semi dioses, hijos de Dioses con humanos, ¡ puta madre!, los Dioses existían y estos hombres que nos salvaron eran hijos de ellos, casi no podía dar crédito a lo que oía y se que todos los que estábamos allí teníamos las mismas expresiones y dudas. Nos dijeron también que la tierra en la que estábamos pertenecía a Atenea y su ejército, por supuesto cada mansión por decirlo de alguna manera pertenecía a cada clan de Dioses y sus descendientes.
Dijeron también que las tierras de Atenea eran de las más extensas, pero las más duras para vivir, ya que Mykene que era la hija de Atenea y la que mandaba allí era muy dura, pero justa y al ser hija de la Diosa de la guerra ganaba todas las batallas y recibía los mejores tesoros y riquezas, así que el joven Jun estaba enamorado de la hija de Atenea, entonces caí en cuenta de que él estaba fuera de lugar tanto como nosotros.
- ¿Por qué vives y eres soldado de Mykene si eres semi vampiro? – me miró entrecerrando los ojos
- Mi madre era humana como ya dije, pero al ser de una nueva raza les interesé a los Dioses y decidieron permitirme nacer y criarme aquí, además de ser el segundo al mando después de Mykene
- ¿No se suponía que Atenea nunca tuvo hijos? – recordé las historias que Bella me contaba acerca de los Dioses, mi Bella, estaría tan encantada de estar viviendo todo esto.
- Esas historias no cuentan todo, además Mykene no tiene tantos años, Atenea, se enamoró de un humano no hace muchos años atrás y concibió a Mykene, además se supone que los Dioses dejaron de existir hace miles de años, así que el árbol genealógico de los Dioses ha cambiado bastante y crecido en magnitudes superiores que cualquier plaga.
No hablamos más, ya que al llegar al pequeño pueblo se fueron acercando muchas personas, todas vestían a la moda a excepción de los guerreros que nos llevaban y otros tantos que estaban practicando en un sector cercano.
- Señor que bueno que ya se encuentre acá y esté bien – dijo una muchacha moviendo las pestañas exageradamente hacia Jun
- Gracias Rebecca, puedes seguir con lo que estabas haciendo
- Si, disculpe
- Rebecca, ya llegó Mykene
- No señor, ella no ha vuelto
- Gracias
Entramos a la casa y estábamos a punto de dirigirnos a los dormitorios que nos designarían cuando se escuchó el trote raudo de caballos.
- Mierda, me va a cortar las pelotas – soltó Jun bajo el aliento y salió hacia el exterior
- Vamos vampiro, no creo que quieras perderte el espectáculo de Jun siendo masacrado por una muchachita, es algo que no se ve todos los días.
Salimos mi familia y otros cinco vampiros, el resto prefirió ir a bañarse y descansar antes de la cana, además los humanos ya estaban siendo atendidos y recibiendo cuidados médicos.
Al salir Jun estaba parado en medio del camino esperando que el grupo de quince personas llegaran hacia nosotros. Se mecía el pelo nerviosamente y movía las manos que estaban entrelazadas detrás de su espalda.
El grupo llegó levantando bastante polvo y uno a uno fueron descendiendo de los caballos, que posteriormente fueron llevados por unos muchachos hasta lo que pensaba eran las caballerizas.
Todos los recién llegados quedaron parados mirando y se fueron sacando los cascos, pero una figura diminuta llegó hacia Jun dando zancadas rápidas, esa manera de caminar la conocía, ese porte pequeño escondido bajo esa armadura que a pesar de ser tosca no escondía la sensualidad con que la persona bajo ella se movía, era una mujer.
La chica llegó hasta Jun y se sacó el casco arrojándolo al suelo con furia y pude verle la cara, no podía ser, jadee al reconocerla, jamás podría olvidar ese rostro ahora cubierto de tierra y sudor por la actividad reciente, era ella, ella.
No podía apartar la vista de esa imagen gloriosa, debía estar alucinando, porque de otra manera no podía estar a centímetros de mi niña, mi Bella.
- Déjame revisarte – dijo Bella mientras sus ojos miraban al joven con preocupación
- No tengo nada, me encuentro bien, ninguna herida – respondió Jun
- Eso lo decidiré yo cuando te revise – AHORA
- Vale – Jun se sacó la capa y arrojó al suelo la armadura del torso quedando con una polera y los pantalones
- El resto de ropa Jun, no me hagas perder el tiempo – se sacó el resto de ropa quedando apenas en boxers
- ¿contenta? – ella lo escaneó buscando heridas y luego lo abrazó mientras le besaba el rostro.
Sentía que quería morir en ese mismo momento, sentía mi muerto corazón romperse nuevamente, era una sensación extraña, segundos antes casi podía sentir que latía desbocado en mi pecho al verla y ahora lo sentía romperse. Aún no podía reaccionar, estaba tan quieto como una estatua y al parecer mi familia estaba en las mismas condiciones, ya que no los veía y no los sentía, o quizás yo era el único en verla y todo era producto de mi retorcida imaginación.
Después del abrazó Jun le sonrió abiertamente y mi alucinación empuñó las manos y le mandó tremendo golpe en la cara, con tanta fuerza que lo mandó metros de distancia de donde estaba, si, definitivamente estaba alucinando, ella no era real, quizás nada de esto era real y todavía me encontraba encerrado con los chuchos.
De pronto una mano se posó con fuerza en mi hombro y al mirar quien interrumpía mi alucinación vi a Carlisle con cara de estupefacción, entonces salí de mi burbuja y escuché los sollozos de mi familia, los miré y todos miraban en dirección a mi alucinación…..
Entonces era real, ella estaba allí, todos la veían, no estaba loco, mi Bella estaba viva, estaba tal como la recordaba, perfecta, hermosa, fuerte, muy fuerte en realidad, pero ¿qué hacía acá? ¿cómo sobrevivió a lo que le hice?, yo sentí su corazón dejar de latir, yo la maté, no entendía anda.
Avancé un paso hacia ella que ahora estaba levantando a Jun del suelo, quería tocarla, quería besarla, hacerla mía, rodearla con mis brazos y perderme en su cuerpo glorioso, después preguntaría, después aclararía las dudas, ahora quería tocarla y pedirle perdón mil veces, ganármela y saber si aún me amaba, si algún día podría perdonarme, si me recordaba, no se, cualquier cosa, no importa que me odiara, la reconquistaría.
- Bienvenido cielo, te extrañé tanto, pero no vuelvas a hacer algo así y si por si lo olvidas cualquier desobediencia se paga, así que aprovecha unos minutos antes de recibir el castigo pertinente
- También te extrañé Mykene – dijo Jun acariciando una mejilla de Bella
¿Bella era Mykene? ¿Jun estaba enamorado de mi Bella?, ¿Bella tenía pareja?, santa mierda ¿Bella era hija de Atenea?.
En ese momento nuestras miradas se encontraron, pero quedé petrificado cuando vi sus ojos, ojos fríos, ojos vacíos de sentimientos, una mueca de desprecio absoluto se marcaba en su cara.
martes, 19 de junio de 2012
Rebelde
Publicado por Angel of the dark en 12:43 2 comentarios
sábado, 9 de junio de 2012
Rebelde
Hello mis angeles hermosos por fiss no me maten por el tiempo que me tardo , saben q mas vale tarde que nunca , aqui les dejo otro cap mas les mando mil besito a todas!!!!!!!!!!!!!!
Angel of the dark
Antes de empezar a leer les recomiendo tener pañuelos para el final.
CAPÍTULO IX.- CAIDA
EDWARD POV
Estuvimos conversando y tenía vasta experiencia en el campo, así que estaba todo listo.
Samantha Culdler estaba contratada. Traté de despedirla fríamente como lo hacía con cada persona que trabajaba para mi, es cierto que en casa era una persona accesible y amorosa y con Bella era un puto chiquillo hormonado, pero con el resto de las personas era un puto cabrón. Pero la mujercita se quedó mirándome fijamente, leí su mente y no me gustó nada, pero ella no tenía ninguna oportunidad conmigo, así que no le veía mayor problema a sus calientes fantasías con el jefe.
- ¿Algo que aportar señorita Culdler? – dije mirándola con el ceño fruncido
- ¿Aceptarías una copa conmigo? – dijo sonriéndome según ella sensual, según ella porque no había nada sensual en ella, toda la sensualidad se derramaba a borbotones en mi mujer.
- Lo siento, creo que usted no ha entendido, la acabo de contratar para que trabaje en mi hotel, no de puta, estoy comprometido, enamorado y mi polla pertenece sólo a mi mujer, esa a la que me folle hace poco rato.
- No me importa compartir, creo que haríamos una gran pareja, me encantas y…..
- Y nada, fuera maldita mujer, antes de que me arrepienta y te deje sin trabajo y vetada por el resto de tu vida para desempeñarte para algo más que de zorra y de las baratas, mi mujer es lo único que deseo, no hay nadie mejor que ella, nadie que me llene de lujuria – dije mirándola con total fastidio y asco – ahora largo y si vuelvo a escuchar o a sentir cualquier tipo de avance ya sabe su destino.
Salió hecha una furia, jajajajaja, ¿acaso pensaba que me fijaría en ella?, por Dios, tengo a la mujer más fantástica del mundo y esa simple zorra viene a ofrecerse, puaj, maldita mujerzuela asquerosa.
A los pocos minutos subí a la suite y Bella estaba cabreada con Alice, la quería obligar a usar un vestido de novia que Bella no aceptaba, las miraba cómo discutían cada una su punto de vista.
Bella al verse abrumada por Alice me dio una mirada en la que me pedía apoyo y por supuesto lo tuvo y saqué a empujones a Alice del dormitorio. Quería estar solo con Bella.
La convencí de salir a dar un paseo. Así una vez duchados, vestidos y listos salimos a pasear, era increíble como cosas tan insignificantes como pasear de la mano por la calle se volvía en algo especial al estar al lado de Bella.
Pasamos por delante de un bar y decidimos entrar. El lugar era espectacular y casual, buscamos una mesa cerca del escenario y nos sentamos a esperar que nos atendieran. Ahora no era el magnate hotelero, al lado de Bella sólo era el chico que le gustaba vestirse de manera desastrosa, pantalones de jeans desgastados y con algunos agujeros, polera negra ajustada y mi chaqueta de cuero, botas negras con remaches. Bella también iba con su mejor look, todos se daban vuelta a mirarla, mi mujer era espectacular, falda corta de jeans y a la cadera, una polerita corta y ajustada con el logo de la película el mundo de Jack, una chaquetilla de cuero negra y sus converse. Su cabello lo llevaba en una coleta alta dejando al descubierto ese cuello de cisne que me volvía loco, su cabello se meneaba y dejaba ver su tatuaje y recordé la primera vez que lo vi y la rabia que me invadió por pensar que afeaba su piel, en ese tiempo era un maldito cabrón con ella, la despreciaba, pero ahora comprendía que desde ese tiempo la admiraba, pensaba que su piel era linda y me molestaba que no dejara su cuerpo más al descubierto y lo tapara con esa ropa tan ancha que usaba, claro, ya en ese tiempo sin darme cuenta ella me había atrapado, por eso siempre estaba molestándola, hiriéndola, ella me importaba, no me pasaba desapercibida como yo pensaba.
- Ey ¿qué piensas? – dijo Bella acercándose peligrosamente a mi cuerpo
- En ti niña, siempre en ti, sólo en ti
- ¿Y por qué esa cara entonces?
- Bueno, es que pensaba en cuando vi por primera vez el tatuaje en tu cuello y tu cabello
- Ahhh, era eso
- Si, ¿sabes qué descubrí?
- Nop – dijo ella riendo
- Ya te amaba, en ese tiempo ya te amaba y no me había dado cuenta, nunca pasaste desapercibida para mi, lo demostraba molestándote, insultándote, pero era porque no sabía qué mierda me pasaba.
- Me amabas tanto jajajajaja, eras un jodido cabrón Edward
- Si, pero no te ignoraba como lo hacía o hago con las personas que me son indiferente o no me interesan
- O sea que era una auténtica fortuna que me insultaras y me llamarás mamarracho y todas esas mierdas.
- Si, porque todo eso formó más aún ese carácter maravilloso que tienes, te amo Bella, te amo tanto niña.
- ¿me amarás más cuando sea tu esposa?
- Oh si, mucho más nena y cuando seas mía eternamente muchísimo más y follaremos por toda la eternidad en cada rincón del puto mundo.
- Jajajajajaja, eres un sucio Edward, pero acepto a todas tus sucias proposiciones
- Esa es mi nena.
- Te amo Edward, nunca amaré a nadie como te amo a ti.
- Yo también nena, yo también.
Desde esa noche fuimos de manera asidua a ese bar y como de costumbre Bella acaparó todas las atenciones, sobretodo cuando le pedí que cantara. Es cierto que me cabreaba cuando la miraban de más, pero al mismo tiempo iba creciendo en mi la necesidad de mostrar la maravillosa mujer que tenía al lado y por supuesto que sólo me pertenecía a mi.
Una de esas noches casi caí de espaldas cuando coquetamente se subió al escenario y sin dejar de mirarme me dedicó la canción crazy for you de Adele. Su voz era sensacional y la manera en que se movía despertaba cada partícula de mi cuerpo.
Decir que estaba nervioso era poco, estaba asustado hasta la mierda ¿y si Bella se arrepentía? ¿y si no me amaba lo suficiente para dar este paso?. Pero todo quedó sin fundamento cuando la vi aparecer como un precioso ángel. Su vestido era blanco y por supuesto y completamente inspirado en la mitología griega, se veía como una jodida diosa, afrodita se moriría de envidia si pudiera verla, caminaba majestuosa hacia mi y mi sonrisa era la de un tonto enamorado. Sus mejillas estaban sonrosadas y sus ojos brillaban bajo el sol que bañaba las partes de su cuerpo que no cubrían su vestido.
Todos los invitados quedaron idiotizados mirándola y al leer sus metes comprobé que todos eran pensamientos de admiración hacia mi mujer, todos pensaban que era un puto afortunado al poseer semejante ángel.
Los vampiros pensaban si realmente era mi cantante o si me había enamorado de una humana tan despampanante como mi Bella, la verdad es que debía dar gracias a Dios, los vampiros se enamoraban de sus cantantes, pero muchas veces no eran las personas más hermosas o atractivas del mundo, el amor era así, pero eso no dejaba que me envidiaran al poseer la dos cosas en una sola mujer. Aunque ella era más que sangre y un cuerpo más que deseable, ella era un conjunto de cualidades que me embrujaba día a día. Cada vez me sorprendía con sus ocurrencias, su fuerza, su vitalidad, su violencia, su amor, su pasión.
Al llegar a mi lado me dedicó una sonrisa amplia y procedimos a la ceremonia. Como le había prometido a Bella nos casamos en el templo de atenea, costó mucho dinero y coacciones que nos permitieran este uso, dinero era lo que más tenía, así que si Bella me pedía el mundo a sus pies, lo tendría en un segundo.
La fiesta no fue muy larga y recibimos los parabienes de todos los invitados, especialmente de nuestra familia y de Seth y Alizee a los que había mandado a buscar para que estuvieran con Bella en este momento tan especial.
Hicimos todos los ritos y en plena fiesta tomé a bella en mi hombro como costal de papas y nos fuimos corriendo mientras nos aplaudían y gritaban cosas obscenas.
Al llegar a nuestra cala, que ahora le pertenecía a Bella por ser mi regalo para ella de matrimonio entramos en la cabaña de lujo que estaba preparada para todo lo que necesitáramos y nos amamos lentamente y con pasión.
Después de volver a brindar y acabarnos la segunda botella de champagne le dije a Bella que quería tomar todo de ella. Por supuesto que Bella sabía a lo que me refería, hoy por fin tomaría ese culito delicioso, era el momento propicio.
Besé cada porción de su cuerpo mientras la anticipación me volvía loco. Mi polla corcoveaba de sólo imaginarse hundida hasta la empuñadura en tan apretado y virgen agujero. Mi Bella recibía las caricias con gusto susurrando palabras de amor y devoción.
La giré y me dediqué a su exquisita espalda, pasé la lengua por toda la longitud de sus vértebras llegando a su baja espalda y acariciando con manos y lengua su respingón trasero. La puse en sus rodillas acariciando su clítoris y besando su grosero tatuaje en la base de la parte posterior de su cuello, rozando al mismo tiempo mi pecho sobre su espalda, las sensaciones eran múltiples y ya quería adentrarme en su carne, pero debía prepararla para que me recibiera y gozara al máximo de la experiencia.
Dios, estaba tan húmeda y dirigí mi polla hacia su caliente cavidad, la embestí duramente por varios minutos mientras estimulaba sus tensos pezones, cada partícula de su cuerpo me pertenecería por completo en pocos minutos, ahora sería completamente mía, desvirgada por mi totalmente.
Me estiré alcanzando con mi mano el tubo de lubricante de la mesilla de noche y que anteriormente había dejado allí para este uso. Unté dos dedos con el lubricante y sin dejar de embestir ahora más lentamente rocé mis dedos por su capullo rosa, Mierda, estaba tan fruncido que prometía apretarme hasta causarme un dolor extremo, si, yo quería eso, yo quería desvirgar su dulce culo, reclamar por fin esa parte de su cuerpo.
Fui introduciendo lentamente un dedo pasando por su anillo hasta encajarlo por completo dentro de ella, mierda, aprisionaba mi dedo con fuerza, lentamente lo empecé a mover para dilatarla, perdido en esta nueva pasión sólo podía escuchar lejanamente los jadeos de Bella, es como si estuviera bajo el mar y ella me llamara, mi sirena, toda ella me llamaba y yo obedecía. Sin perder el ritmo introduje otro dedo y Bella gritó de gozo. Tuve que retirar mi pene de su vaina porque corría grave peligro de correrme justo ahora, sentí la frustración de Bella por este hecho, pero mi otra mano se encargó de su clítoris. Los movimientos de mis dedos se hicieron más rápidos y más profundos, embistiéndola y dilatándola cada vez más.
Ya no soportaba, tenía que tomarla ahora o moriría de calentura extrema.
- Amor, no aguanto más, te tengo que tomar, se buena chica y no estés tensa para que no duela demasiado ¿entiendes bebé?
- Si, si, tómame ahora Edward, lléname de ti, te deseo tanto, tanto.
¡Joder, joder, joder!, ¡esa era una verdadera hembra que reclamaba a su macho!, qué feliz me hacía mi mujer, no se cómo habían mujeres que pensaran que podrían ser mejores que la mía, nadie se comparaba con ella, nadie era mejor que ella.
Saqué mis dedos de su culito y tomando mi polla lubricada en mi puño la dirigí hacia esa nueva entrada que se abría para mi. Juguetee con mi pene pasándolo por sus nalgas y por el borde de su abertura, di golpecitos con éste en su entrada posterior hasta que lentamente me fui adentrando, Dios, era divina la sensación de ir abriendo su carne con la polla por lo que dejé de masturbarla con mis dedos y la tomé fuertemente de las caderas, no quería hacerle daño y debía concentrarme en no perder el control.
Entré y salí con la mitad de la polla enterrada en ella para dilatarla mejor y que se fuera acostumbrando al intruso, me costaba tanto no terminar de embestirla brutalmente. Poco a poco me fui introduciendo más y más hasta que Bella me succionó hasta la base. O, era el puto cielo, solté la respiración en cortas ráfagas de aire y apreté la mandíbula con fuerza. Bella sollozaba de gozo y susurraba palabras incomprensibles por lo entrecortadas que salían de sus labios. Su cuerpo ardía, el sudor bañaba deliciosamente su cuerpo y su sangre corría veloz y caliente por sus venas, me llamaba, me cantaba, me bailaba, me hechizaba.
Me retiré y volví a embestir una vez que Bella estuvo más segura y con menos dolor que el inicial. Así sucesivamente los embistes fueron en aumento y nuestros gritos crearon esa magnífica sinfonía que ya quisieran poder plasmar los mejores músicos en sus partituras para ser tocadas por la mejor orquesta.
Me succionaba con hambre, me apretaba con fuerza y cada vez más me perdía en su interior caliente y húmedo, pero quería darle más, quería darle todo, despacio la fui incorporando y sin salirme de ella la senté a horcajadas sobre mi verga, su espalda chocaba con mi pecho y ahora podía tocar todo de ella, una mano en su coño, la verga hundida completamente en su culo y la otra mano en sus deliciosos y turgentes senos. Si antes creí estar en el cielo, ahora lo podía tocar, tocaba las putas estrellas, la puta luna, el jodido sol, todo, sentía todo y más.
Ella cogió el ritmo y me ayudó con las embestidas, ahora subía y bajaba de mi polla mientras yo embestía desde abajo, sus espasmos hacían más deliciosa cada sensación. Su clítoris estaba tan hinchado bajo mis dedos y sus pezones como piedras. Dirigí tres dedos y la embestí con fuerza y demencia. Estaba por correrse y yo con ella, estábamos sincronizados totalmente. Su cuerpo empezó a contraerse apretándome más en su interior y grité, gruñí, jadee y sollocé mientras me ordeñaba con sus dos entradas, me engullía por completo y mi semen salió disparado en su culo y su crema bañó mis dedos mientras sorbía el dulce sabor de su elixir que brotaba de su cuello, toda ella era mía, completamente mía, con los últimos espasmos de placer cerré su herida y me derrumbé sobre mi espalda llevándola conmigo, no quería moverme, no quería salirme de ella, era tan suave, tan deliciosa que quería vivir siempre enterrado en ella.
Esa fue la primera noche de nuestra luna de miel y nos la pasamos amándonos por completo.
Llevábamos dos meses disfrutando cada día más, nuestra familia se había marchado después de la boda dejándonos apreciar totalmente los placeres del matrimonio y de la carne.
Todos los días conversábamos por teléfono, especialmente Bella. Con el que más hablaba era por supuesto con Emmett, la echaba de menos y ya quería que llegáramos a casa.
El trabajo en el hotel iba en óptimas condiciones, en poco tiempo estaría terminado y abierto al público selecto que esperaba ansioso sumergirse en el lujo y el confort que todos mis hoteles entregaban.
El único problema era la zorra de Samantha, era una excelente trabajadora, pero en el plano personal era otra cosa, prácticamente me acosaba, me invitaba a salir, me invitaba a tomarla como amante y nunca entendía que no me interesaba, le había dicho de las maneras más groseras que no me interesaba, se que debía despedirla, pero algo dentro de mi me lo impedía, me molestaba hasta la mierda que no respetara mi matrimonio y eso que Bella me acompañaba la mayoría de las veces que tuve que ir a verificar los avances.
Delante de Bella se portaba como toda una dama y trataba de ganarse a Bella, pero mi niña rebelde no era tonta y no dejaba de mirarla como si fuera un maldito insecto. Samantha se sentía como la mierda por los desprecios de Bella, le dolían más sus desplantes que mis afiladas negativas, era muy rara esa situación, pero estaba inmerso en una felicidad extrema que no tomé el peso de mis acciones.
- Señora Cullen qué alegría verla nuevamente por acá – decía Samantha mientras saludaba a mi mujer
- ¿Por qué tendría que alegrarle mi visita?, claramente no es mi amiga, no pasa de ser una empleada y la verdad es que no me agrada, así que ahórrese el discursito de alabar a la esposa del jefe – dijo Bella mirándola como si fuera una molesta mosca.
Samantha torció el gesto y no pude evitar que una carcajada saliera de mis labios, amaba con locura a mi mujer peleadora y celosa.
- Lo siento, de verdad es que me gustaría ser su amiga, me cae muy bien
- Lo siento, pero mi círculo de amigos es muy estrecho y no estoy recibiendo nuevos miembros, menos zorras melosas disfrazadas de ejecutivas. – abracé a Bella y la besé con emoción, cada día caía más en su embrujo y me importaba una mierda la manera en que se comportaba, mi niña mimada y grosera.
- Vamos amor, fui de compras y deseo modelarte lo que tengo debajo de esta ropa – dijo en tono muy sugerente y sus ojos llenos de picardía, Samantha boqueaba mirándonos.
- Oh dulzura, me vuelves loco, vamos enseguida – gemí mientras la tomaba en brazos estilo novia y la llevaba hacia la oficina que había acondicionado para mi mientras venía a trabajar.
- Pero hoy no me romperás las bragas Cullen, tuve que comprar un arsenal de ropa, ya casi no me quedaba nada – chilló Bella mientras corría.
Bella ya se había olvidado de la presencia de la zorra melosa como la había llamado, pero allí estaba escuchando atentamente lo que decíamos y sus pensamientos eran de profundo pesar y envidia hacia Bella. Saqué ese pensamiento de mi mente, ahora me encargaría de la pequeña golfilla que tenía entre mis brazos, me encantaba cuando me visitaba para follar en la oficina como locos adolescentes, aunque ella lo era, apenas tenía 17 años mi pequeña y fogosa mujer.
Sus visitas eran tan recurrentes que todos los trabajadores la adoraban, se deshacían en atenciones hacia ella y es que mi mujer se hacía querer, a pesar de tener el genio como la mierda cuando quería ser dulce caías rendido a sus pies.
BELLA POV
Esa zorra no me gustaba nada, se cómo miraba a Edward, la despreciaba totalmente, a mi no me hacía tonta con su rebuscado jueguito de hacerse la amable conmigo, se que si Edward le diera la más mínima posibilidad ella se abriría de piernas inmediatamente importándole una mierda que fuera su jefe y un hombre casado, afortunadamente Edward no le dedicaba ni una mirada ardiente, eso me complacía enormemente, porque la zorra era estupenda, tenía algo, no se, pero desde un principio la detesté, era una repugnancia que sentía hacia ella.
Estos meses han sido lo más maravillosos de mi vida, con Edward hemos redefinido la palabra pasión, cada día descubríamos nuevas maneras de amarnos y darnos placer, por supuesto a los juguetitos sexuales que Emmett me regaló le hemos dado un uso muy productivo. Edward explora mi cuerpo y mi sexualidad con la misma pasión del primer día, a veces creo que ahora somos más apasionados que nunca.
Mientras él ocasionalmente va a verificar las obras y los trabajadores salgo de compras o a visitar muesos, pero lo que más me gusta hacer es visitar los templos de los dioses. En más de una ocasión llevo mi guitarra que amablemente mi familia trajo al saber que nos casaríamos y que pasaríamos más tiempo en este lugar. Como decía llevaba mi guitarra y tocaba con el corazón para los dioses que tanto admiraba, Edward me decía loquita, pero me apoyaba y nunca me negaba nada. Teníamos un montón de fotos y videos caseros que hacíamos, especialmente Edward, que andaba todo el santo día con la filmadora y me seguía a todos lados, según él capturando lo que más pudiera de su hermosa mujer. Sin saber en ese momento que todo cambiaría.
Era la maldita zorra de Samantha, no se cómo diablos había conseguido mi número, pero eso quedó olvidado cuando dijo que me iba a quitar a Edward, que él no era indiferente hacia ella y ya habían estado filtreando, no podía creerlo, Edward no me haría algo así, él me amaba y la mandé a la mierda por mentirosa.
Pero dejó la duda atravesada en mi corazón, lloré por mi estúpida inseguridad y por desconfiar aunque fuera por unos segundos de Edward.
No le dije nada a Edward porque se molestaría por no confiar en su amor y lealtad, pero a veces la duda carcomía.
Con el paso de los días Edward empezó a pasar más tiempo en el trabajo y andaba medio raro conmigo.
Los días pasaban y cada vez Edward me tocaba menos y eso no era sano entre nosotros, decía que estaba abrumado porque habían tenido un problema en el hotel y se habían atrasados los avances, lo dejé pasar.
Pero lo que me carcomía de rabia es que las llamadas de la zorra eran cada vez más seguidas y sugerentes sobre su relación con Edward, decía que ya eran amantes, que por eso él ya no me tomaba como antes ¿ella cómo podía saber que Edward ya o me hacía el amor como antes?, cada día lloraba más, no quería creer que él me engañaba, además ya faltaba tan poco para mi transformación, que me negaba a creer que mi vampiro me engañara de esa manera. El dolor y la angustia fueron creciendo en mi pecho no dejándome dormir plácidamente, Edward ni se daba cuenta o se hacía el tonto de este hecho.
Un día me enfermé y estuve dos días hospitalizada por ingerir algo en mal estado, dos días en los que Edward apenas me visitó una hora diaria diciendo que tenía mucho trabajo por terminar si queríamos llegar a nuestro país el tiempo que habíamos acordado.
En el tiempo que Edward estaba ausente, que era mucho fui conociendo más gente y una de esas personas era la directora de una fundación para la recaudación de fondos para orfanatos, la conocí en el bar que frecuentaba y sabiendo quien yo era y quien era mi esposo le pareció maravillosa la idea de que participara en un evento que estaba organizando. Era una cena benéfica por todo lo alto y yo de buena gana empecé a ayudarla.
No le dije nada a Edward porque quería que fuera una sorpresa hasta el último instante, quería que se sintiera orgulloso de mi y además mi nueva actividad me hacía sentir muy bien, iba a visitar a los niños de los orfanatos, jugaba con ellos, les llevaba regalos y les cantaba, claro que canciones infantiles que tuve que aprender para ellos. En ese ámbito me sentía plena.
El día de la gala llegó y Kashiri, como se llamaba la directora de la fundación me indicó en qué momento me presentaría, estaba nerviosa, siempre que me subía a un escenario lo hacía con verdadero placer al tocar la música fuerte que me gustaba, pero hoy sería algo elegante y suave.
Había comprado un vestido precioso, me arreglé como nunca y debo decir que me veía distinta, elegante, fina, mayor.
Cuando estuve lista llamé a Edward y le dije que lo vería en la dirección que le entregué, se oía un poco distraído, así que tuve que recalcarle que era de suma importancia que estuviera a la hora que le indicaba y que fuera vestido elegantemente, él me contestaba con unos uhmm, y con varios ok.
La hora había llegado y estaba cerca del escenario, pero con la vista fija en la entrada, quería que llegara Edward y que comprobara por si mismo que no se había equivocado al enamorarse de mi, que yo era perfecta para él.
Pero mi mundo se derrumbó cuando él hizo su aparición.
Venía del brazo con esa zorra y se veían tan ajenos a todo los que le rodeaba. Íntimos, esa era la palabra para definirlos. Un dolor como nunca antes he sentido me atravesó, él se atrevía a venir a verme con esa maldita mujer, ahora no me quedaba ninguna duda de que eran amantes, nuevamente sentía una ola de dolor en todo el cuerpo y no pude reaccionar.
Me quedé mirándolos a la distancia sin hacerme notar.
El evento comenzó y escondida como estaba los miraba interactuar con las demás personas, reían, se rozaban entre si con mucha intimidad y la gente los miraba raro, claro, la mayoría de las personas que se encontraban en el lugar sabían que yo había ayudado y que iba a actuar, así que no entendían el porqué mi esposo iba del brazo y bailaba sensualmente con otra mujer.
En un momento salieron del salón y como empujada salí lentamente detrás de ellos, todas las personas me miraban mientras iba hacia donde ellos habían salido, no les quise prestar a sus miradas de consuelo y pena, no me agradaba.
Si antes creí en el dolor de la traición, lo que vi cuando llegué donde ellos se habían refugiado me terminó de matar el alma y el corazón, ellos estaban follando como animales en celo sin importarles que alguien los pudiera ver, sin importarle a Edward que yo estuviera en el mismo lugar, yo lo cité aquí y él traía a su amante, estaba destruida.
Los gemidos eran más que audibles y cada uno de ellos eran una nueva puñalada en mi cuerpo, cuerpo que no podía mover, estaba atrapada mirando la manera en que Edward la tenía apoyada contra una columna mientras entraba en ella de manera desesperada. Los gruñidos de Edward fueron en aumento y cuando clavó sus colmillos en su cuello el mundo se derrumbó para mi.
- Si amor, así, así, te amo, te amo, Dios, eres jodidamente perfecta – gruñía Edward mientras la embestía con brutalidad y la zorra gemía recibiendo en su cuerpo lo que pensaba era mío.
Sin poder controlarme solté un gemido lastimero y las dos miradas se dirigieron hacia mi. Edward me miraba con la vista vacía y la zorra se carcajeaba sin hacer nada para cubrirse.
- ¿Cómo pudiste? – fue lo único que pude decir antes de que un sollozo profundo rasgara mi garganta.
- Bella….
Alcancé a escuchar Edward decir mientras salía corriendo rápidamente de allí, no sabía qué hacer, no sabía adonde ir, estaba totalmente perdida en un mundo paralelo, no podía creer que Edward me hiciera algo así, se suponía que me amaba, que yo era suya para siempre al igual que él mío, todo era una puta mentira, todo era una farsa, él no me amaba, la amaba a ella, quizás hace cuanto tiempo se reían de mi, de esta pendeja absurda que se enamoró de un maldito monstruo, eso era, no por su naturaleza sino por sus acciones.
Lloraba sin parar, pero me acordé de lo que tenía que hacer en este momento, no podía defraudar a Kashiri ni a los pequeños, entré nuevamente en el salón olvidándome momentáneamente de Edward, quien sin importarle que lo hubiera descubierto siguió follándose a la zorra. La gente me quedaba mirando mis ojos enrojecidos por el llanto y mi cara que seguro era de profundo dolor. Mi celular sonaba y sonaba, pero no quería oír a nadie, no quería nada, quería desaparecer de este maldito mundo y no sufrir más, pero nuevamente me dije que no debía ser egoísta, después me dejaría morir de rabia y dolor.
Me subí al escenario y canté con toda mi maldita alma destrozada, no podía haber escogido mejor las canciones para este momento tan duro, todos me miraban detenidamente, claro, mientras cantaba las lágrimas caían desbordándose de mis ojos.
Empecé con take it all, después don't you remember y terminé con set fire to the rain, las tres canciones de Adele y que ahora me venían como anillo al dedo.
Cuando terminé de cantar recibí los aplausos, pero nada me importaba, ahora sólo quería salir de este maldito lugar. A lo lejos vi a Edward mirándome, en su mirada no había nada, estaba vacía, pero cuando llegó la zorra y le tomó de la mano entrelazando sus dedos y con una sonrisa victoriosa sus ojos se posaron en ella y le dedicó esa sonrisa torcida que tanto amaba y que antes era sólo mía.
No se cómo fue que salí de allí, estaba como en una neblina, todo era negro y nefasto y sin darme cuenta había llegado a mi lugar favorito y me arrojé a los pies de Atenea, lloré, grité y me retorcí de dolor, en la pura agonía de saber que toda mi vida era una jodida mentira, ni siquiera un puto monstruo me podía amar, no tenía a nadie que me reconfortara en mi dolor, sólo me tenía a mi y ahora era un verdadero despojo, una mierda, no era nada.
Pero en toda esa neblina me acordé de que si habían personas que me querían, al menos eso quería pensar en este momento, no quería ni pensar si eso también fuera una mentira. Con manos temblorosas tomé el celular y marqué a la persona que en este momento más confiaba.
No me contestó, seguramente habían salido a cazar, siempre que lo hacían sus teléfonos quedaban en casa, así que le dejé un mensaje de voz y allí le conté a mi hermanito lo que había pasado, lloraba mientras lo hacía.
Tomé el medallón que siempre me acompañaba y tiré de él haciéndome dañó en las manos y en el cuello por la fuerza en que lo arranqué. La garganta me ardía por los gritos y los ojos me pesaban de tanto llorar. Me sentía como en una bruma, el dolor era insoportable y lo único que quería era adormecerme o morir para no sufrir más.
Sentí pasos sigilosos y me alerté, no quería verlo, no quería escucharlo decir que amaba a esa mujer, que nunca me había amado, que todo era un juego.
Edward entró en el campo de mi visión.
- Lárgate maldito mentiroso, monstruo ¿me querías ver hundida, derrotada, humillada?, lo conseguiste, me oíste, me mataste.
Se acercó a mi con la mirada vacía y las facciones sin expresión, se arrodilló frente a mi y dijo.
- Aún no estás muerta, pero eso tiene solución y yo te ahorraré el sufrimiento Bella, lo siento, pero me di cuenta de que no te amo, la amo a ella y mientras tú estés en este mundo no podré ser feliz con ella. – no podía creer lo que me decía, me iba a matar, el maldito se iba a deshacer de mi
- Eres mi cantante, pero no te amo, ella es mi vida Bella y tú tienes que morir, no puedo desear tu sangre amando a otra mujer.
Dicho eso me tomó fuertemente del cabello, me abrazó y hundió sus dientes en mi cuello con violencia, el dolor era indescriptible, pero no me importaba que me drenara hasta la muerte, no quería más que morir.
Pero de alguna manera se activó el sentido de supervivencia y traté de defenderme, sabía que no tenía ninguna opción, de todas maneras lo golpee, pero mientras más lo golpeaba más fuerte se hacía su agarre lastimándome de una manera física dolorosa, por segunda vez sentí su furia hacia mi demostrándola en la violencia en que tomaba todo de mi, mi sangre, lastimando mis sentimientos, rompiendo mis brazos al tratar de sujetarme más fuerte, desgarrando mi garganta para obtener toda mi sangre y finalmente mi vida.
Sentí segundo a segundo cómo mi vida se apagaba, los huesos de mis brazos quebrados por la presión ejercida. Mi corazón ya casi no bombeaba, mis venas vacías y mi puto corazón roto. Ya no lloraba, ya no me defendía, nada tenía sentido y sólo podía observarlo convertido en el animal que me demostraba ser, un vampiro real acabando con una vida humana en todo el sentido de la palabra. Una solitaria lágrima recorrió mi mejilla al reconocer los nuevos sentimientos que me recorrían, ya no era pena, ya no era saberme traicionada en todo sentido, era odio, un odio que se anidaba en mi moribundo cuerpo y mi alma muerta, un corazón endurecido en tan pocos minutos, la ira, el odio y la violencia se apoderaban de mi ser envolviéndolo como la marea. Un segundo antes de que todo terminara, le dediqué una mirada y con mi último aliento le dije.
- TE ODIO
Mi corazón dejó de latir y simplemente morí.
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miércoles, 30 de mayo de 2012
Muy salvaje Para Ser Dominado
Publicado por Angel of the dark en 20:11 2 comentarios