Dark Chat

lunes, 20 de septiembre de 2010

Te Presento A Mi Amante

Capitulo 5: La Push

Bella POV

Después de un día agotador con tres locas de compras mi cuerpo empezaba a cobrar factura. No estaba prestando atención a la película que se supone estábamos mirando. Un enorme bostezo salio de mi boca anunciando a mis tres amigas que ya no podía más.

—Creo que la Bella Durmiente quiere hacer acto de presencia —se burlo Alice.

—Bien, yo también estoy algo cansada —dijo Angela poniéndose de pie y estirándose.

— ¿Cómo dormiremos? —pregunto Rose a Alice.

—Acostadas —respondió Alice encogiendo los hombros, las tres pusimos los ojos en blanco.

—Eso lo sabemos —dijo Rosalie poniéndose de pie— pero ¿en que cuarto?

—En el tercer piso hay dos cuartos de huéspedes, pueden dormir dos en uno y la otra sola o en mi cuarto. Pero entonces ¿donde queda la noche de chicas? —hizo un puchero y le di la espalda para subir las escaleras, si seguía su juego terminaría en sesiones de faciales, manicura y otros tormentos.

— ¿Quién me sigue? —pregunte al ver que las tres seguían de pie en la sala.

—Yo las acompaño para que se acomoden —Alice pasó junto a mí tomando la delantera y guiándonos al tercer piso.

En total había cuatro puertas, dos habitaciones, supongo que las otras eran el cuarto de Edward y el baño. Entramos a una habitación enorme color azul cielo, con una cama blanca en el centro, estaba decorada con algunos cuadros al igual que la sala, era bastante acogedora, como toda la casa.

—Yo me quedo aquí —dijo Rose maravillada.

— ¡No! —grito Alice— es que tu Rose te quedaras conmigo en mi cuarto, tengo muchas cosas que mostrarte, además aun es temprano, deja que estas dos aburridas duerman aquí.

—Esta bien, no tengo sueño aun y tenemos que hablar de mi hermano.

—Oh eso… si claro de lo que quieras —contesto Alice sonrojándose ligeramente— bien chicas están en su casa, si quieren comer bajen a la cocina y tomen lo que quieran, si se quieren bañar háganlo, en ese pequeño closet hay toallas y…

Alice salio del cuarto y en menos de treinta segundos apareció en la puerta con dos bolsas.

—Tu Angela te pones esto —saco de la bolsa una pijama rosa, el pantalón era ajustado y la blusa de tirantes también ajustada —y tu Bella este— de otra bolsa saco una pijama azul, el short era azul muy corto y bastante ajustado y la blusa también de tirantes con un pequeño oso durmiendo sobre el busto izquierdo.

—Alice antes me gustaría darme un baño —tome la pijama que me ofrecía y me apresure a tomar mi ropa interior antes de que también la escogiera por mi.

—Claro el baño es… —juro que una sonrisa maligna cruzo por su rostro, luego se volvió serio— es la puerta que esta enfrente, las dejo para que descansen.

—Buenas noches chicas —se despidió Rose.

—Buenas noches —respondimos Angela y yo al mismo tiempo.

— ¿No quieres ducharte? —pregunte a Angela que se acomodaba en la cama.

—Si, lo haré después de ti —me sonrió y tome una toalla y mi ropa y salí de la habitación cruce el pasillo y abrí la puerta que Alice me había dicho, pero gran sorpresa me lleve al ver que no era el baño, era la habitación de Edward y el estaba junto a su cama completamente desnudo.

Me ruborice violentamente pero también me quede en shock, jamás había visto a un hombre desnudo, salvo una vez que Jessica insistió en ver una película de "esas" y en cuanto el hombre se quito la ropa yo salí corriendo. Aunque lo poco que vi aquella vez no le hacia justicia a lo que ahora tenia frente a mis ojos. Y esta vez no salí corriendo. Aunque Edward ya había tomado la toalla y la había envuelto debajo de su cintura un podía ver su marcado pecho el cual estaba cubierto de gotas de agua que escurrían desde su cuello hasta donde la toalla lo cubría, las largas piernas aun cubiertas por la negra toalla se dejaban ver fuertes y musculosas aunque no en exceso, pero si dignas de que cualquier jugador de fútbol se las envidiara. El cabello completamente despeinado y mojado

No sabia que decir, ni que hacer, solo estaba segura de que acababa de ver el ser más perfecto del mundo completamente desnudo y no podía moverme, quería salir corriendo y esconderme debajo de la cama y no salir nunca pero sentía que la sangre había abandonado completamente mi cuerpo para concentrarse en mis mejillas, las cuales sentía calientes. Mordí mi labio inferior, era para todo lo que mi cuerpo daba. Entonces un grito me saco de mi burbuja erótica.

— ¡Mañana estará soleado! —grito Alice llegando hasta mi lado dando saltitos, quite la mirada del perfecto cuerpo de Edward y me di cuenta que respiraba agitadamente— podemos ir a la Push, tomar el sol y nadar un poco. Oh Edward deja de exhibirte, vístete por Dios y ya duérmete que mañana salimos temprano hacia la Push y tú Bella mueve tu trasero y deja de ver a mi hermano, te dije que el baño era la última puerta del pasillo.

Cerró la puerta del cuarto y me empujo hasta la puerta del baño. Entonces reaccione.

— ¡Me dijiste que el baño estaba en frente de la habitación! Alice ¿sabes como acabo de ver a tu hermano? —grite completamente nerviosa y avergonzada.

—Bella, tranquila, solo era mi hermano semidesnudo, malo seria que lo hubieras visto sin la toalla —sentí mi cara arder mucho más y esa sonrisa diabólica en el rostro de Alice— ahora báñate y asegúrate de ponerle seguro a la puerta, no sea que Edward se quiera cobrar el show y venga a espiarte, mañana iremos a la Push, descansa.

Entre al baño y me asegure de poner el seguro, me desvestí rápidamente mientras la tina se llenaba, entre y deje que el agua caliente me relajara un poco. Trate de olvidarme de lo que acababa de pasar pero sabía que no podría. ¿Cómo vería ahora a los ojos a Edward? No solo era el hermano de Alice. Era el ser más perfecto sobre la tierra y ahora me constaba de sobremanera. Pero también era mi profesor. Aunque quisiera evitarlo, tendría que verlo al menos de lunes a viernes. Suspire y me hundí más en la tina, deseaba poder quedarme ahí y jamás salir, no quería toparme nunca más con esos ojos verdes, ni con ese cuerpo perfecto al cual de ahora en adelante le estorbaría esa estúpida ropa. ¡Ay! Malditas hormonas.

Me quede en al agua hasta que comenzó a bajar de temperatura, salí de la tina secándome y vistiéndome, con mi cabello no hubo mucho que hacer, no había cepillos en el baño así que lo seque y lo deje despeinado, eche la toalla el cesto de la ropa sucia y salí del baño.

Edward POV

Acababan de abrir mi puerta mientras yo no llevaba nada de ropa. Cuando voltee a ver la puerta estaba ahí de pie Bella, completamente roja y mirándome fijamente. Tome la toalla y la envolví en mi cintura lo más rápido que pude. Intente decir algo pero no encontré nada coherente. Los nervios estaban acabando conmigo. Entonces me quede ahí de pie esperando que ella dijera algo o que saliera corriendo, pero ninguna de las dos cosas paso. En sus manos llevaba algo de ropa y una toalla, supongo que buscaba el baño y se equivoco, pero para nuestra mala suerte se había equivocado en el momento menos oportuno.

En cualquier otro caso tal vez me hubiera regocijado con el hecho de que una mujer me viera desnudo y sobre todo que me mirara de la forma en que ella lo hacia. No soy vanidoso, pero estoy consiente de que mi cuerpo atrae a las mujeres. Pero esta vez era Bella, en vez de sentirme complacido, me sentí nervioso y excitado. Aun sonrojada y sin quitarme la vista de encima ni yo a ella, se mordió el labio. Apreté los puños a mis costados. ¿Acaso no se daba cuenta de cuanto deseaba besarla cuando hacia eso? Quise en ese momento ir hacia la puerta, hacerla entrar y hacerla mía. Siempre he sido un caballero, pero también era hombre y Bella parecía estar dispuesta a sacar mi lado más sexual. Entonces el grito de mi hermana desvaneció esos pensamientos.

— ¡Mañana estará soleado! —Alice apareció en la puerta junto a Bella, fue entonces cuando ella dejo de verme para ponerle atención a Alice— podemos ir a la Push, tomar el sol y nadar un poco. Oh Edward deja de exhibirte, vístete por Dios y ya duérmete que mañana salimos temprano hacia la Push y tú Bella mueve tu trasero y deja de ver a mi hermano, te dije que el baño era la última puerta del pasillo.

Alice cerró la puerta y me senté en la cama y respire profundamente. Trate de olvidar el incidente y termine de vestirme solo con un pantalón. Fui al baño a limpiar todo y poner la ropa sucia en su lugar. Apague la música, la cual en ese momento no me relajo y me metí bajo las cobijas intentando dormir. Pero el cerrar los ojos lo único que veía era esos ojos achocolatados mirándome. Di mil vueltas en la cama y considere el ir a tomar otra ducha de agua helada. En vez de eso salí de la cama para bajar a la cocina y tomar algo de leche para que me ayudara a dormir.

Cuando cerré la puerta de mi cuarto, escuche al final del pasillo la puerta del baño abriéndose, entonces salio Bella con un ajustada pijama azul que resaltaba la palidez de su piel, la cual se veía suave y tersa, el short dejaba ver sus largas piernas, su cabello castaño estaba completamente despeinado y húmedo, caía sobre su espalda y sobre sus hombros dibujado el contorno de sus senos, esta de más decir que se veía malditamente sexy.

Levante la mirada hacia sus ojos, los cuales estaban avergonzados y su rostro completamente rojo de nuevo. Abrió la boca intentando decir algo pero la cerro inmediatamente. Entonces decidí ayudarla.

—Bella, lo que paso hace un momento fue…

— ¡Perdón! —grito bajando la mirada y acercándose un poco— Alice me dijo que el baño era la puerta de enfrente y entre sin pensar, yo jamás hubiera querido verte…

—Bella, fue un accidente —termine con la distancia y tome su barbilla para obligarla a levantar la mirada— hagamos de cuenta que jamás paso, y no se quizás en algunos años podemos contárselo como anécdota chistosa a nuestros nietos.

Sus ojos se abrieron sorpresivamente y los míos también al comprender lo que había dicho.

—Quiero decir, yo a los míos y tu a los tuyos.

—Si, claro —bajo la mirada de nuevo— solo te pido que Emmett no se entere, me mata y seguro a ti también aunque no hayas tenido la culpa.

—Ya te dije haré de cuenta que no paso, tu solo encárgate de mi hermana, puede llegar a ser muy indiscreta.

Asintió. —Me voy a… dormir… buenas noches Edward.

—Buenas noches Bella.

Sin saber que me impulso a hacerlo, me incline y la bese en la mejilla, no quise ver su reacción la cual seguramente era un sonrojo, así que seguí mi camino hasta la cocina.

Bella POV

Estúpido profesor perfecto. Debería aprender a dormir con camisa, no puede por la vida vistiendo solo unos pantalones y dejando al descubierto su perfecto y marcado torso. Además me había besado. En la mejilla claro, pero ese simple contacto se sintió como una corriente eléctrica que hasta este momento, unas horas después y acostada en la cama, no había dejado de sentir. No podía dormir, cerraba los ojos y veía a Edward desnudo. Esta bien lo admito, era una imagen que no podía –ni quería- borrar de mi cabeza, pero sabia que si me dormía empezaría a soñar con esa imagen y a hablar dormida. No quería que Angela quien ya dormía, se despertara y me escuchara teniendo sueños eróticos con Edward. Cerré mis ojos una vez más y me perdí en la oscuridad sin saber nada más.

Desperté con un pequeño duende saltando sobre la cama, era imposible que tuviera tanta energía a estas horas de la mañana.

—Arriba chicas, miren que maravilloso día —Alice corrió las cortinas y un sol cegador entro por la ventana. Era de esos pocos días en que el sol se dejaba ver en Forks, tal como Alice lo había predicho, ahora me parecía más aterradora.

— ¿Qué hora es? —pregunto Angela adormilada.

—Las 7, y apúrense, salimos a las 7:30.

— ¿A dónde? —pregunte.

—A la Push, Bella te lo dije anoche, ¿recuerdas? Cuando estabas viendo a…

— ¡Ya! Ya me acorde.

—Que bueno —ahí estaba de nuevo esa sonrisa malvada— aquí esta su ropa, Angela necesito que te apures, Rose y yo te dejaremos lista para cuando Ben llegue.

—Ben llegue… ¿A dónde?

—Le pedí que viniera a recogerte, así que vamos ¡arriba! —jalo a Angela fuera de la cama— tenemos solo treinta minutos y eso me estresa ¡Rose!

Rose entro al cuarto vistiendo un short blanco, bastante corto y ajustado, con una blusa rosita de tirantes. Traía en la mano una bolsa la cual me extendió.

—Esta es tu ropa para hoy, asegúrate de ponerte el traje de baño abajo.

—Pero yo no tengo traje de baño aquí —proteste al ver el diminuto short negro y el top azul— además esto es muy… muy tuyo Rose, no mío.

—El traje de baño esta en la bolsa, es mío, esta nuevo, te lo regalo —dijo Alice con una sonrisa— y vístete rápido, Emmett y Jasper no tardan en llegar.

—Es que esta ropa esa muy…

— ¡Shh! —me chisto Alice— más te vale que metas tu cuerpo en esa ropa o lo haré yo misma… Rose encárgate de Angela.

— ¡No! Esta bien, yo lo hago.

Tome la ropa mientras Angela, Alice y Rose se reían, salí del cuarto directo al baño cuando escuche a Alice gritar.

— ¡Asegúrate de entrar a la habitación correcta!

No había dudas, ella me había mandado a la habitación de su hermano con toda la intención, tal vez no sabia que lo vería desnudo, pero si sabia que me estaba mandando ahí. Me cambie rápidamente y peine mi cabello dejándolo suelto con un listón azul que combinaba con la blusa. Definitivamente Alice pensaba en todo.

Cuarenta y cinco minutos después estábamos los cuatro en el porche de la casa. Ben había venido por Angela los cuales no nos acompañarían y Emmett se encontraba en la casa por ciertas necesidades humanas. Al frente de la casa solo estaba en Jeep de Emmett y el Volvo de Edward. Yo camine hacia el Jeep pero Alice llego con Rosalie corriendo antes que yo.

—Jasper ¿puedes ayudar a Rose a subirse en la parte de enfrente? Tú y yo nos iremos en la parte de atrás —le dijo Alice.

— ¿Y yo donde iré? —pregunte sabiendo que no cabían más de cuatro personas en el Jeep— ¿en el techo?

—Ah no, en el Volvo de Edward —se encogió de hombros y Jasper la ayudo a subirse al Jeep y después desapareció el en el interior.

Escuche la estruendosa risa de Emmett quien venia acompañado de Edward. Vestía unas bermudas azules y una camisa blanca cerrada con un solo botón, lo cual dejaba ver su blanco pecho al descubierto. Su cabello estaba despeinado y traía unos lentes oscuros.

—Mantén tus manos en la palanca de velocidades —sentencio mi hermano a Edward para después reírse y subirse al Jeep. Arranco el auto y los vi alejarse.

—Prometo que manejare a la velocidad establecida —dijo Edward mientras me abría la puerta del copiloto.

No dije nada solo subí al auto. Todo el camino hacia la Push estuve mirando por la ventana. No me atrevía a mirar a mi izquierda para encontrarme con Edward. Aun me sentía incomoda por lo que había pasado la noche anterior. Mantuvo su promesa de no exceder la velocidad establecida, aunque pude notar su molestia con eso una vez que llegamos a la playa.

El sol se reflejaba en el mar, dándole un color azul con destellos blancos. Una vez que llegamos mis tres amigos y mi hermano estaban sobre unas toallas tomando el sol.

—Por fin llegaron ¿Por qué tardaron tanto? —pregunto Rose alzando una ceja.

—Traía conmigo a la señorita que se resiste a ir más de 20 k/h —se burlo Edward.

—Vamos a nadar —Alice se puso de pie, se quito la blusa y el short quedando en un traja de baño negro, Rose la siguió, el de ella era rosa y solo de ver a ambas mi autoestima perdió 20 puntos. 10 por cada una.

—Vamos Bella —Rose me tomo de la mano y me arrastro hacia el mar.

—No, no —protesto Alice— que se quite la blusa y el short, son muy delicados y con el agua la tela se puede maltratar.

—No —me negué. Había visto como me quedo el traje de baño de Alice, ella era mucho más delgada que yo, por lo que la parte de abajo me había quedado algo ajustada y aunque yo no tenía un busto muy grande si era algo más que el de Alice por lo que el top se ajustaba bastante.

— ¿Quieres que lo hagamos nosotras? —Alice tomo el botón del short y lo abrió para después bajar el cierre.

—Si no fuera mi hermana, esta seria una escena muy excitante —dijo Emmett quien recibió un golpe de parte de Edward.

Puse los ojos en blanco, era imposible discutir con Alice y me quite el short y el top, y amarre mi cabello con el listón. Sin voltear hacia donde estaban los chicos camine junto a mis amigas hacia el mar.

—Mi hermano no te quita la mirada de encima.

—Estas equivocada, seguro mira a Rosalie.

—No, a ella la mira Emmett, y a mi Jasper —comenzó a dar saltitos y lo saludo con la mano en alto.

—Y si sigues saltando así harás que le de un paro y no precisamente cardiaco —se burlo Rosalie y ambas estallamos en risas. Alice se ruborizo y detuvo los saltitos.

Entramos al agua y estuvimos jugando y platicando un rato hasta que nuestros estómagos nos avisaron que no habíamos desayunado. Salimos del agua y fuimos hasta donde se encontraban los chicos platicando. Tome mi toalla y empecé a secarme, me solté el cabello y olvide volver a ponerme la blusa y el short así que me quede solo con el traje de baño.

Comimos unos sándwiches que Alice y Rose habían preparado junto con unos refrescos. Después Alice me alejo un poco.

— ¿Qué pasa Alice?

— ¿Has notado como se ven tu hermano y Rose?

—Si

—Se me ocurrió algo, voy a pedirle a Jasper que vayamos a pasear por la orilla por aquel lado, y tú le pides a mi hermano que te acompañe también pero por este lado, así los dejamos solos.

—Alice no creo que…

—Por favor, por favor, por favor, ¿no te gustaría ver juntos a Rose y a Emmett? —había dado en el punto, además de ponerme esa carita de perrito moribundo a la cual no me pude resistir.

—Esta bien, vamos a dar un paseo.

Regresamos con los chicos y Alice le dijo algo al oído a Jasper y se levanto.

— ¿A dónde van? —pregunto Edward

—A caminar —contesto Jasper— regresamos al rato.

—Jasper…

—Edward no empieces —Alice lo interrumpió— volvemos más tarde.

—Ya vimos quien lleva los pantalones en casa —se burlo Emmett cuando vio que Edward no le respondió a Alice.

—Oh vamos Emmett, ¿de que te ríes? —le dijo Rosalie— tú haces lo que Bella quiere.

—No es cierto —se defendió Emmett.

— ¿Ah no? ¿Recuerdas el cumpleaños numero ocho de Bella? —Rose sonrió maliciosamente, sabia a lo que se refería.

—No digas nada Rosalie —amenazo Emmett.

—Yo quiero saber —dijo Edward— dime Rosalie, ¿que hizo Emmett?

—Bella quería a Winnie Pooh en su fiesta, pero el show que Reneé contrato tenia un compromiso ese día y no pudo ir. Bella le pidió a Emmett que se vistiera como Pooh y su hermano lo hizo. Salio con pintura amarilla en todo el cuerpo, con unos boxers amarillos y una blusa de Reneé roja.

A estas alturas Edward y yo estábamos riéndonos a carcajadas, mientras Emmett asesinaba con la mirada a Rose.

—Me hubiera gustado verlo —dijo Edward aun muerto de la risa.

—Tenemos fotos y video —le dije— cuando quieras puedes verlas.

— ¡Bella! —grito mi hermano y me reí más fuerte, Emmett se levanto y empezó a caminar hacia el lado contrario por donde Alice y Jasper se habían ido.

—Creo que se molesto —dijo Rosalie apenada

—Será mejor que vaya con el —dije intentando levantarme

—No, yo voy, yo conté su penosa historia, ahorita regresamos.

Rosalie se levanto y camino detrás de Emmett dejándonos a Edward y a mí ya un poco más tranquilos y en un silencio incomodo, sentía su mirada sobre mí pero no quería voltear a verlo. Sentí unos pasos detrás de nosotros y me gire cuando escuche mi nombre.

— ¿Bella?

Ahí estaba Jacob, mi mejor amigo al cual no había visto desde que me había confesado sentir por mi algo más que un cariño de amigos. Abrí los ojos de sorpresa y alegría. Me levante rápidamente y lo abrasé sin pensar.

— ¡Jacob! Que gusto verte de nuevo, ¿Qué haces aquí? —pregunte sin pensar en la obvia respuesta.

—Aquí vivo ¿recuerdas? —contesto sin quitar su mano de mi cintura— Bella te ves… hermosa.

—Gracias —baje la mirada un poco incomoda, escuche a Edward aclararse la garganta detrás de mi, voltee y lo presente.

—Oh, Edward el es Jacob Black mi mejor amigo —remarque la palabra amigo— y Jake el es Edward Cullen un amigo y también mi profesor.

Edward le estiro la mano con una sonrisa de burla en su rostro que no comprendí, Jacob lo dejo con la mano estirada.

— ¿Cuál es el chiste Cullen? —pregunto Jacob molesto.

—No es nada importante —Edward bajo la mano sin dejar de sonreír.

—Edward ¿de que te ríes? —pregunte un tanto molesta y curiosa.

—Bueno si tanto insistes, ¿recuerdas ese perro que mencione al cual Alice lo asesino con su comida? —asentí— era un perro café, grande y con el pelo desordenado. Se llamaba Jacob y de cariño le decíamos Jake.

Su hermosa sonrisa se extendió por su rostro intentando esconderla un poco, yo no me aguante y me reí bastante fuerte, era curioso que su antiguo perro se llamara como mi amigo y que verlo se lo haya recordado. Entonces me di cuenta que Jake había formado puños con sus manos y estaba respirando agitadamente.

—Que bueno que te resulte gracioso Bella —me dijo en un tono frió y cortante— quizás yo compre una araña y le ponga tu nombre.

Mi boca formo una O sorprendida y dolida por sus palabras, es cierto yo me había reído, pero jamás fue mi intención compararlo con un perro.

—Cuidado en como le hablas —sentencio Edward.

—Déjalo Edward —me puse entre los dos ya que se acercaban y los puños de Jacob se veían cada más vez más tensos— si quiere compararse una víbora y ponerle Bella me da igual, como todo lo que el hace.

No supe por que le conteste de esa manera. Sabía que le dolería. Vi que dejo de empuñar sus manos pero no me arrepentí de lo que dije.

—Bella no quise decir que…

—Déjalo así Jacob, nos vemos luego, vamonos Edward —lo tome del brazo pero no lo moví ni un centímetro, aun veía fijamente a Jake, entonces entrelacé mis dedos con los suyos y reacciono, camino junto a mi hasta alejarnos de Jacob.

Llevarlo así de la mano me hizo olvidar el incidente con mi amigo. No me molestaba, pero si me entristecía, yo sabia que Jacob a veces decía cosas que no quería, como aquella vez que dijo "prefería verme muerta" ya no recuerdo ni por que fue, pero si sus palabras. Pero hoy, aquí, junto a Edward eso parecía tener menos importancia, iba de su mano caminando por la playa. Seguimos en silencio hasta llegar a unas rocas donde el se recargo y me abrazo cuando vio mis ojos un poco humedecidos.

—Lo siento, no fue mi intención insultarlo —sus brazos se tensaron a mi alrededor— y el no debió tomarla contra ti.

No tenia cabeza para pensar, estaba en sus brazos y nada más importaba, cerré los ojos e inspire su aroma, era embriagador y sin lugar a dudas, jamás lo encontraría en una loción, era su aroma natural, tan dulce y varonil. Recordé como respirar y conteste.

—Se molesto conmigo por que… el me ve como algo más que una amiga, por eso lo molesto que yo me burlara, además es su culpa ser tan amargado —sonreí al recordar la sonrisa en el rostro de Edward.

—No lo culpo —dijo Edward aprentandome más contra el con un brazo y con la otra mano alzo mi rostro para mirarlo— sentir algo por ti y saber que no le correspondes debe ser muy… frustrante.

No quise pensar en lo que quiso decir en ese momento. Tampoco podía, me estaba viendo con esos ojos verdes que tanto me gustaban, y me abrazaba como si no quisiera dejarme ir nunca. Esto estaba mal, el era mi profesor, aunque el punto de mayor gravedad era que estaba casado. Puse mis manos en su pecho con la intención de alejarme un poco, pero el no lo permitió y acerco su rostro al mío.

Sentí su aliento chocar contra mis labios, era igual de enloquecedor como su aroma y entonces me deje llevar, deje que me embriagara con su aroma y su aliento, deje que me apretara más contra su cuerpo. Si me iba a besar… que así fuera.



domingo, 19 de septiembre de 2010

Phonography

Hello mis angeles hermosos !!! aqui les traigo este nuevo fic muy bueno y hot , espero q les guste
La historia pertenece a LIZ 19 FOREVER ella es de chile y muy buena yaq me deja , q las siga pervertiendo jijijiji, muchas gracias LIZ
aviso: la historia no me pertenece yo solo la publico .
Mil besitos
Angel of the dark
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Advertencia: Apto sólo para mayores de 18 contiene escenas no apta para quienes no tengan criterio formado

Los personajes de esta historia son humanos y para aclarar más aún son actores.


Cap. 1 LA LLAMADA

Vancouver – Canadá
 
— ¿Bella, que harás hoy? — me preguntó Rosalie.

Estaba tratando de convencerme para que fuéramos a un club no muy lejos del hotel en que estábamos quedándonos pero la verdad hoy estaba exhausta de las grabaciones y quería ir solo a dormir, así que pensé mientras caminábamos, en una excusa para decirle que no sin herir sus sentimientos. Con Rosalie nos habíamos hecho muy buenas amigas, mal que mal era la tercera película que rodábamos todos, pero la verdad no tenía intensiones de pasar una noche más en vela, ya bastaba con las que había pasado anoche y no precisamente divirtiéndome sino trabajando en la mitad de un bosque congelada.

 
— La verdad quede en conectarme para poder hablar con Jacob por la video cámara —le contesté y no tenía idea si esa era buena excusa o no pero no encontré otra que fuera lógica y suficiente para retenerme en un hotel en vez de ir a un club a pasarla bien con el resto de mis compañeros de labores.
 

— Oh —exclamó un poco decepcionada — pensábamos con Emmett en ir a un club, de hecho hasta Edward iba a ir, todos — exclamó alzando sus cejas un tanto entusiasmada.

 
— ¿En serio? ¿Edward irá? —le pregunté sorprendida.

 
Pero aunque de verdad me parecía tentador salir a divertirse un rato, en realidad me sentía cansada y con el cuerpo cortado, después de estar todo el día metida en un bosque sin chaqueta en pleno invierno era un milagro que no hubiera contraído gripe a esta altura y lo único que ansiaba era un baño de tina caliente. Me mordí el labio inferior dando un último vistazo al resto y ver el entusiasmo de Alice que jugueteaba con Jasper, era realmente incitante, bueno todos eran realmente divertidos y la pasábamos realmente bien pero, el cansancio era mayor.
 
Atraje mi vista al rostro de Rosalie quien tenía una expresión de perrito desolado que me tenía mitad convencida para ir, estaba a punto de sucumbir cuando mi celular sonó, lo miré —número desconocido —titilaba en el identificador. Me puse nerviosa al segundo, con desesperó apreté mis labios decidiendo si contestar o no — otra vez él —pensé ansiosa y me aleje de mi amiga para contestar.
 

— ¿Bueno? —contesté con el corazón literalmente en la mano, cuando escuche esa voz que estaba haciéndose demasiado conocida me sonroje.
 
Mi estomago se contrajo de sólo pensar en las locuras que había estado haciendo desde hacía aproximadamente tres semanas — jamás debí meterme a ese chat —pensé mientras trataba de articular palabra alguna sin que sonará con ansiedad.

Ocupada? —me preguntó con esa voz sensual que me hacía temblar.

 
Y pensar en las llamadas telefónicas que había sostenido con ese completo extraño a quién solo le conocía el teléfono celular y el apodo que había utilizado en el dichoso chat me hacía pensar que estaba realmente perdiendo el juicio al ser yo la que lo llamará en más de una ocasión, y sí las llamadas eran mutuas y de preferencia en la noche, lo que estaba comenzando a hacerme adicta a esta especie de juego que incluso las esperaba impaciente, mucho más impaciente que las de mi propio novio, pero la sensación de estar haciendo algo prohibido y loco me fascinaba, hacía que mi cuerpo se llenara de una extraña adrenalina, mejor que tomar drogas. Tragué saliva mirando a Rosalie

 
— No, ¿por qué? —le contesté alejándome un poco más de ella y no quería que comenzará el cuestionario al darse cuenta que ese "completo extraño postulando para psicópata" me seguía llamando – ¡Estás loca! ¡No debiste darte tu celular ni menos sin saber de dónde es, podría ser un psicópata! – me había recriminado con un grito de sorpresa mi querida amiga Rosalie cuando le había contado de mi pequeña gran aventura cibernética.

 
— ¿Sola? — inquirió nuevamente y mi estomago se apretó con tan intensidad producto de lo que sucedería si me encontrará sola en ese preciso momento. Fue entonces que supe que no podía ir a ese club, lejos iba a ser más entretenido subir a mi cuarto y quedarme en el hotel. Sentí que Rosalie me llamaba y le sonreí nerviosa y luego conteste a mi interlocutor.
— Dame cinco minutos y te llamaré —le dije colgando.
 
Me acerque a ella y traté de hacer que esta vez mi mentirá saliera mejor ahora tenía una motivación extra para quedarme.

 
— ¿Quién era? —me preguntó fumando de su cigarro. Suspiré y la miré a los ojos, me puse mis manos en los bolsillos y esa sonrisa de niña buena fue suficiente para que ella adivinara quién había llamado. Me miró de vuelta suspicaz y se largo a reír.
 
— Era tu misterioso telefonista ¿verdad?

 
— Sí —confesé poniéndome colorada hasta las pupilas mis ojos ya de seguro no eran marrones sino rojos como los de un vampiro furioso. Me reí nerviosa y ella me libero como la buena amiga que siempre era.



— Les diré que tenías jaqueca —resolvió y yo respiré aliviada, miró al resto que la esperaba en la vereda contraria a la nuestra, suspiró y me miró enarcando una ceja — pero en serio, estas volviéndote adicta a esas llamadas nocturnas, hazte ver —me reprochó seria pero yo la abrace.



— Gracias — susurré mientras ella me sonreía abrazándome de vuelta.



Apago su cigarro y corrió hasta los brazos de Emmett, al parecer les comentó sobre mi supuesta jaqueca porque todos voltearon a mirarme con cara de lastima, se despidieron con la mano y yo les devolví el gesto sonriendo pesarosa. Apenas se perdieron calle abajo entre al hotel.



Me dirigí presurosa hasta el ascensor que me llevaría a mi habitación y me pareció eterna la espera, ver como se encendían y apagan los números que indicaban en que piso estaba el ascensor era tortuoso. Cuando por fin llegó a la planta baja se abrió y sin siquiera esperar a que las personas en su interior bajarán entré, pulsé el botón con el número del piso donde estaba mi habitación y me recargue contra la pared interior. Miré mi reloj y le había dicho cinco minutos me quedaban dos para llegar hasta mi habitación. Tomé entre mis manos mi pequeña blackberry y sonreí al pensar la ansiedad que me causaban sus llamadas.
 
Sin darme cuenta el ascensor se detuvo en mi piso y baje, caminé rauda por los pasillos sin poder acallar la sonrisa en mi rostro, cuando llegue a la puerta de mi habitación, mi corazón se aceleró de nuevo. Me apreté los labios de solo pensar que hoy volvería hablar con él sobre esos temas tan… tan educativos y había aprendido de biología mucho más que en mis años escolares en estas pasadas tres semanas.



Me reí sola de los puros nervios y esta situación estaba realmente superándome, como decía Rosalie se estaba haciendo adictiva pero no me importaba. Deslice la tarjeta por la cerradura y mi puerta se abrió, entré. Suspiré al ver que la luz de mi habitación estaba tenue, cerré lentamente la puerta recargando mi cuerpo unos minutos antes de hacer lo que debía hacer.



Tomé entre mis manos mi celular, deslice mis dedos por la pantalla buscando en el directorio de contactos, el contacto que me interesaba llamar. Reí ante el nombre que le había puesto a mi "telefonista misterioso" — Mi amor perdóname —susurré apretando el botón de llamada.



Tuck, tuck, tuck,



Mi corazón se aceleró, mi boca se seco, me mordí el labio mientras esperaba que él contestara y finalmente al quinto repique lo hizo.



— Completamente sola — exclamé sin siquiera saludarlo y esa había sido nuestra manera de tratarnos. Lo cual me excitaba sobre manera, esa rudeza que él empleaba era demasiado atractiva.



— ¿Sentada o parada? —preguntó con voz aterciopeladamente roca y mi corazón se disparó, mi respiración se hizo pesada y eso que aún no decía absolutamente nada, me senté en el sillón de cuero que adornaba mi flamante habitación.



— Sentada en un hermoso sillón, largo con grandes y cómodos cojines de un color negro oscuro, es cuero para ser exacta. ¿y tú? —le contesté con la voz más sensual que pudiera hacer o interpretar y como agradecía ser actriz.



— A tu lado — susurró —justo detrás de ti, rosando levemente tu espalda con mi cuerpo. ¿Cómo andas vestida? —inquirió y era realmente loco lo que había comenzado a hacer.



Era increíble que me encontrara en un país lejano teniendo este tipo de llamadas con un completo extraño pero me encantaba y había despertado un lado que no conocía en mí. Este hombre había despertado mi parte pervertida al máximo tanto que ya ninguna fantasía estaba quedando sin que se la hubiera dicho. Era prohibido y moralmente mal visto sobre todo porque yo era una mujer comprometida pero me fascinaba sobremanera.



— Jeans a la cadera, una blusa, botas y ropa interior negra —le contesté recostándome en el sillón para ponerme cómoda, mis mejillas se tiñeron levemente y mi temperatura corporal estaba incrementándose peligrosamente.



— Aún cerca de tu espalda —comenzó a decirme y cerré mis ojos para que mi imaginación volará como lo había hecho otras noches.



— Deslizo ambas manos por tus brazos hasta llegar al comienzo de tu blusa, separó la tela de tu cuerpo que esta tibio y justo cerca de la base tu cuello, comienzo a deslizar mis labios cerca de la clavícula luego te doy pequeños besos húmedos hasta la base de tu nuca —exclamó y era fascinante como lograba que yo me concentrará en sus palabras perdiendo la noción del tiempo y el pudor.



Tomando una iniciativa que no tendría si estuviera realmente parado frente a mí.



— Yo me apego a tu cuerpo y deslizo mis manos por tus muslos para sentirte —le susurré. Pero él me interrumpió



— Bajo mis manos, deslizándolas por tu pecho, mis dedos van tocando cada uno de los botones de tu blusa y comienzo lentamente a abrir uno por uno mientras susurro en tu oído, ¿sientes mi respiración tibia en él?



— Ajá —fue todo lo que pude articular, mi corazón estaba latiendo furioso en mi garganta de solo escucharlo.



Sentía mis mejillas de un rojo furioso y ahora estaba completamente recostada en el sillón con mis ojos apretados conteniendo las reacciones de mi cuerpo y con mi mano en el lugar que él estaba describiendo y haciendo exactamente lo que estaba diciendo.



— ¿Marie? —preguntó llamándome por mi segundo nombre y él único que conocía, yo traté de respirar para seguir con mi parte de la historia.



— Me giró — dije tosiendo para hacer mi voz fuerte —enfrentando nuestras caras, estoy frente a frente contigo mientras mi blusa esta abierta dejando ver — no alcance a terminar porque me interrumpió.



— Tu hermosa piel blanca, tersa, suave y esos pechos cubiertos por tu lencería negra provocativa, ambos suben y bajan al unísono de tu respiración.



La reacción que provoco no se dejo esperar, saboree mi labio con mi lengua y apreté el aliento por no exclamar un sonido demasiado vergonzoso, ahora yo lo interrumpí tomando el control del relato.



— Pongo mis manos en tu pecho y deslizo suavemente mis palmas, por tu torso hasta llegar a tu estomago, a la altura de tu cintura tomo entre mis dedos tu polera y comienzo a subirla hasta sacarla completamente, la arrojo al suelo. Tu torso desnudo esta a escasos centímetros de mi pecho, me acerco, ladeo mi rostro hasta hacer que mis labios se encuentren con tu cuello y de ahí subo son la punta de mi lengua hasta el lóbulo de tu oreja izquierda —le dije y tenía claro que mi voz sonaba bastante distorsionada pero otro efecto de él y sus conversaciones era que no importaba, no había vergüenza con mi extraño y misterioso telefonista. Pero era su turno en la conversación y no iba a quitarle su "papel".



— Al mismo tiempo deslizo mis manos por tu espalda atrayéndote hacia mi cuerpo, lo hago muy lentamente hasta llegar a tu cadera. Viajo con la yema de mis dedos hasta el botón de tu pantalón.



Mi turno pensé al imaginarme esas manos fuertes y varoniles en mi cremallera.



— Abro mi boca solo lo necesario para rozar sutilmente con el interior de mis labios húmedos la punta del lóbulo de tu oreja mientras susurró en un suspiro tu nombre —y guardé silencio intencional, como me gustaría poder tener a alguien que siguiera tan bien mis improvisaciones.



¡Este tipo debería ser actor! Pensé mientras deslizaba mi lengua sobre mis labios en un intento de no perder el aliento.



— Desabotono tú pantalón, meto mis manos frías en su interior bajando por tus nalgas hasta rozas tus muslos acariciándolos —Ahora pude sentir que su voz se había distorsionado también.



¡Exquisito! Era la única palabra que se me venía a la mente al tocarme yo misma pensando que era ese extraño. Así que continué.



— Bajo con mi boca rozando tu cuello hasta la base de este deslizando mi lengua tibia y humedad con un movimiento sutil pongo mis manos en tu pecho, deslizando mis dedos junto al medio de tu dorso desnudo y bajo dando pequeños besos inclinándome lentamente, mientras lo hago me separo del contacto de tu cuerpo por unos minutos hasta detenerme en la base de tú abdomen. Estas recostado en el sillón, deslizo mis manos hasta tu ombligo donde juego con mi lengua y mis ojos te miran.



Una reacción de mi cuerpo me hizo acallar mi voz para darle paso a su parte del diálogo.



— Mis dedos desabotonan tu corpiño que cae sobre mi abdomen dejando libre tus pechos que rozan maravillosamente contra mi pantalón —exclamó él y cuando su voz calló continúe.



— Desabotono tu pantalón, el borde de tu ropa interior se ve provocadoramente, bajo el cierre descubriendo aún más ropa interior y tal vez algo que desea expresarse también —agregue y no pude evitar que una risa se escapará de mis labios. Él endureció el temple de su voz haciéndola incluso más ronca, lo que era más sensual y erótico.



— Me alzo y te beso en los labios mientras hago que te recuestes ahora tú sobre el sillón dejándome apreciar tus pechos desnudos. Tomo uno entre mis manos y lo acaricio, masajeo lentamente aún besando tus labios rompo el beso mordiéndolos lentamente mientras siento como tu corazón se dispara y tu temperatura sube aún más de lo que ya está. Deslizo mi palma tibia por toda tu garganta hasta llegar a la mitad de tus pechos, y de ahí sin quitarte la vista bajo hasta el comienzo de tu pantalón, que esta desabrochado y meto mi mano bajo tu ropa interior la saco junto con tu pantalón, deslizándola suavemente por tu vientre hasta llegar a tus rodillas y finalmente lo saco tirándolo al suelo. Subo mi vista y pongo mi cuerpo cerca de ti a un costado, deslizo mis dedos por la parte exterior de tu pierna y cuando llego a la rodilla apoyo la palma para deslizarla por la parte interior hasta llegar a la base del muslo donde deslizo mi dedo por el hueso de la cadera subiendo por tu vientre bajo deteniéndome justo al medio de…



— ¡Ummm! —exclamé interrumpiéndolo casi al borde de llevar esto demasiado lejos.
 
— ¿Estás ahí? —me preguntó conteniendo la risa

 
— Sigue, por favor, no te detengas —le pedí desesperada y era macabro que él me dejará en esa circunstancia. Suspiró y continuó
 
— Beso tu cuello y bajo hasta tu pecho mientras mi mano hace pequeños círculos en tu vientre bajo justo fuera de tu parte más intima… bajo besando todo tu cuerpo, deslizo mi lengua por tu estomago, bajo con mi mano por tus piernas, enterrando tenuemente mis dedos por tus muslos, cuando llego a tu vientre te beso ligeramente deslizando mi lengua por toda la extensión de tu vientre hasta que…
 

— ¡No te detengas! —insistí interrumpiéndolo en un chillido apenas audible
 

— Mis labios se topan con tu centro y lo rozan con suaves besos, mientras sientes mi hálito tibio por cada beso que te doy… mi lengua se introduce junto con la punta de mi dedo índice y tu…

Toc, toc, toc
 
Un jadeo fuerte escapo de mis labios, al unísono con el sonido de la puerta. Abrí mis ojos y estaba completamente desnuda en el sillón de la sala de estar de mi habitación con la boca abierta de la impresión y alguien riendo muy fuerte por el teléfono.

 
— Tengo que cortarte —anuncié tratando de controlar mi respiración mientras me sentaba
 

— Me debes una conversación donde sólo tú hablarás —me recalco calmando su risa

 
— Mañana, misma hora —aseguré divertida pensando en que mañana volvería a mi adicción. Colgué sin más.
 
Toc, Toc, Toc
 
Sentí insistentemente mientras me ponía mi ropa interior, la camisa y los pantalones, me arregle el pelo, suspiré para calmar mi cuerpo y mente, finalmente luego de unos segundos abrí la puerta. Tenía a Rosalie frente a mí con una sonrisa demasiado picará en el rostro.
 
— ¿Qué estabas haciendo? —me preguntó divertida, mientras entraba mirando a todos lados como buscando a alguien.



— ¡Dios! Bella hace demasiado calor aquí —advirtió abriendo una ventana y una ráfaga de aire helado entro en la habitación, helándome de inmediato y como agradecí que así fuera. Nos quedamos conversando y ella preguntando sobre mi misterioso telefonista.
 
Mañana siguiente Set de grabación

 
En eso entró Edward y ahí estaba mi "novio vampiro" se veía bastante serio pero traía sus labios curvados en una elegante sonrisa. Rosalie lo observó con extrañeza.
 
— ¿Sucedió algo divertido? —le inquirió con picardía

 
— Nada en lo absoluto —aseguró él sacudiendo su cabeza y luego se concentro en sus libretos.
 

En eso entró el coordinador de piso Stuart y nos miró, en su mano traía su blackberry.



— Chicos que bueno que los encuentro aquí a todos juntos — comenzó a explicar —dado lo que pasó el otro día con la tardanza de Jasper y cómo nadie podía ubicarlo necesito que me den todos sus celulares no queremos a nadie más perdido por Canadá —recalcó mirándonos a todos.
 
Rosalie fue la primera que saltó a decírselo.
 
— ¿Edward? —lo llamó haciendo que se concentrará en nosotros, busco en su chaqueta.
 
— Espera no me lo sé de memoria —se excuso y yo lo miré sorprendida.
 
Él me miró de vuelta con suficiencia.

 
— Es nuevo —comentó como si eso lo hiciera ver menos culpable, en eso comencé a dar el mío

 
— Anota —exclamé mirando al coordinador, suspiré tomando aire —el mío… mientras el sexy vampiro encuentra el suyo… es 08 —y comencé a dictarle mi número telefónico.
 
Edward me propinó una mirada de odio contenido mientras todavía luchaba por encontrar su número en su "nueva" adquisición tecnológica.
 
— Aquí lo tengo —anunció mientras se le iluminaba el rostro — 09 —exclamó interrumpiéndome y comenzó a dárselo. Pero seguimos jugando a quien terminaba antes de dictárselo.
 
— 439 —dije ansiosa
 
— 544 —añadió él

— 67 —volví a decir justo cuando tomó aire
 
— 63 —exclamó él

— 90 —complemente enarcando mis cejas. Mis labios se curvaron en una sonrisa victoriosa, hasta que su voz aterciopelada se oyó.
 
— 11 — finalizó él
 
Ambos, sin poder evitarlo abrimos nuestros ojos como platos

 
— ¡Anoche eras tú! —dijimos al unísono.

Comentarios por fisss..........................

viernes, 17 de septiembre de 2010

1er Aniversario ¡GRACIAAS!

Siss primeroo que nadaa muchisimaas felicidadeees por el primer aniversario del blog, estoy segurisimaa que es el primeroo de muchos años.

Graciaas por haberme dado la oportunidad de participar contigoo y formar parte de este sitio, graciaas porque desde que nos conocimoos te portastee muy linda conmigoo y has compartidoo tu gusto por los fics conmigoo y graciaas a esooo ahora soy una viciosaaa jajajajaja

Graciias hermosaaa por ser tan especiaal y por haber creadoo estee lindooo blog :)

También muchisimaas gracias a todaas las personas que visitaan el sitio, que nos dejan sus comentarioos, muchaas graciaas por hacer que esto funcionee y por formaar partee de estaa gran familiaa que es Twilight..

Les mandoo muchoos besoss y abrasoss a todaaas, dios las bendigaaa y esperoo les gusteen las fotitooos :) lqmmmm(k)

Anitaa Culleen!









Esposa De Un Jeque

Y para comenzar con los estrenos les traigo esta adaptacion de mi querida Roza-DX-Cullen es una historia q no tranportara a una cultura diferente en donde a nuestra querida bella swan la compran como esposa , esta muy buena y  muy hot ya saben no se me quita eso de andarlas pervertiendo , q lo disfruten y por fiss dejen sus comentarios al final
Angel of the dark
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Capítulo 1


Bella pov

SEÑORITA Swan! No era la señorita Swan. Era Bella Swan, cautiva de El Halcón, un jeque que aún vivía bajo el código del desierto, donde sólo sobrevivía el más fuerte.

En aquel momento El Halcón se estaba acercando a ella. Podía oír su voz profunda hablando en una lengua que no comprendía, dirigiéndose a alguien que estaba fuera de la tienda y que ella no conocía. Intentó desatar las cuerdas que ataban sus manos. Fue inútil. Las tiras de seda eran suaves, pero fuertes; y no pudo liberar sus manos.

Si lo hacía, ¿qué haría? ¿Correr?

¿Hacia dónde?

Estaba en medio del desierto. El sol castigaba la tienda calentando su interior. No duraría ni un día sola en el vasto erial.

Entonces apareció él, de pie en la entrada de la ha bitación donde la tenían cautiva. Sus facciones estaban esculpidas por la sombra. Lo único que podía ver era su cuerpo grande enfundado en sus pantalones blancos y la túnica, típicos de su pueblo. Una bata negra caía de sus hombros hasta las pantorrillas. Tenía la cabeza cubierta con el turbante que lo distinguía como jeque. La cinta que lo sujetaba a la cabeza era de piel negra trenzada.

Estaba a menos de cinco metros, pero no obstante ella no podía verle la cara, oculta en las sombras. Sólo se distinguía el contorno arrogante de su man díbula.

—¡Señorita Swan!

La cabeza de Bella Swan se levantó de donde había estado reposando y lentamente miró lo que la rodeaba: las paredes tapizadas de seda ha bían sido reemplazadas por paredes de cemento, ape nas alegradas por unos pósters anunciando la presen tación de un libro. Eran las paredes del salón de descanso de la Biblioteca Pública Whitehaven, mu cho más cerca del frío y húmedo Seattle que del de sierto del Sahara.

Una luz fluorescente iluminaba las facciones de la mujer que tenía delante.

—¿Sí, señora Maggi?

La señora Maggi, jefa de Bella, vestida con una chaqueta azul de un color casi idéntico al de las paredes de la biblioteca, respiró con impaciencia.

—Estaba en las nubes otra vez, señorita Swan.

Bellase sintió molesta por el reproche en la voz de la mujer mayor, a pesar de su ilimitada pacien cia. Si el hombre de sus fantasías hubiera mostrado su cara, tal vez no se habría sentido tan frustrada. Pero no lo había hecho. Aquella vez no había sido distinto. Era curioso, pero su imaginación no podía crear un rostro para el jeque. Ni tampoco se dejaba ver la cara de El Halcón en su fantasía.

—Aún estoy en la hora de descanso—le recordó ama blemente a la mujer.

—Sí, bueno, pero...—Al reconocer el comienzo de un sermón que le era familiar, Catherine reprimió un suspiro. Sabía que su hora del almuerzo iba a ser interrumpida. Nuevamente.

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Edward pov

Edward Masen entró en la biblioteca y buscó con la mirada a Bella Swan. Su foto estaba grabada en su mente. Su futura esposa. Aunque los matrimonios arreglados no eran raros en la familia real de los Masen, el suyo sería único.

Bella Swan no sabía que iba a ser su esposa. Su padre lo había querido así.

Una de las condiciones del trato entre el tío de Edward y Chralie Swan era que Edward convenciera a Bella de que se casara con él sin que ésta supiera el arreglo que habían hecho su padre y el rey Aro. Edward no había preguntado por qué. Había estu diado en Occidente y sabía que las mujeres americanas no veían los matrimonios acordados con la misma ecuanimidad que las mujeres de su familia.

Tendría que cortejar a Bella . Pero eso no sería una tarea difícil. Aun en un matrimonio arreglado, el príncipe Volturi debía cortejar a su prometida. Y aquel matrimonio no sería diferente. Él le daría un mes.

Hacía diez semanas, Charlie Swan había infor mado a su tío de un posible yacimiento de minerales en las montañas de Jawhar. El americano le había su gerido hacer una sociedad entre Excavaciones Swan y la familia real de Cullen.

Los dos hombres habían estado negociando aún los términos del acuerdo cuando Edward había sido ata cado mientras cabalgaba en el desierto al amanecer. Las investigaciones habían revelado que el intento de asesinato había sido perpetrado por el mismo grupo de disidentes responsable de la muerte de sus padres ha cía veinte años.

Edward no sabía bien por qué el matrimonio de Bella había sido parte del trato. Sólo sabía que su tío lo consideraba conveniente. La necesidad de visas per manentes podría haber sido el motivo de la familia real. Como esposo de una americana, Edward podría conseguirlas sin problema. No habría necesidad de pa sar por canales diplomáticos, y así podría preservar la intimidad y el orgullo de su familia.

La familia real Cullen no había pedido asilo po lítico en los tres siglos de su reinado y jamás lo haría. Y puesto que Edward ya se ocupaba desde hacía años de los intereses de la familia en América, que lo eligie ran a él había sido lógico.

Charlie Swan también había visto un beneficio en el matrimonio. Su preocupación por la soltería de su hija de veinticuatro años había sido evidente. Según él, ni siquiera había salido con chicos.

Las negociaciones de Charlie Swan y su tío ha bían culminado en que decretasen el matrimonio de Edward con Bella Swan.

Edward vio a su presa al otro lado de la sala, ayu dando a un niño pequeño. Se estiró para sacar un libro de un estante, y su chaqueta negra de punto, que lle vaba encima de una falda recta, llamó su atención. Se ajustaba a sus pechos y revelaba unas formas muy fe meninas. Se excitó.

Aquello era inesperado. En la foto se veía una mu jer bonita, pero no una exótica belleza como las que él había tenido en el pasado. El hecho de que hubiera re accionado tan rápidamente ante semejante visión ino cente lo hizo detenerse en su camino hacia ella.

¿Qué le había excitado tanto? Tenía la piel blanca, pero no de alabastro. Era castaña , pero de un tono claro, y con el pelo recogido como lo tenía no llamaba la atención. Sus ojos chocolates lo habían impresionado en la foto, y eran aún más sorprendentes al natural.

A excepción de sus ojos, no sobresalía nada de ella, pero la reacción de su cuerpo era innegable. La dese aba. No era la primera vez que sentía aquella excita ción. Pero otras veces había tenido que tener más esti mulación. Habían tenido que ser mujeres con unos andares felinos, una ropa adecuada, o un aspecto des lumbrante. Bella Swan no mostraba nada de eso. Era una sorpresa, pero agradable. Una atracción física auténtica haría más fáciles las cosas. A él lo ha bían preparado para cumplir con su deber sin tener en cuenta la atracción personal. El país era lo primero. La familia lo segundo. Sus necesidades y deseos lo úl timo.

Caminó y se detuvo a la izquierda de ella. Cuando el niño se marchó, Edward alzó la mirada y descubrió que había un hombre frente al escritorio.

Bella le señaló algo en el monitor de su ordena dor, pero su mirada se dirigió un segundo a Edward . Y luego se posó en él. Edward la miró y luego notó por el rabillo del ojo que el hombre al que ella había estado ayudando, se había alejado. La siguiente persona de la cola pasó desapercibida, puesto que la atención de Bella se centró en Edward . El sonrió.

El cuerpo de Bella se puso tenso y su rostro se sonrojó. Pero no desvió la mirada.

El satisfacer el deber sería sólo una cuestión de transformar aquella atracción en deseo de casarse, pensó él.

—¡Señorita Swan ! Preste atención. Tiene gente que atender.

Aquella mujer debía de ser la jefa de la que Charlie Swan le había hablado cuando le había hecho una reseña de su hija.

Bella se puso más colorada.

—Lo siento. Se me ha ido el santo al cielo—no se amedrentó. Se dirigió a la persona siguiente en la cola, se disculpó y les preguntó qué deseaban.

La jefa se alejó resoplando, como un militar mo lesto por verse privado de su grado.

Edward esperó a que se terminase la cola y luego sa ludó a Bella .

—Buenas tardes—le dijo. Ella se sonrojó otra vez.

—Estoy interesado en telescopios antiguos y la con templación de las estrellas. Quizás pueda indicarme al guna referencia.

—¿Es un nuevo hobby que tiene?—preguntó ella con un brillo de interés en los ojos.

Era tan nuevo como que se había interesado a partir de la conversación con el padre de Bella.

—Sí.

El padre de Edward había compartido la pasión de Bella por aquel tema. Pero desde su muerte, sus li bros habían permanecido en sus estantes del observa torio del palacio de los Volturis.

—Es uno de mis temas favoritos. Si tiene un minuto, le mostraré la sección dedicada a ello y le aconsejaré al gunos libros que me parecen particularmente buenos.

—Con mucho gusto.

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Bella pov

Bella intentó contener su excitación mientras guiaba a aquel hombre imponente hacia la sección científica de la biblioteca. Aquel aura de poder que emanaba era suficiente para turbarla. Pero el hecho de que tuviera las características físicas del hombre de sus fantasías le hacía perder el control por com pleto.

Debía medir cerca de un metro noventa. Su cuerpo era musculoso y grande; la hacía sentir pequeña, aun sabiendo que no lo era. Tenía el pelo sedoso, y apenas un poco más oscuro que sus ojos. Y de no haber ha blado un inglés impecable, hubiera pensado que era el jeque de sus fantasías.

Sintió un deseo desconocido para ella. Siempre ha bía creído que una sensación así sólo podía sentirse con el tacto. Pero se había equivocado.

Se detuvieron frente a una hilera de libros y ella sacó uno y se lo dio.

—Éste es mi favorito. Tengo una copia de la primera edición en mi casa.

Edward tomó el libro y sus dedos se rozaron. Fue como si hubiera habido electricidad al tocarse.

—Lo siento—él la miró.

—No es nada.

Él abrió el libro y lo miró. Ella sabía que debía irse a su escritorio, pero no podía moverse.

—¿Me recomienda alguno más?—él cerró el libro.

—Sí.

Y le estuvo señalando varios libros y periódicos du rante diez minutos.

—Muchas gracias, señorita...

—Swan. Pero por favor, llámeme Bella.

—Soy Edward.

—Es un nombre griego.

—Sí.

—Pero su inglés, es perfecto.

¡Qué tontería había dicho!, pensó. Mucha gente de origen árabe vivía en la zona de Seattle, América, y era la segunda o tercera generación de la familia asentada allí.

—Así debe ser. El tutor real se sentiría molesto si no fuera así.

—¿El tutor real?

—Perdone. Soy Edward Masen Volturi, príncipe de la familia real de los Volturis.

Ella se quedó sin aliento. ¡Había estado hablando con un príncipe durante más de diez minutos!

La idea de invitarlo a presenciar una reunión de la Sociedad de Telescopios Antiguos se le borró de la ca beza por completo al escuchar aquello.

—¿Puedo servirlo en algo más?

—Ya la he distraído más de la cuenta.

—Hay una sociedad que se ocupa del tema de los te lescopios—no pudo reprimirse.

—¿Sí?

—Se reúnen esta noche—le dijo la hora y el lugar.

—¿La veré allí?

—Probablemente, no.

Estaría allí, pero se sentaría al fondo de la sala. Y él no parecía un hombre dispuesto a ver nada desde la se gunda fila.

A ella tampoco le gustaba, pero no sabía cómo cambiar las costumbres de toda una vida.

—¿No va a asistir?

—Siempre voy.

—Entonces, la veré allí.

—Habrá mucha gente.

—La buscaré.

«¿Por qué?» Bella estuvo a punto de preguntar en voz alta.

Pero en cambio sonrió y respondió

—Entonces, tal vez nos encontremos.

—Yo no dejo esas cuestiones libradas a la suerte.

Sin duda. Parecía una persona decidida.

—Hasta esta noche, entonces.

Él hizo sellar los libros que ella le había recomen dado y se marchó.

Bella lo observó irse, segura de algo: el jeque de sus sueños ya tenía cara.

Tendría las facciones de Edward.



Angel Of The Dark 1 ANIVERSARIO !!!

Hello mis angeles hermosos!!! hoy es un dia muy especial para mi , ya es nuestro primer aniversario y todo gracias al apoyo de ustedes q han estado con nosotras a lo largo de los meses , apoyando con sus comentarios. muchas gracias mis niñas hermosas .
Y como soy muy buena les tengo varios estrenos pa festejar ya q tengo q hechar la casa p or la ventana. en fin no se q mas decirles estoy muy feliz y agradecida con ustedes por todo les mando mil besitos a todas mis siss, anita muchas gracias por estar conmigo en esto q es mi pequeño tributo a Twiligth , y a mis siss meli , alejandrita q fueron con las q inicie pero por circuntancias del destino no pudieron continuar con nosotras a todas ustedes les mando un beso y una abrazo
gracias nenas por su apoyo. me despido
les mando mil besitos
ANGEL OF THE DARK