CAPÍTULO VIII.- FELICIDAD
BELLA POV
Los días siguientes a mi
entrega absoluta a Edward fueron maravillosos y nos dedicamos a conocernos por
completo, nuestros gustos, nuestras aficiones, lo que odiábamos, en fin, todo
lo que se comparte con tu pareja.
Edward me sorprendía cada día,
era una persona maravillosa y cada día lo amaba más. Nos entregábamos con
pasión desmedida y amor incondicional. Todos en la casa estaban felices y por
fin se respiraba ese aire de tranquilidad, de pasión, de amor.
Ya era noticia pública que
Bella Swan era novia del magnífico empresario Edward Cullen y a pesar de ser
mayor que yo, creo que al ver el amor que nos profesábamos no hacían mayores
comentarios de lo poca ortodoxa de nuestra relación.
Seth y Alizze en un principio
se mostraron reacios a las nuevas noticias, pero con los días aceptaron mi
nueva relación y me apoyaban en todo, ellos todavía no se llevaban del todo
bien y a veces me molestaba un poco.
Un día en la tarde me dirigía
al estudio de Carlisle para nuestra clase de historia griega que era nuestra
afición, allí pasábamos parte de la tarde sumergidos en esos textos estudiando
y deleitándonos con las historias de los dioses griegos, era tan fascinantes
que a veces se sentía transportada a ese mundo de ensueño.
Al llegar al estudio escuché
que Edward le encargaba a Carlisle que averiguara lo que más pudiera sobre mis
amigos, me extrañó esa petición y el tono que estaba utilizando, ya estaba
aprendiendo a conocerlo y ese tono era de absoluta desconfianza hacia mis mejores
amigos.
En la noche le pregunté a
Edward sobre el tema y evadió diciendo que era sólo por mi seguridad, que
quería saber a ciencia cierta la clase de personas con las que me relacionaba,
no le creí, pero dejé pasar el tema cuando Edward me envolvió en sus brazos y
nos perdimos en la pasión.
La relación con el resto de la
familia se entrelazó aún más que antes, pero con el que tenía mayor afinidad
era con Emmett, nos llevábamos de maravilla y tenía la extraña obsesión de
andar todo el día con una filmadora, le encantaba filmar a todos los miembros
de la familia haciendo distintas cosas, decía que era para la posteridad y
tenía muchas grabaciones.
Él decía que yo era su mejor
estrella, así que me seguía por todos los rincones de la casa para plasmar mis
mejores momentos, claro que si fuera por eso tendría que filmarme haciendo el
amor con Edward, allí si que era especial jajajaja.
La actividad favorita de la
familia era cantar karaoke, así que por las noches nos preparábamos, cantábamos
y hacíamos las representaciones de los artistas que escogíamos, era muy
divertido, pero siempre me hacían trampas por lo que la que más cantaba era yo,
no me quejaba, disfrutaba mucho cantando, además con Emmett siempre
preparábamos alguna tontera, como cuando cantamos love the way you lie, el
chiste es que yo imitaba a Eminem y Emmett a Rhianna, todos se mataron de la
risa al escuchar cantar a mi hermano oso, su voz era horrible y más aún
imitando la voz de la chica.
De a poco fui descubriendo otro
tipo de música y aunque siempre prefiera el rock por encima de cualquier cosa
debía reconocer que habían artistas buenos. Cuando descubrí casi por casualidad
a Adele me volví loca, o sea, la tipa canta sensacional y la música es muy
buena, y qué decir de la letra de las canciones, espectacular. Así que ella
pasó a mi lista de favoritos y cuando canté una canción de ella todos
aplaudían, especialmente mi vampiro, quien al escuchar el tono de voz que
adopté para interpretar la canción y que me saliera lo más parecida a Adele se
volvió loquito y los Cullen tuvieron que salir pitando, ya que Edward me tomó
en brazos antes de que la canción terminara y me llevó hacia el dormitorio.
Todas esas actividades quedaban
grabadas. Cuando pasaran los años veríamos las cintas y nos reiríamos a carcajadas
de todas las locuras que hacíamos.
No había día en que no
hiciéramos el amor, y por lo general eran varias veces al día y las noches,
wow, casi no dormía, no le reclamaba a Edward por estar sumamente cansada, ya
que muchas de las veces era yo la que lo seducía.
Edward me había enseñado
distintas maneras de amarlo y cada vez me sentía más desinhibida, me sentía tan
mujer, tan sensual. Edward recalcaba a cada momento lo mucho que me amaba y lo
sexy que era, no podía sentirme mejor a su lado.
El lazo se sentía casi tangible
entre nosotros y más en Edward, parecía que él no podía estar si no era conmigo
al lado, donde iba él estaba a mi lado, quería pasar cada segundo pegado a mi,
incluso pospuso varios viajes de negocio por no separarnos ya que yo por colegio
no podía viajar con él. Todos se extrañaban de este hecho, porque si bien es
cierto que al crear el lazo se siente un dolor casi físico al no estar juntos
demasiado tiempo entre nosotros era más amplificado, como dije anteriormente
Edward no soportaba estar sin mi.
Cuando estaba en el colegio
sentía su presencia cerca, así que en los recesos iba a los sanitarios y allí
estaba mi milagro personal esperándome y con dolor me miraba cuando debía
volver a clases. Este hecho subía mucho mi ego, me sentía poderosa. Imagínense,
tremendo tipo colado de una niñata del demonio.
Algunos comentarios como
siempre no eran amables, pero a mi me importaba una mierda, me envidiaban, las
zorras del colegio no entendían que Edward, el soltero más codiciado se hubiera
fijado en mi y que prácticamente babeaba cuando me miraba.
Las caras que ponían las
estúpidas me daban risa, cuando Edward me iba a dejar y a buscar todos los días
al colegio, esas zorra trataban de llamar su atención de las maneras más bajas,
pero Edward ni las miraba, así que pasaron a las agresiones en mi contra, lo
cual disfrutaba mucho dejándolas en su maldito lugar.
No era de desconocimiento para
los profesores lo mucho que me molestaban y el peso que tenía mi familia,
especialmente Edward que había amenazado con sacarme del colegio, lo cual
dejaba a éste con un gran hueco en su cuenta corriente, ya que los Cullen eran
benefactores importantes del colegio, así que Edward utilizó esa baza para
dejar en claro que las agresiones de parte de cualquier alumno o profesor hacia
mi se pagaría caro.
Por supuesto yo podía pelear
mis propias batallas y me molestaba que Edward utilizara esas artimañas para
defenderme, no lo necesitaba y cuando le reclamé se molestó diciendo que no le
gustaba que me anduviera peleando y llegara a casa con moretones, rasmillones y
esas cosas, era tonto, mi vampiro tonto y más lo amaba, no podía estar enojada
con él por mucho rato, ya que me daba tratamientos llenos de besos, poemas,
canciones cursis y cosquillas.
Antes esas cosas me hubieran
molestado y hubiera tratado a cualquiera que hubiera intentado hacerlo de
imbécil, cursi, ridículo, de patada en el culo y un montón de cosas más, pero
definitivamente mi vampiro me había conquistado y ahora añoraba cada palabra o
gesto ñoño de su parte, Dios, era una completa cursi sin remedio, pero me
encantaba.
Ahora íbamos juntos al bar,
nadie se atrevía a mirarme de manera sensual, todos sabían que Cullen era mi
novio y que además era muy, muy celoso. Dejaba claro que yo era suya, al igual
que yo marcaba mi territorio con él, ya que las zorras que iban al bar eran más
atrevidas y descaradas que las del colegio, pero cuando agarré a una del
cabello y la pasee por el suelo mientras le gritaba que si volvía a ver sus
sucios ojos en mi novio de nuevo la dejaría hecha mierda. Por supuesto me creyó
y nunca más lo volvió a mirar, claro que tonta no era y cuando estaba en el
escenario podía ver que había muchas mujeres que le dedicaban miraditas
calenturientas, pero después reflexioné, él era mío, no miraba a ninguna mujer,
sólo a mi, así que no sería tan mala y mientras no pasaran de miraditas no me
molestaría, total no todas contaban con la suerte de tener a un hombre como ese
a mis pies.
Hoy me había acompañado a ver
al ginecólogo, no es que estuviera asustada de quedarme embarazada de él, eso
era imposible, pero como había iniciado mi vida sexual, mis hormonas andaban
disparadas y hacían estragos en mi cuerpo. Cuando me llegó la menstruación
sufrí de dolores horrorosos que me tuvieron en cama por varios días. Edward
sufría mucho, ya que mi sangre le era muy apetitosa y no le sentaba bien beber
de mi mientras yo me retorcía de dolor, además sollozaba por mi malestar, así
que me llevó donde un ginecólogo y éste me recetó pastillas anticonceptivas.
Fue tan incómodo y oí a Edward
gruñir cuando el médico me hizo los exámenes de rutina, ya que me hizo una eco
para descartar embarazo u otra cosa, Edward miraba con odio al médico cuando me
pidió sacarme la ropa y ponerme la bata que se usa para estos casos, pero le dediqué
una sonrisa y se calmó un poco.
Seth y Alizze se hacían cada
día más apegados a mi y me encantaban, eran tan ridículos cuando empezaban con
sus tonterías de que mantuviera contento a Edward en todos los planos,
especialmente en el sexual, ya que decían andaban muchas moscardonas detrás de
él, trataban de darme consejos sexuales y les gritaba que se metieran en sus
problemas, que en ese plano no teníamos ningún problema con Edward, ellos se
carcajeaban por sacarme de las casillas. Cuando hablaban con más seriedad me
decían que ellos siempre estarían a mi lado, pasara lo que pasara estarían para
mi, sólo para mi, que ellos me querían como a una hermana y me protegerían de
todo, que cuando tuviera cualquier duda o problema no dudara en contarles nada.
De verdad agradecía en el alma ese apoyo, ya que desde hace tiempo o supe más
de mis amigos del internado, cuando llamaba a Jake nunca estaba disponible,
hablé con una compañera y me dijo que Jake había sido retirado del internado
por su padre y nadie sabía nada de él. Me pareció extraño, Jake no le gustaba
la vida que llevaba su familia, pero supongo que no tuvo más opción que irse,
lo que no era impedimento para que me llamara o cogiera mis llamadas.
Del que nunca más supe fue de
James, suena duro decirlo, pero me importaba una mierda lo que fuera de él, me
había herido y eso no lo perdonaba, menos a él.
Así que el apoyo incondicional
y medio loco de mis amigos me reconfortaba mucho, ellos no eran precisamente
amables con Edward ni Edward con ellos, pero por mi hacían el intento de
llevarse bien y eso también lo valoraba mucho, todos trataban de hacerme sentir
lo más feliz que pudiera y no puedo negar que a veces sentía una especie de
pánico por tanta felicidad, pero después me convencía que era una tontera mía.
- Bella, te extrañé tanto,
tanto – dijo Edward besándome con necesidad
- Amor, pero si sólo estuviste
un día fuera – Edward había tenido que viajar urgentemente, porque tenía el
negocio muy abandonado y si bien es cierto que lo extrañé horrores, él me
extrañó más, siempre era así y a veces me sentía mal, sentía que él me amaba
que yo a él.
- Si, pero, sin ti siento que
no puedo existir Bella, es tan raro, es como si me faltara el aire y yo no
necesito respirar.
- Lo se amor, a mi me pasa
igual, te extrañé vampiro, mucho, mucho – dije enrollando mis brazos en su
cuello y dejándole besitos en su mandíbula
- Mmmmm, Bella, te juro que
trato de comportarme como un caballero, pero no puedo, maldita sea no puedo.
Gruñó mientras me llevaba en
volandas hacia nuestro dormitorio, si, nuestro, desde la primera follada
compartíamos dormitorio, él nunca se había permitido algo así, pero conmigo lo
hacía y se sentía maravilloso.
Al llegar al dormitorio me
arrojó en la cama mientras él se sacaba la ropa lentamente, me encantaba cuando
hacía eso, era presenciar el mejor espectáculo para mis calientes ojos, me
daban ganas de gritar "metro Golden meyer presenta" y la verdad es
que en varias ocasiones lo hice en alta causando la risa de Edward, pero ahora
me dedicaba sólo a mirar, era magnífico, su cuerpo musculoso, pero no en
demasía, sus brazos tonificados, sus hombros anchos, cintura angosta y esos
huesos en la cadera en V que me volvían loca y por los que me encantaba pasar
mi lengua a gusto.
- ¿Te gusta lo que ves amor?
- Jodidamente si – gemí cuando
quedó desnudo frente a mi con su erección monumental entre su mano mientras me
miraba de manera ardiente, el movimiento de su mano de detuvo y quise gritar
que siguiera tocándose.
- Desnúdate Bella, desnúdate
para mi nena – lo dijo casi de manera brusca y eso me excitó aún más, me
encantaba cuando Edward se volvía medio dominante
Saqué lentamente mi ropa
moviéndome de manera sinuosa arrodillada sobre la cama, cuando la ropa estuvo
fuera de visión tirada en cualquier lado clavé mis ojos en él, me miraba de
manera desquiciada sobando de manera fuerte toda la longitud de su falo.
- Quiero que te acuestes,
extiendas tus piernas lo que más puedas y te toques para mi placer Bella,
quiero verte acabar con tus propios dedos nena.
Dios, esto era tan sucio y tan
rico que gemí de placer antes sus exigencias. Por supuesto hice lo que me pidió
y lentamente mis dedos fueron tocando cada porción de mi cuerpo abierto para
él. Mi cuello, mis senos, mi abdomen, mis muslos y finalmente mi centro. Estaba
muy mojada, rodee mi clítoris hinchado mientras escuchada un gruñido de su
pecho. Sus movimientos se hicieron más rápidos y duros. Mi cuerpo se arqueaba y
no demoré en adentrar dos dedos en mi centro. Gemimos al unísono y nuestras
miradas estaban perdidas en nuestros sexos húmedos.
- Un dedo más nena, uno más,
Dios, eres tan putamente caliente, aggggg, si, más rápido nena, muévete más
rápido.
Gemía sin control viendo cómo
su miembro delicioso estaba cada vez más duro y grande, líquido pre seminal
salía de su punta y ansiaba tomarlo en su boca como tan bien me enseñó. Me faltaba
tan poco para venirme, sentía como mi interior se ajustaba a mis dedos, el nudo
en mi bajo vientre a punto de explotar.
- Si, si, nena, vente, vente
para mi, grita mi nombre con todas tus fuerzas – no pude aguantar más y grité
su nombre casi desgarrando mi garganta con mi espalda tensa como arco.
Se acercó a mi, él no había
acabado y su miembro rozaba mi mejilla juguetonamente.
- Quiero que me exprimas con tu
linda boquita, quiero que me hagas acabar preciosa.
No fue necesaria más
persuasión, se arrodilló a horcajadas en mi torso, tomó su verga y la dejó
frente a mis labios ansiosos. Le di una lamida por toda su longitud arrancando
un jadeo de su boca entreabierta para después ir tomándolo lentamente, era tan
grande que tenía que relajar mi garganta al máximo para que entrara casi por
completo y digo casi, porque no cabía, así que lo que no entraba lo tomaba en
mi puño en movimientos sincronizados para darle mayor placer. Tomó mi cabello
rudamente pero sin causarme gran dolor mientras embestía cada vez más fuerte,
me follaba la boca de manera deliciosa, sentía sus testículos golpear mi
barbilla, pero yo quería llevar el control, así que con mi otra mano tomé sus
testículos tensos en mi mano y los presioné levemente haciendo que mordiera su
labio inferior reprimiendo un gruñido, pero perdiendo ya que éste salió de
todas maneras subiendo mi nivel de lujuria, la sangre bombeando enloquecida en
mis venas calentando cada partícula de mi cuerpo.
- Más Bella, más, así, siiii,
así nena, asíiii, - gritaba Edward mientras sus embates se hacían más rápidos.
Dejó de embestir por un momento, si, eso era lo que quería, lo quería a mi
merced, mordisquee su hinchada punta mientras apretaba más sus testículos y
después los sobaba, apretaba y sobaba. Arremoliné la lengua en su ranura
mientras mi mano lo masturbaba fuertemente.
- Dios, Dios, Dios – cantaba
religiosamente Edward mientras volvía a engullirlo en mi garganta, sentí su
pene palpitar, estaba a punto de correrse, pero ahora no quería que se corriera
en mi boca, estaba perdida en la lujuria y lo quería por todo mi cuerpo.
Lo saqué de mi boca e iba a
protestar, pero no lo dejé.
- Quiero que marques mi cuerpo
Edward
- ¿Qué? – dijo abriendo más sus
ojos negros por la excitación
- Quiero que marques con tu
semen todo mi cuerpo, márcame Edward márcame ahora, lo necesito, necesito
sentir tu leche caliente en mi cuerpo, márcame, márcame – grité como una
posesa.
Desplazó su cuerpo más abajo,
quedando a horcajadas entre mis caderas, tomó su pene en su puño y maniobró
duramente, mientras una de mis manos se alojaba en mi centro preparándome para
acabar juntos, nunca habíamos hecho algo así y lo encontraba tan pecaminoso y
delicioso. A los pocos minutos y entre jadeos y respiraciones entrecortadas nos
corrimos juntos. Sentí su semen caliente caer en mi vientre, mis pechos y por
último en mi cara. Fue tan jodidamente caliente.
EDWARD POV
Mi nena ardiente acababa de
dormirse entre mis brazos, Dios, estaba jodidamente enamorado, hechizado por
esta niña que hacía conmigo lo que quería.
Había llegado con la firme
intención de dominarla y el dominado había sido yo, Dios, cierro mis ojos y
vuelvo a evocar horas atrás cuando perdida en el placer me gritó que la marcara
con mi semen, Mierda, lo hice y fue lo más jodidamente caliente que había hecho
hasta ahora, me dominó, me subyugó completamente, ver caer mi semen en su
cuerpo me hizo perder la cabeza completamente, me sentía como un animal que
acababa de marcar su hembra y eso era ella, mi hembra, mi mujer, mía solamente,
pero ella también me había marcado, era completamente suyo, yo era su macho
rendido a sus pies.
No me apenaba que mis hermanos
me molestaran porque no podía estar sin Bella ni un minuto, sin ella era como
dejar de respirar, me dolía el cuerpo, se me partía el corazón.
Siempre estaba tras sus pasos,
ella se movía y por consiguiente yo me movía detrás de ella, éramos como
imanes, era una dependencia total la que sentía por mi niña por lo que mis
hermanos se burlaban constantemente de mi, me importaba una mierda todos los apodos
que me ponían, yo era feliz, inmensamente feliz.
Con Bella explorábamos nuestra
sexualidad con esmero, no teníamos pudor en pedir lo que queríamos y deseábamos
experimentar. Íbamos de la mano en descubrir nuevas poses, nuevas maneras de
darnos placer, nuevas maneras de enloquecernos mutuamente. Ella era única y
tenía la gran dicha de reclamarla como mía.
Sólo había un par de cosas que
no habíamos probado, pero lo haríamos pronto, ya le había dicho y aunque en un
principio se vio un poco temerosa confía en mi y sabe que nunca le haría daño.
Así que aceptó que la tomara completamente. De sólo pensar que en cualquier
momento podría tomarla por allí mi erección se disparaba y es que el culito
respingón de mi mujer era tan tentador que siempre me lo quedaba viendo con
hambre de penetrarlo, de hacerlo mío, de perderme en ese placer que sólo ella
podría darme.
Ya estaba duro otra vez, pero
la dejaría dormir….por ahora, no quiero que enferme ya que todas las noches
damos rienda suelta a nuestra pasión y ella casi no duerme antes de irse al
colegio. He tratado de controlarme, pero me es imposible alejarme de ella, de
su cuerpo, de su sangre, del calor de su centro.
En varias ocasiones me la he
follado en los baños del colegio, ya que como un dependiente de heroína en
busca de su droga allí la espero en los recesos. Se que soy un maldito bastardo
por cogerla de esa manera, pero ya dije anteriormente, no me puedo controlar y
no se si con los años lo podré hacer, mi mujer me hace arder de una manera tan
poco común incluso entre los de nuestra especie y ella no se queda atrás, ya
que le encanta seducirme y volverme loco, somos unos malditos calientes. Tanto
así que mi familia está pensando seriamente en mandarnos a vivir juntos a otra
casa lo suficientemente lejos de ellos para no escucharnos en nuestras
maratones de sexo, ellos tampoco entienden bien lo que nos pasa, es cierto que
los vampiros tenemos el lívido más alto que otras especies, pero lo nuestro ya
está sobrepasando todos los límites, ninguno de mi familia son tan apasionados
como nosotros y eso que ellos tienen una vida sexual bastante activa.
Emmett se siente a veces
celoso, porque dice que ni en sus comienzos con Rose eran así como nosotros y
eso que ellos siempre se han jactado de su sexualidad explosiva.
Hoy era el cumpleaños 17 de mi
Bella y ya teníamos todo listo, después de su fiesta nos iríamos de viaje de
placer sólo los dos, serían unas mini vacaciones, era el momento ideal de
pedirle que fuera mi mujer ante todas las leyes. Si por mi fuera ya estaríamos
casados, pero quería darle estos meses que llevábamos juntos para que asimilara
nuestra relación, pero eso estaba más que claro desde la primera entrega, mi
padre como su tutor estaba de acuerdo en firmar el consentimiento. Todos
estaban muy contentos, sólo faltaba preguntarle a Bella y que ella aceptara, a
veces me pongo un poco paranoico, pienso que Bella me pueda decir que no y
rompa mi puto corazón muerto, Alice no puede ver nuestro futuro porque Bella no
se quita el medallón, no es impedimento para mi, ya que al beber de su sangre
tengo su aroma grabado en mi, pero los demás no pueden acceder a ella de
ninguna manera.
Bella dice que no se lo quita
por costumbre, le tiene mucho aprecio, las veces que se lo ha quitado por
petición mía cuando hacemos el amor se siente ridículamente desprotegida, la
dejo, total soy un completo dominado por mi mujer.
Ahora estábamos terminando los
últimos detalles de su fiesta. Bella no se encontraba en la casa y eso me tenía
nervioso, ya anhelaba sentirla junto a mi. Ella había ido a hacer un trabajo en
casa de sus amigos, amigos que por cierto no me terminaban de gustar nada, eran
muy raros, pero no teníamos nada sustancial para desconfiar de ellos, hace un
tiempo le había pedido a Carlisle que investigara su familia, pero estaban
limpios, eran una familia normal, aún así había algo que me hacía desconfiar y
no era precisamente porque ese chico hubiera tenido algo con Bella, había leído
su mente y no albergaba ningún tipo de sentimientos amorosos hacia ella, sólo
cariño fraternal, pero algo no me cuadraba en esos dos chicos extraños.
Cuando Bella terminara el
trabajo vendría a casa a alistarse para la fiesta, había invitado a muy pocas
personas, es que mi niña era muy selecta en ese aspecto, tenía pocos amigos en
los que confiaba plenamente y qué decir de amigas, sólo contaba con Alizze,
según mi Bella todas las demás era zorras que lo único que querían era meterse
en mi cama y en más de una ocasión se había lanzado en una pelea monumental con
algunas chicas y mujeres que se me insinuaban, no me gustaba que peleara, pero
ya había comprendido que su naturaleza era así, por su sangre corría la
violencia y necesitaba la adrenalina, además después que peleaba teníamos el
mejor sexo del mundo, en esos momentos era aún más satisfactorio, ella era la
cazadora y yo la presa, me dominaba con maestría y follábamos más duro que de
costumbre.
En un principio trataba de
controlarme en el plano sexual, ya que podía lastimarla e incluso matarla, pero
ella era siempre era la excepción a la regla y su cuerpo se adaptaba con
naturalidad a mi y mis embates, por más que lo hiciéramos duro, ella nunca se
lastimaba y eso era más que conveniente ya que no nos venía eso del sexo
calmado y pasivo.
Los días en que ella no acudía
a clases era cuando estaba con el periodo, no era porque estuviera con dolores
como al principio, ya que con las pastillas estaba genial, sino que no podía
dejarla salir de la cama, me perdía en su esencia, me la follaba a cada
momento, duro, muy duro. En un principio ella se sentía incómoda por ese
asunto, pero siendo un vampiro y ella emanando la sangre que cantaba para mi
era natural, de a poco fue perdiendo el pudor y los mejores orales se lo hacía
en esos días del mes, casi no me podía despegar de su rico y suculento coño.
Bebía de ella tres veces por
semana para no debilitarla tanto pero nunca me cansaba de su sangre, siempre
quería más, siempre ansiaba todo de ella, toda ella era una puta constante
debilidad y tentación en mi vida.
La fiesta fue magnífica, Alice
y Rose se lucieron con la decoración Y Esme con el banquete. Había montones de
regalos para mi niña, es que ella desde que llegó a nuestra familia se
convirtió en la favorita, todos siempre estaban atentos a cada cosa que
necesitara, todos se desvivían por verla cada vez más feliz.
Emmett le regaló un extenso
juego de juguetes sexuales, esposas, ropa interior comestible, consoladores,
aceites para el cuerpo, etc. Bella se carcajeó cuando lo abrió y un pequeño
rubor cubrió sus mejillas, me encantaba cuando se ruborizaba, eso hacía
encender más mi lujuria y necesidad de ella.
Rose le regaló una guitarra
perteneciente a su cantante y guitarrista favorita Joan Jett, Bella estaba que
flipaba de felicidad, Rose se había tomado muchas molestias para conseguir su
regalo, además estaba autografiada especialmente para Bella, ya que Rose había
llevado una de las tantas grabaciones que teníamos en casa de las actuaciones
de Bella tanto en el bar como en casa y ella había quedado encantada con el
talento de mi mujer.
Alice como siempre loca con la
ropa le había regalado una extensa colección de última moda, pero en el estilo
de Bella, o sea medio rockera, medio punk, medio grunge, además de comprarle a
un coleccionista privado por miles de dólares una polera andrajosa que había pertenecido
a Kurt Cobain, la cosa era espantosa, pero Bella casi llora de emoción cuando
la vio y no demoró en ponérsela encina de la ropa que traía. Se veía
extremadamente deliciosa. Estoy enfermo de amor.
Jasper le regaló unas entradas
a varios conciertos, Bella nunca había ido a ninguno, ya que había estado la
mayor parte de su vida en el maldito internado, así que ahora disfrutaría la
vida a concho y los conciertos los disfrutaríamos juntos.
Esme le regaló más ropa, dinero
y un juego de llaves, le dijo que más adelante sabría para qué era, yo por
supuesto que sabía, eran las llaves de nuestra casa, ella nos había comprado
una casa cerca de la actual, pero lo suficientemente lejos para no inmiscuirse
en nuestros asuntos con sus oídos desarrollados.
Carlisle le regaló una
colección de primera edición de los libros que Bella tanto adoraba de la
historia de los dioses griegos, Carlisle también había comprado a un
coleccionista privado desenfundando muchos miles de dólares, Bella estaba tan
agradecida y recibió todos los regalos con mucha felicidad y lloró cuando entre
todos la abrazamos.
Seth y Alizze le dieron una
pulsera que se veía antigua, muy bonita y cara.
Los otros pocos amigos le
dieron más pulseras, ropa, libros y otras cosas más, todo de gusto de Bella.
Yo, por supuesto le regalé los
pasajes que ocuparíamos en unas pocas horas más, lanzó un grito de alegría
cuando vio el destino. La llevaría a Grecia, ese lugar que sólo se atrevía a
soñar cuando leía sus libros de historia. Ahora por fin vería el lugar en donde
vivieron sus dioses griegos con los que tanto soñaba.
Al terminar la fiesta Bella
corrió a nuestro dormitorio a hacer las maletas, pero éstas estaban listas por
obra de las chicas, tenía todo lo necesario para pasar nuestras vacaciones.
Entre besos y caricias nos
despedimos de nuestra familia, estábamos felices de pasar tiempo solos aunque
fuera por pocas semanas. En el colegio estaba todo arreglado y Bella no tendría
problemas, además era una excelente estudiante y al regreso se pondría al día.
Grecia ya la había visitado y
desde que pensé en regalarle el viaje a Bella me rondaba una idea y ya la
estaba llevando a cabo, quería en su honor y amor por ese país y su cultura
poner un hotel cinco estrellas en ese lugar.
El viaje en avión pasó rápido
entre besos, arrumacos y lo mejor, nos unimos al club de las millas, o sea sexo
en el baño del avión, Jesús, esta niña me hacía perder los estribos, todos
escucharon nuestros gemidos apasionados, todos pensaban en nosotros cuando
salimos de los baños, a la mierda, todos deberían probar follar allí, era
maravilloso, un poco estrecho, pero sólo había que tener imaginación y buena
flexibilidad.
Alquilé un helicóptero para
finalmente llegar a destino, una vez en el hotel nos llevamos nuevamente por la
pasión y terminamos haciendo el amor en la lujosa alfombra de la suite.
En esos maravillosos días
recorrimos distintas islas y ciudades, visitamos los templos y me maravillaba
con las reacciones de Bella, ella me enseñaba sobre las mitologías mientras nos
deleitábamos con las magníficas edificaciones y su cultura, la diosa preferida
de Bella era Atenea, sentía una cierta fascinación por ella y cuando vimos su
escultura erigida tan imponente y Bella me relató su historia quedé embelesado,
pero no por la magnífica diosa, sino por Bella, se veía tan radiante mientras
miraba a la figura de la diosa que sin darme cuenta las palabras salieron como
tropel de mi boca. Había planeado meticulosamente el momento en que le pediría
ser mi esposa, iba a ser mañana en una cena romántica a la orilla del mar, pero
no pude resistir del hechizo de Bella y me arrodillé frente a la diosa y le
pedí ser mi esposa, mi mujer para toda la eternidad. Con lágrimas en los ojos
ella aceptó mientras se abalanzaba hacia mis brazos.
No podía ser más feliz, ella me
había aceptado, no sólo ser mi esposa sino que unirse a mi por toda la
eternidad, me entregaba su corazón, su sangre, su cuerpo y su alma.
Hicimos el amor en ese mismo
lugar como única testigo la estatua de atenea, fue un momento mágico, se que
siempre digo que nuestros momentos son especiales, calientes, desesperados,
pero ahora era realmente mágico, no se si era por la puesta de sol o el viento
que ondeaba de manera lujuriosa el cabello de Bella que por cierto hace tiempo
que se lo había dejado crecer y que ahora llevaba se tono natural, pero era
como si una luz envolviera el cuerpo de mi mujer, ella resplandecía, esta vez
no follamos, hicimos el amor y nunca me sentí como en este momento.
Bella se veía majestuosa, más
que la propia atenea mientras me cabalgaba perdida en el éxtasis de nuestros
cuerpos unidos, yo estaba completamente embobado viéndola cómo subía y bajaba
de mi dureza, su cuerpo brillaba, su sonrisa era ancha y sus ojos, Dios, sus
ojos eran luceros que me alumbraban y hacían perderme en sus torrentes
chocolatosos, estaba completamente anclado a ella, a ratos me perdía en la
bruma de todos los sentimientos que me estaba provocando, era como un sueño del
que no quería despertar jamás.
Llegamos juntos al orgasmo gritando
nuestros nombres y bebiendo de su sangre, no se si era por el momento mágico
que habíamos vivido, pero juraría que su sangre era más deliciosa de lo que ya
era, casi no pude parar de beber, la abrazaba tan fuertemente que Bella se
quejó de hacerle daño.
No entendía lo que pasaba, no
quería dejar de beber, no quería dejar de hacerle el amor, no quería dejar de
mirarla un solo segundo, esa noche nos quedamos escondidos en el templo e
hicimos el amor hasta que amaneció, cada una de las veces fue más mágica que la
anterior, no podía de dejar de pensar que todo era un sueño, pero los vampiros
no sueñan, así que sólo era producto de la emoción y la felicidad.
Cuando nos fuimos no éramos los
mismos, irradiábamos más amor, más sensualidad que antes, al menos eso veía al
mirar a Bella, era como si en unas pocas horas su magnetismo se hubiera
intensificado y no solamente lo pensaba yo, todos los hombres que se nos
cruzaban en el camino veían a Bella y enseguida sentían esa lujuria que
emanaba, gruñí un par de veces cuando un grupo de turistas se nos cruzó y
tuvieron una erección colectiva al observa a mi mujer y no eran solamente los
hombres, incluso las mujeres no podían dejar de mirar a Bella, es cierto que
ella siempre fue especial, yo desde que la descubrí como mi cantante, como mi
mujer, me costaba despegar los ojos y mi cuerpo de ella, pero ahora parecía una
broma de mal gusto que todas las personas de distinto sexo y edad miraran a
Bella como la miraba yo.
Ella no se daba cuenta, seguía
siendo la misma, pero yo bien sabía que algo había cambiado y era mía,
eternamente mía.
Nos bañamos en una cala privada
que alquilé para los dos, no quería más gente a nuestro alrededor, no quería
leer más mentes calenturientas mientras miraban a mi mujer.
El sol era delicioso y el mar
mojaba nuestros cuerpos desnudos mientras nos acariciábamos y nos besábamos de
manera desquiciada, así quería pasar el resto de la eternidad, desnudo y con
Bella en mis brazos comiéndonos el uno al otro.
Después de hacer el amor en el
mar nos tumbamos en la arena y empezamos a planear nuestro matrimonio, quedé
felizmente asombrado cuando Bella dijo que se quería casar enseguida, acá mismo
en Grecia y si era posible en el templo de atenea donde le pedí matrimonio.
Llamé por teléfono a mi familia
y les comunicamos las noticias, estaban felices y Esme sollozaba de felicidad.
Al día siguiente recibimos al
clan Cullen y empezaron los preparativos. Mientras tanto aproveché que nos
quedaríamos más tiempo y contacté a las personas encargadas de construir mi
nuevo hotel, se llamaría La Bella Diosa, en honor a mi Bella. Contacté a los
ejecutivos que administrarían el hotel, ya tenía una lista de las personas que
el encargado de personal había seleccionado, sólo quería comprobar si eran las
personas idóneas para cada cargo que desempeñarían. En ese sentido era muy
escrupuloso, no trabajaba con cualquiera.
Tenía que hacer todo ahora, ya
que después no tendría tiempo por la boda y la luna de miel, que aunque fuera
acá mismo en Grecia a pedido de Bella no quería interrupciones de ningún tipo
en nuestro tiempo de amor.
Nos casábamos en una semana y
la luna de miel duraría tres meses, si, era un tiempo largo, pero Bella dijo
que mandaba a la mierda el colegio, después tendría tiempo de sobra para
terminarlo, claro, tenía una eternidad para ello. Además a Emmett como siempre
se le soltó la lengua y Bella se enteró del hotel, así que pidió estar más
tiempo para que yo pudiera estar pendiente de los avances y dejara todo listo,
decía que no quería separarse de mi estando recién casados y la verdad es que
yo tampoco, así que dejamos la luna de miel y trabajo en tres meses.
Al llegar a una sala especial
que el hotel en que nos hospedábamos acomodó para la junta con el personal
ejecutivo me sentí inmediatamente sorprendido con la eficacia de los hombres y
las mujeres que trabajarían en el hotel, ya había leído su hoja de vida y ahora
al entrevistarlos uno a uno de manera personal, estaba muy contento con las
personas que trabajarían en mi hotel.
Sólo uno de los hombres no me
agradó, ya que en ese momento Bella apareció para traerme un café, ya que
llevaba horas encerrado entrevistando personal. Como ya era costumbre en estos
días, el maldito tipo no se cortó un pelo en tratar de ligarse a Bella, claro
él pensaba que era mi secretaria, pero al ver mi cara de disgusto se asustó
hasta la mierda. Lo eche cagando, nadie miraba a mi mujer así y menos un
trabajador mío, las personas que estaba afuera esperando su turno fue advertida
por mi parte de que si miraban a mi mujer mejor se fueran inmediatamente.
Las mujeres que estaban
esperando suspiraron pensando que Bella era tan afortunada y que yo era tan
hermoso y animal defendiendo a su novia, por lo menos estaba claro que Bella
era mía.
Al ingresar a la sala Bella me
miraba con cara de enfado, pero el mohín en su boca la delataba, estaba
caliente con mi actuar.
- Mmmmm, no sabe cómo me pone
cuando actúa como cavernícola señor Cullen – dijo mientras se acercaba
lentamente contorneando las caderas sugestivamente, mierda, ella era mi perdición.
- Por la mierda Bella, deja de
moverte y de mirarme así nena, tengo trabajo y quiero terminar ahora para que
esté todo listo para nuestra boda – pero ya era tarde, ella paseaba
perezosamente la mano por mi bulto sobre el pantalón, cerré los ojos y la
estampé contra la pared.
- Si Edward, cógeme ahora,
ahora – decía Bella mientras friccionaba su centro húmedo contra mi erección.
Sin hacerme de rogar le subí el
precioso vestido que llevaba arrancándole las bragas en el proceso, sus piernas
abrazaron mis caderas ya con los pantalones abajo y la embestí así apoyada
contra la pared, me importaba una mierda si habían personas esperando afuera y
escuchando, era mi mujer y quería que a todos los malditos les quedara claro.
No fui delicado y Bella tampoco
lo deseaba, fue una follada fenomenal, los gritos y jadeos salían de nuestras
gargantas como un coro en navidad.
Bella salió y al leer las
mentes de los que quedaban afuera comprobé que tras darle una breve mirada a mi
mujer bajaron la vista, pero sus mentes eran un revoltijo de emociones, todos
sabían lo que habíamos estado haciendo y la sexualidad que emanaba Bella no
pasaba desapercibido para nadie. Por lo menos lo pensaban y no lo expresaban.
Me faltaba una sola persona y
la hice pasar, era una mujer, más o menos de treinta años, muy hermosa, es más
era despampanante, en otros tiempos me hubiera calentado con sólo mirarla, pero
ahora no sentía ningún tipo de reacción hacia ella. Ella sería la encargada
deAdministración, tenía la típica estampa entre ejecutiva y modelo, trasero
generoso, pechos siliconados, cintrura estrecha, cara medianamente bonita,
creo, pero no era mi tipo, nadie más que Bella era mi tipo.