Dark Chat

viernes, 13 de agosto de 2010

Tan Lejana Como Una Estrella

Hello mis angles hermosos!!! bien aqui les dejo el final de este hermoso fic , MUCHAS GRACIAS  A ANJU DARK por compartir una vez mas su hermoso trabajo , chicas yo se q he estado atrasa con las actualizaciones por fiss tenga paciensa sigo en busca de nuevo material , asi q por fiss dejen sus comentarios al final y no me abandonen
Mil besitos a todas
Angel of the Dark

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Cap . 35 : Determinacion




Bella POV

"Bella, Edward estará bien" –

¿Cuántas veces no había escuchado ya lo mismo? ¿Cuántas? ¿Acaso no entendían que no había palabras para calmar este tipo de dolor? Apreté mis labios en un intento de sosegar el llanto y suspiré profundamente. El aire se quedó atorado en el pecho, lo expulsé con un fuerte gemido y me dejé caer, resbalando mi espalda por la pared, hacia el suelo. Nunca imaginé poder sentir un dolor así. Los brazos de Esme me envolvieron y me obligaron a ponerme, otra vez, de pie. Al cabo de unos minutos, el doctor llegó. Me obligué a salir de mi sopor para escuchar sus palabras.

"El señor Cullen se encuentra demasiado débil. No sabemos si es un avance, o no, el que haya regresado a la conciencia. Tenemos que esperar"

Esperar… ¿Esperar cuánto más? Aún si se trataba de un segundo o un minuto, ya no podía resistir un solo aliento más sin sus brazos alrededor de mí. Sentía miedo, un miedo lacerante y castigador. ¿Qué pasaba si Edward se iba? Me deshice rápidamente de aquella terrible posibilidad, pero el eco de mis pensamientos había dejado rastro en mi subconsciente… Mi cuerpo comenzó a temblar y las manos de Rose rápidamente se posaron sobre mis hombros

"Bella, tranquila" – murmuró, intentando arrastrarme hacia una silla. Me negué rotundamente, moviendo mi cabeza de derecha a izquierda

"Creo que lo mejor es llevarla a casa" – propuso Carlisle. Volví a negar, con más fuerza

"No quiero"

Pasamos muchas más horas en aquel lugar, sin recibir más noticias de Edward.

"Bella" – llamó Alice, ofreciéndome una taza de café – "Toma esto. No has ingerido alimento alguno"

"Gracias" – tomé la taza y di un sorbo a la negra bebida que llegó a mi estomago con una sensación ardiente.

"Bella, me imagino cómo te has de sentir, pero, ¿En realidad no sabes nada de quién mandó herir a Edward?" – preguntó Rose

Mentí, negando con la cabeza. El celular de amiga sonó.

"¿Qué pasó, Emmett?" – preguntó y guardó silencio, mientras la voz, al otro lado de la línea, decía algo que Alice y yo ignorábamos – "¿Hablas en serio?... Pero, ¿Cómo…?... Esa mujer esta loca... – su voz se había elevado dos octavas – ¿Cómo no lo había imaginado antes…?... Yo… Esta bien… Si… Nos vemos" – cerró la tapa de su diminuto teléfono con un fuerte movimiento.

"¿Sucede algo, Rose?" – preguntó Alice y la rubia tardó un poco en contestar

"Han atrapado a dos de los hombres que hirieron a Edward" – presté más atención a sus palabras – "Les han hecho confesar el por qué del agravio"

"¿Y qué han dicho?"

"Dicen que una mujer les pagó para ello. Dieron las características físicas y la dirección en la que los contrataron y coinciden, perfectamente, con Heidi Newton"

"Heidi Newton" – repitió Alice, completamente atónita – "¿Es eso posible?"

"¡Claro que lo es!" – exclamó Rose y, tomándome de las manos, con un tanto de brusquedad, comenzó a decirme – "¡Tú lo sabías, Bella!" – no contesté, bajé mi mirada hacia el suelo – "¿Por qué?" – preguntó ante mi silencio – "¿Acaso no quieres que esa tipa pague por lo que le hizo a Edward?"

"¿Pagar? ¿De qué forma? ¿Para qué?" – pregunté, mirándole a los ojos – "¿Acaso el estar encerrarla en una cárcel aliviara a mi novio? Qué bueno sería si, tras poner tras los barrotes a los asesinos, las personas revivieran, los daños se compusieran. De nada sirve si voy y la acuso. Eso no me quita, ni un solo poco, el dolor que siento y solamente conlleva a que yo me aleje de él"

Alice y Rose guardaron silencio por un breve momento y, después, ambas tomaron mis manos

"Bella…" – Susurró mi amiga – "Disculpa por gritarte… Pero, también entiende que ella merece recibir un castigo. Lo que ha hecho esa mujer no tiene nombre"

"He descubierto una cosa, Rose" – respondí – "Y es que la vida no siempre son como nos lo muestran las películas o las telenovelas. Los malos no siempre salen perdiendo, ni los buenos ganando… Todo depende del destino y nosotros nada podemos hacer para cambiarlo"

Los días siguieron su curso, terminando e iniciando cuando el reloj marcaba veinticuatro horas. Las visitas se volvieron a interrumpir. Edward volvió a decaer. Mis padres nunca me fueron a buscar… Y yo me hundía, cada vez más, en aquel terrible poso de soledad. Rose y la familia de Edward levantaron una acusación contra Heidi, pero, como era de esperarse: el dinero mueve montañas y no tardó mucho en comprobar que era "inocente".

Poco me importó.

La poca esperanza se estaba extinguiendo y, cuando solo faltaba un aliento más para que me encontrara muerta en vida, el doctor se acercó hacia nosotros.

"El señor Cullen ha vuelto a despertar" – informó, con una sonrisa en su rostro – "Y esta llamando a la señorita Isabella Swan"

Me puse de pie, con un movimiento atropellado y me encaminé hacia la pequeña habitación. En cuanto traspase la puerta, su mirada se encontró con la mía. Prácticamente, corrí hacia él

"Bella" – susurró, secando mis mejillas con dedos temblorosos y débiles – "Cuánto te he hecho sufrir. Perdóname"

"Edward" – musité, tomando una de sus manos y apretándola contra mi rostro – "Tienes que recuperarte, por favor…"

Escuché como daba un profundo suspiro

"Cásate conmigo" – pidió – "Ahora mismo" – levanté mi mirada para verle – "No necesitamos un papel, ni testigos, ni mucho menos firmas para unirnos… basta con que tu y yo queramos estar juntos…"

"Eso es lo que más quiero"

Él sonrió y llevó mi mano hacia sus labios, para depositar un pequeño beso sobre ella. Entrelazó sus dedos con los míos e inspiró, profundamente, antes de comenzar a hablar.

"Creo que la improvisación no será nada romántico" – se disculpó – "Pero, espero que pueda resumir lo mejor posible todo lo que te quiero decir"

Esperé en silencio, con una pequeña sonrisa curvando mis labios.

"Mi niña, quiero estar junto a ti, los días o minutos que me queden de vida. Te ofrezco mi alma, mi destino y mi muerte. Tú eres dueña del buen y mal hombre que soy. Tú me motivas a seguir y me has enseñado a ser fuerte. Te amo, y me haces feliz con el simple hecho de existir… Isabella Swan, ¿Me aceptas como esposo, amigo, compañero y amante, por toda la eternidad?"

"Si, claro que aceptó" – musité.

Edward me dedicó otra pequeña sonrisa y sus ojos brillaron alegremente cuando se clavaron en los míos.

"Te quedaras conmigo, ¿Verdad?" – pregunté, en cuanto noté que sus parpados comenzaban a cerrarse

"Siempre estaré contigo"– prometió, dando un último suspiro

JASPER POV

1 mes después

"¡Esto es el colmo!" – exclamó mi madre – "Primero, mi hija se casa con el bastardo de McCarty y, ahora, ¡Tu me vienes con la maravillosa noticia de que estas enamorado de una sirvienta!"

"Mamá, te prohíbo que te refieras así de Alice" – dije, sin perder la calma

"¡Esto es nefasto! ¡¿Dónde han quedado nuestros hijos?" – terció mi padre

"¿Sus hijos?" – repetí, con ironía – "Para ustedes, ¿Qué significa el que nosotros seamos sus hijos? ¿Ir y estafar a las demás familias? ¿Eso es ser digno del apellido Hale?"

"Gracias a las estafas, como tú le llamas, has vivido en medio de todas estas comodidades" – recordó el señor de cabellos canos y mirada azul

"Pues tarde me vine dando cuenta de ello y, el saberlo, me avergüenza"

"Te daremos una segunda oportunidad, Jasper" – advirtió, haciendo un enorme fuerzo por controlar la voz – "Deja a esa muchachita, regresa a Colombia y nosotros olvidamos esta discusión"

"¿Y qué les hace pensar que pueda llegar a aceptar su proposición?" – desafié

"No queremos perder al único heredero que queda en la familia"

"Yo no quiero heredar dinero robado y ganado a base de traiciones. Es más, aún si no fuera ese el caso, yo no pienso dejar Alice, aunque así me ofrezcan duplicado el valor de esta herencia"

"Es tu decisión entonces" – replicó mi madre – "Si eso es lo que quieres…"

"Por supuesto que eso es lo que quiero" – afirmé, mirándole fijamente – "No es necesario que lo digan. Ya sé que me tengo que ir" – suspiré profundamente. Ya sabía que esto iba a pasar, pero, no creí poder sentirme más decepcionado de lo que ya estaba – "Adiós" – musité y di media vuelta, despidiéndome también de aquella lujosa casa.

Alice me esperaba, afuera del carro, y caminó hacia mí en cuanto me vio.

"Jazz, no era necesario…" – comenzó a decir, tomando mi rostro entre sus manos. Llevé uno de mis dedos hacia sus labios para que callara. Sabía lo que tenía planeado decir

"Te quiero" – susurré – "y no me arrepiento de lo que acabo de hacer. Si algo he aprendido a tu lado es que, todo esto: los lujos, los carros, el dinero, no valen la pena si tu no estas conmigo"

"Pero…"

"No te preocupes" – volví a interrumpir – "Todo estará bien. Ya lo tengo todo planeado y calculado – "aseguré con una gran sonrisa de suficiencia – "Tengo un departamento, el cual compré tiene años. Mis padres no saben de él. Viviré ahí, venderé el carro y conseguiré un trabajo, al mismo tiempo que terminaré los últimos años que me quedan en la universidad pública" -

"Vas a dejar tanto, solo por mí…"

"Por ti, dejaría mucho más" – aseguré y, antes de que pudiera volver a discutir, uní mis labios con los suyos – "¿Me acompañas? Iré al departamento a dejar esto" – señalé la pequeña maleta que había en el carro

"¿Cómo lograste sacar tu ropa?"

"Una de las muchachas me hizo ese favor"

"Eres listo" – apuntó, con una gran sonrisa

"Claro que lo soy" – dije, con falsa indignación – "Entonces, ¿Me acompañas o te voy a dejar a tu casa?"

"Te acompaño" – contestó ella, mientras abría la puerta del carro y se adentraba en él

"Parece que ya no te desagrada tanto el ir en un carro particular" - comenté, divertido, mientras manejaba

"La idea no me sigue gustado" – aclaró – "Pero, tu has sacrificado muchas cosas por mí. Me parece justo que yo haga lo mismo"

Llegamos al edificio donde estaba mi departamento. Bajé del carro y corrí hacia donde Alice estaba

"Supongo que, dentro de tu sacrificio, podrías agregar el permitirme, de vez en cuando, el tener tratos extraídamente cordiales contigo" – dije, mientras le tendía la mano para ayudarle a bajar.

Ella me dedicó una mirada envenenada por un momento

"Supongo que si" – acordó, sonriendo de vuelta y dándome su mano.

Caminamos juntos hacia el elevador y, cuando llegamos al interior del departamento, Alice viajó su vista por todo él.

"Que bonito" – susurró – "Pensé que me iba a encontrar con algo más ostentoso"

"Adoro la belleza sencilla y natural" – dije, abrazándola por la espalda y paseando mis brazos alrededor de su cintura – "Te adoro a ti, ¿No es prueba suficiente?"

Sentí el temblor de su cuerpo al reírse nerviosamente. Llevé la punta de mi nariz por su cuello y las risitas cesaron para dar paso a una respiración profunda. Sabía que debía parar. No quería que Alice mal interpretara mis acciones y pensara que solamente la había llevado a ese lugar para estar con ella, pero, el olor de su perfume me estaba privando de la conciencia y me dificultaba pensar con claridad. Mis labios comenzaron a pasearse su cuello y bajaron por sus hombros. Apreté el agarre de su cintura y sentí como se estremecía bajó mi calor. Su cuerpo se giró para encararme y mi boca busco la suya, de manera ansiosa. Sus dedos se enrollaron en mi cabello y mis brazos se ciñeron a su delicada figura, pegando su pecho al mío de manera peligrosa…

Deslicé mis labios hacia su cuello. Comencé a acariciar esa parte tan inocente y suave de su figura. Me percaté de que sus manos se deshacían de mis cabellos y bajaban por mi espalda. Busqué sus labios otra vez y la comencé a besar intensamente. Ella suspiró y su aliento llegó a mi garganta, encendiendo un delicioso fuego que se extendió por toda mi sangre y me quemó la punta de los dedos.

"Te amo" – musité y, con mis propias palabras, caí en la realidad.

Me alejé de ella y mis desenfrenadas caricias cesaron. Esta pasión no era modo de demostrárselo… Ella se merecía más.

"¿Qué pasa?" – preguntó, al ver mi semblante sombrío

"Discúlpame" – me apresuré a decir – "Me dejé llevar, yo…" – sus labios me silenciaron y, sin dejar de besarme, me fue empujando hasta que caímos sobre uno de los sofás que se encontraban a pocos metros de ahí.

"Déjate llevar, entonces…" – musitó, con su cuerpo sobre el mío – "… y tómame"

Clavé mi mirada en la suya y, al ver en sus pupilas el mismo deseo que yo también sentía, me deshice de las inseguridades y comencé a humedecer sus labios con los míos. Mis manos se deslizaron por su cintura, la tela de su blusa me pareció molesta, así que decidí introducirlas debajo de ella y sentir así, la suave piel de su vientre plano. Me deleite con la perfección de su sencilla figura. Paseé, lentamente, la punta de mis dedos por su curva y un pequeño gemido salió de sus labios al momento en que se retorcía sobre mí. Mi cuerpo se estremeció por la excitación que aquel sonido provocó. Mis manos se volvieron más ansiosas y ya no se conformaban con tocar solamente esa parte. Mis labios descendieron por todo su cuello y llegaron a la entrada de sus pechos. Paseé mi lengua por en medio. Otro sonido excitante. No fui conciente del momento en que la había despojado de su blusa hasta que me encontré paseando mis labios sobre la tela de su sostén.

Su espalda se arqueó completamente hacia atrás y yo descendí por todo su estomago, dejando húmedos caminos sobre su blanquecina piel. Caímos al suelo. Mi boca saboreó el sabor de sus caderas y sus senos. Alice fue desabrochando, uno por uno, los botones de mi camisa y me estremecí ante el roce de sus manos sobre mi pecho. Mis dedos tocaron cada lugar que se les permitió y el fuego de sus caricias me consumía de una manera placentera.

Dirigí mis labios hacia los suyos cuando el momento había llegado. Podía sentir su respiración discontinua sobre mis parpados y sus piernas enrolladas en mi cintura. Suspiré profunda y entrecortadamente antes unirme con ella, lo hice de la manera más delicada que me fue posible. Un pequeño gritito me hizo vacilar y me moví hacia atrás, deshaciendo la distancia que había acortado.

"No, no" – musitó, reforzando el amarre de sus piernas – "Todo esta bien, no pares"

Volví a besarla, aunque no pude evitar temblar por la infinidad de emociones que sentía. Todas mis aventuras pasadas habían desaparecido por completo. Toda la experiencia como hombre se había disipado a su lado. En ese momento, me sentía igual que ella, alguien quien, por primera vez, hacía el amor. Y, ciertamente, era eso: por primera vez, me estaba entregando a una mujer por completo… Me comencé a mover lentamente. Mis caderas chocando con las suyas de manera pausada, su calida humedad turbándome los sentidos. Mis movimientos se aceleraron, el deseo se expandió por un camino sin límite, el cual alcanzamos juntos, llegando a la cima del edén entre intensos jadeos y temblores que sacudieron nuestros cuerpos.

Me dejé caer sobre ella cuando terminamos. Sus brazos enrollaron mi espalda desnuda y nuestros pechos quedaron unidos, uniendo nuestros frenéticos latidos, en uno solo…

EDWARD POV

"Con cuidado" – decía, una y otra vez, mi hermana, mientras me ayudaba a pararme de la cama – "¿Estas seguro de querer hacer esto? ¿No sería más fácil decirle a Bella la verdad?"

"No" – contesté, haciendo un pequeño gesto de dolor

"Cuando se entere que hoy has sido dada de alta, y no le hemos dicho nada, no solamente te traerá de vuelta al hospital otros tres meses, si no que, también, nos masacrara a todos"

Comencé a reír fuertemente, y me tuve que llevar una mano hacia donde estaban vendadas las heridas

"Esperemos que no sea así" – dije – "¿Estas seguro que todos han cumplido con su trabajo?"

"Si" – afirmó ella – "Emmett y Rose la llevaron a casa tiene más de tres horas"

"Bien. Entonces, vamos" – animé

Jasper ya no esperaba en un taxi y me ayudó para que pudiera subir

"Gracias" – gemí

"De nada, cuñado" – contestó, ganando que le dedicara una mirada envenenada

"Vamos, Edward" – dijo Alice, ante mi gesto – "¿Acaso Jazz no ha hecho grandes méritos para ganarse tu aprobación?"

"Supongo que si" – refunfuñé – "pero tampoco es para tanto. La advertencia que te hice, tiene tiempo, aún sigue en pie"

El rubio muchacho y mi hermana intercambiaron divertidas y sinuosas miradas, a las cuales preferí ignorar si no quería que las heridas se me abrieran a causa de una bilis. Mi humor mejoró al ver, después de tanto tiempo, mi casa. Me acomodé entre las muletas, lo mas silenciosamente que pude, y la ansiedad me invadió conforme mis pasos y se aproximaban hacia la puerta. Esme me hizo una seña con la mano, indicándome que podía acercarme.

Cojeé hacia el sillón, suponiendo que estaba dormida, y me incliné, con delicadeza, para poder ver su rostro. Sin embargo, respingué al ver que, quien estaba en aquel lugar, era…

"¿Emmett?" –

Mi amigo frunció sus labios, sin abrir sus ojos, simulado esperar un beso de mi parte. El solo imaginármelo hizo que mi estomago se revolviera.

"¿Dónde esta Bella?" – pregunté, completamente frustrado y, como respuesta, unos labios rozaron la parte trasera de mi cuello

"Sorpresa" – susurró, aquella voz tan familiar, cerca de mi oído.

Sonreí mientras que, con ayuda mis muletas, daba media vuelta para mirarla. Mis ojos se perdieron, por un instante, en la belleza de su rostro y la luz de su mirada

"Pensé que era yo el que tenía que decir esa palabra" – recordé

"Lo sentimos" – dijo mi hermana – "No podíamos traicionar a Bella de esa manera"

"Pero, a mí si"

"A ti si" – acordó la pequeña

Le dediqué una mirada divertidamente molesta. Un par de manos se situaron a ambos lados de mis mejillas y me hicieron volver el rostro

"No te olvides de mí" – reprochó Bella y paseé mis dedos por sus pómulos y bajé hasta su clavícula

"Sorpresa" – musité, robándole una sonrisa.

Me incliné para rozar su boca y ella correspondió el gesto de manera tierna…

"¡Oye!" – interrumpió Emmett – "Ese beso tenía que ser mío"

"Estas demente" – murmuré, sin dejar de besar a aquellos dulces y adictivos labios.

"Ey, les recuerdo que hay niños en esta casa" – señaló Alice – "Vayan a demostrar su amor a otro lado"

"Suena tentador" – volví a murmurar y apreté mis dedos en la cintura que sujetaban.

Bella rió por un momento y, después, alejó su boca de la mía. La miré, por un momento, de manera confusa, ante su repentino rechazo. Ella volvió a sonreír y se puso de puntitas para acercar sus labios a mi oído

"Me temo que tendremos que esperar un poco más" – susurró, de manera confidencial – "no creo que pasar toda la noche en vela, sea bueno para tu salud… Y no me pienso conformar con solo una noche"

Sonreí de manera nerviosa y pude percatarme que un ligero rubor empezaba a cubrir mis mejillas. El detalle no pasó desapercibido para Rose y Emmett

"¿Podrían dejar sus morbosidades para cuando estén sin publico?" – Propuso la rubia muchacha, quien acomodaba varios paltos sobre la mesa

La comida transcurrió de manera amena y, al entrar la noche, Rose y Emmett se fueron a su casa. Jasper y Alice salieron a dar un paseo y mis papas, junto con mis hermanos, se fueron a dormir.

Bella y yo quedamos solos, sentados afuera de la casa, contemplando la luna y las pocas estrellas que se lograban ver. El tener su cabeza – cuidadosamente recostada sobre mi pecho – hacía que olvidara, fácilmente, todo el sufrimiento vivido. Yo paseaba mis manos, una y otra vez, sobre sus cabellos y, ella suspiraba profundamente.

"No sabes lo feliz que me siento" – murmuró

"¿En verdad?" – pregunté

"Claro que si" – contestó ella, levantando la mirada y clavándola fijamente en mí – "¿Por qué lo dudas?"

"¿No extrañas a tu casa, a tus padres?"

"A mis padres, si" – confesó – "Son mi familia, sería imposible sentir lo contrario, pero, ciertamente, no me arrepiento de haberlos dejado. Lo volvería a hacer si fuera necesario para estar contigo, dejaría mi alma para permanecer a tu lado. "

Tomé su rostro entre mis manos y acaricié mis labios con los suyos

"¿Qué hice para merecerte?" – pregunté, más para mí, que para ella

Nuestras bocas se separaron y Bella volvió a recostar – extremando cuidados – su cabeza en mi pecho y yo pasé mis brazos por sus hombros.

Lo peor había pasado. Ahora, lo único que nos quedaba era ver qué tan fuertes éramos para afrontar el futuro que se nos venía juntos y, aunque desconocía lo que el destino nos tenía deparado, me sentía valiente. Me sentía feliz…



lunes, 9 de agosto de 2010

Te Presento A Mi Amante

Hello mis angeles hermosos!!! como lo prometido es deuda aqui les traigo mas vicio,  esta buenisimo a mi en lo personal me gusto mucho y se q ustedes tambien.
MUCHAS GRACIAS A Cinthia Swan por ser muy buena y dejar que suba su hermoso fic al sitio .bueno mis angeles solo me queda aclarar q la historia no me pertene yo solo tengo autorizacion para publicarla en el sitio.
asi a disfrutar de este cap y por fisss dejen sus comentarios al final para saber q les parecio
Mil besitos
Angel of the dark
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Summary:Edward esta casado con Tanya con quien no es feliz. Al entrar a dar clases a la universidad de Forks se encuentra con Bella ¿Que deberia hacer ella al enamorarse de su maestro casado? Alejarse de el y ocultar lo que siente ó aceptar ser su amante.

Rated:M

Prefacio


Bella POV

No imagine que mi vida fuera a cambiar con una simple clase de literatura. Pero ahí estaba el, mi Dios griego personal. Cabello cobrizo totalmente despeinado y sexy, ojos verdes que contrastaban con su piel pálida, de cuerpo musculoso que se dejaba notar a través de su camisa azul.




Quien diría que meses después me convertiría en esto. Pero... ¿acaso me importaba? Al principio si, me importaba el que dirán, me importaba ella, aunque no fuera la esposa perfecta no me gustaba hacerle esto. Me importaba mi dignidad como mujer, yo era la otra, la amante.




Amante. Palabra hermosa. Según el diccionario: persona que ama. Según nuestra sociedad: persona que mantiene relaciones con otra persona casada. En mi preferencia esta la primer definición. Pero la segunda es la que me marcaba. Pocas personas lo sabían. Y sabía que no me juzgaban.




Pero el día que ella se entere. ¿Que pasara? ¿Será como siempre? Las estadísticas, psicólogos, encuesta, programas de televisión y otros medios siempre manifiestan que el hombre cuando tiene que decidirse se queda con la esposa. Será ahí cuando me derrumbe por completo.

Edward POV




¿Infierno? Si me preguntan es sinónimo de matrimonio.

Pero no, no piensen que soy el tipo de hombre que piensa que al casarse pierde la mitad de su vida. Al contrario, si en algo creo es en el matrimonio, por eso me case con Tanya. ¿Enamorado? Buena pregunta, al inicio creí que si, que la amaba. Por algo me case. Pero ahora que la conozco a ella se que mi sentimiento por Tanya jamás ha sido amor.

Y el poco cariño que había lo mato en cuanto nos casamos. Viajes, compras, manicure, pedicure, joyas, amigas, fiestas, en eso se convirtió la vida de Tanya al casarse conmigo. Antes de eso era dulce, cariñosa, se podía decir que me amaba. Pero a solo 6 meses de estar casados la situación era así: varios ceros disminuían en mi cuenta de banco, 4 viajes, 2 a Europa y 2 a las playas del caribe... sin mí. Noches de pasión: una, la noche de bodas, no me deja tocarla las pocas veces que esta en casa. Y la verdad ahora no me apetece hacerlo

Desde que la conocí no me importa nada que tenga que ver con mi esposa. Solo me interesa ir a la universidad y verla, perderme en sus ojos achocolatados y aspirar ese olor a fresa que despide su sedoso cabello. Pero ya no quiero verla por momentos, quiero tenerla conmigo para siempre. Sin embargo no me puedo separar de Tanya, no después de mi estupidez.




 
Capitulo1: Falta de Respeto


Bella POV

Primer día de clases en la nueva universidad de Forks. Así es, seriamos la primera generación de la recién inaugurada universidad. Esa idea me gustaba, los mismos compañeros, sin la necesidad de hacer nuevas amistades lo cual, no era mi especialidad.


Forks no era mi lugar favorito en el mundo, pero aquí estaba mi familia, Charlie mi padre y Emmett mi hermano mayor y nuevo entrenador de fútbol de la universidad. Mi madre había fallecido hace unos años cuando aun vivíamos en Arizona, así que cuando falleció tuve que venir a Forks. Aun no me gustaba, pero me había acostumbrado.


Salí de ducharme y tome unos jeans negros y una blusa morada de cuello alto y manga larga, el frío era insoportable, tome mis guantes y mochila y baje a la cocina. Mi padre ya se había ido a trabajar, era el jefe de policía y siempre se iba antes que nosotros. Me dispuse a preparar unos waffles para el desayuno.


Mientras cortaba unas fresas escuche unos golpes en las escaleras, ahí venia el, mi gran hermano mayor.


—Buenos días enana —saludo mi hermano mientras se sentaba en la silla—, ¿lista para tu primer día?


—Si, siento que será como estar en el instituto, las mismas caras pero clases con más dificultad ¿y tú? ¿Listo para romper corazones?


—Estoy acostumbrado —dijo con suficiencia.


—Claro, en cuanto supieron que mi musculoso hermano seria el entrenador de la universidad, todas las chicas del instituto me pidieron tu número y tú e-mail.


—Lo siento, se que no te gusta ser el centro de atención pero nadie se resiste al sexy Emmett.


Puse los ojos en blanco y me senté a desayunar mientras hablábamos sobre cosas sin importancia. No me mudaría a la universidad puesto que aun no estaban los dormitorios. Además seria una tontería con mi casa a solo 20 minutos en auto y a 35 en mi viejo Chevy. Por eso no tenia caso discutir con Emmett, iríamos en su Jeep ya que nunca se subía a mi auto. Decía que era un desperdicio de tiempo y gasolina.


Termine de lavar los platos del desayuno y cerré la puerta con llave. Emmett ya me esperaba en el Jeep, me ayudo a subir puesto que las llantas me llegaban a la cintura, no por algo me llamaba enana.


Y ahí estábamos camino a la universidad donde estudiaría literatura, quería ser escritora. Tenia algunos cuadernos con historias de mi invención, solo Angela mi mejor amiga los había leído y decía que eran buenos, algo cursis, pero buenos. Ese era mi género, el romanticismo, tal vez por que me gustaba fantasear con encontrar algún día a mi príncipe azul, pero estaba claro que no era una princesa, lo cual me dificultaba mas las cosas.


No era fea, mi autoestima no estaba tan abajo, solo sabía que había chicas hermosas en Forks que era un pueblo pequeño, así que fuera de el tenia menos posibilidades. Soy castaña, mis ojos marrones, piel pálida, delgada pero sin figura de modelo, además ellos… las prefieren rubias.


Reí ante mi pensamiento y Emmett me miro con detenimiento.


— ¿Tus waffles los acompañaste con fresas o con hongos alucinógenos? —pregunto con un dejo de preocupación nada creíble.


—Calla, solo soy una chica alegre.


Entonces escuchamos el sonido del claxon de un auto detrás de nosotros, enseguida nos rebasó un Volvo plateado que en segundos desapareció por el camino.


— ¿Qué le pasa? Vas a casi 100 kilómetros y aun así se desespera, creí que tú manejabas como loco.


—No te metas con mi manera de manejar.


—No me meto con eso, solo aprecio mi vida.


—Por eso manejas el auto de los Picapiedra a 10 por hora —ahí iba de nuevo a burlarse de mi señor auto. Lo ignore y seguimos en silencio hasta la universidad.


Edward POV


—Alice quieres bajar de una vez —le grite por quinta vez a mi hermana.


—Deja de gritarme —hablo apareciendo por las escaleras— se ve que no eres mujer, es mi primer día de clases, debo dar una buena impresión.


—No se por que no te quedaste en Italia —puse los ojos en blanco.


—Por que mi hermano mayor, el ogro de la familia me extrañaba, además debo protegerte de la bruja.


— ¡Alice! Te he dicho que no llames así a Tanya.


Su risa melodiosa inundo la casa.


—Yo no dije nada de Tanya, ves tu también sabes que es una bruja. Por cierto, no la he visto desde que regrese.


—No esta en Forks


— ¿Otra vez se fue?


—No le gusta vivir aquí, y yo la estoy obligando


—Ay ¿y tú le crees? antes de conocerte vivía aquí, pero claro como ya tiene dinero pues ya quiere vivir en Paris.


—Alice…


—No lo ves Edward, tienen solo unos meses de casados y es la tercera vez que se va de vacaciones sin ti, en este momento deberían estar juntos, mirándose con ojos en forma de corazón y campanitas sonando a su alrededor, si esto es ahora de recién casado que será cuando tengan 20 años de matrimonio.


— ¿Cómo es que guardas tanto aire en ese cuerpecito para decir tantas tonterías?


—No son tonterías y lo sabes, pero haya tu, cuando estés viejo y arrugado y ella siga pareciendo de 20, ahí te darás cuanta de que es una bruja, o que se hizo varias operaciones, claro tengo la esperanza de que para ese entonces ya no estén juntos, y ya vamonos que se nos hace tarde por tu culpa —empezó a dar saltitos mientras salíamos de la casa— estoy tan emocionada, hoy será un gran día para ambos, lo se, lo presiento.


Y ahí estaba Madame Alice, la psíquica de Forks, lo increíble es que aunque me burle muchas cosas resultan ser ciertas, pero hoy seguro se equivocaba, mi día resultaría grandioso si mi esposa regresara a casa.


Subimos a mi auto y emprendimos el camino a la universidad, tenía mi primer clase a las 8 de la mañana y ya solo faltaban 10 minutos. Si mi hermana no insistiera en ir a la escuela al último grito de la moda.


Este día empezaba a ejercer como maestro de literatura en la nueva universidad, era mi pasión y claro también la música, me encantaba sentarme frente al piano y componer, aunque hace bastante tiempo que no lo hago, me falta inspiración y deseos de hacerlo.


— ¿Podrías ir mas despacio? —dijo mi hermana con las uñas clavadas en el asiento


—Si te hubieras apurado, no iríamos tarde


—No vamos tarde, tengo clase a las nueve.


—Y yo empiezo a las 8 y faltan 5 minutos así que calla y sujétate fuerte.


—Wow, ya viste ese Jeep, es enorme


—Si, pero muy lento


Toque el claxon pero el Jeep no se movía así que hábilmente me las arregle para rebasarlo y llegar a tiempo a la universidad.


—Espero en mi cumpleaños un hermoso Porshe amarillo para evitar poner mi vida en peligro contigo.


—Y yo espero que tengas dinero para que te lo compres, sabes que Carlisle jamás te lo comprara.


—Pero tu si, nos vemos en la casa —dijo cuando baje del auto— hoy me iré con unas amigas


—Pero si no conoces a nadie —le dije sorprendido por la seguridad de sus palabras.


—Pero conoceré hoy a mis mejores amigas —me saco la lengua de forma infantil y empezó a caminar mientras yo la seguía, sin embrago cuando estaba a punto de entrar al campus me di cuenta que había dejado mi libro en el auto y regrese por el.


Entonces vi el Jeep que minutos antes había rebasado estacionado junto a mi Volvo, de el salio un hombre fornido y alto, grito algo intangible por la lejanía a la que aun me encontraba y se río, entonces se alejo del auto. Quizás estaba loco y hablaba solo.


Llegue a mi auto y saque mi libro, cuando cerré la puerta escuche que alguien se quejaba, gire para mirar a una chica en el suelo al lado del Jeep.


—Estúpido hermano mayor bueno para nada —dijo mientras se levantaba y tomaba su mochila.


— ¿Te encuentras bien? —pregunte acercándome un poco, entonces levanto la vista y ahí estaba la chica mas hermosa que había visto mirándome a través de sus ojos marrones, al cabello del mismo color le caía en cascada sobre la espalda y hombros.


—S… si, gracias —me miro a los ojos y su rostro cambio a un tono rojizo que la hizo verse adorable, mordió su labio inferior y después miro mi auto— ¿es tuyo?


—Si


—Ah, bien, solo me preguntaba quien manejaba como loco por las calles tranquilas de Forks


—Ah, —sonreí ante su comentario— ¿así que manejo como loco?


—Bastante, en serio deberías mejorar tu forma estúpida
de manejar, podrías lastimar a alguien.


Seguí sonriendo, definitivamente esta chica no sabia que yo seria maestro.


— ¿Estudiaras aquí? —pregunte


— No, solo vine a estacionar el auto para irme caminando a Seattle —aun siendo sarcástica, era adorable— claro que estudiare aquí


— ¿Qué estudias? —dije viendo el libro que sostenía en las manos con el titulo "¿Qué es la literatura?"


— ¿Te importa?


— ¿Sabes algo? —espere, pero no contesto— no deberías hablarme así.


— No debería, pero lo hago, ahora si me permites pasar, no quiero llegar tarde a mi clase.


—Adelante —me hice a un lado para que pasara, al hacerlo el aroma a fresas de su cabello me lleno por completo, camine detrás de ella, ese aroma me embriago y quería seguir disfrutándolo.


Bella POV


¿Me venia siguiendo? No, eso era imposible, simplemente era el único camino para ingresar al campus desde el estacionamiento. Seguro se venia burlando de mi torpe caminar y la caída del Jeep.


Me ordene a mi misma tranquilizarme, no sabia por que pero mi corazón latía rápidamente. Quizás si lo sabia, había sido el verme reflejada en esos hermosos ojos verdes y haber contemplado con los míos al ser mas perfecto del planeta.


Sacudí mi cabeza para borrar esos pensamientos y cuando entre al campus me di cuenta de que ya no me seguía, me tranquilice y busque mi salón, primer clase: literatura. rápidamente encontré el salón y visualice a Angela quien estudiaría conmigo. Camine para sentarme junto a ella pero Mike Newton me impidió el paso. Momento… dije Mike Newton. ¿Que demonios hacia Mike en clase de literatura?


—Hola Bella, que coincidencia encontrarnos aquí


—Ah, si, —suspire— Mike, no sabia que te gustara la literatura.


—Ah claro, nunca lo comente, pero me encanta, he leído todos los libros de Beethoven, son fascinantes


¿Beethoven? ¿Acaso Mike era estúpido? Si, lo era. No sabia si enojarme por confundir a Beethoven con un escritor o reírme por su estupidez.


—Nos vemos luego Mike, y… tendrás que prestarme esos libros


Reí en cuanto me aleje para que no se diera cuenta y me senté al lado de Angela.


—Es un tonto —Angela también reía


—Es sorprendente su grado de estupidez, no solo con la confusión de un músico con un escritor, sino además estudiar algo que es obvio no le gusta para…


—Estar cerca de ti —termino Angela por mi, sentí un escalofrió e inmediatamente fue reemplazado por confusión cuando vi entrar al mismo chico del estacionamiento, pero en vez de buscar un lugar como todo alumno, se dirigió al escritorio del maestro.


—Oh por todos los cielos —dijo Angela— ¿será el profesor? Se ve muy joven


—Espero… que no sea el profesor —susurre, levanto la mirada y llamo la atención de los alumnos y entonces me miro, sonrió con soberbia pero aun así era una sonrisa hermosa.


—Buenos días, soy su maestro de literatura, mi nombre es Edward Cullen —hermoso hombre, hermoso nombre pensé— se lo que están pensando, que soy muy joven para ser maestro y si, soy joven, pero eso no quiere decir que vaya a dejar que me falten al respeto.


—Yo le faltaría el respeto encantada —dijo una chica a la cual no conocía detrás de mi, puse los ojos en blanco.


—Que Ben me perdone si esta noche tengo fantasías con mi profesor —dijo Angela a la cual vi como si no reconociera. ¿Qué le habían hecho a mi amiga en las vacaciones? era incluso mas tímida que yo— lo siento Bella, es que míralo.


Lo mire y lo escuche pero sin prestar atención, oía su voz aterciopelada como una melodía de fondo a sus movimientos perfectos mientras explicaba algo que jamás entendí. Hasta que al lado mío Angela me dio un codazo.


— ¿Qué?


—Te habla el profesor —dirigí la mirada hacia el quien me miraba de forma burlona.


—Señorita…


—Swan —respondí


—Bien señorita Swan, respóndame lo que le pregunte


¿Y que demonios había preguntado? Mire a Angela suplicante pero ella se encogió de hombros y miro al frente.


—No estaba prestando atención Swan —no era una pregunta— la próxima se sale de la clase.


Mi boca se formo en una gran O ¿Qué pretendía? Vengarse por que lo grosera que había sido, este seria un semestre muy largo. No, momento, yo no sabia que era profesor, debió habérmelo dicho. Una disculpa lo arreglaría todo.


No, no me iba a disculpar, si quería guerra, guerra iba a tener.


La clase transcurrió sin mas preguntas y prestando atención, o intentándolo y es que simplemente sus ojos, su cabello y el cuerpo bien formado debajo de la camisa azul me distraían de sus palabras.


La clase finalizo y el salón se fue vaciando poco a poco. Tome mis cosas y las guarde, me encamine hacia la puerta pero al pasar por su escritorio me dedico una sonrisa torcida que me dejo sin aire, me recordé volver a respirar y seguí caminado cuando me llamo.


—Señorita Swan, tenemos que hablar.


Me gire y estaba ahora medio sentado en el escritorio, con un pie apoyado en al piso. Dios, eran tan sexy… pero era mi maestro.



sábado, 7 de agosto de 2010

Destellos de Oscuridad

Capítulo 2
Vigilada


 
Un departamento en mal estado en un barrio olvidado, eso era a todo lo que Bella podría llamar casa. Subió las escaleras lentamente, esperando que el ardor en su espalda disminuyera, la herida no parecía querer darle un descanso.


Se recostó en el sillón, una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro, ahora no le cabía la menor duda de que tenía muchos enemigos afuera. Muchos vampiros, a los que no había matado, deberían odiarla y lo comprendía, porque después de un dolor como ese, no se podía más que querer vengarse del causante. Sólo que ella misma se había hecho esa herida, y era por Amy, así que ella no podía desquitar su sufrimiento con nadie.


La habitación le devolvió una mirada vacía, no poseía de muchos objetos, y la alacena apenas tenía algunos alimentos. Bella no necesitaba esas cosas y poco le importaba, ella ni siquiera necesitaba comida para vivir. Pero Amy era una situación completamente distinta.


A Bella no le gustaba que su hermana viviera ahí, Amy necesitaba mucho más, sólo que la vampiresa no podía pagarlo. Todo el dinero que le pedía prestado a Dominic era para el hospital, y tenía que pagarlo haciendo el trabajo sucio para él. Bella no lo soportaba, pero era algo que forzosamente tenía que hacer.


En esos momentos, mientras el dolor iba disminuyendo decidió que tenía que pedirle más a su jefe, tenía que mudarse de departamento, no quería que Amy siguiera viviendo en un lugar así.


La mañana trajo consigo alivio, y Bella pudo volver a levantarse, el dolor casi había desaparecido. Se preguntaba si era buena hora para visitar a Dominic. Los vampiros que trabajaban con el decían que su humor empeoraba en las mañanas… Era tiempo de comprobarlo por ella misma.


Cuando llegó a la casa del vampiro se sintió un poco más segura, pues su energía parecía recuperarse a cada minuto, y sinceramente, no quería ver a un vampiro poderoso de malhumor y estar débil.


Llegó hasta la sala, la casa parecía desierta, pero ella continuó hasta la biblioteca, y tampoco lo encontró ahí… tal vez no se encontraba.


Entonces escuchó pasos detrás de ella, giró sobre sí, pero no tuvo tiempo para reaccionar, pues unas manos poderosas la tomaron del cuello.


-¿Qué haces aquí? –gruñó Dominic, sus ojos estaban al rojo vivo, y sus colmillos brillaban a la luz del día.


-¡Suéltame! –Bella gritó con todas sus fuerzas, e intentó quitarse las manos que oprimían su cuello, no tenía problemas con la respiración, pues era un vampiro, pero la presión aumentaba y comenzaba a sentir dolor.


Dominic parpadeó, una de sus manos liberó el pálido cuello de la vampiresa, y la usó para retirar los mechones castaños que caían sobre el rostro de Bella.


-Bella –murmuró, y la soltó por completo, aunque sus ojos parecían inyectados con sangre.


Ella se alejó de él a una distancia considerable, no sin antes dedicarle una mirada asesina.


-Aunque en otra ocasión me alegraría por tu visita –siguió el vampiro adoptando su tono de diversión-, hoy creo que no fue muy buena idea.


-Necesito más dinero –soltó Bella, estaba furiosa con él por haberla lastimado, pero creía que en ese momento no era bueno quejarse por ello.


Dominic se rió, como siempre lo hacía cada vez que la veía, eso se estaba volviendo una desagradable costumbre. Los ojos del vampiro parecieron volver a su color normal después de eso, pero todavía se quedaron con ese destello peligroso, que le dijo a Bella que debía tener cuidado en no hacerlo enojar.


-Parece que tus labios solo saben transmitirme esas palabras –dijo él-. Bella, apenas ayer me pediste dinero, y lo que te di no fue una pequeña cantidad por si no recuerdas…


-Sí –admitió Bella entre dientes-. Pero ya me lo acabé.


Dominic arqueó las cejas, la vampiresa supo que sólo fingía sorpresa, ya que él tenía mucho más que eso.


-Por lo que veo –dijo-, regresaste con las manos vacías, así que no conseguiste matar a Edward.


Bella apretó los puños.


-No –musitó-, no lo logré.


Los ojos del vampiro la recorrieron de pies a cabeza, parecía buscar algún daño o algún desperfecto en ella.


-El no te hizo daño –sonó sorprendido, esta vez en verdad.


-Al parecer, no –dijo Bella con brusquedad, estaba harta de Dominic y que no le respondiera si le iba a prestar dinero o no.


-¿Lo intentaste matar y él no te hizo nada? ¿Ni un solo rasguño? –cuestionó el vampiro.


-No


-Extraño –musitó simplemente.


-¿Me lo prestarás o no?


-Por supuesto, sólo que debo recordar que tu deuda esta aumentando y ya que no pudiste matar a Edward, tendrás que seguir con lo que haces para mí –contestó-. Espero que estés consiente de que casi toda tu vida me pertenece.


Bella soltó una especie de gruñido, pero no respondió a eso.


-Ahora me pregunto porque no esperaste a la noche, de día normalmente estoy de mal humor, pero eso ya deberías saberlo, los otros hablan mucho de mí.


El caminaba en la habitación, y Bella lo notó, esos pasos eran cada vez más cerca de ella.


-Sobre todo hoy no estoy de muy buen humor, no he bebido sangre en algunos días…


La vampiresa notó que los ojos de él volvían a encenderse de rojo, y retrocedió unos pasos.


-He pensado en una mejor forma en que aligeres considerablemente tu deuda, ya que fallaste en lo que te pedí la noche anterior –los ojos de Dominic se dirigieron a su garganta-. Siempre he querido probar un poco de tu sangre.


Bella sacó el cuchillo de plata y lo apuntó al pecho del vampiro.


-Eso no está a discusión –musitó.


Dominic observó el arma como si fuera un molesto insecto que se atravesó en su camino, y después se burló.


-Eso no te servirá de nada –dijo el vampiro.


-No te acerques más –le advirtió ella.


Pero, por segunda vez en la noche, Bella reaccionó tarde, porque el vampiro se movió tan rápido, que para cuando ella se dio cuenta ya tenía sus muñeca aprisionada en su mano. El afilado cuchillo giró en el aire cuando se escapó de entre los dedos de Bella.


Dominic rió y ella sintió sus dedos resbalarse por su espalda, hasta pasar la cintura, y alcanzaron a tocar el comienzo de lo que ahora sería nada más una fina línea roja en su piel. Pero aún estaba sensible al tacto, y ese simple roce la hizo estremecerse.


No se dio cuenta hasta después, que también dejó escapar un leve gemido de dolor.


-Dijiste que no te había hecho ningún daño –gruñó Dominic, retiró su mano y se alejó un poco de ella-. ¿Con qué te hizo eso?


-El no me hizo nada –le corrigió nuevamente Bella.


-Entonces ¿Quién fue? –cuestionó el vampiro.


-Yo misma –soltó-, y eso es todo lo que diré.


Dominic la vio, como si fuera un enigma especialmente difícil que necesitara resolverse pronto.


-Mi dinero –exigió Bella.


-¿Qué pensaste sobre lo de…? –dejó caer la vista sobre su cuello significativamente.


-Te dije que no, y sigue siendo no –respondió Bella.


Dominic desapareció unos segundos, y volvió a reaparecer con un fajo de billetes.


-Sabes que un día probaré tu sangre –dijo después de entregarle el dinero.


-Jamás –replicó Bella.


Domic se rió.


Bella retrocedió unos pasos y pocos después desapareció.


Lo primero que hizo fue poner un anuncio en el periódico para poder vender el departamento que tenía y después comenzó a buscar uno mejor.


Cerca del anochecer ya tenía en mente tres lugares en los que le gustaría vivir con Amy, sólo era cuestión de tomar una decisión, pero por el momento tenía que ir al hospital.


-Bella, espero que tu herida ya esté completamente curada –dijo Sam al verla entrar.


La vampiresa asintió, aunque no era del todo cierto, ya que todavía le dolía un poco. Por supuesto si hubiera seguido las instrucciones del licántropo ya estaría bien. Aunque eso no se lo iba a decir, porque probablemente la regañaría.


-¿Cómo está mi hermana? –preguntó, mientras caminaban por el pasillo en dirección a la habitación donde se encontraba la niña.


-Mucho mejor –contestó él con una sonrisa, una que no tranquilizó mucho a Bella, ya que no le llegó a los ojos-. Pero sabes que esto es temporal…


-Podemos hacerlo otra vez, yo estoy dispuesta a…


-Bella –la interrumpió el licántropo-, escucha, sí podemos hacerlo otra vez, y quizás más, pero va a llegar un momento en que su cuerpo esté muy deteriorado y no reaccione favorablemente.


La joven negó con la cabeza, no estaba lista para algo así. Ella creía que todavía había una esperanza de salvarla.


-Cuando ya no pueda usar mi médula, encontraré otra forma, pero Amy no moriría, no lo permitiré.


Sam intentó decir algo más, pero Bella no lo escuchó y entró en la habitación.


-¡Bella! –exclamó la niña en la más dulce de las sonrisas-. ¡Mira tengo nuevos amigos!


Pero no había necesidad de dichas palabras, ya que en esos momentos alguien se acercó a Bella.


-¿Cómo te sientes? –el licántropo en frente de ella, parecía preocupado sinceramente, y se preguntó porque alguien que apenas conocía se comportaba de esa forma a su alrededor.


-Mucho mejor, Jacob –le contestó con una sonrisa.


Ahora que lo veía bien, era mucho más alto que ella, y no dudaba, que mucho más fuerte.


La risita de Amy la hizo volver a la realidad, y girarse para observar a la otra persona que se encontraba en la habitación: que era, también, un licántropo.


-Emily –la saludó, mientras la nombrada se levantaba de la cama de Amy y se acercaba a ella.


La licántropo tenía una cicatriz en el rostro, pero Bella nunca había pensado que esto le restara hermosura, porque detrás de una marca, siempre había una historia, una prueba de que la vida no era sencilla. Así que, siempre que ella miraba a Emily se fijaba en ella, no solamente en la cicatriz.


-Bella –respondió ella-, no había conocido a tu hermana, pero debo decirte que es encantadora.


-Y muy bonita –agregó Amy con presunción, y después dejó escapar una risita.


-Cierto –coincidió Emily sonriendo.


Bella se adueñó del espacio que había dejado Emily y acarició la mejilla de su hermana.


-¿Qué tanto les has estado diciendo a tus nuevos amigos? –le preguntó a la pequeña.


Amy sonrió de manera culpable, como si sus labios hubieran revelado algún secreto muy importante, algo de Bella, para ser exactos.


La vampiresa puso los ojos en blanco.


-Amy…


-Al parecer tu hermana quiere jugar a cupido –fue Emily la que contestó-, contigo.


Bella resopló, su hermana al parecer no se iba rendir fácilmente.


-Pero lo mejor de todo –continuó Emily bastante divertida-, es que me hizo prometer que la ayudaría.


Entonces Sam rió.


-No creo que haya tenido que rogarte mucho para convencerte –intervino y luego añadió para Bella:- Emily tiene complejo de casamentera.


Lo que provocó que ella se acercara a él y lo golpeara en el hombro, Sam sólo rió más fuerte y la abrazó.


-Deberías comenzar a buscar a otro vampiro para que haga tu compañero.


Justo después de las palabras de la chica-lobo, Bella escuchó una especie de gruñido detrás de ella. Pero cuando se giró, sólo pudo ver a Jacob, cuyos labios se encontraban en una fina línea, y parecía un poco molesto.


-¿Ocurre algo, Jacob? –le preguntó Sam.


-Nada –respondió el licántropo, un poco forzadamente le pareció a Bella.


Sam pareció un poco más tranquilo por la respuesta, pero los ojos de Emily de pronto parecían escudriñar el rostro de Jacob, en busca de respuestas.


-Así que… ¿Qué piensas, Bella? –cuestionó Emily después de un rato.


-Gracias por la preocupación, pero estoy bien así –contestó.


Amy comenzó a protestar.


-Hermanita, hay que dejar este asusto hasta aquí por hoy ¿de acuerdo?


Amy la observó y después de un rato asintió.


-Sólo por hoy –dijo la niña, de una manera, que provocó que los presentes estallaran en carcajadas.


Después los licántropos se salieron para dejar a las hermanas solas, Bella tomó el libro viejo que Amy guardaba, y le leyó otro cuento, pronto la niña cerró los ojos y se durmió.


-¿Cuándo podrá volver a casa? –le preguntó a Sam al salir de la habitación.


-En dos o tres días podrá volver a vivir contigo –le respondió el licántropo.


Lo que significaba que tenía que decidirse por un departamento muy pronto.


Se despidió de los tres licántropos, y Jacob se ofreció acompañarla, lo que hizo que Emily le dirigiera una extraña mirada.


-Estaré bien –le aseguró Bella al licántropo, y se marchó.


La vampiresa anduvo en la desolación de las calles, hasta que un ruido le reveló algo que no esperaba: alguien la estaba siguiendo.


Se giró en todas direcciones, analizando cada rincón, hasta que sus ojos captaron una veloz sombra. Se preparó para defenderse.


-Sal de ahí –dijo en voz alta, con esperanza que su perseguidor se revelara.


Entonces una voz grave rió, el sonido se escuchaba sobre su cabeza, y Bella descubrió a un vampiro de pie sobre el techo de una casa, una sonrisa maliciosa se extendió sobre su pálido rostro. Un cabello negro caía sobre sus hombros y sus ojos eran completamente oscuros.


-¿Qué quieres? –le preguntó Bella.


-Así que… no puedo imaginarme que hacía una vampiresa como tú en un hospital –dijo el vampiro, ignorando su pregunta-, sobre todo acompañada de licántropos… nosotros no nos relacionamos con ellos. No creo que él se ponga muy contento cuando se entere…


Bella gruñó, estaba segura que Dominic lo había enviado. Pero no podía permitir que se enterara del hospital. Se había encargado de esconder a Amy muy bien, de que nadie supiera que tenía una hermana, porque si los vampiros a los que se había enfrentado lo descubrían, podrían hacerle daño a Amy.


Ese vampiro estaba muy cerca de la verdad, no podía dejar que le avisara a Domic, sobre todo después de que él sabía de su amistad con los licántropos, tampoco era seguro para ellos.


Sólo le quedaba una cosa por hacer: matarlo.


El vampiro saltó del techo, y aterrizó junto a ella, lo que aprovechó para embestir sobre él. Bella lo golpeó en el pecho y el vampiro cayó al suelo con bastante fuerza, pero no duró mucho tiempo en el pavimento.


-¡Maldita! –gruñó el vampiro y le mostró los colmillos.


Bella casi sonríe, pues el juego no estaba tan aburrido después de todo.


Entonces el vampiro se aproximó a ella a una velocidad tan grande, que Bella no tubo tiempo de quitarse cuando las manos de él se cerraron sobre sus hombros, y la estrelló contra la pared de una casa.


El vampiro no parecía satisfecho con el daño causado, porque volvió a acercarse a Bella, pero ella lo recibió con el filo de su cuchillo. La hoja plateada se enterró sobre el pecho del vampiro, y lo atravesó como si fuera mantequilla, para así, poco después, llegar al corazón.


El desconocido cayó inerte sobre el suelo, inerte, sin la más mínima chispa de vida en sus ojos.


Ahora, sólo le quedaba hablar con Dominic.


Esta vez entró directamente a la sala, y por fortuna, él estaba ahí. Bella estaba tan molesta que simplemente le tendió el cuerpo del vampiro sobre la alfombra. Eso pareció molestar a Dominic. Perfecto.


-¿Qué es esto? –le preguntó bruscamente, hizo una mueca de repulsión y añadió:- Manchará mi alfombra.


-No sé, tu dime, me siguió –contestó Bella ignorando su último comentario.


Dominic pareció sorprendido, pero ella lo conocía demasiado bien como para saber que estaba actuando.


-No entiendo –le dijo, con falsa inocencia.


Bella estuvo a poco de saltar sobre él, pero se contuvo a tiempo.


-Sólo quiero que sepas algo –gruñó-, nunca vuelvas a mandar a alguien a que me siga.


-No te enojes –dijo en tono burlón-. No puedes quejarte, después de esta mañana me dejaste intrigado, así que pensé en averiguar más sobre ti.


Bella resopló.


-Nunca vuelvas a hacer algo como eso –soltó y desapareció bruscamente.


Ahora tenía otro problema, no podía permitir que Amy regresara a vivir con ella, pues sabía que Dominic no se rendiría tan fácilmente. Debía encontrar otro lugar donde su hermana se quedara, por lo menos por un tiempo.

Por fiss dejen sus comentarios al final....................................