Dark Chat

miércoles, 8 de febrero de 2012

La traicion

CAPÍTULO V.-

No, no, no, esto no puede estar pasando gritaba en su interior Bella, noooooo, él sabía la verdad ¿por qué ahora? ella no lo quería en su vida ni en la de sus hijos, no ahora, ese hombre les había echo mucho daño.

Cogió coraje y se acercó a él que aún mantenía a Sophie en sus brazos, lentamente sacó a la niña de sus brazos y tomándola ella en su regazo se enfrentó a la mirada de Edward reprochándole su accionar. Se dio media vuelta y se acercó al guardia.

- Stefan por favor lleve a los niños adentro, tengo que conversar algo privado con el señor

- Si señorita, le avisaré a María que los lleve a dormir

- Gracias

- Pero mami, yo quiero estar con mi papito

- Sophie no seas tonta ese señor no es nuestro padre, nuestro padre está muerto – Ethan ya había bajado del carro y tenía sus puñitos cerrados con rabia y sus ojos verdes refulgían de ira

- Nuestro papi no está muerto y lo sabes, es él

- Ese señor murió desde el día que lastimó a mamá, la tonta eres tú, no lo quiero, no lo acepto, mi padre murió y punto

- Pues yo si lo quiero

- Y yo quiero a Antonio, él si va a ser nuestro papá, él es bueno, nos cuida y nos quiere y hace feliz a mamá

- A mi no me gusta tanto

- Basta ya, vayan a la casa, después hablamos, este asunto lo trataremos con el señor Cullen, vayan a la cama.

Los niños se fueron molestos, Sophie no entendía porque Ethan no quería a su papi, Dios, era tan lindo como en los sueños, tan alto, parecía un príncipe de cuentos de hadas, ese príncipe era para su mami, ellos debían estar juntos, le daba pena Antonio, ella lo quería, era bueno y todas las cosas que dijo su hermano, pero no era su papi y no era tan guapo.

Ethan estaba furioso, ese hombre aparecía ahora y se atrevía a tomar en brazos a su hermana como si fuera lo más normal del mundo, oh no, ese hombre no era su padre, no quería volver a verlo, que los dejara en paz, ellos eran felices, es cierto que a veces extrañaba tener un papá como todos sus amiguitos, pero no ese hombre, él los había abandonado, no era tonto a pesar que su mami nunca hablaba mal de su padre él sabía que mamá había sufrido mucho por él y definitivamente no lo quería.

Los niños iban ensimismados en sus pensamientos, pero al llegar a casa explotaron, Sophie empezó a llorar por su papi y Ethan le gritó que era una tonta, que ese hombre no era papá, Sophie le pegó una patada en la pierna y corrió hacia su habitación, pero Ethan corría más rápido que ella y la alcanzó antes de que ella cerrara la puerta y la reprendió por pegarle y aferrarse a una ilusión.

- él no es una ilusión y no te pediré disculpas

- él no es nada nuestro y discúlpate o te rompo las muñecas

- él es papá y lo quiero y si me rompes las muñecas le diré a tío Jasper para que te reprenda

- caprichosa

- tonto

- ilusa

- terco

se sacaron mutuamente la lengua y cada uno se encerró en su habitación pensando en qué estaría pasando con mamá y el recién aparecido.

- Quiero que te vayas y no vuelvas a buscarnos nunca más

- Bella por favor tenemos que hablar

- No hay nada que decir, tú decidiste por todos nosotros hace años, así que no te permito que ahora pretendas aparecer a dañar a mis hijos

- Son mis hijos también, por favor te debo tantas explicaciones

- No las necesito, ya no, ya no me interesa nada de ti

- Las cosa no son como parecen, yo me acabo de enterar y todavía estoy en shock, pero podemos remediar el pasado

- No, no, no, no hay nada que remediar, son mis hijos y no tienes ningún derecho de estar acá, no permitiré que les destroces el corazón a mis bebés

- ¿cómo crees que pueda hacer algo así?

- Te conozco, eres dañino, malo de sentimientos y cuando menos esperemos lastimarás a mis hijos y no lo permitiré

- No es así Bella, por favor dame la oportunidad de explicar lo que pasó

- No insistas Cullen, no me convencerás que ahora te ha bajado el amor paternal, no después de cómo los despreciaste y negaste

- Eso es lo que quiero explicar

- VETE A LA MIERDA, no quiero tus explicaciones, no te acerques a mis hijos

- Los quiero reconocer, son mis hijos y quiero que lleven mi apellido, darles todo lo que erróneamente les negué, quiero ganarme su amor

- No necesitan nada de ti, son felices con la vida que les he dado, son inteligentes, más que otros niños y desde pequeños aceptaron que no tenían papá, así que puedes seguir con tu vida y hacer que nosotros no existimos, tal como lo has hecho hasta ahora.

- Lucharé por ellos ¿eso quieres? ¿quieres llevar el asunto a juicio?, no lo creo, no querrás estar expuesta de esa manera, tienes una imagen y debes cuidarla – dijo Edward pensando que ese punto lo tenía ganado

- No me conoces nada, por mis hijos hago cualquier cosa y si tengo que ir a juicio que así sea, no te los entregaré de buenas a primera, no te tengo miedo, ya no soy la chiquilla tonta que hacía tu maldita voluntad, si quieres algo de ellos, lucha, lucha por ellos, porque yo no moveré un dedo a tu favor, todo lo contrario, lucharé contra ti y tu maldita familia, puedes tener poder y dinero, pero yo también y es preferible que todo quede en manos del juzgado de familia

- Bella no es mi intención amedentrarte, pero….

- No te preocupes, no lo haces

- Ir a juicio es duro y podría lastimar a los niños

- Por dios, no te hagas el padre preocupado, ni siquiera sabes cómo se llaman, además siempre dijiste que no eran tuyos porque yo era una zorra ¿no pedirás un examen de paternidad para estar más seguro?

- No lo necesito, ellos son tan parecidos a mi, que nadie dudaría que soy su padre

- Que bueno que lo digas, porque si necesitas uno, tendrás que demandarme, no te daré nada por las buenas

- Lo se y me lo merezco, yo fui un completo idiota al creer todas las mentiras que me dijeron

- Adiós Edward, esta conversación a acabado, si todavía tienes interés en los niños, supongo que nos veremos en juicio

- Podemos arreglar las cosas amigablemente sin exponernos

- Púdrete

Bella no quería escuchar más burradas y se dio media vuelta para irse, aparentaba estar tranquila, pero por dentro temblaba, era una mezcla de sentimientos que no podía manejar, era fuerte, pero no tanto para lidiar con Edward en este momento.

- me engañaron, mi madre años antes de que nos conociéramos me dijo que era estéril, es mi madre y por supuesto le creí sin saber que arruinaría mi vida y la de ustedes.

Bella se volteó a mirar a Edward y vio verdad en sus ojos, maldita familia, le había echo daño a su propio hijo por ella, por no ser de buena familia, por no estar a la altura, malditas mujeres Cullen, pero no le tendría pena, él no la tuvo con ella y sus hijos, además él nunca la amó, así que sin ser mala ese era su castigo por jugar con las personas, todos los Cullen eran iguales, seres despreciables que jugaban con las personas hasta que se aburrían.

- la naturaleza d tu familia no me interesa, no te hagas la víctima, tú eres igual de cruel que ellas, también juegas con las personas a tu antojo – dijo Bella encogiéndose de hombros para mostrarse relajada

- yo te amaba de verdad, siempre te amé, todo lo que te dije lo dije movido por los celos, por el dolor que sentía porque de verdad creía que me habías engañado

- no me vengas con cuentos Cullen, no es necesario que mientas, la verdad es que ya no me duele que me hayas engañado, ya no, sufrí mucho por ti no lo voy a negar ni me da vergüenza, pero no trates de mentir para tratar de recuperar a los niños.

- No miento Bella, te amaba tanto que era verdad que me quería casar contigo, el anillo que te di era de verdad, era una antigüedad de familia y te lo di con la clara intención de cumplir con lo que te pedí el día que te entregaste a mi.

- M…mientes, no es verdad, no trates de embaucarme, ya no te amo, no soy la tontita de pueblo encandilada con el playboy recién llegado al pueblo – Bella temblaba cada vez más, las lágrimas se agolpaban en sus ojos y lo único que quería era no haber visto a Edward de nuevo nunca más.

- Bella, por favor créeme, quizás ya no me ames, pero yo siempre te amé, eres la única mujer que amado en mi vida, siempre te amé y aún lo hago, se que te parecerá una locura, pero nunca me repuse del supuesto engaño y traté de odiarte, creí que te odiaba, pero en el fondo siempre supe que te amaba y….

- Y nada Cullen, nada, los años pasaron tú hiciste tu vida y yo la mía, te dejé de amar, me costó mucho pero lo logré ¿sabes cuántas veces lloré por ti? ¿sabes las veces que pedí al cielo que vinieras a buscarme y dijeras que todo lo que dijiste era mentira o alguna clase de broma?, Dios, te hubiera perdonado por hacerme llorar, pero te hubiera perdonado porque te amaba tanto, pero me di cuenta que no vendrías, que nunca me quisiste, nunca fui lo suficiente mujer para poder estar a tu lado y lo sufrí, lo asumí y me levanté sacando coraje día a día, hasta que un día cualquiera y casi sin darme cuenta te había dejado de amar, pasaron años, pero dejé de amarte.

- Dios Bella, por favor no me mates, no me repitas que no me amas, por favor, por favor dame una oportunidad, te amo tanto, tanto que me cuesta respirar, todos estos años me he mantenido lejos del país porque me dolía tanto estar separado de ti, no soportaba la idea de que me hubieras engañado de esa manera, he tenido muchas mujeres, creo que eso lo sabes, pero ninguna, ninguna a estado ni cerca de despertar todo lo que despiertas en mi – Edward estaba desesperado, ya había abierto su corazón, ya había aceptado que la amaba, se la estaba jugando aunque sabía que era una lucha perdida, le dolía saber que era verdad que ella no lo amaba ya, lo sabía, había presenciado el amor entre ella y Antonio, pero quizás ella se diera cuenta de que en el fondo aún lo amaba, era una ilusión tonta, pero era todo o nada.

- Lo siento Edward, no te creo, y ese es mi culpa, nunca debí creerte que estabas interesado en mi, siempre supe que no tenía nada de especial, siempre mi familia recalcó lo fea e inútil que era, siempre todos se burlaban de mi por mi estatura y mi delgadez, crecí con ese tormento, por eso cuando te conocí y me dijiste que era hermosa no lo creí, pero al mismo tiempo deseaba tanto ser querida, apreciada que me enamoré como una tonta del niñito caprichoso, me entregué a ti en cuerpo y alma, para quedar destrozada y asqueada de mi misma por haber sido tan tonta, tan zorra que me entregué al primero que me habló bonito y me da rabia reconocer que gran parte de lo que pasó fue mi culpa.

- Nada fue culpa tuya yo…

- Mi culpa, es cierto que te mentí, pero es precisamente porque necesitaba tanto ser aceptada y amada, que cuando creíste que era mayor no quise sacarte del error por miedo a que me dejaras por ser tan chica y yo ya estaba colada hasta los huesos por ti, siento haberte mentido, creo que esa mentira originó que no me creyeras cuando dije que estaba embarazada, pero…

- No digas nada más, por favor, no puedo creer que te culpes por algo que no tiene nada que ver, yo me enamoré de ti no de tu edad, así que no te culpes, toda la culpa fue mía y no digas nunca más que no eras hermosa en esa época, cuando te conocí es cierto que te quería para una aventura y nada más, pero cuando te negaste a ser engañada por mi, Dios creí que iba a enloquecer, me tenías como un perro corriendo tras de ti y a medida que te fui conociendo me enamoré como un tonto y a veces creo que me enamoré el día que te conocí, Dios eras tan putamente hermosa, sexy, divertida, honesta, pura, inocente y tú ni siquiera eras consciente de lo que provocabas y eso me enloquecía más.

- Si creyeras lo que dices no me habrías tomado por una zorra capaz de engañarte de la manera en que me acusaste y ya no me importa, adiós Edward

Bella se fue presurosa hacia la casa, no debía haberse quedado a escuchar todos esos disparates, él mentía, ese siempre fue su juego, halagar, mentir, seducir y después destruir, afortunadamente ya estaba fuera del influjo de su atractivo magnetismo.

Al ingresar a la casa fue a los dormitorios de los niños a ver si ya estaba dormidos, Sophie dormía plácidamente, en cambio al ir al dormitorio de Ethan lo encontró despierto esperándola, su carita era tan triste que maldijo en silencio a Edward por perturbar la paz de sus niños.

- cielo descansa por favor

- mami no puedo dormir, ese hombre es mi papi cierto

- si amor

- pero yo no lo quiero, no quiero volver a verlo, me hace daño mami, yo..yo…..

- shhhh amor, no llores mi nene, no llores por favor, las cosas se van a solucionar, ya verás – Bella no hallaba la manera de calmar a su pequeño hijo, él siempre era tan fuerte que no aparentaba la edad que tenía, pero ella sabía muy bien que de sus dos hijos él era el que más sufría por no tener a su papá a su lado

- es que mami, yo deseo tener papá, pero no lo quiero a él, él es malo, es malo, lo detesto

- no cielo, él no es malo, sólo tomó malas decisiones y ahora se da cuenta del error que cometió y quiere redimirse y lo siento tanto cielo, pero lo más probable es que él los reconozca y tendrán que aceptarlo como su padre, él dijo que los quería y que iba a luchar por ustedes y yo no puedo hacer nada para evitar que él ejerza sus derechos.

- Lo odio mami, no dejes que se acerque a nosotros

- Cielo, el tribunal decidirá lo que hay que hacer, pero quiero que sepas que es una batalla perdida, son sus hijos y ustedes ante la ley tiene derecho de interactuar con su padre, como dije él no es malo, sólo cometió un error y al parecer está arrepentido

- Pues yo no lo perdono, además no lo conozco y no quiero conocerlo, es feo y no me gusta como te mira

- Jajajaja, mi nene celoso, sabes que tú eres mi hombrecito más importante del mundo, nadie jamás va a reemplazarte en mi vida

- Ya, pero él te mira como lo hace Antonio y Antonio te ama, ¿entonces él también lo hace, también te ama mamá?, yo no quiero eso, yo quiero a Antonio, él va a ser un buen papá

Bella no sabía que decir al respecto estaba en una encrucijada, no podía mentirles a sus hijos o a si misma, Edward tenía todo el derecho legal de reclamar la paternidad y se la darían, aunque no le gustara debía aceptar que Edward estaría en sus vidas, según él de forma permanente, no le gustaba nada, pero así eran las leyes y no podía evitar que él tuviera acceso a sus hijos, además fueran como fueran las cosas en el fondo sabía que Edward si se esforzaba sería un excelente padre, Dios ¿en qué momento estaba a favor de Edward?, sería quizás desde que le dijo la manera en que le mintió su madre con respecto a su fertilidad, si era verdad que lo habían engañado no podía juzgarlo tanto por no creerle, porque a pesar de que ella era supuestamente su novia y aunque él dijera que la amaba, ellas eran su madre y su hermana, no podía compararse ese tipo de amor, ese lazo era más grande que cualquier otro, además ella estaba segura aunque Edward lo negara de que él nunca la amó, quizás ahora lo decía para acercarse a los niños, pero él nunca la quiso.

Edward llegó a su casa desvastado, el reconocer que la amaba en voz alta y delante de ella había sido abrumador, jamás pensó que reconocería lo que llevaba escondido en su corazón por tanto tiempo y ella no le creyó nada, y lo que es peor no le interesó, no le emocionó saber que todavía la amaba, es más reafirmó una vez más que amaba a su novio, Dios, se iba a casar, él la perdería para siempre, o es que era verdad que la perdió cuando la trató de la peor forma que se puede tratar a una mujer, Dios, sus pensamientos eran un revoltijo sin forma, estaba tan confundido que le costaba pensar de la manera correcta, ya no sabía qué mierda hacer, qué decir, cómo actuar, qué sentir, estaba como hace seis años, perdido, solo, triste, extrañando algo que no era para él. Algo que no merecía, porque él nunca había merecido ese ángel que un día llegó a su vida para llenarla de luz, de vida, no la merecía porque ella era demasiado buena para él, siempre lo fue.

Flashback

Después de que la chica despareció del bar, él quedó embobado, nunca ninguna mujer lo había dejado con la palabra en la boca, esa chiquilla se atrevía a dejar a Edward Cullen caliente, ansioso, duro, pero extrañamente le gustaba el desafío de la niñita de pueblo escurridiza, la siguió fuera del bar y la vio desde lejos cuando se reunía con sus amigos, un chico moreno y grande la abrazó, se acercó un poco más sin que lo vieran y pudo escuchar cómo la felicitaban por haber cumplido con el reto.

- ey, qué quería el niñito rico que te dio el trago

- mmmm, según él me quería conocer ¿puedes creer una cosa así?, o sea el tipo es lindo, el más lindo que he visto y él me dijo hermosa

- ¿y cuál es el problema?, eres hermosa – dijo el moreno que la abrazaba, a Edward no le gustó nada la forma en que ese chico la abrazaba ¿serían novios?

- Jajajajaja, el problema es que es un completo mentiroso al igual que tú, se que no soy hermosa, por Dios, ¿me has visto bien Jacob? Soy un adefesio total

- Basta ya Bella, eres hermosa, siempre lo digo, no debes hacer caso a las personas envidiosas que dicen lo contrario, eres hermosa, inteligente, buena amiga, desinteresada y…

- Ya, ya,lo dices porque me amas, pero dejémoslo así

- Agggg, eres imposible, es cierto que te quiero, pero no soy mentiroso ¿cierto chicos que Bella es hermosa?

- Yeahhhhhh - gritaron todos los chicos y chicas que estaban en el grupo, Bella simplemente rodó los ojos y se sonrojó, Edward nunca había visto a una chica tan linda y se veía tan putamente sexy y al mismo tiempo tan inocente y su polla se endureció mirando a escondidas a esa chica con poco autoestima, pero definitivamente sexy y sería suya, la conquistaría, estaría en su cama y le diría lo hermosa que era, lo sexy y jodidamente sensual que era.

Pasó una semana y la volvió a ver vestida con uniforme de colegio, entonces la chica debía estar estudiando todavía, seguramente tendría unos 17 años y se veía mmmm, JODIDAMENTE CALIENTE, con el uniforme y ese cuerpo esbelto parecía la heroína de los comics japoneses y a Edward le encantaban los comics japoneses, piernas extremadamente largas y torneadas, sus pechos eran pequeños, pero jodidamente firmes y hermosos, el culo redondo y respingón, cintura tan estrecha que la podía abarcar con sus manos, vientre plano, todo su cuerpo estaba hecho a la medida de él, antes le gustaban las mujeres rubias, elegantes, cínicas, con más curvas, pero definitivamente esa chica tenía algo que lo estaba volviendo loco, desde que la conoció las duchas frías eran su mejor amiga, se despertaba a media noche tan duro por haber estado soñando con esa diosa, en el día su mano se tenía que encargar de bajar la erección que le provocaba sólo pensar en ella, mierda, nunca ninguna mujer lo había tenido así de desesperado y caliente.

Ya no aguantaba más, debía hacer contacto de nuevo con ella.

- ey, hola

- ehhhh, hola – Dios ella estaba sonrojada y se veía mmmm….

- Te acompaño a casa

- No gracias, me van a venir a buscar

- ¿un novio?

- Jajajaja, no, un amigo

- Vamos Bella, acompáñame a tomar un helado

- Mmmm, de verdad es que no puedo, ah mira ahí me vienen a buscar, chao Edward

Mierda, allí otra vez estaba el muchacho moreno, venía en moto y, mierda, ella se montó en la moto y la maldita faldita se le subió unos centímetros revelando más piel y la verga de Edward se removió inquieta dentro del pantalón, carajo, tendría que masturbarse pronto o no podría caminar.

Al día siguiente la esperó a la salida del colegio, eran de esos colegios completos, donde se cursaban enseñanza básica y enseñanza media. Cuando la vio salir se apresuró a alcanzarla, todas las chicas que estaban alrededor lo miraban, pero él tenía sólo ojos para la chica alta y delgada con cuerpo de infarto.

- hola otra vez Bella

- oh, hola Edward ¿qué haces acá?

- Mmm, vine a invitarte a dar un paseo y no me digas que no, por favor sólo un paseo pequeño, no me rechaces

- Mmmm, ok, pero no se el motivo de tu insistencia

- ¿de verdad no lo sabes?, por favor debes saber que eres terriblemente hermosa y que estoy clavado de ti

- ¿quéeee?, no, no mientas

- No es mentira, estoy interesado en ti y si te soy sincero eres jodidamente sexy y no puedo dejar de pensar en ti.

Así de a poco Edward convenció a Bella de que se hicieran novios, aunque le costó como nunca le costó nada, la chica en verdad tenía la autoestima muy baja y era muy escurridiza y no le creía que él estuviera interesado de verdad en ella, pero a esta altura Edward ya no sólo quería meterla en la cama, se había enamorado como un tonto de ella, ella era simplemente perfecta, tierna, inocente, divertida, cariñosa, era una chica buena, de esas que son para toda la vida, le escribía poemas, le componía canciones y le tocaba el piano, le compraba flores, chocolates, estaba jodidamente enamorado, perdido en esos ojos chocolates que nada le importaba más que ella.

Fin flashback

Dios, ¿cómo pudo ser tan tonto?, la amaba tanto y a la menor duda la expulsó de su vida sin darle la posibilidad de aclarar las cosas y ahora estaba pagando su error, el más grande que había cometido en su vida.

Después de hablar con su abogado y exponer su problema, él le aconsejó que tratara de arreglar las cosas amigablemente, ya que ambos eran muy conocidos y pasar por un juicio iba a ser muy mediático, además le preguntó si estaba seguro de querer reconocer a los niños después de tanto tiempo, ya que la noticia si o si se infiltraría y sería la comidilla de la prensa, Edward tenía ganas de ahorcar al abogado ¿cómo mierda le preguntaba una cosa así?, a él no le importaba cómo lo catalogaran por no haber reconocido antes a sus hijos, él no importaba, lo único que quería era empezar a enmendar su metedura de patas.

Siguió el consejo del abogado y fue a visitar nuevamente a Bella para tratar de llegar a un acuerdo y ver si así podría ver nuevamente a sus hijos.

Al llegar a la casa de Bella y después de hablar con el guardia lo hicieron pasar, al llegar a los jardines los vio.

Estaban jugando, corrían entre los árboles, estaban los tres descalzos y reían a carcajadas, estaban tal cual él había pensado que jugarían en ese jardín tan hermoso, se veían tan felices, libres, los niños corrían mientras Bella los perseguía con su vestido blanco y su cabello suelto agitándose al viento, parecía un ángel, el más hermoso que Dios pudo crear, ellos no se habían percatado de su presencia, los niños se escondieron tras un árbol y Bella rodeaba el árbol para tratar de atraparlos, era una escena llena de amor, una escena familiar y cómo desearía estar él también estar jugando y riendo feliz con la familia que él tontamente había alejado de su lado, estaba perdido viéndolos jugar cuando el pequeño lo vio y dejó de reír, dejó de tratar de esconderse, apretó su pequeños puños y le dirigió una mirada cargada de desprecio, de a poco se fue acercando a Edward que lo miraba embobado, él de los dos era el que más se parecía a él y al parecer tenía mal genio, hizo una mueca mental, por supuesto que el niño lo odiaba, tenía todo el derecho de despreciarlo.

- lárguese de aquí señor, aquí no se le ha perdido nada

- ¿Ethan? – dijo Bella al percatarse de la situación, es cierto que ella había dado la orden que si él venía lo dejaran entrar, porque tenía que hablar con él, pero no pensó que vendría tan pronto, al parecer se estaba tomando el asunto con seriedad

- No mamá, él debe irse, no lo quiero acá ¿me escuchó señor? LÁRGUESE, usted no tiene hijos acá, nunca lo aceptaré, lo odio, lo odio con todo mi corazón por dejarnos abandonado, lo odio por todas las veces que me llamaron bastardo, por las burlas que nos han dado por no tener padre ¿sabe que hay niños que no quieren jugar con nosotros por que somos bastardos, que se burlan de nosotros porque nuestro padre nunca nos quiso?

Cada palabra que decía el niño retorcía el corazón de Edward, sus niños eran los más perjudicados, se merecía todo lo que su hijo le decía y más, miró a la pequeña Sophie y ella estaba con la cabeza gacha pero él se dio cuenta de que estaba llorando recordando las burlas de las que hablaba Ethan, malditos niños que se atrevían a molestar a sus hijos por su culpa.

- hijo por favor, ya conversamos en la mañana, se que no te agrada la situación, pero no podemos hacer nada, además quedamos en darle una oportunidad a papá para que se enmiende y se gane su confianza, no debes tratarlo como un padre si no quieres, pero pueden empezar por ser amigos.

- Si, además a mi no me importa lo que digan esos niños tontos, porque yo siempre he sabido que papito nos quiere, sólo que él no sabía de nosotros – Sophie ya no lloraba y apoyaba a Edward y eso lo conmovió enormemente, toda esa bondad era heredada de Bella.

- Mamita no me obligues, no lo quiero

- Cielo, no te obligo, sólo digo que no podemos cambiar lo que ya pasó, pero si podemos cambiar el futuro, haz un esfuerzo cielo, ni siquiera debes hablarle si no quieres, pero deja que se relacione un poco con ustedes, que los conozca.

- Ok, pero sigue sin gustarme, es feo, muy alto y grande, parece un gigante y mira ese pelo desordenado

- Jajajaja, amor, tu pelo es igual – dijo Bella revolviendo el pelo de Ethan, a pesar de mostrarse relajada Edward se dio cuenta de que estaba tensa e incómoda.

- Quédense a jugar un ratito más yo iré a la casa a conversar con Edward ¿ok?

- Ok – dijeron los niños a coro, pero Ethan no quitaba la cara de odio hacia Edward.

Al llegar dentro de la casa Edward se sentó en un cómodo sofá y Bella se paseaba por la sala, estaba muy nerviosa, retorcía sus dedos y mordía el labio inferior, Edward la miraba embobado, ella era tan jodidamente hermosa y de sólo verla su miembro se retorcía incódomo.

- mira Edward, la situación no es fácil y me ha tomado toda la noche tomar la decisión de permitirte acercarte a los niños mientras se lleva el proceso, como verás ellos están nerviosos y un tanto disgustados, es decir Ethan está molesto y no puedes culparlo, Sophie es especial y al parecer nunca te ha odiado, ellos lo han pasado mal, lo que dijo Ethan es cierto, se han burlado de ellos, pero mis niños son fuerte y felices, por favor si quieres establecer una relación con ellos, por favor no les hagas daño, son tan pequeños, no merecen que les hagas daño, no lo permitiré

- Bella, por favor, se que no lo merezco, pero dame un voto de confianza aunque sea por ellos, te juro que lo que te dije sobre mi supuesta infertilidad en cierto, incluso mi madre me hizo hacer un examen, examen que por supuesto estaba adulterado y acá te lo traje para que me creas, no cambia que me comporté como un cretino, pero por lo menos es algo a mi favor – le pasó el sobre con el estudio adulterado.

- Mi opinión no ha cambiado, no mereces a mis hijos, pero veo que es inevitable que entres en su vida y después de pensarlo creo que lo mejor hacer este asunto lo más sencillo y de bajo perfil, por lo menos lo que más se pueda, no quiero exponer a los niños a pasar por ese infierno, porque tarde o temprano se filtrará la información y todos estaremos en el ojo del huracán y no quiero que mis niños sufran, no digo que te haré las cosas fáciles, pero no quiero escándalos, se hará todo legal, con prueba de ADN, lo único que no permitiré es que los niños tengan contacto con tu familia, no las quiero cerca de mis hijos, no confío en ellas, así que las visitas se harán acá hasta que demuestres que eres digno de confianza.

- Gracias Bella, oh, gracias, verás que no te defraudaré

- A mi no me prometas nada, tú único interés deben ser los niños, a ellos no los defraudes, nosotros tendremos el menor trato posible, eso no ha cambiado

- Pero yo pensé que quizás nosotros….

- ¿Qué nosotros mágicamente volveríamos? ¿Qué sería tu amante nuevamente?, por Dios Edward, debes estar mal de la cabeza si piensas que voy a volver contigo, ya te he dicho amo a Antonio y me voy a casar con él, si estamos conversando es sólo por los niños nada más.

Edward sabía de antemano que Bella no lo perdonaría, él mismo no lo hacía, pero como masoquista que era no pudo cerrar la boca y callar su corazón ante la posibilidad de que Bella lo perdonara.

- no serías mi amante, serías mi esposa, como siempre debió ser

- no me hagas reír Edward, aquí no hay amor – dijo señalándolos a los dos, seña que le dolió a Edward, pero en el fondo sabía que era muy poco probable de que las cosas entre ellos se arreglaran, pero juró internamente de que Bella sería su esposa, la conquistaría, ya había sido su mujer y lo volvería a ser y Antonio que se fuera la diablo, esa era su familia y se los iba a ganar.

- Ok, gracias por la oportunidad, lucharé por ellos Bella, te juro que ya los quiero y quiero que esté sobre aviso a ti también te conquistaré, te amo Bella, siempre lo he hecho y no descansaré hasta que me ames nuevamente.

- No creo que eso sea posible Cullen, ella es mi mujer y me ama, no te le acerques, a los niños no puedo impedirte que te les acerques, pero ni pienses que te los voy a dejar tan fácilmente, ellos me importan como nunca te importaron a ti, los amo y sobretodo no te dejaré el camino fácil con MI MUJER MALDITO BASTARDO – Antonio había llegado y estaba furioso al escuchar cómo ese idiota se le declaraba a su mujer, Bella era su mujer y no dejaría que ese maldito hombre le quitara su familia, así los consideraba él, su familia, él los amaba y lucharía por ellos.

- Ahora amor vengo a secuestrarlos, vamos, he preparado una sorpresa para los cuatro, adiós Cullen – dijo Antonio despectivamente, odiaba a ese hombre y cuando lo había llamado en la madrugada para contarle la aparición de eso hombre no había pegado ojo, no era para menos, no era tonto y era cierto que Bella lo amaba, pero sabía que su gran amor era ese hombre que al parecer aún amaba a la chica que tanto le costó conquistar.

- Cariño, creo que debemos dejarlo para mañana, verás los niños deben empezar a conocer a su papá, Sophie está impaciente, mientras ellos empiezan a conocerse nosotros podemos ver una película.

- Ok preciosa, además tengo algo importante que contarte.

- Edward, los niños te está esperando afuera, cuando desees irte me avisas, ten cuidado y cualquier cosa me buscas, estaré acá mismo, ten cuidado, son unos diablillos.

- Gracias de nuevo Bella.

Edward salió encabronado por la presencia de Antonio, pero feliz por tener la oportunidad de interactuar con sus hijos.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Conociendonos Otra Vez

Hello mis angeles hermosos!!!
aqui les dejo otro cap de este fic , por fiss comenten al final , sean buenas si, una disculpa por el retrazo , pero es que entre mi trabajo, mi casa , mi bebe y mi marido me traen loca .
les mando mil besitos a todas y chicas el blog seguira nos e como ya que por todo el revuelo q hay en la red, muchos fics han sido quitados y las autoras ya casi no estan dispuestas a dar su permiso asi q si  tienen por ahi un fic , o denme ideas por q no se q voy  hacer para seguir alimentando el vicio.
ya me voy mil besitos
Angel of the dark
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CAPÍTULO XV.- 

EDWARD POV

Decir que me encontraba nervioso era poco, estaba a pocos minutos de casarme con mi único amor y eso me ponía de los nervios, es que no es para menos con todas las noticias que hemos tenido que lidiar últimamente, mi novia princesa, embarazada de trillizos los cuales la podrían matar en el parto y más encima mis hijos ya tenían su destino escrito y no me gustaba nada, es decir ellos crecerían más rápido de lo normal, casi no alcanzaríamos a disfrutarlos y se irían de nuestro lado para formar nuevos hogares y con personajes tan diversos, no, no me gustaba nada ese futuro tan cercano que se venía encima.

Concentrándome nuevamente en lo más reciente, Dios, me iba a casar en pocos minutos y parecía un completo humano, nervioso, feliz y sobretodo preocupado ¿qué pasaría si Bella decide que soy muy poca cosa para ella y me deja plantado?, digo, ella es una princesa y podría escoger a cualquiera que quisiera y yo he cometido tantos errores desde que la conozco, la he dañado mucho y me da pánico pensar que ella se de cuenta de que puede estar con alguien mucho mejor que yo, carajo, carajo, ya quiero que la ceremonia termine y pueda decir tranquilamente que Bell es mía, sólo mía.

Ya me encontraba frente al altar esperando a mi futura esposa y no podía evitar pasearme como animal enjaulado, Emmett se partía de la risa a mi costa, claro, como él se ha casado infinidad de veces con Rosalie ya tiene el asunto dominado, pero para mi es la primera vez y mierda estoy asustado. Jasper me enviaba oleadas de tranquilidad, pero con un carajo no me hacían nada, cada vez estaba más nervioso.

La música empezó a sonar y la puerta se abrió, me giré para verla entrar y poder calmarme.

Dios, nunca había visto nada tan hermoso, ella parecía un ángel enfundada en un magnífico vestido blanco, ella siempre me ha parecido la persona más hermosa del mundo, pero ahora se veía como una diosa, un ángel bajado desde el cielo para unirse a este demonio que la ama desesperadamente.

La miraba embobado mientras se acercaba lentamente, al verla a los ojos sentí ese relajo en mi interior y supe que todo estaría bien, ella me calmaba, me hacía sentir completo, me hacía sentir como si fuera un hombre normal con un alma pura y un corazón desbocado que latía sólo por ella, mi niña, mi ángel, mi mujer, sólo mía, sólo mía pronto para toda la eternidad.

Era la mujer más gloriosa y su sonrojo, Dios, no podía ser más perfecta, casi babeaba viéndola y tuve que hacer un enorme esfuerzo por no escuchar los pensamientos de todos los seres mitológicos que se encontraban presentes, todos y cada uno de los malditos miraban a mi mujer con admiración por su belleza, pero también con calentura y eso me hacía querer sacarles las cabezas a todos para que no pensaran más en mi mujer de esa manera, MÍA, repetía mi mente troglodita, pero era verdad, ella era mía, me había escogido a mi, de todos los hombres, lobos, vampiros y ángeles me escogió a mi y me daban ganas de bailar el baile de la victoria y burlarme de todos esos imbéciles por mi gran suerte, ja, que se pudran, a esa mujer la toco solamente yo, sólo yo me doy un festín con su hermoso cuerpo, sólo yo la hago gritar de placer, sólo yo la hago llegar al mismísimo cielo, mierda me estoy poniendo duro al evocar nuestras noches pasadas y no es para menos, desde que está embarazada no la he tocado, no es por falta de ganas, no señor, es por no hacerle daños a los bebés, además esos niños vienen bendecidos con dones maravillosos y saben perfectamente lo que pasa en el exterior, ya me he comunicado con ellos, les he leído la mente y no es apropiado que sientan a sus padres en esa faena, pero mierda, la extraño tanto.

Perdido en mis pensamientos sentí a Jasper moverse inquieto, claro, sentía mi necesidad y ya estaba mirando a Alice con cara de caliente por lo que yo estaba sintiendo, me miró medio enojado y traté de calmarme.

Ella llegó a mi lado y Charlie me la entregó con una leve palmada en el hombro, al tomar su mano y verla directamente a los ojos casi sentí mi corazón latir furiosamente, el de ella lo hacía y sus ojos demostraban tanto amor, pasión y adoración por mi que quería llorar de felicidad y orgullo.

La ceremonia fue emotiva y muy tradicional, al terminar no evité darle un beso hambriento a mi mujer y girarla en el aire, así de feliz estaba.

Al terminar el beso que interrumpieron con leves carcajadas y alguna tos fingida llegaron las felicitaciones de todos los presentes, las más emotivas fueron las de nuestra familia, ellos estaban extasiados de vernos por fin unidos y felices y no faltaron las bromitas de Emmett con respecto al beso.

Nos dirigimos posteriormente a la sala principal donde se llevaría a cabo la cena y después la coronación, Aro era muy tradicionalista y quería que todo fuera perfecto, como se debe.

La cena fue muy divertida, los únicos humanos era mi esposa y sus padres, los vampiros bebimos sangre, en copas especiales por supuesto, no queríamos asustar a mis suegros con copas transparentes, los lobos comieron como lo que son, animales, se devoraban todo a su paso, el hambre de esos chicos era fenomenal, los ángeles comían muy poco y prefirieron algo liviano, ellos al igual que nosotros no necesitan comer, pero tenían mayor tolerancia al alimento humano que nosotros. Recorría la vista por los invitados y la variedad de personajes era casi cómico, si antes me hubieran preguntado si estaría sentado en una mesa festejando con licántropos y ángeles me hubiera reído de eso, pero Bella única como ella sola había cambiado todos los prejuicios, las enemistades y ahora reinaba un aire de paz, de tranquilidad y camaradería entre las especies, ella con su infinito amor, su gran corazón y lealtad había cambiado todos los parámetros por los que nos regíamos.

La coronación fue magnífica y se firmaron los tratados de paz entre las especies, tratado que se afianzarían más con la llegada de nuestros hijos, no me sigue gustando esa parte, pero ya llegaría el momento de decidir, Bella al igual que yo fuimos muy firmes en ese asunto, nuestros hijos serían libres de tomar las decisiones que estimaran convenientes, si ellos no querían esas uniones ya veríamos que pasaba con los tratados, ellos serían libres de escoger su camino tal como lo hicimos todos. El amor era la base de nuestra unión y no querríamos nada menos para nuestros bebés.

La luna de miel no la pudimos llevar a cabo, ya que el embarazo de Bella era rapidísimo y debía estar en cama constantemente, no era una exageración mía, sino que era necesario para el desarrollo de nuestros hijos, además cada día crecía más su panza y no quería que se hiciera daño, ella debía cuidarse y ahí estaba yo para cumplirle todo lo que quisiera.

Sus antojos eran de lo más variado, menos mal que no duermo o me canso porque mi Bella se le antojaba cada cosa, a veces en la madrugada despertaba y me pedía chocolate, helado, fresas, otras veces me pedía rosquillas con miel, pero cuando me pidió sangre casi se me salen los ojos de las cuencas, ella quería tomar sangre, yo solamente la quedé mirando, pero ella se enojó y me exigió traerla.

- Quiero sangre Edward, ahora

- Pero amor ¿segura que es lo que quieres?

- Si no estuviera segura no lo pediría, muévete Cullen, tus hijos necesitan sangre YA – carajo, mi Bella si que tiene genio y con las hormonas revueltas, uf, está peor, cada vez que me dice Cullen tengo que correr para darle el gusto antes de que me eche de la habitación, si, ya lo ha hecho anteriormente cuando no le quería dar a probar pasta de zapatos.

- Si amor, enseguida regreso – tenía que consultarle a mi padre si era conveniente.

Cuando hablé con Carlisle me dijo que suponía que eso podía pasar, ya que mis pequeños lo necesitarían en su sistema y era mejor llevarle sangre pronto y de manera regular, ya que ellos consumían la de Bella, así que nos abastecimos de harta sangre para mi querida esposa hormonal.

Era tan raro verla beber sangre y sumamente erótico sentir sus labios con ese aroma, el de ella era mucho mejor obviamente, pero no había vuelto a beber de ella, no quería dañarla.

Ya llevaba tres meses de embarazo y Bella estaba enorme, parecía una sexy pelotita, le faltaba poco para dar a luz y yo me moría de ganas de follarla, Dios, ya no podía aguantar darme placer solo, no era lo mismo y a cada minuto estaba fantaseando con penetrarla hasta morir, ok, eso no es posible en mi caso, pero algo parecido, carajo, estoy completamente duro viendo a mi muy embarazada esposa poniéndose un pantalón de piyama, ese ha sido mi estado desde que quedó embarazada, duro, duro y muy caliente y ella no hace más que ponerlo más difícil, ya que cuando duerme tiene sueños calientes y como habla dormida tengo que escuchar lo mucho que me desea, sus jadeos y yo tengo que correr al baño para encargarme del problemita, no quiero incordiarla y que se sienta mal por mi estado, aunque a veces la muy pilla lo hace a propósito y me pone de mal humor que se ría de mi necesidad de ella.

Cuatro meses de embarazo y seguimos en Volterra, Bella en cualquier momento dará a luz y me tiene muy nervioso, no he dejado de pensar que podría salir mal del parto ¿y si no puedo salvarla? ¿y si no alcanzo a convertirla? ¿y si su corazón deja de latir antes de que la ponzoña entre en su torrente sanguíneo?. Ella es muy optimista y dice que todo saldrá bien, pero tengo muchas dudas y miedo.

Acababa de bajar a buscar algo de sangre para mi, ya que por el estado de Bella no he salido a cazar y tengo que beber de la sangre que trajeron para ella, no me agrada, pero por mi esposa hago lo que sea, no quiero perderme ningún momento.

Estaba bebiendo cuando escucho el grito desgarrador de Bella, mierda, llegó la hora. Dejó todo tirado y corro escaleras arriba.

Ella estaba en la cama y Carlisle ya tenía todo preparado.

Un crujido y otro grito desgarrador de Bella, mierda, la columna, se había partido la columna, quería llorar, gritar, revolcarme en el suelo por el dolor que estaba atravesando mi niña, antes de perder el conocimiento me susurró un los amo y tendré mi corazón latiendo, yo aferraba su mano y Carlisle dijo que ya era hora.

Sus padres estaban afuera llorando, ellos sabían lo que pasaría con Bella y no quisieron estar presentes en el parto, sólo estaba yo y Carlisle, pero el trabajo lo haría yo.

Me acomodé frente a Bella y separé sus piernas, Carlisle ya había inyectado la morfina, pero se que eso poco ayudaría, Bella estaba muriendo, su corazón apenas latía y su pulso era muy débil, me armé de valor y empecé a desgarrar su vientre para sacar a nuestros hijos, lo tenía que hacer rápido antes de que su corazón dejara de latir, uno a uno fui sacando a los niños y Carlisle los recibía, no les pude prestar atención, mi prioridad era Bella, sólo los escuché llorar y sabía que estaba bien.

Cuando terminé procedí a morder a Bella, cuello muñecas, pies, pero la ponzoña aún no entraba cuando su corazón dejó de latir, ella estaba muerta y un grito desgarrador salió de mi pecho, mi Bella había muerto como tanto temí, pero no me daría por vencido, Carlisle sacó a los pequeños para darles la atención requerida y para dejarme con mi dolor, él se había dado por vencido, yo no, ella no me podía dejar, ella lo prometió, ella debía estar conmigo para toda la eternidad.

Empecé a reanimarla para que su corazón latiera, pero no respondía, estaba fría y demacrada, esa no era mi Bella, ella era una persona llena de vida, llena de felicidad y nadie me haría desistir.

Escuchaba los pensamientos que venían de afuera, todos estaban resignados a su pérdida y yo pensaba ¡que se fueran al carajo! Bella era mía y ni la muerte me la arrebataría.

Seguí bombeando su corazón, no se cuantos segundos, minutos u horas pasaron, mi único objetivo era que la ponzoña se expandiera, Carlisle entró nuevamente a la habitación, leí su mente, su intención era sacarme del lado de Bella, que la dejara partir, pero es que nadie entendía que ella tenía que vivir, tenía que estar conmigo.

- Fuera Carlisle, no me sacarás de aquí hasta que Bella se trasforme

- Hijo, ya es tarde, ella ya se fue, lo siento, pero ya no puedes hacer nada

- LARGO, ELLA TIENE QUE VIVIR, TIENE QUE ESTAR A MI LADO, ES MI MUJER, LO PROMETIÓ – dije ya vencido de dolor

- Tienes que resignarte, tus hijos tienen que verte fuerte

- No, no entiendes, nadie entiende, ella va a vivir, su corazón latirá y se transformará – decía todo esto sin dejar de trabajar en su pecho.

- Bella, amor lo prometiste, deja que la ponzoña se extiende cielo, tú eres fuerte amor, resiste, no me dejes, con un carajo no me dejes, no ahora, no nunca

Grité y trabajé más arduamente en su pecho y sucedió, su corazón dio unos cuantos golpecitos y la volví a morder para que más ponzoña entrara a su cuerpo. Carlisle miraba incrédulo lo que estaba pasando y salió presuroso a dar las nuevas noticias.

- Eso cielo, deja que tu corazón lata amor, yo estoy aquí, no me dejes amor, nunca me dejes, sigue luchando Bella, eres fuerte, la más fuerte de todas, eres única amor no me dejes, los niños están bien cielo, lo lograste, los trajiste al mundo, sigue luchando

Poco a poco el veneno se fue expandiendo y ya me estaba preparando para oír los gritos agónicos de Bella, los chillidos de la quemazón, de la muerte de su cuerpo humano, pero eso nunca pasó, ella estaba inmóvil, tranquila cual muerta, sólo su corazón bombeaba y su respiración era tan leve que casi no se oía.

Procedí a esperar a ver los cambios, todavía estaba asustado, no sabía si resistiría a la transformación, no sabía si lo había hecho bien, ella no gritaba, no decía nada, a estas alturas ya debería haber gritado pidiendo morir por el intenso dolor de la transformación, estaba desesperado, entro Alice, pero yo no quería que nadie estuviera a mi lado, quería estar solo con Bella.

- Ella está bien, he visto su futuro, ella va a estar fenomenal hermano, ten fe, ella es fuerte, sólo hay que esperar

- Gracias Alice ¿cómo están los niños?

- Ellos están bien, son tan hermosos Edward, tan sanos, son increíbles

- Alice, gracias, pero quiero estar solo por favor

- Ok

Alice salió, venían horas duras, Bella estaba en la primera etapa y todavía faltaban dos asquerosos días más para que despertara a la nueva vida.

Segundo día y Bella ya estaba cambiando, su cuerpo ya se estaba restaurando, estaba perfecta, más perfecta que antes, su piel ya estaba más dura y fría, su cabello más largo y hermoso, sus facciones se hicieron más pronunciadas y su cuerpo, dios, su cuerpo estaba más voluptuoso que antes, caderas más redondeadas, cintura más estrecha, pechos más firmes y grandes, piernas más torneadas, carajo, era una divinidad, ya deseaba que despertara y poder saber con exactitud que todo estaba bien, ella seguía sin emitir sonido alguno y aún estaba preocupado.

No había dejado a Bella sola ni un solo segundo, se que mis niños estaban bien y atendidos como correspondía, aún no los conocía, pero Bella era mi prioridad ahora, seguía solo junto a ella, no le soltaba la mano, no perdía detalle de sus cambios, de su respiración, del latido de su corazón.

Había llegado la hora, en cualquier momento su corazón se paralizaría y ella despertaría, Alice había insistido en vestir a bella como una muñequita, con vestido y tacones, pero no la dejé, ella seguiría siendo como lo ha siso hasta ahora, bueno, al menos desde que nos reencontramos, así que la lavé y la vestí con una pantalón de cuero muy ajustado, un corsé que se le veía de lo más apetecible y sus botas de tacón alto, sus predilectas, su cabello no necesitaba ningún arreglo, ella estaba fantástica, más hermosa de lo que alguna vez pensé que era posible, sus labios rojos, llenos, me llamaban a besarla desesperadamente y ese cuerpo hecho para el placer me tironeaba a tocarlo, a besarlo entero, pero debía esperar, no podía ser tan inconsciente, ella estaba atravesando por algo doloroso y duro y yo pensando en llevármela a la cama, al suelo, a la pared, al bosque, mierda, ¡concéntrate Edward!, deja la calentura para después.

Llegó el momento, su corazón se aceleró y posteriormente se detuvo, ella arqueó la espalda y de a poco fue abriendo sus ojos, ojos carmesí, por el momento.

BELLA POV

Mierda, sentía tanto dolor, pero no debía quejarme, no debía emitir ningún sonido de dolor, no podía hacerle eso a Edward, él ya estaba sufriendo mucho, pero carajo que dolía, quería gritar que me mataran de una maldita vez, que me arrancaran el corazón para dejar de sentir la terrible quemazón en mi cuerpo, pero debía ser fuerte, debía resistir por Edward, por mis hijos, por mi familia.

Pasaban las horas y el ardor era cada vez más intenso, pero seguía estática, no decía nada, sabía que Edward estaba a mi lado, no me había dejado en ningún momento y le daba las gracias por amarme tanto, por no darse por vencido y por salvarme de todas las maneras posibles, me amó, me hizo mujer, se casó conmigo, me dio tres hijos que se que se encuentran bien y ahora de dada la inmortalidad para estar siempre a su lado, le había dado un sentido a mi vida, siempre lo amaría, era mi alma gemela, mi único y gran amor, mi Edward.

Sentía mi corazón latir más rápido y el fuego se concentró en mi pecho, era insoportable, quería gritar, quería llorar y revolcarme de dolor, pero aguanté un poco más, él me daba las fuerzas que a rato me faltaba, sentía su mano, ya no era fría a mi tacto, se sentía bien, cálida, normal, seguramente era porque mi cuerpo ya había cambiado, ahora yo también era fría igual que él.

Dos latidos más y mi corazón paró de latir y el dolor se fue. De a poco fui abriendo mis ojos y enfocando la habitación en la que estaba, mis sentidos estaban alertas y más desarrollados que antes, podía escuchar voces que sabía estaban lejos, y percibía olores desde gran distancia, pero lo que más percibí fue un olor delicioso, único y concentrado, ya antes lo había olido, pero ahora era más fragante, más concentrado, era él, era el aroma de Edward y era exquisito, me levanté y lo vi, Dios, antes nunca hubiera podido apreciar tanta belleza concentrada en una sola persona, antes pensaba que Edward era hermoso, pero mis pobres ojos humanos no le hacían justicia, con mis nuevos ojos podía verle perfectamente y nunca había visto tanta perfección, tanta belleza y masculinidad en una sola persona y era mío, mi amor, mi esposo, mi vampiro, Edward.

Él me miraba expectante a mi reacción, pero estaba tan embobada mirándolo que no podía decir nada, su cabello desordenado como siempre, sus facciones masculinas, su cuerpo de dios del olimpo, sus labios, Dios, como amaba esos labios carnosos, sensuales que me llevaban a la gloria y eran tan dulces y sabrosos.

Edward me miró alzando una ceja, me había visto devorarlo con la mirada y si hubiera podido me hubiera ruborizado, pero no podía y no me importaba que me descubriera viéndolo así, lo deseaba como una enferma y ahora nada podía impedir que amara ese cuerpo que tanto deseaba.

- Bella, amor, di algo por favor – su voz era taaaaan hermosa y prometía volverme loca cuando me hablara sucio durante el sexo ¡concéntrate Bella!

- Emmm, hola cielo – mi voz, mi voz era tan distinta, era hermosa, Edward sonrió y se acercó más a mi

- Oh Bella, te extrañé tanto cielo, estaba tan asustado, pensé que había hecho algo mal

- Estoy bien Edward, sólo un poco confundida

- Es normal amor, pero ahora lo importante y urgente es cazar, debes estar sedienta – al decir eso me di cuenta de que me ardía la garganta, pero yo quería saber como estaban mis niños

- Edward ¿cómo están los niños?

- Ellos están bien amor, no los he visto aún, no quise dejarte sola en ningún momento, pero debes saciar la sed antes de verlos, ellos son semi vampiros y su sangre te atraerá

Cierto, no quería lastimarlos, aunque sentía el ardor en la garganta no sentía la necesidad urgente de beber sangre.

La puerta se abrió y entró la familia Cullen, mis padres y Aro, todos estaba contentos y mis padres lloraban porque habían estado muy preocupados, Alice estaba enojada porque Edward no la dejó vestirme como ella quería y amé más a Edward por ese detalle, Alice me llevó a mirarme a un espejo y estaba muy nerviosa, todos los vampiros son bellos, pero yo nunca he sido normal ¿y si yo no era la excepción? ¿y si era la única vampira fea? ¿y si Edward se avergonzaba de mi simpleza?.

Cuando me vi al espejo deseché todas mis dudas, wow, era realmente hermosa, mi cabello más largo, brillante y sedoso, cuervas más pronunciadas, pechos grandes y tersos, piernas kilométricas y más torneadas, las facciones de la cara eran hermosas, piel blanca pero tersa, trasero más firme y redondeado, cintura más estrecha, mis labios ahora eran parejos y llenos, voluptuosos y mis ojos, mierda, mis ojos eran escarlatas, claro era neófita, al cabo de un año adoptaría el color de Edward, porque yo iba a ser vegetariana igual que los Cullen, no pensaba matar humanos, eso era repugnante.

Después de pasar la inspección de mi cuerpo Edward insistió en que fuéramos a cazar y se que todos estaban un tanto inquietos por ese hecho, ya que se supone que los neófitos son muy sedientos y son capaces de atacar a sus propios pares por la locura de la sangre, pero insisto, no me siento tan sedienta, pero le hice caso a Edward, además él llevaba días sin cazar y se notaba en las ojeras moradas y en sus ojos negros como el carbón, así que después de una pequeña instrucción de cómo saltar, salimos hacia el bosque que estaba cerca del castillo de los Vulturi, la carrera fue magnífica, Edward era el más rápido de los vampiros, pero yo era neófita y apreté el paso y le gané fácilmente, al llegar al lugar acordado Edward me llevo hacia una manada de alces, no olían muy bien, pero era mejor que nada, así que Edward atacó primero para mostrarme y después fui yo, al sentir la sangre desplazarse por mi garganta seca fue casi orgásmico, el placer era demasiado y ver a Edward cazando a mi lado mejoro la sensación, después nos movimos más al sur y sentí un aroma delicioso y Edward también lo sintió, eran pumas, los favoritos de Edward y él sonrió torcidamente y atacó al puma más grande de la manada, yo fui por uno y cuando lo dejé seco me giré a ver a Edward y no pude beber más, Edward luchaba con el segundo puma y me quedé viéndolo como la zorra caliente que soy, era tan perfecto, tan sensual que no tardé en sentir la humedad en mi zona sur, era un baile erótico lo que hacía Edward y el puma y cuando le hincó los dientes un jadeo salió de mis labios y la humedad en mi sexo creció, era una necesidad que rayaba en la locura, pero lo deseaba aquí y ahora, llevaba meses sin deleitarme con ese cuerpo magnífico y ahora nadie me detendría, era mi esposo y exigía sexo duro y salvaje YA MISMO.

Como si Edward leyera mis pensamientos dejó al puma de lado y se fue acercando lentamente hacia mi, acechándome como a una presa, mis pezones se endurecieron, mi entrepierna se mojaba cada vez más. Edward lo sabía, olía mi excitación, levantó una ceja y su sonrisa torcida se hizo más pronunciada, maldito sabía que me estaba quemando de la excitación que traía.

Empezó el juego, el avanzaba y yo retrocedía, me acorralaba, adoptó postura de ataque pero yo fui más rápida y salté hacia él desesperada y lo tumbé cayendo encima de él. En menos de un segundo ya nos estábamos besando como salvajes, rodábamos por el suelo y nuestras lenguas danzaban al compás, nos necesitábamos, nos estábamos volviendo locos de pasión, Edward me levantó y me estrelló contra un árbol, antes eso me hubiera matado, pero ahora podíamos tener el mejor sexo animal y sin salir lastimados y mierda, me encantaba.

Sus manos recorrían mi cuerpo estrechándome cada vez más a él, mi lengua recorría su torso desnudo, no se en qué puto momento lo despojé de su camisa, pero ya no estaba y me encantaba lo que lamía, Edward gruñía a cada lamida. De un tirón sacó toda mi ropa y no paraba de decir lo hermosa que estaba, más que antes, eso me ponía cada vez más excitada.

- Mierda Bella, ahora eres más hermosa que antes y eres mía, sólo mía

- Mmm Edward, te deseo tanto

- Hay tiempo amor, todo el tiempo del mundo, no escaparás tan fácil de mi pequeña zorra, te he extrañado mucho y no dejaremos el bosque en un buen tiempo – decía Edward mientras besaba desesperado mi cuerpo, cada centímetro de él.

- Dios pequeña zorra, me encantan mis nuevos juguetes, son más hermosos que antes y me voy a deleitar cada segundo con ellos - los juguetes nuevos eran mis voluptuosos pechos, si antes le gustaban ahora estaba obsesionado con ellos, los lamía, mordisqueaba y tironeaba de ellos a gusto, yo, simplemente me retorcía de placer y gritaba su nombre

- Eso preciosa, grita mi nombre, me encanta que grites mi nombre mientras te doy placer, mientras te llevo al cielo – nos lanzamos al suelo y Edward quedó encima de mi

- Edward, sigue, así, sigue – su besos eran maravillosos y sus toques quemaban mi piel

- Mmmmm Bella

- Necesito sentirte Edward, hazme tuya ahora

- Paciencia Bella

- No Cullen te quiero adentro ahora – dije y para que quedara claro quien mandaba nos giré y yo quedé nuevamente arriba a horcajadas y sin esperar más tomé su erección y la introduje en mi sexo palpitante, gemimos al unísono al sentirnos encajados, el vaivén era delicioso y cada vez más rápido.

- Mierda, quisiera tener un espejo gigante para que vieras lo gloriosa que te ves montándome pequeña zorra

Edward nos hizo girar y nuevamente quedó encima mío. Salió de mi interior y me penetró de una fuerte estocada y grité de placer.

- mía, mía, sólo mía para toda la eternidad, grita quién es tu dueño

- tú….Edward, sólo tú eres mi dueño – las embestidas eran fuertes, salvajes, antes no hubiera resistido el amor de Edward, a pesar de hacerlo fuerte ahora era bestial y me fascinaba

- no pares amor, más fuerte, más rápido Edward – jadeaba de placer y Edward gruñía cada vez más fuerte

- te amo Bella, mi Bella, te amo jodidamente cielo, mi diosa

- llévame a la locura Edward, hazme tocar el cielo con los dedos amor – Edward me levantó de las nalgas y me estrelló contra un árbol y ahí me siguió embistiendo, el placer era infinito y ya no aguantaba más, me correría de forma brutal y Edward estaba en el mismo estado

- córrete nena, córrete para mi Bella, eres tan sucia amor, me encanta cogerte, no me cansaré nunca de hacerte mía una y otra vez.

- Ahhhh Edward ya falta poco

- ¿Te gusta como te follo? ¿te gusta cómo entro en ti fuerte y duro? ¡respondes zorra! – ok, ¿les he dicho que me encanta cuando Edward habla sucio?, si, me encanta y estaba a punto de correrme

- Si, me encanta, dime más, dime más Edward

- Eres una zorra amor ¿te gusta que te hable sucio? ¿te gusta que te diga lo que disfruto penetrarte y sentir cuán estrecha y húmeda eres?

- Edward….

- Eso muñeca, así me gusta verte, perdida de tanto placer – las embestidas eran cada vez más fuerte y rápidas y yo no me quedaba atrás, empujaba mis caderas hacia su miembro con fuerza y se que lo estaba volviendo loco

- Ahhhh, Bella, córrete amor, ahora – no esperé más y con una fuerte contracción me cerré en torno a su miembro y me corrí como nunca, gritando su nombre con fuerza. Edward siguió embistiendo, una, dos, tres y a la cuarta embestida se corrió dentro de mi gritando mi nombre.

Nuestras respiraciones eran agitadas, puro reflejo, no necesitábamos el aire, pero de todas maneras lo hacíamos, nos seguimos besando aún unidos y a los pocos minutos sentí a Edward nuevamente duro en mi interior, era delicioso, ahora no había cansancio, no tenía esas costumbres humanas como necesitar dormir, comer, ir al baño, estar cansada.

Se que tenía que ir a ver a mis hijos, pero la parte egoísta sólo quería quedarse un poco más disfrutando de mi esposo.

- sabes que no nos iremos muy pronto Bella, todavía falta mucho para estar saciado de ti – dijo Edward moviendo su pelvis y sacando jadeos de mi boca

- no pensaba irme amor, no todavía

- que bueno porque hay que recuperar tiempo perdido y ahora mismo me muero por sentir tu linda boca en mi verga

- tú lo pediste Cullen, te voy a dar el mejor placer que has sentido en tu vida – dije lamiendo mis labios por lo que iba a hacer

- mmmm y yo te tomaré por acá mi dulce y pervertida esposa – dijo introduciendo un dedo en mi ano, oh, si lo que se venía iba a ser mejor.

miércoles, 25 de enero de 2012

La traicion

aqui les traigo otro cap , mas de este fic chicas por fis dejen sus comentarios al final nada les cuesta , yo tratare de actualizar mas seguido pero el trabajo me tiene loca. les mando mil besitos a todas
Angel of the dark
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CAPÍTULO IV.-

Bella había despertado con una resaca de los mil demonios, se le partía la cabeza y tenía la garganta seca, los ojos hinchados. Antonio no se encontraba en la cama, seguramente le estaba preparando el almuerzo, al ver la hora dio un respingo, eran las 5 de la tarde, había dormido tanto y ahora debía levantarse, tenía que ir a buscar a los niños, ya que se habían quedado con sus padres de acogida Robert y Lilian, habían llegado hace tres días de su última luna de miel. Bella ya había perdido la cuenta de cuantas lunas de miel llevaban sus padres. No eran sus padres biológicos y los conoció cuando estaba por dar a luz, pero ellos se habían portado tan bien con ella que era una chica desconocida que vivía prácticamente en la calle y embarazada más encima, pero ellos le abrieron las puertas de su casa y de su corazón, la adoptaron y hasta el día de hoy la ven como una hija más y le brindan tanto amor y apoyo, ese amor y apoyo que sus padres verdaderos nunca le dieron.

Al llegar a la cocina encuentra una nota de Antonio, ah, él había ido a buscar a los niños y le había dejado el almuerzo listo para calentarlo.

Estaba terminando de comer cuando llegaron, todos venían riendo y cantando, Antonio era fenomenal con los chicos y admirablemente Sophie también venía contenta.

Bella no les dio muchas explicaciones a sus hijos de por qué se encontraba tan rara, pero Ethan se dio cuenta de que no era una cosa cualquiera, su mami se veía realmente triste ¿Antonio le habría hecho daño?, no, él no creía eso posible, el novio de mamá era muy bueno y sería su papá cuando se casaran, pero algo le pasaba a mami y él averiguaría, no le gustaba ver a su mami así, ella era tan linda, tan buena y no merecía estar con penita.

La conversación con Antonio dejó a Bella con un gusto amargo, ya que él se había dado cuenta de que Edward era el padre de sus hijos, dijo que sólo faltaba verlo para darse cuenta de que los niños eran la copia del hombre que había estado en la discotheque anoche.

Bella se sentía muy mal por Antonio, ya que él estaba temeroso de que Bella lo dejara por el padre de sus hijos, al fin y al cabo ella había amado a ese hombre y a veces podría jurar que aún lo hacía, pero Bella le aseguró que eso no pasaría, ella ya no amaba a Edward, ya no, ese amor había muerto y no dejaría a Antonio por nada del mundo, ahora lo amaba a él, eso no cambiaría.

Ese mismo día en la mañana Edward apenas había entrado en su oficina cuando entró como un tornado Rosalie Hale, la hermana de Isabella, la rubia se veía muy molesta y alterada, Edward no era un hombre temeroso, pero esa mujer daba miedo de verdad.

Rosalie estaba más que molesta, ese maldito hombre era el padre de sus sobrinos, Bella nunca había confesado el nombre del asno, pero apenas lo vió supo que era él, el maldito había vuelto a aparecer justo cuando su hermana era feliz y lo había olvidado, maldito Edward Cullen gritaba en su interior.

Ella lo odiaba y se lo iba a dejar bien claro, nadie se metía con su familia y hace años que tenía unas ganas locas de tener frente a frente al hombre que casi destruyó a su hermanita.

Edward se levantó, no permitiría que esa mujer entrara en su oficina y lo taladrara con la mirada, oh no, ella se podía ir al diablo.

- no me marcharé antes de decirte unas cuantas cosas Cullen – Rose casi escupió el apellido

- no permito que nadie venga a tratar de intimidarme en mi terreno, así que fuera de mi vista

- a mi no me vengas a tratar como basura y me voy cuando diga todo lo que tengo atorado por años

- ¿en serio? ¿qué le hace pensar que voy a escuchar algo de lo que tengas que decir?

- Me escucharás, porque si no lo haces todos sabrán la clase de basura que es Edward Cullen y su familia, antes no hice nada por que mi hermana nunca dijo quién mierda era el padre de los niños, pero apenas te vi anoche lo descubrí y no entiendo por qué los abandonaste, ellos son la copia tuya

- ¡mentira!, ellos no son mis hijos, tu hermana miente

- Ella no ha dicho nada, he venido por mi cuenta y tengo las pruebas para que salgas de dudas, pero antes te voy a contar una pequeña historia y me vas a escuchar hasta el final, sino quieres que todos en tu empresa y en los medios de comunicación se enteren que sedujiste a una niña de trece años, canalla

- Maldita sea habla de una vez y piérdete, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, ellos no pueden ser míos.

- Cuando vi a Bella por primera vez, pensé que era una estúpida zorra por haber quedado embarazada tan joven, ella trabajaba en un restaurant de comida rápida, era cajera y era evidente su estado de embarazo, ella se veía espantosa, Dios, ella tenía ojeras de muerte y estaba tan delgada y demacrada, pero aparte de eso no me produjo nada más, en cambio mis padres le tuvieron mucha lástima y empezaron a averiguar sobre ella. El gerente del restaurant dijo que le había dado trabajo porque le daba pena que la chica estuviera embarazada y sola. Esa noche no supimos nada más, pero al pasar los días mis padres estaban preocupados y volvimos al restaurant, pero Bella no se encontraba, según dijeron ella estaba muy enferma, pero nadie sabía donde vivía, cuando volvíamos a casa pasamos frente a un parque y vimos a la chica entrando en una camioneta vieja, mi padre se acercó y ahí fue cuando descubrió donde vivía esa chica, ella vivía en la camioneta, allí dormía, no tenía hogar y embarazada como estaba.

Edward escuchaba atónito lo que la rubia le contaba.

- Después de mucho intentar pudieron convencerla de que se fuera a vivir con nosotros, ella no quería, pero estaba muy enferma y con riesgo de perder a su bebé, cuando se mudó a casa un médico fue a verla y fue enorme la sorpresa, eran dos bebés. Ella lo sabía, pero hacía meses que no se controlaba ya que el último control al que había ido le habían dicho que por la edad le quitarían a los bebés y los darían en adopción. Cuando le preguntaron si estaba embarazada porque la habían violado, ella perfectamente pudo hacerse la víctima y decir que si, pero ella dijo la verdad, que había sido una tonta y se había enamorado y no había sido suficientemente mujer para enamorar a su novio, que él la había dejado y ella se había mudado de ciudad. Yo realmente la odiaba, ella estaba acaparando la atención de mis padre y de mi hermano, todos en la casa se desvivían por ella, yo siempre había sido el centro de atención y ella me estaba robando todo, la trataba mal, la menospreciaba y ella nunca decía nada, sólo tenía atenciones para todos en la casa, nunca quiso estar quieta y ayudaba en lo que más podía, la cocinera le enseñó a manejar la cocina y todos los días hacía postres para demostrar que no era una inútil, mis padres le decían que ella era como una hija más, pero ella replicaba que no quería que la volvieran a acusar de aprovechada y trepadora, que ella estaba acostumbrada a trabajar. Cuando estaba a punto de dar a luz nuestra relación era cada vez peor, yo la insultaba cada vez que la veía y veía que ella sufría por eso, pero yo era tan tonta y egocéntrica. Un día fui a una fiesta y todo se salió de control, esa noche un compañero me violó, es duro para mi decir esto pero es necesario para que sepas el ángel que dejaste escapar, esa noche como pude llegué a casa, estaba destruida, me sentía vacía y sucia, mis padres estaban igualmente destrozados y mi hermano ardía en ira, después de eso caí en depresión, estaba todavía como en shock, me encerré en mi dormitorio, sólo quería estar en cama, no hablaba y casi no comía, en ese lapsus Bella tuvo a los bebés, no los conocía y no me interesaba conocerlos, pero Bella al ver mi situación en vez de burlarse y vengarse de mi ella empezó a entrar a mi dormitorio, trataba de que comiera, que hablara y yo lo único que quería era que se largara esa zorra, pero no se daba por vencida hasta que un día me dijo con voz quedita que extrañaba que la insultara, que lo volviera a hacer, que la gente siempre se sentía mejor cuando la insultaban, ahí sentí algo dentro de mi y enfoqué mi vista en ella, Bella me sonreía y empezó a hablar, a decir que ella era tan tonta que se había enamorado del primer chico lindo que había visto, que él un día en un bar le había dicho que ella era preciosa y ella se había enamorado como tonta, pero era tan fea e insignificante que el chico rico la había utilizado y se había burlado de ella, cada cosa que decía hacía que una rabia me enfureciera, ella lo contaba como si fuera algo normal, como si fuera su culpa que la hayan engatusado, allí hablé por primera vez y le dije que no era su culpa, ella replicó que si era su culpa por enamorarse de alguien inalcanzable para ella, que ella no podía inspirar nada de afecto en las personas, pero si tenía suerte sus hijos si la querrían. Fue la primera vez desde que la conocí que sentí lástima y aprecio por ella, ella no era una zorra, lo sabía, ella era una pobre niña con el corazón roto. Esa misma noche fui a su habitación y ella estaba llorando abrazada a sus pequeños bebés, era la primera vez que la oía llorar, ella siempre estaba tan feliz, dando sonrisas a todos, tratando de que todos estuvieran contentos, pero su realidad era otra, mi pobre hermana sufría y lo hacía en silencio para no molestar a nadie, desde esa noche me levanté y nunca más caí en depresión, desde esa noche ella es mi hermana y la amo como si nos uniera la sangre, ella es la persona más valiente que he conocido, es una excelente madre y muy trabajadora, es la mejor hermana que podría desear y mis sobrinos son maravillosos, inteligentes y aman a su madre por sobre todas las cosas. ¿sabías que Bella no tenía necesidad de trabajar?. Mis padres la adoptaron legalmente, sus verdaderos padres son un asco y a cambio de dinero firmaron darle en adopción a Bella a mis padres, aún con todo el dinero de mis padres ella siempre trabajó para mantener a sus hijos, tuvo hasta dos trabajos al mismo tiempo, y además estudiaba porque no quería que sus hijos se avergonzaran de ella por no tener estudios, le costó bastante, pero lo logró y cuando Ethan estuvo enfermo y el dinero de ella no alcanzaba mi padre le dio, pero ella lo tomó como préstamo y allí fue cuando se le presentó la oportunidad de trabajar como modelo, ella no lo podía creer, ella siempre se vió como una chica fea y sin gracia, a pesar de que nosotros siempre le decíamos lo hermosa que era, además habían varios muchachos enamorados de ella, ella nunca creyó que fuera linda, pero por el dinero aceptó y allí la tienes, famosa, glamorosa. Nunca tuvo otro novio que el padre de sus hijos hasta que después de un año de conocer a Antonio aceptó ser su novia. Te digo todo esto para que sepas la mujer que perdiste, ella es feliz, no la lastimes más, nunca la amaste así que por favor no la busques, debes tener mujeres de sobra, no busques a mi hermana, ella no se lo merece, a pesar que digas que no son tus hijos te demostraré lo equivocado que estás, tampoco te los mereces, pero quiero que sepas lo que te perdiste y que nunca más pongas en duda la palabra de mi hermana ni que la trates como a una zorra porque no lo es.

Rosalie le tiró un cd a Edward y salió tal como entró, ya había dicho lo que tenía atorado, defendió a su hermana y le demostraría a ese estúpido lo hermosos que eran los hijos que tanto había despreciado.

Edward aún anonadado por la información que le soltó la rubia sobre Isabella no atinó a decir nada cuando la rubia se iba, tomó el cd y receloso lo ingresó al computador sobre su escritorio, prendió la pantalla y lo primero que vió fue una fotografía de Isabella embarazada, se veía tan triste, tal como dijo Rosalie estaba tan delgada y demacrada, la siguiente foto era de Isabella con dos bultitos en la clínica, ella sonreía, pero en sus ojos había tanta tristeza, la siguiente foto lo dejó anonadado, eran los hijos de ella y se veían tan lindos mirando fijamente la cámara, pero eso no fue lo que lo impresionó, sino que esos niños de un año aproximadamente eran idénticos a él a esa edad, mismos ojos, mismo color de cabello, las fotos fueron pasando y los niños cada vez se parecían más a él. ¿Dios cómo era posible?, ellos eran sus hijos, eran idénticos a él, pero él no podía engendrar. La cabeza le daba vueltas y a medida que más fotos pasaban recordó las cosas que le había contado Rosalie Hale sobre Isabella, Dios si esos hijos eran suyos le faltaría vida para arrepentirse, si esos hijos eran suyos Isabella jamás le perdonaría lo que le hizo, ella había sufrido tanto, tanto desprecio, tanta necesidad, tanto sufrimiento y aún así había sacado adelante a esos niños que cada vez estaba más convencido que eran suyos. La última foto llegó y era reciente, al parecer era del último cumpleaños de los niños, Bella estaba con ellos apagando las velitas del pastel y reían abiertamente a la cámara, los niños se veían felices, hermosos y dichosos y él se había perdido todos esos recuerdos, sin poder evitarlo él Edward Cullen, el gran empresario, el gran amante, el hombre frío y seguro de si mismo lloró, lloró como cuando creyó confirmar que su Bella lo había engañado, lloró como cuando roto de amor se fue a refugiar a Italia, lloró por sus hijos, por Bella, por las malditas mentiras que los habían separado.

Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia la oficina de Alice, tendría una seria conversación con ella, le debía muchas explicaciones y no le temblaría la mano, aunque se tratara de su hermana ella pagaría el inmenso dolor que había causado y que aún no sabía el motivo para haberlo hecho.

Iba a entrar bruscamente cuando escuchó a Alice hablar por teléfono y alcanzó a escuchar que hablaba con su madre. Escuchó atentamente y aunque sabía que ella le había mentido fue muy duro para él enterarse por su propia boca todas las mentiras en las que había incurrido.

- si mamá, algo debemos hacer, Edward ya sabe sobre los hijos de Isabella, él dijo que no la buscaría, pero sabes como es él con el tema de esa mujerzuela, se que en cualquier momento se encontrarán y la verdad se sabrá

- …..

- Claro que estoy asustada, le mentimos, lo engañamos, le hicimos creer que Isabella lo engañaba y sin contar que él cree que es estéril

- ….

- Él no puede enterarse de la verdad mamá, no ahora, me va a odiar por siempre, a pesar de lo que hice es mi hermano y lo quiero.

- ….

- No, ella se va a casar, no hay riesgo de que ella entre a la familia, y antes de que pudiera ocurrir, nuevamente la sacaría de nuestras vidas, esa mujer no es competencia para mi, ella no merece a mi hermano, ella es demasiado buena persona para sobrevivir en nuestro mundo, él necesita alguien con clase, alguien de nuestro nivel, no esa pobretona venida a más.

Edward no aguantó más y entró dando un portazo, Alice chilló al darse cuenta de que Edward la había escuchado y colgó el teléfono. Trató de buscar alguna excusa para zafarse de la situación.

- no trates de inventar nada, escuché todo y además tengo las pruebas de que los hijos de Bella son míos

- no, eso no es posible – trataba Alice de convencerlo aunque era inútil, ella misma lo había confirmado por teléfono

- maldita sea deja de mentir, he descubierto todo y ahora mismo vamos a aclarar todo con nuestra madre – Edward la tomó fuertemente del brazo y la arrastró hasta la salida, todos miraban la escena, pero a Edward le importaba una mierda, él era el dueño y podía hacer lo que le diera la gana.

Al llegar a la casa de Esme Cullen, viuda y madre de Edward y Alice, veía por la ventana del segundo piso a su hijo arrastrar a su Alice de forma violenta, nunca lo había visto tan enojado, tan violento. Edward arrastró nuevamente a su hermana hacia el interior de la casa y al llegar al salón la aventó con fuerza sobre el sofá, inmediatamente llamó a gritos a su madre quien al escuchar el alboroto bajó temblorosa las escaleras para reunirse y hacer frente al daño que le habían causado a su hijo.

- ¿POR QUÉ? – rugió Edward enfurecido

- Hijo deja que te explique por favor

- ¿qué mierda vas a decir? ¿otra mentira? ¿cuántas más van a decir?

- Hijo lo hicimos por tu bien, ella no era correcta para ti, tú eres de clase, eres millonario, de alcurnia, ella sólo es una muchachita insignificante

- No hables así de Bella, ella es lo mejor que me pudo pasar en esta puta vida y ustedes lo arruinaron todo ¿cómo se atreven a hablar mal de ella cuando ella tuvo que enfrentar su embarazo prácticamente sola?, me envenenaron en contra de ella y yo estúpidamente les creí, maldita sea son mi familia y me traicionaron, me dañaron y lo que es peor dañaron a mis hijos

- No puedes estar seguro que esos niños sean tuyos

- ¿estás segura de eso madre? – enseguida sacó un sobre que contenía algunas fotos de sus hijos que había impreso después de verlas y se las arrojó a su madre para que las viera, Alice por su lado estaba casi echa bola en el sofá y sólo miraba con miedo a su hermano. Esme temblorosa recogió las fotografías pero no las miró

- ¡MÍRALAS! Y dime si no son tus nietos – Esme las miró y ahogó un grito al ver las caritas de los niños, caritas tan parecidas a las de su hijo, sólo pudo llorar, pero Alice se levantó y encaró a su hermano, ya todo estaba perdido, así que más daba enfrentarlo.

- ¿y qué si son tuyos?, esa zorra igual te engañó, se acostó con Jasper, yo misma los vi, por eso lo dejé

- Mentirosa, ellos jamás han sido amantes, conversé con él, él se va a casar y Bella va a ser la madrina de la boda, ahora son buenos amigos gracias a lo que tú le hiciste a ella, él después de dejarte la buscó para ayudarla y son amigos, tú fuiste la que lo engañaba, él te vió con otro hombre en la cama y dice que ese no fue el único y le creo, ahora le creo todo, eres una arpía y te odio, Jacob el otro supuesto amante de Bella es gay, siempre lo ha sido y lo he comprobado, tiene novio y también es amigo de Bella ¿cómo puedes ser tan mala y yo nunca haberme dado cuenta antes?

- No te diste cuenta porque estabas todo el día pensando en esa chiquilla insignificante, en esa golfa que se metió en tu cama y se embarazó a propósito para cazarte

- No vuelvas a hablar de ella en esa forma otra vez, ella nunca fue una golfa y tú lo sabes bien ¿por qué Alice? ¿por qué lo hiciste?

- ¿quieres saber por qué? Bien te lo diré ya que estamos hablando con claridad, además después de esto seguramente no me querrás ver de nuevo

- En eso tienes razón, no quiero volver a verte nunca más, la empresa es mía, todo es mío, pero no soy un bastardo y te daré una pequeña fortuna para que desaparezcas de mi vida para siempre, ahora habla

- Siempre la odié, desde el primer momento en que me la presentaste, siempre supe que esa mujer te conquistaría, que te enamorarías de ella perdidamente, eso no me convenía, nuestro padre te dejó todo a ti en vida y a mi nada, no quería perder las regalías y si tu te casabas y formabas un hogar toda la fortuna pasaba directamente a tus hijos y nuevamente me quedaba sin nada, no puedo vivir sin dinero y tú me quitarías todo para dárselo a ella, a una niñita de trece años por Dios ¿y yo dónde quedaba? ¿cómo iba a sobrevivir? ¿cómo iba a costear mis lujos?

- No puedo creerlo, todo por dinero, maldición Alice, jamás te hubiera dejado en la calle, tengo dinero de sobra, además eres mi hermana y aunque mi padre me haya dejado todo a mi siempre he sido consciente de que la empresa que heredé era de los dos, nunca te hubiera dejado en la calle, nunca, pero ahora, ahora no te mereces nada, nada de lo que tengo, no tenías ningún derecho de arruinarme la vida por la sucia plata, eres peor de lo que pensé, ahora largo de mi vida, fuera de mi empresa, mi abogado se contactará contigo para darte lo que estime conveniente, no quiero volver a verte nunca más.

- Edward….

- Largo de mi vista y me alegro mucho que Jasper viera la arpía que eres, se que en el fondo lo amaste y aún lo amas, pero él es feliz, se va a casar con una linda chica y tú no tienes nada, absolutamente nada, estás vacía Alice, tanto odio, tanto rencor te dejó seca por dentro.

Alice salió corriendo llorando por las últimas palabras de su hermano, eran verdad, todo lo que dijo era verdad, después que Jasper la dejó se dio cuenta de que en verdad lo amaba, pero ya era tarde y él no quiso saber nada más de ella y ahora que se enteraba que se iba a casar, que estaba enamorado y feliz le partía el corazón, ahora sólo esperaba que su hermano cumpliera su palabra y no la dejara en la calle, ella no podía vivir sin dinero, su estilo de vida era carísimo, le gustaban demasiado las cosas lujosas.

Esme aún seguía mirando las fotografías, las repasaba una y otra vez. Había sido una tonta, ella pensó que protegía a su hijo al inventar que era estéril, ella no quería que una cualquiera se aprovechara de él, por eso había creído fervientemente en la palabra de su hija cuando le dijo que Bella era una trepadora y que se acostaba con todos los muchachos del pueblo incluyendo a Jasper. Por supuesto cuando Edward encontrara a una mujer digna ella misma le diría la verdad sobre su esterilidad, pero después de la muchacha Swan Edward nunca más mostró interés por una sola mujer y ahora que veía las fotografías de sus nietos se sentía tan mal, pobre muchacha, ellas le habían echo tanto daño, a ella, a sus nietos y a su propio hijo, no se lo perdonaría jamás, su hijo no la perdonaría nunca.

Edward salió encorvado de la casa de su madre, ella le había explicado sus razones y por un lado la entendía, pero eso no justificaba sus acciones y no la perdonaría, ellas no tenían derecho de arruinarle su vida, había perdido al amor de su vida, a la única mujer que había amado, Dios de sólo pensar en todas las cosas que le dijo cuando ella le comunicó que estaba embarazada, la manera en que la trató lo llenó de vergüenza, en ese tiempo la amaba tanto y su supuesta traición le había roto el corazón y movido por la ira había le había dicho las cosas más hirientes que se le habían ocurrido, la había visto llorar de desesperación, había visto cómo Alice la golpeaba y no había echo nada para defenderla, es más había besado y manoseado a la zorra de Tanya delante de su ángel, su niña que llevaba a sus hijos en su vientre. Su niña que había tenido que huir del pueblo con la vergüenza de ser madre soltera y despreciada, había vivido en la calle, en una puta camioneta, pasando necesidad, hambre y frío, le habían querido quitar a sus hijos y ella había sido tan valiente, luchadora y tenaz para tenerlos a pesar de tener tan corta edad y no tener un dólar en los bolsillos y él dándose una vida de lujos y llenando su cama de mujeres para poder olvidarla.

Al llegar a casa volvió a llorar como niño pequeño, porque así se sentía, un niño pequeño en comparación a Bella, ella había sido mucho más adulta que él en todo sentido.

Trató de poner sus pensamientos en orden, él debía acercarse a Bella, tratar de explicar lo que había ocurrido, debía pedir perdón por tanto daño, por tantos años de abandono, ella nunca lo había traicionado, él lo había echo, la traición era por parte de él, por no creerle, por hacerla sufrir, por abandonarla en el momento más difícil de su vida.

Se levantó y se dirigió a su armario, allí buscó en la parte más profunda de un cajón y sacó una pequeña caja de madera que tenía escondida, al abrirla los recuerdos lo golpearon, allí se encontraba su pequeño tesoro, ese que a pesar de negarlo lo tenía guardado como su corazón, lo abrió y en seguida vió las fotografías, esas que eran de los meses más felices de su vida, meses en que compartió abiertamente su amor con Bella, se veían tan felices y enamorados en las viejas fotos, todas eran en su casa, ya que su romance era secreto, allí estaban en el sofá viendo una película, en la sala de música donde él tocaba el piano para ella mientras su amor lo acompañaba sentada en el banquillo mirándolo con amor, en su cama, esa que tantas horas de pasión, de amor y de entrega presenció. Sacó una pequeña cajita forrada en terciopelo, esa que contenía el anillo que había pertenecido a su abuela y que él había colocado en el dedo de Bella cuando le pidió matrimonio, anillo que ella le arrojó cuando él la despreció diciéndole que el anillo que le había dado era una baratija y que no pensaba casarse con ella, que esa nunca había sido su intención, tantas mentiras dijo ese día, mentiras que tenía clavada en el alma y que nunca había podido superar, porque él aún la amaba, siempre lo había echo, incluso cuando pensaba que la odiaba él la amaba más que a nada en el mundo.

Dos días habían pasado desde que Edward supo la verdad aplastante, dos días en los que se ahogó en alcohol, recuerdos, llantos y dolor, mucho dolor. No sabía qué paso seguir, qué hacer, debía hablar con Bella ¿pero cómo?, debía acercarse a sus hijos, conocerlos ¿pero cómo?, ellos tenían su vida, esa familia feliz no sería nunca suya, él los había perdido al no darles la más mínima posibilidad de fe, fe en ese ángel hermoso que él despreció por darles razón a su familia, no creyó en ella, no creyó en su amor, se dejó envolver por las mentiras, por el egoísmo, por el sucio dinero, se volvió ciego de dolor y lastimó lo único importante que había tenido en su puta vida, su Bella.

Dios, mi Bella, cuanto debes haber sufrido, hambre frío, necesidad, dolor, traición, soledad, cuánto debes haber llorado mi niña ¿cómo pude desconfiar de tu amor, de tu entrega?.

Un día más pasó en ese estado lamentable, deambulando entre la embriaguez y la lucidez. Edward era consciente de una sola cosa, debía levantarse, debía ser fuerte y enfrentarse a su monumental error, debía enfrentar el dolor de ver el odio reflejado en sus hijos, por que el odio de Bella ya lo había visto en sus hermosos ojos, pero debía tratar de enmendar el daño, tratar de ver a sus preciosos niños aunque fuera de lejos, pondría su vida en manos de Bella, su decisión, sus condiciones, se arrastraría si fuera necesario, acamparía fuera de su casa hasta que ella aceptara que él aunque no lo mereciera viera a sus hijos.

Agarró el teléfono y en veinte minutos tenía la dirección de Bella, temblando como si fuera una puta hoja arrancó el auto y se fue a implorar perdón, redención, suplicar que no le dejaran en el limbo en el que estaba viviendo.

Al llegar a la casa de Bella quedó asombrado, la casa era hermosa, grande, los jardines extensos, muchas flores y árboles, donde seguramente correteaban sus hijos felices, donde reían, pero no pudo entrar, la enorme reja se erguía marcando límites entre la felicidad y la desdicha, desde la caseta del guardia salió un tipo enorme con cara de pocos amigos.

- no puede estacionarse acá, es una vivienda privada

- lo se, busco a la señorita Bella

- no se encuentra – maldición Edward necesitaba verla enseguida

- la esperaré

se sentó en su coche a esperar a un costado de la garita del guardia, habían pasado dos horas cuando vislumbró que un coche se acercaba, la reja se abrió y el corazón de Edward latió a toda velocidad, eran ellos, salió del coche y allí escuchó las voces más hermosas, era como un coro de ángeles, venían cantando canciones infantiles y reían, por Dios, sus niños reían felices.

El auto era manejado por Bella, sus hijos venían en la parte posterior, venían de una pequeña fiesta en casa de sus padres, esta vez no la acompañaba Antonio, él tenía grabaciones temprano y Bella estaba cansada. Ella no se dio cuenta de que un auto esperaba cerca de la reja de su casa, no se percató del hombre que la esperaba con ansias, saludó al guardia cuando esperaba que el hombre abriera la verja para poder entrar a la casa, allí el guardia informó que un señor estaba esperando hacía varias horas.

Edward se acercó y allí pudo ver a sus pequeños, iban con las ventanillas abiertas, reían gozosos.

Bella quedó muda al ver a Edward Cullen acercarse, no reaccionó, quedó estática en la entrada de la casa, Dios, sus hijos, él vería a sus hijos, debía hacer algo, entrar apresuradamente a refugiar a sus tesoros de ese hombre cruel, pero era demasiado tarde, él ya los había visto y pudo vislumbrar en los ojos del hombre el entendimiento, él ya sabía, sabía que eran sus hijos, sangre de su sangre, hijos que despreció, hijos que crecieron sin un padre que les dijera lo mucho que los amaba.

Mientras Bella y Edward estaban estáticos perdidos en sus pensamientos un gritito los sacó del aturdimiento.

- PAPITO VINISTE, yo sabía que vendrías

La pequeña Sophie vio a ese hombre hermoso que la visitaba en sus sueños, era su papi, ella sabía que él vendría a buscarlos, él lo decía en sus sueños, a la velocidad del rayo se deshizo del cinturón que la aseguraba a su sillita y sin medir consecuencias bajó del carro y se lanzó hacia su papi que estaba como estatua.

- yo sabía, yo sabía que nos amabas papito, tú me lo decías en mis sueños, yo sabía que vendrías a buscarnos, te amo papito hermoso, te amo tanto. – sollozaba la niña aferrada a las piernas de Edward que como en estado de shock alzó a la niña en sus brazos y en un abrazo lleno de ternura la aferró a su cuerpo mientras él también lloraba.