Dark Chat

lunes, 9 de enero de 2012

Muy salvaje para ser dominado

CAPÍTULO 07
Bella giraba en un pequeño círculo en el centro de la biblioteca, la felpa de la alfombra persa hundiéndose bajo sus pies desnudos. Había esperado hasta al anochecer antes de salir a hurtadillas de su dormitorio, hasta que un gran silencio cayó sobre la casa.
Durante el día, una visita a la biblioteca habría sido imposible. No con todo el mundo aun
tratándola como una invalida, y no con la señora Crosby haciendo de guardia.
Sin embargo, de pie en el centro de la enorme habitación, tan grande como una catedral, se alegro de haber esperado. Era un momento reverente, casi espiritual. Parada allí, sola, con tantos libros, no quería compartir la experiencia.
Nunca en su vida había visto una colección como esta. El viento aullaba afuera, haciendo vibrar una gran ventana con parteluz, que daba al paramo iluminado por la luna. Vestida con un delgado camisón de algodón, Bella se estremeció, mitad de frio, mitad de anticipación. El fuego se iba extinguiendo en la chimenea, y el olor a madera quemada se mezclaba con el perfume de cuero y pergamino. Ella respiro hondo. El paraíso.
Se abrazo y se balanceo sobre las puntas de sus pies. La señora Crosby no había exagerado. La biblioteca era enorme. Más que impresionante. Echo hacia atrás su cabeza abarcando el arqueado cielo raso de doce metros. Los libros se extendían hasta el Cielo mismo. Con la excitación desbordando su corazón, comenzó en una dirección, luego se detuvo y se volvió a otra, sin saber por dónde empezar. Porque comenzaría. Todas las bibliotecas se organizaban con algún tipo de sistema en mente. Bella se propuso aprender el diseño de esta lo más rápidamente posible. Había llegado armada con sus anteojos de lectura. Un verdadero indicador de su seriedad teniendo en cuenta que aborrecía el necesitarlos. Desde el primer día en que se los puso y su abuela retrocedió como si hubiera enfrentado a la misma Medusa. Empujándolos hacia arriba de su nariz, empezó justo a la izquierda de la puerta, arrastrando con reverencia la punta de sus
Dedos sobre los lomos de cuero.
―.Que esta haciendo aqui? ―sono una voz profunda desde atras.
Bella se giro, ahogando un grito. Edward la miraba desde un sofa, donde se habia repantigado
―un gran gato salvaje, todo largas lineas de musculo, ligeramente curvado. La fuerza y el peligro acechaba bajo su aspecto aparentemente perezoso. .Como no lo habia visto al entrar a la biblioteca? .Como no lo habia notado?
El la miraba desde bajo sus pesados parpados, su maliciosa mirada oscurecida con el resplandor del fuego. Al parecer, la había observado desde el momento en que ella entro en la habitación
―mientras ella se quedaba boquiabierta y daba vueltas en círculos como una niña tonta. Su sangre ardió de mortificación.
―Oi que poseía una esplendida biblioteca ―junto las manos delante de ella, esperando que no se diera cuenta de cómo temblaba su voz. ―Vine a verla yo misma.
Su mirada paso por la cascada de cabello sobre sus hombros, haciéndola desear que se hubiera tomado el tiempo para echarlo hacia atrás.
―Debería estar en la cama.
Mojando sus labios, trago saliva y dijo:
―He dormido lo suficiente…
―Estas enferma ―su dura mirada se fijo en su rostro como si pudiera ver más allá de carne y hueso, hasta todo lo que ella escondía. ―Debería tener más sentido que estar en pie.
Especialmente vestida solo con camisón.
El calor abraso sus mejillas. Sacándose sus gafas, Bella alzo la barbilla y lo miro con la misma desaprobacion.
―Quisiera que todos dejaran de tratarme como si fuera un trozo de cristal, que tiene que ser manipulado con cuidado.
―Está gravemente enferma…
―Un leve resfrió, nada más.
La estudio por un largo momento, su mirada intensa. Ella le devolvió la mirada y se mantuvo firme, con la barbilla alzada. Finalmente, el se encogió de hombros como si su bienestar no tuviera importancia. .Y por que debería tenerla?
Su cara ardió al recordar la forma en que había coqueteado con ella. El recuerdo de sus manos sobre su cuerpo encendió un retortijón de calor en su vientre. Una mujer sin nombre cruzándose en su camino podría ser adecuada para el coqueteo ―pero no una dama con la que su abuela esperaba que se casara. El no quería tener nada que ver con ella. Tal vez el querría cuando la creía una mujer anonima. Pero no ahora. No ahora que conocía su identidad.
―.Que esta haciendo aqui? ―incorporándose hasta quedar sentado, hecho un brazo por el respaldo del sofá y señalo la habitación con la otra mano. ―No pertenece aqui.
―Como dije, quería ver su biblioteca…
―No. Aquí. A Massen Hall.
Presionando sus labios, dudo acerca de que tan sincera podría ser. Sin duda, el había acabado con toda necesidad de sutilezas entre ellos cuando le había ordenado que se fuera de Massen Hall con toda la delicadeza de un ogro.
Con esa ardiente humillacion en mente, se burlo:
―Vamos, Lord Massen. Usted sabe por que estoy aqui.
―Para atrapar a un marido ―replico el, su voz dura, cortante. ―Yo.
―Ese seria el deseo de mi familia, si ―Bella respiro hondo, dispuesta a explicar que el no tenia que temer ninguna presión de ella a ese respecto. Que era tan victima como el, que ella no tenia ningún deseo de presionarlo por una declaracion. Que ella no tenia ningun interés en el matrimonio, en entregar su preciosa libertad a un marido.
Solo que el nunca le dio la oportunidad de explicar.
―Ahórrese la molestia ―gruño. ―No tengo ninguna intención de casarme. Nunca. Mi abuela lo sabe, entiende, simplemente no puede aceptarlo.
Inclinando la cabeza, ella lo observo con curiosidad. Nunca había conocido a un caballero
Opuesto al matrimonio. Se tenía que considerar los herederos, despues de todo. Y alianzas familiares a realizar. Intrigada, Bella le pregunto:
―.Usted no quiere un hijo? .Un heredero?
Su rostro se endureció, convenciéndola de que ella toco un nervio.
―No ―la palabra cayó como una piedra, dura, terminante. No permitía discusión.
―.Por que no?
Fruncio el ceño e incluso en la penumbra pudo ver un musculo saltar airadamente en su
mandibula.
―No tiene la menor idea de como contener su lengua, .verdad?
Ella se lo quedo mirando, esperando.
Suspirando, se paso una mano por el cabello y confeso:
―No puedo tener hijos.
Ella se llevo una mano a los labios.
―Oh, lo siento mucho.
―No ―mordio la palabra, poniendo los ojos en blanco. ―No los tendre ―sacudiendo la cabeza, le pregunto: ―.Su abuela no le explico la maldicion Moreton antes de enviarla aqui? ―le dirigio una mirada de lastima, de esas que parecian decir, pobre tonta.
Bella meneo la cabeza, una lenta sensacion de temor apretando su pecho.
El sonrio melancolicamente.
―Ah, el cordero del sacrificio. .Tendre que explicarle exactamente lo que su familia ha trazado para usted?
El temor creció en su pecho, sin dejar espacio para el aire. Incapaz de hablar, ella asintio
Enérgicamente para que el continuara, que lo confesara todo.
―Su abuela la envió a la cueva del león bastante poco preparada ―su sonrisa sin humor
Decayó y se volvió a estudiar las llamas de la chimenea. ―Pero tal vez ese era su plan. Que esos ojos bonitos parpadearan de una forma tan cándida. Con una ingenuidad tan encantadora ―se interrumpió con un resoplido.
Ignorando deliberadamente su ambiguo cumplido, ella espeto:
―Lo que dice no tiene sentido. .Que maldición?
―La locura, querida. Porfiria. Así de grave ―declaro, su voz dura como el granito. ―Mi padre fue víctima de ella ―su expresión se volvió indescifrable. ―Al igual que mi hermano menor. Locura? No había estado bromeando. Bella vio su perfil con atención, como si ella pudiera  discernir si la locura de la que hablaba estuviera acechando bajo su duro exterior, verla en las profundidades ahumadas de su mirada, en la línea inflexible de su mandíbula, en la boca ancha y en los labios gruesos.
Se volvió entonces y la sorprendió mirándolo fijamente. Una sonrisa de complicidad torció su boca.
―Si, esta ahi, corre espesa en mi sangre. Algunos dicen que ya ha surgido ―el encogio un
amplio hombro como si importara poco.
Una imagen del granuja del camino, el que habia estado a punto de atropellarla con su caballo, el que coqueteaba descaradamente, el que jugaba con cuchillos por diversión, paso por su cabeza.
―Explica mucho, .no? ―pregunto el, sus labios curvados en una sonrisa extrana, sin humor. Como si estuviera decidido a no sentir nada, como si la locura no proyectara ninguna sombria sobre su vida.
Sin embargo, sus ojos lo traicionaron. Ardientes, decididos, ellos brillaban como azabache
pulido, el gris no se evidenciaba por ninguna parte. La vista hizo que su corazón latiera mas fuerte en su pecho. Una reacción puramente femenina ―una por la que se reprendió fuertemente.
―Asi que ya ve ―continuo, ―no voy a tener hijos. No pondre en riesgo las generaciones
futuras.
Ella froto la base de la palma de su mano contra su sien, tratando de entender por que su
abuela querría casarla con un hombre agobiado por tal enfermedad.
―Pero mi abuela dijo que usted era un partido…
―Dinero, querida ―la interrumpió el con fuerza, sus palabras haciendo eco dentro de la
habitacion cavernosa, en los rincones más recónditos de su corazón ―una sentencia de muerte que marco un fin a la fe que se aferraba, a la creencia de que su familia la consideraba por encima de la cuestion del dinero.
―Muchas familias con mucho gusto se olvidarian de mi linaje manchado, por un pedazo de la fortuna de los Massen ―dijo, su voz rodando sobre ella como una niebla  anestesiante
―penetrante, devoradora, arrasadora.
Familias como la de ella.
Un calor vergonzoso se arrastro hasta su cuello y su cara.
Y anadio:
―Adivino que su familia esta en una extrema necesidad de fondos.
Ella hubiera querido negarlo, negar que ella pertenecia a una familia como esa ―negar que su corazón no se estaba rompiendo al pensar que a su abuela ella le importaba tan poco. Abrio la boca, pero no surgió ningún sonido.
―Puede ser que seamos los Locos Massen ―prosiguió, sin molestarse en esperar su
Respuesta, ―pero tenemos más dinero del que necesitamos.
Más dinero del que necesitamos. Eso sería el único requisito de su familia.
Se sento en una silla, sus piernas temblorosas no pudiendo sostener su peso. La bilis subio de vuelta a su garganta cuando una fría comprensión se apodero de ella. .Su abuela la iba a entregar a un loco, por lo holgado de sus bolsillos? Bella habia creido que ella la amaba. Al menos tanto como podria amar a alguien. Cierto, su abuela se esforzaba por verla casada, pero Bella no la había creido tan desesperada, tan insensible. No iba a poner en marcha ese plan a pesar de su hermano y su esposa. Bertram y Astrid la venderian al sultan de Turquia, si la abuela se los permitiera.
El continuo, el timbre de su voz aterciopelado no hacia nada para calmarla.
―Ahora que lo sabe, puede irse y considerese afortunada por haber escapado.Irse? .Volver con su familia?
Alzando la mirada, ella meneo la cabeza.
―No ―absolutamente no. Mas que nunca estaba decidida a permanecer aqui. Para escapar. Al menos durante el tiempo que pudiera. La abuela le habia advertido que esta temporada no seria como las demas ―se habia propuesto que para cuando terminara, Bella estaría comprometida.
―.Que quiere decir con 'no'? ―el se levanto, dos grandes zancadas le permitieron quedar
Frente a ella.
Evidentemente, habia hablado en voz alta. Echo hacia atrás su cabeza para abarcar la gran
longitud de el elevándose sobre ella. Se humedeció los labios y se dijo que el no la intimidaba.
―No tengo ningún deseo de casarme con usted ―dijo fríamente, tratando de sonar practica, natural. ―Y usted no tiene el menor deseo de casarse conmigo. .Que más da si yo me quedo aqui? Me vendría bien un pequeño refugio.
―Un pequeno refugio ―repitio el. ―.De que desea escapar?
―Cuando vuelva a casa, mi familia va a empezar donde se quedaron, arrojandome caballeros cuyos bolsillos son lo bastante grandes como para cubrir las deudas de mi hermano ―levanto un hombro en un encogimiento descuidadamente afectado, como si ese hecho no le apretara el pecho y le diera picazón en la piel. Como si ella no se sintiera como una mercancía que se compra y se vende.
―.Y el dinero no le interesa? ―su mirada escéptica se deslizo sobre ella, deteniéndose en sus pies descalzos, que se asomaban por debajo del borde de su camisón. ―.Prefiere ser dueña de camisones hecho jirones con los bordes deshilachados?
El aire se le escapo en un zumbido. Asi que su vestuario era un poco miserable. El no era ningún modelo de la moda.
―La necesidad de fondos motiva a mi familia. A mí no ―enderezo su columna vertebral donde estaba sentada, resistiendo el impulso de colocar sus piernas debajo de ella y ocultar su dobladillo deshilachado. ―.Es tan dificil imaginar que quiero…?
―.Seguir siendo una solterona? ―termino por ella. ―Si.
Sus manos se apretaron en un puno a sus costados.
―Como usted, yo tengo mis razones para evitar el matrimonio.
Sus labios se arquearon en una sonrisa de desprecio. El bajo la mirada hacia ella de esa forma burlona, escéptica que la hacía rechinar los dientes.
―.Locura en su familia tambien?
Le parecería extraño a él ―a cualquiera, ―que quisiera vivir su vida soltera, compadecida y vilipendiada por la sociedad. Pero había libertad en ello. Ninguna atadura. La libertad de no responder a un marido, de ser sometida a su voluntad de hierro. Libertad de levantarse e irse cuando su madre viniera a buscarla. Tal vez fuera una tontería aferrarse a ese sueño en particular.
Sobre todo ahora, ocho años después. Sin embargo, Bella recordaba a la madre que le había leído, hablaba con ella durante largas horas, desestimado a la institutriz de modo que ella misma pudiera enseñar a su hija sus mitos griegos favoritos. Esa madre había prometido venir por ella,
Prometió que vivirían una vida de grandes viajes y de ocio juntas. Sin maridos.
Ella alzo sus ojos hasta su mirada expectante. El nunca lo entendería. Y ella no tenía ninguna intención de revelar tanto de si misma con el fin de explicarse.
―Mis razones son mias y ninguna le concierne.
―Conveniente ―se burlo. ―Sin embargo, si esto es algún truco o una estratagema para
Permanecer aquí, en un intento de persuadirme para casarme…
―No lo es ―espeto ella, la indignación consumiéndola, quemando su bajo vientre. ―Se da demasiado crédito ―.No tenia fin su arrogancia?. ―Incluso si estuviera interesada en encontrar un marido, no lo consideraría a usted.
―.No soy lo bastante rico? ―alzo una ceja. ―.O necesita riqueza y un árbol genealógico sin Ninguna amenaza de locura?
No. Esas razones palidecieron al enfrentar su verdadero temor. Incluso si llegaba a casarse, nada la motivaría a elegirlo, un hombre que podía reducirla a una masa temblorosa de nervios.
Trago saliva y se esforzó por demostrar valor.
―No tiene por qué tener miedo ―ella paso una rápida mirada sobre el, transmitiendo su
desdén. ―Está a salvo de mi.
―No tengo miedo rechino, su pecho expandiéndose.
Con una audacia que incluso la sorprendió, ella replico:
―Bien. Porque me han invitado aquí, y no tengo ninguna intencion de dejar Massen Hall hasta que este bien y lista.
Sus fosas nasales se ensancharon de desafio.
Incapaz de detenerse, ella se recostó en su silla. Tocando con sus dedos los brazos acolchados, lo provoco mas aun.
―Mejor vaya acostumbrándose a verme.
―Cuidado, señorita Pastel de Barro ―gruño. ―Puede llegar a lamentar su decisión.
Erizada ante la referencia de su menos que digno primer encuentro, ella lanzo:
―Solo las personas que no se conocen se lamentan. Me conozco muy bien ―Poniéndose de pie, pensó irse con ese anuncio final y resonante.
Sin embargo, su respiración se acelero al verse pecho con pecho con el. Sus miradas se
Encontraron. Sus ojos verdes se profundizaron, verde-negro, recordándole la primera vez que lo vio, maldiciendo y escupiendo como un loco en medio de una tormenta, sus ojos idénticos a los campos verdes oscurecidos.
Se inclino, acercándola aun más contra la pared de su pecho, a su primitiva presencia. Sus
Sentidos se llenaron de el. Su olor almizclado. Su estatura imponente. La increíble amplitud de su pecho, que parecía extenderse indefinidamente. Su intensa mirada quemaba en lo profundo de ella, abrasando su alma. Presa del pánico, retrocedió un paso. La silla golpeo sus muslos, impidiendo su retirada.
―Tenga cuidado ―susurro él a su oído. ―Si se queda, no espere ni un penique de mi. Aquí no la quieren.
Ella negó con la cabeza, aturdida de porque simplemente no podía creerle ―.Por que se
Rehusaba a verla como algo más que una intrigante caza-fortunas. .Realmente  presentaba una amenaza?
Levanto las manos para empujar su pecho, luego lo pensó mejor. Recordaba muy bien como solo sentirlo la desarmaba.
Curvando los dedos en sus palmas, dejo caer las manos a los costados. Al no ver otra opción, ella se acerco con el fin de lograr pasar. Sus pechos rozaron la pared de roca de su pecho. Sus pezones se estimularon ante la atención, las puntas endurecidas, irritadas contra el fino algodón de su camisa de dormir. Su estomago cayó en picada y su mirada voló a su cara, a su ojos, ya no verdes sino de un verde oscuro, abrasador.
El calor la inundo y cruzo los brazos con fuerza sobre sus pechos. Con toda la gracia de una
Liebre desbocada, huyo, los ojos fijos hacia adelante, temerosa de mirar hacia atrás, temerosa de que ella no vería al conde en absoluto ―simplemente a la perversa tentación de una noche de tormenta, cuando se había perdido en un par de cambiantes ojos verdes

jueves, 5 de enero de 2012

La Traición

Hello mis angeles hermosos!!!
Aquí les traigo el primer estreno del año , es un fic de nuestra querida Sandra , que como siempre nos consciente con el vicio , mi querida sandra mil gracias y como siempre sabes que es todo un honor para mi publicar tu trabajo en el sitio , te mando mil besitos y chicas a leer y dejen muchos comentarios que esta buenísimo.
Angel of the dark

PRÓLOGO

No podía ser, ella no podía volver a su vida, él la había sacado hace años de ésta, no podía volver a cometer la misma estupidez, ya no era un muchacho hormonal de veinte años, ella no podía tener el mismo magnetismo que lo llevó a relacionarse con una muchachita de trece putos años, si, ella tenía trece años cuando estuvo en su cama, en su vida y en su corazón, tenía trece años cuando ella lo traicionó, tenía trece años cuando él despechado la alejó de su vida de la peor manera posible, trece años tenía aquella hechicera cuando le dijo la peor de las mentiras, “estoy embarazada de ti, seremos padres”.  Él sabía que eso no podía ser, ella lo había engañado, pero esa arpía se las pagó hace seis años, la humilló, la despreció y seis años después todavía la odia, entonces ¿Por qué se siente caer en picada nuevamente por ella?.

Aléjate de mi gritó Isabella cuando lo vio acercarse a ella, no tenemos nada que hablar, aléjate de una vez por todas, suficiente daño me hiciste en el pasado, ahora soy feliz y voy a casarme.

Sobre mi cadáver gritó Edward, ni él entendía por qué no la dejaba en paz, por qué diablos la espiaba, la seguía ¿era sólo deseo? ¿o aún la amaba?, no, seguramente era deseo, deseo de tenerla nuevamente en su cama, deseo de hacerle tanto daño como ella se lo hizo a él, deseo de que ningún hombre la tocara nuevamente, ella había sido de él y la tendría nuevamente, aunque después la dejaría peor que a un perro, porque ella era eso, una perra, una zorra sin corazón, sin moral.

CAPÍTULO I.-

¡¡¡¡MALDICIÓN!!!!, maldita mujer de mierda ¿por qué tenías que aparecer nuevamente?.  Edward Cullen gritaba y arrojaba todo lo que tenía delante al piso, paredes y puerta, estaba completamente fuera de control y su respiración era cada vez más agitada.  Lo único que aún reposaba sobre su escritorio era una revista de esas de chismes que tanto les gustaba a las mujeres y en la portada figuraba la mujer que en estos momentos tenía vuelto loco a Edward.

Él no comprendía cómo carajos esa revista había llegado a su escritorio, pero lo averiguaría en este mismo instante.

-          ¡¡¡Jane!!! – gritó colérico a su secretaria, ella tenía que darle respuestas inmediatamente
-          ¿señor? – preguntó temblorosa la secretaria que ya había escuchado los gritos y los estampidos de objetos producidos por su jefe
-          ¿Qué mierda significa esa revista en mi escritorio?
-          Oh señor lo siento, lo siento tanto, esa revista es mía, no me di cuenta y seguramente la dejé allí cuando traje los documentos que debe revisar
-          Sabes perfectamente que no tolero los errores y esta maldita revista es un grandísimo error
-          Lo siento, no volverá a ocurrir nuevamente, me la llevo en este momento
-          ¿he dicho acaso que te la lleves? – Jane miraba aterrorizada a Edward, era cierto que era un jefe exigente y algo despiadado, pero a ella jamás la había tratado de esa manera y por algo tan trivial como haber olvidado una revista de chismes y farándula en su escritorio.
-          Lárgate y no quiero verte ni la nariz lo que queda del día
-          Pero señor…
-          LARGO

Después que su secretaria salió al borde de las lágrimas Edward se paseaba por la oficina como animal enjaulado, de vez en cuando miraba de reojo la revista que parecía ofenderlo de tal manera que preferiría estar muerto y enterrado a haberla visto alguna vez.

Cuando el teléfono empezó a sonar y sonar y nadie respondía se acordó que había echado a la secretaria, carajo, pensó, nadie sirve para nada.  Al contestar prefirió haberlo dejado sonar todo el maldito día, era su hermana Alice y justamente ahora no quería hablar ni ver a nadie.

-          Alice
-          ¿Qué carajos te pasa Edward? – Jane salió de la empresa llorando diciendo que tú la echaste por el resto del día y ….
-          Y nada, no deseo ver ni hablar con nadie en este momento, así que has el favor de dejarme en paz y guarda tus malditos sermones para quien quiera escucharlos
-          A mi no me hables de esa manera, además tenemos junta de directivos en una hora, así que calma tu mal genio y trae tu trasero inmediatamente antes de que te vaya a buscar
-          Encárgate tú de la junta, yo me largo, en este momento no me encuentro bien
-          ¿Qué pasa hermano? Tú jamás has dejado una junta y nunca te has ido de la empresa de esta manera
-          Ahora no Alice, ahora no tengo cabeza para pensar en nada, sólo deseo estar solo
-          Pero…
-          Pero nada Alice, si no puedes hacerte cargo de la junta que se suspenda hasta nuevo aviso, de algo debe servir ser el maldito dueño de todo esto.

Trancó el teléfono y agarró la revista y salió como alma que lleva el diablo hacia el aparcamiento.

Al ir pasando por los corredores de la empresa varias mujeres lo quedaban mirando, la verdad es que Edward Cullen era un espécimen de hombre, 1,90 de altura, delgado, pero con músculos bien trabajados, cabello castaño con un tono poco corriente de cobrizo, ojos verdes esmeraldas, tez clara, cejas espesas, pestañas abundantes y largas casi femeninas, boca rellena, pero que en ese momento era una línea fina y apretada, pómulos altos, barbilla fuerte, nariz recta, en fin, se podría decir que Edward Cullen era obscenamente atractivo y varonil con un toque de Dios del olimpo y un sex-appeal  un tanto animal, además de ser un hombre de 26 años  extremadamente rico y presidente de la empresa familiar, recibiendo las mejores críticas de los entendidos en finanzas, todo eso hacía de este hombre un trofeo que cualquier mujer quisiera tener.  Pero él ni siquiera se dio cuenta de las miradas descaradas de las féminas que lo miraban con deseo y ambición.

No, Edward Cullen aborrecía a las mujeres, él sólo las utilizaba cuando y cómo él quería, aventuras de una noche, eso se le daba bien, nunca una amante le duraba más de una semana, no le apetecía formar ningún tipo de lazos afectivos con el sexo opuesto, sólo eran unas cuantas citas para desfogarse y la mayoría de las mujeres con las que se citaba ni siquiera pasaban de la primera cita, él era un hombre exigente y le gustaban las mujeres sofisticadas y discretas.

Manejó como loco hasta su departamento y una vez allí apagó su celular y descolgó el teléfono de red fija, no quería interrupciones de ningún tipo, lo había dejado claro, pero conociendo a su hermana y mamá sabía perfectamente que en pocas horas estarían llamándolo e incordiándolo.  Le había pedido al portero del edificio que dijera que no se encontraba y no dejara subir a absolutamente a nadie.

Después de tomarse el tercer whisky decidió que leería la maldita revista, así quedaba tranquilo y seguía con su vida como siempre, total qué más le podía afectar lo que allí decía, ella era pasado, un maldito pasado que había intentado borrar día a día a través de los años, seis años que no sabía nada de esa mujer y justamente ahora que su vida estaba tal y como le gustaba tenía que volver a aparecer y descontrolarlo, pero no, esa maldita chiquilla no lo descontrolaría nuevamente, no volvería a perder la cabeza como años atrás, nunca más Isabella Swan tendría la más mínima oportunidad de romperle nuevamente el corazón, antes se lo arrancaba con sus propias manos.

Se sentó en el cómodo sofá blanco invierno y tomó la revista como si tuviera sarna, la miró y nuevamente el rostro de la portada parecía burlarse de él, simplemente era hermosa, más que hermosa era una diosa y ahora tenía la edad que hubiera deseado que tuviera cuando se conocieron, había cambiado lógicamente, ahora se veía más mujer, sofisticada, pero juvenil, claro, ahora tendría 19 años, casi 20, si no se equivocaba en unos meses más los cumpliría, Dios 20 años y la sonrisa que le mostraba era la misma que él había disfrutado tanto, esa sonrisa que le regalaba cada vez que se encontraban, cada vez que la besaba después de hacerle el amor, mierda, con sólo evocar esos recuerdos sentía su miembro endurecerse, ella siempre había tenido esa cualidad, bastaba con verla y ya quería llevarla a la cama, la tocaba y ya deseaba tenerla todo el día y toda la noche sólo para él, no dejarla partir nunca de su lado y es que esa chiquilla de tan sólo trece años lo tenía comiendo de la palma de su mano, cosa rara en un joven de veinte años y con una reputación de casanova, pero al conocerla perdió el norte y no importó nada, ni las clases sociales, ni sus obligaciones familiares y universitarias, sólo pensaba en ella, en hacerla feliz y tenerla en su cama desnuda y entregada al placer que él había despertado en ella.

Ojeó la revista hasta que encontró el artículo que hablaba de ella, era una extensa entrevista y por supuesto muchísimas fotos más, cada una de ellas más hermosa y sexy, el titular de la entrevista lo dejó atónito, era obvio que algo debía tener que ver con la farándula para aparecer en ese tipo de revista, pero la verdad es que no se había puesto a pensar en eso.

DE  SÚPER MODELO A CHICA VAMPIRO Y AHORA HEROÍNA DE ACCIÓN
“La muy conocida modelo Bella Hale nuevamente ha dado un salto en su corta pero exitosa carrera al dejarse seducir por el género de acción.  Después de haber interpretado a la humana enamorada de un vampiro de la famosa saga literaria y éxito rotundo en las carteleras ahora vuelve en un rol totalmente diferente y atractivo interpretando a una mujer de armas tomar en la película de acción llamada “Sobreviviente” , donde su co estrella será también su novio y actor Antonio Vulturi, quien fue el chico vampiro, wow, se nota que ellos no pueden estar separados y será interesante verlos en un papel totalmente diferente a las anteriores cinco películas, especialmente porque Bella llevará casi todo el peso de acción y además de mucha, pero mucha sensualidad, mostrando escenas bastantes subidas de tono que le darán el toque sexual a la cinta.

- ¿Bella Hale? Repitió confundido, ella se llamaba Isabella Swan, pero seguramente se había cambiado el apellido para darle más glamour o algo así.

Al seguir leyendo se enteró estaba filmando una película  que prontamente se estrenaría, y que ya era una de las más esperadas del año ¿por qué?, simplemente por que era  protagonizada por los dos actores jóvenes más cotizados, mejor pagados y además eran la pareja dorada de Hollywood.
Al pasar la página se encontró con la entrevista de Isabella

Bella ¿cómo fue que se te presentó la oportunidad de estar en el reparto?
r.- Bueno, la verdad es que acababa de terminar unas fotografías en brasil para una campaña publicitaria cuando se presentó el director en persona y me habló del proyecto de la película, en un principio no le tomé mucha atención, ya que es algo que nunca me plantee, pero cuando dijo que era perfecta para el papel y que no probaría más actrices hasta que le diera una respuesta definitiva fue que lo estuve pensando y dije ¿por qué no? Lo del modelaje salió casi de la misma manera de improviso y sin tener el conocimiento para realizarlo en un principio.

¿ y tú familia? ¿cómo se lo toma?
r.- Bueno, mi hermana está muy feliz, mi hermano, uf, está que revienta de contento y mis padres muy orgullosos, en fin toda mi familia me apoya y es lo único que me importa.  Aunque se preocupan un poco ya que saben los riesgos que tomo cuando me hago cargo de algún proyecto, pero trataré de tomar los menos riesgos posibles.

¿Qué carajos hablaba Isabella?, ella no tiene esa familia que está pintando, sus padres son un asco, y su hermana un arpía envidiosa, hermano no tiene y Edward estaba más que seguro que no se veían desde que ella se fue huyendo del pueblo donde vivía.  Edward no se explicaba esa mentira, pero en fin ella era Isabella Swan, la mentirosa más grande del universo, siempre fue así desde que la conoció, primero le mintió en el asunto de la edad, ya que cuando la conoció su apariencia era la de una chica de unos 17 o 18 años y no de una niña de 13, pero ella le mintió descaradamente y sin saber de su real edad iniciaron una relación, después le mintió sobre el supuesto…., no vale la pena mencionarlo.  Pero había mencionado que su hermana se llamaba Rosalie Hale y trabajaban juntas, bueno después revisaría esa información.

¿ Cómo va la relación con Antonio, y con su familia?
r.- Hasta el momento vamos muy bien, comprenderás que nunca me ha gustado hablar de  mi vida personal, así que eso es todo lo que diré.

 Lo que pasa es que siempre se ha comentado que ustedes tienen como un mundo aparte, y que no se mezclan mucho con los demás actores, dicen que son un poco antisociales
r.- no es eso, lo que pasa es que no se nos da eso de ir a muchas fiestas y con respecto a los amigos, bueno somos muy selectivos en ese campo, no por ser antisociales, es que yo prefiero a los amigos de siempre, esos que han estado contigo en las buenas y en las malas, es por eso que nuestro grupo de amigos son los mismos amigos que he tenido desde niña, desde antes de ser conocida, fueron ellos los que siempre me han apoyado en los momentos más tristes y en los más felices, además ellos son muy recelosos de su privacidad y con Antonio se llevan de maravilla, así que cuando nos juntamos lo hacemos en privado y lo pasamos de maravilla.
¿ Y cómo se han tomado el hecho de grabar escenas eróticas siendo pareja?
r.- la verdad es que en un principio nos costó bastante, cuando hicimos la saga solamente en la última parte tuvimos escenas candentes por decirlo de alguna manera, pero nunca al extremo de mostrar mucha piel, ahora fue totalmente distinto, porque las escenas son bastantes hot, pero lo sobrellevamos bien y espero gusten.

¿Por qué decidieron seguir trabajando juntos?
r.- bueno lo que pasa es que el director nos quería a nosotros en concreto y no aceptó una negativa, es muy persuasivo y el guión nos encantó, lo discutimos y decidimos hacerlo, más que nada  para dejar de lado un poco el rol de adolescentes románticos.

Pero no se puede negar que el papel de vampiro de Antonio fue demasiado sexy y romántico.
r.- Oh por supuesto, sigo afirmando que Antonio es el vampiro más sexy que se ha visto, pero les aseguro que en este nuevo proyecto se van a quedar con la boca abierta, más que antes jajajaja.

Edward leía letra a letra la entrevista y se comía con los ojos las fotografías de Bella, es que simplemente era hermosa y misteriosa, mostraban también algunas fotografías modelando, otras de la película y otras en un café o restaurant junto al chico vampiro del momento, el tal Antonio, la verdad es que se veían bastante cómodos juntos, comiendo, bebiendo una cerveza, fumando un cigarrillo, llegando en moto juntos al estudio y se veían muy felices.

A pesar de que la periodista trató de ahondar en el tema familiar Isabella no soltó mucha prenda, sólo se refirió a su familia de acogida como personas maravillosas que le enseñaron el significado de familia, respeto y amor incondicional. Ah, ahí cuadraba todo, ella había tenido una familia de acogida, ya le parecía raro a Edward que se refiera en términos de amor y admiración por su real familia, ellos eran personas despreciables que a pesar de ser Isabella una niña caprichosa, mentirosa y promiscua no merecía el trato que su familia le dio en esos años, por lo menos parecía que había encontrado felicidad y estabilidad después de todo, pero árbol que crece torcido…..en fin, esa ya no era problema de él, pobres tontos los que estaban al lado de esa zorra problemática y traidora.

Al terminar de leer la entrevista se enteró de otros datos que ella no contestó, pero que la periodista volvió a remarcar de entrevistas anteriores, como por ejemplo que antes de dedicarse a ser modelo ella había trabajado como mesera en un restaurant y anterior a ese trabajo había tenido varios parecidos, como cajera en supermercado, vendiendo productos por catálogos y otros más, según parece a pesar de tener su familia de acogida con excelente situación económica ella nunca había querido ser una mantenida y desde que la habían acogido había trabajado duro por contribuir en algo lo que le daban, la maldita cría ahora era esforzada, quizás había aprendido la lección y ya no quería aprovecharse de hombres adinerados para arreglar su penosa situación económica.

A pesar de todo el odio que Edward le profesaba por su pasado en cierta forma se alegraba que le estuviera yendo bien, al fin y al cabo las personas pueden redimirse,  pero de ella dudaba aún, en fin, ya había leído lo que quería saber y ya no debería ser un problema para él, ese problema lo dejó atrás cuando ella lo engañó y él se tuvo que ir del país para curar sus heridas, le había tomado seis malditos años llegar donde estaba y eso gracias a su gran esfuerzo y trabajo que realizó esos seis años en Italia, ahora llevaba apenas dos meses de vuelta en el país y lo que menos pensaba era recibir ese tipo de noticia.

Pero como siempre práctico Edward arrojó la revista a la basura, se duchó, prendió el reproductor de música y se acostó a descansar, si, esa vida le gustaba y ya mañana la retomaría como siempre, llenándose de trabajo para no pensar en el pasado.

Pero sus esfuerzos por mantenerse alejado del pasado y ahora presente flaquearon a las pocas horas y se encontró frente a su portátil buscando información de esa perra.

Al googlear el nombre aparecieron millones de entradas donde se hablaba de ella.  Hizo click en la primera entrada y allí se hablaba de los comienzos de Isabella como modelo, rescatando el enorme esfuerzo y tesón que ella había puesto para ganarse un espacio entre las modelos más famosas y destacadas del momento, tomando las clases respectivas para poder dominar la pasarela y conquistar el mundo.  Desde el primer desfile oficial que hizo no pasó desapercibida para los grandes diseñadores ni para el público, ya que su figura llamó enormemente la atención, ya que no se caracterizaba por ser la modelo esquelética que dominaban el rubro, ella era fina y esbelta, pero con curvas prominentes y con su cara de ángel había conquistado el mercado.

Le llovían ofertas de las mejores casas de diseñadores, pero decían que se destacaba también por ser muy hábil en los negocios y manejaba su carrera muy bien, no se le conocía por ser fiestera o andar metida en chismes, decían que antes del noviazgo con Antonio Vulturi, ni siquiera se le conocía pareja y nunca había sido vista envuelta en ningún tipo de comentarios malos.

Destacaban también que era su tesón por sacar adelante a sus pequeños hijos siendo madre soltera a tan temprana edad, ya que había dado a luz a mellizos cuando tenía 14 años.

Los ojos de Edward casi salieron de sus órbitas al leer esa noticia, ella si había estado embarazada, no había sido mentira, mierda, mierda, mierda, esa pendeja era madre y de mellizos.

Edward se empezó a pasear de un lado a otro y me mecía el cabello desesperado, la noticia le había caído como balde de agua fría, sabía que ese embarazo había sido una posibilidad, pero nunca pensó que su traición llegara tan lejos.

Cuando ella le contó años atrás que estaba embarazada, no lo había querido creer y pensó que era otra mentira de ella para amarrarlo a su vida y sacarle más dinero, pero de verdad había quedado embarazada, entonces era verdad lo que su hermana le había dicho, que Isabella era una zorra y se había cansado de engañarlo con cuanto tipo se le ponía por delante, seguramente alguno de esos amantes la había preñado y la muy maldita había querido hacerle creer que esos bastardos eran hijos suyos, menos mal que Alice y Tanya, la hermana de Isabella le habían prevenido de sus planes con anticipación y cuando ella fue a darle la noticia de su supuesta paternidad él la había mandado a la mierda, mocosa infernal le había roto el puto corazón con esa noticia, él se había negado a creer lo que le habían contado de ella, tenía la esperanza de que todo fuera un maldito error, pero cuando le dijo que estaba embarazada todo calzó a la perfección, ella era una zorra y lo había engañado, a pesar de todo él aún creía que lo de su supuesto embarazo fuera mentira y que ella sólo lo quería atrapar en un matrimonio, pero ahora estaba la confirmación de que si lo había engañado, quizás con cuantos tipos se había metido para quedarse preñada mientras ellos mantenían una relación, carajo.  Incluso se había acostado con Jasper quien en ese entonces era novio de su hermana Alice y su mejor amigo, ja, amigo, el muy bastardo le rompió el corazón a su querida hermana metiéndose con Isabella.

Edward sentía nuevamente que se le rompía el corazón y todo por culpa de esa zorra.

No quiso seguir leyendo y mandó contra la pared el portátil.  Necesitaba calmarse y sacar la rabia que tenía en el cuerpo, prendió el móvil y llamó a una de sus amiguitas, necesitaba sexo urgente para desquitar el odio que lo estaba carcomiendo por dentro, al tercer timbre la mujer del otro lado le contestó.

-          Edward querido te he extrañado tanto
-          No soy tu querido, me he cansado de repetírtelo, es mejor dejarlo para otra ocasión, no estoy para aguantar niñerías
-          No, no, no cuelgues, perdóname de verdad Edward no se volverá a repetir
-          Eso espero, en media hora estoy por allá

Colgó el teléfono sin esperar confirmación o respuesta, él era así, sabía que Nadia estaría dispuesta, como siempre lo estaban las mujeres que frecuentaba.

Después del sexo rudo y desenfrenado con la sexy Nadia llegó a su departamento y con un vaso de whiskey en mano se fue al dormitorio a descansar, ya nada le atormentaría, esa mujer ya no era nada para él, Bella Swan se podía pudrir en el infierno y a él no le importaría.

Con ese pensamiento sombrío Edward se quedó dormido, pero sus sueños se revelaron en su contra mostrándole lo que tantos años había tratado de borrar.

Estaba de vacaciones en Forks, un pueblito donde a su familia le gustaba ir en esas fechas, a él no le gustaba, él prefería ir a Italia o a cualquier otra parte de vacaciones, por ese motivo era primera vez que iba, años anteriores viajaba de vacaciones donde sus primos o tíos que tenía en varias parte del mundo, pero este año Esme, su madre le había exigido que las pasaran juntos, ya que lo extrañaba mucho, ya que él estaba en la universidad y se había alejado del nido.

Así que se encontraba en un pueblo perdido en el mapa para darle gusto a su madre y hermana, pero estaba terriblemente aburrido y no conocía a nadie y extrañaba tener la libertad que tenía la estar lejos de su familia, ellas eran muy celosas y lo absorbían mucho, él en cambio era muy fiestero y era conocido en la universidad por tener muchas aventuras con cuanta mujer le interesaba.

Había invitado a su primo Marcos para que lo acompañara en sus vacaciones, pero aún no llegaba, así que salió a dar una vuelta para conocer los alrededores.  Su vuelta fue fructífera, conoció a varias jovencitas que no se habían cortado a la hora de coquetearle y él ni tonto ni perezoso les había coqueteado también, por fin empezaba sus vacaciones, las chicas del pueblo eran lindas y se veían ligeras de cascos, era absolutamente perfecto.

Al llegar a casa descubrió que su primo había llegado y en compañía de su hermana Jane, los tres hacían se hacían buena compañía y era excelentes para fiestear al igual que él.

Esa noche salieron los tres a un concurrido Pub, estaban haciendo la fila para entrar cuando escuchó una conversación de los chicos que estaba detrás de él en la fila.

-          No hay peros que valgan, perdiste en el juego y debes pagar el reto ¿o tienes miedo pequeña? – decía un joven
-          Miedo te va a dar de la patada en el culo que te voy a dar si no dejas de decirme pequeña y voy a pagar el reto, siempre cumplo y no le tengo miedo a nada – Edward sin mirar hacia atrás quedó maravillado con la voz de la muchacha y con el coraje que mostraba en pagar esa apuesta o reto.
-          Jajajaja, no se porque sigues jugando con nosotros, siempre pierdes jajajaja, además no olvides que debes lograr que algún tipo de regale un trago, pero sin hablar con él, no debes pedirlo
-          Si, si, si, eso está claro, ahora deja de dar instrucciones, que yo se como pagar el reto y te tragarás las palabras.
-          Ok, no te enojes fierecita, vamos, la fila está avanzando, párate erguida o se darán cuenta que eres menor de edad y no te dejarán entrar
-          De eso nada, ya verás que no tendré problemas para entrar.

Al llegar a la entrada Edward quedó rezagado esperando a ver si la muchacha del reto lograba pasar, pero no logró ver nada, al parecer ya había entrado y él se aventuró al interior del pub donde lo esperaban sus primos.  Al sentarse pidieron cervezas y entre conversaciones había pasado una hora.  La música era suave y buena y el ambiente relajado, estaba a punto de invitar a una chica que le coqueteaba desde la barra a sentarse en la mesa cuando la música se apagó, pero no prestó atención, seguía en la faena de conquista y de pronto una voz no muy bonita empezó a cantar, la verdad es que no se escuchaba nada bien, pero el jadeo que soltó su primo hizo que girara la cabeza hacia el escenario y casi se le salieron los ojos de las órbitas la chica que estaba cantando era realmente hermosa y al prestarle atención reconoció la voz, era la chica de la fila, la de la apuesta.

Siguió mirándola embelesado, no cantaba bien, pero se movía como una diosa por el pequeño escenario, de pronto empezó a sacarse la chaqueta de cuero que llevaba y quedó con un sexy top dejando el plano y apetecible vientre al aire, sus pantalones eran jeans azules a la cadera y estaban rotos en las rodillas, llevaba unas converse rojas y el cabello suelto y largo, después de esa inspección regresó su atención al rostro y descubrió que la muchacha lo estaba mirando fijamente con una ceja alzada, mierda, lo había descubierto mirándola como si fuera un pedazo de carne en exhibición, a la mierda, la chica era linda y esa noche sería suya, así que le sonrió como lo hacía para seducir, pero el seducido fue él, la chica le sonrió ampliamente y le guiñó un ojo mientras seguía cantando y contorneando las caderas al ritmo de la música, carajo, se veía tan sensual y su pantalón se había achicado bastante en la entrepierna, nunca le había pasado algo así, siempre necesitaba contacto para esa reacción, pero esa muchacha sin contacto previo ya lo tenía encendido y deseoso de tenerla entre sus brazos.  El nunca era demasiado exigente con las chicas que pasaban por su cama, pero esa en especial era muy hermosa, tenía carita de muñeca y era muy delgada, pero sus leves curvas lo estaban volviendo loco, no llevaba maquillaje y la verdad es que no lo necesitaba, se veía una chica sencilla, no como las que él acostumbraba frecuentar, no era de su círculo social, pero estaba tan caliente que no le importaba nada, no es que fuera clasista, pero las chicas de su círculo social eran tan pervertidas como él y nunca reclamaban nada, sabían como eran las cosas, eran tan cínicas como él, así que no habían problemas con escenitas de celos y toda esa mierda que Edward odiaba tanto.

Cuando la chica terminó de cantar se bajó del escenario y Edward recordó que alguien debía invitarle un trago para ganar el reto, era muy divertido la forma de entretenerse de la chica, hace años que él no jugaba a ese tipo de juegos, en fin.

Se paró de la mesa olvidándose por completo de sus primos y se dirigió a la barra que era donde se encontraba la chica, pidió un trago delicioso esperando que le gustara a su presa y se lo ofreció, ella le sonrió tímidamente y lo aceptó, pero no lo bebió.

-          Gracias
-          De nada preciosa – ella frunció el ceño al escuchar tal halago, pero no dijo nada
-          ¿cómo te llamas?
-          Mmm, Isabella, pero me gusta que me digan Bella
-          Lindo nombre, como la dueña – ella se ruborizó y Edward quedó más fascinado todavía, de cerca era más linda aún y al acercarse para darle un beso en la mejilla como saludo le embriagó el aroma de Bella, era delicioso y natural
-          Mi nombre es Edward, mucho gusto Bella
-          El gusto es mío, muchas gracias por el trago – apenas le dio una probadita y lo dejó en la barra – lo siento, pero debo irme
-          No te vayas aún, es temprano, quédate un poco más – dijo Edward dándole su mejor sonrisa y ella quedó como paralizada por un momento
-          Lo siento de verdad, pero debo irme, gracias de nuevo, adiós Edward
-          Espera, dame tú número
-          No
-          ¿Por qué no? – él estaba confundido, nunca ninguna chica lo había rechazado
-          Porque no te conozco
-          Ya te dije que me llamaba Edward y para eso quiero que me des el número, para llamarte y conocerte
-          Oh – ella se veía indecisa, pero le dio el número anotado en un papelito, cuando ella se iba él la tomó del brazo para darla vuelta para despedirse, pero no la besó en la mejilla, le dio un beso en la boca, un beso suave que no fue respondido, pero a Edward no le importó, ella sabía de maravilla y cuando la soltó ella estaba tan ruborizada y tan avergonzada que salió corriendo.
-          Te llamaré preciosa – le gritó Edward

Cuando llegó a la mesa estaba como en las nubes, esa chica era maravillosa y luego sería de él, ella le había interesado como nunca nadie lo había hecho, pero tonto no era y no pensaba enamorarse, pero si se la llevaría a la cama, ese cuerpo delicioso sería suyo.

Despertó sobresaltado por los recuerdos que le había mostrado  su sueño, maldita sea, ni dormido se podía sacar a esa mujercita de la cabeza.  Miró la hora, eran las 5 de la madrugada.

Frustrado se fue a duchar y se preparó para ir a la oficina, ya era imposible seguir durmiendo.

 Que tal chicas muy intenso no creen dejen sus comentarios ya que son muy importantes para nuestra querida autora

lunes, 2 de enero de 2012

Muy Salvaje Para Ser dominado

Hello mis angeles hermosos!!! aqui les dejo un nuevo cap de este fic, feliz año a todas las amo.
Angel of the dark

CAPÍTULO 05



Edward miro a la muchacha desmadejada, lacia entre sus brazos, sus entrañas se apretaron ante la vista de su rostro ceniciento. No había sido capaz de olvidarse de ella ―a pesar de los mas fervientes esfuerzos de Tanya la noche anterior.


Cerró los ojos, maldiciendo por lo bajo, no muy seguro de lo que lo alteraba mas. Que yaciera enferma en sus brazos o que ella ―la muchacha que nunca habia pensado volver a ver ―yaciera enferma en sus brazos.


―.Satisfecho? ―exclamo Alice. ―La has matado, Edward.


―Cállate, Alice ―murmuro Edward, maniobrando un brazo libre para comprobar el pulso en su cuello. Allí estaba, lento y constante, bajo la piel suave. Rozo el dorso de su mano contra su frente, haciendo una mueca ante su carne llameante. ―Está ardiendo.


―Rápido, llevémosla arriba ―ordeno la abuela.


Edward reacomodo a Bella en sus brazos. Su cabeza cayó sobre su pecho mientras el subía las escaleras de dos en dos, su abuela y hermanas siguiéndolo apresuradas, hablando sin parar.


Se dirigió a la habitación Rose, a sabiendas que su abuela habría enviado sus cosas a la mas esplendida habitación de invitados.


Alice se situó por delante para abrir la puerta.


Una mujer de cabellos de cobre se congelo en medio del acto de desempacar el equipaje.


―.Que le ha hecho?


Edward sonrió con ironía. La criada, suponía.


―Tu señora se ha desmayado ―explico, colocándola sobre la cama.


―.Se desmayo? ―murmuro la doncella rolliza, la sospecha en su voz, mientras lo miraba de arriba a abajo. ―Ella no es del tipo que se desmaya.


―Supongo que no ―respondió, recordando sus descarados modales del dia de ayer. ―Tengo la impresión de que la fiebre tiene algo que ver con eso.


―! Fiebre! ―exclamo la criada, retorciéndose las manos. ―Oh, el viejo dragón querrá mi


Cabeza si ella se muere.


―Y eso seria la verdadera tragedia ―comento Alice, asintiendo con burlona seriedad.


―Ella no va a morir ―gruño Edward , molesto por el histrionismo de la criada. Se volvió y vio al ama de llaves rondando cerca de la puerta. ―Señora Crosby. .Enviaría a alguien a buscar al doctor Manning?


―Si, milord.


Cuando el ama de llaves salió apresuradamente de la habitación, se enfrento a la criada de


nuevo.


―.Puedo confiar en ti para que veas que Lady Bella se quede en camisón? ―hizo un gesto a su forma inerte. ―Tendrá que quitarse el corsé de inmediato.


―Claro ―la criada agacho la cabeza y se dirigió hacia el armario.


Edward ignoro el resoplido de desaprobación de su abuela ante su mención de un corsé. Era de esperarse que la sensibilidad de su abuela se sintiera ofendida en un momento como este.


Con una ultima mirada a la muchacha tendida en la cama, salio de la habitacion para que la criada pudiera atender a Bella en privado, y el pudiera luchar para encontrarle sentido a sus pensamientos revueltos.


Su abuela le seguía los talones, no lo iba a dejar escapar tan fácilmente.


―Tan pronto como se despierte, espero que te disculpes ―exigio ella.


Edward sintió una punzada de molestia ante su suposición automática de que Bella se


Despertaría. Muchas personas morían cada año por fiebres y calenturas. Sus grandes ojos Marrones, su piel lechosa, su delgadez... todo insinuado en su fragilidad, en su debilidad.


Se detuvo en el pasillo y se volvió para enfrentarse a su abuela.


―Si alguien le debe una disculpa, eres tú. Tú eres la que la arrastro por medio país. Y para


nada. Sabes mi posición. No me casare. Nunca. Acéptalo.


Antes de que ella pudiera responder, se dio media vuelta y se retiro, muy enojado para


Soportar su presencia. Durante años, ella lo había molestado, lanzándole cada joven elegible de la región con la esperanza de que se casara. .Pero esto? Sacudió la cabeza. Esta vez fue demasiado lejos.


No sería un peón de su abuela. Sin importar que encontrara a la muchacha extrañamente


irresistible, sin importar que ella se hubiera quedado en sus pensamientos más de lo que debería.


Mucho más que cualquier otra mujer antes.


Tenía responsabilidades. Responsabilidades que superaban con creces los deseos de su abuela. O los suyos.



CAPÍTULO 06

Bella abrió los ojos y parpadeo ante la invasión de la luz. Estiro las manos a los lados,


Disfrutando de la sensación de sabanas suaves. Alzando la mirada, ella estudio una franja de tela adamascada color ciruela por encima de ella y trato de ordenar sus pensamientos dispersos.


Lentamente, se sentó, recorriendo con la mirada una gran habitación veteada con una luz suave.


―.Que esta haciendo? Vuelva a recostarse ―Nettie la empujo de nuevo sobre el blando


colchon.


―.Que paso?


―Usted se desmayo.


―Nunca me desmayo ―rechazo Bella, dispuesta a discutir, pero se detuvo de repente cuando los recuerdos la inundaron.


El rostro de Edward floto ante ella como algo salido de un sueno. Absolutamente apuesto. Ojos que brillaban verdes un momento, negros al siguiente. El pelo de un tono cobrizo oscuro como el pecado, lo bastante largo como para enredar sus dedos en…


Bella detuvo sus descarriados pensamientos con un movimiento rápido de la cabeza. El


debería haber permanecido en sus sueños. Ella había planeado guardar allí su recuerdo ―el forastero perversamente guapo que montaba como si lo persiguiera el mismo diablo, que manejaba el cuchillo por diversión y escalaba montanas en pleno invierno, que la escandalizaba con palabras calientes susurradas al oido.


Solo que su sueño se había convertido en un montón de pesadillas.


Su salvador anónimo no era otro que el conde con el que su abuela queria que se casara.


Sacudió la cabeza, tratando de disipar esa sensacion ridicula de traicion.


Una risa histerica broto de su garganta. Ahuyentarlo no seria un problema. No cuando el quería que ella se fuera.


Sentandose de nuevo, echo hacia atras la gruesa frazada, la humillacion escociendo sus mejillas al recordar su trato despreciable.


―Nettie, ve por mi ropa.


―No hare tal cosa. El medico dijo…


―.Un medico estuvo aqui?


―Si. Dijo que usted necesita quedarse en cama hasta que este bien.


Bella sacudio la cabeza con fiereza, una imagen de los duros rasgos de Edward apareció en su mente. De ninguna manera iba a quedarse un minuto mas bajo su techo.


―Me siento mejor ahora. Vamos a seguir nuestro camino.


Nettie abrio la boca, pero Bella agito una mano para hacerla callar.


―No voy a permanecer aqui. No despues de la forma en que me trato ese bruto. .Puedes


imaginarlo, Nettie? ―ella llevo una palma a su corazón como si tuviera una herida mortal. ―! Cree que yo querría casarme con el!


Nettie alzo sus manos al aire.


―Bien. Mátese…


―No estoy a las puertas de la muerte ―Bella se estremeció cuando la estridencia de su voz atraveso su cabeza. Con un suspiro, se froto las sienes. ―De verdad, me siento mucho mejor.


Ciertamente, capaz de viajar ―sus pies se dejaron caer de la cama con dosel, hundiéndose en la gruesa alfombra.


Ella estaba a medio camino hacia el armario cuando un breve golpe sonó en la puerta.


Deteniéndose, se volvió y vio a Lady Massen entrar muy campante a la habitacion.


La condesa se congelo a mitad de camino.


―.Que esta haciendo?


Bella torció un dedo del pie en la alfombra de felpa con una absurda sensacion de culpa, como un niño atrapado en plena travesura.


―Voy a vestirme.


―Ciertamente no ―declaro Lady Massen.


Antes que Bella pudiera emitir una protesta, las dos mujeres la condujeron de vuelta a la


cama, colocando las frazadas hasta su garganta como si fuera una invalida.


―De verdad, estoy bastante bien como para viajar…


―.Viajar? ―los ojos de Lady Massen se redondearon. ―Esta muy mal, querida. Y aunque no lo estuviera, acaba de llegar. Por amor del cielo, .porque desea irse tan pronto?


.Por que? Parpadeando, Bella miro a la condesa, preguntándose si se estaba burlando. .Ella no escucho a su nieto exigiendo su partida?


―Creo que es mejor que me vaya.


―.Irse? ―Lady Massen miro a Nettie como si necesitara la confirmación de que Bella


Verdaderamente tenia la intención de irse. ―.Porque quiere hacer eso? ―el dolor atravesó sus rasgos, sorprendentemente suaves para una mujer de su edad.


Bella se humedeció los labios.


―Lady Massen, su nieto dejo sus deseos muy claros…


―!Pamplinas! ―Lady Massen hizo un ademan aire con una delgada mano, de venas azules.


―Yo la invite. Usted es mi invitada. Edward no puede anular mi invitacion.


Aclarandose la garganta, Bella lo intento de nuevo.


―En cualquier caso, estaría mas tranquila si me fuera.


Lady massen fruncio el ceno, apreto los labios hasta que casi desaparecieron de su rostro. Un destello decidido aparecio en sus ojos y un silencio cayó sobre la habitación mientras Bella toleraba su escrutinio. Tragando, obstinadamente sostuvo esa atenta mirada, resistiendo el deseo de moverse con nerviosismo. Al igual que con su propia abuela, Bella sabia que no debía demostrar el menor indicio de debilidad.


―Muy bien, si desea irse no puedo detenerla ―la suavidad de la voz de Lady Massen hizo que los diminutos pelos de su nuca se erizaran. ―Usted puede irse, querida. No sonaria con mantenerla aqui en contra de su voluntad ―la condesa parpadeo con sus grandes ojos inocentes,


llevandose una mano a su garganta.


Bella espero, el aliento contenido, sabiendo que mas estaba por venir. Lady Massen acaricio el collar de esmeraldas que descansaba en el hueco de su garganta.


―Gracias ―murmuro Bella, deslizando la frazada hasta la cintura. Estaba a punto de


balancear las piernas hacia abajo cuando la voz de la condesa se lo impidio.


―Por supuesto, no puedo permitir que se vaya hasta que considere que es capaz de resistir el viaje ―Lady Massen llevo la frazada de vuelta hasta su cuello y le dio al hombro de PBella una palmadita condescendiente.


―Realmente, estoy bien ahora ―insistio.


Lady Massen levanto una mano, cortando sus protestas.


―Ni una palabra sobre el asunto. Cuando yo considere que es capaz de viajar, usted puede irse , ni un momento antes.


Nettie rio por detras de su mano.


Bella se dejo caer en la cama como si un peso asfixiante hubiera caído sobre ella. La frazada de repente se sintio caliente, pesada ―un sudario mortal.


Lady Massen sonrio dulcemente, como si no acabara de sentenciar a Bella a prisión por una cantidad de tiempo indefinida.


―Descanse. Recupérese. Le enviare algo de caldo.


Caldo. Su estomago gruño ante la mención de comida. Ella podía resistir un poco más que


caldo. Faisán asado con patatas con crema sonaba mejor, pero Lady Massen parecia decidida a tratarla como a una invalida.


―Muy bien ―cedió, ya pensando en cómo podría conseguir que Nettie fuera por un poco de comida real y en que tan pronto podría arreglar su partida sin ofender a Lady Massen.


El rostro del conde surgió en su mente y su pecho se oprimió. Haria falta mucho mas que esta pequeña buscona para tentarme. Al recordar sus palabras, la humillación encendió una llamarada que la recorrió por entero.


Tres días. Tres días y ni un minuto más, se prometió. Entonces ella se iría. Con o sin la


aprobación de Lady Massen, se iria. Y esa mirada ardiente del conde quedaria en el olvido


Decididamente para siempre.


Un golpe súbito en la puerta hizo que Bella empujara su plato de queso y pan hacia las torpes manos de Nettie. Ella arreglo ansiosamente la frazada a su alrededor, mientras trataba de tragar su bocado de queso. Nettie coloco el plato en la alfombra y lo pateo bajo la cama. A una señal de Bella, abrió la puerta.


Una mujer entro empujando un carrito cargado de libros.


―Buenas tardes, mi lady. Soy el ama de llaves, la señora Crosby ―deteniéndose junto a la


cama, ella hizo una breve reverencia.


Bella se levanto apoyándose sobre los codos, su corazón acelerándose ante la variada pila de libros. Ante la vista de tantos, algunos cuyos lomos de cuero lucían como si nunca se hubieran resquebrajado, su estomago se lleno de mariposas.


―.Que tiene ahi? ―pregunto Nettie.


―Lady Massen selecciono estos libros para Lady Isabella.


Bella desvió la mirada de los más de veinte libros hasta la señora Crosby arqueando una ceja con suspicacia.


―.Lady Massen selecciono estos? ―sin duda las cartas de su abuela habían mencionado la afición de Bella por los libros. Alcanzo uno examinando su lomo.


―Voltaire ―leyó en voz alta. Su mano fue por otro y otro. ―Austen, Cervantes, Burney, Defoe


―tratando de calmar su corazón acelerado, deslizo su mirada al ama de llaves. ―.De donde provienen todos estos?


―De la biblioteca. Tal vez, cuando usted se sienta mejor, podría explorar por si misma, milady.


Es una colección bastante grande ―la señora Crosby chasqueo la lengua. ―Oh, pero usted se ira, no? Lamentable ―en ese momento, Bella supo que Lady Massen le había enviado los libros de forma deliberada.


Bella volvió a examinar los libros, tratando de reprimir su temblor de alegría, ahora entendía lo que eran ―un soborno. Apretó los labios en una línea severa y cruzo los brazos sobre el pecho.


Ninguna cantidad de libros la tentaría para quedarse. Ella tenía su orgullo. Nada podría retenerla aqui con ese bruto merodeando por el lugar.


Entonces lo vio. El aliento se le atoro en la garganta. Con una mano temblorosa, saco un


volumen delgado de la parte superior de la pila. Recién editado, sus dedos rozando la suave superficie del cuero, con sus brillantes letras en relieve. Los Cuentos de lo Grotesco y Arabesco de Edgar Allan Poe. Habia oido hablar de las historias no convencionales del señor Poe.


―Oh, ese llego hace unos dias. Lady Rosalie siempre ve que la biblioteca se mantenga


actualizada.


―Increible ―murmuro Bella, su estimación por la adusta Rosalie elevándose un tanto. Ella habría tenido que mandar a pedir este libro a los Estados Unidos. Y con no pequeños gastos. Quien sabia que otros libros esperaban en el piso de abajo? Probablemente un verdadero tesoro.


Su pecho se apretó. Era lamentable que tuviera que irse.


Un profundo anhelo de investigar la biblioteca de Massen zumbaba por sus venas. Tal


tentación era dificil de resistir. Insoportable. La biblioteca de su familia no se habia actualizado en años.


Sus dedos acariciaban el cuero liso, su mente trabajando furiosamente, en busca de alguna justificación para quedarse. La imagen de si misma inmersa en los libros, explorando tomo sobre tomo, lleno su cabeza hasta que la hizo sentirse mareada. .Que mejor manera de pasar la temporada, lejos de la ciudad y de una nueva cosecha de pretendientes escogidos por su abuela?


Ella asintio decididamente. Sonaba a justificación. .Que mas necesitaba? Massen Hall era


precisamente donde su abuela quería que estuviera. .Y que si el conde queria que se fuera?


Ninguna amenaza que ella fuera de su agrado. Ninguna amenaza de que el se declarara. Una lenta


sonrisa se extendio en su cara.


―Yo creo ―comenzó lentamente ―que me gustaría quedarme.


La señora Crosby sonrió abiertamente.


―Esplendido, mi lady. Voy a informarle a la condesa de inmediato. Ella estara muy emocionada.


Bella asintió, ignorando la peculiar mirada que Nettie le disparo cuando ella abrió lentamente el libro. El lomo dio un pequeño crujido, bruscamente se le puso la piel de gallina cuando el olor de la tinta y el papel recién cortado la asaltaron.


―Si, haga eso, señora Crosby.


―Ciertamente, mi lady.


Por primera vez en mucho tiempo, Bella se sentía mareada de anticipación. Un buen libro.


Tiempo lejos de su familia. De otra temporada decepcionante.


Incluso el recuerdo del duro rostro del conde no pudo apagar su espíritu.